La jaca

-Te podría encular. -No es la primera vez que me enculan y nunca me corrí. -Conmigo te correrías, fijo.

Sólo quedábamos ella y yo en el parque. Estaba cayendo la noche. La Jaca se balanceaba en un columpio, aunque ya  no tenía edad para ello. Su falda se levantaba al subir y bajar el columpio. Yo, sentado en un banco, frente a ella, veía sus bragas blancas. No  había duda de que me estaba provocando. Dio un saltó para salir del columpio y cayó de culo sobre la arena. Fui a su lado y le pregunté:

-¿Estás bien?

Su respuesta me dejó de piedra.

-¿Tienes condones?

Le miré al canalillo de sus grandes tetas, y le respondí:

-En mi vida usé condones.

-Pues me voy a quedar con las ganas.

-Te podría encular. Así no quedarías preñada.

-No es la primers vez que me enculan y nunca me corrí.

-Conmigo te correrías, fijo.

Le di una mano. Se levantó, y me dijo:

-Sígueme hasta el bosque del parque.

Seguí sus pasos. Al llegar al bosque, ni besos ni ostias. Se agachó, me abrió la bragueta y me la chupó hasta ponerla dura. Después se quitó las bragas, se puso a cuatro patas, y me dijo:

-Dale.

A mí me encanta el sexo anal y, para que mentir, soy un experto comiendo culos. (femeninos) Le lamí el periné y el ojete. Jugué con mi lengua en el agujero haciendo movimientos circulares. Le metí y le saqué la punta de la lengua hasta que la sentí gemir. En ese momento le metí el dedo pulgar y  le follé el culo con él. Después se lo quité y le volví a meter y sacar la lengua en el ojete. Acaricié su cliítoris, metí dos dedos dentro de su coño mojado y la masturbé.... Le puse el capullo en la entrada del ojete y sentí como le andaba para dentro y para fuera. Le metí el capullo, suavecito, y con suavidad se lo volví a quitar. Se la metí un poquito más y se la volví a quitar. Volví a meter y sacar  la punta de mi lengua  en su ojete. Sus contracciones al cerrase me la quitaban. Los gemidos de la Jaca me decían que estaba deseando llegar al orgasmo. Al volver a meterle el capullo, me cogió las nalgas y empujando con su culo metió mi polla hasta el fondo. Ahora era la Jaca la que me folllaba con su culo... Me folló más, más y más rápido. Senti como mi mano se llenaba de jugo. La Jaca se corrió. Sus gemidos eran callados. No sabía quien podría andar por el bosque, y yo, yo le llené el culo de leche.

Al acabar, subiendo las bragas, me dijo:

-Tú y tus juegos. No me coges en otra. ¡Qué tenemos más de sesenta años, Quique! Y soy...

-Mi esposa. ¿Disfrutaste?

-¡¡Cómo nunca!!

-¡Pues que se joda el mundo y su moralidad!

Se agradecen los comentarios buenos y malos.