La lealtad 3

La historia sigue

La lealtad 3

ELAISA

Mientras la ambulancia llegaba, uno de los hombres que habían atacado a Sonia y a mi abuelo empezó a despertar, yo no pude contenerme y me fui a donde él estaba, le agarre del cuello y lo estampe contra la pared.

El hombre se reía, pero dejo de hacerlo en el momento que le puse el antebrazo sobre la tráquea y empecé a apretar, se empezó a poner de todos los colores y empezó a respirar con mucha dificultad, cuando intuí que estaba dispuesto a hablar afloje el brazo.

Yo- ¿Quién os envido?

Hombre- ¿Crees que te lo voy a decir?

Como no estaba dispuesto a colaborar, volví a ejercer presión sobre su tráquea con la esperanza que entrara en razón, me golpeo dos veces en el brazo, volví a aflojar la presión sobre su tráquea.

Yo- ¡Volveré a preguntar, Quien os contrato!

Hombre- No lo sabemos, recibimos el encargo por mensaje y el dinero se nos ingresó en una cuenta bancaria, es lo único que te puedo dar, pero en el mensaje quedaba explícitamente claro que el viejo tenía que morir.

Le ejercí presión en un punto que hizo que volviera a perder el conocimiento, así no molestaría hasta que llegara la policía, entonces mire a mi amor y se estaba poniendo hielo en una de sus puños tenía los nudillos sangrando y la mano bastante hinchada.

Me acerqué a ella y le dije.

Yo- ¿Todo esta destrucción la has provocado tú?

Sonia- Sí, entraron de repente y nos atacaron, puse en práctica todo lo que Sun hee me enseño, pero no fue suficiente, lo siento de verdad.

Yo- Has noqueado a seis tíos profesionales y mi abuelo está vivo gracias a que tú estabas aquí, las gracias te las doy yo, estoy orgullosa de ser tu novia.

Nunca habíamos puesto nombre a nuestra relación, y al escuchar lo de novia a Sonia se le saltaron las lágrimas, antes que la ambulancia llego la policía y para cuando nos quisimos dar cuente, Ha-neul y yo estábamos tumbadas en el suelo.

Sonia- ¡Soltad a mi novia y a mi amiga inmediatamente!

Policía- ¿Quién es usted?, identifíquese.

Sonia- Soy la ayudante del fiscal, aquí tienen mi identificación, cuando han ocurrido los hechos ellas ni siquiera estaban aquí.

La policía nos soltó, mientras Sonia prestaba declaración, la ambulancia llego, yo me monte con mi abuelo y las chicas me dijeron que irían cuando Sonia terminara de declarar, que les avisara de la sala de estar donde me encontraría.

El abuelo se mantuvo consciente en todo momento, en su mirada se reflejaba que el sí sabía perfectamente quien era el responsable de ese ataque, pero no decía nada.

Pensé que ya hablaría cuando estuviera preparado, yo tenía mi propia teoría y la respuesta era ¡MI PADRE!, no tenía que ser fácil para el abuelo tragar con que tu propio hijo haya intentado matarte, entre pensamientos y cábalas llegamos al hospital.

Allí después de hacerle unas cuantas pruebas lo metieron en el quirófano, yo estaba muy preocupada por muy fuerte que fuera ya tenía una edad y en las operaciones morían personas, me pare en seco y desterré esos pensamientos de mi cabeza.

En la sala de estar había una máquina de café, me saque uno solo sin azúcar, la verdad es que estaba malo de cojones, pero por lo menos estaba caliente, a la media hora llegaron las chicas, todas me abrazaron.

La operación duró una hora más o menos, una cirujana pregunto por los familiares y nos levantamos las cuatro.

Doctora- ¿Todas son familiares?

Yo- Así es doctora.

Doctora- Bien, ha tenido mucha suerte, la hoja del cuchillo no ha tocado ningún órgano vital y está fuera de peligro, pero tendrá que quedarse en plata pare hacerle un seguimiento.

Yo- ¿Gracias doctora que alegría, cuando podremos verlo?

Doctora- Todavía está en el despertar, estará allí por lo menos unas cuatro horas, después le subirán a planta, entonces podrán verlo.

Os recomiendo que hoy pase la noche con él.

Yo decidí que me quedaría, Sonia se la llevaron para hacerle algunas pruebas y para sacarle una placa de su mano derecha pues la tenía muy hinchada, el diagnóstico fue contusiones y rotura en dos de las falanges de la mano derecha, tendrían que inmovilizarle la mano.

El abuelo estuvo ingresado una semana, cuando vieron que los puntos no se habían infectado y la herida evolucionaba favorablemente, le dieron el alta, en el hospital perdió todos los quilos que le sobraban estaba guapísimo, la última tarde antes de que le darían el alta nos habló a las cuatro.

Abuelo- Ha sido tu padre, ha querido dar ejemplo contigo matando a mí y a Sonia, pero lo que no se esperaban era lo buena guerrera que ha resultado ser Sonia, apúntate esto bien en la mente nieta, no la cabrees.

Sonia se puso roja como un tomate, pero para mí fue un alivio saber que Sonia se había convertido en semejante guerrera gracias a las enseñanzas de Sun hee.

Abuelo- No entréis al trapo, él tiene más hombres y terminaríais las cuatro muertas, lo mejor es atacarle al bolsillo, tu padre es un amante de la pintura renacentista, Sonia con tu ayuda podríais golpearle por allí.

Yo- Estos son los pintores que más le gustan a mi padre, Leonardo Da Vinci, Miguel Ángel Buonarotti, Rafael Sanzio, Tiziano Vecellio, Sandro Boticcelli, Il Correggio

El Greco, Juan de Juanes, abra que vigilar todos los museos que tengan expuestos algún cuadro o escultura de estos artistas.

Sonia- Joder, ya habrá alguien que pueda falsificar los cuadros de estos artistas, estos no son el pintor del cuarto derecha.

Yo- te sorprendería la de personas con un don especial para la pintura que no llegan a nada por falta de padrinos, haciendo falsificaciones, podrían ganar mucho dinero, pero.

Sonia- ¿Él, pero es que son cabos sueltos que tu padre eliminara cuando ya no le sean necesarios me equivoco?

Yo- No te equivocas, tenemos que darnos prisa.

Mi abuelo tenía que descansar y nosotras teníamos que ponernos manos a la obra, a la mañana siguiente sería mi primer día de trabajo y quería hacerlo bien, teniendo en cuenta mi currículo.

Al día siguiente Sonia me comento que en uno de los museos habían pasado cosas raras a la noche, cámaras que dejaban de funcionar, la luz que venía y se iba y que querían que revisáramos los cuados y esculturas, le pedí un listado a Sonia y al revisarlo lo vi, el cuadro de Jorge y el dragón por Rafael Sanzio, era mi cuadro preferido de este grandísimo pintor, solo de pensar que me encontraría una falsificación hacia que me saliera una úlcera.

Al llegar al museo, había unos cuantos hombres, uno de ellos era el experto que había pedido la policía, no se fiaban de una exconvicta así que me pusieron a prueba, examine mi cuadro preferido en todo el mundo y comprobé desolada que era una falsificación, justifique en que me basaba para afirmar eso bajo la atenta mirada de un hombre que sería mi compañero de viaje y el de Sonia.

Profesor- Todo correcto, que opina del robo de este cuadro, y sea sincera.

Yo- ¡A mi me da igual si una obra tiene un valor incalculable o no, para mi la verdadera tragedia será privar a la gente de poder admirar esta grandísima obra, para mi no es una perdida monetaria sino cultural!

Profesor- Me gustará trabajar contigo, llevo toda la mañana escuchando la perdida de dinero que supone el robo de este cuadro y es usted la primera persona que se preocupa del verdadero valor de este cuadro, el valor cultural.

Yo- ¿Le abran dicho que soy una exconvicta no es así?

Profesor- Eso a mi me da igual, es usted una mujer que ama el arte, se nota que ha estudiado y se ha documentado muy bien y eso es lo que a mi me interesa, lo demás es semántica.

Yo- Gracias.

El profesor me cayó muy bien, según explico, muy pocos pintores tenían un trazo capaz de confundirse con el del gran Rafael, la persona que había falsificado esta obra había imitado casi a la perfección la obra, pero cometió un gran error, firmo la obra y por ahí podríamos seguirle la pista.

Cuando llegamos a casa, me metí directamente a la ducha, estaba muy cansada del día de trabajo, parecía que no, pero trabaje mucho para dar una buena impresión, además el profesor me sorprendió, pensé que sería el primero en no querer trabajar conmigo, pero me demostró que estaba equivocada, me apoyo y fue el único aparte de Sonia en tratarle de forma normal.

Cuando más enfrascada estaba en mis pensamientos se abrió la mampara y apareció una Sonia sonrojada, totalmente desnuda y con los pezones más duros que le había visto nunca, parecían dos misiles que me apuntaban a mi no pude resistirme y me lance a chuparle los pezones, mientras le mordía uno, haciendo que se quejara le chupaba el otro para sacarle un gemido.

Después de estar un rato así, decidí bajar a su coño, un coño hinchado y muy mojado que desprendía un aroma que me incitaba a chuparlo con verdadera gula, tenía el clítoris tan hinchado que hicieron falta dos lamidas para que se corriera de forma brutal, de no haber estado yo debajo se habría matado.

Me puse de pie mientras le sujetaba y le bese pasándole el sabor de sus propios jugos, ella los saboreo con gula y después nos duchamos y nos pusimos el pijama para cenar algo ligero e ir a la cama a ver alguna serie o leer un libro.

Yo- ¿Qué te ha ocurrido antes?, parecías un volcán en erupción.

Sonia- Hoy me he sentido muy orgullosa de ti, tu seguridad, tu saber estar y lo impresionado que has dejado al profesor, todo junto me ha hecho ponerme cachondisima, además también ha ayudado saber que estamos un paso más cerca de tu padre.

Yo- No lo creo, seguramente ese falsificador aparecerá muerto, mi padre no de puntada sin hilo, y no ha elegido ese museo por casualidad.

Mientras le estaba contando esto, la muy cabrona me había bajado el pantalón del pijama y me estaba comiendo el coño con devoción, no sé cómo lo hacía, pero conseguía que encadenara varios orgasmos seguidos y me dejaba para el arrastre pero muy satisfecha

Después de eso decidimos ir a dormir, yo había quedado con el profesor a la mañana siguiente en la cafetería de la universidad donde daba clase, según parecía tenía una pista de quien podía ser el falsificador, al llegar se encontraba sentado en una mesa que estaba repleta de hojas y en un costado tenía un libro muy viejo que al mirarlo lo reconocí enseguida.

Profesor- ¿Ve algo que le guste?

Yo- Sir Arthur Conan Doyle.

Profesor- Es usted una caja de sorpresas señorita, ¿cuál es el libro de este escritor que más le gusta?

Yo- Estudio en Escarlata de 1887.

Profesor- Muy buena elección, tenga le regalo mi ejemplar.

Abriendo su cartera saco una primera edición del Estudio en Escarlata y me lo dio, yo le dije que no podía aceptar semejante regalo, pero él me dijo que estos libros solo tendrían que ser leídos por personas que supieran apreciarlo, y yo era una de esas personas.

Profesor- De todas formas le he hecho llamar porque he confeccionado una lista con los posibles candidatos a falsificadores, como verá la lista es corta.

En la lista aparecían seis nombres y de ellos dos estaban tachados pues murieron hace algunos años y no pudieron hacer la falsificación así que nos quedaban cuatro nombres por investigar, yo me despedí del profesor llevando aquel preciado libro a buen resguardo y me fui a casa pues Sonia me dijo que comeríamos los cinco allí.

Cuando llegue mi abuelo estaba en su huerto, plantando algo y no me extrañaba porque en el piso de arriba estaban Ha-neul y Sun hee dale que te pego, no pude evitarlo, subí las escaleras y llegue a su habitación, el olor a sexo era exacerbado, pareciera que llevaban toda la mañana de combate sexual.

Ha-neul tenía a Sun hee tumbada sobre la cama y arada de manos y pies y le estaba estimulando el clítoris con una pluma, el invento debía de ser bueno porque Sun hee no dejaba de berrear y de poner los ojos en blanco, pareciera que le iba a dar un infarto, la verdad es que la escena me excito sobre manera y metiendo mi mano desabroche mi pantalón y me empecé a masturbar viendo el espectáculo.

Después saco una especie de máquina que tenía un dildo en la punta y se lo introdujo en el coño a Sun hee, Ha-neul tenía un mando con el que le daba mayor o menor intensidad y mientras castigaba su coño, ha-neul tenía el suyo sobre la boca de Sun hee, en ese momento me deshice de mis pantalones y bragas y me dispuse a masturbarme sin complejos.

Entonces note que otra mano hurgaba en mi coño y era la de Sonia que parecía estar tan excitada como yo, al final acabe en un gran orgasmo que Sonia se encargó de limpiar con su lengua mientras yo recuperaba el aliento.

Cuando me recupere cogí a Sonia la metí en nuestra habitación y después de desnudarnos terminamos haciendo un 69 que culmino en una tijera donde compartimos nuestros flujos y nos dijimos con la mirada lo mucho que nos amábamos.

Después de ducharnos todas bajamos al comedor donde esperaba mi abuelo que movía la cabeza de un lado para el otro no pudiéndose creer en que fregado se había metido con lo tranquilo que él vivía, nosotras poníamos cara de no haber roto un plato en nuestra vida, la comida fue muy bien y mi abuelo termino riéndose por no llorar, pobre hombre.

A la tarde recibí un mensaje de uno de los colaboradores del profesor diciéndome que me esperaría en la biblioteca pública de la ciudad, que tenía nuevos datos y allí podríamos hablar con más tranquilidad, yo llame a Sonia y a las chicas para decirles que igual se me hacía tarde y que si no llegaba para la hora de cenar empezaran sin mi, pero que no fueran unas cabronas y me dejaran algo.

Cuando llegue al la biblioteca no vi al profesor, lo llame un par de veces, pero el teléfono me daba apagado o fuera de cobertura, me pareció raro porque solía ser muy puntual, por lo menos las veces que había quedado conmigo.

Estuve esperándole una hora, pensé que igual se había liado corrigiendo algún examen y decidí ir a su despacho para saber que me tenía que contar, cuando Salí del edificio y empecé a caminar para recoger mi coche, de repente sentí un golpe seco en la nuca y después la oscuridad.

No sé cuanto tiempo había pasado cuando desperté, pero tenía una capucha que me cubría la cabeza y un gran dolor en esta, entonces escuche una voz conocida para mi.

Padre- Te veo muy bien hija, veo que sigues interfiriendo en mis planes.

Yo- ¿Qué quieres papa?

Padre- ¡Que me devuelvas a tu madre, y que dejes de interferir en mis planes!

Yo- Eso es imposible.

Intentaba desatarme de la silla donde me habían atado, entonces mi padre me dio un tortazo que me hizo caer al suelo partiéndome el labio.

Cuando pe pusieron otra vez la silla en su sitio, mi padre estaba sonriendo, no se me ocurrió otra cosa que escupirle la sangre a la cara, eso hizo que se encolerizara y sacando una pistola me apunto a la cabeza con sus ojos infectados en sangre.

Padre- ¡Escúpeme otra vez si te atreves!

Continuará.