La lanza

Historia a parte de la espada, historia que ocurre a la misma vez que la de la espada; en otro lugar diferente y otra raza, la raza de los homínidos. Raza que anteriormente lucho contra los humanos por el control de la tierra, siendo más fuertes tenían las de ganar; pero su corta longevidad...

La lanza

Introducción

Soy Kirgris, de la raza de los homínidos; hijo de kirgraso y nieto de Kircalvo, Kir es mi familia y lo otro es el nombre. Vivimos en el árbol más alto de Amazonia, la selva madre; en este bosque no viven elfos, los echamos por la fuerza en la guerra ancestral.

La guerra ancestral fue hace 90 años, los homínidos siempre habíamos sido un pueblo errante; que íbamos viajando por clanes, hasta que nos unimos todos para conquistar lo que llamamos el hogar.

No recibimos muchas visitas ajenas a nuestra raza, no tenemos fama de ser muy sociables; tememos un ataque elfo, pero por lo demás no recibimos mal a otras razas, pero tampoco bien debo admitir.

Algunos homínidos siguen viajando, la mayoría nos quedamos aquí; construimos el hogar, que las demás razas llaman Amazonia y los elfos llaman Homizonia…son demasiado orgullosos para aceptar que perdieron una tierra a nuestras manos, dice mi abuelo que alguna vez intentaron recuperarla; pero que se rindieron pronto y eso es lo que me preocupa, es lo que nos preocupa a todos.

Un día cenando con mi abuelo, mi padre; mi madre, mis hermanos y yo…

-      Abuelo, cuéntame otra vez esa historia. – le pido, devorando las frutas del árbol madre.

-      ¿Cuál de sus miles de historias? – rechista mi padre, celoso del protagonista de su padre.

-      ¿Cuál quiere oír siempre?

-      ¡La lanza asesina mátalo todo! – gritan mis hermanos a coro.

-      Muy graciosos, es la mejor. – protesto, mi abuelo también se ríe; antes de empezar a contar.

-      Las historias de tu abuelo son eso, fantasía. – reprocha mi padre, ganándose el abucheo de todos.

-      Los elfos estaban perdiendo la guerra, pero antes de perder; querían quemar el bosque entero, entonces uno de nosotros le pidió al dios de la muerte…La parca, su ayuda para asesinar al fénix que estos convocaron; en respuesta la parca rompió su guadaña en dos, creando asi una lanza que mataría al fénix de una vez por todas y es que el fénix era su acérrimo enemigo ya que escapaba una y otra vez de sus zarpas. – empieza a contar el abuelo, ganando la atención de todos y solo el resoplido de mi padre; hasta mi madre que come a parte pone la oreja.

-      Uno tras otro guerrero se enfrentaba a él y todos perecían, era como si supiera que esa arma le podía matar; pero la lanza de la parca era indestructible, cuando uno caía otro tomaba el relevo…entonces llego Kirmelena mi padre, este se lanzó contra el fénix en pleno vuelo; mientras confiaba que Apogideon su mejor amigo le lanzara la lanza en el último momento y asi pillar al fénix desprevenido, ya que este ni miraba a los que no portaban la lanza y su inteligencia sumada a su coordinación les dio la victoria. – termina de contar mi abuelo.

-      ¿y que fue de Kirmelena y su amigo? – le pregunto, sumamente interesado.

-      Vamos, te lo sabes de memoria. – protesta mi padre.

-      Shhh, calla que ahora se pone interesante. – le pide, Kirondulada.

-      Mi padre mato al fénix, pero murió en la caída; su amigo fue brutalmente quemado en la explosión junto a algunos guerreros más, este decidió que yo cuidara de la lanza hasta que se necesitara de nuevo. – dice mi abuelo, enseñando un cuchillo oxidado y cochambroso; que no parece cortar ni perforar, por lo mal cuidado que esta.

-      ¿eso es lo que queda de la lanza? – pregunto, desilusionado.

-      Me temo que sí, el palo se rompió un día; sin el palo la punta de la lanza comenzó a descomponerse, hasta acabar asi. – suspira mi abuelo.

-      Vamos padre, ya era asi cuando me lo contabas a mí. – rememora mi padre.

-      Se descompuso rápidamente. – se encoge de hombros mi abuelo.

-      ¿y que paso con los que se quemaron? – pregunta Kirubio, vástago de otra hembra de fuera de la unión sagrada; de él árbol madre, pero aceptado en la familia por voluntad de este.

-      Murieron todos de una extraña enfermedad, los chamanes dicen que fue la venganza del fénix antes de morir; la gente del hogar dice que fue a causa de que perdieron el pelo, pero algunos dicen que fue un castigo de la parca por querer matar a un ser inmortal. – murmura mi abuelo.

-      ¿y que paso con el palo? – pregunta Kirseco.

-      Se guardó a los pies del árbol sagrado y fue absorbido por este o eso dicen… - cuenta, poniendo cara de interesante.

-      ¿abuelo, puedo tener el cuchillo? – le pido.

-      Bueno, la idea era irlo legando de padre a hijo; pero tu padre no lo quiso, tu eres el hermano mayor…asi que si lo quieres es tuyo. – dice mi abuelo, rascando su larga barba.

-      Que cara, yo también lo quería. – comenta Kirubio

-      Antes que a ti, me lo hubiera dado a mí. – contesta Kirseco y provoca que este mire abajo.

-      Vamos, no seas asi con nuestro hermano. – le riñe Kirondulada.