La iniciación

Historia de como sumé a mi esposa a los encuentros grupales.

Mi nombre es Daniel y les escribo desde Córdoba Argentina. Lo que les voy a relatar, les puede servir a la gente que quiere iniciar a su pareja en sexo grupal.

Mi esposa se llama Gabriela y tenemos tres años de casados. En lo que hace al sexo de a dos, ya lo hicimos todo, doble penetraciones ayudados por objetos como zanahorias, pepinos y otros; pero el inconveniente es que Gabriela no quería que se sumara otra persona a nuestros encuentros.

Un día hablando con un compañero del gimnasio, me comentó algo parecido y se nos ocurrió una idea para convencer a nuestras parejas.

Todas las mañanas mi esposa se dirige a su empleo a través del colectivo local y este en casi todas las ocasiones, va repleto de gente y por lo tanto más de una vez debe ir parada e incómoda.

El plan consistía en que mi compañero Jorge, intentaría algún acercamiento en el colectivo, como para saber si a Gabriela le iba esto de que otra persona se le acercara más directamente.

Jorge ascendía un par de paradas antes que mi esposa. El primer día no tuvimos suerte porque un gentil caballero le cedió el asiento. De todas maneras, Jorge se le acercó delante de ella y dejó entrever que debajo de su pantalón de gimnasia, tenía un buen instrumento ( antes de idear el plan pregunté a Jorge cuanto media, no era cuestión de pasar vergüenza, y andaba alrededor de los 20 cm. ).

Yo mientras tanto esperaba en el trabajo, el llamado telefónico de Jorge, para interiorizarme de la situación.

Recién el tercer día, mi amigo pudo acercarse detrás de mi esposa. Ante el primer contacto, Gabriela reaccionó corriéndose hacia un costado. Parecía que el plan no iba a dar resultado. De todas maneras había que tener paciencia.

El cuarto día, el colectivo iba repleto de gente y fue ahí cuando Jorge decidió avanzar. Gabriela casi siempre usa pantalones sueltos que le marcan de sobremanera su linda cola, lo que la hace más sensual es su chaquetilla de farmacéutica. Mi amigo se apretó a su cola, tratando de que su verga media erecta, se abriera paso a sus cachetes. A juzgar de mi amigo, el juego iba dando resultado. Aprovechó para posar una mano en su cintura a lo que ella no respondió con ningún movimiento. De todas maneras había que ir despacio.

Llegó el viernes y mi esposa curiosamente, se vistió con una mini por encima de la rodillas y top bastante ajustado que les notaba sus pechos de tamaño medios pero bien redondo y duros.

Jorge me contaría luego, que cuando Gabi subió al colectivo, todas las miradas, incluidas las de las mujeres, se posaron en ella. Lo que más sorprendió a Jorge, es que una persona le ofreció el lugar para sentarse y ella se negó. El colectivo iba bastante completo. Jorge decidió que ese era el día. Cuando estuvo detrás, posó nuevamente una mano en la cintura y al rato, le preguntó si le gustaba la situación, Gabriela no respondió. Luego Jorge, tomó una carpeta como para tapar una de sus manos como para no quedar al descubierto de la situación. La otra mano se fue deslizando hasta llegar a las piernas de mi esposa y como esta no reaccionaba, delicadamente la introdujo por entre sus piernas hasta llegar a su concha , que a ese momento según mi compañero, estaba algo húmeda. En ese memento Gabriela decidió poner fin a la situación y descendió algunas paradas antes de la habitual.

Cuando Jorge me contaba por teléfono los detalles, mi verga se puso a mil, no podía dejar de pensar en la mano de un extraño, metida en la raya de mi esposa.

El siguiente paso, consistía en sacar los documentos de mi esposa de su cartera y hacer que Jorge la llame diciéndole que en el momento del colectivo, había aprovechado para sustraerles sus documentos y proponerle un lugar de encuentro para su devolución.

Así fue que para disimular el plan, Jorge llegó hasta la farmacia que trabaja Gabriela y les pidió el número de teléfono de mi esposa.

Luego de la comunicación quedaron en encontrarse en el departamento de Jorge, ya que la negativa de Gabriela no valió de nada, ya que si quería recuperar las pertenencias, tenía que aceptar las reglas de mi amigo.

Ese día a la mañana, Gabriela m dijo que se iba a demorar ya que tenía que hablar con una compañera por problemas personales. Acepté.

A las 19 hs. en punto llegó Gabriela. De más está decir, que yo aguardaba en uno de los dormitorios. Quería conocer todo con lujos detalles.

Hola, pasa no seas tímida. Mi nombre es Jorge.

Por favor hacela corta no me compliques.

La verdad, es que no me equivoqué cuando te vi por primera vez en el micro. Sos una hembra bárbara. La pasaste bien???

Por favor decime cuánto querés, no me compliques.

Como cuanto quiero, qué quiero.

Qué???

Te presento a Julián, un amigo. Está es la putita del colectivo. Que le podemos pedir.

Julián pasó por detrás de Gabriela y le metió una mano en el centro de su linda cola.

Esto puede ser, tiene un lindo culito. ( Julián )

Gabriela estaba desconcertada. Cuando quiso darse la vuelta, Jorge le vendó los ojos con una corbata.

Sabés bien que estás en falta, si tu marido se entera de lo vivido en el micro, puede ser un problema serio para vos. A partir de este momento, las reglas las ponemos nosotros. En un par de horas te vas a poder ir con tus documentos y con los agujeros bien abierto (Jorge ).

Una vez bien vendada, entré al comedor con mi video cámara para que no se escape detalle alguno.

Gabriela no decía nada, solo tenía que aceptar.

Jorge se paró detrás, la tomó de la cintura y la arrimó a la mesa, y por detrás comenzó a desabrochar la blusa y a menear sus redondos pechos. Julián mientras tanto, estba arrodillado quitando el calzado y luego, ya si fue bajando sus pantalones mientras mordía su concha por encima de sus tanga negra.

Una vez en ropa interior, Gabriela fue tumbada arriba de la mesa. Estaba tiesa, como asustada.

A mi mientras tanto me invadía una doble sensación, por un lado una calentura terrible y por el otro una cargo de conciencia y dudas sobre lo que estaba haciendo pasar a mi esposa.

Las manos de mis compañeros de tarea se multiplicaban por el cuerpo de Gabriela, que de a poco iba empezando a moverse al ritmo de la música lenta que se escuchaba de fondo. Sus tetas y pezones eran el objetivo principal, como para ir calentando el cuerpo.

Grande fue la sorpresa cuando le quitaron la tanga, apareció la concha bien depilda como acostumbra a usarla mi mujer.

Mirá que linda que se vino esta puta, la tiene toda pelada ( Julián ).

Inmediatamente los dos se pelearon para comerse la almeja hermosa de Gabriela. Los instrumentos de los chicos estaban al palo. Durante varios minutos continuaron chupando y metiendo dedos en la concha y de a poco comenzaron a ocuparse de su culito.

A esa altura se notaba la calentura de mi esposa, el franeleo había dado resultado.

Vení putita, ahora te toca a vos. Ni se te ocurra desperdiciar una sola gota de leche ( Julián ).

Los mandamientos de Julián me estremecían, porque parecían órdenes de un sargento del ejército.

Los dos chicos se sentaron en la mesa y pusieron a Gabriela en una silla, justo para que su boca quedara a la altura de sus bocas.

Si hay algo por lo cual mi esposa se destaca cuando está caliente, es por sus mamadas.

Esta no fue la excepción. En pocos segundos hizo que los chicos acabaran cada uno a su turno.

Julián te ordenó que no desperdiciaras nada y esto???

Vení yegua, voy a hacer que te quede claro quien manda. ( Julián )

La pusieron en cuatro patas en el sillón y comenzaron a cachetearlas en la cola y meterles dedos en el culo. A juzgar por la boca de mi esposa, estaba a punto de incendiarse por la calentura. En un momento me arrimé y le toqué la concha, estaba muy mojada.

Luego de un rato las vergas de los dos estaban al palo nuevamente.

Esto te va a venir bien para bajar la temperatura ( Julián )

La llevaron al dormitorio y la tendieron en la cama, mientras Jorge le frotaba un pedazo de hielo en el clítoris. Mi esposa empezó a dar gritos desesperados.

Julián se acomodó y de un solo empujón le metió sus casi 18 cm. De un solo movimiento.

Qué linda putita que conseguiste, esta es mejor que todas las otras ( Julián )

Julián simulaba que esto era habitual.

Tiene todo, lindo culo, lindas tetas y una almeja mojada, y encima es muy puta ) Jorge )

Julián seguía penetrando con fuertes movimientos, mientras Jorge estba dedicado a chupar las tetas y pezones. Gabriela ni hablar, grita como la primera vez, pero de placer.

En un momento, las posiciones se invirtieron y Gabriela quedó con el culito hacia arriba. Jorge empezó a meter dedos y a morder el orificio de atrás.

Julián llegó desesperadamente, entre enbestidas y mordidas de pezones. Mi mujer lo acompañó.

A ver, ponete en cuatro patitas ( Jorge )

Mi esposa habrá pensado, que se venia una enculada, pero no. Todavía no era el momento.

La pija de Jorge se fue perdiendo en la concha caliente, mientras tanto mi mujer le limpiaba los restos de leche, a la poronga de Julián.

Era envidiable, ver como los instrumentos retomaban tan rápido su tamaño habitual.

Los huevos de Jorge chocaban en la cola de mi mujer, Julián también se puso en cuatro para que Gabi le chupara el culo. Estaban todos muy caliente. Mientras Jorge seguía martillando, introducía un par de dedos e el culo de Gabriela.

Entre gritos y palabras de todo tipo, fueron llegando los dos.

Te has portado muy bien, vamos a darte una ducha para que llegues limpita a tu casa. ( Jorge )

Los tres ingresaron a la bañera. Las manos se turnaban en las partes más íntimas de mi mujer, íntimas es una forma de decir, porque ese día habían quedado totalmente al descubierto. En un momento Julián había introducido tres dedos en el culo de Gabi y Jorge hacía lo propio con la concha. Los chicos se dieron cuenta de que había llegado el momento de penetrar el hermoso y puto culo de mi esposa. Les acerqué un gel opara el cabello y Julián comenzó a untarlo. Jorge tomó la posición. Separó las piernas de mi mujer, la inclinó hacia delante y con paciencia fue ingresando su cabeza de respetable tamaño para un culo. En pocos minutos, más de la mitad de la verga estaba adentro. Mientras tanto, Julián, se comía la almeja, mientras el agua que caía, nada podía hacer para calmar las calentura de los tres.

Después de unos minutos, Jorge dejó la posición, tenía que reservarse para lo mejor.

A ver ese culito que ya está abierto. Parece que está acostumbrado a albergar pijas ( Julián ).

De un solo empujón, le metió más de la mitad adentro, Gabriela parecía desgarrarse, si bien esta cabeza era más pequeña, el movimiento fue brusco.

De todas maneras, pareció que no había sido para tanto, porque rápidamente, se reincorporó a la situación y siguió gimiendo de placer.

A posterior, secaron a Gabriela y la llevaron nuevamente al dormitorio. Los chicos le pidieron un esfuerzo más para ponerles las pijas duras nuevamente. Gabriela chupó con ganas, seguía caliente.

Luego Julián se sentó sobre el respaldar.

Vení putita, sentate que vas a cabalgar.

Luego de cabalgar durante unos minutos, Jorge la tomó de la cintura, le paró la cola y se la untó nuevamente con gel.

Vas saber lo que es bueno. Después de esto, vas a pedir que te cojamos de por vida. Zorra puta ( Jorge ).

A esta altura, Jorge había perdido todos los modales.

Mientras Julián seguía con su ritmo, Jorge intentaba introducir su verga en el ano de mi puta esposa.

Ver a mi esposa en esa postura me terminó de calentar y de convencerme que todas las mujeres son muy putas y que disfrutan de todo lo que tiene que ver con el sexo.

Se intercambiaron las posiciones en varias ocasiones, hasta me dieron la oportunidad de participar a mi. En una oportunidad había estado en esta situación, pero con chicas pagas.

Cogerme a mi esposa y a su vez sentir otra verga dentro de su concha, fue algo sensacional, nunca vivido.

Una vez eu acabaron en la cara de Gabriela, le hicieron un último pedido.

Queremos convebcernos de lo muy puta que sos ( Jorge )

Te vas a masturbar para nosotros. Metete todos los dedos ( Julián )

Gabriela quería irse lo antes posible, había llegado tantas veces, que una vez más no le molestaba.

Una vez consumado los hechos, le entregaron sus documentos, pero se quedaron con un premio: una tanga negra.

La invitaron para otra vez, aunque esta tenía que ser por iniciativa propia, prometiéndole conseguir una verga negra.

En la próxima les contaré la reacción de Gabriela, al ver la cinta y aún más cuando notó mi presencia en aquel espectáculo.

También les contaré como iniciamos a la esposa de Jorge y el primer encuentro entre los cuatro.

Escriban a:

danieldecba@hotmail.com