La Leyenda de isla Tabú. (5)

Empieza la huida de Ernesto y Camila, sin imaginar que tras esa larga noche acabara desvirgando a su pequeña.

Se encontraban en los pabellones exteriores de caza..., en los limites de la propiedad , refugiándose detrás de los gruesos cortinajes de terciopelo verde, desde allí podía distinguirse el contorno de la rústica casa de los guardases.

Las luces en su interior apagadas consiguieron calmar algo su ansiedad, no serian vistos.

No pensaba pasar ni una sola noche mas bajo ese techo, con premura calculo cuanto tiempo le llevaría volver sobre sus pasos por las galerías y encontrar el correspondiente acceso a su habitación.

Si se daba prisa, podía hacerse con los dos saquitos de oro ocultos detrás de la piedra suelta de la chimenea de su cuarto. Algo de ropas quizás de alguna criada....-- nada que pudiese alertar de las verdaderas intenciones de salir de allí esa misma noche, echo un vistazo sobre su hombro observando a Camila.-- Su cabeza no dejaba de trazar mil y una posibilidades.

  • Camilaaa... debo recoger algo de mi habitación-- se apresuro a detenerse con un pie en el primer escalón-- Nos iremos esta noche... de acuerdo? No hagas ruido... nadie puede llegar a sospecharlo!-- Después solo sera cuestión de desaparecer....! – termino adentrándose en el oscuro pasadizo con el corazón latiendo le en la boca.

Adentrándose en la negrura del pasadizo secreto abandono la seguridad del pabellón de caza con cada uno de los descabellados planes danzando en su cabeza , riesgo o no , debían continuar adelante sin dejar atrás al pequeñín, de eso estaba cien por cien seguro.

Ese seria otro grave problema..., haciendo cábalas se oriento hacia el acceso a las galerías,

Recorrió el camino casi a ciegas urdiendo cientos de posibilidades, traspaso el portón a la carrera hasta llegar la larga hilera de galerías hasta casi quedarse sin aire, justo cuando comenzaba a dudar de la ubicación dentro del laberinto, contó las 16 separaciones situándose entre las ultimas . Decidió escoger la decimoséptima .

Probo suerte rascando la mirilla , parecía totalmente en desuso, al menos le recordó vagamente a la habitación de su hija, no estaba del todo seguro, asegurarse era esencial... por ello cuando sus dedos apretaron el mecanismo secreto entro casi tropezando.

La humedad reinaba dentro del cuarto cerrado cuando avanzando con mucho cuidado se detuvo en el centro de la habitación con el fanal prendido.

Al menos había acertado, era otro cuarto mas de invitados ... – aliviado tomando un par de fundas de almohadas se alejo de nuevo hacia las galerías ya totalmente orientado , el cuarto de Camila solo estaba a 4 pasos.

No deseaba demorarse mas de lo necesario, así que cuando atravesó el umbral del femenino cuarto de su hija fue directamente hacia la cómoda.

Decidido a llevarse cuanta menos ropa posible, lleno con algo de practico lino cuanto pudo encontrar, nada lo suficiente traicionero para llamar la atención cuando se diese la voz de alarma, no dudaba de la certera revisión de todos los efectos de su hija.

Cuanto tiempo dispondrían? … A lo sumo... 12 horas de ventaja, – suponía-- haciendo un nudo y colocandolo sobre su hombro. Suficiente para salir sin ser vistos por la cancela exterior, detener una calesa y dirigirse al puerto.

Si lograba jugar bien sus bazas.... podría tener éxito..., quizás con la ropa de alguna criada convenientemente suelta .., rota por algún cliente en busca de sexo rápido.... , Eso era...-- Prostituta, claroooo!-- otro cliente en medio de la noche con su boca complaciente ocupada sobre la de Camila.-- Nadie repararía en ellos-- lograría ser confundida con otra puta mas ! – ningún cochero impertinente recordaría su rostro en aquellas insospechadas horas nocturnas.. nadie sospecharía jamas!.

Por supuesto.....!

De nuevo en los pasadizos secretos, consiguió orientarse teniendo como referencia la ubicación del cuarto de Camila, dos intentos mas tarde dio con la entrada oculta a sus propios aposentos, sintiéndose dueño de su destino se apresuro a barrer los rescoldos fríos al pie de la chimenea despejando la piedra suelta . Los saquitos con oro seguían intactos tal como recordara al llegar unos meses atrás. Suficiente para dejarla instalada esa noche en una posada junto al muelle, no muy lejos de los barcos pero si lo suficiente distante para despertar las sospechas cuando descubrieran la huida.

Si las cosas salían como quería, encontraría un barco y saldrían de allí un par de días después.

Excusaría su ausencia con una oportuna visita a su anciano padre , redactada de su puño y convenientemente depositada sobre los baldosines de la entrada, la nota: perfectamente falsificada descansaba ya en el interior de su chaqueta. Si jugaba bien sus bazas, seria descubierta junto a la correspondencia del día siguiente. Sabia perfectamente del alivio que supondría a Velder verlo desaparecer unos días , aunque a la llegada a su viejo hogar apenas permaneciera un par de horas bajo su techo, desapareciendo en pos de su nueva vida en ultramar. ..! – La suerte estaba echada.

Cada minuto contaba peligrosamente, conociendo la tenacidad de sabueso de Velver era primordial ubicar la situación exacta del pequeño Elmer en la casa.

-- Si tal como sospechaba el pequeño dormía sobre las cocinas con la nodriza, no seria difícil ocultarlo en una de las múltiples cestas de picnic.

Ciñiendose del cuello la bolsas con oro, volvió a colocar la losa esparciendo de nuevo ceniza sobre ella, bastaría para sobrevivir un año entero sin preocupaciones.

Aunque ahora estaba destinado a comprar cualquier pasaje en el primer barco que los llevara fuera del país, al menos hasta arribar a algún puerto seguro .

La decena de posibilidades se abrían dandole esperanzas según salia de la galeria de pasajes ocultos, todo parecía en calma tras la agitada noche, apenas dudo cuando el engrasado engranaje de una de las habitaciones lo condujo hasta un cuarto de servicio.

Procurando no delatarse camino con tiento hacia el tosco armario de madera sin dejar de observar las tres cabezas enfundadas con gorros acurrucadas bajo un colorido edredón de retales.

Con sumo cuidado, retiro cuanta ropa pudo sin apartar los ojos de las tres bellas durmientes. El botín pronto lleno la funda de la almohada. Tenso, deshizo sus pasos hasta volver por la apertura en la oscuridad segura por donde se movía furtivamente.

Quedaba deslizar la nota falsificada en un lugar visible a Jeffries..., y todo empezaría a rodar...

Sabiendo del poco tiempo que disponía, regreso sobre sus pasos disponiéndose a relatar el plan a su hija.

Para cuando la débil luz volvió asomar por el resquicio de la puerta oculta apenas había transcurrido una hora, a lo sumo dos.

Le sobresalto no apreciar cambio alguno en la rígida postura de Camila, arrodillándose junto a ella acaricio su tersa mejilla depositando un suave beso en la comisura de su boca. Nada..., no hubo reacción alguna.

Debía reaccionar, sin duda su suegro debía tener algún escondrijo para los licores fuertes ,

quizás..., detrás del fabuloso armario de caza, entreabrió la puerta observando la hilera de frascos tallados donde debieran encontrarse las armas engrasada. – Viejo tunante... – agradeció la predilección por los brebajes explosivos.

Lleno dos copas de una botella barriguda con pulso algo tembloroso, volviéndose hacia la figura sentada y tendiéndole la copa.

  • Bebete esto cariño... procura olvidar ...-- no dejare que ninguno de esos canallas ...-- se detuvo con la mandíbula encajada -

La nula respuesta le produjo un escalofrió en la nuca, el tacto de su piel como un tempano congelado ,lo asusto, guio su mano hacia el cristal ayudándola a entreabrir los labios aceptando a tragar el licor .

Las toses devolvieron algo de vida a ese rostro pálido, una chispa de rubor cubrió sus mejillas.

  • Esoo es.. bebe todo, esta noche saldremos de aquí...-- apura la copa-- Despacio hija, – no permanecerás ni una sola hora mas-- nos escabulliremos por la cancela junto a la cerca.-- Esta noche descansaras en una pensión cerca del muelle, mañana me reuniré contigo.-- bebió templando los nervios.
  • Pero..., no podre...yo..-- Tu no vienes?-- se agolparon las lagrimas en los ojos-- Me descubrirán al despuntar el día... – aferro el puño de su chaqueta abrumada.-- Serán capaces deee.... de,...., –
  • Shhhhhh..., no dejare que eso suceda.-- enrollo uno de los mechones en su dedo-- Puede que busquen a una señorita de la parte alta..., – Jamas a una ramera con un cliente insaciable,!-- Una moza con sugestivos encantos sumamente ocupada en satisfacer a un cliente. –

La sorpresa de Camila se reflejo en su rostro de inmediato, transformando su cara en una serie de graciosas reacciones de incredulidad.

  • Ramera.., como voy??-- dejo en suspenso la frase-- los ojos se iluminaron de inmediato al entender la magnitud de la odisea a vivir-- Si..., – sentencio con la chispa de anticipación-- Escaparemos delante de sus narices..., jamas darán con nosotros...-- se lanzo abrazándose al cuello de Ernesto.
  • Eso es cariño, por eso ahora usarás uno de los vestidos de las criadas, algo desaliñado cuando...-- atrapo un trozo de manga rasgándolo,-- Ha de parecer usado--, aplico un puñado de cenizas sobre la falda... ves..., -- le tendió la funda de almohada indicándole como debía ocultarla bajo la ancha falda-- saldremos al exterior tomando un carruaje hasta dirigirnos junto al muelle. – por lo pronto cubriremos tu preciosa cabellera bajo una de las pelucas de tu madre-- la ayudo a embutir la melena enrollada bajo la rizada peluca rubia. -- mañana se me ocurrirá algo mejor.

Se despojo del nudo del corpiño soltando las lazadas a la espalda dejando caer la tela negra hasta el suelo, de entre la batista blanca cayeron las enaguas y el rígido corsé de ballenas. las capas de ropa blanca surgieron la apetecible visión del redondo culo apenas cubierto con un endeble pantaloncillo de lino.

Los ojos de Ernesto se detuvieron extasiados en los abultados e hinchados pechos adolescentes, sentía la garganta como un estropajo contemplando los perfectos y tiesos pezones rosados bajo sus narices, avanzando con decisión anudo la falda de lana marrón con los ojos nublados asegurando el fardo de ropa bajo la barriga con manos temblorosas, sentía la boca seca contemplando la irreal estampa preñada , fantaseando sin poder evitarlo.

Las pequeñas manitas de Camila abrazaban el improvisado abultamiento sin darse cuenta de la reacción en su padre, no lograba manejarse con toda aquellos estorbos, a ciegas abotono la espalda de la blusa para resoplar al comprender toda la cantidad de piel libre.

El corsé bajo había conseguido empujar hacia arriba sus tetas hasta casi sobrepasar la fina tela de linon, si respiraba un poco fuerte se le saldrían o peor reventarían la gastadisima prenda, se preocupo subiendo la tela y tapar algo de la aureola. . Solo cuando levanto la mirada hacia la estupefacta expresión de Ernesto pudo sentirse poderosa.

Indecentes y tremendamente apetecibles, podría imaginarse el bamboleo perfectamente lascivo dispuesto a escapar de la estrecha blusa, – fantaseo Ernesto despistado.

La sedosa piel de sus hombros ardía bajo sus manos arrancando un incomodo carraspeo al subir pequeñas mangas abombadas sobre los pequeños tirantes de ese pequeñísimo corpiño.

-- Mierda...No tenían tiempo..., o no saldrían de allí..., ., – bajo las manos hasta las caderas acallando cualquier impulso separándose para girarse con la incomoda erección.

El crujido de la basta tela bajo la ancha falda distrajo su atención, cerro los ojos previniendo cada uno de los contratiempos que podían dar al traste con el plan de fuga. Solo cuando la voz de Camila sonó , volvió a girarse contemplando la transformación en una seductora y preñada ramera.

Los falsos rizos rubios resguardaban la llameante cabellera rojiza – se convenció echando un vistazo a los pies descalzos.-- bastaría con un par de zuecos , o lo que pudiera encontrar al día siguiente – apunto mentalmente la tarea a las múltiples pendientes. Por esa noche bastaría con los botines de la cocinera. – gracias a los cuales el aspecto desaliñado y deseable dotaban a la voluntad de Ernesto una incansable batalla perdida.

Cierta parte de su cuerpo latía dentro de sus pantalones de lo mas complacida con ese aspecto, pero una vez mas gano su prudencia y cubrió sus hombros con la gruesa capa negra de viaje. Ni se atrevió a descender sus ojos cuando sujeto la lazada bajo su curioso mentón .

Parecía faltarle el aire pero finalmente toda aquella sugestiva señorita desapareció bajo los pliegues de su vieja capa.

Estudio el porte de su hija al redactar una nota de disculpa para sus familiares, en ella se disculpaba con una terrible migraña , confiriéndole la excusa perfecta para permanecer en su habitación el resto del día.

Mientras él, convenientemente fatigado aparecería en juego en las primera horas de la mañana, fingiendo hastió al recibir una nota redactada por su padre rogándole una breve visita de cortesía, la excusa perfecta para desaparecer sin levantar sospechas.

Despacio atravesaron la puerta hacia el exterior, recorriendo la parte trasera del espeso soto bosque, rodearon la casa del guardes abandonando la senda hasta arribar a la cancela externa, agradecido por el cortinaje de hiedra espesa aupó a Camila ayudándola a escalarlo y caer del otro lado sin temor alguno.

Repitió el mismo ritual cayendo sobre sus talones sin demasiado esfuerzo y con la espesa niebla arremolinándose a sus pies, Cobijados en un estrecho abrazo se adentraron en la peculiar noche londinense.

El pavimento resonaba bajo los pies de ambos conforme se alejaban a buen paso, torciendo la esquina hacia un desértico parque cerrado.

Las campanas de la iglesia junto a este resonaron marcando las 3 de la madrugada, de inmediato el inconfundible sonido de cascos de caballos sonaron contra el pavimento, sintiendo como la postura de Camila se envaraba al apartar la capa , desordenando sus ropas y revelando sus deliciosos encantos .

Pudo detener el segundo de ellos, tomando especial cuidado de no mostrar su rostro al subir al interior .

  • Al muelle... ordeno fingiendo una voz impaciente-- Cuanto antes, llevadnos a una posada cómoda y limpia, entendido? – Sabanas limpias y comida decente... .-- mostró oportunamente una gruesa moneda plateada –Deseamos intimidad... , sabes de lo que te hablo , cierto?-- Vamos … se apresuro azotar el redondo trasero de Camila- Déjame ver esas preciosas tetas...-- se rio escandalosamente entrando en el carruaje.
  • Señor..., se rio Camila desvergonzadamente dispuesta a seguir con el juego-- Junto al muelle … allí es donde vivo, y allí es donde podréis encontrar buen alojamiento.

El cochero sonrió por lo bajo levantando los hombros, un cliente era un cliente... tratándose de esas horas eran los clientes habituales a los que solía transportar, así que... soltó la maza de bajo del pescante y arreo los caballos.

  • Claro preciosa... , se de un sitio decente, silbo poniendo en marcha el carruaje.--, A la ostra feliz..., – contesto divertido agradecido a la fortuna de esa ultima hora-- Les harán un buen precio... si señor...-- ... ese sin duda es vuestro destino!
  • Puuuuess vamooos mi buen caballlerooo..., me muero por llegar !--aulló con voz estridente desde el interior del carruaje.

Dentro del carruaje ambos permanecieron en silencio, roto al detenerse bruscamente junto a un oscuro callejón casi en penumbras. Allí la niebla confería una oportuna capa de sordidez al desangelado lugar, el bajo muro , la farola de aceite , el perfecto marco para una aventurilla lasciva.

A pesar de la escasa iluminación, la pesada puerta crujió sonoramente al bastón del cochero e iniciando una frenética actividad al otro lado.

La tenue luz del interior apenas dejaba a la vista la cara somnolienta del propietario de la posada , su ojillos se abrieron al reconocer la avinagrada cara del cochero.

Ernesto a penas fue consciente del parloteo de las dos cabezas , los murmullos y cabeceos con el que el pequeño posadero se giraba observándolos , sus codiciosos ojos valorando cuanto dinero podía desplumar.

Estaba demasiado ocupado besando convincentemente a Camila, la lengua de ambos enroscada en la del otro, los murmullos lúbricos escapando de la boca de los dos, – solo el rasposa voz del cochero relatando el afortunado encuentro al posadero.

Finalmente el parloteo acabo bruscamente.

Volviendo de nuevo al teatrillo montado para la ocasión, Ernesto se arrastro convincentemente sujeto del hombro de su ramera , apreciando la tersa piel de la teta derecha de Camila asomando descaradamente, Aparento una enloquecedora cachondez descendiendo la cabeza y apresando la teta en su boca mientras chupaba ante la atenta mirada del cochero y del posadero.

Le costo horrores separase de ella, el pezón tieso no quería abandonar su boca.

  • Deseo una habitación, lo suficientemente alejada, y la quiero yaaaa....! queda claro?-- lanzo una moneda al estupefacto cochero.
  • Si acabas pronto guapa... podías hacerme un servicio rápido, eh?-- gruño el cochero azotando los caballos.
  • De eso nada amigo..., – se rio por lo bajo atrapando a Camila-- no pienso salir de la habitación hasta mañana o pasado mañana ….- Queda claro!--
  • Es una pena..., si señor.., una pena...-- termino alejándose dentro de la niebla.

  • Señor... aquí tiene, la habitación bajo el alero... , es la mas alejada... tal como prefirió-- le tendió la pesada llave el avaricioso posadero.

  • Estupendo..., no quiero oír , ni ver a nadie hasta mañana entrada la noche... – tendió tres gruesas monedas en el mostrador-- Estaré muuuy, muuuuuuyyyyyyy ocupado-- Ahhhh... deja la bandeja con comida junto a la puerta.., queda claro?
  • Como no... señor! – termino frotando las monedas sin ni siquiera reparar en su rostro.

Camila sentía hormiguear allí donde la boca de su padre se había posado, podía haber recorrido el camino hacia el aposento flotando y ni habría notado la diferencia. solo fue cuestión de llegar hacia la estancia escaleras arriba , según iban llegando a la habitación , desaparecieron tras la puerta del pequeño cuartucho con el rostro complacido del posadero aun enganchado a sus espaldas.

El interior del deteriorado cuartucho las cosas parecían ser de distinto cariz, un pequeño ventanuco bajo el catre incrustado a la pared era la única iluminación natural, nada de lamparas de aceite, una única vela de sebo casi agotada se derramaba sobre la destartalada caja de madera donde descansaba.

Finalmente el portazo a sus espaldas dio por acabado a la comedia representada, ambos resoplaban y no por el esfuerzo de trepar escaleras arriba hasta el cuarto y ultimo piso.

A la tenue luz de esa vela, Ernesto distinguió las respiraciones levantando esa preciosa y encantadora teta al aire, el pezón aun brillaba conservando algo de sus babas como trofeo y se supo perdedor.

Sin medir las consecuencias avanzo hasta colocarse delante de su apurada hija , el tacto de la tela arrugada bajo la teta al aire paso a otro plano cuando la palma de su mano se acuno bajo la tierna carne apretándose tiernamente.

El tacto de la carne juvenil lo excito mientras acariciaba amasando pausadamente, el gemido de Camila le supo a gloria cuando sus dedos se trabaron en aquel conocido y sabroso pezón.

Allí en medio de los mas sórdido escenario imaginado, bajo la boca hasta acomodarla al pezón , chupando glotonamente estirando la carne bajo sus dientes ; mamando, con su otra mano acariciando la otra excitada teta a través de la tela.

Sin detenerse repitió el mismo tratamiento sobre la otra magnifica ubre, dejando el indiscutible rastro de babas empapando la tela. Los susurros de ella lo animaban... y ciertamente que no lo lamentaría.

No tenia fuerzas para seguir resistiéndose a lo inevitable....

Resollando con la erección casi sobresaliendo de la cinturilla de sus calzas consiguió levantar la cabeza de la golosina en la que se había convertido el reluciente pezón.

Abriendo la boca se apresuro a asaltar la boca de Camila sin mas , punteando una , dos , tres veces la lengua hasta envolverla con hambre, y en verdad se trataba de hambre... unas insaciables ganas por devorarla.

Ambas bocas fluían excitándose mutuamente, sin ser conscientes de como poco a poco los pasos de ambos habían acabado por conducirlos a la destartalada mesa atornillada al suelo.

Camila se dejaba llevar excitada , con un hormigueo muy agradable recorriéndole todo el cuerpo mientras sus caderas se movían frotándose instintivamente, notaba sus pechos pesados e hinchados, justo allí donde Ernesto había posado su boca, ahora todo su cuerpo palpitaba deseando mas , no dejaba de visualizar lo descubierto en los pasadizos con cierto temor y dudas.

Apretada entre sus brazos con la única separación de la funda de almohada bajo su barriga, supo que algo había detenido el avance. No sabia como habían conseguido llegar a ese lugar, pero la dura superficie de madera impedía cualquier fuga o huida de ultimo momento.

No lograba pensar con claridad , la boca de su padre la asaltaba nublando el entendimiento , su lengua lograba difuminar cualquier pensamiento coherente.

Sus mejillas ardían con un fuego similar al que prendía en su entrepierna, allí donde las pulsaciones vibraban calando sus calzones, las piernas parecían de lana cuando el brazo de su padre la levanto y la sentó sobre la madera de la mesa improvisada.

La lengua de él no la dejaba respirar, hambrienta , juguetona .. mordió su labio al abandonarla momentáneamente. Pudo entreabrir los ojos en ese instante acalorada , los turbulentos ojos de él la sobresaltaron, y volvió a sonrojarse, un pequeño resoplido escapo de su boca al bajar la mirada viendo una de sus tetas fuera del corsé y claro redondel rodeando la otra. Se agarro al borde de la mesa confundida, el catre estaba a penas un par de pasos... no entendía porque... – su boca se abrió distraída cuando las manos de Ernesto se posaron sobres sus rodillas abriéndolas acomodándose entre sus muslos, no salia ni una sola palabra de su boca desde que traspasaran el dintel de la puerta, y aun así jadeo nerviosa.

El grueso y monumental bulto sobresalía escandalosamente de la cintura de Ernesto, trago saliva en su seca garganta , saltando sobresaltada cuando una de sus manos recorrió la delicada tela de su media infantil hasta detenerse. En una milésima de segundo el fardo de ropa encajado sobre su barriga acabo cayendo al suelo de un impaciente tirón.

Un gruñido escapo de la garganta de su padre, parecía totalmente descontrolado, los ojos casi totalmente negros , las aletas de su nariz ensanchadas y el firme propósito de....--- Ohhhhhhhhhhhhhhhhh-- gimió asimilándolo .

El delgado tejido de las medias apenas podía contener las ansias de Ernesto de hundirse en esa tierna vagina., no lograba serenar su lujuria totalmente desatada.

Era tan suave, bufo con los ojos cerrados acariciando las rodillas , dejando sus manos deslizarse bajo el vasto tejido de la falda descubriendo piel allí donde su manos se posaban. Resolló ansioso, anticipando sus caderas en el hueco preciso para hundirse una y otra vez.

Cada arruga descuidadamente levantada sobre la estrecha cintura , las caderas de ambos rozándose a la vez que los jadeos se volvían mas excitantes.

A pesar de ello, Ernesto apenas podía contener su polla dentro de las calzas, demasiada excitación durante esa noche había tenido la culpa, aun así tomando nervioso la funda de almohada acabo arrancándola despiadadamente , llevaba un gran calenton y estaba ansioso..., llevaba demasiado tiempo sin correrse ,se animo frotándose sobre los decorosos calzones de batista, apoyándose sobre la cintura de su hija. – Que dulzura... – susurro mordiendo el pequeño labio satisfecho al comprobar como la propia calentura de su hija calaba sobre sus calzas.

La notaba excitada y caliente... acompaño cada fricción frenética, estaba a punto..., así se lo sentía en sus testículos, maldita fuera si ese polvo en seco acababa matándolo de placer.

La sangre golpeando en su polla a si se lo ordenaba, aun así... casi al borde, pudo atrapar las redondos glúteos de su hija e apremiarla a levantar las caderas, ansioso agarro la tela del pantaloncillo procurando quitárselo cuanto antes, el jadeo de sorpresa de Camila al notar la madera desnuda bajo su culo la llevo a sostenerse sobre la mesa a duras penas.

Luego en un insignificante movimiento Ernesto brego con la abotonadura de la bragueta , su rabo a punto de estallar le provoco una serie de gruñidos incomprensibles cuando el ultimo ojal lo libero de toda tela , su polla salio disparada firme y brillante. El murmullo de la boca de Camila le arranco una peligrosa sonrisa.

  • Aquí tienes hija mía , toda tuya... todaaaaa – se animo tomando la mano de ella y posandola sobre la amoratada verga, – Mmmmm.... ves acaricia así... a papa... , oooohhh nena..., despacio...-- sostuvo una bocanada de aire ahogada.

La pequeña mano procuro agarrar decidida toda la inmensa mole de carne , sin dejar de observar como Ernesto adelantaba sus caderas procurando permanecer inmóvil. * Así...??-- pregunto suavemente deslizando primero una mano , luego otra arriba y abajo-- Te gusta...? – * Siiii... esooo es..., offffffff... , solo …. espera a …..– se removió inquieto apartándola de su duro juguete-- Debo lubricarte bien... o dolerá mas de lo necesario... y yo no quiero eso...-- acuno su cara acomodando la goteante seta en la entrada de la rajilla pelirroja. – Solo un poquito... , mi niña..., si dueleeeeee, oooohhhhh....., Estas muyyyy mojadaaaaa... eso es buenooo...-- Relájate... – pronuncio concentrado agarrando la minúscula gota de semen de la punta y lubricando la sensible piel de la punta.-- * Es enormeee papa..., me va a hacer muchísimo daño...-- pareció arrepentirse Camila ante el insistente impulso empujando muy lentamente entre los labios de su coño. * Ohhhhhhhh , ya casiiii …., cielo estate quieta... si te duele mucho... te juro que me detengo...-- apretó las mandíbulas hasta rechinar los dientes.-- Deja a papa que... ooohhggggggg-- se alzo sobre ella posando las manos a ambos lados empujando entre las piernas de Camila traspasando el flexible orificio muy lentamente.-- Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii....jadeo boquiabierto ante las perfectas contracciones vaginales amoldándose al grueso capullo. * Mmmmmmm me quemaaa por dentro , paraaa..., paraaaaaa.....se adelanto Camila con una mueca de dolor sosteniéndose sobre la ancha espalda.-- * Camilaaaa hijaaa.... , no voy a aguantar mucho...-- protesto un Ernesto sudoroso medio clavado dentro de la estrechisima vagina.-- Déjame probar...-- dirigió su mano por entre la maraña de cuerpos hasta dar allí donde los cuerpos se unían, , el leve movimiento de sus dedos sobre el sensible clítoris la hizo brincar dejandole acceso a hincarse sólidamente hasta la mitad de su tronco.

Rodeado en la melosa vagina de Camila toco el cielo, no había vuelta atrás... el insignificante obstáculo detenía a su polla de clavarse como verdaderamente quería, la humedad de la tiernas partes de su pequeña lo tenían casi enterrado entre los labios de su perfecto coñito sin demasiados problemas , todo su cuerpo pedía una liberación inmediata.

  • Mmmmmmmm, no creía que fuera tan grande...-- le sostuvo la mirada una sonrojada Camila-- parece como si me abriera por dentro.--

Sus inocentes palabras desataron la bestia dentro de él, aquella que deseaba penetrarla brutalmente como un animal , sus cojones palpitaron mandando el inconfundible chorro de caliente esperma en las tiernas entrañas donde yacía medio clavado. Según las andanadas de leche se dedicaban a rebosar el tierno coñito, Camila jadeo envarándose sobre su cuello.

La potente eyaculación calmo algo su rigidez, aunque apenas disminuyo el deseo de metersela hasta el fondo. Era imposible no excitarse ante una vagina tan acogedora y tierna rodeándolo. Pese a todo abrazados , aun unidos por las viscosos fluidos manando de sus cuerpos aun firmemente unidos, Ernesto respiro algo mas calmado.

Seguía duro, firmemente aprisionado con la punta de su rabo bien engrasado presionando el insignificante estorbo en el que se había convertido su virginidad.

Levantando la cabeza asalto su boca lanzando sus caderas clavándose hasta casi la empuñadura, el grito lastimero de su hija fue acallado por su lengua dejando que los gemidos y las lagrimas bajaran de su cara mojandolos.

Pese a las protestas farfulladas contra su boca ,a Ernesto le pareció imposible la vuelta atrás, poco a poco como si los segundos fueran horas su vagina fue relajándose adaptándose a él.

Perfecto, jugoso , bien prieto , el coñito adolescente consiguió ponerlo tieso en pie de guerra tan solo unos minutos después de una corrida monumental, a caso podia pedir mas en la vida?.

Los lloriqueos convertidos en gimoteos suaves calmaban algo su conciencia cuando su cabecita descanso en el hueco de su cuello , sus brazos rodeándolo aferrándose a él mansamente.

  • Porque me ha dolidooo tanto...-- le traspaso con una vidriosa mirada acusadora-- Me vas a hacer mas daño?-- pregunto con la voz temblando.
  • Oh preciosa...., lo siento..., lo siento, – se apresuro a besar dulcemente su empapado rostro-- No va a dolerte mas..., solo al principio por..., bueno.., ya eres una mujer cariño, mi mujer...!-- sonrió abriendo la boca envolviendo su lengua una y otra vez. – A partir de ahora solo habrá placer... entendido? , muchísimo placer....!-- verdad que ahora mismo no te duele tanto...Uhhhmmm-- pregunto levantando su mentón.
  • Un poco..., me escuece bastante pero no tanto como antes.-- Y ahora que....?-- le pregunto preocupada.

Sus candorosas palabras tiraron abajo cualquier noble escrúpulo , eso era lo de menos pensó Ernesto apretando sus mandíbulas ante las contracciones inconscientes aplastandole la polla, aun siendo demasiado pronto podía percibir la siguiente corrida no demasiado lejos, igual que un adolescente bufo sin soltar palabra sosteniendo las blancas nalgas de su hija levantándola imprudentemente a una salvaje cabalgada.

El gritito de ella aferrando las piernas detrás de su cintura, consiguieron arrancarle una cabezada de admiración, conforme sus muslos se cerraban tras su cintura , su dilatada vagina se ajusto ansiosa alrededor de su tranca palpitando .

En serio se trataba de una niña...? – Maldiciendo el sucio lugar donde se encontraban, levanto el peso de su cuerpo firmemente clavados mirándose fijamente uno a otro al envestir por primera vez hundiéndose hasta la matriz.

Camila soltó un aullido doloroso, el dolor volvía a llenarla por dentro, profundamente soporto otro envite saltando sobre el duro trozo de carne, le ardía el coño donde el inmenso rabo la levantaba rebotando contra su estomago, en verdad parecía golpearle en el vientre a cada profundo brinco. De nuevo las lagrimas le llenaron los ojos , decidida a soportar la incomodidad cerro los ojos según los empellones aceleraban, empezando a seguirle el ritmo .

Algo extraño caldeaba todo su cuerpo, justo allí donde los cuerpos de los dos se unían según rebotaban con la cadencia de chapoteos mas y mas rápidos, pasados unos minutos un gustito de lo mas agradable la recorría según aquel inmenso pollon se clavaba profundamente provocando un intenso hormigueo en su coño.

Asfixiado , sudoroso en resumen, en el séptimo cielo envistió con un ritmo lento , pausado levantando esas encantadoras tetas a un solo palmo de su cara, con que gusto hubiera metido una de aquellas ubres en su boca, pero se veía incapaz de mantener la mínima concentración para realizar ambas cosas a la vez, al menos por el momento.

Podia percibir la estrecha vagina contrayéndose y cerrándose alrededor de su polla, cualquier hubiera soltado una brutal corrida...., no él.

Habiendo soltado una reparadora eyaculacion sentía un tenso dominio por lo que empezó a clavarse muy lentamente retrocediendo y volviendo a empezar. Hizo oídos sordos a los lamentos , de sobra podía notar los apretones melosos con los que Camila iba entregándose, levanto la cabeza rugiendo alucinado por la estupenda manera en que follaban por primera vez.

Ya no distinguía quien jodía a quien, los empellones nada tenían de primerizos , los ondulantes meneos del culo de su hija acabaron por arrancarle un ronco gruñido con el que finalmente termino soltando una espesa y cálida corrida liberadora.

El corazón de Ernesto parecía a punto de salirse de su pecho, su cabeza apenas procesaba el estallido de placer, casi igual que ser lanzado por un cañón de 20 libras, descargo incansablemente la blanca y espesa esencia sin dejar de gozar cada espasmo de sus testículos con el que definitivamente saturaba el coño de su hijita , deteniéndose según sus caderas terminaban propinando un seco envite que lo dejo bien sepultado dentro de la tierna vagina.

Que manera de apretarle la polla!, aun después de joderla ricamente sin ningún tipo de remordimientos sentía fluir la leche alrededor de las apretadas paredes vaginales.

Mala idea... después de todo!-- no quería preñarla.... se le aclaro el entendimiento dejándolo aturdido. No era precisamente el mejor de los momentos, resoplo aun sosteniendo el desfallecido cuerpo , debía haber resultado demasiado para ella?.

Con cuidado, pues aun seguían estrechamente unidos volvió sobre sus pasos dejándola apoyada sobre la pobre superficie de la mesa atornillada, aun medio desfallecida seguía sujetándole la polla primorosamente prieta, menuda sujeción mas encantadora, con cuidado de no producirle mas dolor dejo vagar su mano levantando su preciosa cara desmayada.

Alguna hebra pelirroja había terminado escapando de debajo de la peluca rubia, sonrió al apartarla amorosamente y colocarla tras su oreja, soplando un pequeño hilillo de aire sobre su acalorada folladora, dejo a su boca completar el concienzudo examen de la sudorosa piel, lamió el hueco del cuello depositando pequeños mordiscos contento por escuchar los débiles quejidos con los que Camila parecía despertar.

  • De vuelta al mundo real, cielo...??? susurro lamiendo la tersa piel debajo de la pequeña orejilla.-- Mmmmm … creo que ha sido demasiado por esta vez ... verdad?-- rio tomando la cara entre sus manos.
  • Mmmmmmm... pronuncio apenas con los ojos abiertos una exhausta Camila.
  • Ya, ya... beso la mandibula con el firme propósito de dejarla descansar-- Debes descansar...,aunque me vaya la vida en ello..-- pronuncio incomodo al intentar sacar la polla de su estrecho encierro.-- Oh nena..., no sabes las ganas de joderte de nuevo...-- soltó una ronca protesta al escuchar el sonoro Ploooop destaponando el apretado coñito.
  • Aaaaauuuuuuuuuuhhhh-- protesto una extenuada Camila.

Ernesto fue consciente de dos irrefutables verdades, la primera de ellas era abrumadora... había desvirgado a su pequeña , aquella que había considerado su hija solo unos meses atrás yacía con las piernas visiblemente abiertas, rezumando su grumoso esperma, la sangre escurriendo sobre su polla no dejaba duda alguna .

De la segunda verdad dejaba atrás cualquier tipo de vacilación , ni Velver , ni ningún imberbe muchachito probaría los encantos de Camila, le pertenecerían a él, Suya en cuerpo y alma.-- se apresuro a bajar sus faldas dejándola tendida sobre el estrecho catre arropándola con cuidado.

Verla agotada aun con las mejillas coloreadas , los labios ligeramente hinchados le hicieron enorgullecerse, disfrutaría enseñándola,-- se enterneció bajando la cabeza y depositando el acostumbrado beso de buenas noches, incluso desmayada respondió admirablemente abriéndose paso en su boca. – Resoplando , se aparto.

Con su preciosa sonrisilla prendida de su boca se alejo jadeando, procurando poner en orden sus caóticos pensamientos, compuso sus arrugadas ropas, era el momento de regresar a la mansión , echando un ultimo vistazo sobre el hombro fue consciente de que jamas olvidaría el repulsivo lugar.

Esa linda muchachita aun en las puertas de la adolescencia, seria su amante y si la suerte lo acompañaba.... en la esposa y madre de sus hijos?-- si como pensaba disponía bien su tiempo, – se afianzo sobre la ventana confiado en poder descender sin problemas por la cañería de la pared. – Embarcarían hacia el nuevo mundo donde a nadie le preocuparía preguntar....-- toco con las suelas el frio pavimento de la calle.

Eso era..., disponía de horas poner en practica sus planes, como si nada inusual sucediera, abriría la nota falsificada en el desayuno, disponiéndose a marchar de inmediato sin demasiadas preguntas por parte de Velver.

Una vez dentro del hogar de su padre podía escabullirse , a lo mejor ataviado con la librea de servicio , era necesario poder acceder a la mansión de Velver antes del mediodía, cuando la actividad frenética en las cocinas concentraba a todo el servicio , justo para poder acceder a las habitaciones de la nodriza y llevarse al pequeño Elmer.

Para ello la cesta de mimbre serviría a sus propósitos, el perfecto camuflaje para sacar al pequeño volviendo sobre sus pasos hacia la verja principal.

Vistiendo una librea de servidumbre podía confundirse con el resto de proveedores que diariamente acudían a cobrar su producto fresco, mostraría las monedas y saldría sin levantar sospechas.

Fácil y limpio-- pensó deteniéndose junto al muro de hiedra por donde escaparan esa misma noche, clareaba peligrosamente , por lo que apurado salto adentrándose agazapado entre los arbustos .

Solo respiro tranquilo cuando llego a los pabellones de caza, apenas disponía de 20 minutos para atravesar la galería secreta y llegar a su estancia, la servidumbre no tardaría en poner en marcha los engranajes de la fuga.

El juego del gato y el ratón comenzaba...