La lealtad 4
La historia se complica
La lealtad 4
ELAISA
Tenía el cañón apuntándome a la frente, entonces volví a llenar mi boca de sangre y saliva y le volví a escupir a ese ser despreciable a la cara.
Yo- eres un ser realmente patético, si tanto me odias dispárame de una vez, así dejaré de escuchar tus quejas y lamentos, me lleve otro golpe en la cara y volví a terminar en el suelo.
Padre- ¡Tú no sabes lo que perdí, tú no lo entiendes!
Yo- Tú crees que eres el único que perdió esa noche, yo perdí a mis padres y en compensación obtuve a un ser que me odiaba tanto que ha hecho de su vida destruir la mía.
Padre- Eso es hija voy a destruir tu vida, empezando por lo que más amas.
Yo- Empiezo a dudar que tú seas mi verdadero padre, si lo fueras me cuidarías, pues soy lo único que te queda de ella.
Padre- ¡Cállate!
Otro golpe más y otra vez acabé sobre ese mugriento suelo, Porque no acababa conmigo, no lo entendía, me volvieron a levantar, pero esta vez escupí contra el suelo, le mire con odio y le dije.
Yo- ¡Yo no pedí nacer, vosotros lo decidisteis y a mí se me castiga por algo que paso que no fue culpa mía!
Por primera vez mi padre tenía un semblante sereno, sus ansias asesinas parecían haberse calmado, entonces note un pinchazo en el cuello y según me iba quedando inconsciente escuche decir a mi padre que ya era suficiente.
Me desperté en mi cama con todo el cuerpo dolorido como si me hubiera atropellado un autobús, tenía el brazo y las costillas vendadas y un apósito en la cara, me fui a levantar, pero alguien me lo impidió, era mi abuelo.
Yo- ¿Cómo he llegado a casa?
Abuelo- un coche aparco delante de nuestra casa y te sacaron a la fuerza dejándote tumbada en el suelo inconsciente.
Yo- ¡Así me duele todo!
Abuelo- ¿Quién te he hecho esto?
Yo- Tú ya lo sabes.
Yo- ¿Abuelo quien es mi verdadero padre? porque ese monstruo me ha dejado muy claro esta noche que él no lo es.
Yo- ¿Tú sabes quien es verdad?
Mi abuelo se levantó de la silla donde estaba sentado y se puso a mirar por la ventana.
Abuelo- Ya lo conoces, y has congeniado muy bien con él.
Yo- ¿Es el profesor?
Abuelo- Así es.
Abuelo- Le he pedido que venga, para que se pueda explicar, tienes tiempo puedes pegarte una ducha.
Como no estaba en mis mejores condiciones, Ha-neul y Sun hee decidieron bañarse conmigo por si me daba algún mareo o algo, con Ha-neul ya me había duchado en prisión, pero con Sun hee me daba apuro, parecerá una tontería, llame a Sonia para contárselo que luego no quería malos entendidos.
Yo- Sonia, estas se han empeñado en ducharse conmigo por si me da un mareo.
Sonia- Lo sé, ha sido idea mía.
Yo- ¿Cómo que ha sido idea tuya?
Sonia- ¡Si, no quiero que te dé un desmayo y te desnuques en la ducha!
Yo- bueno, bueno si a ti no te importa.
Colgamos y me fui para la ducha, las dos diosas asiáticas ya me esperaban desnudas, Ha-neul mediría un metro sesenta y seis aproximadamente, cabello negro hasta los hombros y ojos marrones, tenía las tetas pequeñitas como yo, pero muy bonita y llevaba el coño depilado, a mí me gustan con vello, pero reconozco que el de ha-neul era bonito.
Sun hee era más alta mediría un metro setenta y su camello era un pelin más largo que el de Ha-neul, sus ojos también eran marrones, pero en su caso pasaba como con Sonia sus tetas eran más grandes que las mías y las de ha neul, pero sus pezones no eran tan grandes como los de Sonia, Sun hee era de las mías llevaba el coño con pelo recortado y muy bonito, yo como lo llevaba pelirrojo era bonito aunque me hubiera dejado ahí un seto.
Ducharme con estas dos era incómodo, no entrábamos bien las tres y nos estorbábamos cada dos por tres, estas cabronas parecía que lo hacían a posta para rozarse conmigo, pero no dieron ningún paso más en ese sentido, yo era de Sonia era leal a ella y tanto ha-neul como Sun hee lo sabían y lo respetaban.
Pero tengo que reconocer que esos cuerpos trabajados por las artes marciales, llenos de tatuajes que tenían que ver con la organización a la que pertenecieron, pues me calentaron que una no es de piedra y me tuve que ir a mi habitación a masturbarme mi pelirrojo coño.
Una vez arreglada y bien guapa, espere a que el profesor viniera a darme las pertinentes explicaciones, tal como me había tratado estos días a tras con ese cariño, no eran de un hombre que abandonara a su hija, necesitaba saber el porqué y no saldría de esta casa hasta saciar mi curiosidad.
Sonia llegó y lo primero que hizo es darme un beso en los labios y después fue besando en las mejillas a Ha-neul y a Sun hee, al abuelo lo dejo para el final, estaba muy nerviosa y Sonia agarro mi mano como dándome ánimos, el momento decisivo llego y sonó el timbre, fui a abrir y entonces dije.
Yo- ¿Hola profesor o debería decir mejor gola papa?
El profesor se quedó blanco y sin saber que decir miro a mi abuelo, este con un gesto le indico que se sentara y con otro que les había pillado con el carrito del helado, el pobre hombre carraspeo y dijo.
Papa- Hola, hija tendrás muchas preguntas.
Yo- Así es, ¡pero prefiero que te expliques tú!
Mi padre se dispuso a explicarme todo lo sucedió.
PROFESOR
Elaisa conocí a tu abuelo gracias a los robos que cometía para ayudar a la gente pobre, sobre todo a sus propios vecinos, yo era pintor, muy bueno, pero por desgracia nadie quiere comprar cuadros de un don nadie, cada vez íbamos retasando con el alquiler porque ese cabrón nos había subido el alquiler y no había forma humana de poder pagarlo.
Una noche cansado de no cobrar se fijó que tenía un cuadro que le llamo mucho la atención, era un cuadro con el retrato de mi madre, era lo único que me quedaba de ella y me lo exigió como pago, si le daba el cuadro mi deuda quedaría saldada.
No me quedo más remedio que dárselo, era eso o quedarme en la calle en pleno invierno, a los dos días tu abuelo toco mi puerta y me propuso algo, él recuperaba mi cuadro y yo en compensación daba clases nocturnas sobre arte a su hijo y a su novia, yo acepte claro, ese cuadro era muy importante para mí, en la parte de atrás tenía escrita una carta de despedida para mí.
Tu abuelo cumplió, a los dos días tenía el cuadro otra vez en mi poder, pero me dejo claro que tendría que guardarlo en un sitio seguro para que nadie lo encontrara, así lo hice, desde entonces lo tengo en un sitio que solo yo conozco.
Yo por aquel entonces tenía treinta y dos años y según muchas mujeres estaba de buen ver, la primera noche que aparecieron el hijo de u abuelo y su novia, yo quede perdidamente enamorado de esa mujer, enseguida me di cuenta de que a la única que le interesaba el arte era a tu madre, el hijo de tu abuelo en lo único que estaba interesado era en el valor de esas obras de arte y en intentar averiguar en que museos estaban o que personas eran dueñas de tan codiciosos objetos, los artistas que nombraste el otro día eran los favoritos de tu madre, cuando te vi el otro día me pareció estar hablando con ella otra vez, me costó mucho no decirte quien era, pero tu abuelo me hizo prometer que jamás te lo diría.
Elaisa- ¡Porque Abuelo!, ¡porque se lo prohibiste!
Abuelo- Si mi hijo se enteraba de que su profesor era el padre de su hija, se abría vuelto loco y seguramente habría matado a tu madre y al profesor (comento esto muy avergonzado).
Yo seguí dándoles clase, pero cada vez estaba más nido a tu madre y tu padre lo notaba, para el era de su propiedad, sinceramente creo que ese hombre jamás ha sabido amar a nadie que no fuera el mismo, llego un momento que solo tu madre aparecía a las clases, su novio estaba más ocupado en el negocio familiar, pero en vez de robar para ayudar a la gente este robaba para sí mismo.
Al final paso algo que jamás hubiera esperado, tu madre correspondió a mis sentimientos y la que iba a ser nuestra última noche de estudio pues a mí me trasladaban temporalmente porque había encontrado trabajo como profesor en otra ciudad, nos dejamos llevar y terminamos haciendo el amor, no fue nada espectacular, simplemente se sentó sobre la mesa con las piernas abiertas.
Yo estaba tan nervioso que no terminaba de atinar, tu madre me cogió la polla con sus manos y después de metérsela en la boca para ponerla a tono, la fue guiando hasta que la tuve entera dentro de ella, jamás he vuelto a sentir esa sensación otra vez, nos mirábamos a los ojos mientras el acto se estaba perpetrando y cuando culmino fui el hombre más feliz de la tierra y según pude observar en la mirada de tu madre también fue muy especial para ella.
Yo me marché a mi nuevo destino, pero seguía en contacto con tu abuelo, un día me llamo para decirme que iba a ser abuelo, me lo contó con tanto entusiasmo, mientras le felicitaba con una sonrisa en mi rostro, estaba roto por dentro, la mujer que amaba tendría un hijo en este caso hija con otro hombre, me resigne y comprendí que ahí el intruso era yo.
Pasados unos meses, recibí otra llamada de tu abuelo, pero en esta ocasión no había nada que celebrar, a su hijo le habían hecho unas pruebas y le diagnosticaron que sus espermatozoides eran incapaces de procrear, no tenían movilidad ninguna, como no era tonto me pregunto sin tapujos si tuve algo con tu madre y mi respuesta fue afirmativa.
Tu abuelo se abría alegrado si las circunstancias hubieran sido otras, decidimos entre tu madre, tu abuelo y yo hacernos la prueba de paternidad y di positivo, yo era tu verdadero padre.
Para mi pesar, tu madre me prometió que esto quedaría en un secreto y que me prometía que me haría partícipe de tu vida, pero que su novio no podía enterarse de ninguna manera, sino que los dos estaríamos muertos, tu madre conoció la verdadera personalidad de tu padre y le tenía mucho miedo, cuando venía por mi nueva ciudad tu madre quedaba conmigo para que viera la evolución de su embarazo, en esos días volvía a ser feliz otra vez, pero llego el día del parto y fue cuando mi alma quedo hecha mil pedazos, la única mujer que he amado en mi vida, acababa de morir en el parto.
Cuando tu abuelo me lo comunico, se me paso por la cabeza atentar contra mi propia vida, pero entonces me enseño una fotografía en la que salías en sus brazos y eso me devolvió a la vida, tenía una hija y debía vivir por ella, todos estos años te he visto crecer a la distancia y he ayudado a tu abuelo a mantenerte asalto del salvaje de su hijo.
Lo siento de verdad hija, me hubiera gustado que nos hubiésemos conocido mucho antes.
ELAISA
Conocer la historia de mi verdadero padre hizo que llorara, en este mundo había un padre que me quería de verdad y yo tuve que conformarme con un padre que me odiaba más a mí que a sí mismo, ahora entendía esa conexión que tuvimos desde el primer momento, esa forma de tratarme, mientras todos recelaban de mí él se preocupaba y procuraba saber de mí.
Una parte de mí estaba enfadada con él por no haber sido más valiente, por no haberse plantado y haber exigido ser parte de mi vida como mi verdadero padre y así lo exprese.
Yo- ¿Papa, porque fuiste tan cobarde, porque no luchaste por mí?
Abuelo- ¡Elaisa!
Yo- ¡Ni Elaisa ni nada, que a ti también ya te vale!
Papa- Tiene razón, fui un cobarde que le tenía un miedo atroz al novio de tu madre y no fui capaz de dar ese paso hasta ahora, espero que no sea demasiado tarde.
Yo- No lo es, pero tienes mucho que compensarme que lo sepas.
Mi padre y yo nos dimos un abrazo mientras los dos llorábamos, no fuimos los únicos porque las chicas casi provocan un tsunami, y mi abuelo estuvo todo el tiempo con un clínex en la mano, mi padre se despidió diciendo que por la mañana tenía que coger un vuelo para ir a Alemania para un simposio o algo así, se despidió de todos y cuando me toco a mí me abrazo y de su mochila saco una especie de ovejita, ese peluche lo compro cuando supo que iba a ser padre, pero nunca tuvo el valor para dármelo, como bien dijo más vale tarde que nunca.
Abrace ese peluche como si me hubieran hecho el mejor regalo de mi vida, y toda la tensión acumulada estallo en un llano incontrolado mientras me abrazaba al peluche, esa y las demás noches Sonia tendría que compartir cama conmigo y el peluche.
Cuando mi padre se fue, nos quedamos los cinco en silencio y de repente el estómago de mi abuelo empezó a rugir, todas nos empezamos a reír y nos dispusimos a preparar la cena.
Fue una buena cena, mi abuelo abrió uno de sus mejores vinos, puesto que había mucho que celebrar, de vez en cuando me miraba de reojo para calcular mis reacciones, aunque estaba bastante molesta con él entendía por qué actuó así, pero no podía evitar sentir un poco de rencor hacia él.
Mi abuelo se acercó y tuvimos una conversación, todas las demás se fueron al salón.
Abuelo- Elaisa, mi intención nunca fue perjudicarte, sé lo que piensas y me parte el corazón.
Yo- ¡Tú no sabes lo que yo pienso!
Abuelo- Piensas que no dije nada para que yo creyera que tu padre era mi hijo, que no podía aceptar que eras hija de otro.
Yo- ¿Y no fue así?
Abuelo- No. No del todo, me hubiera gustado que el padre hubiera sido mi hijo, pero era consciente que jamás sería un buen padre, por eso te críe yo.
Yo- Eso lo entiendo pero mentirme con lo de mi padre.
Abuelo- Si mi hijo descubre quien es tu verdadero padre lo matara, no te quepa duda.
Después de hablar con mi abuelo me subí a mi habitación, no me apetecía estar con nadie, me tumbé en la cama abrazando a mi oveja y entonces unos nudillos tocaron la puerta, era Sonia.
Sonia- ¿Puedo pasar?
Le icé un gesto afirmativo con la cabeza y se tumbó a mi lado abrazándome desde la espalda, no sé cómo ocurrió, pero para cuando me di cuenta la tenía metida entre mis piernas comiéndome mi pelirrojo coño con mucha maestría, mientras me mordía suavemente y me succionaba el clítoris, metía hasta tres dedos dentro de mi coño.
Cuando me tenía a punto de caramelo paraba, me tenía frenética pérdida, esa acción la repitió unas tres veces y en cuando estalle el orgasmo fue tan devastador que creí perder la consciencia, estuve casi sin respiración durante unos segundos hasta que me fui recuperando poco a poco.
Una vez recuperada, tome prestado el arnés de Ha-neul y después de tumbarme en la cama, pedí a Sonia que se empalara mirando hacia mí, quería ver todos sus gestos, sentir todas sus momentos de placer, pero sobre todo quería ver su expresión de amor hacia mí.
Como de costumbre mi chica no me decepciono y la expresión que puso al sentir su orgasmo, hizo que yo rubiera uno simultáneamente, esa noche dormimos las dos muy satisfechas abrazadas a mi nueva ovejita.
La semana en que mi padre tenía que estar en Alemania paso y quede en una cafetería para desayunar con él y que me contara el simposio y porque no con la ilusión que me habría traído algo como regalo.
No me decepciono, me trajo una pulsera con mi nombre escrito con letras cirílicas, era de plata y era muy bonito, me levanté a abrazarle, él correspondió el abrazo con orgullo de padre.
Mientras mi verdadero padre me contaba su semana con entusiasmo, yo recibí una llamada en el móvil, al cogerlo era mi falso padre.
Falso padre- ¡Por fin sé con quién me traiciono tu madre, despídete de él!
Se oyó un disparo lejano, mi padre de repente dejo de hablar y se precipitó contra el suelo, del pecho le salía abundante sangre, el disparo había acertado en el mismísimo corazón matando a mi padre en el acto.
Falso padre- ¡Ahora empiezas a experimentar lo que experimente yo!
Continuará.