La Leyenda de la isla Tabú. (2)

De la curiosidad nace el deseo y de este un irrefrenable afán por conocer mas y mas de los retorcidos secretillos familiares de esta distinguida y encopetada estirpe. Pasen y vean....

El cielo grisáceo descargaba con fuerza las primeras lluvias del monzon , las ráfagas silbaban colándose entre las juntas de las paredes hasta hacer que incluso la techumbre pareciera crujir quejándose.

Cuan diferente hubieran sido las cosas si la muerte de su suegro no hubiera trastocado los planes de todos, desde la tumba aun seguía moviendo los hilos .

Deposito el candil justo encima de su escritorio ojeando las vastas superficie de terreno, de pie con las manos en la espalda rememoro aquellos días sentado en el estudio del tirano, sentado en sus dominios con los pies sobre la mesa.

Y tal como entonces todo volvió a su mente....

Aquello si que era vida, se dijo levantándose para tomar un habano de la elaborada caja de marfil, aspiro la primera calada con verdadero placer , la siguiente le lleno de una malsana satisfacción tumbándose en el diván de terciopelo, paso su mano por la superficie reflexionando, seria allí donde había conseguido preñar por ultima vez a su hija.

Allí u en otro lugar poco importaba ya, la tripa de su esposa lucia hinchada con la semilla de su padre prendida en sus entrañas, no era extraño verla de nuevo encerrada entre las paredes de la mansión, escondiendo el sucio secretismo familiar.-- ladeo la cabeza asqueado, de todos?... incluso de Camila?, conocería alguno de los oscuros tejemanejes de sus verdaderos padres?.

Dio otra calada del cigarro mirando a la espaciosa y elegante biblioteca extendiendo en centenares de ejemplares , aun le daba tiempo a descansar su desbordada imaginación.

Ojearía los gustos literarios de su suegro....

Que seria hoy? .

Aproximándose con lentitud hacia la escalerilla desplazo algo mas de tres pasos las ruedas de la misma, subió con ritmo algo indeciso, sin saber muy bien que escoger para aquella interminable noche.

El tacto de la piel siempre lo tranquilizaba, hasta el punto de hacerle olvidar las preocupaciones del mundo real, Siii! , se dijo escogiendo el tomo forrado en piel negra, justo cuando sostenía el tomo en su mano se percato del pequeño rectángulo de papel despuntando entre los tomos.

Al abrirlo una sonrisa socarrona asomo a su cara, – Viejo carcamal...-- ojeo la primera pagina releyendo por encima , --- Vaya, vaya... viejo verde , descubrió otro igual y una decena mas ocultos detrás de los tomos mas gruesos – he dado con tu colección erótica! – apilo hasta 17 cuartillas.

Con ellas l bajo el brazo, bajo escalón a escalón hasta posar sus pasos en el suelo alfombrado y encaminarse hacia la salida del estudio, apago el cigarro, cerro la espita de la lampara de gas dejando la oscuridad mas absoluta con el crepitar de las brasas consumiéndose.

El servicio llevaba horas en sus aposentos cuando salio del estudio con su pequeño tesoro bajo el brazo, al menos de buen talante-- se convenció apretando las cuartillas marchando a sus aposentos.

Que demonios! Tendría algo con lo que descargar tensión!-- se regocijo al llegar junto a la puerta de sus estancias y encontrar el fuego en la chimenea ardiendo acogedoramente, las luces convenientemente apagadas.-- entro calladamente sabiendo que aquella colección le pertenecería..., Al menos tendré esto!- lanzo sobre su lecho la casaca estirándose sobre la cama abriendo el primer ejemplar y desanudándose el cierre de su entrepierna, aliviaría su quemazón.

Leyó en silencio rozando por primera vez, hasta apreciar el abultamiento levantando la camisa encerrada dentro de los pantalones, aun así cuando ya la tela dejo paso a su mano, la verga lucia extremadamente dura y casi tiesa, colocando la palma abierta sobre su verga agarro el gordo tronco de carne procurando abarcarlo, las respiraciones eran mas hondas aun cuando su mano empezó a subir y bajar por la barra de carne acelerando la la tallada .

Con un ronco jadeo prendido en su garganta, se acaricio con los ojos prendidos en un texto divertidisimo de criadas complacientes y patrones libertinos, el gesto divertido se dibujaba en su cara después de tanto tiempo, – Vejete pervertido...-- pensó gozando con aquellos pequeños placeres. Giro la pagina a duras penas profundizando las caricias, si seguía de esa manera tardaría una eternidad en descargar la corrida, pero al menos terminaría la primera historia de la cuartilla.

Si se guiaba por el tacto de su verga aun podía estar un buen rato pelándosela antes que la lenta caricia sobre el venoso y gordo tronco disminuyera algo la ansiedad de estar encerrado entre los tétricos muros..

El formalismo de toda aquella gente le repugnaba, simplemente eso... se apretó mas duro la polla estrujando la redonda cabeza de su polla con un suspiro algo mas fuerte.

Ya comenzaba a echar de menos la jungla , el calor, apuro un ultima pasada hasta empujar las caderas hacia arriba escupiendo un florido y abundante caño de esperma, siguió apretando la mano arriba y abajo escupiendo otra larga hilacha pastosa vaciándose en otros cinco pequeños espasmos liberadores.

Siii , definitivamente la tensión desparecía..., se echo sobre la cama sin reparar en nada mas que el sueño reparador.

Esa noche descansaría....! – emitió un pequeño ronquido tranquilizador.

Algo que jamas hubiera podido imaginarse salio de detrás de las sombras del biombo lacado, o mas bien apareció.

Surgiendo del escondite donde permanecía escondida desde que terminara su postre Camila estiro el cuello indecisa, conocía perfectamente las consecuencias de sus impetuosa manera de proceder, Frau Shcholmann no dejaba de enumerarlas día tras día.

Pero, ahora quizás... pudiera entenderla mejor. No llegaba a entender lo que le llevaba a esconderse en la habitacion de su padre con la pobre excusa de sus mariposas, queria charlar con su padre... solo eso -se convenció entrando a hurtadillas tras la desaparición del criado asignado en aquella planta.

Era eso, se dijo ocultándose tras el biombo-- esta vez al menos no vería sus zapatos asomando bajo la cortina – se dijo arrastrando un pequeño taburete satinado. Permaneció expectante escuchando el ruido de pasos en el pasillo , hasta convencerse que todo el servicio había terminado por retirarse. Deseaba poder hablar a solas con su adorado padre, contarle sus excéntricos sueños de viajes a tierras lejanas y que este le contase sus aventuras en la jungla donde habitaba.

Debió quedarse algo dormida esperándolo , pues ni si quiera escucho a Daisy prendiendo el carbón de la chimenea, únicamente el crujido del picaporte la despertó de la somnolencia, llegaba al fin.

Se irguió detrás del biombo posando los ojos entre la separación de los paneles lacados, distinguía perfectamente el contorno de la figura de su padre despojándose de la casaca , parecía llevar algo bajo el brazo no distinguía muy bien que.

Apresurándose a enderezar su arrugado vestido rosado aparto los ojos presta a salir de su escondite y darse a conocer. Solo cuando sus ojos se posaron sobre la rendija aprecio el cuerpo de su padre extendido apenas a un metro de ella sobre la cama, se llevo la mano a la boca indecisa..., a caso deseaba leer en la cama? . Dudo angustiada viéndolo sumido en la lectura con una de sus manos posadas sobre el abultamiento cada vez mas evidente de sus pantalones,

desvió la vista avergonzada, aquel simple roce de su mano estaba mostrandole un enorme deformación de la tela .

Ante sus desorbitados ojos se sonrojo sin poder apartar los ojos de la mano acariciante. Un nudo extraño se le atasco en la garganta, no entendía el porque sus mejillas incluso su cuerpo empezaba a sufrir un acaloramiento desconcertante.

Camila sentía un hormigueo agradable, un agradable sofoco invadiéndola , pego su cara sobre la superficie lacada al fijarse en el contorno de la camisa blanca abriéndose , sus ojos siguieron el movimiento de la mano de Ernesto hurgando entre los pliegues hasta destapar un grueso trozo de larga carne rosada, involuntariamente se echo hacia atrás llevándose la mano a la boca.! Aquello era... lo que suponía? –

La sangre latía velozmente en su corazón, al recordar las pequeñas colitas de los niños de la servidumbre en las tinas del baño, algo chiquitín que colgaba entre sus piernas mientras ella comía las rebanadas de pan con mermelada en la cocina del servicio.

Le ardió la cara al comparar mentalmente el arrugado trozo de carne del abuelo entrando en su madre aquella tarde meses atrás, apenas un instante , un fogonazo al pasar bajo la ventana después de su paseo vespertino con su yegua.

Cerro los ojos avergonzada, no debía estar aquí..., no debía... pero..., escuchar la ronca respiración de su padre le pico en su desbordada curiosidad.

Miro la descuidada manaza subiendo y bajando imposible de abarcar la gruesa estaca de carne , era demasiado gruesa , surcada por pequeños hilos tensos irguiéndose tiesa con dos tremendas bolsas peludas en la base acabada en una e una redonda y preciosa cabeza granate.

Aun a en medio de la semi penumbra el almizcle extraño llegaba hasta ella, podía ver la mano acelerando mas y mas rápido las caricias deslizándose sobre aquel monstruoso trozo de carne brillante.

Que demonios le sucedía a su padre? Parecía a punto de desmayarse, poso la mano en la parte de arriba del biombo dispuesta a salir en su ayuda. Acaso aquello le provocaba dolor?... no lo permitiría...-- se convenció asomando tímidamente los ojos pendiente del continuo jadeo saliendo de su boca.

Quería hablarle, preguntarle si debía acudir en busca de ayuda., pero antes insuflara aire a sus palabras un chorro de liquido blanquecino salio escupido de la punta redonda del trozo de carne, describiendo un arco larguísimo y golpeando los nudillos donde había posado su mano..

El liquido caliente era pegajoso, se dijo asombrada al contemplar como una y otra andanadas volvían a ser escupidas violentamente.

Se aparto aturdida, agazapándose de nuevo en su escondite sin entender nada, veía la barra de carne escupir caños y mas caños de liquido blanquecino... al igual que una fuente de jardín.

Se asomo preocupada sin oír gruñido ni salpiconazo alguno, observando la figura desmadejada de su padre tendido con toda la ropa y emitiendo un ronquido profundo. Se había dormido..., o desmayado?.... Aquella era una reacción normal?

Asustada se llevo la mano aun manchada frente a ella, la pegajosa baba blanca olía extraña cuando la acerco a su nariz olfateando, con el leve punteo de su lengua probo el sabor algo amargo y salado, era extrañamente sabroso, casi como un caldo fuerte.

Que podía hacer ella, salir en busca de ayuda...?-- despertar a los criados , se llevo la mano al las mullidas enaguas frotando la manita, debía hacer algo por averiguar si padre en verdad estaba sano?, quizás a su vuelta le hubiera aquejado alguna de aquellas extrañas fiebres de las indias.

Persuadida por sus buenas intenciones, salio de detrás del biombo sin hacer ruido quedándose justo a la cabeza de la cama donde su padre permanecía estirado .

Adelanto la mano dispuesta a rozar su frente, el ronco resuello la hizo apartarla asustada..., dormía acaso tan profundamente.?, con el ceño fruncido espío el pecho subir y bajar despacio, la boca entreabierta sobre la almohada , los faldones descolocados allí donde apreciara las caricias de sus manazas.

Sin entenderlo sus ojos se posaron en la barra de carne, aun estando en reposo sobre la gamuza del pantalón parecía estirarse hacia casi la mitad del muslo como un tercer brazo, Camila miro de nuevo a su padre sin entender lo que se agolpo en su cabeza.

De nuevo su mano se adelanto hasta detenerse a un palmo, la uña de su dedo indice rozo ligeramente la piel, no sucedió nada... , confiada la yema de su dedo se poso sobre la barra, estaba caliente..., paso toda la yema de su dedo por tanta cantidad de carne como pudo , en efecto era enorme casi como la del semental del Abuelo ; Koolstof.

Ladeo la cabeza al acompañar la suave roce con tres dedos mas, igual que si acariciase dulcemente su lomo ojeo las reacciones de Ernesto, sin ver ninguna molestia se atrevió a recorrer todo la longitud del tronco dejando la palma sobre la redonda cabeza roja.

Arrodillándose junto a su mano clavo su atención en la dureza que empezaba tensarse bajo su palma, era asombroso... y aun así se atrevió a sujetar tanta carne como pudiese su pequeña manita, el contraste la descoloco por entero.

No lograba rodearla ni siquiera cuando sintió la blanda carne poniéndose mas y mas dura, con las mandíbulas abiertas por el asombro Camila permaneció quieta..., escuchando los ronquidos cada vez mas rápidos mientras ella permanecía arrodillada con aquel monstruoso rodillo creciendo en la palma de su mano.

Quiso soltarlo , pero aquel extraño calor volvía a apoderarse de su cuerpo y sin entender el porque, bajo suavemente la mano hasta la base del mástil e imito el lento vaivén , se dio cuenta demasiado pronto que algo pegajoso empezaba a brotar de la punta de la enorme ciruela roja. Acerco la cara olisqueando, olía igual... pensó.-- sabrá a caso igual...? –

Era una locura, pero puestos a hacer locuras... se apresuro sacando la punta de la lengua y probando el oloroso jugo, le supo amargo y torció el gesto aterrorizada escuchando el Ummmmmmmmmmm de Ernesto .

Aparto la cara asustada, sabiéndose culpable quiso desaparecer de allí, soltó la barra de carne que algo torcida quedo medio arqueada..., quiso levantarse, pero sus rodillas parecían no responderle, se le habían dormido las piernas.

Espero y espero hasta volver a ver subir y bajar el pecho de su padre, sin que por ello su mano se dirigiera sola a su adorado juguete de carne , era impresionante..., apuro una ultima pasada pegajosa hasta la base y vuelta a empezar.

Empezaba a pillarle el tranquillo, cada vez resultaba mas fácil engrasada como estaba con aquel jugo amargo se apuro acelerando las pasadas, la mano empezaba a dolerle cuando se limpio la palma empapada en la falda de su vestido , ahora la barra se levantaba como una estaca tiesa con la hilera de hilillos dibujándose perfectamente.

Camila se asombro ante semejante rigidez latiendo en su mano a cada caricia lenta con la que le regalaba su mano, era algo digno de ver de cerca, aproximo la cara hasta que su nariz rozo los pelillos crespos e inhalo con fuerza, olía casi bien... pensó ensoñadora , que podía decir...., le encantaba se apresuro despuntando la lengua suavemente por toda la longitud del tronco incluso cuando su lengua se poso imprudentemente en la gruesa cabeza purpura.

Acaso sabría a ciruela ?-- se pregunto rodeando el contorno con la lengua y sorbiendo todo el redondo cabezón , apenas hubo palpado la pegajosa zona dio con un pequeño orificio, saco toda la boca asombrada por el descubrimiento.

Volviendo a bajar la cabeza abriendo la boca, lamió la ciruela hasta dar con su objetivo, sujetándose en un precario equilibrio de sus rodillas lamió el agujerillo una, dos y hasta tres veces.

No sabia el porque, pero la rigidez de la barra era cada vez mas dura y sin darle tiempo a observar el porque, noto un chorro de algo liquido escupido por el agujerillo hacia su boca, quiso retroceder... pero no tuvo tiempo... la pastosa crema empezó a brotar a borbotones en su boca, solo tenia una opción... tragar como buenamente fuera.

Engullo cerrando los ojos, procurando engullir aquella impresionante cantidad de liquido regando su garganta, estuvo a punto de ahogarse por lo que al apartarse , se levanto de sus rodillas y salio a la carrera hacia la puerta.

Si llegaba a toser seria descubierta, y para nada del mundo quería verse privada de la compañía de su padre.

Sofocando la bocanada que pugnaba por salir de su boca, llego a sus aposentos a la carrera sin detenerse a mirar a su espalda,

Tapándose la boca, con los espumarajos resbalando por su boca cerro la puerta de su dormitorio infantil escupiendo un charco pastoso y blanquecino sobre su palangana de aseo..., tosió deshaciéndose de hasta el ultimo hilacho pastoso recuperando poco a poco la compostura.

Enjuago su rostro convulsionado con el amargo sabor de su padre aun prendido en su boca, se miro en el espejo... sus rizos anaranjados seguían sujetos en su sitio, sus ojos algo desenfocados..., no supo el porque... pero pese a ese ultimo desagradable incidente todo le había parecido extrañamente divertido, se cepillo sus rizos frente al tocador soltándolos del pasador de zafiros regalo de su abuelito .

Medio en trance se despojo de su sofocante vestido, acercándolo hasta su camita cuando ya descansaba sobre ella, olisqueo el potente aroma de sus enaguas.

Olía a Papa!,-- se tendió sobre la cama arropada por los olores de la tela a la que se abrazaba.-- Papa..., murmuro sonriendo medio en sueños...--restregando su rostro sobre la s ropas sucias.

Ernesto despertó antes de amanecer , llevado por el considerable cambio horario se vio acostado en un lugar que no reconoció, enseguida le vino a la memoria la vuelta al hogar , llevándose la mano a la cabeza se percato de la ridícula pose en que había quedado dormido.

Aun con la mayoría de sus ropas revueltas, la verga asomando liberada sobre la gamuza del pantalón.

Sonrió divertido al sentarse sobre el lecho arreglando aquel desaguisado, no era cuestión de vaguear mas de lo habitual !-- se levanto llenando la palangana de agua despejando su aturdida cabeza.

Apenas asomaban unos tímidos rayos de sol, cuando adecentando su escasas pertenencias sustituyo sus ropajes por el oscuro traje con el que había sido despedido en los muelles años atrás. Aunque estrecho y anticuado debía bastar para una sencilla lectura de testamento, retorció el pañuelo oscuro en su cuello con insólito silbido alegre.

Echando un ultimo vistazo al cuarto decidió abrir los postigos y dejar entrar el aire húmedo, disimularía algo el olor a sexo...-- se anudo el pelo a la nuca., en lo demás contaba con la discreción de los criados...-- siempre era así.

Seria el primero en almorzar se convenció saliendo al pasillo bajando las escaleras lentamente.

La actividad en las grandes casas siempre empezaban antes de despuntar el día , el típico ajetreo de criados preparando el abundante desayuno, o como en ese caso disponiendo de la salón principal para la lectura del testamento.

Ernesto podía escuchar el ruido de muebles cambiando de lugar , sin duda dirigidos por el diligente Jeffries . Decidió esquivarlos dando un pequeño rodeo bajando por la escalera de servicio y depositar la cuartilla leída la noche anterior, ni si quiera se percatarían de su presencia, se dijo satisfecho.

Andando con tiento comenzó a bajar la escalera hacia la planta inferior hasta que el crujido de un escalón lo detuvo , del salón llegaba el ruido de voces saliendo a través de las puertas de las puertas correderas entreabiertas , una ligera carcajada femenina despertó su curiosidad.

Que estarían haciendo aquellos criados para pasarlo tan bien?-- se aproximo hasta la puerta espiando a través de la rendija.

La mueca divertida se dibujo en su rostro . En efecto,el diligente Jeffries era el destinatario de aquella carcajada con el que varias criadas se atrevieron a detener sus ajetreadas tareas. Las fuertes palmetadas de Jeffries atrajeron la atención de las alborotadoras muchachas y el consiguiente sonrojo al verse descubiertas.

Apenas pudieron murmurar una disculpa, las mas avezadas se apresuraron a enrojecer culpables y salir a la carrera sin detenerse a mirar sobre el hombro, todas no....,

Aquello no solía suceder en su plantación.... – se dijo convencido agazapándose en el hueco de la escalera-- Seria instructivo contemplar la manera de enderezar al servicio díscolo-- se apresuro a volver a espiar a los criados, sin duda el mayordomo tenia un método expeditivo...,

se le encendieron las pupilas viendo a la joven criada atrapada por el fuerte brazo del hombreton, apresada entre su espalda y el pesado escritorio de caoba.

  • Señor Jeffries...por favor..,no seria capaz..., con todos a un paso!-- le recrimino la joven doncella.

No recordaba aquella aflautada voz aunque su mente intentara situarla, únicamente apreciaba el uniforme oscuro de las doncellas de su esposa , la cabeza coronada con una cofia almidonada de donde escapaban un par de mechones caoba oscuros.

Pelirroja?-- , no tenia constancia de nadie de aquellas características sirviendo en la casa..., ni tan jóvenes.-- Acaso..., acaso … eran las hijas incestuosas condenadas a la servidumbre?-- debía ser eso... – una excitación divertida le llevo a observar mejor la pequeña figura algo reticente.

La muchachita debería rondar la veintena ,por lo que las edades encajaban con la imagen de los querubines durmientes . Nada quedaba de infantil, al contrario..., la chica en cuestión parecía haber heredado la constitución exuberante del abuelo, algo mas pequeña eso si..., pero parecía que a Jeffries no le importase.

Por un segundo al observar la tela negra sobre sus pechos con las manos del mayordomo cubriéndolas diligentemente levanto de nuevo su verga. – Que demonios... se divertiría a su costa!-- se acomodo frente a la puerta rozando su entrepierna .

En esas la muchacha clavo un tacón de sus botas en los lustrosos botines del mayordomo procurando escapar, rodeo el escritorio poniendo espacio entre ambos apresurándose a salir corriendo donde se encontraba la puerta.

En el lapso de tiempo en que desvió los ojos hacia la puerta Jeffries con gesto lascivo estiro el brazo apresándola y tirando de ella arrastrándola por la superficie del escritorio.

Unas cuantas hojas cayeron desordenadas cuando obligandola en una presa por la nuca tiro la cofia aferrando el moño pelirrojo comprimiendo su cara sobre la barnizada superficie.

Jeffries lucia como un demente despeinado apresándola mientras se despojaba de la chaqueta de su uniforme, los tirantes cayendo al costado de las calzas de terciopelo negro inclinando su cuello hasta colocar su cara justo al oído de la muchacha susurrándole algo.

Los ojos de ella se achinaron al notar la lengua entrando en sus orejas.

  • Señor Jeffries... por favor... no lo haga... , por favor..., – me echaran si quedo embarazada...!-- lloro suplicando la joven.
  • No sufras pequeña... no te preñare.., tengo algo realmente mejor... ,-- se inclino sobre ella hasta que los pies de ella quedaron en suspenso , tomare tu culo!-- veras como te va a gustar pequeña!-- murmuro besándola con pasión obligando a su boca a aceptar la suya.
  • Mmmmmm... se separo de la lengua del mayordomo ahogada-- Se lo diré a la señora!-- amenazo lloriqueando.--
  • No..., no dirás nada...-- porque si no..., acudiré a tu lecho todas las noches hasta entonces si, dejarte preñada..., entendido?-- Eres mía , como todo quien sirve bajo este techo!-- Mía para follarte cuantas veces quiera... entendido?

Durante el tenso dialogo Ernesto tanteo la entrepierna de su pantalón acariciando levemente su verga observando el bulto sobresaliendo de las calzas del mayordomo.

  • Me hace daño... !-- protesto la muchacha sintiendo las manos levantando las faldas negras , los dedazos rebuscando entre la hendidura de los calzones de batista.

Con las faldas subidas hasta la cintura, las medias blancas moldeaban unas piernas torneadas hasta abrocharse a un pequeño portaligas blanco, mas arriba el calzón blanco se tensaba sobre dos cachetes redondos , el desgarro de la tela apenas duro un inquieto instante.

Al verse con el culo desnudo la muchacha hizo un pobre intento de huir, arrancando gruñido gutural a Jeffies cuando apretó con fuerza la nuca con una mano mientras que con la otra se abría la abotonadura de sus calzas.

Ernesto seguía cada movimiento con un masaje lento de su verga desnuda.

El veterano mayordomo lucia una verga monumental, casi tan larga y gruesa como un rodillo. Largo, pálido ,parecido a un brazo infantil con el cabezón hinchado brillando tieso y duro amenazando la profunda raja inocente.

Acerco la punta para refregar un leve movimiento que asusto a la niña y la hizo chillar , el pálido garrote comenzó a frotarse sobre el culito desnudo hasta apoyar la punta del garrote en el pequeño agujerillo.

La niña aullaba pálida agarrándose a la madera con uñas y dientes, no tenia nada que hacer..., lo percibió enseguida derrotada susurrando...

  • Mmmmm,, duueleee... dueeeleeeee, oohhhhh... – gimió .

Jeffries soltó una carcajada, pues a la legua podía verse que aquel tremendo trozo de carne no quería entrar en tan estrechas carnes, probo empujando despacio, saliendo despedido hacia arriba, aquello no lo detuvo.

Sus calzas hacia rato que se enroscaban a media pierna dejando al descubierto los enormes cojones bajo la verga tiesa reposando a medias en la apretada vaina del culo de la muchacha.

  • No te quejes tanto tontita... yaaa te he metido la seta..., ahhhh, , ahora vendrá lo bueno...-- siseo doblando las rodillas sacando la mano de su nuca agarrándola por los muslos.
  • Aaaaahhhhh. – aulló llorando aguantando el empuje y el peso del mayordomo sobre ella.

La mesa pareció tambalearse cuando él hundió el grueso cipote clavandoselo hasta la mitad de su culito, provocando a la pobre muchacha un berrido que debió escucharse en toda la planta baja.

Nadie acudió en su ayuda , de eso podía dar fe el espía frente a la puerta corredera, mas pendiente en la aceleración de su mano ante la visión de los inservibles intentos de la muchacha de volver la cara a su atacante, la pobre desgraciada intentaba girarse a uno u otro lado como pez fuera del agua, pero Jefries la sujetaba bien fuerte haciéndolo imposible.

  • Ohhhggg preciosa... que culito tan deliciosooooo...,siiiiii... tan estrecho y tiernoooo, ohhhggg cariño Que ricura de niñaaaa..,! Echo para mi.....1-- gruño echando el cuello hacia atrás.

Ernesto vio el reflejo caótico del rostro del rígido mayordomo enrojeciendo en un esfuerzo sobrehumano, rendido al lascivia sus ojos se cerraron al empujar sus caderas demencialmente en una pistonada que acabo con su estomago apoyado sobre la muchacha y incrustado en las profundidades estrechas de un culo estrenado. Nada... en cuestión de un parpadeo , la escucho lloriquear mordiéndose el puño, la mirada medio perdida mas allá de los ventanales, por fin derrotada por la evidencia.

Parecían paralizados , solo roto por el ronco jadeo que salio de sus gargantas al compás .

Pobre muchacha!... – pensó sorprendiéndose ante el evidente dolor escapando al soportar centímetro a centímetro el enorme cipote engullido por su estrecho ojete.-- Lo soporta bien..., increíblemente bien...-- se detuvo procurando acompañar su masaje con las abusivas mañas del mayordomo.

El rabo enfilo totalmente hasta las entrañas el carnoso agujero saliendo en un lento y acompasado movimiento abandonando su vaina para volver a hundirse decidido, desde donde estaba le pareció escuchar el rechinar de dientes de la pobre criada, nada mas lejos de ablandar al mayordomo que continuaba sujetándola acariciando los muslos mientras sin ningún tapujo se mecía en un cadencioso ritmo.

Sin duda gozaba de las estrechas carnes apretando su polla en adorables sacudidas mientras parecía hundirse hasta el fondo del estomago.

Ernesto meciendo su mano al compás marcado sintió los primeros espasmos punzando en sus testículos y apenas fue capaz de agarrar su pañuelo del bolsillo para correrse en un abandono celestial.

Seco la pastosa esencia, hasta palpar la húmeda tela embadurnada con su esencia., no le importo... valía la pena...!-- se convenció observando los progresos del viejo criado.

Al fin la chica callaba aceptando las sacudidas con una mascara de muda aceptación, relajada ya en su empeño de huir se dejo follar hasta que la voz del mayordomo la saco de la ensoñación donde había buscado refugiarse.

  • Ohhh cariñooo... queee buenooo, siiii este ojeteee esta hecho para mi... verdadd... dilo..., dilo...-- levanto la mano azotando la rechoncha nalga donde se hincaba cruelmente.

Pronto los cachetes empezaron a colorearse furiosamente ante semejante castigo, indiferente a los lastimeros quejidos de la joven siguió haciéndoselo con furia farfullando en su mundo.

  • Ahhhh siiii cielooo, esoooo esss aprietaaa duroooo, essoooo, mmmm! – Separaaa las piernas... asi..., un poco maaas...., a que gustoooo, aguantaaa todo mi peso..., esooo es..., esooo essss...-- apoyo el peso de su cuerpo sobre la espalda de la chica.

La muchacha ahogada en lagrimas abrió la boca como un pez fuera del agua, girando la cabeza hacia donde el violador la obligaba con sus manos, Jeffries se inclino acercando su boca sacando la lengua hasta obligarla abriéndole la boca y labios y lenguas se enredaron. El forcejeo no se hizo de rogar acabando con un aullido de Jeffies y la evidente furia al separarse con sangre en un la boca.

  • Te acostumbraras …, ya veras... , le tomo el mentón chupando lentamente – sonriendo satisfecho-- Mmm , es mas... me gusta mas así..., cuando pelean..., mmmm-- lamió el rostro inundado de lagrimas aun con el clavándose furiosamente marcado por sus caderas.

Como si la pequeña escaramuza inflamara aun mas su lujuria, empleo una machacona candencia de cuerpos entrelazados, mas parecida a los animales de una granja enfilando con furia la gruesa verga en el estrecho ojete.

Era un autentico espectáculo de lujuria contemplar el vientre del mayordomo perforando las nalgas redondas y el vaivén mientras ella sacudía los muslos acompasando las calenturientas riñonadas.

Como si de una carrera se tratase la respiración de Jeffries se acelero .A cada topetazo de testículos golpeando despiadadamente la rajilla escuchaba : Siii, siiiiii, siiiiiiii...-- Hasta por primera vez soltar sus caderas desplazando una de sus manazas bajo la tela del calzón bajo la tripa de ella hundiendo dos de sus dedos en la peluda entrada virgen.

Fue como un aldabonazo en la adormecida criada que cuadro sus hombros procurando levantarse, no pudo evidentemente. Él se lo impido imprimiendo un vaivén lento dentro y fuera hasta tener tres dedos hundido en su coño acompañando los envites en su culo.

La cara de la chica era un poema de dolor y muda aceptación a cada empujón con el que se mecía dentro y fuera, la mesa parecía traquetear sobre vías ante el constante matraqueo del mayordomo cada vez mas y mas entregado a rellenar esas tiernas carnes de su leche.

El gruñido de la corrida le llego con el segundo desahogo de Ernesto.

Hasta caer rendido sobre la pobre criada sin haber escuchado el pequeño grito a solo a una decena de pasos.

Parecían muertos , inmóviles salvo el pequeño temblor de las nalgas de Jefffies, sin duda descargando incansablemente una considerable cantidad de pegajosa corrida caliente.

Ernesto aliviado se seco la punta de su verga con el pañuelo , volviéndose a embutir dentro de los pantalones saciado y satisfecho, llevándose la pringosa esencia en un apretado paquete de nuevo a la solapa de su casaca , recomponiendo su flemática estampa para echar un ultimo vistazo.

Allí estaban aun tendidos, hasta que por fin tomado por el deber de su cargo Jeffries coloco sus manos sobre la madera y retiro la polla con un chasquido de succión delicioso, apartándose dejando a la pobre muchacha con un descarado y enorme boquete rezumando, cerro las piernas de inmediato aun sobre el escritorio se ayudo de sus manos para izarse tan buenamente como pudo .

Las ropas oscuras de su uniforme volvieron a cubrirla tapando cualquier rastro acusador , volviéndose hacia la figura del mayordomo.

  • Eso es todo... puede seguir con sus tareas en la planta superior...-- la despidió con el gesto ausente acomodando la monumental barra de carne dentro de sus calzas y subiéndose los tirantes.-- Vamos..., vamos... , no quiero gente holgazana...-- hablo en su habitual tono pomposo!-- A que espera...?-- se acomodo la casaca
  • Siiiiiiiiiiiii, si señor...! – se volvió haciendo una pequeña reverencia hasta llegar a la puerta corredera.

Tuvo suerte en reaccionar con rapidez escabulléndose bajo la espiral de la escalera, presenciando la huida de una doncella renqueante escaleras arriba.

Solo cuando hubo desaparecido se atrevió a salir de su escondrijo, atusándose el pañuelo de su cuello desapareció raudo por los pasillos del servicio con pasos rápidos llegando al gran comedor cuando las primeras bandejas calientes se empezaban a servir.

Se preparo un suculento desayuno observando de reojo la inalterable flema con el que Jeffies gobernaba al servicio, igual que una danza ensayada contemplo el absoluto dominio con el que manejaba a cada una de las muchachas, entendió el porque de tanta fidelidad a su suegro.

Aprovecha amigo mio...-- murmuro secándose la boca con la servilleta – La buena vida termina para ti...-- se apresuro a marchar hacia el salón donde el testamento se ratificaría ante el notario , un selecto grupo de escogidos y los familiares próximos.

Ernesto Delvalle observo los formales procedimientos con los que el notario y albacea de la herencia se dirigía a la escas concurrencia reunida en el despacho de su suegro.

  • Para mi querido ayuda de cámara Sebastian dejo una suma de 15.000 monedas de oro, a pagar hasta su muerte por su inestimable servicios durante todos estos años.

Siguió enumerando la decena de pequeñas aportaciones con las que premio el servicio de todos los fieles criados , todos y cada uno de ellos fueron compensados, o mas bien acallados..., – se dijo soltando el aire del perfumado humo de su pipa hasta enumerar cada uno de los sirvientes de la extensa plantilla .

Siendo tan concienzudo como era su suegro, tomaba en consideración desde la primera doncella hasta el ultimo mozo de cuadra, todos convenientemente silenciados , o mejor dicho compensados.

Pese a todo , cuando las últimos nombres sonaron en la garganta del albacea, presintió la verdadera razón de la pantomima representada entre aquellas cuatro paredes.

Preservada detrás de un bastidor cubierto con finos encajes y chales su esposa aguardaba estirada sobre un diván soportando estoicamente las donaciones al servicio que tan bien había cumplido fielmente.

Aun sujetar un pañuelo arrugado sobre su ajado rostro, percibió la tensión emanando de la pausa con la que el notario profería su ultimas anotaciones.

  • Y por fin... a mi querida hija Celeste lego la totalidad de mi fortuna sobre estas tierras, así como también el grueso de todo el patrimonio de mis empresas, de las cuales ha de disponer a su entera voluntad como propietaria y máxima accionista ,que podrá legar a su descendencia y únicamente a ella como bien disponga, para que así sea en un grado compensada por tantos años de inestimable fidelidad y constancia.-- Detuvo su discurso escuchando el histérico aullido de llanto saliendo al otro lado de la mampara.

El carraspeo del venerable anciano no impidió el fin de los llantos, pero no detuvo el discurso que aun estaba por venir.

  • A mi adorada y única luz en mi vejez mi pequeña Camila dejo la titularidad de todos los territorios y plantaciones al otro lado del océano de las que ha de ser administradora su madre y tutora.

No por ello olvido a Ernesto Valle mi yerno al que he de procurar mi gratitud eterna agradeciendo sus esfuerzos durante todos estos años y al que he de dispensar la entera disposición de mi amplia colección de caza mayor.

Procuro parecer impasible ante ese ultimo insulto desde el mas allá, una colección de caza..., solo eso..., así pagaba el viejo sus servicios durante esos años..., tenso el puño sobre el brazo de caoba de su butaca, la cháchara legal había dado a su fin ,uno a uno la servidumbre fue desalojando el recinto murmurando en voz queda.

Todos habían desparecido cuando se puso en pie , volvería a su hacienda en la jungla con los bolsillos vacíos y una colección de caza. Quien podía pedir mas!-- sonrió tristemente alejándose hacia el exterior de la casa.

No se percato del alboroto de voces saliendo y entrando del ala donde su esposa se alojara, las carreras escaleras arriba parecían urgir nuevos problemas..., aunque maldita fuera si a él le importaban!.

Abandonando el ajetreo a sus espaldas se dirigió hacia las cuadras, cabalgar siempre relajaba y aclaraba su mente, apresuro su paso hacia la solitaria catedral de perfectos ejemplares.

Le golpeo el acre aroma del heno y excrementos amontonados. Colgó la chaqueta de paño oscuro tras un clavo , apresurándose a tomar la horquilla y esparcir el heno en los dos casilleros mas cercanos.

Acercándose despacio desplazándose lentamente se detuvo observando la pequeña mano acariciando la nerviosa cabeza, disfruto del espectáculo del soberbio animal sometido por la pequeña figura enfundada en el estrecho ropaje de un mozo de cuadra demasiado joven.

Incluso podía apreciar las redondeadas caderas a través de aquellas ceñidas calzas blancas.

Desde luego el culo redondo apenas dejaba nada a la imaginación calenturienta, era el de una hembra...,

Una lo suficientemente atrevida para vestir con ropaje masculino y andar montando a briosos caballos con silla masculina.

Apretó con fuerza la dura madera contemplando el culito redondo apretándose subiendo a la silla , enderezándose , por un instante la sangre agolpada en la punta de su polla pareció detenerse hasta casi darle un sincope. La perfecta carita enfundada en tan provocativa indumentaria pestañeaba sacudiéndose el heno de sus preciosos rizos pelirrojos.

Su pequeña Camila azuzo al caballo saliendo disparada al trote hacia los campos.

Apurando un grito se atrinchero bajo la montaña de heno que él mismo había esparcido. La culpabilidad lo corroía pese a escuchar los cascos alejándose rápidamente , su corazón dejo de latir como un tambor de guerra, el sudor empezó a bajarle por las sienes, la incontenible erección amenazando a soltar otra andanada potente con un simple roce a de su mano.

Pudo aguantar dos rápidos apretones antes de descargar sobre la paja amontonada con la imagen del tentador culito redondo de Camila reclamándole.

Sacudiéndose la ultima gota de fluido lechoso se permitió cerrar los ojos abandonándose, aterrorizado por el modelo que se había colado en su calenturienta mente; su hija Camila.

Aspiro volviendo a meterse la verga en sus ropas, golpeándose todo rastro de heno culpable. Recomponiendo la regia postura se apresuro a tomar las riendas de una yegua mansa.

Sus manos volaban sobre la silla mientras ceñía la cincha y colocaba el bocado en su hocico, debía salir a cabalgar en pos de su pequeña..., – intento convencer a su trastornada conciencia-- No dominaría a semejante bestia-- subió a la grupa de la yegua de un fluido movimiento azuzando los flancos saliendo en pos del gigantesco alazán negro.

Era por su bien..., en verdad lo era...-- se repetía galopando con el viento enrojeciendo sus cara al evocar los continuos brincos de las estrechas caderas sobre los lomos de la negra bestia .

Ardió su rostro pese al barro golpeando su cara. Los cascos de su veloz yegua volaban sobre el prado irregular a cada zancada, hasta que por fin el pequeño punto en el horizonte fue haciéndose mas y mas grande, fustigo su montura arreciando la alocada carrera, se encontraba demasiado cerca para desistir, aunque como en ese preciso momento solo podía fantasear con su hija subiendo y bajando sobre su dura verga.