La Isabel otra vez

Este encuentro con la turca Isabel fue en Mar del Plata..... excepcional... leelo...

.- LA ISABEL OTRA VEZ

Les recuerdo quien soy. Me llamo Rubén, soy de Argentina, tengo 43 años y estoy separado hace 3. Vivo sólo y trabajo en Buenos Aires y les quiero contar una preciosa experiencia de este verano con mi bella amiga Isabel (la turquita).

Fue en Mar del Plata, donde estuvo de veraneo con sus hijos y sus padres (ella esta separada hace casi 2 años). Está noviando con un separado, pero lo nuestro no se compara. Sabiendo eso, ordené mis trabajos antes de fin de año para estar algunos días también en esa playa.

Así fue que a comienzos del año, Isabel estaba en un departamento alquilado en el centro de la ciudad y yo estaba la segunda semana de enero, en un hotel cerca de la playa y de un campo de golf. Yo había llevado mi coche, así que podíamos vernos y salir de los lugares habituales de la ciudad para cuidar, fundamentalmente, su intimidad.

El segundo día que llegué a Mar del Plata, pude tomar contacto con ella y quedamos en vernos al atardecer en un boliche cerca del faro. Llegué antes que ella. El lugar era íntimo y con poca luz. Pedí una copa y esperé. Pero cuando entró Isabel, pareció que se iluminaba el lugar. Estaba espectacular. Ella llevaba 10 días de playa y ya estaba muy bronceada y vestía un pantalón blanco muy ajustado con una remera que le mercaba las tetas espectaculares que tenía. Nos besamos con un lengüetazo muy largo y pasional.

Sentía que tenía entre mis brazos a una diosa. Tomamos algo juntos y a la hora convenimos en ir a coger a un hotel en las afueras de la ciudad. Les puedo asegurar que cuando íbamos a mi coche, verla de cuerpo entero y desde atrás, ya me produjo una calentura terrible. Cuando entramos al auto, ella ya se había dado cuenta de eso y me acarició la pija que se marcaba sobre mi pantalón de hilo que estaba hacho una carpa. Se rió de lo rápido que me calentaba pero ella sabía cuanto podía conmigo. No veía la hora de llegar a hotel para sacarme esa calentura muy rápido.

Pedí una suite especial y entramos besándonos como dos adolescentes. Mis manos recorrían su culo y sus tetas, desesperadas para no perderme nada. Parecíamos dos pendejos que se besan y franelean solo cuando no los ven.

Entramos en la suite y seguíamos besándonos muy apretados, apoyando mi pija muy hinchada sobre la entrepierna de su pantalón que parecía que quería gastar por la franela que le producía con mis movimientos de sube y baja... ella me tenía abrazado del cuello y me apretaba tanto que pensé que mi lengua se metería junto conmigo dentro de ella.

Fueron unos minutos excepcionales ya que creo que Isabel acabó. Decidí entonces avanzar para ir mas al grano. Me separé de la turca, le saque la remera y quedaron a la vista un par de tetazas espectaculares que pedían a los gritos unos buenos chupones. No las hice rogar y empecé a besarlos y a chuparlos con mucha fuerza. Ella intentaba en tanto, desbrocharme el pantalón para tener entre sus manos mi pija, que también pedía a los gritos salir de donde estaban para recibir mimos. Parecíamos dos pendejos que no cogían hace años... nos besábamos y abrazábamos como si fuera la última vez de nuestras vidas. Isabel consiguió sacar mi pija de su encierro y me pidió chuparla un ratito. Eso lo hace de maravillas y le dije que seguramente acabaría rápido por la calentura que llevaba.

Se agachó y empezó a rodear con su lengua la punta de mi pija (que esta circundada porqueue también soy judío) y eso me hacía poner la piel de gallinas. Que bien que lo hace la turca.. Siguió un rato con rodeos hasta que se la metió en la boca y empezó a succionar como si fuera una sopapa.. Que sensación maravillosa. Con las manos me masajeaba los huevos y yo sólo atinaba a tomarla de la cabeza para que se la trague toda. Estuvo menos de 2 minutos chupándomela hasta que le acabé un chorro espectacular en su boca. Isabel se lo tragó todo (aunque en un momento parecía que se tragantaría con tanta leche) y después me limpió muy cuidadosamente la pija para que no quedara rastros de mi semen y tos fuera a su boca. La levanté y nos dimos un chupón espectacular, entregándome en mi paladar una parte de mi semen que aun quedaba en su lengua. Ese beso fue muy largo y la Isabel estaba que hervía.

Le saqué el pantalón y tenía una tanguita blanca preciosa que mostraba por las transparencias, que se había dejado crecer un poco los pendejos de su concha como a mí me gusta y la colaless le quedaba espectacular. Pero no necesitaba de esa tanga, así que se la saque de un tirón y la acosté en la cama boca arriba. Empecé a besarla en la boca, seguí por las orejas, el cuello, las tetas (estuve un buen rato mamándoselas), bajé al ombligo y llegué al paraíso. Tenía frente a mi una concha preciosa y caliente. Parecía pedir a gritos que la besara, la chupara y le metiera la lengua bien adentro. Y no la hice rogar ni esperar.

Empecé a besarle los labios vaginales y meterle la lengua. Ya había jugos de acabadas que había tenido Isabel, así que fue empezar a probar de ese elixir rápidamente. Los besos y mis lengüetazas agradaban a la turca, que empezaba a contonearse como pidiendo a los gritos que siguiera cada vez mas, hasta hacerla acabar con mi lengua bien adentro. Estuve varios minutos chuponeando esa magnifica concha y con mi lengua recorrí todo su interior mientras que con mi mano derecha, le metía un dedo que había mojado con saliva, en su perfecto culo. Estaba como poseída. Gritaba, se movía y acababa con unos movimientos que me calentaban a mí también. Ella empujaba mi cabeza como queriendo que me metiera todo en su preciosa conchita. Quería mas y mas...

Creo que esto hizo que la turca haya acabado un par de veces. Sus jugos son riquísimos y me los tomé de la mejor manera que pude. Creo que estábamos los dos muy calientes y deseosos de coger.

La turca me pidió que se la metiera porqueue tenía la concha muy húmeda y deseosa de coger. Yo ya estaba desesperado para cogérmela. Me volví a acostar sobre ella y levantándole las piernas sobre mis hombros le metía sin dificultades mi pija que entró como si estuviera la concha enjabonada o lubricada, por los largos orgasmos que ya había tenido. Con la turca no uso forro porqueue ella se cuida con pastillas. Entonces, como se imaginan, meterle la pija sin preservativo y sentir los latidos de su concha hacía que me sintiera maravillado del momento. Así empezó un mete y saca cada vez más salvaje.

Los movimientos de la turca de sube y baja, parecían querer que le metiera la pija con violencia y que mis huevos se estrellaran contra sus muslos. Y así lo hacíamos. Nos movíamos frenéticamente. Yo sentía que esa magnífica concha me succionaba la pija como queriendo absorberla y entre los gritos y gemidos de placer de los dos, llegamos a una acabada juntos que fue realmente espectacular. Caí exhausto sobre Isabel y ella me abrazaba como queriendo seguir unidos formando una sola persona.

Reconozco que la Isabel es insaciable y no pasaron mas de 2 minutos que ya pedía más.. Y no les cuento lo rápido que consigue hacerme calentar y parar la pija. Es una diosa.

Le saque la pija que se había achicado bastante de su pequeña selva de pendejos que rodeaba su conchita caliente. Pero no pasaron mas de 2 minutos y Isabel había conseguido parármela de nuevo y entonces me pidió que la cogiera por el culo. Escuchar eso hizo que me pusiera a mil. Yo les había contado que el culo de la turca es uno de los mejores culos de Buenos Aires. Cuando camina por la calle, la gente gira la vista sólo para admirar ese culo y más de uno se hizo los ratones pensando en cogerse lo que ahora me pertenecía. Además como es profesora de danzas árabes, sabe explotarlo muy bien.

Isabel se acomodó en la cama en cuatro patas y agachó su cabeza contra la almohada. Quedó frente a mi un culazo espectacular que necesitaba al principio algo de mimos. Lo besé y le pasé la lengua (que en realidad iba desde la concha hasta el culo) y eso la excitaba mucho. Le habré lamido no menos de tres minutos y ella estaba como salvaje, pidiendo a los gritos que la cogiera. Escuchar eso me calentaba aun más. El mejor culo de Buenos Aires me pedía a gritos que lo cogiera. Reconozco vuestra envidia. Pero no la hice rogar más. Me arrodille en la cama y puse la punta de mi pija sobre su culito. No quería metérsela de golpe, pero la turca de un movimiento, se tiró hacia atrás, haciendo que mi pija se metiera de una en su culo. No quería perder mas tiempo. La quería toda adentro y así lo consiguió.

Mis movimientos de mete y saca fueron mas que violentos. Cerraba los ojos y recordaba que me estaba cogiendo a la Isabel por el culo. Solo los dioses saben lo que es el placer. Y en ese momento también yo lo sabía. La tomaba con una mano de las tetas que colgaban como dos monumentos y con la otra la pajeaba metiéndole un par de dedos en la concha peluda que hacía que ella gozara aun más. Fueron diez minutos de gloria. Difícilmente haya pasado mejores momentos que ese. Creí tocar el cielo con las manos. Nuestros gritos y gemidos parecían interminables y el culo de la turca iba y venía junto con mis movimientos, produciendo unas embestidas espectaculares de mi pija y mis huevos contra su cuerpo. La leche de mi acabada entró en ese culo como un chorro como para apagar un incendio que era lo que sentíamos los dos.

Caí nocaut sobre la turca, mientras mis dedos se llenaban de juguitos que derramaban su conchita húmeda y multiorgásmica. Habíamos tenido muy buena cogida los dos y eso me gratificaba mucho, porqueue siempre tuve el temor de no satisfacer lo suficiente a la turca pero creo que ese monumento de mujer se sintió bien cogida...

Los encuentros con la turca en Mar del Plata siguieron, pero será motivo de otros relatos.