La lámpara mágica 2ªT (11: un favor)
Vamos a un lugar más calmado sin tanta gente y hablémoslo.
Con los ojos abiertos pero aún en la cama sueño despierta en la vivencia, o vivencias, de ayer. Me dirijí al parque para que Didac me entregase ese regalo misterioso, pero acabé con medio pantalón pegado en el banco recién pintado. Y después bueno... digamos que nos enganchamos juntos con el pintor encargado de ese trabajo en el parque. La cogida estuvo bien, no tuvo nota 10 ni fue espectacular porque la situación era más bien normal, y no de esas cosas tan raras que me gustan a mi. No es que recién lo descubra pues yo ya soy consciente desde hace mucho tiempo que hay en mi cabeza unas cuantas conexiones interneuronales poco frecuentes. Pero ayer se me hizo especialmente patente pues mientras hacía el amor con ese sujeto, yo pensaba en otras cosas. ¡Cosas rarísimas! como que me estaba cogiendo un zombi, o un diablo...
en fin locuras, pero me gustaba mucho. De eso extraje una digamos fórmula científica, como que: cuanto más abyecto, despreciable, abominable sea el varón con que lo hago, más disfruto. Realmente cualquier psiquiatra que supiese de esta fórmula que tengo pensada me diagnosticaría de loca y me recetaría tomar esta pastilla, y esta otra, je je. Las pastillas son para los viejos, y Sombrero tiene 30 años, y la Sombrera que soy ahora mismo tiene ¡20! ni más ni menos. Si trato este leve desequilibrio que tengo con cautela no va a representar ningún problema, se trata de aprovechar lo bueno que tiene. Es como aquella frase del anuncio de compresas de hace un montón de tiempo, que decía: ausonia, me gusta ser mujer. Pues a mi, me gusta estar loca.
Pues bien, ahora que soy plenamente consciente de ello se trata de jugarlo. Vamos a descubrir qué es lo que hay en mi mente que considero más repugnante y mísero con quien me encantaría hacer el amor. Una cosa que considero asquerosa son los boylovers, los pederastas, los "niñeros". Esa gente a la que gustan no los chicos o chicas jóvenes, sino los verdaderos niños. Los seres menores de 6 años, que aún no han entendido porque los grandes se dan besos, y que de pronto ese grande pervertido les toca el culete y se quedan estupefactos, sin comprender nada.
Considero asquerosas esas personas y cuanto más lo pienso más asqueroso me parece. Y bien, eso es lo que quería ¿no? una persona que yo considere asquerosa y que mmm, me posea sexualmente. Ja ja ja, que loca estoy, pero bueno, vamos a gozarlo. Mi misión será hoy localizar a uno de esos monstruos y me coja. Que me coja no será tan difícil, pues tengo un cuerpo de espanto. Pero localizar a una de esas personas tan particulares, entre las 15.000 que componen mi ciudad, ya no es tan fácil, porque estas cosas evidentemente se llevan ocultas.
Mmmm, podría esperarme a la salida de un colegio y fijarme a ver si algún hombre mira con vicio los niños, pero... no lo veo muy claro. Esos elementos ya deben estar acostumbrados a actuar sin levantar sospechas, por lo que no es un buen sistema. Quizá alguna de las madres si que tendrá buen ojo para descubrir a los interfectos, pero yo, pasearme por allí, sin nada que hacer excepto de detective privada, definitivamente no, no es la vía, o como mínimo no el sistema. Lo mismo podría hacer en el parque, pero las mismas insuperables dificultades tendría, pues una sola persona no puede descubrir tan sólo observando su comportamiento una cosa que otra persona lleva en secreto. Mmm, déjame pensar... ¿y si me ayudara alguien? ese alguien no puede ser escojido entre muchos pues Sombrera conoce no más de 10 personas, y la mayoría quizá ni se acuerdan de mi. Ese alguien está en el fondo más cerca de mi de lo que me creo, ese alguien podría ser Didac. Como diario canguro de Beta y sus amigos incluso debe tener fichado a los sujetos del parque que tienen comportamientos sospechosos. Sí... parece buena idea.
Ya llevo demasiado tiempo pensando, lo mejor será experimentar mis teorías a ver si alguna sale con éxito. Entonces, ya duchada, almorzada y vestida, tomo a Rata de la correa y como habitualmente voy, llena de ilusión, me dirijo por cuarta vez en estos 15 días hacia el parque de Didac y Beta. A ver si hay suerte y hoy los encuentro, hoy es viernes y tengo más probabilidades que ayer.
El paseo hasta el parque se me ameniza un poco por una pandilla de chavales adolescentes con que me cruzo. Tendrán unos 14 años y casi se me escapa la risa cuando me he cruzado con ellos, porque a la vez que callaban todos han tratado de repasarme con la mirada sin que yo lo notara. Incluso he sentido sus miradas en la piel cuando tras de mi se han girado para mirarme el pandero. En fin, que sin mucho más tropiezo llego al parque en un santiamén. Me brillan los ojos de alegría cuando me acerco al banco titular de Didac y ahí está él, masticando quien sabe qué. Suelto a Rata para que vaya a su bola y yo a la mía.
-Sombrera: ¡hola Didac!
-Didac: hola Sombrera guapa, ¿qué tal estás? que vienes a recoger tu regalo?
-Sombrera: pues... a decir verdad estoy muy intrigada por lo que me reserve usted. Pero... debo decirle que se trata de otra cosa.
-Didac: dime niña, sin miedo.
-Sombrera: es fácil decir "sin miedo" pero la verdad es que me veo incapaz de decírselo aquí en medio del parque. ¿No podríamos irnos a un lugar más calmado, sin tanta gente y gritos?
-Didac: mmm, hay centenares de sitios calmados cerca de aquí. ¿Quieres que vayamos a mi casa y... allí me lo cuentas?
-Sombrera: no, no creo que sea necesario. ¿Porque no nos vamos a dar un paseo por el parque y en más silencio lo hablamos?
-Didac: vale, no hay problema. Voy a decirle a Pedrito que me voy a dar un paseo, él es el más grande de todos y sabrá cuidar de ellos.
Sentada en el banco lo observo parlamentar unas pocas frases con uno de los chavales, pronto regresa a mi y tomándome de la mano iniciamos nuestro paseo. Paseamos un rato comodísimo por los ensombrecidos senderos del parque, primero hablamos de civiles trivialidades para alargar el paseo hasta que me sienta suficientemente segura. Cuando veo que estamos en un sitio casi inhóspito lo tomo de la mano y me meto con él dentro de la maleza, en un sitio escondido del tránsito.
-Sombrera: venga, que lo que quiero decirle quiero que sea secreto.
Una vez estamos escondidos meto la directa y me arrodillo ante él, le saco la verga fuera, Didac se lo debía estar oliendo porque esta sale enhiesta ya, y presta me la como. Se la chupo un rato en total silencio pues estamos cometiendo un delito, tener relaciones sexuales en un parque público, aún con el silencio sabe deliciosamente dura. Didac me toma de la cabeza y me parece sabrosísimo creerme ser Beta que se la chupa a su abuelo. Cuando tengo suficiente polla le pido que se estire en el pasto. No me desnudo pues llevo precavida una falda cortita, de la que saco mis braguitas ya humedecidas. Me pongo de rodillas encima suyo y me penetro a mi misma.
-Sombrera: ...ah...en..silencio..Didac...ah...ah...
El follar en la espesura es hipersensual, el riesgo a que nos descubran junto a la prohibición de la situación es precisamente una de las cosas que más me gustan a mi. Dispuesta a revelarle mi secreto lo tomo de las manos preparándome a hablarle.
-Sombrera: ..ah..ah..Didac...ah...tengo..que..decirte..una..cosa..ah..ah.
-Didac: ...sin miedos hija...nunca tengas miedo de decirme algo.
-Sombrera: ...oh..se..trata..de..que..oh..quiero.. hacerlo..con..oh..uno..de..los..hombres.. que..oh.. miran..a..Beta..oh..oh.
-Didac: ..¿quieres decir uno de los pedófilos?..
-Sombrera: ..creo..oh..que..me.has..entendido..oh..ah..la..perfección..
-Didac: ..no hay problema querida..tengo el ojo puesto al sujeto..o sujetos que buscas.
-Sombrera: ..gracias..oh..oh..gracias.. amor..oh..oh..oh..oh..oh.
Mi botar se desata con mi confesión y pierdo el control de mi cadera que entregada a mi más vil gesto en estas dos semanas folla sin miramientos un hombre digno de ser apostol. Durante todo ese rato Didac y yo estamos cogidos de las manos y yo me tumbo encima de él, aún con mi cadera botándolo, para sentírmele lo más cerca posible que pueda a la vez que me le rozan los pezones con su pecho.
-Sombrera: ..oh..oh..oh..Didac..después..de.. esto..oh..oh..pídeme..oh..lo..que.. quieras..oh..oh..oh.
La cogida dura más de lo que esperába un polvo rápido. Didac se desata a correrse dentro de mi pasadas dos horas desde que abandonamos a Pedrito al cuidado de la tropa. Cuando lo oigo que me dice que se va a correr dejo de botar y me le abrazo de brazos y piernas.
-Sombrera: ..oh..oh..escupe..Didac.. oh..hazme..tuya..oh.. así..te..siento.. dentro..de.. mi..cielo.. oh..sííí..sííííí.. sííííííí..mmmm..aaah.
Tantas fiestas le hago mientras él empuja un poco la cintura para meterse más dentro de mi, poco da el hecho al estar yo lo más pegada a él que puedo. El fin del polvo también dura más de lo que esperaba, resto abrazada a él suspirando y entregándole mi corazón como 5 minutos. Me le abrazo temblando como niña asustada a la vez que no digo más que bobadas propias de una muñeca de párvulos.
-Sombrera: ..oooh..abuelito.. te..querré..siempre.. oooh..no..me..la..saques.. oooh..quédate..para..siempre.. ooh..más..dentro..amoommmm.
Al final es Didac que tiene que poner un poco de raciocinio a la situación.
-Didac: va niña, no llores, no me iré nunca pero ahora tenemos que volver a recoger a Beta.
-Sombrera: bien..vale..abuelo..
Nos separamos despenetramos que a mi aún me cuesta un poco volver a saber quien soy. Me arreglo el vestido lo poco que puedo y junto a Didac nos sacudimos mutuamente las hierbas que ambos llevamos pegadas. Antes de volver al sendero me le lanzo a los brazos para darle un último beso secreto, me emociono y ya estoy desabrochándole el pantalón cuando él pone freno y con decisión me estira hasta el sendero, en que no me atrevo a nada más.
Si hicimos el camino de venida cogidos castamente de la mano, ahora lo hacemos abrazados como enamorados de primavera. Yo me siento fenomenal, hubiendo recién hecho el amor con el hombre con que camino abrazada por el parque. Por eso no me siento caminar, sino flotar por el encantador camino. Nos lleva un rato llegar a nuestra base del banco, quizá son minutos o quizá horas, cualquiera de las dos cosas me parecería igual, pero por fin llegamos. Encontramos a toda la pandilla jugando con el perro, a Rata se lo ve asustado con ese ejército de criaturas que lo toca por todos lados, y es que además se siente abandonado por mi. Cuando me ve da un salto para separarse de la prole y se acerca a mi meneando la cola.
-Sombrera: tranquilo tranquilo, que yo no te abandonaré nunca, ja ja.
Digo a Rata mirando con perspicacia a los ojos de Didac.
-Sombrera: bueno amor, ¿cuando tendrás lo que quiero?
-Didac: mmm, mejor que... pásate mañana por la tarde. Supongo que ya te tendré escogido al príncipe.
-Sombrera: el príncipe negro querrás decir.
-Didac: creo saber bien lo que quieres, tranquila que no me equivocaré.
-Sombrera: así lo espero, hasta mañana, un beso.
Con la única compañía de Rata de nuevo emprendo el camino de regreso. Por hoy con el polvete del parque ya he tenido suficiente. Es por eso que después de comer en casa, me pongo un chándal y me largo a correr caminos por el monte.