La jefa (introducción)

Su actitud dominante me impulso sin darme cuenta a colocarme automáticamente por debajo de el en una hipotética escala social. Desde muy temprana edad mi impulsos sexuales me habían llevado a disfrutar del sexo de manera sumisa...

Como cada día me desperté, sola, empapada y envuelta en una sabana blanca sobre mi cama. Como siempre, me era imposible recordar que había soñado, algo húmedo y caliente sin duda a juzgar por el estado de excitación en el que me encontraba, pero no tenía tiempo para pararme a pensar en ello, debía arreglarme para ir a trabajar.

No es que fuese el mejor trabajo del mundo pero a mi me gustaba,  trabajo como directora de recursos humanos en una mediana empresa, y tengo bajo mi mando a un equipo de veinticinco personas, he de reconocer que no es que me fuesen a dar el premio a la mejor jefa de la historia, soy tildada de extremadamente exigente y mala persona pero en este mundo si no eres así no llegas a ningún lado. Me di una ducha y me vestí como siempre para el trabajo, falda de tubo por las rodillas, negra, una blusa blanca, medias y unos tacones, me gustaba llevarlos porque me hacían mas alta, mas de lo que ya soy de por si y sentía estar por encima de los demás. Cada día me tomo el momento de vestirme tras la ducha como una especie de ritual, tomándome mi tiempo en cada parte, algo femenino dentro de la mentalidad tan fuerte que he tenido que adquirir debido a mi trabajo.

Cuando llegue a mi trabajo era un día de lo mas tranquilo, estábamos en una época del año en la que teníamos poco que hacer y había días en los que podía pasarme horas sin hacer nada encerrada en mi despacho. Una vez sentada en mi mesa sin tener mucho que hacer volví a reparar en el estado de excitación en el que me había despertado hoy, un estado que no me había abandonado en ningún momento de lo que llevaba de día asique decidí entrar a ver algo de porno, ya que no podía calmar el calentón pues lo haría crecer ya que es una sensación que me encanta, estar cada vez mas caliente. Después de estar un rato viendo unos videos, mi ropa interior ya estaba empapada, podía notarlo, la humedad, el calor… el siguiente paso no era una novedad, decidí entrar en una de esas paginas de chat, me excitaba hablar y masturbarme con gente totalmente desconocida. Al poco de entrar un chico capto mi atención, hablaba sobre sumisión, buscaba pasar un buen rato con alguien que le gustase ese mundo y tuviese gente alrededor y no dude ni un instante en ponerme en contacto con el.

-Buenos días…

+Presentate

-Umm, Me llamo Paula, tengo 29 años

+Bien zorra, descríbete

-Pues…soy rubia, tengo el pelo liso, mido 1,70, tengo los ojos marrones

+Buena perra, dime, ¿te atrae la sumisión?

-Si, señor.

Su actitud dominante me impulso sin darme cuenta a colocarme automáticamente por debajo de el en una hipotética escala social. Desde muy temprana edad mi impulsos sexuales me habían llevado a disfrutar del sexo de manera sumisa, el tener un puesto con poder solo había hecho que aumentase mi apetito por disfrutar de otro tipo de rol lejano al de la “vida real”. Disfrutaba buscando ser sometida y humillada, rebajándome a simple objeto al servicio de mi amante de turno.

+Bien zorra, ¿Dónde estas?

-Estoy en el trabajo, en mi despacho señor

+Y ¿en que trabajas puta?

-Trabajo de recursos humanos señor

+Deduzco que tienes mucha gente cerca, bien pues lo que vas a hacer es coger boli y papel, venga

Cogí rápidamente lo que me pidió, el seguía escribiendo, me pidió que pusiese en un papel mi nombre completo, con mi numero de teléfono y firmado, me ordeno a continuación que escribiese: El que encuentre este papel tendrá el control absoluto sobre mi persona, podrá hacer conmigo lo que desee y yo obedeceré cualquier orden suya, en cualquier momento y lugar porque tan solo soy una guarra hambrienta de ser usada y humillada, un objeto del que abusar.

Me pidió que doblase el papel y lo dejase caer en algún lugar de la oficina en la que trabajaba. Realmente era un juego que me excitaba sobre manera, de haber sido en otro momento ni se me habría ocurrido hacerlo pero debido al estado de excitación en el que estaba no pensaba con claridad, siempre me ha gustado sentirme usada y humillada, y creo que esto iba a ser el culmen. Salí de mi despacho y sin mas después de dar unas vueltas deje caer esa notita, notita con la cual iba parte de mi, tras eso camine veloz a mi despacho, sin levantar la  mirada del suelo, huyendo de mi propio acto…

Al llegar me puse al teclado para decirle que ya estaba hecho

+Muy bien guarra ahora a esperar a ver que nos depara el destino...