La inocente Clara II

Continuación del maravilloso día que pase con esta "inocente" muchacha. Recomiendo leer antes la primera parte.

Mis vistas mientras me aproximaba a las toallas no podían ser mejores. Clara de rodillas sacudiendo con las manos la arena que la brisa marina había depositado en su toalla. Se inclinó para tumbarse y pude ver ese deseado trasero en la posición perfecta para ensartarlo. Desvíe la mirada y los obscenos pensamientos que rondaban mi cabeza al ver esa postura. Quizás ella ya se sienta en paz conmigo después de la espectacular paja que me hizo, - Pensé mientras me dirigía a la nevera con la intención de coger una cerveza, sin duda lo sucedido en el mar me había dado sed.

  • Mario, ¿puedes ponerme un poco de crema?,con este sol me voy a freír.

Sin contestar y obedeciendo como un sumiso, saque la crema del bolso, me arrodillé a un costado de ella que yacía bocabajo, vertí un poco sobre mis manos y comencé a extenderla por su espalda. Ella agarró su melena y la echó hacia adelante sin mediar palabra. Su fino y estilizado cuello quedó al descubierto. Inmediatamente mis manos se dirigieron a él y le dieron su dosis de crema. Pude notar como se le erizó la piel.

  • ¿Tienes frío?-pregunté - Para nada, es que tengo el cuello muy sensible. Es uno de mis puntos débiles -dijo casi susurrando.

Continúe por sus hombros, baje por su espalda hasta el comienzo del bikini, volví a subir despacio hasta su cuello y empecé a masajearlo suavemente.

  • Así, Mario así, que estoy contracturada.

Después de un buen rato de masaje en toda la espalda, paré para echarme más crema en las manos.

  • ¿Ya?-preguntó casi indignada.

-No, voy a proteger también tus piernas que el sol está apretando.

-Vale-dijo con voz inocente.

Me acomode más abajo y empecé a masajear sus pantorrillas primero. Recorrí ambas de arriba a abajo apretando un poco. Mis manos cada vez iban subiendo más, amasando el interior de sus muslos alternativamente sin llegar a la zona de peligro. Cuando la piel había absorbido la totalidad de la crema le di una palmadita en el culo y le dije :

-¡Hala, ya esta!

  • Se te olvida algo -dijo pícara

.

-Te di por todas partes. - Replique.

Sin decir nada bajo sus manos a cada lado del bikini, lo agarró y se lo remetió en la raja de su trasero dejando sus blancas nalgas al descubierto.

  • No creo que te vayas a asustar ahora Mariete, además no quiero quemarme, o no podré sentarme en unos días-dijo soltando una carcajada.

Sin duda está chica era más descarada de lo que aparentaba esa inocente sonrisa que siempre dibujaba su rostro. Decidido me senté sobre sus muslos, me puse un poco de crema en las manos y comencé a acariciar esos glúteos que me volvían loco. Poco me preocupaba ya la protección solar que se fue absorbiendo poco a poco. Los apretaba con fuerza y después los acariciaba con suavidad. Me estaba poniendo otra vez súper excitado. Bajé mis manos hasta llegar al principio de sus piernas y al subir de nuevo, mis dedos pulgares se introdujeron bajo su bikini con la intención de acariciar su vulva y deslizarse hasta su ano. Ella alzó un poco la cadera invitándome a seguir con el masaje genital. Estaba realmente mojada. Uno de mis dedos se preocupó de su clítoris, mientras el otro hacia círculos alrededor de su otro agujero, presionando de vez en cuando con la intención de entrar.

-Umm sigue por Dios-dijo mordiéndose los labios.

Me llevé un dedo a la boca, lo empape de saliva y comencé a introducirlo suavemente, dilatándolo mientras mi otra mano ya jugaba con su vagina sin ningún pudor. Note como mi polla trataba de salir del bañador.

Mire a ambos lados y vi que nadie parecía, así que me baje el bañador y emergió mi mástil goteando y decidido a empalar ese hermoso culo. Aparte su bikini y pase varias veces el glande por la abertura de su empapado coñito con el fin de lubricarlo lo máximo posible. Subí hasta su ya dilatado ano y empece a introducir suavemente el capullo.

  • Despacio Mario que al principio me duele. Dijo con voz temblorosa.

Cuando noté que apenas ponía resistencia sé la clave hasta el fondo. Ella dio un pequeño gritito que en seguida se transformó en gemidos con mis furiosas embestidas. Me tumbé sobre su espalda, le besé el cuello sin parar de follarme ese espectacular trasero. Podía notar mis huevos chocando con su ardiente coño. Estaba a punto de vaciarme cuando escucho una voz lejana que dice:

  • Mario me vas a desgastar el culo de tanto masaje, creo que ya estará bien protegido.

De repente volví a la realidad, esa frase había destrozado mi fantasía. Con las manos aún temblorosas y la verga dura como una piedra, acerté a decir:

  • Tienes razón, ¿quieres darte la vuelta y te pongo crema por delante?.

  • Claro que si

-dijo

dándose la vuelta y clavando su mirada en mi paquete.

En esta ocasión empecé por las piernas. Primero la zona de las espinillas y la rodilla. Después sus muslos, modelándolos, sobándolos de forma casi obscena, rozando su entrepierna de manera que pareciera un accidente. Sin duda mi excitación iba in crescendo. Pasé a la parte superior y después de ocuparme de sus manos, dedos incluidos, y brazos, momento en el cual y también de manera "fortuita", su mano reposo muy cerca de mi erección, continúe por ese plano abdomen que la chiquilla lucia con orgullo, subí hasta sus hombros ignorando esos pechos que pareciera estaban adorando al dios Sol, firmes, cuasi puntiagudos, hermosos.

  • Vas a dejar que se me quemen las tetas-dijo

socarronamente.

  • Jamás dejaría que algo tan bello sufriera-contesté

, mientras mis manos tomaban al asalto sus dos pechos.

Los acaricié hasta que no quedó apenas crema en esa delicada piel. Abracé con mis dedos ambos pezones y comencé a masajearlos

primero suavemente y después apretando lo suficiente como para que se levantaran en armas.

  • Mario, como sigas así va a tener que haber final feliz-dijo

mirándome fijamente a los ojos.

Esa mirada irradiaba lascivia pura,

así

que sin más dilación dirigí ambas manos a su entrepierna. Acaricié con el dedo pulgar la rajita que se marcaba en el bikini

como queriendome invitar a ello. Clara cerró los ojos y sus manos fueron directas a su

pezones,

se puso a jugar con ellos imitando lo que mis dedos habian hecho un momento antes. Eso me ponía más cachondo aún si cabe. Mientras mi pulgar hacía cada vez más presión por encima de la tela, con

mi

otra mano acariciaba su ingle buscando el borde de su bikini con la clara intención de deslizarse bajo el mismo. Una vez dentro busque su humedad, e introduje paulatinamente dos dedos, que a pesar de lo estrecho de su cavidad, entraron con facilidad. Mi pulgar seguía haciendo su trabajo por encima del bikini a la vez que mis dedos, se follaban cada vez más rápido esa fuente de flujo y deseo que era su vagina. Note en el pulgar como asomaba la cabeza su

clítoris

exigiéndome

más marcha. Evidentemente accedí y a su vez intensifique la

penetración

con mis otros dedos.

-Así

por favor sigue, sigue asi -suplicó Clara antes de morderse el labio inferior ahogando sus gemidos.

Su espalda se arqueó y comenzó a emanar un río de flujo por mis dedos. Unos espasmos, y el temblar de sus piernas me aseguraron que un orgasmo brutal había recorrido todo su cuerpo. Llevé mis dedos empapados a su boca y los chupó hasta dejarlos bien limpios.

Después de unos minutos en los que la vi respirar profundamente, como queriendo recuperar el resuello dijo:

  • Vaya con Mario, y yo pensando que eras demasiado mayor para estas cosas.

  • Los jóvenes pensáis que solo vosotros sabéis practicar buen sexo -

contesté

casi regañando.

  • Mariete, que te parece si nos damos un bañito y vamos a comer algo. Tanta actividad me dio hambre.

  • Ve tu a bañarte, yo mientras me tomare una cervecita a ver si me enfrío por dentro

-dije

mirándome el bulto del bañador.

Clara se sonrió y mientras corría hacia la orilla dijo:

  • Tranquilo que todavía queda mucho día.

Continuará...