La Leyenda de isla Tabú. (6)

La travesía hacia lo desconocido comienza, hasta donde llegara nuestra intrépida parejita para liberarse de todo prejuicio y regocijarse en el delicioso incesto.

El ajetreo de otra mañana empezaba en el murmullo de la servidumbre afanándose en sus tareas diarias, en toda casa señorial la actividad comenzaba muchísimo antes de la hora en la que los señores agitaban las campanillas del servicio.

Ernesto permanecía observando oculto entre las sombras junto a las cocinas, aun portaba la camisa roja y blanca distintiva de servicio , el sombrero firmemente clavado ensombreciendo su rostro, otro anónimo sirviente con una cesta de leña para el ahumado de las carnes.

La carga depositada frente al gran espetón permanecía esperando a que el segundo pinche prendiese las brasas donde algunas carnes girarían durante horas.

Gracias al ardid, Ernesto pudo moverse sin ningún impedimento por el ala auxiliar sin ser reconocido, finalmente cuando la puerta se cerro en su habitación pudo sentirse confiado, pese a no haber pegado ojo se encontraba perfectamente despierto, apurado volvió hacia su ropero vistiendo sobre la camisa bicolor su chaqueta oscura, si anudaba un pañuelo con cuidado nadie notaria el mínimo cambio , ni distinguirán los llamativos colores de debajo , lavo su cara peinando su cabellera con eficaz rapidez.

El tintineo de las bolsas en su cuello apenas se aprecio al hacer su aparición el muchacho encargado de prender el carbón de la chimenea.

Una leve inclinación de cabeza mientras fingía componer un nudo al pañuelo a su cuello, la total indiferencia al esperar no delatarse con su fingimiento , lo vio terminar su rutinaria tarea. Disponía de 30 minutos, utilizados para dejar sus cosas en el lugar donde la doncella preparase su equipaje.

Nadie debía notar cambio alguno.

Trece minutos sobrepasaban su habitual hora del desayuno , al igual que el resto de los días, ningún otro habitante había echo acto de presencia, despacio se sirvió un plato con riñones salteados , esperando a que Jeffries llenase la taza del primer te de la mañana.

La transpiración apareció sobre su labio al reconocer la inmutable figura del mayordomo firme junto al servicio matinal, en su cabeza no dejaban de aparecer no solo con las muchachas del servicio. Procurando no reflejar ninguna expresión a su cara, tomo asiento cruzando el habitual saludo de cada día. .

Mastico con su habitual flema pendiente de la rígida postura del mayordomo, la bandeja con la nota descansaba a solo unos palmos de su mano , se obligo a fingir el ritual acostumbrado dejando transcurrir los minutos hasta que el tenedor acabo descansando sobre el plato limpio.

Sus cejas disimularon el perfecto instante en que reflejaron la sorpresa de sus ojos leyendo la nota, sabia que la atención del mayordomo estaba pendiente de cada movimiento al dirigirse a él.

  • Una nota de mi padre..., eh...., creo que... se trata de una enfermedad... o algo por el estilo-- Jefrries prepara mis cosas , visitare a mi padre durante unos días.-- se alejo con paso firme hacia el estudio.

Encerrado tras las forradas paneles de cedro, permaneció sentado interesado en leer un diario por el que no sentía mucho interés, las noticias correrían como pólvora y provocarían reacciones. Contaba con ello.

Los minutos le parecieron horas cuando finalmente el recio perfil de Velver carraspeo a unos pasos.

  • Amigo mioo... he conocido las terribles noticias sobre la salud de vuestro padre el conde..., terribles …!-- fingió interesarse un Velver demasiado solicito-- Sin duda … necesitara el consuelo de un buen hijo como vos.-- Disponed del tiempo necesario junto a su lado …., no os preocupéis por Camila , aquí junto a su familia permanecerá pendiente de vuestras noticias..., nosotros cuidaremos de ella !--.
  • Gracias por vuestra comprensión, Velver ..., yo mismo he deslizado una nota bajo su puerta explicando dicha situación.-- Por lo visto mi hija sufre de una de sus molestas crisis de migrañas....-- Tras vuestras palabras me siento aliviado de saberla protegida en mi ausencia.
  • Podéis marchar en calma.... y, disponed del tiempo que necesitéis...., vuestra hija es el bien mas preciado de esta casa...-- anuncio volviéndose hacia el hogar llameante-- No dudéis en que su familia sabrá mitigar vuestra ausencia-- se meció sobre sus talones con una ladina mueca.

Ernesto prefirió sujetar las finas hojas del diario frente a su cara, no pensaba delatarse a las primeras de cambio, con gusto hubiera atizado un contundente puñetazo en la sebosa cara satisfecha. Las paginas crujieron al descender de su rostro cuando desapareció casi a la carrera, el primer objetivo estaba cumplido.

Espero el carruaje que lo llevaría a la casa de su padre consciente de la decena de ojos prendidos a su espalda, presentía las miradas observando, maquinando tras cada visillo.

El petate en el pescante aterrizo frente a sus pies con un golpe seco, el carruaje se había detenido frente a la familiar puerta de verja doble , su hogar volvía a abrirle sus brazos.

Con paso firme entro en el paseo de gravilla el suficiente tiempo para ver doblar la esquina al carruaje, deprisa golpeo la puerta sin esperar contestación entrando en tromba hacia sus habitaciones.

El breve encuentro con su padre reprodujo el rencor enterrado durante tantos años, apenas cruzaron cuatro palabras, la tirante relación volvió a incomodarle , al igual que siempre prefirieron ignorarse, cada uno en su ala , ajeno al comportamiento del otro.

Ernesto apenas hubo cruzado sus antiguos aposentos cuando de inmediato comenzó a desbaratar las asfixiante atadura del cuello, la chaqueta siguió el mismo destino .

Estaba preparado , saldría cuanto antes, encajándose de nuevo el sombrero volvía a ser un misero sirviente anónimo, despacio dispuso una disculpa para la cena del anochecer descendiendo por la hiedra de la fachada, recorriendo el camino por las galerías de servicio sin ser detenido por nadie, ni si quiera cuando sus pasos llegaron de nuevo junto a la puerta de la mansión de Velver.

Esta vez el guardes murmuro una protesta , quizás referida al dolor de sus articulaciones , no se detuvo a murmurar solo entro raudo con la capazo de leña repleta de ramas jóvenes.

De nuevo en el interior de las cocinas apuro el paso hasta dejar la madera junto a los espetones, volviendo con el capazo sobre la espalda encogiéndose entre las sombras de las columnas.

Espero viendo desaparecer el ultimo de los mozos, escabulléndose dentro del pasillo de los sirvientes , disponía a lo sumo de 20 minutos para dar con el pequeño Elmer, su objetivo.

Estaba en los aposentos de la lavandera, y hacia allí se dirigió a toda prisa.

Con muchísimo cuidado entro en las habitaciones de la moza, los ronquido parecían retumbar en tan pequeño espacio , justo a su derecha dos cestas se apretaban junto a la mole durmiente.

Los pequeños parecían dormidos uno junto al otro, uno de ellos rollizo y saludable con mejillas redondeadas cubierto del mismo crespo pelo negro que apuntaba bajo la cofia de la robusta madre.

El otro pequeño apenas un diminuto bulto de piernas agitándose, la fina pelusa rojiza cubriendo su cabecita alzada y curiosa.

Elmer parecía conocer sus intenciones, pues apenas protesto al levantarlo de la cesta , el pequeñín solo observo tras sus radiantes ojos azules como el desconocido lo alejaba de sus mantas calientes colocandolo entre unas burdas telas de arpillera . De inmediato una protesta nació de su pequeña garganta, angustiado por verse descubierto tapo la aulladora boca sorprendido ante la ávida succión con el que atrapo su dedo.

Por poco....! – suspiro aliviado contemplando las ansias succionadoras, volviéndose sostuvo con cuidado la cesta y arramblo con lo que le pareció útil hasta su llegada a la posada, estaba en el pasillo de nuevo dispuesto a salir por donde entrara las dos veces anteriores, doblo su espalda fingiendo una dolencia de acorde a una edad que no tenia, ayudaba haberse sacudido algunas cenizas sobre su cabello y encorvarse como si se tratase de su viejo padre.

El guardes se despidió junto a la verjas recomendandole friegas de mentol , sin percatarse de que el capazo atado en sus espaldas no iba tan vacío como a su llegada .

Recorrió dos manzanas con el paso de anciano , asegurándose tras torcer la tercera callejuela que nadie se había percatado de su treta. Enderezo su espalda sacudiendo su pelo bajo el sombrero , el ligero sonido de gorjeos a sus espaldas le produjo un eufórico alivio, las risas del pequeño consiguieron acelerar sus pasos de camino al puerto.

El habitual bullicio del puerto comercial conseguía hacerle pasar desapercibido, maravillado contemplo decenas de goletas descargando su cargamento entre el vocerío de los estibadores, casi la mitad de ellos pertenecían a compañías inglesas, pero fue un clipper neozelandés quien llamo su atención. Por lo visto tenia previsto su marcha en 2 días, apenas dos escalas para reponer agua y alimentos para llegar a Nueva Zelanda con el precioso cargamento de carne y lana de robustas ovejas escocesas.

Suficiente tiempo?-- calculo Ernesto acercándose al callejón de la posada, no se trataba de un barco de pasajeros al contrario..., pero disponían de tan poco tiempo...., cuanto tardaría Velver en atar cabos..., la desaparición del pequeño..., la ausencia de Camila...., no....: El tiempo apremiaba..., averiguaría algunas cosas...- se dijo escalando a las habitaciones donde había dejado a Camila.

El ejercicio le resulto agotador portando a sus espaldas tan delicada carga, finalmente sudoroso y resoplando consiguió introducir su cuerpo por la apertura de la ventana.

Solo cuando recupero el aliento volvió a sentirse en casa, se trataba de eso..., Camila se había vuelto en lo mas preciado, por lo que verse rodeado de sus brazos a penas consiguió mitigar el deseo de estar dentro de ella cuanto antes.

  • Has vuelto, has vueltooo... dejo cientos de pequeños besos sobre su rostro-- Ohhhh , gracias a dios...., gracias a dios.... estaba muerta de miedo...!, suspiro al encontrar la lengua de él buscando la suya.

Pronto las lenguas convirtieron el entrañable encuentro en un caldeado sonido de besos reencontrándose, lamiéndose, mordiéndose según profundizaban caldeando la atmósfera.

Solo el llanto a las espaldas de Ernesto consiguió hacerlo desistir de izarla sujetándola sobre la pared y hundirse dentro de las apretadas carnes.

  • Te lo prometí...., y cumplo mis promesas cariño..., solo déjame tomar aliento...-- suspiro separándose de la ensoñadora carita de su hija-- Se ha despertado creo..., pero espera..., lo pondré junto al catre, al calor del fuego ....,-- se apresuro a sacar las tiras del capazo y sacarse el fardo con mucha delicadeza.

Eso es... pequeño granuja...!-- Ya estas libre..., se apresuro a sujetar uno de sus diminutos puños. * Ohhhh, es perfecto..., se abalanzo Camila sobre el pequeño tomándolo en sus brazos..., no llores pequeñín..., no llores lo meció con suavidad acariciando su cabecita.-- Hueles a cuadra …., acuno con devoción al depositarlo de nuevo sobre el capazo.

Sonriendo Ernesto, beso la punta de la coronilla de Camila, rebuscando entre los pliegues de arpillera un lienzo robado en su asalto al cuarto de la lavandera, entre risas procuraron cambiar el pañal sucio de el pequeño.

Nunca antes habían realizado tareas de servicio, pese a estar algo torcido, con las puntas mal remetidas al pequeño le pareció suficientemente confortable para patalear alegre y quedarse dormido.

Camila sustituyo la áspera arpillera del saco por sus esponjosas enaguas , preparándole una improvisada cuna en el capazo.

  • Camila debemos hablar...., hay un barco en el puerto... – se detuvo bruscamente al notar el asalto de su lengua buscando la suya-- Espera cariño..., acompaño a la traviesa lengua-- Es un ovejero …., neozelandés...-- apuro una profunda lengüetada.
  • Pues nos marcharemos en ese...-- lo miro con los ojos entornados.-- Ven conmigo...-- le tendió la mano retrocediendo hacia el catre – Te he echado tanto de menos ...., es que no lo notas...! – dulcifico su voz.
  • Siiiii …., lo se..., solo que...--Pensaba esperar..., cuando no te sea tan doloroso....., se que fui rudo..., no sabes cuanto lo siento-- . – se le atraganto la voz contemplando a Camila echarse sobre el catre y viendo las faldas de su hija subiendo poco a poco por sus pantorrillas , mostrando unicamente las candorosas medias blancas sin ningún tipo de obstáculo cubriendo la velluda raja. – Estas del todo segura....? – se acerco medio en trance hasta arrodillarse frente al esplendido coñito..
  • Todo lo que venga de ti.... es perfecto..., uuhhhmmm , no puedo imaginarme nada mejor ...-- jadeo estirándose sobre el catre con las piernas aun tocando el suelo enseñando su coño sin ningún tipo de cobardía.

Nunca algo tan hermoso se ofreció a ser explorado por sus ojos, la pelusa rojiza rodeando unos carnosos y gordezuelos labios rosados , un respingon botoncillo listo para ser comido ricamente.

Ernesto se abalanzo entre sus piernas afianzándose entre sus muslos, el delicioso aroma enloquecía los sentidos descollando una erección de caballo , respiro encantado mientras el ligero temblor de su mano se posaba sobre el apetitoso manjar.

Su Pequeñina ya derramaba una considerable cantidad de jugos para su disfrute, sonrió satisfecho al soltar un leve soplido encantado, los pequeños gemidos dotaban a su pequeña del perfecto candor sonrojado al estremecerse, su manos no tardaron en subir decididamente por la piel sedosa , deshaciendo y soltando la cintas del corsé. Esa vez trabajaría esas tetas concienzudamente, rugió al conseguir liberarlas y estrujar la esplendida teta.

Arrastrando su cara por el contorno sedoso de su piernas levanto el rostro en el centro de su estomago, con cuidado hundió la lengua lánguidamente en ese ombligo travieso , siendo compensado por el escalofrió de la piel , su boca no dejaba de adorarla, recorriendo un sendero de beso hasta el meloso coñito. Deseaba hacerla disfrutar, al diablo con todo... , La necesitaba como nunca antes necesito nada.

Mordisqueo la suave piel sobre el estomago subiendo mientras sus manos apartaban la camisola por completo.

Las descomunales tetas se elevaban rotundas y apetitosas bajo sus narices , la boca se le hizo agua...

Amasó apasionadamente la teta sin dejar comerle la boca, sorbiendo, succionando y punteando en la boca de su pequeña hijita con verdadera devoción paterna , la inexperta lengua de Camila respondió excitandole, enroscándose una y otra vez.

Padre e hija perdidos en un océano de placer, gozándose , gimiendo sin descanso ante la firme fricción de sus caderas sobre ella. Camila respondió retorciéndose liberando pequeños grititos. , acompañándolo en cada movimiento hasta que las respiraciones se volvieron incomodas y la cara de Ernesto se separo acalorada de Camila.

Recorrió con sus manos al cuello, descendiendo maravillado por la excitable piel , respondió a él encantadoramente, solo cuando las palmas de sus manos amasaron demoledoramente los inmensos pechos pudo tragar el nudo instalado en su garganta. Desbordan su mano exageradamente, prietas y jugosas al tacto, soplo suavemente sobre las sensibles aureolas rosadas pegando el primer lameton a tan tierna carne. , que hombre con sangre en las venas no resollaría al ver despuntar eso carnosos pezones entre sus labios?.

  • Eres tan tierna.... tan sensible... echa para mi …, verdad? – susurro depositando un casto beso sobre el pezón derecho, pausando la respiración para lamer el pezón entre sus labios y mordisquearlo.
  • Uhmmmmmmmmm, ooohhhh siiiiii, soy toda tuya.... papa...! , – murmuro arqueándose para boquear ante la incansable boca.

Ernesto envolvió su lengua alrededor del botoncillo peleando por excitar los sentidos de su pequeña, pronto se harto de ese delicioso manjar , con su saliva prendida se animó a separar su cabeza y repetir el mismo tratamiento con la otra. Casi enseguida, las pequeñas puntas de carne asomaron firmes entre sus dientes, su lengua trabajó diligentemente aceptando cada jadeo como un gran premio al mejor padre.

El calor de los cuerpos restregándose solo acababa de iniciar el juego, Ernesto acallo los gemidos inconexos de Camila besándola, el tacto de los pezones traspasa el tejido de la camisa , su pequeña le siguió jadeando , y a él todo tejido le quemaba sobre la piel, moría por sentir el roce de las pieles acariciándose . Lo tendría .., costase lo que costase se separo de su excitada hija , observándola respirar aceleradamente, las colosales tetas bañadas con sus babas se le ofrecieron al calor del fuego en cada honda respiración.

De un zarpazo soltó el nudo del cuello, los pequeños botones de la camisa disparados golpearon el suelo, los tirones le libran de la camisa sin miramientos , cada gemido de gatita lo acelera a despojarse de todo estorbo , ni si quiera ahí podía dejar de sobar . de endurecer los tiernos pezones.

  • Camila... hijaaaa ! – hablo en tono suplicante-- . Estoy perdido !.... perdido para el mundo civilizado..., pero sabes..., al infierno la sociedad..., al infierno el mundo civilizado..., ya no puedo renunciar a esto, no quiero.-- Meció sus caderas aun enfundadas en los estrechos pantalones.
  • Yo tampoco... puedo, – murmuro Camila acariciando el nudoso vientre-- A caso estamos condenados por demostrar nuestro afecto?-- Nooo..., esto no puede ser malo..., no lo es..., Ven a mi.--

Ernesto guerreaba con el fajin de su cintura desenvolviendo apresurado la tirante tela, despacio se inclino sobre la sonrosada figura procurando no tocarla, intentando guardar el poco autodominio de su excitados sentidos. A duras penas los pantalones bajaron liberando la dolorosa erección , respiro calmándose, todo estorbo yacía desordenado por el suelo. Su piel necesitaba acariciarla, posarse sobre ella mientras se hundía en su vagina una y otra vez.

El calor del fuego se había extinguido dejando las brasas incandescentes refulgiendo en la habitación, unicamente la pálida luz de la vela dejaba distinguir el contorno de cuerpos desnudos apenas rozándose, el de él suspendido sobre el de ella, el tiempo detenido .

  • Disfrutaste a noche...? – afianzo sus manos sobre la basta almohada a cada lado de la ruborizada cara-- Se … , se …., que fui …, demasiado brusco, no..., no puedo disculparme por ello, dios es testigo que deseaba que sucediese..., quizás lo desee desde que mis ojos te vieron a mi vuelta. -- declaro sin perder detalle. – La primera vez siempre es... especial..., lo se..., pero … te prometo, te juro... que pasare el resto de mis días reparándolo-- la miro enternecido.
  • Shhhh...., llevo un dedo acallando la boca de Ernesto-- Ayer... fue …, fuee … mágico. – Solo un breve instante para tenerte siempre así....,! – No dudaría escaparme al fin del mundo si puedo estar contigo, acaricio con el dorso de la mano la creciente barba hasta prender la tira sujeta al pelo soltándola.

La cortina de pelo cayo en libertad por primera vez desde su llegada, la libertad doto de un aspecto salvaje la apariencia de Ernesto , meciendo su pelo sobre el vientre de Camila, besando cada centímetro sagrado hasta detenerse en ese fino triangulo meloso. La visión desde abajo era realmente enloquecedora, aun así Ernesto bufo agradecido por la visión de las colosales tetas húmedas por su lengua. A pesar de estar casi de rodillas, pudo agarrarse a su teta , pellizcando amorosamente el pezón mientras la amaso sin descanso, pendiente de cada fascinante suspiro excitándole a mas.

Orgulloso permaneció atento a los imprecisos contoneos bajo él y el lastimero quejido final. Lleno las narices con el familiar aroma a corrida pegajosa, la tentación personificada en esa inexperta muchachita desnuda jadeaba sin saber que los ojos de Ernesto se arrodillaban cautivado delante del apetitoso coñito.

La necesidad urgente le llevo a acariciar suavemente el oscurecido vello rojizo, los empalagosos jugos bañaron sus dedos mientras peinaban el empapado pelo a la entrada del coño. La vulva pegajosa se abrió como una tierna granada madura al primer toque con el que su dedo se hinco hasta el nudillo, el pequeño espasmo encerró su dedo como una tenaza, atravesando las barreras de sus tímidas reservas comenzó a moverlo procurándole una serie de jadeos que elevaron la calentura hasta limites insospechados.

Los gemidos parecían suplicarle, rogarle cuando saco su dedo y sin detenerse , hundió la lengua profundamente, empezando una deliciosa comida de coño.

El aullido exalto a la niña, retorciéndose sin entender lo que le sucedía agarrándose a la melena que tan ricamente la chupaba y lamia..

El furor de algo muy bueno la golpeo brutalmente, la sangre se agolpaba en su cara al frotarse descaradamente

mas y mas rápido, mordiéndose el labio al notar las oleadas , la sangre palpitando allí donde la lengua se clavaba enroscándose , las caderas agitándose acompañando a los ruiditos de su boca sorbiéndole sin descanso . Dejándola al borde de algo estremecedor al estallar sobre su boca.

Las sacudidas sacudieron sus cuerpo según arrasaban en todas las terminaciones nerviosas abandonando el pudor de chillar históricamente.

  • Aaaaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhhhhhhhhhh...., nooo pueeedooo maaaas......., ahhhhhhhh......--- se le escapo el lamento medio desfallecida.

Ernesto trago la glutinosa corrida con hambre , posando su mentón en el tierno clítoris hasta enloquecerla frotando en remolinos, los chillidos surgieron del fondo de su garganta aumentando a cada acometida , Ernesto no pensaba parar, no ante el empuje de ese sabroso coño sobre su cara , sorbiendo perdido en los aullidos con los que su pequeña lo animaba.

Demasiado pronto la sensitiva vagina volvió a contraerse alrededor de su lengua, pese a tener la cara cubierta con sus jugos se amarro atrapando las rodillas y colocandolas sobre sus hombros , tanta placer desenfrenado la había dejado traspuesta, suficiente para que Ernesto cargara con el peso a sus espaldas.

Había sido demasiado? – por un instante aparto la cara de la chuchería en la que había convertido el apetitoso coñito, hipersensible y totalmente bañado de sus babas, aun sonrosado cuando gruñendo volvió a clavar su lengua hasta percibir el chorro violento sobre su boca a cada espasmo en el que finalmente se arqueo soltando su esencia.

Ansioso engullo la finísima aspersión de jugos, procurando asear hasta el ultimo rincón de ese preciosa vulva.

Tras ello Camila se derrumbo estrepitosamente dejando caer las abiertas pierna, sollozando entre dientes.

Elevándose de entre sus muslos contemplo la desmañada niña, llevando la yema de uno de sus dedos a donde apenas unos segundos había estado comiendo, atrapo hasta ultima gota de tan precioso jugo complacido por las sinceras reacciones .

La sabia hinchada , dispuesta para recibirle sin problemas, esta vez seria rápido , brutal, los testículos así se lo manifestaban comprimiendo cada centímetro de su rabo , se correría enseguida.

Empalmado advertía en los tirones de su verga encabritándose impaciente, el congestionado glande se sacudía espasmódicamente por encima de su ombligo, provocandole un suplicio infernal , gordas gotas de semen resbalaban tronco abajo. El sabor a coño filial perduraba en su paladar, casi igual que un buen vino de añada.

Semejante privilegio solo apreciado por su paladar, nooo... , por sus manos, – recorrió con suavidad el contorno redondeado de esos firmes muslos.

Apenas las pieles húmedas se tocaron las mandíbulas de Ernesto rechinaron sin remedio, debilitando la pobre voluntad acumulada en todos sus años de experiencia folladora.

Apurado sostuvo los tersos muslos adolescentes amarrándose a la estrecha cintura, coloco su rodilla sobre las arrugadas faldas revueltas de Camila dispuesto a tener el impulso necesario para follarla, su preciosa piel parecía cubierta con intenso rubor rosado , la mera contemplación sacudía su polla desvergonzadamente.

Los turbios ojos no dejaron de animarle a continuar cuando bajo hacia ella, la perezosa verga balanceándose sobre el tembloroso ombligo , pese a ello, sus dientes rechinaron sin remedio percibiendo el sutil movimiento abriendo las piernas bajo él, un brazo apenas levantado impulsivamente?-

Mascullo entre dientes una maldición, solo el leve roce de su deditos abarcando la polla guiándola ,consiguió hacerle perder el poco autodominio, sofocado por la calentura aprisiono las caderas mientras la punta de su rabo arremetía contra los labios rosados.

Camila aguanto el aliento mordiéndose el labio conforme su vulva iba dilatándose a toda esa monstruosa cantidad de carne, a pesar de la humedad manando de entre sus piernas sintió que se quedaba sin aire a cada enérgico empujón con el consiguió clavársela hasta la mitad.

Sus manos buscaron agarrarse a cualquier apoyo y dieron con los rígidos antebrazos de Ernesto, aquello pareció acabar con los pobres intentos de aguantarse, cayendo sobre ella con un lamento penoso con el que descargo el jugo de sus testículos despiadadamente hasta en seis profundos chorros .

El calor la llenaba rodeándola, lubricando al arremeter e hincarse hasta la empuñadura , resollando al caer aplastandola con su peso.

Camila parpadeo consciente de la viscosa cantidad fluyendo dentro de sus entrañas, el peso de su hombre aun la retenía firmemente clavado en su útero.

Camila soporto el peso sobre ella apurando un suspiro, aceptando encantada cada profundo chorro derramándose en sus entrañas. Nunca hubiera soñado ni en sus mas locos sueños aquello, acostada en un sucio cuchitril con el peso de su esplendido padre agotado sobre ella despues de haberla follado. El calor seguía manando profundamente en su interior, caldeando su coño mientras la claridad de la tarde iba despidiéndose.

El echo mismo de encontrarse en semejante situación ya le pareció un autentico milagro, aun soportando el magnifico cuerpo se sentía protegida, placenteramente llena , como solo una mujer lo es despues de hacer el amor.

La idea, se colo en su cabeza cual espejismo al alcance de su mano, con sumo cuidado observo la enredada melena sobre ella , su cuerpo desmadejado aun firmemente empotrado dentro de ella. La perpleja sonrisa apareció en su cara golpeándola, sus brazos cobraron vida de nuevo acariciando la piel de los hombros del que solo unos meses atrás había considerado como padre. De inmediato, se estrecho a su cuello procurando un tierno beso en la punzante barba de su mentón, cuantas cosas por descubrir juntos...

La reacción despertó al extenuado Ernesto, levantando los ojos ante la resplandeciente faz de su encantadora amante, las contracciones alrededor de su polla volvieron a empalmarlo conforme se lanzaba a comerle la boca.

Pese a sus buenas intenciones, las que lo obligaban como caballero que era, a retirarse del abultado coño y dejarla limpiarse su semen en la palangana, todas ellas se esfumaron al sentir su juguetona lengua .

La prieta vagina le prensaba la verga con verdadera delicia, consiguiendo ponerlo duro y tieso a penas unos minutos despues del magnifico orgasmo.

Con su boca dentro de la suya pudo imprimir el primer envite, empujando amorosamente contra las tiernas paredes vaginales, endilgando una profunda riñonada , entrando y saliendo laboriosamente.

Pese a la inmensa corrida , la vagina de su hija seguía siendo encantadoramente estrecha , prieta y acogedora, nunca se cansaría de joderla una y otra vez, disfrutaba como jamas en la vida había disfrutado nada, cada vez mejor, cada vez mas brutaaaaal....! . Suerte tuvo de descargar una buena cantidad de semen o de lo contrario seria imposible bombear ese dulce coñito tan ricamente como en ese momento, sus caderas culebrearon en un mete – saca mas y mas rápido.

Como iba uno a renunciar a ese chochito espumeante, noooooooo..., de eso nada..... acelero hasta vociferar a coro .

Camila se movía bajo el furioso compás impuesto por las caderas de su padre, la boca desencajada en una mueca de goce extremo al ser consciente del poder de su rabo golpeándola posesivamente, el formidable gustazo a punto estuvo de volver a desbordarla aun cuando apretón contundentemente sus manos alrededor de las duras nalgas incansables ayudándolo a joderla de manera brutal, en verdad no supo de donde saco las fuerzas para levantar algo sus piernas secundando cada gruñido con un contundente movimiento de pelvis, marcando le el ritmo con el que le gustaba que se la clavase sin descanso.

Sudoroso continuo follándosela como verdaderamente había soñado, fuerte , duro, brutal...., sin contar cuanto tiempo le llevase volver a saturar esa delicada barriguita de su mas preciada leche.

Llevaba demasiado tiempo deseándola, demasiadooo.... apretó las mandíbulas al iniciar un contundente empujón , embelesado ante la deliciosa manera que su pequeño vientrecillo lo tragaba una y otra vez, un coño echo para él! – impulso sus caderas extasiado por la cautivadora rociada de la que se beneficiaron sus testículos.

La Lasciva vagina de su hija no dejaba de complacerlo corriéndose sin cesar una y otra vez, ofreciéndole una placentera sesión de estrechamientos aprisionando su verga, vertiendo sin tregua hasta 3 emanaciones caldosas que lo llevaron a tensar los músculos al notar sus dientecillos clavandole un mordisco en el hombro, espoleando a su cojones a soltar un espeso torrente con sus ultimas fuerzas folladoras.

Sus caderas con vida propia continuaron bombeando todo la glutinosa semilla incansablemente, hasta que la descarga se detuvo en un potente chasquido con el que volvió a derrumbarse sobre ella.

El enredo de piernas, brazos, miembros totalmente cubiertos de sudor y jugos vitales se mezclaba entre los jadeos de ambos amantes.

Agotados ante ese asombroso polvo , permanecieron mudos esperando a ser capaces de pronunciar palabra.

Los golpes a la puerta distrajeron el sopor en el que Ernesto se había sumido momentáneamente.

  • Señor, disculpe Señor...., me pregunto , si....-- pronuncio la voz al otro lado de la puerta-- Todo esta bien...? – acerco la oreja a la puerta. –
  • Si...., – contesto la voz enronquecida de Ernesto bajándose de encima de Camila-- Todo lo bien que pueden lograr unas monedas de oro bien pagadas....-- se acaricio el mentón disfrutando de la visión del cuerpo desmadejado de su hija abierto de piernas rezumando su fértil esperma.-- Posadero...., dispón la cuenta..., marcharemos en unas horas..., entendido?
  • Por su puesto....-- respondió la voz al otro lado alejándose.

Ernesto bufo cansado, observando a Camila sujetar su cintura procurando arreglar sus faldas arremangadas, el efecto arranco una gozosa nostalgia , ya entonces añoraba volver a tan tierno refugio, enterrarse eternamente en ese succionador coñito tan bien dispuesto.

Le fascinaba haber descubierto a una insaciable folladora en la persona de su inocente hijita.

Sacudió la cabeza apartando cada una de las tentadoras maneras en las que pensaba instruirla, tiempo quedaría para ello. Absorbiendo el pesado aroma almizclado recorrió el camino hasta el ventanuco desnudo, aspirando las primeras bocanadas de la noche portuaria.

El barco elegido se encontraba a solo dos edificios, entre un almacén algodonero y las oficinas de la compañía exportadora de azúcar, volviéndose se enfundo los pantalones con premura, anudando su camisa en una mueca divertida , ni rastro de botón sano y salvo.

Cuando la ultima presilla de su bota se cerraba sobre su rodilla se vio preparado para afrontar cualquier reto que el destino les deparase.

La risilla pareció asomar en sus ojos observando a su hija abotonando las pletóricas tetas con un suave rubor cubriéndole las mejillas, su preciosa e irresistible Camila lucia alguna huella evidente en su magnificas tetas, encontrando cierta incomodidad en rehuir su mirada despues del abandono con el que se había conducido.

En un par de pasos se acerco hasta tenerla a solo un par de centímetros, debía tranquilizarla y sin mediar palabra sostuvo su arrebatador mentón hasta contemplar sus delicadas mejillas enrojecerse bajo sus dedos.

  • Me encanta cuando te sonrojas de esta manera..., me hace sentir el mas afortunado de los hombres, – beso con dulzura la pequeña boca-- A caso no lo es , el hombre que se precia poseer a la mujer mas encantadora de todas? – Mi tierna Camila...-- profundizo el beso abriendo su boca...-- En alta mar dispondremos de todo el tiempo para gozar de lo que aquí hemos saboreado....--
  • Cuandooo marchamos...?-- se despego de la boca inflamada-- Pronto...??-- se volvió ante el murmullo de Elmer despertando.

Ernesto camino hacia el hogar donde los rescoldos habían acabado por apagarse, siguiendo los primeros gorjeos de llanto.

  • Calmaloooo por dios..., nadie ha de saber de su presencia o darían con nosotros! – se apresuro hacia la puerta-- He de disponer algo para el viaje con el posadero..., pediré comida para ambos, saldare mi cuenta , consigue tenerlo preparado para mi vuelta,

Pago al codicioso posadero con dos monedas de plata, una cantidad doble a la estipulada al principio con la condición de disponer de una ultima y abundante cena, preguntando casualmente sobre los edificios colindantes a la posada.

  • He dejado a la muchacha agotada... , por lo que me urge una abundante cena para recuperar fuerzas, entendido?-- No todos los días se encuentra una moza preñada tan bien dispuesta....-- Soltó una sonora carcajada.
  • Por supuesto, señor.-- Deseáis cenar en la taberna?-- mordió la moneda indiferente- puedo disponerlo en un periquete.
  • No..., hemos de ser unos caballeros..., tanto mi dama como yo cenaremos en mis aposentos..., y … Posadero!!!..., se generoso con las raciones...! – aunque antes..., tomare un trago...., amigos... invito a una ronda...!!!!

Animado por los parroquianos de la taberna invito a una ronda de ginebra aguada, pendiente de cada uno de los embriagados individuos parcialmente borrachos estudio el aspecto de alguno de ellos, eligió al boticario de mejillas hundidas pues su estructura era casi igual a la suya.

La oscuridad se cernía sobre la posada cuando lo vio abandonar la posada dando tumbos, se balanceo fingiéndose borracho cuando lo alcanzo a la vuelta de la esquina.

Aun recordaba la mueca de sorpresa al recibir el puñetazo con el que lo tumbo y desvistió su cuerpo, el tiempo apremiaba apurado por llegar al almacén donde escondería las ropas de su huida.

Las piernas volvieron a sentir el peso del agotamiento al llegar a la carrera a la posada y volver a entrar con un gesto algo mas calmado en la taberna.

Venga esa cena..., amigo mio...!!! – subió la escaleras a toda prisa.

Con sumo cuidado, permanecieron en sus habitaciones dando cuenta de la copiosa comida mientras los planes se dibujaban a cada bocado.

Elmer en brazos de su hermana parecía algo reacio al puré que Camila intentaba hacerle comer, a pesar de todo con dificultad consiguió empapar en leche un trapo con el que lo alimento como buenamente pudo.

  • Saldré por la ventana en un instante con Elmer, podre escurrirme dentro del almacén de algodón junto al puerto, allí donde iremos nosotros cuando salgamos-- apretó sus manos viendo la preocupación-- No sufras, solo estará unos momentos solo.
  • Y si le sucede algo? , si llora llamando la atención de alguien...-- se angustio Camila apretando el puñito del pequeño--
  • El almacén solo guarda balas de algodón descargadas en la madrugada, el resto del día permanece cerrado a cal y canto. – El vigilante aparece a la madrugada, el resto del tiempo lo pasa en la taberna de la posada....--
  • Estas seguro de ello?-- pregunto Camila ordenando su desastrada melena bajo la peluca--
  • El posadero me lo ha presentado en la segunda ronda , Tenlo por seguro...... !-- Escucha cuando ambos salgamos de la posada nos dirigiremos al almacén ,una vez allí nos escabulliremos dentro y allí cambiaras tus ropas por las de mi criado. – Viajaremos bajo la identidad de un comercial ovejero y su sirviente, entendido?

Camila asintió algo mas aliviada, reuniendo sus pocas pertenencias bajo sus faldas acechando la salida furtiva por la enredadera, volviéndose espero paseando arriba y abajo incómodamente , la fricción de la batista de los calzones no sujetaba los cálidos jugos del interior de su coño ,apenas habían dejado de manar sobre sus calzones, calando el fino tejido a cada paso.

Se sentó estrujando sus faldas..., si tal como presentía debía disfrazarse de muchacho, tardaría mucho tiempo en volver a tener la oportunidad de lucir ropas de mujer. No le importo, por primera vez en su corta vida disfrutaría de la libertad.

Las mejillas volvieron a acalorarse al recordar las palabras de él, el mundo de posibilidades abierto para los dos era infinito, de ello dependía esa huida.

Sobresaltada , vio su cabeza aparecer en el dintel de la ventana en un intento por volver a la habitación sin ser descubierto.

Una vez dentro se apresuraron a representar de nuevo la pantomima , enredada entre los brazos de Ernesto hundió su cara escondiéndola del curioso posadero, se despidieron en el umbral de esta con el coro de voces cantando una ruidosa canción marinera.

Fuera en las húmeda noche corrieron hacia el almacén agazapados en la oscuridad, introduciéndose entre las tablas podridas.

Respiro aliviada al tomar a Elmer entre sus brazos sano y salvo, pendiente del cambio de indumentaria a unos pasos de ella. La levita era de paño negro , larga con 15 abotonaduras, chaleco de un azul oscuro casi negro , y unos pantalones algo mas ceñidos de lo acostumbrado.

Con el pequeño de nuevo descansando en el cesto se apresuro a despojarse de su vestimenta de fulana, enfundándose la librea que había llevado su padre solo unos minutos antes.

Le pareció raro encontrarse envuelta en ropa ajustada, pantalones...., aun mas cuando la bufanda envuelta alrededor de ella quiso contener sus tetas. El insólito resultado no dejo indiferente a un silencioso Ernesto, que deslizo la camisa de sirviente con un bufido de enfado.

  • Deberás cubrirte con mi chaleco, o no funcionaraaa... , – Protesto quitándose el chaleco azul y cubriendo la esplendidos melones . Debemos salir de aquí cuanto antes..., no podemos embarcar sin algo de equipaje.-- robare algún maletín pequeño..., lo suficiente para fingir en nuestro embarque.-- mira... allí junto al muelle de carga..., el equipaje de ese vapor seria perfecto...-- señalo hacia los bultos amontonados junto al barco de vapor. – Podrás cargar con ese pequeño baúl....-- Yo portare ese pequeño petate negro.
  • Lo intentare... – irguió las espaldas como un muchacho orgulloso-- pero... antes deberás...-- sujeto la cascada de pelo rojo sobre su espalda-- Supongo... que no debe ser tan largo...!-- Deberás cortar....!-- apretó los dientes sosteniendo la larga mata de pelo en un puñado... – Hazlooo cuanto antes....!

los ojos de Ernesto se enternecieron ante la determinación , si no se tratase de un emergencia...-- se regaño rebuscando entre las herramientas de los estibadores. El sedoso cabello cayo sobre su mano acariciándolo desprendiéndose de su dueña. Pasaría a tomar el nombre de su hermano como el suyo, convirtiéndose en Elmer durante toda la travesía.

Las tijeras trasquilaron una melena algo mas corta a la suya, sus perfectos rizos se enroscaron sobre los hombros, refunfuñando maldiciones ato la melena desigual con un cordel de esparto encasquetando el sombrero sobre la cabeza.

El aspecto aun desconcertante era el buscado, un comerciante modesto con su sirviente. Suspirando salieron de nuevo de entre las sombras el capazo a espaldas de Camila , adaptada a su nuevo papel de criado tomaron de los bultos amontonados el pequeño baúl arrastrándolo como buenamente pudo, azorado al contemplar el hermoso culito enfundado en semejantes estrechuras.

Ernesto pendiente de cada ínfimo movimiento cargo a sus espaldas el petate negro, con todo eso a cuestas tomaron el camino hacia la pasarela del clipper.

Despacio subieron a bordo en el ajetreo de una marcha inminente, la carga pateaba la cubierta al ser conducida a las bodegas entre balidos y chasquidos.

Dejando a su hija sentada sobre el baúl en la cubierta, negocio con el huraño capitán Jones su pasaje y el de su criado, aun reacio a aceptarlos en la tripulación durante los 4 o 5 meses de travesía sus argumentos fueron vencidos por la 40 monedas de oro pagadas ante su estupefacto rostro.

Entre blasfemias acomodaron sus cosas, alojándose bajo la cubierta en las que fueran las habitaciones del contramaestre, un ínfimo espacio con un catre un par de tablones clavados al suelo y varios ganchos colgados de lado a lado.

Solo un ojo de buey dejaba colar la escasa luz del amanecer. Rodeados del baúl birlado, del petate y del capazo casi no disponían de espacio para moverse.

Los dos se miraron esperanzados a pesar de ello, el suelo bajos sus pies se movía solo unas horas despues de haber embarcado.

Emprendían su marcha hacia lo desconocido, pese a no tener muy claro el futuro inmediato..., tenían sus esperanzas depositadas en el futuro.

Un futuro lejos de la Mentira.