La irresistible atracción de ese enorme culo negro
Estaba enganchado con una rubia imperdible, pero que tenía una amiga con un culo negro inmenso que no podía desperdiciar. Aquí te cuento lo que tuve que hacer para seguir mis instintos.
Era una cálida noche de verano, de esas en que el cielo está lleno de estrellas y suena la chicharra invitando a las fantasías y la lujuria.
Había ido a un baile de sábado con unos amigos y amigas, todos los cuales íbamos a cazar el sexo opuesto, pero no cazábamos entre nosotros.
Entre trompetas, platillos y tambores, sonaban las cumbias invitando a bailar, apretaditos, agarraditos, haciéndole sentir el sexo a nuestra pareja de baile.
Esa noche empezó bien. Apenas me asomé por la pista, en un costado noté la mirada penetrante de una rubia bien parecida. Era bonita de cara, ojos claros, buenas tetas, curvada como botella de cocacola y culo a medida. Le hice seña y salió a bailar. Rodee su cintura con mi brazo derecho, tomé su mano izquierda con la mía y a apretujar se ha dicho al compás de la cumbia caracolera.
Como era mi costumbre, hice carita, luego le lamí la oreja y como no se quejó le empecé a chupar la caravana, luego toda la oreja, hasta plantarle un beso. Sentí como se ponía colorada de calentura y ......... Se acabó la tanda musical, así que tuvimos que parar y retirarnos de la pista, pero como estábamos muy interesados el uno en el otro, nos fuimos a un lugar oscuro a platicar.
Ella me dijo que se llamaba Perla, que era su despedida de soltera, que al otro día se iba a casar y como después solo iba a tener relaciones con su marido, esta era su última noche libre.
Yo ni lerdo ni perezoso le dije que la iba a atender como a una reina, que conmigo iba a tener una noche inolvidable, etc. etc.. ¡Qué cornudo el futuro marido!.
Pese a que la conversación era animada noté que ella miraba hacia un costado, lo que me hizo dudar si no estaba mirando a algún otro, pero ella se dio cuenta, que estaba encantada de pasar la noche conmigo, pero que había venido con una compañera que había conseguido pareja no quería dejarla sola. Así que le dije que la llamara, que yo le iba a presentar alguno de mis amigos.
Para ese entonces las cosas comenzaron a complicarse, porque la amiga era una negra retinta y gorda, que se llamaba Mimi y el único de mis amigos capaz de matar cualquier bicho había venido con la hermana.
Las dejé conversando un momento y salí presuroso a llamar al Beto, pero no quería saber de nada con la mina porque ya estaba enganchado con otra. Por suerte, en ese momento paso Fredy (el amigo del que les hablaba y me dijo que el se encargaría de Mimi).
Hechas las presentaciones, seguimos bailando yo con mi rubia, Freddy con la otra, cada uno amasando su compañera, haciéndolas calentar, más y más, preparando el golpe para la salida del baile, que ya deseaba que fuera cuanto antes.
Terminó la última orquesta y fuimos hacia los ómnibus, que partían hacia el centro. Repentinamente el Freddy dijo "mierda, me olvidé de mi hermana, tengo que irme con ella porque mis padres me matan si regresa sola", e inmediatamente salto afuera del ómnibus y yo me tuve que quedar con las dos.
La rubia loca y yo íbamos parados y la amiga se sentó. En ese momento la rubia sugirió que su amiga tratara de conseguir compañía entre la gente del ómnibus. Yo le ofrecí servirlas a las dos, pero ella no quiso porque no quería revolcarse con su amiga pues iba contra su moral y quería tenerme para ella sola.
Ese comentario me hizo sentir muy bien, pero me preguntaba como la otra chica iba a conseguir rápidamente un compañero. Fue en ese momento en que por primera vez me puse a mirarla con atención, porque quería calcular las posibilidades de que lo lograra.
La mierda, me empecé a dar cuenta que la negrita era jamón del medio. Estaba cruzada de piernas y se le veía aparecer debajo de la falta unas piernotas impresionantes. Era gordita pero muy bonita de cara y tenía unas tetas inmensas. Además, por si todo fuera poco, ¡qué culo señores! Era un espectáculo por donde se la mirase. Era una diosa de ébano y yo me la estaba perdiendo por prestarle atención a la rubia. Era evidente que si se ponía a flirtear iba a conseguir rápidamente un compañero.
Y efectivamente eso sucedió, porque un muchacho joven que venía en el ómnibus, comenzó a cambiar miradas con ella y para seguirnos se bajó del mismo con nosotros.
Caminamos despacio y el tipo se puso a la par, entrando en conversación con la chica, sin embargo, Mimi retrocedió y nos dijo "este tipo debe ser puto, me habló del estado del tiempo". Yo le dije a la rubia "debe ser tímido, hablale un poco porque no lo podemos perder mientras yo converso con tu amiga".
Guau estaba empezando el ansiado cambiazo. Me dirigía a la negrita y le dije: "Bueno Mimi, ¿puedo confesarte algo?" "Como no" dijo ella. "Tu amiga es muy bonita y atrayente, pero te estaba mirando en el ómnibus y me muero de ganas por irme contigo".
Evidentemente, me la jugué toda, porque si le parecía mal y se lo contaba a la rubia podía quedarme sin el pan y sin la torta, pero afortunadamente me dijo: "me di cuenta de tus miradas. Fue como si me desnudaras, me mojé toda, pero estas con mi amiga y no la puedo traicionar". Entonces le hice notar que su amiga estaba hablando muy contenta con el otro chico, por lo que le sugerí no desperdiciar la oportunidad y abrirnos. "¿Como dijo ella?" Dejamelo a mi le respondí.
Apresuré el paso y la pedía a la rubia que volviera con su amiga, para poder explicarle al flaco que las dos estaban para coger sin más trámite, que no tenía que meter mucho verso sino ir más al grano porque las minas se iban a enfriar y podría no pasar nada. Cuando el otro agradeció el consejo le dije. "Hay un problema más, descubrimos que la morocha está conmigo y la rubia está loca por vos, tenemos que hacer el cambiazo para que funcione, si estas de acuerdo" "¿Yo con la rubia?, preguntó el otro. "¿Acaso no te gusta?" le respondí. "Si pero creía que vos estabas ahí". "Vamos al cambiazo antes que pierdamos todo, seguime la corriente y llevate contigo a la rubia", le dije. Retrocedí unos pasos y mande nuevamente a la morocha con el flaco y a la rubia le dije "mirá tengo un problema, me doy cuenta que estoy sin dinero, no puedo llevarte a ningún lado, porque solo tengo para un ómnibus, así que para no arruinarte la noche yo voy a acompañar a tu amiga a la casa para que no se vaya sola y vos haces tu despedida de soltera con el flaco que tiene más plata que los ladrones y la vas a pasar bomba, dejame hacer a mi" . Y sin dejarla pensar la hice apurar el paso para alcanzar la otra pareja, se la entregué al flaco y me llevé a Mimi.
La agarré de la mano y la saque de apuro antes de que reaccionaran, ganamos una calle lateral y nos perdimos en la oscuridad. "Tengo miedo dijo Mimi" "¿De mi?" "No, tengo miedo a la oscuridad" No te preocupes, dando vuelta a la derecha hay una avenida bastante iluminada y pasa un ómnibus que nos va a llevar a la playa "La Mulita", que es un lugar seguro y podemos conocernos mejor, a menos que tú quieras otra cosa, le sugerí. Eso sí, dejame darte un beso que no puedo aguantar más.
Ella accedió y como sabía que era fogosa, la abracé, le pasé una de mis piernas entre medio de las de ellas, apreté sus tetas contra mi pecho y le di un beso de fuego. La chupé toda y cuando la tenía sin aliento, le metí la lengua en su boca. Mimí entró a calentarse tanto que parecía un brasero y empezó a apretar ella también. Yo no sabía si ibamos a llegar al ómnibus.
De pronto se separó. "Aquí no, te dije que tengo miedo". Nos tomamos de la mano y metimos pata para alcanzar la calle donde pasaba el ómnibus. Afortunadamente tomamos el último ómnibus de la noche, que iba bastante lleno, por lo que el frote y refregado tuvo que esperar hasta llegar a destino.
La playa tenía una rambla bastante iluminada, pero al bajar por las escaleras, las penumbras ganaban la noche. La luz alcanzaba para ver nuestros cuerpos, pero a unos cinco metros ya no se veía más nada. Atrás de las escaleras había un recoveco donde nadie nos veía y nosotros podíamos solazarnos en la privacidad de la noche.
Nos sentamos en la arena, que estaba suave y tibia y comenzamos a besarnos y abrazarnos. Mimí, impetuosa, enseguida se me echó encima refregándome sus bombachas por encima del pantalón y Don Pepino asomó inmediatamente a ver lo que pasaba muriéndose de hambre. La agarré de los hombros y mientras le di un enorme chupón en la boca, con mis manos empecé a bajarle el cierre del vestido. Luego empecé a empujar por su escote hacia abajo, desnudándola hasta la cintura. Estaba sin corpiño, así que casi me desmayo al ver esas enormes y apetitosas tetas negras. Eran lo más lindo que había visto en mi vida y mi boca empezó a prenderse y chupar. "Si estuvieras embarazada te chupaba toda la leche" le decía, mientras repartía mis chupadas entre su boca y sus riquísimas tetas.
La aguanté así un rato largo, pero de pronto me apartó con sus manos, se corrió hacia abajo, me abrió la bragueta del pantalón, agarró su trofeo y empezó a chuparmelo.
De pronto me dijo "no te frenes cuando tengas ganas de chorrearte, me quiero tragar toda tu leche". Ay mamita, ¡que calentura me hizo venir!. Don Pepino me dolía de tan duro que se puso. Además, la muy puta sabía chupar. Me lo apretaba entre sus labios y su lengua y chupaba con fuerza sin hacerme doler con sus dientes. Era evidente que quería succionar todo lo que había adentro.
Aún en el encanto de la situación, me di cuenta que me estaba perdiendo de algo, así que la empuje con mis manos sacándomela un poco de encima, por lo que bramó "puto de mierda, te dije que no aflojaras cuando estuvieras por acabar". Le puse la mano en la boca para que se callara y le dije "y así será pero quiero hacer un 69 para que sea más lindo".
Como la idea le gustó, nos desnudamos totalmente y se puso encima mío, pero con su concha en mi cara, lo que me permitió buscar su clítoris con mis manos mientras ella seguía a conciencia con su mamada. Cuando encontré su vagina le empecé a meter la lengua. ¡qué concha más caliente tenía, parecía un volcán!. Le empecé a clavar la lengua y cuando empezó a sentirla se calentó más y más y empezó a alternar la chupada con unos gritos bastante altos "AAAAAyyyyyyyyyyy, Aaaaayyyyyyyy, noooooo......" Yo aflojaba y ella se prendía en mi pija y succionaba nuevamente.
Entre AAAyes y nooos, mi lengua se fue llenando de su jugo, que comenzó a salirle abundante de su cotorra, mientras sus chupazos ya no eran tan fuertes, lo que indicaba que había tenido un orgasmo. Para no perder placer comencé a levantar mi cuerpo introduciendo con más fuerza mi pija en su boca, hasta que me vinieron unas ganas insoportables de licuarme y eyaculé obteniendo el más inmenso placer que había tenido hasta ahora.
Se separó un poco de mi cuerpo, se sentó a mi lado relamiéndose y me dijo. "Estuvo bien, pero te mato si no se vuelve a levantar para que me sigas cogiendo".
Me causó gracia la amenaza después que se chupó a rabiar todo lo que tenía, pero yo entonces era joven y Don Pepino si bien no era muy grande (17 cmts. sin pararse), era gordito y querendón
Pasamos un rato abrazados, desnudos, ella recostada encima mío, con lo que yo disfrutaba el peso de ese cuerpo carnoso, lleno de deseos que me había dado tanto placer.
Pero Mimí no era mujer perezosa, así que empezó a pedir más. Y yo le dije "no va a haber problema, pero vas a tener que hacer un poco de meritos". "Que es eso preguntó". "Quiero que te pongas boca abajo y me dejes subirme encima tuyo". "No me parece" dijo "Yo no quiero que me cojan por el culo, tengo miedo del dolor y me dicen que solo excita al hombre". "Bueno, pero por lo menos dejame subirme encima tuyo y chuparte toda" "Dale y empezá a cogerme que tengo unas ganas bárbaras". Mimi no era de esas minas que las arreglas hablándole de las estrellas. Quería una buena verga dura dentro de su cotorra y había que complacerla.
Pero era lo más fácil del mundo, me le subí encima, empecé a besarle la boca y luego sus enormes tetas. Su color negro me excitaba sobremanera y esas piernas carnosas me volvían loco, así que Don Pepino apareció para el segundo tiempo, con fuerzas renovadas y mucho entusiasmo. De apreciar lo que tenía en manos y boca, se me puso durísimo. Así que le pedí que levantara las rodillas, yo pasé las manos por debajo de sus piernas y su pubis quedó a mi merced. En medio del monte de Venus aparecían unos labios carnosos que rodeaban su vagina. Los toque con mi mano y estaban mojados, ella ya estaba pronta para ser penetrada, así que le hice estirar las piernas hacia arriba y hacia su tórax, se las abrí un poco y con gran placer le fui enterrando despacito mi pene dentro de su cotorra. Mientras entraba ella decía "Siiiiiii mas adentro, dale" y pronto se la había clavado toda. En esa posición el centro de gravedad de mi cuerpo estaba todo concentrado dentro de su vagina, de modo que cuando empecé a meterla y sacarla la sensación era estremecedora. La hacía temblar totalmente como si la fuera a romper. Con cada nuevo movimiento ella gritaba "AAAAAA, SIIIIIIII, ASSIII, MAAASSS, HAAAAYYYY, lo cual me excitaba aún más. El problema era que me la cogía con tantas ganas que pronto quería eyacular nuevamente y no la iba a poder satisfacer, así que se la saqué y empezó a protestar ¿Que mierdas te pasa ahora? ¿No querés subirte encima mío? ¿Bueno si la verdad me gustaría mucho? Sirvió para desconcentrarme un poco y que pasara el deseo enorme de eyacular.
Cambiamos posiciones, ella arriba, yo abajo. La tenía tan parada que cuando se sentó encima se le clavó enseguida hasta el fondo. Ahora ella cabalgaba sobre mi Pepino rozando mis huevos con sus nalgas. Era impresionante tener tremenda mujer encima mío, clavada en mi pija. Yo la ayudaba tomándola de la cintura y moviéndola sobre mi pene cuando ella por si misma se levantaba y sentaba para clavársela hondo, hondo, hondo y gozarla gozarla, gozarla. Para excitarla más la abrasé y me la traje sobre mi pecho, la besé y levantando mis caderas se la enterraba en su cotorra, lo que provoco que volviera a ponerse a gritar "Siiii, seguí así, clámamela bie....", pero no la dejaba gritar mucho porque yo trataba de besarla y clavarle la lengua en la boca mientras me la cogía con tantas ganas. Cuando estaba caliente como un brasero, ella se esforzó por soltarse un poco de mis brazos y empezó a cabalgar fuertemente sobre mi pepino gritando y entrando y saliendo hasta que noté que otra vez había alcanzado un orgasmo.
Fue muy bueno porque como yo no había eyaculado tenía resto para disfrutarla más. Así que le pedí que se pusiera en cuatro patas con la cola bien para hacia arriba. "Pero por el culo no" me advirtió. "No te preocupes que es otra cosa". La verdad es que tenía un culo impresionante y me venia de ganas de clavársela en el orto, pero como ella no quería, le agarre su cotorra con una de mis manos, agarre mi pepino con la otra y se lo empecé a ensartar en la vagina nuevamente, pero por detrás. Como ella ya había tenido el orgasmo quedaba para mí el momento de eyacular, así que empecé a clavársela nuevamente, haciéndome la ilusión que se la metía por el año. Con una mano la sujetaba de las caderas para poder clavársela con más fuerza y con la otra le apretaba las tetas, mientras con mi boca le chupaba las orejas. Así en esa posición me la cogí cada vez con más fuerza hasta que volvió a gritar la muy puta y esta vez no me contuve. Me la cogi y me la cogi y se la clavé adentro y afuera, adentro y adentro, hasta que entre sus cantos y mi deseo empezó a salirme de adentro de mi pija un chorro de leche caliente, que le bañó su cotorra y que me produjo una sensación de placer enorme nuevamente, pero seguí bombeándola después de acabar, hasta que me empezó a doler el pene y luego se fue poniendo flácido hasta que no pudo cumplir más su función. Entonces, nos volcamos hacia un lado y dormimos hasta la mañana juntitos y envainados.
Al día siguiente nos despertamos desnudos. Era de día y nos rodeaban unos policías, mientras unas viejas que llegaron temprano a la playa nos gritaban "degenerados, llénenselos presos". Yo primero traté de ayudarla a vestirse a ella para que no se angustiara y les grité a las viejas. "Cállense viejas de mierda que ustedes tienen muchos años nuevos y ninguna noche buena. Luego me ayudaron a vestime y los policías nos condujeron a la estación de policía, donde luego de un reto nos dejaron libres.
Me gustó tanto Mimi que nos fuimos a vivir juntos por un tiempo y si les pareció bien la historia, más adelante les voy a contar como hice para ganarme el ano de Mimi que tanto lo cuidaba.