La Leyenda de la isla Tabú. (1)
Empiezo una nueva saga que nos llevara a profundizar en la vida de los Colonos de Isla Tabú,conoceremos al ilustre fundador que fecundara con las semillas incestuosas y construya el refugio de todo buen cabeza de familia.
- Estoy agotada susurro bostezando-- sera mejor que me retire se sujeto a la mecedora levantando su pesado vientre hinchado por el ultimo embarazo y acariciándolo suavemente.
Celeste apenas parecía aguantar el peso de otro niño en sus huesos, pese a su demacrado aspecto sabia demasiado bien cuanto trabajo había costado al viejo patriarca, preñar a so propia hija por una ultima vez . Allí era donde había encontrado la muerte, con la verga aun caliente por el ultimo y retrasado orgasmo alojado en el útero de su hija ; su esposa solo en los papeles.-- Observo Ernesto entornando los ojos.
Contemplarla moverse con torpeza era lastimoso , por ella y por las 5 niñas habidas en esa incestuosa relación. No quería pensar en el ultimo vástago de su suegro creciendo en el útero de Celeste, ironías de la vida seguro: otra hembra.
Se soltó los pesados pendientes de esmeraldas y la gargantilla engastada con un movimiento lento , encaminándose a la apoltronada figura de su marido con un rígido suplicio desplazándose paso a paso.
Ofrecio su mejilla , esperando las cosquillas del bigote de Ernesto su esposo desde hacia casi una década , la beso superficialmente, lo suficiente para alejarlo al menos hasta el nacimiento de su ultimo hijo, el cual pateaba sus entrañas deseando ver el mundo exterior.--acaricio calmando sus patadas con algo de preocupación.
- Que descanses cariño..., lo beso fríamente despidiéndose-- Me siento fatigada !-- – Sebastian se ocupara de apagar las luces de la planta baja, acuéstate cuando desees --se alejo con paso lento hacia su dormitorio al otro lado de la casa.
- Hasta mañana cielo..., pronuncio Ernesto observando el reflejo de su esposa escabulléndose fuera de la sala de recreo.
Por un momento , cuando el click del pestillo por fin hubo girado por entero, pudo relajarse lo suficiente para destapar el estuche bajo el cojín central, allí estaba uno del los tesoros mas preciados del viejo dinosaurio, envuelto aun con el sello de la valija diplomática intacto. Una valiosa caja de puros habanos. regalo del alguno de los achacosos colegas con los que contaba su suegro en la Habana, pico la punta encendiendo el cigarro exhalando la primera bocanada de humo blanco y fragante. Con su whisky de pura malta en la otra mano permaneció estirado; Por los pequeños placeres levanto su copa hacia el techo. Brindo a la salud del viejo tirano muerto.
Durante esos momentos la mansión realmente era otra; parecía suya, Solo era una ilusión, no se dejaba engañar, su presencia siempre rondaría por sus pasillos, haciéndole imposible olvidar su pasado. Poco importaba si estaba casado con El iceberg de hielo y todo fuera legalmente suyo. Desde su adorada hija Celeste, hasta todo lo que encerraban los muros de aquella tétrica mansión.
Todos lo sabían...., todosss...
miraba al techo con gesto algo rígido, al menos no debía acudir a su dormitorio , en eso su esposa había sido muy comprensiva.
Y se lo agradecía....,
Saboreo otro trago dejando vagar su mirada a través de los paneles de nogal tallados con el emblema familiar en forma de mariposa, Maldita Larva asquerosa...– escupió una larga vaharada de humo – Ridículo bichejo para tanta solera-- torció el gesto.
- Asquerosos gusanos..., eso era lo que eran..., hileras de bichejos arrastrándose , reptando, hasta formar los capullos, Esas cosas chiquititas y peludas que constituían la base de la riqueza de la familia, Ahhhhhhhhgggg! – le Repelía todo aquello..., siempre lo hizo... , poco importaba que la heredera de toda aquella fortuna fuese un autentico espantajo , Su padre fue inflexible a ello.
Su familia necesitaba el dinero, y la familia de ellos deseaban un titulo, canje justo, no? Poco importaba si apenas tenia 18 años cumplidos ni había abandonado el colegio interno – chupo otra larga calada de su puro rememorando la ridícula ceremonia en la que se había unido algo mas de una década atrás.
Celeste debía rondar los 27 o 28 años, una edad en las que muchas matronas preparan a sus hijas para el matrimonio, o enviudan después de dos décadas con un hombre que las había cargado con decenas de niños, Ella permanecía soltera.
Se aventuraban a murmurar sobre su frágil salud , sobre sus encierros enclaustrada desde que llegara a su adolescencia.
La compasión y lastima despertada por la buena sociedad la excusaban de los largos encierros a los que se veía sometida y en los que apenas tenia contacto con el mundo externo, salvo el de la servidumbre de la inmensa mansión., había pasado de la edad casadera a la madurez sin candidatos a cortejarla y casarse con ella.
Unos decían...., Su padre es demasiado estricto con ellos!, otros lo tachaban a su frágil salud; – No podrá tener herederos!-- susurraban a sus espaldas. ,
En aquel tiempo no prestaba oídos a las habladurías, Ernesto apenas era consciente de todo aquellos rumores, ocupado como estaba en seducir a las doncellas que servían en la mansión de su padre.
Los recuerdos asociados a su casa en la ciudad eran de lo mas variopintos y placenteros. Y en todos ellos estaban incluidas alguna de ellas, no era mucho el tiempo que pasaba entre los muros de la mansión pero si lo suficiente para aprender con Ilsa, la doncella de su madre.
Tendría 13 años cuando levanto sus enaguas y contemplo su coño peludo a un palmo de sus narices, ayudado si por las mañas de una evasiva muchachita solo un año mayor a él.
Acababa de volver del internado cuando la atrapo columpiándose en el roble de fuera, las faldas al viento , la suave sombra del pelillo sobresaliendo cuando se aproximo a la espalda.
El encontronazo de sus piernas lo lanzo hacia delante como una coz de mula inconsciente, una brecha del tamaño de una cañada le abrió la frente y empezó a sangrar entre los quejidos asustados de la niña.
Lo siguiente que recordaba fue confuso, estaba en su habitación con una compresa de alcohol en la cabeza.
Su madre retorcía un pañuelo entre sus manos sentada junto a la cabecera , su padre tan severo como siempre permanecía tieso contemplando el patio desde la ventana.
Decidió callar la implicación de Ilsa en todo aquello, no quería buscarle mas problemas de lo necesario menos aun si lograba tenerla bien dispuesta.
Su madre le exigió una explicación a la que escapo fingiendo una torpeza que no poseía, su padre apenas despego los labios , eran asuntos de mujeres discutir sobre el servicio. Para cuando Madre abandono sus aposentos se sabia victorioso; nadie sospechaba de Ilsa.
Solo su padre permaneció algo mas de lo habitual inmóvil en la ventana, y fue cuando su madre salio de la habitación cuando hablo.
- Ten cuidado con las muchachas hijo, son tentadoras. De sobra se cuanto!-- le miro con un extraño brillo en los ojos.-- Disfrutalas..., pero no dejes que extraigan tu esencia...!-- Siempre fuera... entendido?
- Si padre...-- contesto confundido al extraño consejo.
Fue después mas tarde, esa misma noche cuando Ilsa vino a visitarlo. Llevaba el gracioso delantal sobre un austero vestido gris, los adorables rizos caoba escapaban de la rígida cofia al sentarse en la butaca donde madre había permanecido velando su sueño.
- Señor..., Graciaaas de todo corazón.-- hablo sujetándose el puño en el pecho-- Os debo tanto..., tanto...-- Si hubieran sabido lo del... columpio-- me habría echado.-- No se como , os lo agradeceree...-- dejo sin acabar.
- Ilsa no hace falta..., solo, solooo-- levantate las faldas por favor..., si de verdad quieres retribuir mi silencio haz lo que te ordeno.-- apoyo la espalda en el cabecero de la cama-- Muéstrame tu calzón.!
Con algo de lentitud sus manos sujetaron las anchas faldas levantando la ropa mostrando la enagua blanca y las medias blancas de hilo.
- Abre el calzón...-- dejame verte el pelillo-- empezó a acalorarse viendo a la chica soltando el botón enseñando el nacimiento del pelillo caoba .
Los colores pintaban las mejillas de ambos, algo muy agradable le recorría el cuerpo levantando la sabana cuando estiro la mano acariciando con dos dedos el pelillo crespo, el contorno desplazándose hacia abajo hasta dar con la hendidura donde sus dedos tropezaron metiéndose. Le soprendio la calidez envolviéndole los dedos, era muy agradable al tacto e inmediatamente noto los dedos pringándose alrededor.
El murmullo y el saltito de Ilsa en la butaca lo sorprendió, continuo rozando muy despacio hasta volver a meterle un par de dedos rozando el granillo hasta notar la pinza atrapando le los dedos al llenárselos de un jugo pastoso.
Se llevo los dedos a la boca, oliéndolos, punteo la lengua probandolos..., no eran meados..., y visto la abochornada cara de Ilsa satisfecha y derrotada con las piernas aun temblando junto a la cabecera de su cama, no parecía ser doloroso, no..., al contrario.
Después de aquella noche, continuaron explorando sus mutuas diferencias, aun se maravillaba ver el primer chorro de esperma golpeando su cara al manosearle la polla al día siguiente, todo un fogonazo de puro goce.
Continuaron con aquellas clases tan divertidas y una noche de tormenta antes de volver al internado entre las sabanas de algodón había acabado por hincarle la verga en el estrecho coñito.
Gracias al ruido de la tormenta, no pudieron oír el alarido de la pobre Ilsa aullando cuando empezó a envestir sin entender muy bien lo que debía de hacer.
Solo sabia que aquello era lo mejor que jamas hubiera probado, pero casi cuando ya no podía mas sintió los espasmos de la polla escupiendo la babosa leche sin control.
Entendió entonces las palabras de padre, se estaba vaciando dentro de las candentes paredes, sin poder remediarlo.
Acabo rendido sobre una sonrojada Ilsa, apretado en su tierna vaina cayo muerto sin imaginarse dos ojos espiando a través de la mirilla oculta frente a ellos.
Fue a la mañana siguiente, cuando despertó solo en su cama cuando reparo en la oscura tela de los pantalones de su padre.
- Muchacho imprudente...-- rezongo sujetándolo de la oreja-- No te dije, que fuera...-- acaso no entiendes que podrías preñarla.. insensato...-- le atizo un pescozón que acabo de despabilarlo. Ahora mismo te dejaría sin orejas...-- murmuro colorado por la rabia.-- De todas las muchachas del servicio... tuvo que ser ella.
- Pero padre...-- soltó vistiéndose a marchas forzadas-- Porque....?, Como...?--
- Imbécil... es que no entiendes...-- se llevo la mano a la sien-- Ilsa es..., – Es... medio hermana tuya..., acaso no ves la aberración..., – Fue una chiquillada por tu parte..., no se te vuelva ocurrir acercarte a ella, entendido?--
- Pero... si Loren es su madre quiere decir...-- dejo en suspenso al recordar a la lavandera cargada con la decena de hijos a sus faldas.-- Franz... su esposo...no?--
- Insensato...,-- no eres quien para juzgarme jovencito-- entendido?-- Lo que yo haga con mi vida no debe preocuparte, mi herencia esta bien resguardada para ti...-- Solo espero que recuerdes...-- mantente lejos de Ilsa.
Las revelaciones de su padre rondaron su cabeza todo el viaje de vuelta al internado, conocía por todos la extensa caterva de hijos de Loren , la cocinera.
A caso todos eran sus medio hermanos?, no recordaba cuantos de ellos tenían el pelo caoba como Ilsa o castaño como el de él. No, como él no, como su padre.
Franz el esposo , poseía una espesa cabellera rubia, ninguno de ellos heredada por su progenie. Sospecharía a caso de la procedencia de todos sus hijos, porque aun siendo marinero y permanecer mas de la mitad de su vida en alta mar, debía ser consciente.
Fue a esa edad a los tiernos 13 años, cuando la hipocresía de la alta sociedad se revelo para él. Su imponente y noble padre, duque , varonet y hacendado, tenia a su otra familia conviviendo bajo el techo de su esposa santificada por la iglesia. El muy cabrón....
Tras aquello, prefería pasar las vacaciones en las casas de sus compañeros de internado.
Sabiendo cuanto asco le produciría cruzarse con un padre que se las daba de buen esposo y cristiano. Dejo que los años pasaran acudiendo lo menos posible a su casa.
Alguna que otra vez veía a Ilsa sonreirle dulcemente, aferrando otro de los nuevos hermanitos regalo del cabronazo de su padre; el duque.
No permanecía mucho tiempo bajo su techo, solo visitaba su hogar por respeto a su enferma madre, debilitada tras otro fallido embarazo sin preocuparse cuan cerca estuviera a la muerte, se apagaba en cada uno de los abortos hasta finalmente morir a dos semanas de cumplir los 17.
Después de aquello dejaron de cruzarse palabra alguna, únicamente misivas en las que destilaban el resentimiento acumulado en silencio.
Refugiado en la mansión de su antiguo compañero de cuarto, despachaba las suplicas con las que su padre procuraba congraciarse , pero como siempre todo tenia un fin y ese llego cuando menos lo esperaba.
Llego sin hacer demasiado ruido, en la llamada a la oficina del director de su internado, intrigado descubrió tras los pomposos modales la verdadera razón de su visita ; 4 facturas vencidas no cubiertas por su padre.
Tras aquello fue amablemente invitado a abandonar el internado o de otra manera expulsado sin miramientos.
Se vio con sus baúles a la puerta de la mansión paterna con el puño colgando del picaporte.
De los jardines de su hogar apenas quedaba rastro de la magnificencia de otros tiempos, no fue solo el jardín.
Ya no le recibieron los criados de librea de antaño.
Todos habían dejado de servirlos, una pesada atmósfera de dejadez parecía impregnarlo todo.
Arrinconado en la vieja biblioteca su padre lo recibió enterrado entre pilas de papeles desordenados.
- Cuanto me alegro de verte Ernesto...-- se levanto abrazándolo como una tabla salvavidas deshaciéndose en lagrimas.-- Eres mi único consuelo en estos tiempos tan oscuros!
- Padre..., que demonios ha sucedido con ...-- ojeo el aspecto desaliñado-- Todo...!
- Malas decisiones, malas cosechas.... malas inversiones-- sentencio bajando los ojos rehuyendo su mirada.-- Es por eso... por lo que no he podido pagar las cuotas del internado hijo...-- Por eso y... por una ventajosa oportunidad...-- le apretó las muñecas ansiosos.
- Todo se ha evaporado..., así sin mas?-- pregunto desde su mas tierna ignorancia-- No queda nada..., nada.,...-- abrió los ojos desmesuradamente--
- No debes temer... hay una solución para todos nuestros males-- Nos devolverán todo cuanto era nuestro y lo doblaran-- A cambio... , a cambio de una boda...., de nuestro titulo.
- Vas a volver a casarte padre ?-- ladeo la cabeza sorprendido-- Pensé que... – termino abruptamente la frase al ver la tensa mirada de su padre . Cuanto vale esta heredera?
- Yo no poseo el titulo de vizconde... ese era el legado de tu madre, Y es vizcondesa lo que desea ser Celeste, así que... deberás ser tu quien se despose...-- soltó sin rodeos-- Una heredera sera el fin de nuestros males.
- No por supuesto que no!, tembló palmeando la mesa donde los documentos se desparramaron,-- Casate tú con ella si ese es tu afán .-- respondió furioso.
- Muy bien jovencito... no te cases con ella, y veremos cuanto tardas en tener que utilizar esas delicadas manos para trabajar,-- perderemos todas nuestra propiedades, deberemos vender toda nuestra magnifica cuadra y aun así..., – los acreedores golpearan nuestra puerta día si y día también.
- Por dios... como demonios...has podido!-- no has respetado nada... seguro...!-- apretó los puños dispuesto a golpear la cara de su padre.
- Ten por seguro que si tu futuro suegro hubiese querido yo hubiese sido quien me casara con el espantajo , – no me hubiese importado lo mas mínimo...-- Pero se atrevió a rozar su hombro-- Quiere un hombre joven... y por desgracia no lo soy. --Te quiere a ti.
- Esta bien..., cuanto queda para que los acreedores acudan a por sus deudas?-- se desentendió de la voz susurrante del padre.-- Lo haré me casare con ella.--- Pero te juro, por la memoria de mi madre que tras esto...., – no habrá nada pendiente entre los dos.
Con el largo velo de finísimo tul blanco tapándola sujeto su mano, repitiendo los votos maritales,inmóvil al lado del pestilente y orondo padre, el patriarca de la seda.
El entonces un muchacho ignorante solo podía mirar hacia delante, convenciéndose de que las palabras susurradas por su padre al pie del altar podrían consolarlo al llegar la noche. Se sabia comprado, tasado y empaquetado para aquella poderosa familia.
Aun si , la lazada del cuello parecía estrangularle cuando sujeto el anillo de 7 generaciones de antepasados.
Honestidad , Nobleza, Sacrificio....-- se repetía al deslizar el anillo en la huesuda mano.
El sutil aroma a lirios siempre le recordaría aquel día, asociándolo con el principio de su pesadilla. Nunca tuvo ninguna oportunidad, de hecho..., así fue propuesto en el contrato que se firmo en la misma sacristía , nombre a cambio de riquezas.
Todo transcurrió en una ensoñación borrosa, como en un sueño o en ese caso una interminable pesadilla de la que nunca despertaba.
Se vio arrastrado a un festín en la lúgubre casa solariega, la decena de carruajes agolpándose en la entrada enrejada de la mansión Hardesteen , las hileras de invitados desfilando marcialmente felicitándolo y susurrando en voz queda, acallando y dispersándose al verlo aparecer.
Pudo haber sospechado algo, pero jamas se imagino nada..., no estaba en su inocente mente imaginar lo que conocería un poco después.
Sentado en la mesa presidencial de su boda, con su flamante esposa a su derecha cumplió con el habitual y sereno rito del brindis.
Bebió a la salud de la novia, contemplando las huecas sonrisas reflejadas en cada uno de los rostros que se sentaban en las hileras de invitados.
Comió y bebió, escuchando la suave música del cuarteto flotando al final de la sala, observando de vez en cuando a las niñas de las flores, aquellos diablillos de 8 o 9 años riendo y danzando descalzas sobre el prado delantero.
En un principio imagino a sus padres entre la decena de invitados que se congregaban en la fiesta, no sospecho nada extraordinario aun cuando a las puertas de la medianoche las encontró dormitando sobre el canapé junto al invernadero.
Se limito a olvidarse de ellas, preocupado y nervioso como un colegial ojeaba el piso de arriba sabiendo cual seria su obligación cuando el reloj repicara en la primera hora después de medianoche. acudir por primera vez a la cama de su esposa.
No pudo aguantar la impaciencia , la pelota de nervios y angustia le hicieron apresurarse escalera arriba antes de media noche.
Así lo hizo, escalón a escalón, con el regusto a vino rancio en su boca subió hacia su nueva vida con el corazón golpeando en el pecho, ridículamente se veía como la virgen que debía sacrificarse en su noche de bodas.
Desecho cualquier inseguridad, era un Delvalle San Cortes …, cuya genealogía se extendía a través de los conquistadores allá en las primeras cruzadas, no podían temblare las piernas , aunque en verdad las sintiera de gelatina cuando encaro el pasillo y entreabrió la puerta de su dormitorio. No era un novato, varias doncellas habían gozado de su incansable verga., se convenció aflojándose el pañuelo del cuello.
Aliviado por la oscuridad que ocultaba mas que insinuaba, se apresuro por acercarse hasta la cámara que conectaba los dos dormitorios, un leve ruido parecía salir del otro lado de la puerta de separación.
Preocupado por los extraños gruñidos que salían de la habitación de su esposa , pego el oído a la puerta, los gruñidos de dos voces le parecieron cada vez mas apremiantes.
Asustado y con algo de apuro abrió la puerta con celeridad, al otro lado la luz prendida en los candelabros junto a la cama iluminaba tenebrosamente la estampa mas horrenda que jamas hubieran contemplado sus ojos.
Su esposa lucia descuidadamente desnuda botando sobre una redondeada tripa ,escondida sin duda por aquel vestido de gasa blanco cabalgaba la figura oronda y recia de su viejo padre,
- Maaas fuerte..., maaaasss fueerteee... siiii, oooh,, siiii... asiiii... paapaaa que gustoooo, que gustoooo, – gemía rebotando una y otra vez sobre la figura peluda de su suegro.
El candil que llevaba en la mano se le escurrió de la mano y golpeo el suelo ruidosamente, los dos amantes se paralizaron al escucharle.
--Yooo, yooo..., yoooo-- farfullaba estúpidamente incomodo ante padre e hija.-- se volvió hacia su habitación con el gruñido de los dos amantes continuando en un coro de voces frenéticas y furiosas.
Las manos le temblaban, no podía creérselo..., su esposa se acostaba con su propio padre, era monstruoso, dantesco, – la prueba evidente era el niño que crecía en su tripa-- Como podían..., se meso el pelo horrorizado.-- Por eso te necesitaban...-- se decía meciéndose una y otra vez.
Cada una de las piadosas sonrisas de los criados se fueron intensificando en su cabeza, el sonrojo empezó a cubrirle el rostro, acaso todos sabían las inclinaciones de sus amos …, todos menos él.
La cabeza le bullía con mil imágenes, curiosas peculiaridades como el padrinazgo de varias hijas de sirvientas.
Y si no fueran solo hijas de criados?...
Cuando pensaba que su cabeza iba a estallar, la puerta de su habitación se abrió de repente. Dirigió la mirada hacia la puerta, aun a oscuras distinguió la corpulenta figura de su suegro .
Precedido por el ligero aroma a habano, avanzo hasta la lampara de aceite y abrió la espita prendiéndola . La luz inundo la estancia, revelando la campechana imagen cubierta con una bata de felpa negra.
- Hijo..., ahora que eres de la familia, comprenderás que ciertos aspectos de esta no se te revelaran de inmediato.-- Digamos que..., Celeste me necesita tanto como yo la necesito a ella, y por supuesto...-- inhalo una honda bocanada expulsándola-- No pienso renunciar a ella... comprendes?.
- Si..., señooorr...--bajo los ojos de la repulsiva seguridad mostrada por su suegro-
- Celeste es mi mujer..., entendido?-- Y lo que es mio... no lo comparto, comprendes muchachito?
Al cuerno si es mi hija, – Me ha dado los 15 mejores años de mi vida... y que he podido darle yo...-- suspiro mirando hacia donde su hija descansaba-- 3 preciosas hijas... que deben llevar el maldito estigma del incesto. Me niego a que este nuevo niño sea ilegitimo..., de hecho por eso estas aquí..., para que delante de todos... seas el padre del niño...-- Aunque verdaderamente sepamos que yo lo engendre.-- * por eso... me eligieron.-- comprendió derrotado.
Vio a su suegro inhalar otra fuerte vaharada de humo entrecerrando los ojos, contemplándolo calladamente.
- Por eso.., si... y porque tu nombre nos abrirá las puertas de lugares que nos eran vedados hasta ahora-- Tu familia se ha beneficiado con la dote de Celeste y yo-- exhalo el humo-- digamos... abriré puertas hasta ahora vedadas.
- Entiendo...-- Sobre el papel seré un monigote que usted maneje, no podre decidir sobre las fabricas, ni tendré voto, incluso no podre acercarme a mi propia esposa – Todo a cambio de su dinero-- Se levanto airado.
Después de aquella confesión desapareció apagando el puro y volviendo hacia la habitación donde descansaba su hija. – Podrás tomar una o dos amantes entre las muchachas del servicio, con discreción por supuesto..., tanto nos da..., si decides trasladarte a otra parte de la mansión. – Dios sabe que es los suficientemente grande para albergar a un ejercito-- se le grabo en la mente a fuego.
Conmocionado, se llevo las manos a la cara, estaba preso en una jaula de oro; pero al fin y al cabo preso.
Momentáneamente comenzó a escuchar los gruñidos al otro lado de la pared , pálido se estiro sobre la gran cama cubriéndose con la manta cuando los chillidos de los dos se intensificaron explotando en un orgasmo liberador, luego el silencio se apodero de la estancia dejando que sus nervios se apaciguaran y el sueño acabara por vencerlo.
Pestañeo rápidamente, la luz se colaba a través de las gruesas cortinas de brocado . Alguien abría enérgicamente todas las ventanas dejando entrar la luz. El martilleo en su cabeza era infernal, el sol agudizaba aun mas sus aporreados sentidos.
La doncella se dedicaba a deslizar las cortinas abriendo las ventanas para dejar pasar el aire y a él la resaca empezaba a pasarle factura.
En silenciosa procesión, removió los rescoldos de la chimenea colocando una reserva de carbón lista para ser encendida.
Aquella seria su nueva casa, se dijo sentándose en la cama. Su maldita casa, se entretuvo mirando hacia la puerta que separaba las habitaciones.
Sin duda el patriarca habría abandonado el lecho de su hija, o serian tan confiados que no les importaba ser descubiertos por la servidumbre.
- La señora se ha levantado...?-- quiso saber en tono casual--
- No señor, ella... ha dicho que se encontraba indispuesta-- subiremos el desayuno mas tarde-- Desea el señor el desayuno en la habitación?-- pregunto la muchacha.
- No..., desayunare con el señor...!-- aparto la sabana de golpe para salir de la cama.
- El señor.... no desayuna abajo...-- pre... pre... prefiere hacerlo en sus habitaciones...!-- enrojeció la muchacha bajando la cara hacia el pecho.
- Entiendo...-- Se apresuro a echar agua en el lavamanos – Necesito un baño caliente..., – Rápido... – la despidió con gesto indiferente.
- Si señor...-- salio a toda prisa sin levantar la culpable mirada del suelo.
Todo el servicio estaba al tanto de la estrecha relación de padre e hija, a saber cuanto llevaban a su servicio. Supo entonces, que siempre seria así..., le mirarían con una extraña mezcla de compasión y pena. En su propio hogar.
Maldijo mil veces a su padre , un ser devil conocedor de la inmensa fortuna demasiado cobarde y sin escrúpulos para sacrificar a su joven hijo.
No se quedaría bajo el mismo techo..., no..., pondría tierra de por medio alejándose de chismes ,habladurías e insidiosas acusaciones. A lo sumo, esperaría el nacimiento de su hijo y marcharía al extranjero , a las plantaciones en Asia.
De eso hacia algo mas que una década, 12 años.., se llevo el puro a la boca exhalando una hilera de anillos concentricos.
Camila nació siete meses después de la noche de bodas, una preciosa muñeca de fuertes pulmones capaces de espantar a la decena de niñeras que osaran cargarla en brazos, poseedora de una espesa mata de pelo rojo heredado de la madre de su esposa, le debía su nombre a su adorada abuela .
Secretamente se alegro al conocer el sexo del bebe , al menos su gozoso abuelo no había conseguido a su heredero..., suponiendo que no volviese a intentarlo de nuevo. Se largaría antes de volver a encadenarlo a otro embarazo ficticio.
Nunca una criatura fue tan consentida como aquel pequeño bulto de vida, adorada tanto por su madre como por su abuelo, jamas abandonaba la mansión sin cuatro nannys pendientes de cada movimiento. Mimada y tratada como reina nadie conseguía amansar sus rabietas salvajes, salvo él ; Ernesto.
Inexplicablemente era el único al que adoraba incondicionalmente, permaneciendo callada cuando era depositada en sus brazos, quizás fue..., por su halo de indiferencia, o por su fría aptitud hacia la hija de su esposa por lo que la niña rogaba y pataleaba hasta ser tomada en sus brazos.
Pese a ello , embarco rumbo a Filipinas en el tercer cumpleaños de la pequeña princesa.
Tal como se prometió no volvió a pisar la monstruosa mansión , enfrascándose en sus viajes por toda la costa asiática, entablo un prospero comercio en la alejada Siam que ocasionalmente dejaba para practicar su hobby favorito; la caza.
Allí era donde había amasado su propia fortuna , ajeno a su otra vida al otro lado del océano, disfrutaba de la compañía de su gran amigo el príncipe Mongkut al que amigablemente consideraba su verdadero hermano. Exiliado de su propia corte por un hermano algo menos comprensivo.
Exploro junto a él todo el vasto territorio hasta zonas donde el hombre blanco jamas había puesto su huella.
Hasta el maldito día en que todo volvió a cambiar, el día en que recibió el telegrama...
Ese día había cerrado el trato con la compañía holandesa de Indias Orientales para transportar mas rápidamente el hilo de seda .
Ya al bajar el caballo y dejarlo junto a Puang el mayordomo de su plantación, presintió algo distinto, sentado tras su silla de caoba despacho el correo diario, hasta que repara en el pequeño rectángulo plegado junto a la bandeja .
Raramente recibía telegramas, no solían traer buenas noticias, a lo sumo inconvenientes de los que tendría que hacerse cargo.
Leyó la escueta nota donde le comunicaban la muerte de su suegro, finalmente el gran patriarca había dejado este mundo.-- levantándose se acerco al pequeño bar y se sirvió un abundante brandy – Por ti viejo crápula!-- apuro el trago de un solo movimiento.
Las siguientes noticias también llegaron por telegrama solo unos días después, su esposa estaba sumida en una honda pena , su medico particular solicitaba su presencia inmediatamente.
Asqueado de nuevo por su suerte, se preparo a volver a la hipócrita nobleza donde todo eran falsas apariencias y mentiras veladas, allí donde su “familia se movía como pez en el agua” entre aduladores que no dudarían en despellejar los si supieran la sucia relación de padre e hija.
Obligado por las circunstancias cerro su casa ,despidió al servicio dejando todo a cargo de su gran amigo Mongkut precipitándose al barco que llevaría de vuelta a la engorrosa civilización .
Cruzo el pacifico a bordo de un velero de la compañía holandesa, durante 3 meses ,sortearon tormentas vadeando penínsulas y arribando a costa con 3 tripulantes menos de los que zarparon.
Lejos quedaba atrás su imagen aniñada con la que partió hacia la aventura, el sol en la jungla había tostado su piel y aclarado su oscuro pelo castaño, sujeto a la espalda por una cinta de cuero negro regalo de su amigo el príncipe,
Un regalo para espantar la mala suerte.
Sus ropas de tonos claros destacaban entre los paños oscuros que se movían por todo el puerto, apresurándose tomo un carruaje para dirigirse a su antiguo hogar, todo lo poseído descansaba en la gran bolsa colgada a la espalda envuelto y doblado por sus propias manos.
Justo cuando se detenían frente a la reja de entrada pudo distinguir las torretas cubiertas por la espesa niebla, se rebullo nervioso ante la sensación del frío volviendo a golpear sus huesos.
Cuando por fin hubo pagado al cochero, se apresuro a tomar su petate a la espalda avanzando hacia la monstruosa entrada principal.
Seguía siendo escalofriante, aun así se obligo a caminar con paso firme hasta llegar junto a la puerta franqueada por dos pétreos leones.
Escucho los pasos del mayordomo aproximándose lentamente abriendo la puerta para ojear las visitas inesperadas.
- Que desea?-- pregunto en tono petulante-- No hemos solicitado el servicio de …!--dejo en suspenso al reconocer la tez del joven señor.
- Jeffries... veo que no ha cambiado nada por aquí!-- espero mientras la puerta iba abriéndose y el criado lo miraba estupefacto.-- Esta mi esposa en casa?-- le tendió la capa majestuosamente.
- Si señor... esperábamos su presencia un poco mas tarde-- carraspeo incomodo haciendo una señal al muchachito a su espalda.-- Tommy , ve a avisar al servicio...-- El señor ha vuelto!
Entro al salón con paso firme, en cada rincón podía notarse la presencia etérea de su suegro, su despacho seguía siendo su santuario donde nadie había osado a aventurarse. Miro a través del ventanal tras su escritorio de nogal , trazo un reconocimiento de todos los volúmenes acumulados en la magnifica biblioteca a sus espaldas, los tonos oscuros no desentonaban en aquel lugar.
Volviéndose reconoció la voz avinagrada de la doncella personal de su esposa.
- Señor Delvalle ... que alegría tenerlo de vuelta-- mintió aproximándose hasta la chimenea encendida-- La señora esta recuperándose de la gravísima perdida – siguió hablando-- aun esta algo delicada-- sed comprensivo con ella..., ha perdido a... aaa...-- dejo sin acabar.
- Entiendo perfectamente..., no os preocupéis – donde esta mi hija ?-- quiso averiguar contemplando el esplendido invernadero acristalado.
- En su clase matutina..., creo que junto al invernadero.-- prosiguió explicando la doncella-- Quizás queráis visitar a vuestra esposa, pero por favor no la fatigareis aun esta fatigada , os acompañare a sus aposentos.
En ese momento vio aparecer una figura detrás de las puertas , una muchachita pelirroja asomaba tras la puerta escondiéndose nerviosa, la cabellera rizándose perezosamente sobre la espalda atrapando cada rayo de sol ..en su roja melena.
Soltó la cortina sonriendo, su pequeña había crecido..., tanto que les costo asociar la imagen de las muchachita con la de la rolliza criatura despidiéndose a pie de barco.
Lentamente siguió la rígida espalda de la doncella hasta la puerta de las habitaciones que tan mal recuerdo le traían, espero paciente a que la criada entrara a comunicarle la vuelta del esposo.
Pese a la oscuridad, la cama se veía demasiado grande para la pequeña figura de su esposa acostada.
Una figura vestida de negro se erguía frente a ella tomando el pulso.
- Que alegría querido..., te presento al doctor Craven..., el medico de papa-- suspiro llevándose el pañuelo de seda a los ojos-- Doctor – presento-- este es mi esposo Ernesto Delvalle , lo recuerda?-
- Claro, claro...-- encanto joven-- se apresuro a inclinarse en una tímida reverencia-- hace mucho … pero lo recuerdo.--
- Continué, continué doctor...-- Solo he venido a saludar a mi esposa-- Querida...!-- beso suavemente la mano tendida hacia él.
- Gracias por acudir tan raudo Ernesto , Tu hija agradecerá tu vuelta..., – suspiro mirando hacia la almohada vacía ,soportando las lagrimas – papa dejo estipulado la lectura del testamento tras tu vuelta,-- se volvió a llevar el pañuelo a los ojos llorosos protegiendo la redonda curva de su vientre, – mañana tendré fuerzas para levantarme.
Con alivio espero junto a la salita rosada hasta ver al doctor abandonar a su paciente. La visión demacrada de Celeste lo pillo por sorpresa , nada quedaba de sus brillantes rizos dorados, la palidez cubría su rostro marcado por las arrugas profundas.
Incluso los centelleantes ojos azules habían perdido esa chispa de dulzura tan característica cuando la conociera.
- Querido amigo-- hablo el doctor limpiándose sus lentes-- Su esposa esta sumida en una tristeza profunda, y su delicado embarazo no ayuda en ello— Es demasiado pronto para el alumbramiento...--sentencio.-- Y si sigue de la misma manera... no se si podre... salvarlos!.-- Vera... , tras cada parto se vuelve mas y mas complicado... eso y su avanzada edad!-- sentencio estrechándole la mano .
- Esta bien , Doctor— lo vio alejarse por el pasillo pensativo -- Viejo crápula... has querido tener tu maldito heredero... verdad?
Sumido en mil pensamientos, se encamino hacia sus antiguos aposentos con paso lento pensativo. Solo cuando estuvo frente al fuego llameante escucho la risilla .
Se volvió un instante hasta localizar el foco de donde salían, un par de zapatos sobresalían debajo de la cortina junto a la cama.
Aproximándose sin hacer ruido, corrió la cortina y vio la sonriente cara de su hija ficticia.
- Sorpresa...!-- se lanzo abalanzándose sobre su cuello-- Bienvenido Papa!-- se aferro a su cuello Camila asfixiandolo. - Por fin has vuelto!!!
- Ohhhggg... así que te escondías aquí... granujilla!-- se giro abarcándola en sus brazos .-- Has crecido mucho......-- casi no puedo levantarte...-- Se rió haciendo el titanico esfuerzo por izarla igual que cuando era un bebe.-- Aaggghhh me has roto el espinazo-- fingió doblándose dolorosamente.
- No es verdad...!-- siguió riéndose alegremente-- Vas quedarte, por favor, por favor....-- apretó sus costillas contra su torso.
- Buenooo..., si no estrujas a tu pobre y viejo padre lo pensare-- beso la cabeza rizada-- ahora ve a lavarte ,no creo que tarde mucho en servirse la cena! – Vaaa señorita...!
- Si papa...-- murmuraro alejándose hasta la puerta sonriendo le.
Por un momento un extraño y raro calor se había apoderado de su cuerpo al estrechar a Camila con fuerza, algo realmente tierno y suave mitigo su cinismo al abrazarla, algo muy agradable anidando allí donde sus tiernos pechos se aplastaban contra él.
Con el animo algo mas fortalecido desplegó su único traje, aliso las solapas dejándolo listo para el servicio. Allí era necesario cambiarse hasta 4 veces antes de acabar el día, sin duda alguien del servicio plancharía su traje y lo dejaría listo sobre su cama.
Desprendiendo el nudo de su pañuelo se deshizo del chaleco, la camisa y los pantalones.
Al menos podría sacarse el olor a puerto de encima pensó, pasando la esponja sobre la piel tostada por el sol.
Por ultimo se apresuro a soltarse el pelo del encierro, peinandolo con la única herramienta de su mano.
El reflejo del espejo le devolvió su aspecto mas habitual, aquel con el que se despertaba todos los días.,
Cerro los ojos dejándose llevar mientras se agarraba el cipote y comenzaba sobar con fluidez de años de experiencia, llevaba demasiado días sin tirarse a una hembra de ahí el desconcertante estado de erección al notar los pechos de su hija apretándose contra él.
Un par de profundas talladas consiguieron ponerlo al borde, con la imagen prendida de su salvaje pelo rojo sobre su hombro.-- El aullido de vaciarse sobre el aguamanos nunca fue tan liberador, ni tan potente,
Al menos se comportaría como un caballero, termino de escurrir la semilla de la punta de su verga. Eso podía lograrlo.
al menos lo pensó en ese instante ,mientras se dirigía al comedor en el que algo mas de una década atrás había sido humillado ante la mas selecta sociedad.
Escucho el murmullo de sorpresa en boca de la servidumbre , no esperaban verlo ataviado con las informales maneras del otro lado del océano.
E incluso contuvo su sonrisa al contemplar la boquita abierta de asombro de sus hija . Las murmuraciones empezarían a correr eran inevitables.
Mirando fijamente la figura de su esposa sentada al otro lado de la magnifica mesa, espero mientras servían el elaborado menú de 8 platos , en una tediosa danza de platos de nombre impronunciable.
Para cuando el postre se derretía en su lengua, deseaba fervientemente escapar de aquellas paredes que parecían ahogarlo, ni los vistazos furtivos a su adorable hija consiguieron hacerle bajar la erección al verla lamer inocente su helado de vainilla.
Quizás fumar un puro, echar un vistazo por la extensa biblioteca y estirarse a saborear uno de aquellos whiskys de malta de 12 años que su suegro poseía.
Cuanto podía tener que contarle Celeste de la lectura del testamento del día siguiente, no mucho...-- pensó levantándose cubriéndose con la servilleta la abultada bragueta de su pantalón , realmente todo era demasiado... acabo encerrándose en el salón donde el viejo llamaba sala de recreo.
Podría soportarlo. Que eran unos días mas al fin y al cabo?, se divertiría a costa de su suegro-- se dijo siguiendo visualmente la estela de su preñadisima esposa, la verdadera razón del encierro de nuevo entre las paredes del mausoleo. – Secretos, secretos.... siempre se trataba de lo mismo.--
De ahí tanta intimidad para la lectura de un testamento, no quería ser descubierta..., ni incluso de ahora muerto, dejaba de dominar la vida de todos.