La lealtad

La historia de Elaisa comienza

La lealtad

ELAISA

Me llamo Elaisa y tengo veinticuatro años, he pasado los últimos cinco años en prisión y acabo de salir, La razón por la que acabe encerrada fue por la arrogancia de creerme mejor que nadie.

Nací en el seno de una familia de famosos ladrones, mi abuelo y mi padre fueron grandes ladrones de guante blanco, como decía mi abuelo el mejor robo es el perpetrado sin un ápice de violencia, mi relación con mi abuelo era muy buena, sin embargo para mi padre era una herramienta.

Mi madre murió al darme a luz y mi padre jamás pudo superar su muerte, para él ella era lo máximo en este mundo y yo me convertí en la asesina de la persona que más amaba, por eso dejo que mi abuelo me criara.

Mi abuelo me adiestro muy bien me enseño todo lo que sabía, manejo de armas, combate cuerpo a cuerpo, conseguir una agilidad felina y la capacidad para estudiar todo lo que me rodeaba para poder trazar un plan de escape.

Me convirtió en la mejor ladrona de mi familia, metió dentro de mi ser el gusanillo por el arte, pero sobre todo por robar ese arte, lo que nunca me dijo fue que todo ese entrenamiento estaba enfocado en protegerme de mi padre, mi abuelo sabía que mientras él estuviera vivo, mi padre no intentaría nada, pero el algún día ya no estaría y estaba seguro de que intentaría acabar conmigo o intentaría traicionarme.

Yo siempre le quitaba hierro al asunto diciendo que algún día me perdonaría, era joven y entupida, menos mal que mi abuelo siempre estuvo en guardia por los dos, estuve robando con mi abuelo en casa de ricachones, grandes empresarios que Vivían a lo grande mientras sus obreros no llegaban a final de mes, uno de esos obreros era José el padre de Sonia, mi gran y único amor.

Mientras yo media un metro sesenta y tenía el pelo rojo como el fuego ojos verdes como las gemas más brillantes y un cuerpo fibroso, pero bonito, Sonia era una mujerona de un metro setenta y cinco pelo negro como la noche más oscura y unos ojos color miel que me derretían cada vez que los miraba.

Yo por mi adiestramiento tenía las tetas pequeñas, pero muy bonitas, jamás sentí complejo al contrario me sentía orgullosa de mis tetas coronadas por unos pezones rosados tan duros que podría cortar cristal con ellos.

Sin embargo las tetas de Sonia sin ser exageradas eran bastante más grandes que las mías y con unos pezones grandes y también rosados.

Nosotras siempre lo tuvimos claro, cuál era nuestra condición sexual y con quien queríamos pasar el resto de nuestra vida juntas, mi robo más sonado fue en un museo muy importante de la capital, en el un pintor muy afamado iba a exponer su última obra un cuadro que según sus los entendidos no tenía precio, la verdad que era muy bonito un paisaje pintado en una apuesta de sol.

La noticia también trajo con ella la denuncia de una mujer que alegaba que ese hombre no había pintado ese cuadro, que el cuadro era de ella y podía demostrarlo, yo decidí investigarlo y con la ayuda de Sonia fuimos a hablar con aquella mujer.

Sonia sabia a que me dedicaba, no le hacía ninguna gracia, temía que terminara en la cárcel o peor muerta, yo dentro de mi soberbia le decía que yo era la mejor y que jamás me cogerían (cuanto me quedaba por aprender).

Cuando llegamos a casa de aquella mujer, le mentimos diciéndole que trabajábamos como becarias para un periódico y queríamos contar su historia, al principio estuve reticente, pero después viendo mi cara y la de Sonia que parecía que no habíamos roto un plato en la vida nos dejó pasar y nos ofreció café.

Yo- ¿Usted dice que el cuadro lo pinto usted, puede demostrarlo?

Mujer- ¡Por supuesto, aquí tiene las pruebas!

Aquella buena mujer, tenía bocetos hechos de su puño y letra y nos contó la historia de ese cuadro, nos contó que era donde solía ir con su hermana enferma Terminal porque era el único momento del día donde ella sonreía y decidió sacar una fotografía de ese mágico momento e inmortalizarlo en un cuadro.

Tenía el desván lleno de pinturas increíbles y muy hermosas, ella solo quería recuperar ese cuadro por valor sentimental le daba igual el dinero, entonces le pregunte.

Yo- ¿Cómo es que ese cuadro acabo en manos de ese hombre?

Mujer- Ese hombre es un farsante, seduce a mujeres y a hombres con talento para la pintura y les roba sus mejores obras, como ya tiene un nombre labrado a costa del trabajo de los demás, es tu palabra contra la suya y normalmente no te hacen caso.

Lo tenía decidido, recuperaría ese cuadro para esta mujer, no quería el cuadro por avaricia ni para sacar tajada, lo quería porque era el último recuerdo que tenía de su hermana, me repugnaba que un jeta se estuviera aprovechando del trabajo de personas honradas.

Le pedí a la mujer si me podía llevar los bocetos, la foto del cuadro y ella me dijo que si valía para que la oyeran que adelante.

Sonia- ¿Por qué te has llevado los bocetos y la foto?

Yo- Porque si un experto comprueba estos bocetos y el cuadro verá que los trazos son los mismos, y el estafador no podrá desmentirlo pues sus trazos si es que sabe pintar serán diferentes.

Sonia aun con miedo a que me pasara algo, le gustaba esa vena de Robin Hood que tenía y la encendía como una moto de gran cilindrada, esa misma tarde hable con mi abuelo y le comente lo que tenía planeado.

Abuelo- El sistema de seguridad es muy bueno, he estado estudiándolo esta tarde, como piensas hacerlo.

Yo- Entraré por la azotea al aire acondicionado, por suerte son las únicas partes del edificio donde no hay cámaras y los sensores térmicos no funcionan, será difícil porque ara mucho frío, pero aquí he trazado el camino a seguir, lo haré esta noche que tendrá mucha menos vigilancia.

Abuelo- veo que lo tienes todo pensado, con cuidado y mucha suerte.

Cuando llegue a la azotea como planee todavía no estaba vigilada pues faltaban dos días para la inauguración y además las cámaras estaba a medio instalas así que no funcionaban, me colé en los conductos del aire acondicionado y me fui arrastrando, en muchos de ellos había escarcha y tenía que tener cuidado de no cortarte con ella.

Al final llegué a mi objetivo y me descolgué con un cable, la única forma de sortear los laceres era desde arriba y tuve que tener cuidado porque había poco hueco entre ellos.

Me quede colgando y corte el cuadro rodeando el marco con sumo cuidado para no estropear el lienzo, según mis cálculos tenía un cuarto de hora pues había partido y ese era el tiempo que quedaba para el descanso, corte el lienzo, lo metí en un tubo para portar planos y deje en el marco, los bocetos que aquella mujer había hecho, con una hoja explicando el fraude que era ese pintor.

Subí por el mismo cable y la vuelta por los conductos del aire acondicionado fue duro pues algunas obras de arte necesitan tener una temperatura constante y no se puede cortar el aire acondicionado bajo ningún concepto, llevaba un traje que me protegía bastante del frío que hacia ahí adentro, pero cuando llegue a la azotea, tenía quemaduras en algunas partes de mi cuerpo por el frío.

Sabía que esa noche la mujer no estaría en su casa, pues era el aniversario de la muerte de su hermana y lo pasaría en casa de su cuñado y sus sobrinos, me colé en su casa y le deje una nota explicándole lo que había hecho y que este cuadro jamás debía ver la luz, deje su casa revuelta como si le habrían entrado a robar, de esa forma no sospecharían de ella y le dije que fuera ella quien llamara a la policía.

Aquella mujer cuando llego a casa y vio su cuadro dio saltos de alegría, después leyó la carta que le deje y llamo a la policía como le había indicado, quemo la carta y no se donde escondería el cuado que la policía que fue a su casa no fue capaz de encontrarlo.

Esa noche llegue a mi casa muy mojada y excitada, había sido mi primer robo de importancia y en solitario, llame a Sonia para contárselo, cuando entro en mi cuarto no me dio tiempo a decir nada, salto sobre mí y me beso, o devolví el beso como si la vida me fuera en ello, notaba sus pezones durísimos clavándose en mi pecho y los mis no tenían que estar menos duros.

Cuando metí mi mano dentro de su pantalón e ice a un lado sus braguitas, tenía el coño encharcadísimo, metí un par de dedos en él y con el tercero restregué su clítoris, Sonia no paraba de jadear hasta que se corrió en mi mano, cuando la saque lo primero que ice fue chupar todos sus flujos, eso puso como una moto a mi novia que me bajo los pantalones y el tanga y se metió entre mis piernas, que forma de succionar, creí que me iba a terminar tragando, pero tengo que reconocer que me dejo seca.

Después fue mi turno, yo chupe y succione su coño despacio disfrutando de cada centímetro de él, lo tenía sin depilar, pero cuidado y eso lo hacía mucho más atractivo a mis ojos, su olor y sabor eran afrodisíacos para mí, entonces me ocurrió algo que no me había pasado nunca, me corrí por el simple hecho de estar chupando el coño de la mujer que amaba.

La noche termino recibiendo una cachetada en el culo y a Sonia curándome las quemaduras recibidas por el frío.

Como deduje, los expertos estudiaron los bocetos demostrando que esa mujer tenía razón y que ese supuesto pintor era un estafador, resulto que el tío no sabía pintar y había estafado a multitud de pintores que no había denunciad por vergüenza y los que si lo habían hecho, la denuncia había caído en saco roto, al final el supuesto pintor acabo en la cárcel.

Mi padre viendo lo bien que se me dio ese golpe, empezó a tenerme en cuenta para sus robos, no es que me hiciera excesiva gracia, pero se ganaba bastante dinero y con eso financiaba mis otros robos para ayudar a la gente, mi abuelo no estaba de acuerdo y últimamente estábamos discutiendo mucho, con Sonia me paso algo parecido, ninguno se fiaba de mi padre y ambos pensaban que me la terminaría jugando.

Yo también lo sabía pero la soberbia, que mala es y que decisiones erróneas te hace tomar, estaba convencida de que tenía controlado a mi padre al cien por cien, que sabía en cada momento lo que hacia y que iba unos cuantos movimientos por delante de él.

La fatídica noche en la que acabe en la cárcel, mi padre había llegado a un trato con los dueños mafiosos de un casino, nosotros robábamos el dinero estos recuperaban el dinero y cobraban el seguro y mi padre me cargaba el muerto a mí, pues su intención era que yo cargara con toda las culpas.

Mi abuelo intentó avisarme, pero con las últimas discusiones no quise hacerle caso, y no quise hablar con Sonia porque otra discusión más deterioraría todavía más nuestra relación, lo que ella no sabía era que me había matriculado en bellas artes, mi intención era dejar los robos a un lado y labrarme un futuro junto a ella, pero para eso necesitaba el dinero y este golpe me proporcionaría más de lo que necesitaba.

Cuando llegamos al furgón no había dinero, la policía nos estaba esperando, yo sabía quienes nos habían delatado, sin que dijeran nada, me tumbe en el suelo con las manos hacia atrás, los hombres de mi padre y mi padre intentaron escapar a tiros.

Todos murieron menos mi padre que quedo herido en el hombro, maldiciéndome.

Padre- !Maldita cabrona no te bastó con robarme a la mujer que amaba que vas y te chivas a la policía, me las vas a pagar, vas a sufrir lo que te queda de vida!

Yo tumbada en el suelo me puse a pensar que si mi abuelo y Sonia habían optado por tomar esta decisión habrían tenido una buena razón, ellos me querían y me eran leales, eran las únicas personas en el mundo en quien confiaba.

Como no se habría realizado el robo, la fiscalía pedía para mi cinco años de cárcel, eso mejor que los veinticinco si nos llegan a pillar con las manos en la masa, lo malo es que me metieron en una cárcel de máxima seguridad, allí adentro había mujeres muy peligrosas y tendría que andar con mil ojos.

Cuando pase por los trámites de entrada, me tomaron las huellas y me dieron mi número de presa, me llevaron a la que sería mi celda los siguientes cinco años, y no pude tener peor suerte, mi compañera de celda era la tía más chunga de toda la cárcel, según pude averiguar era la jefa de la mafia coreana del país y se había cargado a un par de presas por pasarse de listas su nombre era Ha-neul, era de mi misma estatura con un poco más de musculatura y muy guapa, pero tenía una cara de mala leche que echaba de espaldas.

La primera noche no hablamos nada, ella solo me miraba y yo os juro que casi me cago en las bragas, sabía que podía defenderme en una lucha cuerpo a cuerpo contra alguien normal, pero esa mujer hacia que todas mis alarmas se encendieran solo con la mirada.

Al día siguiente en el patio me coloque en el sitio donde pasara más desapercibida, no quería tener problemas el primer día, pero mi color de pelo no gusto entre las presas y se me acercaron dos con ganas de limpiar el suelo con mi cabeza, eran como dos armarios embotados, no tenía ninguna oportunidad, iban a ser cinco años muy largos.

Armario empotrado- ¿Tu nombre es Elaisa?

Yo- ¿Así es, que queréis de mí?

Armario empotrado 2- Alguien nos ha pagado una buena suma de dinero de parte de tu padre para darte la bienvenida y para hacer de tu estancia lo más incómoda posible.

Me puse en guardia y empecé a rezar a todos los dioses, pedía que por lo menos me dejaran algún diente en su sitio, entonces paso algo que nos dejó a todas anonadadas.

Ha-neul se puso delante de mí, les miro seria a los dos armarios empotrados y les dijo.

Ha-neul- Ella está conmigo, desapareced si no queréis comer con pajita el resto de vuestra estancia en esta prisión.

Armario empotrado- Ha-neul, tú eras alguien en la calle, pero aquí eres una más, no tienes apoyos, si no te apartas te aremos daño.

Ha-neul- No necesito apoyos para acabar con vosotras dos, os lo repito, ella esta conmigo, desapareced.

Las dos gorilas entraron en cólera y atacaron a esa mujer con saña, pero no consiguieron tocarla ni una sola vez, no se que arte marcial estaba usando, pero sus movimientos eran fluidos y muy certeros, cuando se cansó de esquivar, a una le rompió la rodilla y de un codazo le rompió la mandíbula, el otro armario empotrado al ver eso se lanzó como un toro enrabietado, Ha-neul solo tuvo que apartarse para que esta se estampara contra la pared, se le quedaron los ladrillos marcados en la cara y juraría que iba escupiendo los dientes mientras se caía.

Me cogió del brazo y me llevo al otro lado del patio entonces cuando fui capaz de hablar le pregunte.

Yo- ¿Por qué me has ayudado?

Ha-neul- Tengo órdenes de mi abuelo de mantenerte con vida y cuidar de ti, según parece mi abuelo y el tuyo son grandes amigos.

Yo- No tenía ni idea, de todas formas mi abuelo es muy celoso de su intimidad, sabía que mi padre haría algo pero tan pronto.

Ha-neul- Tú no te preocupes, yo te enseñaré a defenderte y le he pedido a mi hermana que cuide de tu abuelo y de tu novia.

Yo- ¡Tú como sabes que tengo novia!

Ha-neul- Yo lo se todo, también se que te encanta el arte igual que a mí.

Yo- Quería estudiar bellas artes, pero ahora todo se ha estropeado.

Ha-neul- tienes cinco años y mucho tiempo libre, que te parece si nos matriculamos juntas y nos ayudamos mutuamente.

Yo- Me parece bien, ¿pero ayudarte cómo?

Ha-neul- Hablo bien tu idioma, pero no lo escribo bien y hay matices que se me escapan, como compensación yo te enseñaré taekwondo y hapkido.

Ha-neul resulto ser una estudiante modelo, pero como profesora era un ogro, cada día me hacía esforzarme tanto que terminaba devolviendo el desayuno todo el rato.

Sonia mi amada Sonia, tenía ganas de recibir su primera visita, se que tendría miedo y pensaría que me había traicionado, pero la culpa fue mía y viendo en el plan que estaba mi padre, de no ser por ella y mi abuelo a saber como habría acabado.

Por fin llego el día en que tendría la visita de mi adorada Sonia, no venía sola mi abuelo la acompañaba.

Sonia- Lo siento mucho Elaisa, no tuvimos otra opción (llorando).

Yo- Se porque lo hicisteis y estoy agradecida, si algo tengo claro es que muy posiblemente yo no habría salido viva de ese robo y si lo hubiera hecho seguro que habría deseado haber muerto.

Escuchar mis palabras tranquilizo a Sonia que ya mostraba una sonrisa mientras se secaba las lágrimas.

Yo- Abuelo, gracias por la ayuda.

Abuelo- No hay de qué.

Yo- Sonia prepárate para el bis a bis porque vamos a derruir el edificio (con mirada de loba hambrienta)

Abuelo- ¡Mira que eres bruta nieta!

Sonia se puso roja como un tomate y yo me puse a reír, por primera vez veía la luz al final del túnel y estaba contenta, aprovecharía los cinco años para salir preparada de esa prisión.

Continuará.