La leyenda del Val-Druîn

Cuando alguien piensa que el mundo es tan sencillo como para vivir sin hacerce un par de preguntas, a veces ocurre que se nos escapan un par de detalles de la vida...

Cuenta una antigua leyenda que, yendo un cazador hacia un lago cercano a su casa, apareció en él un dragón de escamas rojas, tan rojas que a su lado el fuego parecía incoloro. El cazador creyó que debería matarlo, pues en las historias que había escuchado en su juventud narraban grandes matanzas en que fieros y salvajes dragones cometían todo tipo de males. Comenzó a imaginar la fama que le daría el matar al dragón. Puso una flecha en su gran arco y se escondió tras un árbol esbozando un plan para darle muerte. Cerró los ojos, contó hasta tres y salió de detrás del árbol apuntando a...¿Dónde estaba el dragón?

-Hola-dijo una voz muy grave y tranquila detrás del cazador.-¿Quién eres?

El cazador giró lentamente y vio lo que segundos antes buscaba, un dragón, y quedó inmóvil esperando que le devorase.

-¿Quién o qué eres?-Insistía el dragón.

-Un humano-contestó el cazador.

-Un cazador humano...-Masculló entre dientes el dragón.-La última vez que vi a uno, intento matarme.¿Harás tú lo mismo?-Preguntó inocentemente.

-No, no...

-Es igual, no te comeré.

-¿De veras?¡Gracias!-Exclamó el cazador.

-¿Por qué me das las gracias? No te voy a comer porque los dragones somos herbívoros.

-¿Todos?-Preguntó el cazador, que cada vez respiraba más tranquilo.

-Claro-contestó el dragón creyendo que esa respuesta era obvia.

-Pero en las historias...

-¡Las historias!¡Las historias!-Se enfurismó el dragón.-¿No te has fijado en que en las historias siempre aparecéis como los mejores, como los dueños del mundo? Pero no te fijas en nada, ni siquiera ta ha extrañado que hable.

-Tienes razón...-Dijo resignado el cazador.-¿Cómo aprendisteis a hablar?

-¡¿Qué dices?!-Gritó enfadado.-Los humanos aprendisteis a hablar gracias a los animales.

-¿Y ahora, por qué no hablan?¿Se han convertido en bestias salvajes?

-¡Bestias! No hablan porque los humanos no merecéis conocer el saber de los animales. Además, ¿a quién llamas "Bestia salvaje"?¿Quién es más bestia: los animalillos que huyen de los humanos y matan para comer o los humanos que matan por matar a los animales y guerrean entre ellos para apoderarse de un mundo que no es suyo?

-¿Qué hay de malo en ello?Matamos porque...Quizá tengas razón. Pero somos la raza inteligente: construimos casas mediante árboles, tejemos ropa con vuestros pelajes...Lo aprovechamos todo.

-¿Acaso eso es ser inteligente? La inteligencia es como una rosa: es bella, alegra el día; pero necesita cuidados, y de eso los humanos ya se han olvidado. Sólo pensáis en vosotros: cuando quemáis un bosque para cultivar vuestros alimentos, no pensáis ni en los árboles ni en los animales que allí habitan; cuando taláis un árbol para levantar vuestros hogares, no pensáis en que las piedras cobijan más que la madera; cuando matáis un animal por mera diversión, no pensáis en su familia.¿Acaso no sois los humanos los que más teméis a la muerte? Entonces, ¿por qué sometéis a flora y fauna a ella?

El cazador descubrió lágrimas en los ojos de aquel dragón, el Val-Druîn, unas lágrimas del dolor producido por todas aquellas muertes innecesarias. Decidió entonces, el cazador, promulgar aquellas ideas hasta el día de su muerte.

Naturalmente, esto nunca llegó a suceder y por eso le llamamos leyenda. Cuando el cazador comenzó a decir y contar todo cuanto había acontecido, los otros humanos hicieron lo único que saben hacer bien: esconder la verdad matando a su paso al cazador y al Val-Druîn.

FIN