La inocente Selena (2)

La visión del tío de una tarde inolvidable con su inocente sobrinita, a la que da a conocer los secretos del sexo.

Autor: Salvador

Dirección: demadariaga@hotmail.com

La inocente Selena ( 2 )

Ricardo estaba obsesionado con su sobrinita. Y ahora que ella miraba la televisión ajena a todo cuanto sucedía a su alrededor, el dejó la lectura del periódico y se dedicó a observar a Selena, que en sus quince años ya mostraba los primero rasgos que distinguen a la mujer de la niña. Su cuerpo delineaba curvas que hasta unos meses atrás no existían. Y sus senos se insinuaban bajo la blusa colegial, en tanto que sus piernas, largas y bien formadas, ahora exhibían unos muslos que invitaban a soñar.

Selena, con su pelo hasta el hombro, al caminar insinuaba bajo su faldita una colita redonda y parada que con el paso del tiempo se iba haciendo más pronunciada. Y su tío no quedó indiferente ante la evolución que mostraba la muchacha, que se fue metiendo en su cabeza al punto de desearla como no lo había hecho antes respecto de otras mujeres. Sólo pensaba en tener ese cuerpo juvenil, poseerlo, hacerla suya. Lo que en un principio fue curiosidad por los cambios de la niña, se convirtió finalmente en una pasión irresistible que sólo podría satisfacer poseyéndola.

De tanto observarla furtivamente, espiando todos sus movimientos, se dio cuenta que la muchacha andaba inquieta y que sus cambios bruscos de humor obedecían a causas muy naturales, que se originaban en su paso de niña de mujer, en que su cuerpo empezaba a sentir los primeros síntomas de un nuevo estado, que desconocía y respecto del cual nadie le había explicado nada. Y no sería su madre la que le ayudaría para explicarle los cambios que la naturaleza estaba haciendo en su cuerpo, ya que era de una moral muy a la antigua que le impedía abordar ese tipo de temas, tal vez por ignorancia pero también por falta de confianza, por timidez o quizás por un poco de todo, que era lo más probable. La cuestión era que la niña crecía a ojos vistas y no había nadie en casa que la guiara para hacer luz en ella ante tanta pregunta sin respuesta.

Ricardo pensaba que tal vez esa situación fuera propicia para intentar acercarse a la muchacha, aprovechándose de su inocencia y confianza. Y decidido a buscar el momento adecuado, empezó a visitar más asiduamente la casa de su hermana, hasta encontrar el momento adecuado, que no tardó en llegar.

Esa tarde estaban solos en casa, y Selena veía televisión en tanto su tío miraba con deseo los muslos de la muchacha que se mostraban generosamente bajo la faldita del colegio.

Cuando la muchacha sorprendió a su tío mirándole las piernas, se turbó pero no se molestó, pues la confianza en su joven tío era mucha para imaginar en él malas intenciones hacia ella. Y él aprovechó la situación para iniciar un diálogo que esperaba poder llevar hacia rumbos acordes con sus secretas intenciones. Y así logró que su sobrinita le abriera su intimidad al abordar el tema de sus cambios fisiológicos. Con tono persuasivo, Ricardo logró ganarse la confianza de la muchachita y le explicó que lo que le sucedía era natural, que no había nada de que asustarse por las nuevas sensaciones que invadían su cuerpo y que tanto la asustaban hasta ahora que su tío le explicara que no había nada de que alarmarse, que lo que pasaba con su cuerpo y las nuevas sensaciones que la invadían eran normales durante esta etapa de cambio y que ella ahora descubriría cosas que hasta ahora desconocía, pero que se acostumbraría y que muy pronto se daría cuenta que no había motivos para asustarse.

Tranquilizada con las palabras de su tío, Selena se sintió más en confianza y las miradas de Ricardo a sus piernas mientras le conversaba dejaron de turbarla pues estaba más interesada en sus palabras que en sus miradas. Y lo que él le decía le infundía una confianza tan grande que no le importaba que él se solazara en sus muslos, así de absorta estaba con las cosas que escuchaba de labios de su tío.

Cuando Ricardo comprendió que había logrado la confianza absoluta de su sobrinita y que toda su atención estaba puesta en sus explicaciones respecto de los cambios que estaba experimentando en su cuerpo, creyó llegado el momento de dar un paso más adelante y fue a sentarse al lado de su sobrinita, sin dejar de hablarle, de manera que a la niña le pareciera normal el que se le acercara, como si se pusiera a su lado para poder conversar más en confianza. Y a la niña le pareció natural que su tío se sentara a su lado y pusiera la mano sobre su rodilla, con toda naturalidad, casi como un gesto de cariño exento de malicia.

Pero ese gesto ocultaba toda la malicia que abrigaba el pecho de su tío.

"No imaginas las cosas hermosas que te van a suceder pronto"

"¿Cosas hermosas?"

"Hermosas, exquisitas, únicas"

"¿Por qué?"

"Es que tu cuerpo tiene otras necesidades, que no tenías hasta ahora"

"¿Necesidades? ¿Qué necesidades?"

"Esa especie de picazón en tus senos o entre tus piernas, ¿sabes por qué son?"

"Porque mi cuerpo está cambiando, ya me lo dijiste"

"Si, pero no es solamente eso"

"No entiendo"

"Es que dentro de ti están habiendo cambios que no se ven a simple vista"

"¿Qué cambios?"

"Estás iniciando tu vida sexual"

"Pero tío, el sexo no es bueno. Es algo malo, me ha dicho mamá"

"Tu mami está equivocada"

"Yo no sé qué es eso del sexo, pero mamá me ha dicho que no es bueno"

"Tu cuerpo se está abriendo al sexo, eso es inevitable"

"Pero mi mami. . . "

"Mira, cariño, nada puedes hacer pues la naturaleza es lo más fuerte que hay. Por más que desees evitarlo, el sexo dominará tu vida de ahora en adelante. Y encontrarás en el sexo las sensaciones más exquisitas que puedas imaginar, sensaciones que no quisieras que terminaran nunca"

"¿A eso te referías cuando decías cosas hermosas que me pasarían?"

"Si. Ya verás que tu tío tiene razón y que conocerás un mundo nuevo que te brindará momentos inolvidables, pero debes tener cuidado"

"¿Cuidado. Por qué?"

"Porque si no tienes cuidado, en lugar de encontrar las satisfacciones más ricas del mundo, podrías sufrir mucho"

"No te entiendo, tío"

"Mira, cariñito, todo depende de la persona que te enseñe lo que es sexo. Si es alguien comprensivo, que te quiera de verdad, encontrarás que el sexo es lo más maravilloso que pudieras experimentar, pero si esa persona no es la adecuada, podrías quedar traumatizada por la experiencia"

"Me asustas tío"

"No debes asustarte si tienes a tu tío para que te ayude"

Había llegado el momento de jugarse a fondo con la muchachita. Apretó levemente su mano sobre la rodilla de ella y lentamente, muy lentamente, empezó a subirla. La muchacha sintió que su cuerpo era invadido por esa desazón que tanto le inquietaba, pero mucho más intensa. Se preguntó si eso era el famoso sexo. Al parecer su tío tenía razón, pues la sensación era agradable, mucho más que cuando ella se tocaba a si misma en la soledad de su pieza. La mano de su tío le transmitía una electricidad que invadía todo su cuerpo.

" Por ejemplo, ¿qué sientes cuando mi mano aprieta tu rodilla?"

"Mmmmm, es bonito"

"¿Bonito solamente? ¿Y ahora que mi mano está más arriba de tu rodilla?"

"Es muy bonito"

"Veamos ahora. Párate"

Se pararon los dos y el tío se puso detrás de ella, acercando su cuerpo al de la muchacha a la que tomó de la cintura. La niña se dejaba hacer esperando las nuevas sensaciones prometidas y su cuerpo estaba invadido por los nervios, ya que el cuerpo de su tío tan cercano al suyo le transmitía algo especial, algo que no podía definir pero que le daba una sensación inquietante de sentir que era invadida por nuevas sensaciones, incomparables con las que había sentido hasta ahora. Era algo mucho más especial. Y presentía que viviría algo especial con su tío.

"Estamos en el metro. Vamos apretados por la gente. ¿Sientes algo?"

"Si, se siente bien"

"¿Solamente bien? ¿Y si me acerco más y mis manos aprietan tu cintura?"

"Mmmmm"

"¿Y si me apreto más aún a ti?"

"Siento cosas"

"¿Qué cosas?"

"No sé, en todo el cuerpo"

"Cariño, eso es parte de tu nueva vida. Sentémonos"

Volvieron al sofá y nuevamente Ricardo puso su mano sobre la rodilla de la niña, reiniciando el recorrido hacia sus muslos, con una lentitud exasperante, pues no quería que Selena se asustara. Y la niña no mostró ninguna inquietud por la mano de su tío en su rodilla, ya que tenía plena confianza en él. Lo que su tío no sabía era que la sobrinita deseaba que esa mano subiera más arriba de su pierna, que tocara sus muslos. Quería saber hasta donde llegarían esas nuevas sensaciones que esa mano podría darle.

"Dime, en qué parte de tu cuerpo sientes cosas?"

"Ya te dije, en todo el cuerpo"

"¿Y esas cosas eran agradables?"

"Mmmmm. . . . si"

"¿Sentiste esas cosas en tus senos?"

"Sssssi"

"¿Cómo lo que sentías antes de hoy?"

"Ahora fue mucho más"

"¿Más rico?"

"……si"

"¿En qué otra parte sentiste cosas?"

"Esteeee"

Era ahora o nunca. Había llegado finalmente al punto que él quería. Habían roto las últimas ataduras y la conversación abarcaría las intimidades de la muchacha, sin que ella pudiera rechazarlo pues habían llegado demasiado lejos.

"¿Entre tus piernas?"

"Tío, por favor"

"Pensé que íbamos a conversar con confianza"

"Si, ahí también"

"¿Pero más rico que antes de ahora?"

"Si"

"¿Sabes por qué?"

"¿Por qué?"

"Porque tu cuerpo está despertando al sexo. Por eso"

"¿En serio?"

"Te lo voy a probar para que veas que tengo razón. Tócate los senos con suavidad"

"Pero tío…."

"Ya, pues. Tenme confianza. Tócate"

La muchacha llevó una de sus manos a sus senos y la dejo quieta ahí, sin atreverse a nada. Su tío puso su mano sobre la de ella y empezó a enseñarle a acariciarse. La muchacha se dejó hacer, en parte por la confianza que tenía en su tío y en parte por la curiosidad que le producía la situación. En todo caso, muy pronto su curiosidad dio paso a una nueva sensación, mucho más agradable que las "cosas" que había sentido antes. Cerró sus ojos y se dejó llevar por las caricias de su propia mano, En un momento determinado su tío sacó la mano de ella y continuó las caricias. Ella sintió que las sensaciones aumentaban y que su cuerpo casi estallaba por el gusto que la invadía.

De pronto, su tío interrumpió el masaje y volvió la mano a la rodilla de su sobrina. Y mientras reanudaba la conversación, la mano volvía a recorrer su pierna. La muchachita se sentía transportada y lo único que deseaba era que su tío no dejara de acariciar su pierna y que subiera hasta sus muslos. Incluso, deseaba que esa mano llegara más arriba aún. No quería decírselo a si misma, no quería reconocerlo, pero deseaba sentir esa mano sobre su paquetito.

"Eso que sentiste es parte de las sensaciones que el sexo te produce"

"Me gustó"

"Y lo que sentiste es solo el principio"

"Me gustó mucho, tío"

"¿Viste que yo tenía razón?

"Si"

"¿Ya no vas a desconfiar más de lo que te diga o pida?"

"No, te lo prometo"

"Entonces ahora dime qué sientes si pongo mi mano entre tus piernas"

Y puso su mano sobre el monto de Venus de su sobrinita, la que dio un salto de sorpresa pero a continuación se aquietó y le dejó hacer. Ahora las sensaciones que le producían las caricias de su tío en su cosita eran indescriptibles. Sintió un torbellino que nacía en lo más interior de su cuerpo y que pugnaba por salir, sin que ella pudiera hacer nada por evitarlo. Instintivamente, abrió sus piernas, facilitando con ello las caricias de su tío, y cerrando los ojos se abandonó a estas nuevas sensaciones, hasta que su cuerpo no resistió más y se tensó para posteriormente iniciar unas convulsiones incontroladas y sintió que algo líquido era expulsado por su vagina. Unos gemidos involuntarios acompañaron los movimientos de su pelvis sobre la mano de su tío, que quedó húmeda por efecto de los jugos que la muchacha expulsó.

Cuando se calmó abrió los ojos avergonzada, buscando una explicación a lo sucedido, pero su tío depositó un beso en su mejilla y la abrazó, devolviéndole la tranquilidad.

"Cariñito, tuviste tu primer orgasmo"

"Fue exquisito"

"Y falta mucho por aprender y sentir"

"¿Y cómo será eso?"

"Tu tío te enseñará, ¿quién más?"

"Gracias, tío"

"Pero esto debe quedar entre nosotros, ¿recuerdas?"

"Si, te lo juro"

"Entonces, ahora vas a tener otro orgasmo, pero mucho más exquisito aún"

"¿Qué hago?"

"Déjate llevar y haz todo lo que te diga, sea lo que sea"

"Bueno, ya"

"¿Segura, completamente segura?"

"Si"

"¿Sin arrepentirse después?"

"Sin arrepentirse"

Ricardo le subió la blusa y dejó sus senos al aire, apoderándose de ellos y metió uno de ellos en su boca, mientras su sobrina se abandonaba completamente a todo lo que su tío quisiera hacerle con tal de volver a experimentar lo que la mano de su tío en su sexo le hizo sentir. Y Ricardo le había prometido que ahora sería una sensación mucho más exquisita la que le regalaría.

No imaginaba que estaba iniciando un camino sin retorno por los senderos del sexo, ni que su tío sería el gran artífice en su vida sexual futura. Ahora solo sentía. Sentía y deseaba.

Ricardo sonreía mientras su boca chupaba los senos de la muchachita. ¡Qué bien le estaban resultado sus planes! Y la niña no presentía todo lo que viviría en manos suyas.