La Isla (1)

El naufragio de un barco lleva a nuestro protagonista y a las pasajeras del mismo a una isla en la cual se convertiran en los juguetes sexuales de las perversas habitantes del lugar.

La Isla

Como cada mañana, a primera hora, el Capitán se encontraba repasando los datos de las últimas horas de navegación. Todo parecía ir bien ya que la embarcación cumplía los plazos previstos, sin embargo, aquel día, cuando llegué a su despacho su rostro mostraba inhabituales signos de preocupación. Algo le inquietaba.

Carlos, ¿has visto el último parte meteorológico? Me preguntó . No pinta nada bien . Agregó.

Agarré el folio que me tendió y comprobé rápidamente los motivos de su angustia.

Capitán, deberíamos variar el rumbo, seria muy arriesgado tratar de atravesar la tormenta que se avecina con esta embarcación. Le dije

Si cambio de ruta las modelos no llegaran a tiempo al desfile programado, y si eso sucede no cobraremos. Acelere las maquinas, trataremos de adelantarnos a la tormenta. Me replico.

Cumpliendo con los peores presagios un cielo azul y despejado fue dejando su lugar a un océano de nubes amenazantes, rapidamente las primeras lluvias empezaron a empapar la cubierta y el viento adquirió un protagonismo que hasta hora no tenia. A pesar de los esfuerzos de la tripulación el yate ya no era más que un barco de papel a merced de los elementos. El trágico desenlace era cuestión de tiempo

Arena, un mar de arena es lo primero que vi cuando al fin me desperté. Estaba aturdido, magullado, mi elegante traje había sufrido los estragos del temporal, pero por fortuna estaba vivo. Tras despojarme de mi ya inútil camisa me levante con esfuerzo para otear el horizonte. A mi espalda podía ver aun los restos del temporal que había hecho añico mi embarcación, al frente una estrecha playa y mas al fondo lo que parecía una pequeña colina que estaba rodeaba por un abundante bosque tropical. Mi privilegiada vista no tardó en encontrarle algo más : había alguien, alguien más. Sin pensarlo inicie una carrera hacia esa silueta. A medida que me acercaba la figura ganaba nitidez, y pude reconocer a alguien detrás de esa melena pelirroja. Era Marta. Una de las modelo mas atractivas. Aunque mis gritos lograron llamaron la atención de la chica, sin embargo, ella permanecía ahí, parcialmente inmóvil, sin girarse del todo. Al llegar a su altura entendí porque : las olas le habían arrebatado gran parte de su ropa dejando a la vista sus generosas tetas. Por mas que lo intentaba, sus brazos no eran suficientes para ocultar de mi vista tanta curva. Me acerque a ella y sin pensarlo la abrace.

¿Estas bien? Le pregunte

Bueno, tengo algunas magulladuras pero estoy bien. Me respondio

Tenemos que buscar ayuda es posible que haya mas supervivientes… Agregue.

Sin perder tiempo optamos por buscar un camino que atravesara la colina. A medida que avanzabamos me pude dar cuenta como mi acompañante iba venciendo su pudor inicial, hasta abandonar totalmente la idea de cubrir sus pechos. Aunque yo caminaba ligeramente por delante de ella no perdia la ocasión de girar la cabeza para buscarla con la mirada, aunque trataba de disimularlo, cada ves me obsesionaba más mirar como sus tetas botaban al ritmo de sus pasos.

Tras varias horas de caminata encontramos un claro en la subida, un pequeño riachuelo fluía por la zona dando verdor a la misma. Al verlo ambos nos precipitamos hacia el buscando saciar la intensa sed que habían generado horas de camino. Ver a Marta inclinada sobre el agua no hizo mas que aumentar mi excitación

Tanto te gustan? Me preguntó

Perdona? Le repliqué

No haces más que mirármelas… Me dijo.

La conversación ofrecía pocas dudas pero un gesto de Marta juntándose las tetas despejo las pocas que podía haber. Me acerque a ella y sin pensarlo empecé a lamer uno de sus rosados pezones. Al beber los había mojado ligeramente y eso ayudo en mi tarea. No tarde en sentir su mano sujetando mi cabeza incitándome a seguir en mi acción. Pero ella quería más, así que se abalanzó sobre mí hasta tumbarse sobre mi cuerpo. Empezó a besarme de forma apasionada y yo no dude en responder. Nuestros cuerpos semidesnudos se rozaban mientras nos revolcábamos sobre la hierba humeda. Con Marta bajo mí empecé a descender por su cuerpo con un claro propósito: desnudar la única parte de su anatomía que me quedaba por descubrir. Fue fácil, ya que conté con su ayuda para lograr despojarla totalmente de su ropa. En esos momento, separe sus muslos y me perdí entre ellos. No tarde en observar un coño totalmente depilado que mi lengua penetro agilmente. Lo estaba haciendo bien, sus primeros gemidos empezaban a unirse al sonido del agua, el único presente en el lugar. Estos se fueron acrecentando a medida que mi lengua desaparecía en su interior y que mis dedos unían su clítoris a la fiesta. Sus jadeos eran cada vez mas intenso y no tardó en pronunciar aquella frase que todo hombre desea oir :

Joder… ¡¡¡Follame!!! ¡¡¡Follame!!!

Aunque me moría por hacerlo decidí elevar aun más su nivel de excitación para que tuviera que insistir en su petición. No tardo en hacerlo. Al fin me incorpore y tras quitarme el pantalón, levante ligeramente una de sus piernas para poner penetrarla a mi gusto. Marta recibió mi empalmada polla con nuevos gemidos que no tenían nada que ver con los que había escuchado hasta el momento. Estaba cachonda y disfrutaba como una perra mis continuas embestidas. Sus manos sobre mis nalgas me incitaban a bombear con más ritmo aun, mientras yo redescubría sus pezones. Pero ella, insaciable, necesitaba más, así que no tardamos en variar de postura. Se puso encima mio y sin pensárselo dos veces se clavo mi polla mientras me miraba con una sonrisa picarona que casi logró excitarme más que sus tetas botando a escasos centímetros de mi boca. Había perdido el control de la situación, no había duda. Ahora, mandaba ella.

¿Te gusta como te follo eh? ¡Cabron!

Hubiera contestado pero el ritmo frenético que marcaban sus caderas sobre mi me lo hacían imposible. Tras varios minutos al fin me dio un respiro sacando mi polla de su coño conciente de que no me aguantaría mucho más a ese paso. En esos momentos se acerco a mis labios para besarlos de nuevo mientras una de sus manos se encargaba de mantener mi pene a tono.

Quiero que me rompas el culo… ¡Vamos!

Sin esperar respuesta pude ver como se colocaba a cuatros patas ofreciéndome su trasero en pompa. En realidad era el primer culo que me disponía a follar, pero lejos de tener dudas solo quería taladrarlo sin piedad. A eso me disponía cuando, de repente, observe que no estábamos solos… Ahí, frente a nosotros había un grupo de personas. Mi falta de acción llevo a Marta a levantar la cabeza observando la misma escena que yo.

¡¡Levantaros!! Nos gritó una voz femenina que lucia vestimenta militar.

El tono de voz no me gustó. Me incorpore y miré a mí alrededor. Junto a las chicas que habían interrumpido nuestro polvo había detrás de nosotros varias de las modelos del barco. Estaban atadas de pies y manos. Unidas entre ellas con una cuerda. Una de ellas había sido amordazada con un trozo de tela. La conocía. En el barco sus continuas quejas le habían valido el apodo de "la pesada". En ese momento, es cuando me di cuenta que seguía desnudo, y trate de recuperar mis pantalones. Pero fue en vano, ya que una de las chicas se me acercó y me lo impidió de forma violenta.

  • ¡Estas muy bien así! Si necesitas ropa ya te la daremos nosotras me gritó mientras sus compañeras sonreían. No tardaron en incorporar a Marta a la comitiva, lo hizo totalmente desnuda y atada del mismo modo que las demás.

Tras ello se centraron en mí. Una de ellas se arrodillo y sin mediar palabra empezó a chupar mi polla que aun mantenía parte de la erección. Ese momento fue aprovechado para atar mis manos. A diferencia de mis compañeras de viaje, en mi caso, no usaron cuerdas y si unas esposas, además, optaron por atarme con las manos a la espalda. Aunque no era ni de lejos la mejor mamada que me habían hecho, mi excitación hizo que me volviera empalmar con rapidez.

- ¡Suficiente! ¡Andando!

La que parecía tener la voz cantante, una chica morena y mas alta que yo me agarró de la polla y me guió hasta la hilera de chicas atadas. Me pusieron en último lugar, cerrando el grupo pero en vez de unirme a el de la misma forma que las demás, en mi caso, optaron por colocar la cuerda alrededor de la base de mi polla sujetándola firmemente a mis huevos.

Esperad!Vamos a mantener dura esa polla hasta llegar al campamento Para ello la chica se acerco a la modelo que me precedía. Esta lucia una larga falda negra que se encargo de recortar hasta permitirme ver un diminuto tanga blanco de tiras rojas que dibujaban a la perfección el culo de la modelo.

- Andando, nos esperan en el campamento. Nos lo vamos a pasar muy bien con tanta zorrita nueva… Especialmente contigo, esclavo .

Continuara