La larguiducha de coño pecoso...

Se llama Tere y pasamos unos idílicos meses follando casi a diario... Su coño era especial y único...

Hola de nuevo...

Sigo con lo iniciado en el relato de la ginecóloga viciosa...

Como ya les había dicho, Tere y yo nos conocimos a través de sendos anuncios..., mientras yo contesté al suyo, ella contestó al mío.

Antes de reclutarme para ser el follador de su doctora..., la ginecóloga viciosa Isabella..., ya tenía programado hacer un relato con ella, dada la gran pasión que me desató, especialmente ese coño tan especial, que jamás he vuelto a ver en ninguna otra...

Al reaparecer de repente en mi vida y en tan grata y morbosa compañía..., he acelerado el relato y aquí se lo presento a todos ustedes.

Realmente los lunares y pecas en un coño es algo sobrenatural..., al menos para mí...,  el coño de Tere lo fue...

Comencemos por el principio, como debe de ser...

Me confesaría que había recibido cientos de propuestas, pero que al final preselecciono solo dos anuncios..., uno de ellos era de este depravado.

Mientras tanto en esos mismos días, ella había contestado a tan solo tres anuncios que le habían provocado una esperanzadora sensual intuición.

Uno era el mío...

Como ven desde el inicio hubo un vínculo invisible que estaba dispuesto a unirnos...

Tere buscaba sexo con discreción, pues su cuerpo necesitaba intensamente mucho y agradable jarabe intimo..., pero no de cualquier modo ni de cualquier persona.

Tere ante todo es exigente..., y una diosa sensual absolutamente excepcional.

Me confesaría la primera tarde en la cama, que había pensado en seleccionar ocho amantes..., uno para cada día de la semana y un octavo que siempre estuviera de reten..., es decir en alerta, por si fallaba uno de los anteriores.

Tere finalmente se conformó conmigo, ya que encontró en mí..., una persona muy sexual, profundamente inquieta que siempre estaba generando nuevas “perversiones” sexuales en el mejor sentido..., es decir..., nada de monotonía.

Sin duda follamos mucho en la cama, pero también tuvimos momentos de situaciones y lugares de todo tipo, como comprobaran en las siguientes líneas...

Follamos en varios hoteles, en tienda de campaña, muchas veces en el coche de diferentes posiciones, varias veces en la naturaleza, cerca de un rio, metidos en la piscina, en el ascensor al menos en tres ocasiones, en el portal de su vivienda, en el de la mía, en casa de sus padres, de amigos y de otros familiares, en el chalet de mi hermana mientras hacían la comida, en un banco del parque, en la calle aprovechando la oscuridad del lugar...

Dentro de la casa, en la ducha, encima de la lavadora, en los sofás y sillones, en el suelo, encima de la mesa del comedor, de pie...

Obviamente en los servicios de bares, cafeterías, de supermercados, centros comerciales de todo tipo, aparcamientos públicos...

En la cama..., practicamos con casi todas las posturas del Kamasutra...

En fin..., lo nuestro era la variedad...

Volvamos al principio de los anuncios...

La verdad es que suelo publicar anuncios cortos, intentando que no tengan faltas ortográficas y que inspiren pensamientos morbosos.

Amigos lectores..., les había anticipado que el título de este relato seria “la larguiducha de los lunares en el coño” pero al final me ha parecido mejor el actual... Perdonénme.

Habíamos quedado en un aparcamiento cerca de la estación de autobuses, pues ella no tenía coche e íbamos a desplazarnos a un apartamento que tenía alquilado a las afueras de la ciudad.

Nada más verla me encantó.

Era y es una mujer que exterioriza cosas buenas..., amable, divertida, muy extrovertida y tremendamente sexual como comprobaría en minutos...

Para romper el hielo le ofrecí una cerveza y un aperitivo..., pero prefirió unos bombones de la caja roja de esa celebre marca que todos saben...

Le encantaba el chocolate.

Tendría entonces veinticuatro años aproximadamente y su sexualidad llevaba desbocada meses según me confesaba.

Conforme la fui desnudando aparecieron en proporción muchísimos lunares y pecas por todo su cuerpo.

Los pocos que tenía en su cara no hacían presagiar los que tendría en el resto de su cuerpo.

Su extrema delgadez me encantaba.

Que se le notasen los huesos de las caderas me ponía absolutamente cachondo.

No se crean que era anoréxica..., ni mucho menos..., la constitución de Tere siempre ha sido así, delgadita, quizás su metabolismo era demasiado rápido por ser ella una persona bastante inquieta y siempre activa.

Cuando tendida en aquella cama tan grande me puse encima de ella de rodillas y suavemente le bajé aquellas braguitas negras de encaje y pude apreciar aquel hermoso y sensual coño, me quedé sin habla...

-       Cómemelo... (Me dijo, con esa voz tan especial y sensual que siempre ha tenido)

Era mi propósito..., y durante al menos una hora estuve saboreando aquel sexo tan perfecto.

No podía dejar de mirar aquellas pecas o lunares de diferente tonalidad en su sexo, tanto entre sus labios como por todo su pubis e incluso su año tenía varios de aquellos sensuales toques de color que ejercían sobre mí una influencia lujuriosa.

Recuerdo en particular que al quitarle las braguitas ya estas tenían una ligera marca de humedad...

Las olí profundamente...

No la había tocado aún y ella se sentía mojada...

Ante mi agradable sorpresa..., me dijo...

-       Estoy húmeda desde que empecé a vestirme para venir...

Cuando le abrí delicadamente sus soberbias piernas delgadas y blancas a los lados de la cama..., para acceder con mi boca a su coño y posicionarme para saborear tan preciado trofeo lujurioso, ya podía apreciar a simple vista como unos finísimos hilos viscosos blanquecinos me daban la bienvenida ligeramente pegados a sus diferentes labios rosados...

Cuando por primera vez toqué con mi lengua su delicioso manjar dio un soberbio respingo..., supe que iba a ser una sesión de sexo perfecta.

Durante la hora aproximada que le estuve comiendo el coño, llegaría a correrse una docena de veces...

Yo tenía la mala costumbre de hacer decrecer su tensión orgásmica bajando el nivel de mis lamidas al máximo cuando notaba que su orgasmo urgía por salir, de tal modo que mantuvo una tensión permanente y jugué a sacarle orgasmos absolutamente a mi antojo...

Ella tomaba nota..., y me dijo con una ligera sorna...

-       Cuando me toque mi turno..., pagaras  pollastre todo con intereses...

Ya les dije, que desde el primer momento me llamo pollastre..., mezclando las palabras de pillo y polla...

Cuando su turno llegó y empezó a comerme la polla endurecida desde hacía horas, cumplió su anunciada venganza sin ningún paliativo...

Me la comía a ritmo suave y rápido, siempre a su criterio y sin guardar ninguna coordinación..., para despistarme absolutamente.

No les había dicho que al tener el pelo corto, nada de su melena me molestaba tanto al besarla como en estos momentos maravillosos de sexo oral.

Su boca engullía mi polla...

A veces la veía entera... (Mi polla)...,  y al segundo siguiente..., toda estaba atrapada en su garganta o mejilla y siempre su lengua rodeando el glande en diferentes sentidos y posiciones.

Yo alertado por su venganza no decía nada, pero ella, era y es una mujer que es  mucho más lista de lo que aparenta..., pues tenía una habilidad natural para sentir acercarse la leche de mi polla...

Malévolamente hacia un ejercicio de concentración para ver si podía correrme sin avisarla..., pero ella cuando esto estaba a punto de ocurrir paraba en seco su mamada y me miraba con cara de bruja morbosa...

Así es como no pude correrme hasta que ella no quiso..., obviamente tuvo que llegar el momento y fue inolvidable...

Les cuento...

Cuando notó que iba a correrme y su sentido común no quiso hacerme mas de sufrir, apretó con toda sus fuerzas sus labios a la base de mi polla...

Tere siempre ha tenido estudios de biología e incluso es auxiliar de clínica como saben..., pues bien al apretar fuertemente con sus labios la base mi polla, apretaba la uretra de tal modo que pude correrme, sin expulsar la leche, que ella reguló a su antojo, dejando de presionar con sus labios y así recibir la leche a su antojo...

Bendita Tere...

Noté como la gran escupida de leche pegaba en la profundidad de su garganta..., cuando la morbosa Tere decidió.

Cuando sintió la primera lechaza en su boca, busco una posición lateral más cómoda y agarrando mi cadera, me hizo desplazarme hacia un lado, de tal manera que no perdiese ni un solo milímetro cubico del preciado néctar.

Cuando a los tres o cuatro minutos mis cinco o seis embestidas de leche terminaron..., con aquellos labios apretados..., dejó salir poco a poco mi polla sin tan siquiera un haz de semen en ella...

Tere es la más eficaz comedora y lamedora de leche.

Siempre me decía que el semen..., era una fuente nutritiva alimentaria de primer orden..., y llevaba razón..., según pude apreciar,  cuando estudie aquel asunto en su momento de manera concienzuda..., al cabo de unos días.

Hablando de leche nutritiva, les recomiendo una próxima respuesta en el consultorio sexual, referida a este tema a veces controvertido...

La tendrán en unos días...

Volvamos a aquel sugerente momento post-oral...

Después de aquel aperitivo oral saludable en muchos aspectos, nos abrazamos, nos besamos e iniciamos el cortejo de follar compulsivamente como si hubiésemos estado sin follar durante años...

Cuando la noche cerrada nos llegaba, descansamos para tomar fuerzas y volvimos a sumergirnos en el sexo apasionado durante varias horas más...

Recuerdo que era viernes cuando hicimos sexo por primera vez y cuando la luz del amanecer del sábado nos deslumbraba la cara, renunciamos a seguir haciendo el amor para dormir unas pocas horas...

Quizás haya sido Tere una de mis amantes más completas.

Recuerdo que después de despertarnos el sábado cerca del mediodía, y obligatoriamente de pasar por la ducha, volvimos sumergirnos en la cama del placer hasta que volvió a hacerse de noche.

Salimos a tomar algo...

Volvimos a hacer sexo..., hasta el amanecer del domingo...

Cuando al final de la tarde del domingo nos despedíamos con un último acto de enriquecedor sexo, volví a mirar aquel coño...,  tan adornado de pecas y lunares y besándolo con pasión me despedía de él hasta una nueva ocasión..., que deseaba y anhelaba fuese lo antes posible...

Nos vimos muy a menudo y finalmente meses después, cuando el buen tiempo no lo permitió programamos un largo fin de semana en una excepcional casa rural en uno de los pueblos más bonitos de Jaén...

Creo que aquel largo fin de semana merecería un relato único en su integridad...

Hasta pronto amigos.

PEPOTECR.