La inolvidable primera vez

Mi interés por la nautica hace que me inviten a navegar en una yate.

Cuando tenía 12 años comencé a visitar el puerto deportivo de mi ciudad, interesado en la náutica. Al poco tiempo establecí relación con un señor que se ocupaba de la reparación de los diversos yates y demás embarcaciones. Este hombre tenía un hijo de 19 años llamado Julio que pudo satisfacer en gran medida mi interés por la náutica. Con el tiempo este chico se fue mostrando cada vez más comprensivo y cariñoso conmigo, le gustaba acariciarme las piernas y la cola. Esto no me desagradaba (De pequeño tuve una especial atracción por los varones) y a él obviamente no le paso desapercibido. Un caluroso día de verano me dijo:

  • ¿Querés que vayamos a navegar y nadar mañana por la tarde?.

Por supuesto que quería. Al otro día a la hora señalada estaba allí muy ansioso. Zarpamos internándonos rápidamente en el río. Mientras me tocaba la cola, me susurró al oído:

  • Vamos a ir a un lugar tranquilo donde no va mucha gente.

No me pareció mal. Llegamos al lugar previsto. Tiró el ancla a toda prisa, y sacándose toda su ropa, me gritó:

Sacate todo, vamos a nadar desnudos.

Primero dude un momento, pero luego me quite la remera y el pantalón de baño y salté también al agua. Algunos segundos después Julio me tomó desde atrás atrayéndome hacia él. Un tubo duro se apoyó en mi culo. Con algunos movimientos bruscos separó mis nalgas y una cosa suavísima y caliente me recorrió el canal.

¿Te gusta esto nenito?

Me encanta.

Vamos a subir al yate así jugamos mejor ahí arriba.

Una vez a bordo pude verlo totalmente desnudo. Su verga durísima no era muy larga, pero sí gruesa y cabezona.

Vení pasemos al camarote así estamos mucho más cómodos.

En el camarote me empujó sobre la cama acariciándome todo el cuerpo y besándome dulcemente. De un armario sacó un envase de vaselina líquida, colocado para la ocasión allí. Introdujo sus dedos en la vaselina y comenzó a untarla suavemente por mi culito. Metía un dedo, lo sacaba, volvía a introducirlo, lo retiraba nuevamente, agregaba un segundo, lo movía en círculos, me separaba las nalgas. Estuvo un buen rato dilatando mi agujerito de esa forma. Luego untó abundante vaselina en su pija, cargó mis piernas sobre sus hombros y apoyó la gruesa cabeza en mi ano palpitante.

Trataré de ser suave.

Al primer empujón un dolor horrible me recorrió todo el cuerpo. Intenté separarme de su cuerpo, pero él previendo este reacción me sujetó con fuerza y me atrajo otra vez hacia sí. El movimiento, brusco y potente hizo que mi agujerito cediera y una parte de su cabezota se deslizó a mi interior. Me sacudí de dolor y creo que hasta se me escaparon algunas lágrimas.

Me duele muchísimo.

¿Te duele nenito?. Es porque te estoy rompiendo el culito. Aguantá que ya va a pasar y la vas a gozar milímetro a milímetro.

Me besó profundamente, su lengua y su saliva me llenaron la boca. Aprovechó esto para empujar nuevamente y la cabeza me entró en su totalidad. Sentí como que me quemaba el ojete. Se detuvo unos minutos como esperando que me acomodara a tener todo eso adentro, y luego retomo el enculamiento, aunque no en forma tan dolorosa como antes. A medida que entraba me invadía una gran necesidad de defecar.

¡Me cagoooo!

¡Noooo, no te muevas, no te vas a cagar, solo es la sensación, es la pija que te llena!. Aguantala que te estoy partiendo en dos lindo...

Poco apoco esta desagradable sensación fue retirándose al igual que el dolor. Alzó más mis piernas sobre sus hombros, separó mis nalgas y tras una gran embestida sentí sus huevos calientes y peludos apoyarse sobre mi culito.

¡Ya está toda!. Te clavé hasta los huevos pendejo, ahora te voy a dar para que tengas.

La extrajo casi en su totalidad y de un envión la dejó introducirse nuevamente en mi recién desvirgado culito. Ya no sentía dolor, por el contrario, a medida que el mete y saca se hacía mas potente y profundo un placer desconocido llenaba mi cuerpo. Me abandoné totalmente a ese placer. El estómago parecía que lo tenía en la garganta. Julio parecía disfrutar mucho también, me besaba, acariciaba, lamía, me bañaba con su saliva, jadeaba en alguna embestida especialmente profunda.

¡¿Te gusta cómo te doy pija, no putito?. ¿La gozas toda verdad?!.

Me encanta tu pija Julito, dame más, dame más...

¿Querés ser mi putito?.

  • ¿Y cómo seria eso?.

Te lleno con mi lechita y una vez que la tengas adentro sos mi putio para siempre.

Gozaba profundamente y no quería que se detuviese por nada del mundo. Nunca había sentido algo semejante:

¡Siiiiiiiiiiii!. Quiero ser tu putito, no pares, seguí, seguí....

Se afirmó más aún sobre mi cuerpo y apuró la velocidad de sus embestidas resoplando y jadeando fuertemente. Lanzó una última y más profunda embestida mientras me sujetaba con fuerza. Un grito de satisfacción escapó de su boca. En ese instante sentí como si me explotara el culo y una cosa caliente que me llenaba todo por dentro.

¡Te hago mujeeer, te hago mujeeeer, ya sos mi putitoooo, sos mi hembra. ¿Escuchaste nenito?. Te hice mi putitooo, mi mujeeeer...!

Siiiiiiiiii, me encantó, me gusta ser tu putito...

¿Te gusta ser mi putito?. Yo te voy a dar pija siempre que lo necesites. De ahora en adelante cuando estés conmigo vas a ser Susana. ¿Te gusta tu nuevo nombre de nena?.

¡Siiiiiiiiii!. Me gusta mi nombre y me gusta más tu pija...

Vos vas a decirme macho. Y te voy a dar pija siempre Susi, para eso soy tu hombre. ¿Está claro?.

Clarísimo macho. ¿Cuándo me vas a coger de nuevo?. Me gusto mucho tu pija...

El sábado vamos a venir acá todo el día...

Esa ya es otra historia para más adelante. Espero les haya gustado esta. Besos para todos.