La leche de Ricardo
Mi profesor de gimnasia, fué el primer hombre con quien tuve sexo.
LA LECHE DE RICARDO
Les voy a contar como fue mi inicio sexual. A los 17 yo ya me había acostado con algunas noviecitas, pero considero mi verdadera iniciación el sexo que tuve con Ricardo, mi profesor de gimnasia del secundario.
Desde 2° año conocía a Ricardo, el profe de gimnasia, y siempre me había producido una atracción que yo no captaba del todo. En 5° lo volví a tener de profesor, y la atracción continuaba. Una tarde, después de clase me retracé en ir al vestuario tomando una gaseosa en el bufet. Cuando llegué ya mis compañeros se estaban vistiendo, después de haberse duchado, y para cuando yo me había desnudado, ya se iban los últimos. En la soledad del vestuario me dirigí a las duchas, para bañarme tranquilo sin el bochinche usual de los muchachos. Al poco rato de estar bañándome, me sorprendió la llegada de Ricardo, el profesor que venía a ducharse. Esta situación me resultó agradable. Poder ver a Ricardo desnudo.
Ricardo tenía 32 años, era muy morocho, y además bronceado. Ojos negros y muy peludo. Hasta ese momento conocía sus brazos y piernas, densamente poblados por pelos y los que salían por el borde de la chomba del equipo de gimnasia. Como corresponde a su profesión su cuerpo estaba hermosamente trabajado. Hombros redondos, brazos fuertes, espaldas anchas, piernas gruesas. Ahora desnudo podía verlo en total. El vello le cubría el pecho, afinándose en una línea oscura entre el diagragma y el pubis, donde estaba un soberbio matorral de pendejos, oscuros y brillantes. También el culo, estaba cubierto por un hermoso vello oscuro. Inmediatamente en la ducha, comenzamos a hablar con la confianza y la camaradería que se produce entre dos hombres jóvenes en bolas.
La ducha compartida, a solas, y la camaradería se hicieron costumbre entre nosotros a partir de esa primera tarde, por lo cual no me extrañó que a fin de año, cuando fuimos de campamento a Bariloche con el colegio, al llegar, Ricardo, me invitó a compartir la carpa.
No puedo negar que la idea de compartir una carpa durante 10 días con Riki me producía una inquietud indefinible. Por la noche, después de comer, nos fuimos a acostar. Ricardo se retrasó porque fue a ducharse, y yo a pesar de estar cansado por el viaje, armar la carpa, etc, etc, no me dormí hasta que llegó. Cuando entro a la carpa invadió todo un exquisito olor a jabón y cuerpo limpio. Ricardo se sacó la remera y los pantaloncitos, quedándose solamente con un pequeño slip, de los que usaba usualmente. Nos pusimos a conversar. Al poco rato la charla giraba en torno a nuestras experiencias sexuales. La situación era por demás excitante, dos hombres, casi desnudos, solo teníamos nuestros calzoncillos, en un espacio tan pequeño...
En un momento Ricardo me preguntó si alguna vez había besado a un hombre, yo le contesté que no, a lo que el me repreguntó si me gustaría probar. Antes de terminar de decir que si, ya sentí su boca, ancha, seca y caliente sobre mis labios. Poco a poco, nuestros labios se fueron abriendo y nuestras salivas se fueron mezclando. Poco después su lengua entraba en mi boca, produciéndome un placer que nunca había experimentado. Mientras nos besábamos poco a poco nos acercamos y nos abrazamos. Bajo la tela de los calzoncillos nuestros pitos, bien erectos se tocaban. Mi placer fue tan grande, que al tocarme Ricardo, apenas la pija, acabé. Mientras que continuábamos besándonos, le agarré la verga y comencé a pajearlo hasta sentir que acababa en mi mano, con su leche caliente, densa y abundante. Después nos quedamos dormidos.
Al otro día no veía la hora de volver a la carpa. Después de cenar, y ya en la intimidad de nuestra carpa, directamente en bolas, iniciamos nuestros besos. Ricardo después comenzó a bajar su boca, lamiéndome y besándome el cuello, los pezones, el ombligo hasta llegar al pito. Se lo colocó en la boca, y con fuerza se lo introducía hasta la base, para volver hasta la cabeza. Asi varias veces, hasta que sentí llegar la leche, que se derramó en su boca y el se tragó con placer. El placer fue tan grande que me quedé adormecido. Al rato me desperté al sentir la lengua de Ricardo en mi boca.
La erección fue inmediata, y lo mismo Ricardo volvió a bajar su boca por mi cuerpo, pero esta vez, invirtiendo todo el cuerpo, por lo que al alcanzar mi pija con su boca, su verga se encontraba, erecta y dura junto a mi boca. Se ofrecia como un manjar increíble, y sin dudar me la metí en la boca. Al poco, ya nuestros movimientos se habían sincronizado en ese maravilloso 69. Cuando llegué al orgasmo, e inicié la acabada, Ricardo, también largó su leche, y asi mientras acababa en la boca de mi amante sentía por primera vez el chorro de su guasca en mi boca, su sabor exquisito, su densidad. Asi terminó nuestra segunda noche.
A la siguiente, las novedades siguieron, después de besarnos y chuparnos, Ricardo, se subio encima mio y se sentó en mi pito, terriblemente duro. Como esto que estoy contando, fue hace ya mas de 20 años, tengo que recordar que no usábamos forros, como lo hacemos hoy.
Sentí maravillado, como su orto se abría húmedo y cálido para permitir entrar mi pija. Fue maravilloso sentir la suavidad y la presión de su ano, rodeando mi pija. La satisfacción del orgasmo fue increíble.
Al poco rato, Ricardo volvió a besarme y me preguntó si me gustaría que el me cogiese. Yo estaba esperando eso, aunque no me animaba a decírselo. Ante mi afirmación Riky, comenzó a besarme el culo, llenándomelo de saliva. Sentir su lengua en mi culo fue increíble. Asi por un rato. Después sentí que subía, yo estaba de espaldas, y colocaba su pene contra mi culo. Al sentir la presión de su glande hermoso contra mi agujero, comencé a sentir dolor, que creció cuando entró todo, sumado a las terribles ganas de cagar que me generaba la cabeza dentro.
Ricardo lo notó y mientras me mordisqueba y besaba el cuello, la nuca, las orejas me dijo: -Mi amor, relajate y te va a gustar. Todo ello, produjo efectivamente la relajación necesaria que unida a la penetración total del pito de Ricardo en mi culo comenzace yo a gozar terriblemente de esa garcha dentro mio, que me llenaba todo. La calentura que tenía era tal, que al sentir el semen de mi amor dentro mio yo tambien eyaculé. Y así experimenté el máximo placer de ser garchado por un hombre que antes había cogido yo. Amor entre varones.