La joven actriz y el adolescente (2)

Continua el sueño de Julian y la pesadilla de Laura

Dos

Esa noche solo tenía ojos para ella. No mentí cuando dije que la amaba. Tampoco cuando le dije que la quería escuchar gritar como una zorra. Si la hubieran visto esa noche. Llevaba unas calzas negras ajustadisimas. Sobre ellas un sueter de hilo casi transparente que caía delicadamente sobre sus tetas de tamaño perfecto. Aún no las había tocado. Eran verdaderamente grandes, un 95 por lo menos. No solo quería solo tirarmela, quería dormir con ella. Despertarme a su lado. Volver a follarla.

La metí de prepo en un taxi, y ordene que le dijera al taxista la dirección de su casa.  -Por favor Julian, me dijo sollozando. Ya fue suficiente, quiero que te bajes y me dejes seguir sola.  Por toda respuesta tomé su cabeza con mis manos y empeze a besarla como si fuera mi novia. Por primera vez me animé a aferrar con fuerza uno de sus pechos por encima de su suéter y no lo solté hasta que bajamos del auto. La deje resistirse un poco solo por diversión.

Que buena que estaba! me costaba mucho concentrarme para mantener el plan. Nada me hubiera costado follarla en el taxi o en el boliche, pero quería disfrutar ese momento lo más posible. Quería disfrutar de todas sus reacciones.

Tres

Estaba derrotada. Borracha, mareada y muy a mi pesar, excitada por las caricias forzadas de un chico que tenía casi 10 años menos que yo y me trataba como si fuera mi amo y señor. Cada vez que me tocaba me sacudía tratando de zafarme. Sentía que solo era capaz de hacerlo porque él me lo permitía. Cada tanto rompía en llanto por la desesperación. Estaba haciendo todo lo que me ordenaba. Lo estaba llevando a mi casa. Que quería hacer en mi casa? Tenía la esperanza de que mis padres lo echen. Era mi última esperanza.

Abrí la puerta de mi casa y volví a implorar que se fuera. Pero en su lugar aferró mi culo con su mano derecha haciéndome gemir de la impotencia y arrastrándome hacia adentro de mi casa.

-Hoy va ser la noche mas feliz de nuestras vidas - Me dijo. -Basta julian por favor, imploré. -No puedo hacer esto, tengo novio y vos sos muy chico para mí. En ese momento su cara se transformó. Se paró en seco y me dio un cachetazo. No me dolió, pero me puse a llorar  asustada como cuando a los niños los abofetean sus padres. Me arrodille y le dije llorando. Pedón, perdón, no quise decir eso, no te enojes por favor. Poco a poco mi voluntad se ponía a su merced. Una parte mía aun quería ponerse de pie y abofetear violentamente a ese pendejo ridiculo pero ganó la sumisión. Me miró sonriente y me dijo, -No estoy enojado, es solo un correctivo, no te asustes que no estoy acá para hacerte ningún daño. Solo voy a follarte toda la noche y te voy a demostrar que no soy tan chico.

Tomó mi cabeza con sus manos, y en el pasillo donde estábamos se bajó los pantalones de golpe mostrandome un enorme miembro erecto apuntando directo hacia mi boca. Escuche ruido en el living, alguno de mis padres si había levantado, abrí la boca para advertirle y me obligó a cerrarla intruduciendome su polla hasta la garganta. Aferro mi cara con sus manos y comenso a follame la boca como nunca había permitido a nadie hacer. Para peor, empezó a gemir mientras frotaba su pene contra mis cachetes sin ningun tipo de reparo de que alguien pudiera oírnos. Me pareció escuchar unos pasos en el pasillo que se detuvieron y finalmente se alejaron. Dios, nos habrían visto?

Estuvo un buen rato bombeando dentro de mi boca hasta que se contuvo y me liberó. No quería terminar la diversión tan rápido. Me levanto de los pelos y me empezo a besar apasionadamente como en el boliche. Esta vez, una de sus manos se abrió paso por abajo de mi sueter aferrando con fuerza uno de mis pechos, mientras con su otra mano sujetaba su polla y la frotaba entre mis piernas, contra mi calza provocándome espasmos de placer, ira e impotencia. Estuvimos un buen rato así hasta que no pude aguantar más y empecé a gemir, primero despació, tratando de contenerme, y después mi cuerpo volvió a tracionarme y y se me escapó un gemido que hubo de oírse en toda la casa. Otra vez estuve a punto de correrme cuando me liberó y me arrastro hacia mi pieza. Escuche ruidos en la pieza de mis padres. Habían oído todo. Me moría de vergüenza.

Cuatro

Hasta ese momento pude aguantar.  No se porque no me corri en su boca. Quería follarla ya mismo y quería que la escuchen sus padres y todos los vecinos gritar como una desquiciada. Ya habría tiempo de hacerle el amor lentamente, de correrme en distintas partes de su cuerpo. Ahora era el momento del polvazo de la gloria. La arrastre hasta su habitación y me reí cuando me pidió para ir al baño. La tiré boca a bajo sobre si cama y le bajé la calza hasta las rodillas. Junto con la calza arrastre su ropa interior por lo que pude ver su sexo, un hermoso coño depilado como en las películas, y eso que no era una actriz porno (por ahora).

Me sente arriba de su culo, apunte mi polla a la entrada de su coño y la penetre furiosamente. Durante casi media hora no hice más que bombar en la misma posición acariciando la entrada de su ano con mi dedo pulgar y sujetando su culo con mis manos grite como un loco mientras la cabalgaba.

Te dije que ibas a ser mía! te gusta como te follo cierto?

o Diós Laura que buena que estas!

Vamos, te quiero escuchar gritar como una zorra!

Eso! Que todo el barrio escuche como Follan Laura y Julián!!

Los gritos de Laura eran frenéticos. Mezclados con sollozos y gemidos no pudo contenerse y gimió como en una película porno corriéndose varias veces hasta que finalmente me corrí dentro suyo llenandole el coño con violentos chorrazos de leche. Cuando nuestros gritos se apagaron escuchamos gemidos provenientes del cuarto de sus padres a unos pocos metros. Evidentemente le habíamos alegrado la noche a varias personas. Quería conocer a sus padres, sobre todo a la madre. Me pregunte que edad tendría, evidentemente todavía follaban asi que no podía ser muy vieja. Su hija era la mujer más bella del mundo y mi polla aún estaba enterrada en su coño.

Me dejé caer sobre el cuerpo de Laura y me quedé un buen rato ahí tirado sin que ninguno de los dos dijera ninguna palabra. Laura penso que la pesadilla finalmente había terminado. Para mi la noche junto al amor de mi vida recién empezaba.

(Continuará)