La leche de mi vecino

Con la copia de las llaves de mi vecino, tengo vía libre para entrar en su piso y en sus cosas más calientes.

La primera vez que Jorge me pidió un favor, venía de correr y yo estaba a punto de correrme botando sobre la polla de 18cm de Luca, mi amante italiano.

  • Más, más… - me pedía Luca mientras agarraba fuerte mis nalgas evitando que fuera a abrir la puerta, cuando el timbre sonó por segunda vez.

  • Joder! - grité yo, a la vez que despegaba mi culo de su macarrón napolitano.

  • Coño!! - se enfadó Luca mientras golpeaba el colchón con sus manos. Salté de la cama, me puse mi batín de seda blanco y salí de la habitación.

- Cazzo ! No me dejes así - me gritó.

  • No te muevas y mantén tu cazzo duro que enseguida vuelvo -.

Dejé a Luca pajeándose con cara de vicio y sudado. Me dirigí enfadado a abrir la puerta para encontrarme con otro hombre sudado. Era mi vecino de enfrente Jorge. Un macho hetero de 35 años, pelo negro y algo ondulado, barba, más bien bajito pero fuertote, con la espalda ancha. Siempre que me cruzo con él en el rellano me excito. Y cuando coincidimos en el ascensor nos deseamos buenos días y charlamos un poco. Es serio y educado, aunque algo despistado. Entonces yo aprovecho ese viaje en ascensor para repasarlo de arriba a abajo, debe usar un 44 de pie, lo mismo que de polla. - Pienso -. Muchas veces aprovecho para tirarle la caña en broma. Él sabe que soy gay y que traigo amantes a casa cada dos por tres, al igual que yo sé que él se tira a alguna zorra de vez en cuando. Entre los dos se ha creado una relación vecinal amable pero discreta.

  • Perdona Marcos - se disculpó - he escuchado ruido y por eso he insistido en picar, no pensé que estarías ocupado.

Mi enfado desapareció para dar paso a mi descaro.

  • Realmente estaba más que ocupado. Estaba a punto de correrme con una polla metida en el culo. - Su cara era un poema y aproveché su despiste para darle un repaso. Iba vestido de runner. Short negro dejando ver enteras sus piernas peludas y duras y en medio un bulto considerable. Camiseta de tirantes que dejaba entrever unas axilas peludas y unos brazos fuertes.

  • Hostia perdona tío, no quería…no sabía…joder, qué zasca… - se rascó la cabeza y rio. - Me encanta provocar nervios en un hombre hetero. Pero sin asustarlo.

  • No te preocupes, puede esperar. Tú dirás - le dije mientras me apoyaba en el marco de la puerta de forma sensual.

  • Verás, he salido a correr y me he dejado las llaves dentro. Me dejas hacer una llamada?

  • Claro, pasa - Al hacerlo no abrí la puerta mas que lo justo para que pasara casi rozando su cuerpo con el mío. Pude notar su fuerte olor a sudor.

  • Toma - Le acerqué el móvil.

  • Gracias - me dijo tímidamente.

  • Quieres tomar algo? - le pregunté

  • No gracias, estoy bien - sonrió.

  • Haz la llamada tranquilo, yo enseguida vuelvo - Le dije mientras volvía a la habitación, quitándome el batín y dejando al descubierto mi joyita: Mi culo. Lo tengo firme y nalgón, de esos que rebotan como un flan cuando me están dando.

  • Eres terrible! - me dijo riendo. Entonces supe que me había mirado el culo. Cuando regresé a la habitación, Luca estaba sentado en el borde de la cama con el rabo morcillón. Me arrodillé y se lo chupé hasta ponérselo bien duro y babeado. Le puse otra goma, me giré dándole la espalda y de una sentada me la clavé.

  • Ahhhhh…hasta los huevos - suspiré. Empecé a moverme rítmicamente arriba y abajo, en círculos, sacando su polla hasta la mitad y sentándome de golpe, haciendo que mis nalgas chafaran sus pelotas. Con los años he cogido bastante habilidad a cabalgar.

  • Ohhh siii - gritaba Luca cada vez que mi culo chascaba con sus huevos. - Pasé mi brazo por su espalda, dejando su cabeza debajo de mi axila.

  • Cómeme las tetas! - le ordené. Luca movió su lengua muy rápido sobre mi pezón izquierdo. Después me lo mordió y lo volvió a chupar.

  • Ahhhh… me encanta joder! -. Seguí cabalgando con fuerza. Mis gemidos fueron en aumento y me calentó muchísimo pensar que a escasos metros, el macho de mi vecino estaba escuchando lo bien que Luca me estaba jodiendo.

  • Me vengo, me vengo - dijo Luca. Rápidamente me arrodillé delante de su rabo, le quité el condón y esperé toda la leche caliente. Luca se masturbó con fuerza mientras bufaba.

  • Abre bien la boca puta, que viene mucha - No se equivocaba, fueron 7 u 8  trallazos los que me llenaron la boca y yo tragué con gusto. No acostumbro a tragarme la leche de todos pero hay confianza y además su lefa está buenísima. Le chupé la polla hasta dejarla bien limpia

  • Guau! De las veces que más leche he soltado - me dijo. Yo le sonreí satisfecho.

  • Voy a la ducha bello es a ducharte - me dio un beso y salió de la habitación camino al baño - Yo me puse de nuevo el batín y salí.

Vi a Jorge de espaldas y me recree antes de preguntarle. Tiene un culo grande y duro de los que me vuelven loco.

  • Has llamado? - se sobresaltó

  • Si, si. Mi madre tiene un juego de llaves y ahora iré a buscarlo - dudó unos segundos. - Has podido acabar? - me preguntó picarón.

  • Ya te digo - le constaté.

  • Me lo creo… - hizo un gesto con su dedo índice en la comisura de su labio, como indicado que yo tenía algo en el mío. Cuando pasé mis dedos por ahí recogí un poco de esperma de Luca y lo chupé. Jorge movió la cabeza con gesto de desaprobación.

  • Bueno he visto suficiente - rio - gracias por la ayuda, me voy a casa de mi madre. - Cuando pasó por mi lado le toqué el hombro.

  • Perdona si te asusto, ya sabes que me caes bien

  • No me asusta. Si tú me pillaras con alguna tía no te asustarías. No podría tener mejor vecino - me dijo

  • Ni yo - le guiñé un ojo.

  • Por detrás apareció Luca con la toalla anudada en la cintura marcando cuerpo. Me agarró por la cintura y sonrió.

  • Bien chicos, os dejó disfrutar - dijo Jorge. Y se marchó.

- Ciao - se despidió Luca. Una vez se cerró la puerta, mi semental italiano me giró hacia él y me abrazó fuerte.

  • Guapo tu vecino - me dijo.-

  • Muy guapo - le contesté yo mientras le sobaba la polla por encima de la toalla.

  • Ya me he duchado… - me dijo resignado.

  • Tranquilo el agua no se acaba - le contesté mientras le quitaba la toalla descubriendo su polla morcillona.

Luca me cogió en volandas y me llevó hasta la habitación mientras metía su lengua en mi boca.

A los tres días Jorge volvía a picar en mi puerta. Esta vez con un traje negro y caro, corbata gris y perfumado de Sauvage hasta las orejas.

  • Buenos días … -

  • Dos días en una semana, qué afortunado soy - le interrumpí.

  • Te pillo ocupado? - preguntó travieso.

  • Hoy descanso - le conteste con cara de pena. Él rio.

  • Te traigo una copia de las llaves de mi casa, porque como soy tan despistado ya son varias las veces que me las he dejado dentro. Y como mi madre vive lejos, prefiero que tengas una copia tú que eres de confianza y te tengo cerca.

  • Muy bien guapo - le contesté mientras cogía las llaves. Y lo vi marcharse. Qué bien le queda el traje - pensé. Y seguidamente pensé que me apetecía entrar en su casa. Y eso hice. El piso es muy típico de soltero, poco mueble, poca decoración, una buena tv en el salón, una guitarra en el sofá y pensé que me gustaría que algún día me cantara una canción mientras se la chupo. La cama a medio hacer, en el armario mucha ropa de deporte, algún traje y poca ropa casual. En el baño poco que examinar a excepción de su pijama revuelto en el suelo y entremedio sus calzoncillos sucios. Los cogí y los olí intensamente. Por delante unas gotitas de pis y algunas gotas blancas aún líquidas. En medio una marca de su culazo. Aspiré fuerte. Qué cerdo me puse. Lamí cada rincón de esa tela como si fuera a gastarla. Estuve tentado de llevármelos pero se daría cuenta, así que volví a dejarlos junto al pijama. Cuando estaba a punto de salir algo llamó mi atención. Al lado de la papelera, reluciente, un condón cerrado y con esperma. No me lo pensé y lo cogí. Lo miré bien y la leche cubría la punta y un poco más. Lo olí y el aroma del látex se mezclaba con alguno más excitante. Lo limpié un poco con papel de water y me lo metí en la boca. Lo chupé como si estuviera chupando la polla de Jorge. Me lo metía hasta el nudo, lo saboreaba unos segundos y lo volvía a sacar. Qué placer…Como me supo a poco, me lo llevé a mi casa. Me desnudé y me estiré en la cama boca arriba. Mientras miraba como la leche del preservativo apuntaba a mi cara empecé a calentarme más. Toqué mi pecho y pellizqué mis pezones. Bajé mi mano hasta mi ano y lo fui estimulando. Volví a chupar el condón y ahora me parecía que sabía mejor. Imaginaba a Jorge metiendo su polla hasta el fondo de mi boca. Mi calentura iba en aumento y quería más. Quería probar su leche. Así que pinché la punta del condón y poco a poco dejé que la lefa cayera sobre mis tetas. Fui subiendo hasta mi cara y mi boca…mmm…aún estaba caliente. El tío debió follar la noche anterior. Lo saboree lentamente, primero en mis labios, después dentro de mi boca. Una leche riquísima. Escupí en mi mano y ese lubricante casero ayudó a tres de mis dedos a colarse dentro de mi culo. Me follé con ganas mientras me masturbaba, hasta explotar en una corrida bestial. Fue una de las pajas más especiales me he hecho. En un futuro vendrían más. Aquel día volví a dejar el condón en la basura de Jorge, agradeciendo el rato erótico-espiritual que me había regalado.