La jefa (entrevista de trabajo)
Buscando el primer trabajo de mi vida, logré conseguirlo de la forma menos de decoro, pero deliciosa, que pueda haber...
Las vacaciones de verano recién comenzaban, y habiendo terminado satisfactoriamente mi primer año en la universidad me dispuse a trabajar para hacer algo dinero durante el verano. Hasta el momento no había visto un solo clasificado laboral que me pudiese servir, hasta que vi uno en el que buscaban secretario/a, el trabajo era de lunes a viernes de 16 a 20hs, y decía que debían ser estudiantes universitarios de entre 18 y 20 años, yo tenia 19. Ese podía ser mi trabajo ideal, y de irme bien podría continuar en el aun cuando comenzara mi segundo año, ya que los horarios no se superponían y las pocas horas de trabajo me dejarían tiempo para estudiar, además el lugar era a tan solo 6 manzanas de mi casa.
Una hora más tarde me encontraba arreglado y bien vestido para la primera entrevista de trabajo de mi vida. Me sentia nervioso, era algo totalmente nuevo para mi.
Cuando llegué a la dirección indicada se trataba de un edificio de varios pisos, un edificio de fino y elegante de apariencia por cierto. Toque el timbre del piso correspondiente y me contesto una voz de mujer, debería de ser Mónica, la licenciada en contaduría (según en anuncio) que necesitaba un secretario. Le dije que me presentaba por la entrevista y me dejó pasar.
Subí hasta el quinto piso nervioso aun por ser mi primera entrevista. Toqué la puerta y al instante me abrieron.
Mónica era una mujer seria y elegantemente vestida, de unos 30 años. Llevaba tacos y con ellos puestos media 1,74 (pues era mi misma altura), se notaba que tenia un pelo muy largo pero lo tenia recogido en un rodete bien tirante, estaba sobriamente maquillada, y vestía una camisa blanca abrochada hasta arriba, y una típica falda de oficina que le llegaba hasta las rodillas.
Me saludo cordialmente y me hizo pasar y sentar frente a un escritorio que estaba ahí mismo en la sala de espera, su oficina debía de ser la que se encontraba tras la única puesta que había en la sala, además de la de entrada.
Una vez sentados le entregué mi currículum el cual ella miro con detalle y al terminar asintió con la cabeza dándome a entender que estaba todo bien. Luego comenzó a hablarme del trabajo:
- Mira Ricardo, lo que necesito es un secretario para poder agilizar mi trabajo, ya que tengo demasiados clientes y el manejo del papelerío y del teléfono me toma demasiado tiempo- su voz era firme, como de autoridad y superioridad- tu lo único que tendrás que hacer es dar las citas a los clientes que llamen, y encargarte de ordenar mis papes y mandados varios que yo requiera. La razón por la que quiero que sea un estudiante universitario es porque creo que se trata de gente responsable…, y bueno, tu cumples con todos los requisitos que he pedido, que dices? Te interesa el empleo?**
- Si- contesté yo sorprendido de que el empleo fuese mío así tan rápido
- Bueno, de todas formas estarás los primeros días a prueba antes de firmar el contrato de trabajo...-
Hizo una pausa que me dejó inquieto, se me había quedado mirando a los ojos, y su mirada tenia ese mismo tono de superioridad que su voz, y siendo yo tan joven e inexperto en ese campo me sentia una presa fácil para lo que sea que ella pretendiese.
- De todos los que han venido por el trabajo eres el único que cumple con todos los requisitos, pero si quieres el trabajo… primero me gustaria probar que tan bueno eres… - dicho eso se tiro hacia atrás en su ciento, se llevo a la boca la lapicera que tenia en los labios y se quedó mirándome a los ojos.
Yo obviamente estaba confundido, y preferí quedarme callado y esperar a que ella dijera algo antes que preguntarle a que se refería con “ primero me gustaria probar que tan bueno eres…”
Viendo que no me movía ella dijo en un tono mas suave y como de resignación:
- Ven aquí Ricardo- se soltó el cabello y con sus manos se la esparció por su espalda y sus hombros. Era una hermoso pelo negro, lacio pero ondulado en los extremos- Ricardo ven aquí, delante de mí- reiteró Mónica.
Yo estaba perplejo, ¿es que acaso me iba a pedir sexo a cambio de trabajo? Me parecía imposible, y más siendo ella una mujer bella y fina que podría tener a cualquier hombre, ¿Qué demonios querría con un joven inexperto como yo?
Rodee el escritorio, ella giro su silla para poder quedar frente a mi, y una vez enfrentados ella abrió lo más que pudo sus piernas, pues vestía una pollera ajustada que no le permitía una abertura muy amplia.
- Ni bien te vi me pareciste una dulzura, y tu timidez me encanta, y ahora ven, que yo tengo un dulce para ti… vamos! Que ya has entendido que es lo que quiero-.
Por supuesto que había entendido, quería que le practicase un oral, y se lo iba a hacer, no porque estuviese desesperado por el trabajo, ni tampoco porque no tuviese dignidad.
Había dos simples razones por las que iba acceder tan fácilmente: la primera era que era virgen, yo era un chico de 19 años, aplicado a los estudios, muy tímido y de poca suerte con las mujeres. En parte mi timidez se debía a mis dudas sexuales, es que me atraía lo femenino únicamente, pero ya hacia años que había descubierto mi gusto por las travestis y sus penes, hacia años que había experimentado con la masturbación anal, y para mi eso un gran secreto, y tenia miedo que algún se me escapara el decirlo, eso en parte lo que me hacia tan tímido en el trato con las personas y mucho mas con las mujeres. La segunda razón era simplemente que encantaba la idea de conseguir mi trabajo de esa forma, era virgen pero con un montón de fantasías y morbos que tenia pensado cumplir algún día. De haber nacido yo mujer seria de esas que llevan unas rodilleras en el bolso solo por si acaso.
Me arrodillé y al hacerlo posé mis manos sobre sus rodillas, que luego las deslicé suavemente hasta su cintura para poder bajar su falda. Mientras acariciaba sus piernas ella tiro su cabeza hacia atrás del respaldo, dejando oír un suspiro muy profundo.
Yo ya me encontraba excitado mientas jalaba delicadamente su falda, la cual estaba muy ajustaba a su pierna y me dio trabajo sacarla sin hacer demasiado esfuerzo, pues quería ser delicado tratándose de una dama.
Ella apretaba sus manos contra los apoyabrazos mientras comenzaba a moverse de lo excitada que estaba.
Finalmente conseguí quitar la falda de la parte mas difícil, su cintura y su cola, lo que dejó la falda floja sobre sus piernas, pero no continué bajándola, lo que tenia antes mis ojos me dejo shockeado y paralizado de la sorpresa.
De su bombacha blanca asomaba la cabeza de una polla que se encontraba bien erecta, era gorda y medianamente larga, estando ella sentada y con una pollera negra no la había notado antes. No me había disgustado, solo me había sorprendido como nunca en mi vida, jamás había tenido contacto con una travesti, y me costaba creer que Mónica lo fuera. Tantos años desde mi pubertad fantaseando con cosas así, y si buscarlo ni pretenderlo siquiera se me había dado…
- Veo que te ha gustado mi sorpresa cariño. Sabia que te gustaria, tengo buen ojo para los chicos como tu- sus palabras me volvieron a la realidad, es que me había sumido en mis pensamientos que ni siquiera me había dado cuento de que me encontraba acariciando con mi mano su polla- ¿te ha gustado verdad?
-Si- me limite a contestar yo.
-Bueno entonces prosigue. Y no te preocupes que no es una prueba, hagas como lo hagas el trabajo será tuyo- su tono no había cambiado, seguía manteniendo tu tono dominante de superioridad.
Terminé de bajar su falda, luego su bombacha, y ahí quedó frente a mí su polla, erecta, hermosa, jugosa. Era perfecta, recta de principio a fin, achicando en el extremo, toca depilada, y chorreaba un pequeña gota de semen.
La masturbe suavemente, era durísima. No es que fuese mas dura que la mía, pero al tocar otra polla la sensación era totalmente distinta.
La masturbé por un minuto mientras con mi otra mano acariciaba sus testículos redondos y perfectos. Ella ya gemía suavemente. Su polla estaba caliente y ya se había llenado de semen que había le había esparcido con mis manos.
La apunté hacia mí, me incliné hacia ella, y la introduje en mi boca. El sabor era exquisito, el semen salado pero empalagoso, la carne caliente impregnaba un sabor indescriptible en mis papilas gustativas.
La rodee con mis labios, la presione con mi lengua por debajo, y tragué todo lo que pude. Pero para mi decepción no tragué ni la mitad, su polla mediría no mas de 17cm y apenas conseguía introducir un cuarto de ella en mi boca. Fue ahí que comprendí que no iba a la primera ser capaz de tragar pollas enteras como las mujeres y travestis de los videos.
Pero continué mamando y masturbando lo que no entraba en mi boca, tenia que abrir mucho mi boca para evitar rozarla con mis dientes, pero el esfuerzo valió la pena, pues no la rocé con mis dientes siquiera una vez.
Al mamarla sentía la piel correrse sobre el falo, y el sabor del semen se renovaba ya que seguía segregando líquido preseminal. A medida que sobaba los gemidos de Mónica eran más intensos, eran los gemidos de una mujer echa sexualmente, no los de una jovencita virgen, y eso me excitaba aun más.
Al cabo de unos 5 minutos mi boca dejo entrar un poco más de su polla, aunque no mucho, mi boca ya se acostumbraba a su intruso, además me estaba cansando, pensé que quizás eso fuese también motivo de que ya no me diesen arcadas cuando la llevaba hasta el fondo.
Mónica posó su mano sobre mi cabeza y acompañaba mis movimientos de arriba-bajo, hasta que se vino sin previo aviso. Ella me había presionado con su mano para que tragara lo mas que pudiese y ahí se vino, trague su primera eyaculacion instintivamente, pues si no la tragaba no había lugar en mi boca donde esta pudiera estar. Era caliente, espesa y abundante. Tuve que tragar muy rápido para no ahogarme.
Yo continué mamando su polla hasta dejarla limpia. Me sentia más que satisfecho con mi primer oral.
Terminé con mi mamada ni bien noté que comenzaba a perder tamaño y firmeza. Ella me miraba complacida, pero seria a la vez.
- Muy bien Ricardo, siéntate por favor-.
Mientras iba a mi asiento ella se colocó su bombacha y su falda.
Luego se dirigió hacia mí, y al tenerla de frente y la misma altura noté que se había desabrochado la camisa hasta la mitad, dejando ver su corpiño blanco, pero mientras le miraba se la volvió a abrochar.
-Bien, Ricardo, empiezas el lunes, a las 16hs. Necesito que estas bien vestido, pero así como estas hoy es lo ideal. Aquí te dejo mi número para que puedas comunicarte conmigo-.
Me acompaño hasta la puerta, nos despedimos, y la puerta se cerro tras de mí. Bajé las escaleras con una sonrisa de satisfacción en el rostro. Satisfacción porque tenia el empleo, porque había practicado una mamada a una travesti hermosa; pero por sobre todo, sentía satisfacción porque me había tenido que humillar para conseguir el empleo, y esa es una satisfacción que no muchas personas son capaces de sentir.
Una vez en la calle me di cuenta que ni habíamos hablado de mi pago, cuanto ganaría ni cuando cobraría. Maldije para mi mismo, no fuese a ser que pretendiese pagarme una miseria. No me pareció bien dar la vuelta o llamarla para hablar del tema, ya tendría tiempo para preguntarle cuando fuese a trabajar, además Mónica no parecía una mujer malintencionada, de seguro me pagaría bien.
Esa noche pensé en ella, y masturbé pensando ella…