La lámpara mágica

Mira por donde, Sombrero se encuentra una lámpara mágica, y le pide convertirse en una chavala por una semana.

Tú fíjate, estoy un día paseando mi perro por el bosque cuando de pronto noto que el chucho se entretiene más de lo normal en una mata. "Habrá algún tipo de caza" pienso. Y me dispongo a esperar si el muy cabrón obtiene un premio del paseo dominical que estamos dando. Lo veo que tiene metido el hocico en en suelo, como si estuviera desenterrando algo. Algún topo estará acosando, pienso, no sería la primera vez. Pero el muy capullo se tira un largo rato echando la tierra a los lados con el hocico y cavando una especie de agujero. Al final me decido y me acerco a darle un toque.

-Sombrero: ¡rata! ¡rata! (se llama así) ¿qué mierda buscas?

Pero él sigue en sus treze y no cesa de acosar el agujero de negra tierra haciéndolo cada vez más grande. Un poco fastidiado lo acabo apartando de un manotazo y me fijo un poco en el dichoso agujero. No parece una madriguera de ninguna presa, sino un simple agujero echo por mi mascota. Aparto un poco de la tierra caída para fijarme mejor y de pronto me parece vislumbrar una especie de brillo. ¡Aquí hay algo! pienso. Convencido de que algo metálico de procedencia humana está escondido en el agujero, me pongo de rodillas y cavo con la misma testarudez con que lo hacía Rata. Al cabo de un par de minutos de cavar y apartar tierra, obtengo mi tesoro. Lo miro extrañadísimo, parece una lámpara mágica de esas de la película de Disney y los cuentos de las mil y una noches. Pero digo "alguien me estará haciendo una broma" pero "¿quien podría saber que yo pasearía por aquí y prepararlo para que mi chucho se pusiera a cavar?" "no puede ser" acabo sentenciando. Me dispongo a colgarla en un árbol de un puntapie cuando pienso en "frotarla". "Je je, ya sería tonto de no probar de frotarla y que me salga el típico genio de pacotilla je je". Un poco en broma la tomo de una mano y con el faldón de mi camisa la froto mientras digo.

-Sombrero: ¡Sal genio, que se t'ha acabado la siesta!

Me asalta uno de esos flashes que me dan en ocasiones muy especiales, que mi corazón palpita a saco y la pantalla de mi visión parece hacerse más pequeña. Cuando veo que del pitorro de la lámpara empieza a salir humo, primero un poquito y después como si fuera una olla a presión. Formando átomo a átomo, a un hombre morenito, vestido a la árabe antigua y con un gordo turbán de peliculón en la cabeza.

-Genio: a sus órdenes amo.

-Sombrero: ¿como que a sus órdenes, pero de donde sales tú?!!

-Genio: pues como si no lo supieras, soy un genio y estoy dispuesto a servirte en lo que me pidas.

-Sombrero: ¡DIOS! ¿no me digas que eres el típico genio de lámpara mágica que concede tres deseos a quien te convoque?

-Genio: bueno no, las cosas no son exactamente así. Soy un genio que concedo deseos pero no son tres, sino uno solo que me está permitido conceder.

-Sombrero: coño ¿y eso?

-Genio: pues mira, los tiempos canvian, las cosas ya no son lo que eran y como somos tantos genios se nos está permitido conceder solo un deseo por persona.

-Sombrero: bien, bien, bueno está muy bien igualmente. ¿Y te puedo pedir lo que quiera?

-Genio: sí bueno, también tengo ciertas limitaciones ahí. No puedes pedirme que alguien se enamore de ti, no puedes pedirme que acabe con la vida de alguien y no puedes pedirme tres deseos más.

-Sombrero: bueno, está bastante bien. Aprovecharé bien ese único deseo que me concedes. De echo ya lo tengo más o menos pensado, pero te lo tengo que explicar bien porque no quiero errores.

-Genio: adelante, soy todo oídos.

-Sombrero: pues se trata de lo siguiente, quiero que me conviertas en una chica. ¡Pero! Quiero que sea solo durante una semana. Quiero que sea una chavala de exactamente 14 años recién cumplidos. Una chavala normalita, de altura mediana, pelo castaño como yo, no quiero una flacucha sino una buena chavala-mujer con sus buenas tetas, sus buenas caderas y su buen culo. Tampoco quiero un camión, pero entiéndeme, que no quiero una flacucha de esas que salen en los desfiles de modelos.

-Genio: sí bien, te he comprendido.

-Sombrero: tampoco quiero que me conozca nadie. Ser una chica con un cuerpo totalmente nuevo que no conoze nadie. Viviré en mi casa igualmente pero mis vecinos no se sorprenderán en absoluto de ver una desconocida ahí. Porque solo será la misma vecina desconocida de siempre, ¿entiendes?

-Genio: sí bien, de momento de voy comprendiendo.

-Sombrero: también otra cosa importante, soy virgen, ese cuerpo que me será entregado sera totalmente virgen y no habrá recibido nunca ni tan solo un beso.

-Genio: ok, no hay problema.

-Sombrero: entonces estamos más o menos de acuerdo. Me convertirás en esa chica y dentro de una semana de forma automática, el domingo que viene a la misma hora, recuperaré mi cuerpo de siempre con bigotito y ciruelo y el cuerpo que habré usado durante una semana se fundirá en si mismo y desaparecerá como un soplo de humo.

-Genio: de acuerdo, así será.

-Sombrero: pues bien, cuando quieras.

Entonces el genio alza los brazos y empieza a hacer una serie de gestos raros mientras a la vez dice unas cuantas palabras mágicas en moro.

-Genio: astrabelucofatremushambetipido.

Veo un fogonazo y como si fuera una cascada que me cae encima, mi cuerpo se transforma en el de una chavala con un chapuzón.

-Genio: arraaaaaaaaaaaa!

Quedo unos instantes con estupor. Mirando a mi alrededor como el bosque no se ha incendiado y mi perro se ha apartado de nosotros como asustado y nos mira desde lejos. Al final me decido a comprovar los resultados del conjuro y me miro de arriba a abajo. Lo primero que veo es que de delante me salen un par de buenas mamas que cojo con las manos e inspecciono con alegría. "¡Tengo tetas!" Lo siguiente que inspecciono es mi entrepierna, me paso la mano del tirón y creo que se me escapa un gritito cuando noto que no tengo paquete en ningún sitio. Solo noto que tengo una zona entrepierna muy sensible pero totalmente plana.

-Sombrera: ¡lo has echo, soy una chava!

-Genio: te dije que no habría problema, retirando las cosas que tengo prohibidas, todo es posible.

-Sombrera: uy! pero esto es fenomenal! ¿Y de aquí una semana tengo que venir aquí al mismo bosque para encontrarme contigo y volver a ser el de siempre?

-Genio: no, no hará falta. De aquí una semana a la misma hora de hoy, volverás a sentir el mismo chapuzón y volveras a ser tú.

-Sombrera: genial! divino! colosal! bestia!!!

-Genio: jaja, tranquilo que no hay para tanto, este conjuro de echo es de los fáciles.

-Sombrera: da igual que sea de los fáciles, nada en el mundo me podría gustar tanto como lo que me acabas de dar, ¡gracias Baltasar!

-Genio: jaja, de nada, venga, me voy a la 4rta dimensión, tengo un mesecito de vaciones.

-Sombrera: hasta luego, o hasta de aquí una semana, o hasta nunca, eres el puto amo!

El genio entero da un fogonazo y desaparece dentro de la lámpara, que ante mi sobresalto, se vuelve a enterrar sola dentro la tierra de un tiro.

-Sombrera: bien bien bien, tengo una semanita entera con el mundo en mis manos, puedo hacer lo que quiera donde quiera y con quien quiera pues dentro de una semana Sombrera desaparecerá y volveré a ser el de siempre.

-Sombrera: ¡rata! ¡rata! ¡ven!

Rata se acerca como siempre ha echo a mi llamada y al llegar a mi me huele un instante un poco extrañado. Le doy una pequeña orden de "sientate" y obedeze ipso facto cual si fuera el Sombrero de siempre.

-Sombrera: bien bien, el perro no parece notar diferencia alguna, pero aún me tengo que mirar a un espejo.

Harto de impaciencia me dirijo a mi casa para contemplarme "desnuda" en el megaespejo del salón. Una vez ahí me desnudo tropenzándome con todo pues estoy super impaciente de verme desnuda. Al final lo estoy y me voy corriendo al salón. Una vez ahí contemplo el regalo que los dioses me han dado. Tengo un buen par de mamas regorditas, unas caderas anchas y una complexión más bien fuerte pero sin llegar a ser gorda. Curiosamente la cara es la de siempre pero en chica, el pelo ahora es largo por toda la cabeza (antes solo lo era por detrás) y tiene el mismo tono castaño claro con cierta ondulación que no llega a ser rizo. Preparada a no perder ni un segundo me dirijo a cazar mi primera presa. "¡Venga!, necesito algo rápido y seguro. No conozco a nadie por lo que tengo que conocerlo esta misma tarde!

Me pongo uno de los vestidos de mujer que me había comprado el verano pasado "como si fuera un juego" y salgo a la caza. Lo primero que me tropiezo que parece tener posibilidades es una gran terraza de un bar. Hay diversa gente sentada pero todo son grupos de amigos o parejas, no hay nadie solo. Me siento en una de las mesas vacias que está al alcanze rápido de la calle y me dispongo a esperar. "Espero que no tarde mucho" pienso, y no tarda ni 5 minutos que un moro de unos 20 años se me sienta en la mesa. Na más sentarse yo pienso "esto no es lo que quiero" "yo no quiero un chaval joven sino alguien como en mis relatos, un hombre grande si puede ser tatarabuelo" Le digo al Hamed que estoy esperando a mi novio que se vaya por favor que a veces tiene arranques de violencia sin esperarse, y no quiero que lo tenga que lamentar. Se va de inmediato y me dedico a contemplar la plaza a ver si veo a mi presa. Al cabo de un par de minutos pasa por delante de la terraza un hombre más bien grande. Tiene un palillo en la boca y va paseando lentamente a su paso. Cuando está en el punto de su recorrido más cercano a mi mesa, dejo caer la cucharita del cafe que tomo, al suelo, llamando su atención. Él me mira y al acto yo le muestro una gran sonrisa al tiempo que digo "perdone, se me ha caido la cucharita al suelo, podría usted tomarla por favor?"

-Viejo: sí claro niña, es un placer.

Se agacha ante sí y tomándo la cuchara del suelo me la devuelve a la mano que le extiendo.

-Sombrera: uy! gracias, no sé qué habría echo sin usted, estoy tan sola aquí sentada.

-Viejo: estarás sola porque tú quieres, una chava tan guapa debe tener pretendientes a puñados.

-Sombrera: ¿pretendientes, chicos que me va detrás? uy sí, algunos chicos me van detrás, pero como no soy de esta ciudad no conozco a nadie y estoy muy sola.

-Viejo: mal mal que estés tan sola, vamos a arreglarlo, si quieres me siento contigo y te hago compañía.

-Sombrera: uy pues estaría bien tener alguien con que hablar, llevo media hora viendo la misma plaza y me empezaba a aburrir.

El hombre se sienta ante mi hablamos un rato de trivialidades como de donde soy, cuantos años tengo, si me gusta la playa.. en fin, chorradas. Al cabo de ese rato el hombre me propone acompañarlo a su casa, pues como vive en uno de los rascacielos que dan a la playa, tiene un vista tremenda y podré mirarla desde su balcón. Yo (claro) acepto y lo acompaño hasta su casita. Una vez ahí me lleva hasta su balcón y salimos afuera para comprovar el espectáculo. Realmente es fantástico, se ve toda la playa desde una altura de unos 15 pisos y como no había subido nunca al rascacielos de la ciudad me parece maravilloso.

-Sombrera: es maravilloso señor Hal (que así se llama) nunca había visto una playa tan grande desde tanta altura.

Él se me acerca para decirme.

-Hal: y mira allí abajo, en el espigón, ¿lo ves como rompen las olas en las rocas?

Me dice señalándolo mientras a la vez me posa la mano en los lumbares.

-Sombrera: oh sí, es muy bonito, como me gustaría vivir aquí.

Los dos nos quedamos callados mientras yo contemplo el paisaje y él, me va acariciando el lumbar, la espalda, se sitúa detrás mío y con sus dos manos me va acariciando los costados mientras yo disimulo como si no estuviera haciendo nada raro. Sus manos me soban tiernamente la barriga de parecida manera a cuando acaricio yo a Rata. En esto que noto que ataca descaradamente ya porque me empieza a besar el cuello. Pero yo no ceso de contemplar el paisaje y sin declararme voy sintiendo hondamente las progresiones de Hal.

-Hal: vamos dentro que estaremos mejor.

Obedeciéndolo nos metemos en el salón que da al balcón y me sienta en el amplio sofá. Sin dudarlo un momento se lanza al ataque y me besa en la boca, un beso que técnicamente es el primero que me dan. Yo lo saboreo como el primer beso que me dan y le como la boca como si fuera agua. Él me va bajando el vestido y pasa a saborear mis tetas, que también sienten su primera comida. Mientras me chupa uno de los pezones su mano se mete dentro de mi falda y empieza a masturbarme por primera vez.

-Sombrera: ooooooh oooooooh oooooooh.

Yo también siento la llamada de la jungla y le desabrocho los amplios pantalones saliendo casi como por resorte, un buen cipotón con una cabezota gorda como una bola de billar. Durante un rato el me masturba a la vez que yo a él hasta que me lanzo a la merienda. Me arrodillo ante él que está sentado en el sofá. Y abro la boca bien, pues se trata de comerla toda y eso no es tan fácil como decirse. Tiene un asqueroso sabor a meado seco y eso es precisamente lo que más me gusta. Ajustando la posición de mi cuello a la misma extensión del ciruelo, lo consigo tragar todo, aunque con alguna que otra arcada. Noto como mientras se lo voy comiendo se le escapan algunas gotitas de leche que mi lengua paladea bien.

Al cabo de un rato pero, hay otra zona de mi cuerpo que pide guerra. Y como que no quiero tomar la iniciativa le digo "ámame". Él sin muchas manías me extiende en el suelo, sin alfombras ni nada y se tumba encima de mi. Con su cabeza al lado de la mía, noto como se va ayudando con la mano para encaminar su poronga a donde está predestinada a entrar. Con un poco de maña la apunta a mis entrañas y justo en ese momento le digo.

-Sombrera: un momento Hal, soy virgen, ¿irás con cuidado?

-Hal: ¿pero tú quieres que vaya con cuidado o que te folle?

-Sombrera: pues...las dos cosas...no sé..

Conmigo aún dudando en su pregunta, mete padentro.

-Sombrera: OOOOOOOH.

Se detiene y me dice.

-Hal: ¿he ido con suficiente cuidado?

-Sombrera: oooh, oooh, pues, mmmm, oooh que rico, mmm, no pares abuelito.

Como le pido, reanuda su follar y me folla y me refolla un largo rato. Tiene un cipote muy gordo y grande y los que empezaron gemidos se convierten el agudos grititos.

-Sombrera: iiiiiiih iiiiiiih iiiiiiiih.

Noto como me estoy sientiendo unida a otra persona como nunca lo había sentido, siento que yo soy él y él es mi porque de echo una parte importante de él está dentro de mi y yo lo aprisiono como si fuera mi hígado. Su follar prosigue durante toda la tarde, en diferentes momentos yo gimo, grito, aullo, lloro, e incluso le pido más y más y más. No hay manera de que se corra y al final me pide que se lo haga con la boca pues parece ser el único método de descargarlo. Yo se lo chupo otro largo rato a la vez que lo masturbo con las dos manos con energía, lubricándole con saliva la parte que no cabe en mi boca. Al final lo noto que aulla informándome que se va a correr, yo me preparo a tomar mi vaso de leche y abro mi boca lo más que puedo apuntando el ciruelo a mi garganta. Se corre y polla escupe una densa dosis de leche, y otra, y otra, y otra. Y sigue escupiendo leche sin parar, tanta que yo tengo que tragar la que tengo en la boca para que me siga echando más. Su cipote deja de escupir leche cuando yo ya he tragados tres o cuatro bocas llenas de él. Él se tumba de nuevo en el sofá mientras yo me dirijo desnuda a contemplar la puesta de sol en el horizonte marítimo.

Es precioso, el sol está de color rojo encima del mar que lo va tragando sin ponerse a hervir. Me limito a contemplar la puesta y soñar hasta que no hay otra luz que la del cielo aún azul. Estoy en estas cuando pienso que no debo despistarme. Aún con Hal dormido en el sofá, me visto y con un besito en su desinflado miembro me despido de él. Llego a mi casa en un momento y me ducho bien pues mañana volvere de caza. ¡Tengo una semana entera!