La lámpara mágica 2ªT (5: el probador)

Voy paseando por el almacén y cuando no me ve nadie me meto en uno de los probadores masculinos.

Una infantil sonrisa aflora en mis labios mientras me ducho poco después de despertarme. Y es que me ha venido a la cabeza una vieja frase que me parece que le pinta muy bien al día de hoy. "Sabado sabadete, una duchita y polvete" Que curioso porque es precisamente lo que pienso hacer hoy. Hoy estoy en mi 5º día convertida en mujer y ya desde hace un par de días que tenía la idea en la cabeza sobre como empezar el juego hoy.

Lo pensé el jueves; pensé en una vez hacer de autoestopista y otra hacerlo en el probador de ropa de un centro comercial. Ayer lo hice perdida en quien sabe que punto de la carretera nacional, ante un almacén cerrado. Por lo tanto hoy me toca la otra idea, un sugerente probador de ropa de un centro comercial en que, alguien me tiene que cazar. Estamos en época de navidades por lo que las tiendas estarán a rebosar.

Como cada día dedico la mañana a mis diversas obligaciones domésticas; casa, perro, estómago propio y estómago del perro, y recién comida me tumbo a echar una siesta. Durante la siesta voy pensando en cómo será el "partido" de la tarde y voy ideando tácticas. A las 5 me levanto de un salto pues mi cuerpo impaciente ya hacía rato que pedía por ello. Me visto rápido, sin mirar mucho qué me pongo pues ya tengo un poco de plan en mi cabeza y la elegancia en el vestir no es uno de los puntos importantes a controlar. Con poco más equipo que mi bolso me dirijo a la zona de tiendas de mi ciudad, aún sin mi mente parar un segundo de trabajar.

Cuando llego busco rápido mi centro comercial elegido; es indudablemente grande con unos 4 pisos dedicados a todo tipo de artículos. Desde deportes a decoración, y desde electrónica a ropa. Esta última es la mía.

Hay secciones dedicadas a ropa en diversas plantas. Pero se separan más bien en estilos, no en sexos. Por lo tanto hay la sección deportiva en la planta 3 tanto masculina como femenina. O la sección de pret-a-porter en la planta 4, también a tocar las diferentes divisiones dedicadas a ambos sexos. La que escojo para hacer mi intentona de conquista es esta, la de pret-a-porter. Voy paseando por ella, y disimulando que no me vea nadie me meto en uno de los probadores masculinos. Una vez allí me desnudo totalmente, cuelgo toda mi ropa de la percha y, sacando la cabeza a hurtadillas por la rendija de la cortina espero a que llegue mi presa.

Los primeros que veo pasar, sin saber ellos nada de mi vigilancia, son una bella familia formada por 4 miembros. No importa quien sea el padre, la madre, el hijo o la hija; el caso es que...no es lo que busco. No tarda en pasar otro aspirante; un hombre con cara beato que a primera impresión me parece de los míos. Con la precisión de un soldado me vuelvo a meter en mi probador y acariciándome (estoy desnuda) los pechos, las caderas, los muslos y etc, empiezo a gemir al volumen justo para que al pasar el hombre por delante el vestidor me oiga.

-Sombrera: mmmmm, mmmmm, mmmmm.

Doy en el blanco, el hombre me oye, y esto lo certifico al abrir este la cortina y quedarse patidifuso ante mi desnuda y viciosa aparición. Yo sigo gimiendo y acariciéndome cual atriz porno, controlando la situación con un ojo entreabierto. Lo que espero es que el hombre se crea en racha de buena suerte y entre en el probador a catar la pieza.

-Beato: ¡usted es! es una! sinverguenza! una cualquiera! esto es una desfachatez! voy a avisar al empleado ahora mismo! ¡habrase visto! en un comercio tan resp...

Sus palabras se pierden en el aire, pues ante mi alarma, se aleja a buscar lo dicho. Yo me calzo toda mi ropa a tortas y a locas y hecha un desastre huyo del probador antes de que acuda la autoridad. Me escabullo en la dirección opuesta a la que se fue el beato, pero no encuentro mi vía de fuga comprendida en escaleras o ascensor, sino más y más mostrarios de perchas que soportan toneladas de ropa por doquier. Al final tomo una medida de emergencia y me escondo en el primer probador que se me aparece.

Voy a 100 k/h al tomar esta medida, y apenas tengo tiempo al entrar en el probador y descubrir que estaba ocupado, para poner mi dedo en la boca del semidesnudo hombre que en él se encuentra para que no diga nada.

-Sombrera: ssssht.

Oigo voces desde fuera que pertenecen al beato y a una regia voz masculina que como mínimo es un guarda de seguridad. Mientras callada voy escuchando estas voces que se acercan, pasan y finalmente alejan, voy también observando a quien he dado un susto de muerte. Se trata de un hombre de edad mediana 30/40 ricamente criado (está gordito) y con un pelo tan negro en la cabeza como entrepiernas, porque dicho sea de paso, no lleva los pantalones puestos. Con cautela le retiro la mano de la boca y le digo.

-Sombrera: perdone señor, pero soy una mujer honrada que da de comer a 1 marido y tres hijos. No tengo dinero para vivir y he tratado de tomar prestada una prenda de ropa para venderla en el mercado negro y poder alimentar a mi familia. La seguridad del centro me ha descubierto y he tenido que huir para no ser apresada y se vea así abandonada mi familia.

-Moreno: no pasa nada mujer. Sólo que, no soy dueño de según que procesos que se dan en la naturaleza.

-Sombrera: ¿cómo?

Le digo mirándole boquiabierta sin entender nada. Miro sus ojos para que me expliquen estos algo y estos se mueven hacia mirar una cosa. Con la mía siguiéndole baja la mirada y comprendo la lírica frase que me dijo. Tiene la verga crecida y enhiesta evidentemente por mi presencia.

-Sombrera: oh perdone señor, no era mi intención darle a usted tal sorpresa, mientras estaba usted tan tranquilo probándose unos pantalones. Le pido mil disculpas y trataré de poner reparo a mi travesura. Si usted me permite.

Le digo poniéndome de rodillas y tomando el excitado miembro con la mano. Antes de tragarlo le miro a la cara esperando su aprobación. Una graciosa sonrisa me mira desde encima mío, por lo que triunfante engullo el moreno miembro lo que cabe en mi boca.

-Moreno: quien lo iba a decir. Al final los reyes magos existen, o almenos mamita Noel.

Aún con la polla en la boca no puedo reprimir una amplia sonrisa de oreja a oreja. Cuando me ha pasado la sonrisa sigo mamando hasta que él parece querer algo más. Tomándome de la cara me levanta hasta tenerme a su altura.

-Moreno: si me permites.

Me dice antes de tomarme como novia y besarme. Mientras nos besamos me va desnudando cuidadosamente. Me desabrocha el vestido por el escote y deja que este caiga al suelo. Debido a las prisas con que me vestí en el otro probador no llevo nada debajo, sino que lo llevo todo en el bolso. Su dedo acude certero al punto más atrayente entre mis piernas. Mientras me lo mete yo también le correspondo, y trato de encajar con mi pequeña mano una verga que necesitaría como dos o tres de la mía. Nos masturbamos mutuamente un rato, pero no estamos en mi casa y en mi cama por lo que la falta de tiempo se hace evidente.

-Moreno: muac, muac, va gírate.

Apoyo su sugerencia y me doy la vuelta para ofrecerle el derecho a "saque". Él me pasa unas cuantas veces la punta de la verga por la rajita que ofrezco a mis espaldas, mientras ya estoy gimiendo aún sin ser penetrada.

-Sombrera: vaa, adelanteee, metee.

Por fin me hace caso pero lentamente me la mete. Cuando la tiene toda dentro retrocede un poco, también lentamente, para volver a avanzar con la velocidad de un rompehielos.

-Sombrera: .o.o.o.o.h, o.o.o.h, o.o.o.o.h.

No dejo de gemir, aunque lo hago a un volumen mínimo. No sea que el guarda de seguridad me acabe encontrando, llamado por algún beato o beata. Aunque no por ello pierdo la entrega al 7º vicio y desplazo mi trasero hacia delante y hacia atrás llevada por la inconsciencia del ardor. Al rato la cintura del moreno permanece quieta y soy tan sólo yo que posesa muevo mi cadera follándome a mi misma.

-Sombrera: o.o.o.o.o.h, o.o.o.o.o.h, cielo.o.o.o.o, m.m.m.m.m.

Aunque maldición no me hace caso, y eso eleva al sumum mi pérdida de consciencia y me creo volver a ser Sombrero hombre que se está follando una mujer. Por eso retrocedo y avanzo mi cadera como si estuviera penetrando alguien, pero soy yo que en verdad me estoy penetrando a mi misma con la inmovil ayuda de un recio pene tras de mi.

-Sombrera: a.a.h, a.a.h, a.a.h, a.a.h, a.a.h, o.a.h d.i.o.s, o.o.h, o.o.h, o.o.h.

-Moreno: tranquila, tranquila.

Me dice, me vuelve a tomar del trasero, me pega cual poster al tabique y vuelve a tomar control del asunto. Por fin me folla y lo siento como 3 veces más de cuando empezamos a hacerlo. Ahora su cadera se mueve más rápido, no muy hacia adelante y no muy hacia detrás, pero suficiente para que tenga que usar toda mi voluntad para no estallar a gemidos en el medio del centro comercial.

-Sombrera: m.m.m.m.m.m.m.m.m.m.m.m.m.m.m.

-Moreno: bueno nena, podría estarme aquí un rato más, pero tengo unas obligaciones que atender. ¿Qué te parece si lo dejamos para otro día?

-Sombrera: m. m boof vale, vale, boof.

Le digo descargándome. Me visto ahora correctamente con el resto de ropa que llevava en el bolso. Y me da el moreno, que por cierto se llama Pablo, su teléfono. Usando disimulo primero sale él del vestidor, y al cabo de un momento yo. No acierto a verle por ningún lado cuando salgo, por eso prefiero apresurarme a salir del centro, no sea que aún esté el beato al acecho. Una vez fuera del centro comercial me analizo interior y exteriormente y concluyo; aún me quedan fuerzas, pero... mejor no, mejor me reservo para mañana. Mejor me reserve para mañana así estaré al 100% preparada para cualquier cosa.

Así es que me limito a caminar presumidamente por el centro y cuando estoy cansada de pavonearme redirijo mi destino a casa.