La inocente Selena (10)

Por curiosidad y una natural excitación juvenil, Selena y Andrea incursionan en el sexo lésbico y quedan encantadas.

Autor: Salvador

Dirección: demadariaga@hotmail.com

La inocente Selena ( 10 )

Cuando iban en el bus, de vuelta de clases, Andrea mantuvo un silencio permanente, mirando el paisaje que corría en sentido contrario, sumida en sus propios pensamientos, en tanto Selena no quitaba sus ojos de las piernas de su amiguita, que mostraban unos muslos más rellenos que de costumbre, producto de la posición en el asiento. No se atrevía a conversarle a su amiguita pues intuía que tenía cosas serias en su cabeza y que ella era parte de sus divagaciones. A ella también, al igual que a Andrea, le inquietaba lo sucedido en la clase, pero su carácter más abierto le impedía hacer frente a las ideas que bullían en su cabeza y optaba por escapar a esa realidad que le amenazaba al igual que a Andrea, aunque no dejaba de inquietarse por todo lo acontecido con su amiga en la sala de clases y lo que sabía que sucedería esa noche en su casa. La madurez de una y la actitud aparentemente más relajada de la otra tenían un nexo común: las dos intuían que sus vidas estaban por cambiar y que lo que inevitablemente sucedería esa noche no era normal, pero tenía una carga de morbo que les atraía como la mosca a la red de la araña, donde terminarían por perderse pero deseosas de sucumbir al pecado que significaba hacer con otra mujer lo que se supone debía ser solamente con un hombre. No podían evitar pensar en ello, pero mientras más lo hacían, más atraídas se sentían y deseosas de que llegara el momento en que ambas quedaran a solas, en el dormitorio de Selena, donde pasarían la noche juntas.

En silencio terminaron el viaje y siguieron en silencio durante la comida, lo que no pasó desapercibido a la madre de Selena, que las miró con inquietud, intuyendo algún disgusto entre las amigas, sin sospechar la verdadera razón de que las niñas evitaran mirarse directamente, ya que si lo hacían el rubor teñiría sus rostros, revelando la verdadera razón de su silencio. Cuando finalmente debieron retirarse a estudiar al dormitorio de Selena, lo hicieron presas del nerviosismo de saber que se enfrentarían a algo completamente nuevo para las dos, que temían pero que al mismo tiempo deseaban. Algo prohibido que las excitaba por igual.

Estudiaron durante dos horas. En ese lapso se acostó el resto de la casa y era cerca de medianoche cuando las amigas dejaron los libros de lado, con un suspiro de alivio por el deber cumplido. Ahora empezaba el descanso. Selena estiró sus brazos y se sentó en la cama, moviendo su cabeza sobre los hombros, relajando sus músculos. Andrea también se desperezó y quedó sentada en la silla del escritorio, frente a su amiga, expectante a lo que sucedería ahora.

Después de unas frases comentando el trabajo que habían hecho, fue Selena la que llevó la conversación al terreno íntimo.

"Me gusto lo que hicimos en clase"

"A mi también"

"Pienso en ello y me excito"

"Yo también"

"¿Puedo hacerlo?"

"¿Qué?"

"Eso, pues"

"Yo también quiero hacerlo"

"Saquémonos los calzoncitos para no mancharlos, ¿te parece?"

"Bueno"

Ambas se desprendieron de su respectiva prenda íntima, proceso en el cual se regalaron mutuamente el espectáculo de sus piernas, muslos y al final de estos sus sexos húmedos por el deseo que las invadía, lo que elevó la temperatura ambiente y aumentó la excitación de las amiguitas.

Selena abrió sus piernas y su mano recorrió sus muslos hasta alcanzar la mata de pelo que cubría su sexo, en un evidente afán de que su amiguita viera sus partes íntimas. Andrea miraba a su amiga y sentía que su propio cuerpo era una brasa de deseo, sin poder apartar sus ojos de la unión de los muslos de su amiga, donde la mano de esta acariciaba con deleite su vulva. Sin poder contenerse, llevó su propia mano a su sexo y empezó a acariciarlo mientras miraba a Selena, retribuyéndole el espectáculo que esta le regalaba, abriendo completamente sus piernas de manera que no quedara nada de su intimidad que ella no pudiera ver.

Selena fue la primera que metió uno de sus dedos en su vulva, buscando su propio clítoris. Andrea la siguió, deseosa de experimentar lo mismo que su amiguita. Estaban pajeándose mientras miraban a la otra que hacía lo mismo, retroalimentando así su propia lujuria. Se miraron a los ojos y vieron el deseo reflejado en sus rostros, lo que acicateó su propia excitación, aumentando la velocidad de los masajes en sus vaginas, mientras sus cuerpos de movían casi fuera de control. Todo esto, sin dejar de observar cómo lo hacía la otra para encontrar su propia satisfacción.

"Rico"

"Mmmmmm"

"Me gusta. Siiiiii"

"ricooooo"

Y ambas acabaron al mismo tiempo, mirando en el rostro de la otra los efectos del orgasmo: labios apretados, suspiros contenidos, sudor y lujuria en la mirada, mientras el cuerpo desmadejado se dejaba caer para soltar los jugos contenidos y que ahora fluían como un torrente.

Guardaron silencio y al cabo de unos momentos se miraron directamente, con decisión en la mirada. Las barreras estaban rotas y ahora era el deseo lo que había en ella. Nada más que deseo.

"¿Te gustó?"

"Estuvo exquisito"

"Verdad, estuvo rico"

"¿Quieres hacerlo otra vez?"

"No"

"¿Por qué no?"

"Lo que quiero es cumplas lo que me ofreciste la otra noche"

"¿Que te ayude?"

"Si"

"¿Estás segura?"

"Si, quiero que hagas lo que querías hacer esa noche"

"Esa noche quería tocarte"

"Si, lo sé"

"Pero ahora quiero más"

"Yo también quiero que me hagas más cosas. Y yo a ti"

Mientras hablaba, Andrea abrió sus piernas, dejando a la vista de su amiguita sus muslos y al final de estos su vulva, de la que chorreaban aún gotas del orgasmo reciente. Selena se levantó y poniéndose al lado de Andrea, le terminó de abrir completamente las piernas y metió su mano entre los muslos de su amiguita, hasta llegar a su sexo, el que empezó a acariciar con un gesto de satisfacción que reflejaba la excitación que sentía. Andrea, por su parte, con las piernas completamente abiertas, se echó hacia atrás y dejó que la mano de Selena cubriera su sexo, hasta que sintió uno de sus dedos que empezó a hurgar en su interior, haciéndola sentir sensaciones que no creía posible llegar a experimentar. Completamente fuera de sí, abrazó a Selena y la besó apasionadamente, mientras sentía que los dedos de su amiguita exploraban el interior de su vulva en busca del clítoris que terminaría por llevarla al paroxismo del placer. No contenta con ello, Andrea metió su mano entre las piernas de su amiga y buscó su sexo, para retribuirle las caricias que recibía. De esta manera, las dos amigas se encontraron masturbándose mutuamente, en un rapto de excitación que las hizo olvidar todo cuanto no fuera el placer que recibían y que se entregaban. Abrazadas, besándose apasionadamente, se entregaron por completo a buscar el orgasmo de la otra con sus manos entre los muslos ansiosos por sentir los espasmos de un nuevo orgasmo.

Una corriente de placer las envolvió y ambas sintieron al unísono que sus dedos hundidos en el sexo de la otra eran inundados por los jugos que provenían de la vulva que exploraban. El orgasmo les llegó y las invadió totalmente, arrebatándoles toda la energía que había en sus cuerpos, de tal manera que sus respectivas manos quedaron cubiertas por los líquidos que emanaban de la vulva amiga.

No contenta con lo sucedido, y sin esperar a calmarse, Selena puso la cabeza entre los muslos de Andrea, tal como lo hiciera su tío con ella antes, puso sus labios en la vulva y comenzó a meter la lengua, paseándola en la húmeda cavidad que se le ofrecía. Andrea acabó casi de inmediato, tomando la cabeza de su amiga y apretándola contra su sexo, mientras cerraba los ojos y dejaba escapar los efluvios de su interior, que llenaron la boca de Selena, que hizo lo posible por recibirlos todos.

"Ahora me toca a mí"

Dijo Andrea y tomando a Selena la recostó en la cama, le abrió las piernas y se hundió entre sus muslos, que empezó a besar repetidamente. Abrió su boca y sacó su lengua, que hundió entre los labios vaginales de su amiguita, la que se movía desesperadamente ante las caricias que recibía en sus partes íntimas. Los besos y la lengua de su amiga en su vulva le producían un gozo inmensamente mayor al que le diera su tío.

Subiendo las piernas, Selena terminó por acabar en la boca de su amiga, inundándola de sus líquidos, que esta recibió gustosa.

Quedaron extenuadas por el esfuerzo y descansaron algunos momentos, para recuperar la normalidad. No había dudas en ellas: habían experimentado sensaciones increíbles que les mostraron un mundo nuevo, en el que sus cuerpos habían conocido nuevos límites del placer y que ellas deseaban explorar al máximo.

"¿Qué tal?"

"¡Exquisito!"

"¿No es cierto?"

"Si, fue algo increíble"

"Estaba pensando. . ."

"¿En qué?"

"¿Y si hacemos lo mismo, pero las dos al mismo tiempo?"

"¿Un 69?

"Si, un 69"

Andrea se puso sobre Selena, con su rostro sobre el sexo de su amiguita, en tanto su propio sexo quedaba a la altura de su cara. Ambas pasaron sus brazos por el cuerpo de la otra y apretando sus nalgas metieron sus bocas en la vulva de la compañera, dedicándose a besar y masajear la vagina que se les ofrecía.

Lo que les faltaba en experiencia lo suplían en energía, dedicándose a besar, masajear, chupar y lengüetear como si de ello dependiera sus vidas, en tanto sus cuerpos enloquecidos por el placer. Y ambas bebieron con deleite los jugos que salían de la vulva de su compañera de juego cuando el orgasmo las golpeó, casi al mismo tiempo, haciéndolas sentir unas sensaciones completamente nuevas.

Envueltas por la lujuria que había cubierto sus cuerpos, se desprendieron de su ropa sin decirse palabras y quedaron completamente desnudas, una frente a la otra. Se abrazaron y besaron con tal intensidad que Selena no recordaba haber besado así a su tío. Era una pasión tan grande que Andrea había despertado en ella que creía desfallecer por tanto placer en brazos de su amiguita.

Andrea se agachó y abriendo su boca se llevó uno de los senos de Selena a los labios, chupando con desesperación, dándole tal placer que ésta sintió que sus piernas flaqueaban y casi pierde el equilibrio por las mamadas que Andrea le proporcionaba a sus senos. Se afirmó en la cabeza de su amiga para no caer y siguió recibiendo los honores de esta en sus pezones que estaban completamente erectos por la excitación de su dueña.

Selena apartó a Andrea de sus senos y la llevó a la cama, donde la recostó y poniéndose encima se dedicó a chuparle los senos también. Los movimientos de su amiga le indicaban que lo estaba haciendo muy bien y pasó sus manos por su cintura hasta agarrarse de sus nalgas mientras seguía mamando los erectos pezones que se le ofrecían. Uno de sus dedos se acercó peligrosamente al culo de Andrea, cuyo cuerpo respondió con un inquietante escalofrío.

Andrea apartó a su amiga y la puso de espalda en la cama, subiendo encima, con su sexo sobre el de su amiga y su rostro frente al otro. Se miraron con intensidad y acercaron sus bocas para fundirse en un beso apasionado, donde sus lenguas tuvieron un papel protagónico, en una lucha por vencer a la otra en la batalla del placer a la que se entregaron ambas muchachitas, mientras sus sexos se buscaron y empezaron a refregarse para darse un remedo de penetración. Mientras sus sexos se golpeaban el uno contra el otro, sus lenguas se enredaban entre sus labios y sus ojos no perdían ningún detalle de los gestos que en la otra delataban el placer que sentían.

"Ricoooooo"

"Siiiiiiiii"

"¿Te gusta?"

"Si, mijita"

"Eres rica, mi amor"

"Te quiero, te quiero"

"Y yo a ti, mijita"

"Dame, dame, másssssssss"

"Aghhhhhhhhhhh"

"Mmmmmmmmmmmmm"

"Ayyyyyyyyyyyyy"

Fue un orgasmo más tranquilo que los anteriores, pero no por ello menos intenso, que las muchachitas disfrutaron a plenitud, mientras sus sexos se regalaban mutuamente los líquidos que salían de su interior.

Cuando lograron calmarse, se abrazaron y se miraron a los ojos, enfrentando por vez primera la realidad que estaban viviendo.

"Fui muy feliz"

"Yo también"

"Nunca antes lo había sido tanto"

"Mi tío nunca me hizo sentir algo tan exquisito como esto"

"Siento que te amo"

"Y yo a ti"

Se abrazaron y besaron intensamente. Cuando se durmieron finalmente aún seguían abrazadas. Y al otro día, cuando despertaron, se miraron con una sonrisa de complicidad en los labios y se besaron nuevamente, como dos amantes después de una noche plena de amor.

Un nuevo día empezaba para las amigas.