La Leyenda de Terra (Parte 5): La reina serpiente

Alan, Alexia y Cassia están encerrados en la guarida de la reina araña. No sabemos que pretende hacerles, pero descubriremos que no son los únicos retenidos allí abajo.

No sé cuánto tiempo tardaron en transportarme, pero para mí fue una eternidad. Aunque cuando sentí como todo a mi alrededor se detenía, hubieran pasado segundos u horas, me notaba descansado, con energía. Pensándolo detenidamente no debía ser mucho tiempo, ya que aun mis músculos seguían ligeramente entumecidos por el orgasmo que me había proporcionado mi captora.

Solo pensar en ella me hizo excitarme. Aquel contraste de su pálida piel con el su pelo, sus ojos, aquellos labios pintados, sus uñas, incluso su vestido, podía afirmar que era una de las mujeres más bellas que había visto en mi vida. Aunque no fueran muchas.

Entre pensamientos y fantasías, no me había dado cuenta que llevaba quieto bastante rato. Hasta que una voz suave llegó a mis oídos.

-¿Estás vivo?- La voz se escuchaba apagada. Seguramente por culpa de la tela que me recubría.

-Sí.- Contesté lo más alto que pude para que quien estuviera fuera me ayudara.

-Estate quieto, voy a tratar de romper la telaraña.- Me avisó.

Yo esperé algo impaciente. Y entonces noté como algo rasgaba la tela que me recubría. Segundos después, me vi tumbado en una especie de celda con forma esférica. No había paredes donde poder apoyarse sentado, y la única zona recta estaba formada por unos cuantos barrotes en mal estado.

Con dificultad me erguí y me agarré la cabeza mareado. Cuando miré al frente vi a una joven, seguramente de mi edad, con unas pequeñas telas tapando su cuerpo. Tenía el pelo negro y corto. Sus ojos del mismo color que su pelo, me recordaban a los de la misteriosa mujer que me había recibido en aquel lugar. Su piel blanca atraía mi atención, sobre todo al ver que la tela que la recubría era muy escasa y estaba rota. Pero en un acto reflejo, al verme mirando a la extraña mujer, me alejé de ella.

-No te preocupes. No voy a hacerte nada.- Me avisó llevándose una mano a su pecho con gesto cariñoso. -Yo que tu no lo intentaría.- Me dijo al ver como mi mirada bailaba entre ella y los barrotes en mal estado. -Aunque consigas salir, te atraparan y te devolverán aquí. Esta es su guarida.- Me explicó con cierta pena.

-¿Quien... eres?- Conseguí preguntar, relajando ligeramente mi cuerpo.

-Me llamó Neam... Bueno, así me llama ella.- Se presentó formando una preciosa y dulce sonrisa. Su labios para nada tenían nada que ver con los de "ella". -Yo me he presentado, te toca.- Dijo con cierto tono infantil, para hacerme sentir mas cómodo en aquella situación.

-Alan...- Contesté en voz baja.

-Encantada, Alan.- Dijo acercándome su brazo para estrechárselo, pero cuando vio que yo ni me movía lo retiro quitándole importancia. -¿Porque me tienes miedo?- Preguntó directamente y clavando sus ojos en los míos.

-Tus ojos... Se parecen a los de ella...- Le dije sin apartar la mirada.

-Mi ojos...- susurró para si misma, como si entendiera lo que le quería decir. -Entiendo, pero no parecen malos recuerdo, ¿Eh?- Me dijo señalando con su mirada mi entrepierna.

Yo bajé la vista y me quedé sorprendido al ver mi miembro completamente erecto. Y no solo eso. Al haberme dado cuenta del estado de mi entrepierna, un pequeño dolor en mis testículos comenzó a aparecer. Un dolor semejante a cuando llevas mucho tiempo sin un pequeño desahogo. Al volver la vista al frente y encontrar a Neam mirándome algo divertida, traté de tapar mi miembro y pensar en otras cosas para que se redujera de tamaño.

-¿Pero quién es?- Pregunté.

-Ella es la madre de las arañas, Arachne.- Completamente asustado abrí los ojos de par en par. -Es fiel servidora de Caelum. Una de sus hijas predilectas.- Me explicó como quitándole importancia.- Pero, ¿Y qué te ha dicho ella?- Me preguntó desviando de tema.

-Nada. No parecía impórtale yo, sino mas bien mi cuerpo.- Le dije haciendo gestos raros.

-Me lo imaginaba.- Dijo soltando un suspiro y quedándose algo triste.

-¿Qué pasa? ¿Qué me va a hacer?- Pregunté exaltado.

-A ti nada. Quiero decir, que ella a ti no te va a hacer nada, mientras le seas útil.- Me explicó haciéndome tragar saliva. -Por lo demás no te preocupes. Solo quieres que te corras varias veces y dejes embarazada a su hija.- Aquella explicación me dejó helado, pero inconscientemente terminé recordando la mamada de la mujer y mi pene aumento de tamaño.

-¿Como lo sabes?- No creí que llegara a saberlo, pero quería desviar el tema para que no se diera cuenta de mi erección.

-Muy fácil.- Comentó con una sonrisa. -Yo soy su hija.


Mientras tanto...

Cassia comenzó a abrir los ojos lentamente. Se encontraba mareada y una fuerte presión se acumulaba en su cabeza. Cuando consiguió enfocar, en aquella penumbra, sus ojos se abrieron de par en par. Estaba colgada del techo... y no era la única. A su lado, decenas de cuerpos se encontraban colgados boca abajo. Trato de buscar a Alexia y a Alan, pero no encontró a ninguno. Desesperada trato de librarse de aquella especie de capullo, hecho con telarañas, en la que estaba envuelta.

Aun con lo fino que era, era más resistente de lo que se podía pensar. Cassia tuvo que utilizar mucha fuerza para conseguir liberarse. Pero había algo en lo que no había pensado. Al soltarse, su cuerpo cayó contra el suelo. Con un ágil movimiento, Cassia giró la cabeza, y consiguió desviar parte del impacto por su hombro y así rodar. Ahora en el suelo, su sangre comenzó a recorrer mejor su cuerpo y con la mente mas despejada, se dedico a quitarse los últimos trozos de la tela que la recubria.


-Su... su... su... ¿Hija?- El tartamudeo y los temblores que me recorrieron al descubrir aquello, hicieron parecer que estaba riéndome.

-Bueno... Eso me ha contado de siempre. Yo nunca he salido al exterior. Nací aquí abajo y desde que Gaia me bendijo, Arachne ha estado buscando un hombre que me embarace y le dé un legado. Ya que para ella, yo no soy digna de tal cosa.- Me explicó con mucha tristeza.

-Lo siento...- Susurré.

-¡Oh! Pero no te apiades de mi. Ahora que te han traído tengo una posibilidad de escapar.- Dijo mientras sus ojos se llenaban de una chispa que no había visto antes. -En el "ritual" de mañana ella bajara sus defensas. Si consigo asestarle una puñalada y matarla, las arañas me seguirán a mí.  Y podre salir de esta cueva y ver el mundo, jajajaja...- Un estridente risa salió de su garganta.

-Si no es indiscreción... ¿Porque no lo has intentado antes?- Pregunté un poco más suelto. Ahora que sabía que ella no era mi enemiga me sentía mas relajado, aunque la duda recorría mi mente, pensando en una posible trampa.

-Porque ella ha sido muy poderosa siempre. Pero desde hace poco, su afán por que yo le dé una descendencia a aumentado. Como si supiera que no le queda mucho tiempo.- Explico ella. -Así que mañana será un buen momento. Descansa. Lo necesitaras.- Me dijo, tumbándose en el suelo y durmiéndose.

Yo también me tumbé pero no podía pegar ojo. El miedo y la sorpresa de lo que me acaba de contar Neam me tenían alerta. Pero finalmente mi cuerpo se rindió y termine por dormirme.


Cassia por fin liberada estiro su cuerpo y desentumeció sus músculos preparándose para cualquier cosa. Miró a su alrededor y vio varios cuerpo tapados con tela de araña y colgados del techo como había estado ella. Temerosa de que Alexia pudiera estar en uno de ellos, empezó a liberarlos. No fue hasta el cuarto, que encontró a Alexia inconsciente. Con los ojos llenos de lagrimas y arrodillada acunó a Alexia en sus brazos.

-Por favor, Gaia... No dejes que se muera. Por favor.- Le rogaba y le pedía Cassia a la madre protectora de todos, Gaia.

Pero entonces, entre sus suplicas y su plegarias en una parte de la habitación en la que se encontraban, un brillo oscuro, rodeado de un humo morado apareció. Y tras unos largos segundos para Cassia, una figura apareció y se adentró en el lugar.

-Tú... Tú no eres Gaia... ¿Qué haces aquí?- Preguntó Cassia asustada, al reconocer a la extraña mujer.

-Querida Cassia. Tu, todopoderosa, Gaia ni se ha dignado a presentarse en tu ayuda. En cambio yo, vengo para darte un poder que no tiene nadie, y ¿Me temes?- Quiso saber la mujer. A medida que se acercaba a Cassia y  Alexia, la luz fue iluminando su cuerpo tapado por un vestido azul oscuro, y poco a poco su rostro, hasta hacer visible su característico pelo de color rojo.

-No pienso aceptar ese poder tuyo.- Rugió Cassia. -Prefiero morir.

-¿Y entonces que será de la pobre Alexia? Ella sigue viva, y si tu mueres, no tendrá forma de escapar.- Aquel comentario llenó de esperanza a Cassia, pero a la vez sabia que lo que aquella mujer le decía era cierto.

-No creas que seré tu sierva.- Le amenazó Cassia acercándose.

-Ni lo espero. Tu solo eres una pieza más en esta guerra.- Comentó con desgana. De pronto de su ojo derecho asomo una lagrima. La mujer lo recogió con un dedo y se lo tiró a Cassia, impactando en su pómulo. -Ahora ve, Cassia. Mata a tus enemigos, como la nueva Reina de las serpientes.

Cassia miró sorprendida a la mujer y cerró los ojos por el brillo que emanaba de la lagrima que este, le había tirado. Cuando los volvió a abrir el brillo había cesado, pero cuando quiso dar un paso para buscar a la mujer, se cayó de bruces. No tenia piernas. En su lugar una enorme cola de serpiente sustituía todo de cintura hacia abajo.

-Te maldigo, Caelum.- Siseó Cassia, que ahora tenía una lengua bífida y unos ojos amarillos.


Cuando me desperté me encontré tumbado y atado con tela de araña sobre una piedra rectangular y completamente lisa. Tiré y tiré tratando de soltarme pero estaba firmemente sujeto. Al mirar a mi alrededor comprobé como decenas de ojos de color me vigilaban. Sabía que aunque me soltara sería imposible huir, por lo que me relajé y traté de pensar en algo.

Miré a mi alrededor y me encontré en una habitación mucho mayor de cualquiera en la que hubiera estado en lo que llevaba bajo tierra. Aun lado de la piedra donde yo me encontraba, había una especie de trono vacio, mientras que al otro lado se podía intuir la silueta de una entrada sin ninguna puerta, por donde entraba algo de luz, además de la poca que emanaban algunas antorchas colocadas en la sala..

Poco después al fondo la habitación, por el hueco de la entrada, aparecieron dos figuras, una mayor que la otra. Tuve que achinarlos ojos para acostumbrarme a la luz, pero hasta que las dos figuras no se acercaron no las reconocí. Eran Arachne y Neam. Conociendo la verdad que me había contado Neam, pude comprobar que parecía cierta. Neam era la versión reducida de Arachne.

-Bien, bien. Parece que ya estas despierto.- Saludó Arachne acercándose a mi cara. -Supongo que la tela curativa de mis queridas arañas, te habrá hecho sentirte lleno de energía, ¿Cierto?- Me dijo mirándome a los ojos con una sonrisa entre malvada y picara. De un tirón rompió la tela que ocultaba ligeramente mi cuerpo, dejándome completamente desnudo.

La idea de que madre e hija me miraran desnudo me excitado provocando que mi pene diera un par de votes pero sin llegar a alzarse. Arachne sonrió complacida al ver que, yo, aun estando en peligro sería capaz de excitarme con el tratamiento adecuado. Por lo que sin decir nada mas, agarró mi miembro y comenzó a masturbarme de forma lenta pero agradable.

-Vamos pequeño.- Me animó con un dulce pero sonrisa falsa.

Cerré los ojos y traté de resistirme al pequeño placer que me daba la reina de las arañas, pero entonces recordé las palabras de Neam. Debía de serle útil, sino me mataría. Por lo que finalmente me deje llevar por los movimientos y traté de disfrutar de los que podían ser los últimos días de mi vida. Como resultado, mi miembro comenzó a ganar tamaño, pero no el máximo que podía.

Arachne, que empezaba a impacientarse, chasqueo la lengua y con un rápido movimiento hundió mi pene en su garganta. La humedad y estrechez de su boca me dieron el suficiente placer como para que mi pene se volviera duro y rígido, tal y como ella quería. Tras lamer un poco mas mi miembro, Arachne se separó de mi.

-Te toca hija. Dame un digno sucesor.- Le pidió separándose de mi.

-Sí, madre.- Obedeció Neam, quitándose las pocas telas que tenia tapando su cuerpo, quedando completamente desnuda.

Con tranquilidad se acercó hasta mi y se subió sobre la piedra, quedando ahorcajadas sobre mí, pero sin introducirse mi pene. Me miró a los ojos y por un instante pude ver a Arachne de joven subida sobre mí. Neam parecía dudar sobre si hacerlo o no. Aunque más bien, conociendo su plan sabía que estaba deseosa de matar a Arachne, más que otra cosa.

-Adelante hija.- Le animo Arachne desde su trono, en el cual se había sentado para mirar el "ritual".

Neam sin decir nada, paso su mano por su entrepierna varias veces, hasta que la sacó llena de fluidos, los cuales derramo sobre mi miembro para humedecerlo. Sin decir nada se incorporó y con cuidado comenzó a descender sobre mi introduciendo mi miembro dentro de ella. Pude ver como se mordía el labio fruto del placer, pero ella no dijo nada. Ni si quiera me miro.

-Eso es, querida hija. Exprímelo.- La volvió a animar.

Neam por su parte comenzó a cabalgarme con un ritmo lento pero continuo. Su vagina estaba húmeda y caliente además de ser bastante estrecha. Lo que provocó que el rozamiento fuera mayor y ambos nos excitáramos cada vez mas. Poco a poco la velocidad de sus movimientos era mayores, aumentando también nuestras la velocidad de nuestras respiraciones.

El placer desinhibió completamente a Neam que comenzó a gemir con cada internada de mi miembro dentro de ella, llevándola a pellizcarse sus pezones buscando mas placer. Mi poca movilidad me mataba, ya que quería poseer el cuerpo de Neam, por ello en uno de mis giros pude ver a Arachne, completamente desnuda sobre su trono, con las piernas bien abiertas, una de sus manos en su vagina, la otra en sus pechos y respirado agitadamente.

Aquella imagen junto a la cabalgada de Neam hicieron que un cosquilleo comenzara a recorrerme el cuerpo, señal de mi futuro orgasmo.

-Me voy... a correr...-Avisé dejándome llevar.

Neam no me contestó pero con el tremendo gritó que lanzó sabia que ella también había tenido un orgasmo, en cuanto mi semen impacto en su útero. Aun y todo ella siguió moviéndose lentamente, hasta que mis espasmos terminaron. Como un peso muerta ella se dejo caer sobre mí, tratando de recuperar la respiración. Por su parte, mi miembro comenzó a perder tamaño, tras aquella abundante eyaculación, que ahora se salía de la vagina de Neam, deslizándose por mi miembro manchándolo, hasta llegar a mis testículos y finalmente morir sobre la piedra.

-Muy bien hija.- Le felicitó Arachne a Neam, apareciendo desnuda a nuestro lado. En aquel momento pude disfrutar del cuerpo de la reina de las arañas. -Pero no quiero tener que esperar más. Asique vas a sacarle todo lo que tiene.- Rio Arachne mientras se movía hasta la zona de mi entrepierna.

-Pero madre. No puedo más. Estoy agotada.- Suplicó Neam.

-No me repliques.- Le contestó Arachne subiendo el tono. Y sin decir nada, volvió a agarrar mi pene, que ya se había salido del interior del Neam, y comenzó a masturbarme, pringando su mano con mi semen y los fluidos de su hija. Este hecho no pareció importarle mucho ya que pocos segundos después, volvió a deleitarme con una increíble mamada. -Este joven es enérgico.- Comentó una vez que mi miembro había vuelto a tener su tamaño máximo.

-Madre, estoy muy cansada.- Seguía quejándose Neam.

-Lo harás y punto.- Finalizó la discusión Arachne colocando mi miembro en la entrada de Neam, y obligándole a incorporarse , mi miembro entró sin dificultad dentro de ella, que lanzó un gemido de placer. -Venga, ahora muévete.- Le ordenó cogiéndole de la cintura y alzándola, para luego dejarla caer, "empalándola" con mi miembro.

Arachne, repitió aquella operación varias veces hasta que Neam cogiendo fuerzas de flaqueza, continuo sin ninguna ayuda. Arachne parecía deseosa de que volviera a eyacular, ya que con su mano acariciaba mis testículos, aumentando mi excitación.

Minutos más tarde, Neam y yo, volvimos tener un nuevo orgasmo cada uno, y todo mi semen fue a parar dentro del cuerpo de Neam, la cual cayó sobre mi casi desmayada. Pero aquello no pareció importar a Arachne, ya que estaba a punto de volver a endurecer mi miembro, cuando un tropel de arañas entró por la única entrada de la habitación.

-¿Qué ocurre?- Gritó Arachne realmente enfada, mientras se giraba aun desnuda hacia la entrada.

De allí venia un ruido sordo, como algo que se arrastrara. Pero yo era incapaz de ver nada con Neam encima mío. Trate de apartarla, de soltarme, pero nada de lo que hiciera servía. Entonces, muy lentamente Neam, comenzó a incorporarse con una sonrisa tétrica en la cara. Realmente daba miedo.

-Aparece, seas quien seas, y muestra...- Gritaba Arachne, antes de detenerse. Cuando se giró vio a Neam a un metro de ella, empuñando una pequeña daga. Arachne sonrió divertida por la escena. -¿En serio pensabas que eras capaz de pillarme desprevenida?- Le preguntó a Neam, que se encontraba completamente quieta por culpa de varias telas de araña que la tenían sujeta. -Me darás una niña. La única cosa para la que existes y entonces podrás ir a donde quieras. Eso si no te matan mis arañas, jajaja...- Rio maléficamente, volviendo a darse la vuelta para ver quien aparecía en la entrada.

Pero no fue "alguien" quien apareció, sino mas bien "algo". Un ser con el torso desnudo de una mujer de pelo castaño largo, que le tapaba los pechos, y rizado, unos ojos amarillos como dos ópalos. De cintura para abajo mostraba una cola de serpiente del mismo grosor que el resto del cuerpo, hasta terminar en una punta. Sus manos tenían unas uñas largas y estaban llenas de escamas de serpiente que iban subiendo hasta llegar al codo, donde el resto del brazo era de piel humana. En sus brazos llevaba a una joven. Una joven que enseguida reconocí como Alexia. Y a sus lados, la seguían decenas de serpientes de distintos tamaños y colores.

-Tu debess de sser la reina de esste lugar.- Siseo la mujer. -Te matare.- Sentencio, mientras dejaba a Alexia en el suelo.

-¿Quién eres tú? ¿Quién osa entrar en mis dominios y amenazarme?- Preguntó histérica Arachne aun desnuda.

Sin que ninguna hiciera nada, sus respetivas "tropas", las arañas de Arachne y las serpientes de la recién llegada, se arremolinaron al rededor de ellas, mientras se miraban la una a la otra. Aquello propicio que las arañas que mantenían sujeta a Neam, la soltaran para acudir a la ayuda de su reina.

-Neam, desátame por favor.- Le pedí tratando de no llamar la atención de las dos mujeres.

-¿Alan? ¿Eress tu?- Preguntó de pronto la mujer mitad serpiente.

-Así que tu eres una de sus acompañantes, ¿Eh? Vaya, vaya... Que gracia.- Se mofó de pronto Arachne, ante mi sorpresa, ya que no era capaz de reconocer a aquella mujer. -Espero que haya cumplido su trabajo, porque...- Los ojos de Arachne se volvieron rojos como la sangre y su mitad inferior comenzó a crecer, hasta convertirse en el cuerpo de una araña. -¡Va a morir!- Gritó mientras me lanzaba, una púa de su parte trasera.

La púa se acercó a mí, y pude ver mi vida pasar en decimas de segundo. Pero cuando el impacto debía de haber ocurrido, algo detuvo la púa. Abrí los ojos asustado y me encontré con la cara de Alexia. Un hilillo de sangre salía de la comisura de sus labios.

-Tú nos salvaste... de aquella... bruja... cof, cof...- Su voz era apenas un susurró.

-¿Alexia?- Mi conmoción era tan grande que mi cabeza no quería procesar lo que acaba de suceder. Hasta que segundos después Alexia cayó inconsciente sobre mí.

-¡Alexia! ¡No!- Siseo la mujer serpiente que se lanzó rápidamente contra Arachne. A su vez, las serpientes atacaron a las arañas de Arachne, volviendo aquel lugar en una guerra entre ambas especies.

Yo forcejeaba, no podía creer que aquello estaba pasando, y aunque mis muñecas y tobillos estaban doloridos por el esfuerzo seguía moviéndome. Hasta que de pronto mis manos se liberaron. Al mirar atrás encontré a Neam, que me había soltado.

-Rápido, debemos aprovechar para huir.- Me apremio.

-No puedo dejar a Alexia.- Le dije cogiendo a esta en brazos.

-Si no nos vamos, también moriremos.- Me dijo Neam, tratando de hacerme entrar en razón. Pero ya era tarde, no iba a salir, de allí, aunque cualquiera de las dos mujeres que se encontraban en plena pelea, viniera para comerme vivo.

-Nooooooo...- El gritó de Arachne, nos llamó la atención y pudimos ver en primera línea, como la mujer serpiente atravesaba el estomago de Arachne con su brazo. Con un gesto bruto y desagradable, la mujer serpiente sacó su brazo del interior de Arachne. A su vez, todas las arañas desaparecieron del lugar.

Arachne, al verse débil y a punto de morir se arrastró hacia atrás huyendo de su enemiga. En uno de sus movimientos con la cabeza, vio a Neam, a la cual llamó. Esta dudo unos segundos, pero rápida como el viento se acercó.

-Querida hija...- Casi no podía hablar. -Aunque Gaia... viva... en tu interior... no me... defraudes...- Le pedio, mientras colocaba su mano derecha en la frente de Neam.

-¿Madre? ¿Qué haces?- Le preguntó asustada.

-Nunca... te odie a ti... Aráneam...- Se disculpó Arachne antes de clavar sus uñas negras en la base del cráneo de Neam. Esta gritó por el dolor, y entonces pude ver como una energía que emanaba de Arachne, viajaba por su brazo hasta introducirse dentro de su hija.

-No lo permitiré...- Dijo la mujer serpiente, acercándose a la reina de las serpientes.

-¡Espera!- Le llamé la atención. -Tú me conoces, ¿Verdad? ¿Quién eres?- Le pregunté, dejando a Alexia en la piedra y colocándome entre Arachne y Neam y la mujer serpiente.

-¿Como que quien ssoy? Ssoy...- La mujer serpiente se agarró la cabeza y empezó a sisear descontrolada. -Yo... ssoy...- Su pelo comenzó a acortarse, sus ojos empezaron a parpadear y volverse de color azul, y su cola de serpiente estaba separándose en dos finas pero fuertes piernas. Cuando la trasformación cesó, ante mi pude reconocer a Cassia, aunque el pelo no era del mismo color. -Yo soy Cassia...- Susurró mas para si misma que para contestarme. A la vez que la transformación de Cassia, las serpientes se marcharon, sobre todo al ya no haber ninguna araña.

-¿Cassia? ¿De verdad eres tú?- Pregunté sorprendido.

-¿Que ha pasado? ¿Y por qué estoy desnuda?- Preguntó. Aunque yo ya la había visto desnuda, encontrarse de repente en aquella situación, debía de ser una sorpresa para ella, que en seguida se tapo con las manos.

-Eso quiero saber yo. De repente has aparecido transformada en mitad serpiente, has peleado contra Arachne y ahora has vuelto en ti.- Le expliqué a grandes rasgos.

-¿Y Alexia?- Preguntó mirando a un lado y a otro.

-¡Mierda!- Exclamé. Rápidamente di media vuelta y fui recoger a Alexia que aun estaba inconsciente. -Despierta Alexia, despierta.- Le pedí zarandeándola suavemente.

-¡Alexia!- Gritó Cassia, acercándose a mí y quitándomela de los brazos. -No mueras, por favor. No mueras.- Le pedía una y otra vez.

-Déjamela.- La voz de Neam, me sobresaltó, pero al mirarla todo mi cuerpo se tensó por el miedo. -Aun está viva, puedo sentirlo. Pero si no me la das, ella morirá.- Le dijo a Cassia que también la miraba dubitativa. Al final, accedió y se la dio en los brazos.

Neam se alejo hasta el trono y de pronto, comenzó a sacar de sus manos, la misma tela de araña con la que me habían envuelto a mí. Con rápidos movimientos, empezó a rodear a Alexia hasta convertirla en un gran capullo de tela de araña, el cual colgó en la pared sobre el trono, rodeada de muchas más telas. Con tranquilidad y tras su rápido trabajo, se volvió hacia nosotros.

-Quizás tarde días, o quizás meses. Pero ella vivirá.- Ambos suspiramos de alivio al escuchar sus palabras, pero aun seguíamos temerosos de ella.

-¿Neam eres tú?- Le pregunté asustado.

-Sí. Mi madre me ha confiado su legado. A partir de ahora yo seré la reina de las arañas, y soy libre de ir a donde quiera.- Terminó con una sonrisa.

Y tenía toda la razón. Tenía casi el mismo aspecto que lo había tenido su madre, cuando esta era la reina de las arañas. Su pelo, sus ojos, sus labios y sus uñas eran negras como el carbón, y su piel era pálida como la leche. Un contraste extraño pero a la vez resultaba muy atractivo.

-No me fio de ti.- Rugió entre dientes Cassia.

-Yo respondo por ella, Cassia.- Me atreví a contestarle, colocándome entre ellas dos. Cassia tardo unos segundos, pero finalmente accedió.

-Bueno, ya nada importa. Nuestro viaje no tiene sentido.- Se quejó Cassia dándose media vuelta.

-Quizás si.- Sugirió Neam.

-No sabes el motivo de nuestro viaje.- Le regañó Cassia con una mirada furiosa.

-Sí que lo sé. Pretendéis ir a una ciudad llamada HollKing y combatir en un torneo.

-Pretendíamos.- Corrigió Cassia. -Espera. ¿Cómo lo sabes?- Le preguntó confusa.

-Gaia me bendijo. Y me dio un don con el que podía ver los recuerdos de la gente y aprender de ellos.- Nos explicó Neam. -Cuando estaba curando a vuestra amiga, su mente estaba tan débil, que con solo tocarla fui capaz de ver su mente. Y mi mente al estar al máximo funcionamiento tras el despertar que me ha realizado mi madre, ha sido capaz de memorizarlo todo.- Su explicación, nos dejo boquiabiertos a los dos. -Por eso sé, y que en señal de gratitud, puedo ayudaros a participar en ese torneo y ganarlo.- Terminó con una sonrisa.

Visto lo visto, yo la creía. Muchas cosas raras estaban pasando a mi alrededor y no creo que Neam fuera capaz de semejante mentira para engañarnos. Pero por el contrario, Cassia si que dudaba, por lo que la llevó hasta el centro de la sala y le obligo que realizara los movimientos que Alexia sabia de nuestro estilo de combate. Para la sorpresa de mi mentora, Neam fue capaz de realizar las acrobacias que esta le pedía, aunque en algunas se tropezara o le faltara flexibilidad.

-Por el momento te creo, pero no sirve todo lo que sabes con ese cuerpo.- Le dijo Cassia. -Además, no podemos abandonar a Alexia aquí.- Finalizó.

-Lo sé. Y por ello dejaré a algunas de mis arañas aquí para que vigilen.- Se ofreció Neam, para asombro de los dos. -Además, siendo la reina de las serpientes, tu también podrías dejar alguna guardia especial.- Le sugirió.

-No sé cómo hacerlo.- Confesó Cassia. -Además, me da miedo utilizar este poder.

-No lo temas. Amalo. Estoy segura de que tus serpientes darían la vida por ti, igual que lo harían mis arañas por mí. No las defraudes.- Le dijo Neam cogiéndole de las manos.

-Te entiendo, pero no sé cómo hacerlo.- Volvió a repetir Cassia.

-Solo piénsalo. Pídeles lo que quieres que hagan. Ellas te entenderán. Eres su reina.- Le explicó. -Y recuérdales, que ahora las arañas son sus aliadas.- Le recordó con una pequeña sonrisa que contagio a Cassia.

Mientras Cassia probaba con sus nuevos poderes, yo las miraba embelesado. Cassia era una mujer de mediana edad, con un cuerpo atlético, firme y muy sugerente. Mientras que Neam era una joven delgada con un toque exótico y singular. Ninguna podía envidiar nada de la otra, ya que cada una era atractiva y sexy a su manera. Y debía de admitir que los cambios que sus cuerpos habían recibido tras las trasformaciones, habían mejorado más si cabe su atracción.

-Por cierto, Neam, ¿Verdad?- Preguntó Cassia, a lo que Neam asintió, mientras de la tierra y de la puerta aparecían varias serpientes, para congregarse cerca del capullo donde estaba Alexia. -¿Cómo puedes controlar tanto y tan bien tu nuevo poder?- Quiso saber. Y la verdad es que aunque no me lo había preguntado, yo también quería saberlo.

-Sinceramente, creo que mi madre me estuvo entrenando por si yo no conseguía darle una nieta.- Explicó con un suspiro. -Lo hizo de forma que yo no lo supiera, dándome pistas y contándome secretos, de forma que yo no pensara que fuera a necesitarlos.- Terminó realizando un gesto, a la vez que otras tantas arañas se movilizaban cerca del capullo de Alexia.

-Estoy deseosa de ver el mundo exterior.- Comentó Neam, acercándose a la salida.

-Adiós, Alexia. Volveremos a por ti.- Prometió Cassia, haciendo una reverencia hacia el capullo y dirigiéndose también a la salida.

-Chicas... ¿No os dais cuenta de algo?- Les llamé mientras me acercaba a ella y tras haberme despedido personalmente de Alexia. Entonces ellas me miraron, se miraron y se sonrojaron, al darse cuenta que aun seguíamos todos desnudos. Un silencio incomodo se apodero de los tres, hasta que rompimos a reír como idiotas.

Neam pudo hacernos unos trajes a medida con su tela de araña, los cuales nos tapaban perfectamente todo, y a la vez nos protegía. Aunque para nuestras sorpresa tenía un tacto muy suave. Ahora sí, vestidos, nos encaminamos hacia afuera de la guarida de Arachne, para después salir del Bosque Espeso y llegar al que debía de haber sido nuestro destino.


-Que suertudo el Alan, ese.- Dijo un hombre ante la pausa del Saen. -Con la reina de las arañas y la reina de las serpientes... Quien pudiera...- Suspiró tratando de imaginárselo, pero una colleja de su mujer lo trajo de vuelta a la taberna, haciendo reír a casi todo el local.

-¿Pero qué tiene que ver Alan en todo esto?- Preguntó otra mujer.

-Tiempo al tiempo, querida. Tiempo al tiempo.- Dijo Saen con una sonrisa.

-Y por hoy el tiempo se ha acabado.- Apareció el tabernero dispuesto a echar a todo el mundo de la taberna con tranquilidad.

-Muy bien. Mañana nos vemos.- Se despidió Saen, mientras todo el mundo se marchaba comentado, todo lo que Saen, les había contado. Aquello sacó una sonrisa al hombre mayor, que ahora se sentía feliz después de tanto tiempo.

Prologo.

El nuevo trió se dirige hacia HollKing, la capital del reino, dispuestos a participar en el torneo. Pero lo que no saben es que muchos enemigos les aguardan, además de trampas, combates, amistades, amores, etc... Solo Saen podrá contarnos la verdadera historia de Terra.

Final de la primera temporada de" La Leyenda de Terra". Espero que os haya gustado. Prometo que volveré para continuar la serie, pero ahora mismo necesito descansar y coger nuevas ideas. Además, de poder escribir otras cosas. Gracias a todos los que me seguís, me valoráis y me comentáis. También quiero avisaros de que he creado una cuenta en ask.com y que os invito que me preguntéis lo que queráis sobre mi o mis series. http://ask.fm/FGGP