La lámpara mágica 2ªT (14: el muñeco)

-Didac: es una sorpresa. ¿Porque no te vas a dar una vuelta y vuelves en media horita que te tendré preparado el regalo?

He pasado la noche en casa ajena y en brazos ajenos, los de Didac. Pero al igual que me pasó ayer después de dormir entre los brazos del rey Melchor, me despierto sola. Pero al igual que me desperté ayer en excelentes condiciones también me despierto hoy sana y ufana con la sonrisa en mi la superficie de mi cara y en el interior de ella. Oigo algún ruído, será Didac que almuerza o hace alguna tarea doméstica. Salgo de la cama como dios me trajo al mundo y me desplazo hacia el ruído. Lo encuentro pasando el aspirador por el sillón.

-Sombrera: hola Didac.

-Didac: hola cielo, ¿has dormido bien?

-Sombrera: de maravilla, me apetecería dormir un poco más contigo. ¿Te espero en la cama?

-Didac: no pequeña, no me malinterpretes, pero es que te tengo preparada una sorpresa.

-Sombrera: uy sí, es verdad, el regalo, ¿de qué se trata?

-Didac: te he dicho que será una sorpresa. Porque no te vas a dar una vuelta, a sacar a tu perro por ejemplo, y vuelves en media horita que te lo tendré a punto?

-Sombrera: de acuerdo, ahora mismo me visto y me voy.

Me visto y antes de salir le doy un beso a Didac despidiéndome de él como si fuera su esposa. Y una vez en la calle no me dejo pasar por tímida o huraña que mira sólo al suelo, sino que con la mayoría de gente con que me cruzo converso miradas. Pero nada obsceno tiene la fuerza para tentarme sabiendo que me espera el misterioso regalo en casa de Didac.

Por fin llego a casa y Rata parece volverse loco cuando me ve, desde ayer por la tarde que está encerrado aquí y su vejiga debe estar a punto de reventar. Salimos a la calle sin atar ni nada y na más pisar la calle levanta una pata y deja ir como un litro de orín.

-Sombrera: lo siento tío, me salió un asunto importante del que ocuparme.

Tomo una correa de casa y me voy con él a explorar calles, estamos una media horita paseando y en ese rato se me ocurre dirigirme ya a casa de Didac, le extenderé una manta en el suelo a Rata en cualquier rincón y se quedará ahí quieto. Así pues me dirijo a casa de mi conquistador, una vez ahí llamo al interfono.

-Interfono: ¿sí?

-Sombrera: soy yo Sombrera, ¿puede subir mi perro?

-Interfono: sí claro, sube.

-Meeeeeec-

Subimos en el ascensor yo y perro y llamo a la puerta. Esta se abre y ahí me caigo al suelo porque no es Didac que me la abre, sino un maniquí que de pie cual hombre, sostenido por Didac, parece invitarme a que entre.

-Sombrera: ja ja ja ja ja ja ja, ¿este es mi regalo?

-Didac: sí claro, ya te he dicho que sería una sorpresa, ¿a que no te lo esperabas?

-Sombrera: ay santa Bárbara, como se te ha ocurrido, y este maniquí ¿de donde lo has sacado?

-Didac: no es exactamente un maniquí reina, fíjate bien, tiene un tacto suave como la piel humana, y tiene un garrote entrepiernas, como cualquier hombre.

-Sombrera: uy es verdad, no me había fijado.

Y es que entrepiernas le asoma un grueso miembro viril que supongo que estará empalmado in eternum, pues es como un consolador.

-Sombrera: uy uy uy, esta tarde se prepara grande, ¿y tú esperas que yo haga el amor con eso?

-Didac: bueno, no tienes que hacer el amor solamente con este muñeco, podemos hacerlo entre los tres como si hiciéramos un trío.

-Sombrera: mmmm, excelente idea, ni a mi se me hubiera ocurrido. Venga pa dentro, esto, dame una manta o cartón para que se tumbe Rata en la entrada.

Le extiendo una gruesa manta en el suelo al perro e inmediatamente se apropia de ella tumbándose. Didac y yo entramos en el salón y me deja el muñeco ante el sillón para que lo vaya inspeccionando. Yo lo curioseo un rato mientras me voy poniendo caliente a la vez. Tiene una piel verdaderamente humana, con su tacto cálido y tierno. Tiene una verga mediana tirando a grande, ideal para crear una buena fantasía sin por ello dejar la realidad. Se la cojo con la mano y sonriendo hago el gesto de masturbarle, y justo en ese momento vuelve Didac de lo que había ido a hacer.

-Didac: ¿como se siente? dura?

-Sombrera: por el amor de dios, vamos a hacerlo, me he puesto al rojo vivo de caliente que estoy.

-Didac: sí, tómalo que iremos a mi habitación.

Nos vamos los tres a la habitación y allí dejo caer el muñeco a la cama, con la verga enhiesta cual árbol. Me desnudo impaciente y me estiro con él en la cama para empezar a mamarle la verga. Tiene un tacto frío pero la situación me pone caliente como pocas veces. Me la trago toda entera a la vez que mi pucha se me hace fanta naranja.

-Didac: ponte perra, sigue mamándola pero eleva el trasero.

Me pongo perra y no tardo en sentir que Didac me mete su verga en la vagina. Inicia así un pausado ritmo de metida durante el que se me escapan gemidos de mi boca llena de polla artificial.

-Sombrera: oooh, oooh, oooh, sabe delicioso Didaaaac, oooh, oooh.

Seguimos la relación en esta posición no mucho rato más pues yo siento la tentación de se cogida por el muñeco. Al cabo nos descargamos y yo me monto en la verga sintética. Empiezo a botarlo y me siento fenomenal con la nueva experiencia.

-Sombrera: oooh, oooh, Didac, ponte derecho ante mi, oooh, oooh.

Didac me lo concede y se iergue encima la cama para ofrecerme su verga a la altura de mi boca. De nuevo tengo la relación a tres bandas y mientras boto al muñeco le como la verga a Didac.

-Sombrera: mmm, mmmm, mmmm, mmm.

Ahora pasamos un rato más jodiendo en esta posición, porque yo no quiero olvidar tan dulce experiencia de sentir una verga cibernética que se me mete entrepiernas a la vez que mamo un pene humano al que además amo. Al cabo peró Didac me la saca de la boca.

-Sombrera: oooh, oooh, pero, oooh, si me lo estoy pasando muy bien, oooh.

-Didac: levántate, que te tengo preparada otra sorpresa.

-Sombrera: ¿otra? qué diablos me has preparado ahora?

-Didac: ya verás, levanta.

Me descargo del muñeco y permanezco firme en la habitación esperando a lo que me tenga preparado. Didac toma al muñeco y lo pone también derecho ante mi. Él se me pone detrás y maneja con sus manos el pene del muñeco para metérmelo dentro de la panocha.

-Sombrera: ooh, dentro, ¿y ahora qué?

-Didac: estate quieta, no grites, o como mínimo no mucho.

-Sombrera: ay ay ay, que sospecho lo que me preparas.

Noto como Didac me prepara el pene en el ojete.

-Didac: prepárate, que me he puesto aceite y va a entrar de golpe.

-Sombrera: los malos tragos cuanto antes mejor, mete...

Así me obedeze y de un empujón me la mete toda por el culo.

-Sombrera: ¡aaaaaaaaaah! oooh, ooh, detente un momento, ooh, oh.

Permanecemos unos segundos así, los tres derechos ante la cama y encajados por el carajo juntos. Sin decir yo nada Didac sabe que ha llegado el momento, me la saca un poquito y me la vulve a meter, a la vez que sostiene abrazado al muñeco contra mi creando de nosotros un sandwitch, del que el muñeco es una rebanada Didac la otra y yo el jamón. La cogida es sabrosísima, siento que el pene de Didac que me entra por el culo a la vez que el pene del muñeco me entra en la vagina casi al mismo ritmo, pues es Didac que mantiene este ritmo abrazándonos a los tres.

-Sombrera: ooh, ooh, Didac cielos, esto es, ooh, ooh, increible, ooh, no paress, sííí, sííí.

Pasamos un buen rato cogiendo los tres a la vez. Yo me siento soñar, volar por encima de la ciudad como si fuera una golondrina, a la vez que suelto también esos chillidos que sueltan esos pájaros de verano. De pronto el abrazo se suelta y nos separamos de golpe.

-Didac: ahora lo haremos en la cama.

-Sombrera: sí, encantada, ¿pero cómo?

Didac tumba al muñeco igual que antes cuando yo lo montaba.

-Didac: móntalo de nuevo, pero ahora mirando hacia mi, que te la meteré por la pucha.

-Sombrera: a ver, va a ser un poco difícil, pero adelante.

Sosteniéndome y haciendo unos pocos equilíbrios me siento encima de la verga del muñeco consiguiéndomela meter por el culo. Entonces Didac se me acerca y me la mete por delante. No me da mucho tiempo a asegurarme e inicia su mete-saca con ávara rudeza.

-Sombrera: oooh, oooh, ¡Didac! ooh, me matas, ooh, te amo, ooh, ooh.

Así cogemos otro rato en esta posición en que yo estoy medio agachada pero sostenida por mis manos detrás de mi. Pero a decir verdad me es difícil saber bien como estoy, donde estoy o quien soy porque la sensación de las dos vergas entrándome por los dos agujeritos me transporta a una lejana dimensión en que todo es de color rosa o rojo. Esa pasión me hace perder toda mi fuerza y mis brazos me abandonan para dejarme caer encima la cama. Con la ciberverga aún dentro del ano Didac me la sigue entrando por delante en la posición en que le abrazo el trasero con mis piernas. No me importa ya el muñeco, lo sigo teniendo entero dentro de mi, pero como no se mueve pierdo sensibilidad y me olvido de él, para entregar mi corazón al varón de carne y hueso que me la está metiendo por delante y al que vitoreo con mi ya rota voz.

-Sombrera: ah, ah, Did... n, par.. nun.. ah, más, ah, ah.

Didac me la sigue metiendo hasta que se cansa, yo estoy en un inconsciente estado en que sueño cosas alejadas kilómetros mientras a la vez suspiro hondamente las sensaciones que me produce mi amante entrepiernas, cuando se cansa de meter Didac se corre con abundancia. Me la mete repetidamente lo más hondo que puede y nuestros gritos se unen en uno sólo. A la que se detiende yo lo abrazo con brazos y piernas cual flor carnívora, y en esta posición nos dormimos ambos.

Despertamos bastante rato después, porque son sus besos que me despiertan, pero aún seguimos encajados. Yo le respondo con cariño y nos besamos pausadamente haciendonos rebrotar la energía. Y esa energía retorna porque noto que dentro de mi su verga vuelve a engrosarse. Nos seguimos besando hasta que cree tener Didac el toro por los cuernos y la poronga dura. Entonces vuelve a impulsar hacia delante.

-Sombrera: ooooh, Didac! ¿te ves capaz?

-Didac: qué más da si soy capaz, lo voy a hacer.

Con dicha sentencia retoma el ritmo amatorio de antes de dormirnos y vuelve a follarme con renovado vigor.

-Sombrera: mm, asííí, cielo, no pares, mm, nunca, nunca..

De nuevo entro en el estado de inconsciencia de antes en que sueño cosas alejadas mientras al mismo instante soy amada más cercanamente que cualquier otra cosa. Durante este trángulo mi persona se separa en dos, una vive al 100% la relación sexual del momento y otra que piensa cosas que no tienen nada que ver, o practicamente. Pienso que hoy es el último lunes siendo esta mujer de 20 años en que me convirtió el duende del bosque hace casi 15 días. Pasado mañana, el miércoles, volveré a ser el Sombrero hombre de siempre. Pero no quiero que sea así, me gustaría volver atrás y pedirle al duende que me convirtiera en mujer pero para siempre en vez de sólo 15 días, ¿cómo hacerlo? yo quiero vivir el resto de mi vida con Didac, al que amo, pero siendo un hombre ni hablar, no quiero un matrimonio homosexual, por mucho amor que haya. En fin, la última vez que el mago de la lámpara me convirtió en una chava quedé embarazada, y al reconvertirme en hombre seguí de nuevo "embarazado". Parí y di al niño en adopción. En esta ocasión estoy totalmente segura que también quedaré embarazada/embarazado. Haré una cosa, tendré al niño o niña o lo que sea y lo abandonaré una noche en el portal de Didac, para que se convierta en otra de sus hijas. Estoy pensando todas estas cosas tan lejanas cuando oigo la alerta de la voz de Didac que dice que se va a correr.

-Didac: me corro, me corro.

-Sombrera: síí, córrete amor, hazlo bien, por...

Me callo a tiempo para no revelarle el secreto de lo que pienso hacer. Siento los fluidos seminales que surgen de su polla dentro de mi vientre y lo siento sobrosísimo, pues quiero que esos fluidos cumplan su cometido. De nuevo nos quedamos inmóviles un rato después del acto, pero esta vez no cierro los ojos, pues estoy pensando cosas mucho más lejanas. En acabado nos separamos y primero me ducho y depués él. Tengo ahora, a diferencia de cuando llegué, un aspecto taciturno, inanimado, pues tengo pensado en mente que quizá nunca más veré a Didac. Veré su puerta de nuevo, sin duda, una madrugada oculta dentro de 9 meses, pero lo que es al hombre, no quiero volverlo a ver porque... no podría soportarlo.

Sin decir mucha palabra más me visto con aspecto afligido.

-Didac: ¿qué te pasa? te veo triste.

-Sombrera: ¿mmm? uy que va, si me lo he pasado muy bien. Serán paranoias tuyas, je je.

-Didac: bueno pues, creo que ha llegado el momento para decirte una cosa.

Didac se pone de rodillas ante mi y empieza el peor discurso del mundo que podía soltarme en este momento.

-Didac: yo Didac, te pido a ti Sombrera, tu mano en matrimonio. Para vivir el resto de mi vida cogido de tu mano y mi corazón en el tuyo.

Me quedo petrificada... quiero a este hombre como lo que más en el mundo, pero no puede ser. No quiero ser un hombre casado con otro hombre, si se lo contara mi problema lo entendería, y lo seguiría amando yo a él y él a mi, pero no puede ser.

No me atrevo a decir una palabra, pero todas las deprimentes palabras que están pasando por mi mente salen por mis ojos. Apenada de la mayor tristeza que me ha afectado me pongo a llorar, cuando lloro me gusta abrazar a alguien, pero en esta situación lo último que debo hacer es hacerlo más doloroso.

-Sombrera: snif.. no puede ser Didac.. yo te quiero.. pero.. no puede ser... snif.

-Didac: ¿cómo que no, y por qué no? vale que soy más grande que tú, y me iré al cielo antes. Pero me gustaría pasar el resto de años que me queden contigo, y tú también quieres. ¿por qué Sombra, por qué? !

Yo concluyo que no puedo seguir hablando, no puedo seguir hablando acerca de que no quiero una cosa que es lo que más quiero en el mundo. Con la cara encharcada de lágrimas y aún sollozando con fuerza, le pego una torta a Rata que dormía.

-Sombrera: snif, vamos, vamos!

No me giro para ver la cara de alarma e incomprensión de Didac, corriendo con el perro salgo del piso y bajo también corriendo las escaleras, aún sollozando. Salgo por la puerta de la calle cual niña a la que han robado una muñeca y me alejo de la zona. La gente me mira alarmada y alguno me pregunta "qué te pasa" pero yo sigo corriendo pues no me veo capaz de volver a ver a Didac sin quedarme con él para siempre, acabe del color que acabe. Hubiendo corrido una dozena de cuadras he cesado de llorar, veo una fuente justo donde la necesito, me acerco a ella y le doy al grifo para que salga agua. Con el agua que sale me lavo la cara y me pongo un poco más presentable, a la vez que me lavo la cara observo que Rata bebe de la catarata.