La Leyenda del Castigador (2)

Resumen anterior episodio: Hal ha crecido escondido en un mundo donde los hombres son un bien escaso. Unas marineras lo descubren en una playa y lo violan.

La leyenda del Castigador 2

Resumen anterior episodio: Hal ha crecido escondido en un mundo donde los hombres son un bien escaso. Unas marineras lo descubren en una playa y lo violan.

El secreto

Cuando su madre apareció por la noche, bien borracha, y se desplomo en la cama Hal no se atrevío a salir de su habitación. Lloraba agarrado a su almohada de encaje, recordando el brutal tratamiento al que le sometieron aquellas salvajes. Se sentia sucio, usado, manchado por algo que las tres brutales marineras le habían dejado en el cuerpo.

Vencido por el agotamiento nervioso Hal se quedo dormido en una colcha húmeda de lágrimas.

Al amanecer Hal amago despertarse como otro cualquier día. Saludo a su madre y preparo el desayuno como correspondía a su papel de hombrecito de la casa.

Sentía como le temblaban las piernas al andar, agotado del tremendo esfuerzo realizado el día anterior. La habían violado una detrás de otra, Angellica se había resistido un poco, pero en seguida se arrojo con mas pasión que las otras a cabalgar el juvenil miembro de Hal.

Cuando su infantil virilidad sucumbía a los abusivos embates de las lujuriosas sirenas procedían a drogarle de nuevo con el "enderezador", ese licor de gusto dulzón que volvía a resucitar su desinflado miembro una y otra vez.

Solo cuando terminaron la botella y comprobaron la imposibilidad de alzar esa nuez encogida a base de lametones (hal se moria de asco viendo aquellas bocas en su entrepierna), entonces pararon.

Lo abandonaron sollozando en la arena mientras oía las risotadas de las marinas.

Cuando volvió a casa se ducho cuatro veces intentando limpiar de su cuerpo la marca y el olor de aquellos monstruos. No se atrevía a decirle a su madre que había salido de día, consideraba que lo sucedido era el justo castigo por haber desobedecido a Sofía la Bianca. Hal se prometió que nunca más desobedecería las instrucciones de su madre.

Todavía estaba sirviendo la panceta, cuando un fuerte ruido irrumpio en la casa, inmediatamente el sonido de cristales rotos. Sofía la Bianca, con la experiencia de muchos años agarro el fusil de repetición que siempre estaba al alcance de su mano.

Con un brazo agarró a Hal y lo atrajo hacia sí, un fuerte puntapié derribó la mesa convirtiéndola en un parapeto. Dos rostros de mujer con gorras azules y una chapa metálica en medio asomaron por las esquinas de las ventanas, parapetadas detrás de sus pistolas

Sofía la Bianca, no ofrezca resistencia, entreguese. Sabemos que tiene retenido un hombre en esta casa. Esta detenida en nombre del Consejo.—ladro una de ellas

Iros al infierno, perras de la administración.—Sofía empezó a disparar contra la ventana.

Las policías respondieron al fuego y se parapetaron, pero al volver a alzarse una bala entro directa a la cabeza de Sofía la Bianca. Un de las policías había entrado por la ventana de la habitación de Hal y sostenía un hierro humeante en la mano.

Durante un momento pareció que Sofía iba a seguir en pie con un tiro en la cabeza, pero en seguida aquella mole de músculos se desplomó. Hal empezó a gritar descontroladamente cuando vio caer delante de sus ojos la cabeza destrozada y sangrante de su madre. Su mirada de cristal, desde el único ojo que permanecía en la cara, se quedo clavada en Hal como un mudo reproche.

Aunque pataleo las policías lo alzaron y lo sacaron hasta el furgón con rejas. Allí lo metieron con toda la delicadeza que eran capaces en atención a su condición de hombre. No por ello se evito Hal una caída contra el suelo. A través de la reja pudo ver como las policías sacaban el cadáver de su madre bajo una sábana y lo cargaban en la parte trasera del motocarro.

Continuara