La iniciación vouyerista

De como empecé a exhibirme.

Cuarto relato mío y sigo a la espera de la persona interesada en ayudarme a vivir una aventura para relatar aquí. Así que, a escribirme a hacete@adinet.com.uy y mandarme fotos personales, que me apasionan y tengo una biblioteca.

Mi vida fue siempre heterosexual hasta los 21 años. A esa edad tuve mi primer contacto homosexual, que aclaró perfectamente mis ideas.

Me defino como un hombre varonil, enamorado de las mujeres, pero con una debilidad que hace que de vez en cuando me guste recibir un regalito en mi hoyito posterior.

Lo que descubrí y empecé a vivir al máximo hace más o menos un año fue el tema del vouyerismo. Me encanta mirar y exibirme todo lo que pueda.

Si veo una muchacha que se inclina me acerco a ver si puedo ver parte de sus senos, y ni que hablar si va una mujer en bicicleta o moto, que me pongo delante de ella para tratar de ver su ropa interior.

Un día, en mi casa estaba secándome, cuando ví que en un banco de la vereda de enfrente se sentó una muchacha de 16 años aproximadamente. Disimuladamente me puse delante de la ventana y dejé caer la toalla, haciendo como que no veía a la muchacha. Ella me miraba y yo me masajeaba la verga para que ella la viera a plenitud.

Cuando vi que venía gente caminando no tuve otra que cerrar la cortina, y por ese día no pasó nada más.

Pasaron los días y la crucé varias veces, y siempre le hacía un guiñada, como diciéndole que sabía que me había visto. Ella me miraba fijo, pero no hacía ningún gesto.

Un día de tarde la paré y le dije que quería conocerla. Me dijo que se llamaba Leticia, que tenía 15 años, y que no quería hablar conmigo porque yo tenía novia. Como había mucha gente dando vueltas decidí marcharme, pero le dije que nos volveríamos a ver.

Y nos vimos una noche. Yo estaba dando vueltas en mi auto y la crucé; ella iba en bicicleta. La seguí hasta una calle bastante desierta y le dije que parara. Ella frenó y se puso al lado de la ventanilla.

Empezamos a conversar y le pedí que dejara la bicicleta y me acompañase a dar una vuelta, pero ella se rehusó, diciendo que yo iba a propasarme con ella.

No, le dije. No haremos nada que tu no quieras, y no vas a ver nada que no hayas visto.

Es cierto que no voy a ver nada que no haya visto

¿Por qué lo decís? Pregunté haciéndome el sorprendido. Claro, me respondí en vos alta. Vos virgen no haz de ser, y obvio que ya viste un hombre desnudo.

No te decía eso, te decía que ya ví lo que vos tenés.

¿Si? ¿Y te gustó?

Estúpido

En ese momento comencé a acariciarme la verga por encima del pantalón, para que fuese adquiriendo tamaño, y ella observaba mis movimientos con mucha atención.

Al ver que no hacía nada, me desprendí el pantalón y lo bajé hasta las rodillas, junto con mi calzoncillo, quedando desnudo en el auto, con ella observando fijamente.

Lentamente comencé a masturbarme y me exitaba sobremanera ver como ella no perdía detalle de la situación. Fue tal la exitación, que no pude controlarme y terminé lanzando chorros de semen que fueron a estrellarse contra el volante del auto.

Ella al verme pareció asustarse y salió rápido en bicicleta. No la seguí, total, ya había cumplido mi objetivo, eyacular con alguien viéndome.

Hoy, una de mis grandes fantasías es tener sexo, con un hombre o una mujer, mientras otras personas me observan, u observar a dos personas teniendo sexo.

Espero cumplir mi fantasía alguna vez.