La isla de los Incestos (Día 6)
El concurso está al rojo vivo...y los concursantes más aún....¿Quienes serán hoy los afortunados?
Dia 6:
La prueba del día es el descenso de barranco con cuerdas. Tendrán que ir bajando una colina con una buena pendiente ayudados por el material que les pone a disposición la organización, que cuenta con cuerdas y botas con clavos.
Cuando se terminan de equipar dan la salida y todos se ponen a descender en paralelo, con los miembros de la pareja uno al lado del otro.
Rodrigo, que es muy competitivo está dolido porque no ganó la prueba de ayer y apremia a su madre, Lucía a ir más rápido que sus rivales. Sus fuertes músculos le ayudan a agarrarse de cualquier lugar y bajar como si fuera un marine, pero al ser tan pesado y poco ágil, no consigue avanzar tan rápido como Lucía. Ella es pequeñita, pero tiene un cuerpo muy atlético y fibroso. Sus muchas horas en el gimnasio le han moldeado el cuerpo con músculo pero con flexibilidad.
Hijo, no llego a esa piedra, me podrías ayudar.
Sí, cógete a mí y te ayudo a pasar.
Lucía se agarra como puede a los brazos de su Sansón particular y éste le empuja para pasar a la piedra siguiente. No puede evitar disfrutar de sus voluminosos bíceps y deltoides, y haciéndo como que se cae, agarra por delante sus pétreos pectorales y su tableta de abdominales. A Lucía se le cae la baba, ya que ninguno de sus muchos amantes del gimnasio tiene un cuerpo así de desarrollado.
Por su parte, Rodrigo siente las duras tetas de silicona de su madre clavándose en su espalda y restragándose por toda ella. Lo que más le pone a mil es sentir el aliento de su madre al lado de la oreja y los quejiditos de esfuerzo que hace. Parece como si le estuvieran dando pellizcos en los pezones por lo cachonda que parece. Y es que lo está en realidad al disfrutar de tanto roce con ese cuerpo de acero suyo.
Así van avanzando los primeros, con la ayuda constante de Rodrigo a Lucía. En ocasiones le tiene que empujar cogiéndola por la cadera o hasta carga en los brazos. Ella se deja coger por sus fuertes brazos y aprovecha cualquier ocasión para rozar su paquete, que está tan duro como sus brazos.
Venga mamá, que vamos los primeros. Esta vez vamos a ganar...
Claro, hijo. Ahhh.....Lucía se tuerce el tobillo y cae hacia un lado.
¿Qué te ha pasado, mamá?
Me he doblado el tobillo y me duele. Ah. Creo que no puedo seguir...
- Ummm....¿y si te llevo en la espalda? Aún podemos ganar la prueba.
¿Crees que podrás conmigo? Qué tonta soy, claro que podrás conmigo.De acuerdo, hijo. Me pongo en tus manos.
Rápido, súbete a mi espalda y sigamos bajando.
Lucía lo abraza por detrás y pone ambas piernas alrededor de su cintura. Se agarra fuerte de sus pectorales como rocas y clava sus pechos en la espalda de Rodrigo, que siente su abrazo con estremecimiento. Su polla está durísima y suda agitadamente.
- ¿Peso mucho?- Dice encantada del giro que ha tomado el asunto. A Lucía ya no le importa el concurso, sino disfrutar del hercúleo cuerpo de su nene durante lo que queda de trayecto.
Sin embargo, al ir bajando las cuerdas se van entrecruzando y dificultan su bajada. Además, tropieza en un saliente, con lo que ambos resbalan unos metros hacia abajo. Lucía se desprende de su espalda al salir despedida, pero Rodrigo se agacha con reflejos y consigue agarrarla con las manos de ambos hombros para que no se precipite por el barranco abajo. Ël está sujeto por la cuerda, que ha detenido su caída.
Lucía está asustada, pero sabe que él la mantiene con sus brazos. Mira hacia arriba y ve los ojos preocupados de él, pero que le transmiten confianza. Se recuesta en su cuerpo, aliviada. Nota en su mejilla la erección que esconde su pantalón. Es como una barra de hierro que lleva todo el camino molestándole dentro de su bóxer.
Lucía se muerde el labio sin apartar la vista del paquetón de su hijo. De repente es como si se hubiese quedado con la boca seca de la impresión y comienza a humedecérse los labios y las encías con la lengua...Y es que lleva muchos días sin su pasión favorita, que es comer pollas.
Rodrigo está exhausto y triste porque ve que no van a ganar la prueba...las demás parejas les van pasando ràpidamente. Sin embargo, algo le alegra el momento. Desde la posición en la que está su madre se aprecian sus dos tetazas duras gracias al escote panorámico que lleva su madre. Su pollón de acero no puede estar más excitado ya su madre está peligrosamente cerca.
En la postura en la que están, con cada movimiento de la cuerda, su cuerpo y el de su madre chocan entre sí una y otra vez. Con cada movimiento, Lucía recibe puntazos de la estaca de Rodrigo en la cara, le golpea en los ojos, en las mejillas y hasta la abre para que le entre un poquito de su verga en la boca...
Rodrigo hace como que intenta desenredar las cuerdas pero en realidad lo que hace es impulsarse una y otra vez como si buscase noquear a su madre a golpes de porra.
Mientras tanto, Lucía también se hace la despistada y mira hacia las cuerdas como intentando ayudar a su nene. Pero con sigilo, mete una mano por el camal del pantaloncito de Rodrigo y saca la estaca de su prisión por uno de ellos. Por debajo asoma la cabezota, que ahora golpea directamente sobre las mejillas, los ojos, la frente o hasta las orejas de Lucía, ya que él se mueve cada vez más disfrutando el momento. La excitación que tiene Rodrigo es tal que el líquido preseminal comienza a fluir por la punta y embadurna todo el rostro de Lucía poco a poco con ese olor a polla caliente tan característico de un macho en celo.
Lucía se lleva la mano a la parte baja del bañador y descurbre su coño para comenzar a acariciárselo mientras disimula con los ojos cerrados cuánto está disfrutando con los pollazos de su hijo en su cutis restregado de sus líquidos.
En un momento dado, sin poder reprimir su impulso comepollas, abre la boca al máximo y se traga el cabezón del miembro de su hijo...cierra sus labios aprisionándolo y quedan ambos alclados por la felación. Ahora, los saltitos del cuerpo de Rodrigo se transforman en arreones del tronco de su pene dentro de la boca de Lucía...a la que folla una y otra vez la cavidad bucal y la faringe. La verdad es que Lucía tiene una garganta profundísima y se va tragando centímetro a centímetro toda la longitud del grueso y miembro.
Rodrigo, cuando mira la cabeza de su madre empalada en su polla no puede evitar empezar a correrse a borbotones en lo más profundo de su garganta como un surtidor de cerveza. Tenía tanta lefa acumulada en sus cojones que a Lucía le empieza a brotar semen por las comisuras de los labios y hasta por la nariz, porque no puede tragar tanto semen. La verdad es que el chiquillo estaba necesitado, pero no menos que su guarra madre, que con verios dedos en el clítoris se lo machaca para alcanzar un orgasmo brutal...
Llegan los últimos pero sin ninguna mueca de tristeza por ello. Ambos están como disimunlando que no ha pasado nada y volcando en el esguince toda la preocupación.
Rodrigo ha disfrutado mucho de la mamada. Está alucinado de lo buena mamadora que es su madre y por ello quiere más. Está convencido que su madre no podrá decirle que no nunca a comerse una polla y quiere comprobarlo. Se le ocurre una idea.
Ha sido un dia dura con muchas magulladuras, traumatismos y más de un esguince de tobillos. Cuando anochece ya no queda casi nadie levantado preparándose para descansar, Cuando su madre se va hacia el baño que comparten las mujeres para labarse los dientes antes de dormir Rodrigo va detrás de ella. La caseta es una cabaña de cañas. Con cuidado hace un hueco entre las cañas y mete su erección palpitante esperando que su madre al otro lado se lance sobre ella.
Al otro lado está Macarena arreglándose para su hijo. Se ha dicho que esta noche no se le escapa y se está perfumando y arreglando el pelo para conquistarlo.
De repente ve cómo se separan las cañas de una pared y aparece un gordo aparato marculino que le apunta diréctamente. En un principio no sabe qué hacer, y puesto que Lucía está encerrada en el baño, se queda mirando boquiabierta al pollón que se le presenta. Se acerca y lo coge. Tiene un buen calibre y está muy roja la punta. Mirando hacia todos lados le comienza a dar lametazos en su punta caliente, a lo que responde hichándose aún más y soltando líquidos...
Pero se dice que lo quiere saborear bien y lo mete todo en la boca, bueno lo que le entra...Bufff...ella no se ha comido nunca un rabo así y no sabe cómo hacerlo.
- Aparta, bonita, y deja hacer a profesionales....
Se gira y ve a Lucía que la mira desafiante....Ha salido del baño y se ha encontrado con la escena de ver a Macarena arrodillada lamiendo la polla de su hijo. Porque ella la distinguiría entre un millón. Es una polla tan venosa, jugosa, con ese gran cabezón rojo apuntando hacia arriba.
Lucía se relame y se lanza para caer de rodillas como una debota sobre el tótem que tiene delante...
Se quita el sujetador y saca los pechos.
En primer lugar quiere lubricarla bien, por lo que escupe y saliva bien todo el mástil, dándole profundas mamadas para cubrir toda su superficie de babas. Cuando lo tiene preparado le hace otra especialidad de la casa. Envuelve la verga entre sus duros pechos y comienza a frotarla moviéndose abajo y arriba como dando saltitos. Cuando baja la fricción hace salir el cabezón brillante ante los ojos de ambas madres que lo miran como si de un diamante se tratase.
Apunta sus pezones también y los utiliza para estimular el frenillo logrando descargas elécticas en los cuerpos de ambos como si hubiese producido un cortocircuito y un alto voltaje pasase de las tetas a la polla.
Macarena la mira como hipnotizada...Está muy cachonda porque que Lucía parece desesperada por comerse ese rabo que ella había encontrado saliendo de la pared. Comienza a meterse hasta tres dedos en el coño viéndolos. Parece que Lucía no hubiese visto una polla en años...la está friccionando para dejarla muy brillante.
-Sí, cariño, echa tu leche sobre tu mamá...
Macarena se queda pasmada ante la confesión de que la felación se la está haciendo la madre a su amado hijo...Esto la pone aún más caliente y desata una serie de orgasmos múltiples en su cuerpo y en su mente. Su cerebro de madre incestuosa está lleno de morbo y perversión.
Ante las muecas y gemidos de placer de Rodrigo, Macarena se lanza también a recibir los lechazos de aquella manguera que lesl cubre la cara, los brazos y los pechos a las dos mamás.
Totalmente bañadas en semen se ponen a limpirse una a la otra los abundantes restos de lefa con glotonería. Casi desnudas como están, se chupan bien el cuello, los hombros, los pechos y terminan dándose un buen morreo con el gusto a leche fresca y ese olor que impregna el ambiente...
Rodrigo, mientras tanto, estaba disfrutando de los cudiados que le daban las dos maduritas en su pene y se ha corrido sonoramente con granndes bufidos. Cuando se recupera del orgasmo, saca su miembro del agujero y mira a través de él. Lo que ve le hace volver a excitarse de nuevo...
Tiene a la vista el lindo culo de su madre en pompa mientras ésta le lame a Macarena sus grandes pechos con goterones de su semen, por lo que ambas gimen y muestran una cara de viciosas como nunca las había visto.
Las chicas están poseidas por la lujuria y buscan también sus respectivos sexos, quitándose las braguitas y lanzándose a mamarse los coños, mojadísimos como están...
La noche no acalla los gritos de pasión que salen de algunas cabañas...