La infantilización de Malena

Malena, una mujer de 35 años es infantilizada y humillada por su hermana y su cuñado. Otra gran historia de adultos en pañales.

La infantilización de Malena

Por Daniel ( ab_daniel@ubbi.com )

Esta es la historia de vida de una mujer sumisa que renegó de ser adulta. Escrita de puño y letra por ella misma hasta el más intimo de sus detalles. ¡Que lo disfrutéis!

Elmentos contenidos en este relato: infantilismo, lluvias, dominación, humillación, cambio de roles, adultos en pañales, lenguaje obsceno, fetichismo.

Prólogo: Mi hermana, mi cuñado y yo

¡Hola! Me llamo Malena, tengo 35 años y hace 5 años que vivo en estas condiciones. Ante todo quiero contarles mi historia familiar para que se entienda como llegué aquí.

Yo siermpre he sido una mujer sumisa y dominada por naturaleza. Tengo una hermana, Mercedes, que tiene tres años menos que yo. Pese a ser la menor de las dos, ella siempre fue mas lista. En todo terreno me ha ido sobrepasando y humillando a cada paso. Tiene un carácter mas fuerte, es mas decidida y mas talentosa. Siempre fue mejor que yo en la escuela, terminó antes que yo sus estudios de hecho. En lo profesional coniguió triunfar donde yo fracasaba y el lo personal siempre me ganó todos los hombres que me gustaban. Mecha está casada desde hace 6 años con Diego, un hombre guapo y fornido que una vez fue mi novio. En efecto hace 8 años Diego y yo salíamos juntos. La relación pudo haber sido buena pero yo lo arruiné como siempre con mis inseguridades y mis celos. El hecho es que Diego terminó fijandose en mi hermana y antes de que yo me diera cuenta él y Mercedes estaban saliendo juntos y yo quedé colgada. Lo que siguió en mi vida fue una serie de fracasos en cada relación personal que intenté. Finalmente terminé aceptando que ella era mejor que yo y que Diego merecía una mujer de su altura y no alguien tan insignificante como yo.

Después de tantos fracasos personales también empece a fallar en mi vida profsional. Yo soy abogada, igual que mi hermana y estaba dirigiendo un estudio jurídico. En breve después de romper relaciones con Diego casi llevé el negocio a la banca rota. Para entonces le pedí ayuda a Mercedes, que tiene los mismos estudios qu yo y gracias a ella las cosas mejoraron. Finalmente deidí qu ella termine administrando el negocio y m convertí en su empleada. A esta altura ta tenía en claro que siempre sería una sombra de ella. Con el tiempo tampoco pude ejercer como empleada pues resultaba ser muy incompetente y sólo causaba problemas. Finalment Mercedes de me despidió por ineptitud profesional y desde entonces empecé a vivir de una renta que ella me destinaba mensualmente.

I – En busca de mi felicidad: Orinando la bombacha

Un día finalmente fui a ver a mi hermana al estudio para rtirar mi renta mensual y le encontré algo depimida. Era la primera vez que la veía así. Después de un rato terminó contandome cual era su problema. Diego y ella no podían tener hijos. Después de varios estudios descubrieron que Mercedes tenía un problema de esterilidad. Traté de consolarla pero inepta como soy, solo conseguí emporar las cosas. "Mejor marchate Malena" me dijo ella. "Sos demasiado inmadura para entender estas cosas".

Ya iba a marcharme cuando Mercedes tuvo una idea repentina. "Esperá un momento Malena" me dijo. Se volvió hacia uno de sus escritorios y hurgó entre sus papeles. Finalmente sacó una carpeta con un historial de contratos civiles. Buscó un título determinado. Un nombre había venido a su cabeza cuando habló de inmadurez. Finalmente encontró lo que neceitaba. Leyó un título a mis espaldas: Contrato de infantilismo. Era un caso muy peculiar que había ojeado hace un par de años, un contrato entre conyuges en el cual la esposa cambiaba de roles para convertirse en hija de su marido a algo así. Marcedes leyó un buen rato mientras yo le aguardaba obediente. Sabía que no era buena idea desobedecer a mi hermana en aquella situación.

Después de unos diez minutos Marcedes se volvió hacia mí y me habló: "¿ Me harías un favor Malena, en verdad ?".

"Por supuesto - respondí yo – lo que quieras Mercedes".

"Muy bien" dijo ella. "Quiero verte hacer pis…".

Me quedé atónita. "Como respondí, que haga que…".

"Que hagas pis, Malena quiero ver como lo haces…"

"Pero Mercedes, yo…".

"Por favor" insistió ella. "es importante para mí…".

Reflexioné un minuto. Sabía que Mercedes siempre tenía razón en lo que decía. Así había sido siempre. Pensé que tendría una buena razón, aunque seguía desconcertada.

"Esta bién - le dije- Vamos al baño".

"No, no..quiero que lo hagas aquí.."

"¡Aquí1 Pero…bueno ¿donde? "

"Allí mismo donde estás sentada"

"¿ Querés que orine este sillón ?…bueno, como quieras. No entiendo porque pero en fin…"

Comencé a bajarme los pantalones, pero Mercedes me detuvo. "No, no Malena, no te quites la ropa"

La miré desconcertada. Finalmente levantó un poco la voz y me dijo en tono imperativo "¡Quiero que te hagas pis encima!"

Me quedé sin aliento. No atiné a contestar nada. Estaba horrorizada. Hubiese querido salir coriendo de allí, pero no podía moverme. Nunca me había atrevido a desobedecer a mi hermana. "Mi..mi ropa". Es todo lo que atiné a decir.

"Yo me encargo de tu ropa luego" dijo con la misma firmeza. "Y bien, Malena…Dijiste que harías lo que sea por ayudarme ¿no?. Que estás esperando ¿Acaso no confiás en tu propia hermana?"

"Si…si, claro, yo…". De pronto sentí que no tenía salida. Me moría de miedo de contradecirla. Finalmente me rendí y decidí aceptar.

Me senté en el sillón y traté de hacerlo, pero no era facil conseguirlo. Tenía ganas de hacer pis pero la incomodidad y la veguenza me lo impedían. Debo haber estado cerca de quince minutos intentandolo, bajo la inquisidora mirada de mi hermana. Traté después de imaginarme que estaba sentada sobre el inodoro y sin ropa. Me costó un buen rato. Tomé varias veces agua para ayudarme. Marcedes me regañó un par de veces "Que esperás hermanita. ¿Acaso ya no me querés? ". Puse todo mi esfuerzo. Finalmente, después de un largo rato buscando posturas sobre el sillón, retorciendome, tomandome mas de un litro de agua y tratando de imaginar que estaba desnuda en el toilet para vecer las inhibiciones, conseguí mi cometido. Sentí de pronto unas pequeñas gotas de orín que brotaban de mi vagina. Estaba tan concentrada en aquel esfuerzo que había olvidado la situación en sí. De pronto reacioné: ¡Estaba mojando mi bombacha con pis!. Sentí terror. Intenté contenerme pero ya era tarde. El envión inicial me impidió detener aquel chorro que comenzó a brotar de mi argolla sin control.

Levanté la vista y vi como Mercedes me miraba sonriente y satisfecha. Con esa mirada sobradora y altiva qu siempre ha tenido. Mientras mis ojos se posaban en ella mi atención volvió mas abajo. A la altura de mi vientre. Sentí como mi bombacha se empapaba y comenzaba a traspasar hacia los jeans y casi de inmediato a la tela del sillón. Quería detenerme pero ya era tarde "¡Me estoy haciendo pis encima!" grité de pronto.

"Si Malena, te estas haciendo pis encima" contestó mi hermana victoriosa. De pronto sentí que me moría de verguenza. Aquello no podía ser mas humillante.

Pero Mercedes corrió hacia mí y me abrazó con cariño. "Gracias Malena" me dijo con dulzura. No sabés lo importante que es esto para mí. De pronto me sentí mas relajada. Aquella sensación de contención que sentía en los brazos de Mercedes era algo casi maternal. Me tomó de la mano y me dejé llevar. "Vamos al toilet me dijo con la misma voz cariñosa, que allí tengo una bombacha limpia y una falda para que te cambies". Tomé consiciencia de mi situación, yo, una mujer de 30 años me había hecho pis encima como un bebe delante de mi hermana menor y estaba de pronto disfrutando de aquellos mimos que ella me propinaba agradecida. Cuando llegamos al toilet me odenó que me sentara en el banco del vestuario y yo obedecí sumisamente. Me di cuenta que estaba empezando a gustarme aquel juego. Mercedes abrió su locker y tomó una de sus bombachas y una falda. Yo hice un ademán de empezar a quitarme los jeans y la falda, pero Mercedes me detuvo. "No te preocupes Malena, yo me encargo de todo". "Recostate" me ordenó.Yo obedecí sumisa y me recosté sobre aquel banco. "Ahora levantá las piernas – me dijo – así. Muy bien hermanita…". De este modo me quitó la ropa. Primero el pantalón de jean y a continuación mi bombacha orinada. Quedé totalmente expuesta delante de ella, con la concha y el culo al aire. Para peor con un olor a pis que no se aguantaba. "Mmm…Viole, que olor – me dijo ella – hay que limpiarte enseguida". Aquellas palabras me produjeron una humillante exitación. Casi sentí deseos de pajearme allí mismo. En seguida volvió Mercedes con toallitas de papel y comenzó a limpiarme toda la vagina y parte de mis nalgas que también se habían mojado con la terrible meada encima. Las caricias de las manos de Mercedes sobre mi cuerpo me pusieron deseperada. A continuación Mercedes me lavantó las piernas y comenzó a colocarme la bombacha limpia. Nuestra pose era como si ella fuese mi mama y me estuviese cambiando los pañales. Esta imagen fue fatal para mí. Mi exitación llegó al límite y no pude contenerlo mas. Dejé que mis fantasías mas pervertidas fluyeran en mi cabeza. De pronto era la hermana mayor cochina a quien su hermanita menor le estaba poniendo los pañales antes de que se vuelva a hacer encima. Al instante en que las manos de Mercedes terminaban de posarse en mi cintura para terminar de colocarme la tanga "pañal" orgasmé brutalmente como nunca en mi vida. Fue un orgasmo sucio, humillante, divino.

Mercedes lo notó pero se quedó callada. Comprendió que había logrado en mí el efecto deseado. Otra vez sonrió victoriosa. Terminó de vestirme y ambas salimos del toilet en silencio. Los minutos siguientes hablamos de asuntos triviales, tratando de suponer que nada había sucedido. Yo me excusé enseguida y me marché aprisa.

Dos días después Mercedes y yo hablamos por teléfono y lentamente llegamos a tocar el tema. Yo confesé que me había hcho sentir bien su cariño y que fue muy grato. Mercedes me dijo que estaba muy agradecida por aquel favor y que si estaba de acuerdo le gustaría repetirlo la semana siguiente. Por supuesto que acepté. La segunda vez me costó mucho menos hacerme encima. Repetimos la escena del vestuario y una vez más me dejé llevar por mis fantasías de ser la nena de mi hermana hasta que alcancé otro orgasmo magnifico. Finalmente, después de aquello vencí mi verguenza y le confesé que me había gustado lo sucedido. Me humillé tanto como fue necesario para llegar a los detalles. Mercedes y yo nos citamos para la siguiente semana.

Esperé con ansiedad aquella cita. Había concurrido a su estudio muy bien vestida. En gratitud a Mercedes elegí mi mejor vestuario para orinarme encima. Una tanga de fina lycra, con unas pantymedias de seda italiana y un pantalón de gamuza a la moda. Incluso me compré una blusa de satén, que de antemano había seleccionado bastante larga para que sobrase batante debajo del pantalón por debajo de la entrepierna para que el orín también la manchase. Unos zapatos de charol lo coronaban todo. Mercedes me aguardaba sentada en su despacho. Ni bien entré me incliné para saludarla con un beso en la mejilla. Al momento hacerlo mi esfinter reventó tal como lo había previsto y mi hermosa ropa quedó empapada toda de una sóla vez, la bombacha, las pantymedias, el pantalón y la blusa tenían el mismo perfume cochino de mi orín. Me abracé a Mercedes y segui orinandome por mas de tres minutos. Siempre con cuidado de no manchar sus ropas, pues una mujer de su clase no podía permitirse tal cochinada de ensuciarse como un bebe como yo lo estaba haciendo. Cuando terminé Mercedes me besó apasionadamente y me acurrucó en sus brazos.

"Vaya hermosa sorpresa que me has dado Malena. Que elegancia para orinarte, en verdad estoy muy orgullosa de vos". "Gracias Mercedes, le contesté sumisa. ¿Vamos a cambiarme? ". Estaba ansiosa por ir al toilet a continuar aquel juego morboso. Pero Mercedes me detuvo. "Yo también te preparé una sorpresa, mirá detrás tuyo"

¡Me di vuelta y vaya que tuve una terrorífica sorpresa. Allí detrás mío estaba Diego, el esposo de Mercedes, el mismo hombre que una vez fue mi propio novio! "Hola Malena" me dijo con vos dulce. Comprendí que había visto desde atrás toda la escena. "No te preocupes – me dijo – Mercedes ya me contó todo sobre vos y tus necesidades. Yo estoy aquí para ayudarle a mi esposa". La verguenza y la humillación que sentí fueron demasiado para mí. Una cosa era compartir aquel secreto con mi propia hermana. Pero que un varón, que encima fue una vez novio mío me viese en tal vergonzoso estado era demasiado para soportar. Me tiré sobre los brazos de Mercedes y comencé a llorar desconsoladamente.

Mercedes me acunó con cariño "No te preocupes Malena, Diego te va a entender igual que yo. Los dos queremos tu felicidad. No tengas verguenza de mostrarte como realmente sos". Salté de sus brazos a los de Diego que me consoló del mismo modo. Finalmente dejé de llorar y los tres nos dirijimos al toilet de damas.

Cuando llegamos a la puerta entré con Mercedes y Diego entró enseguida. "Pero Diego, no podés entrar aquí, este es el baño de mujeres". "No hay problema – dijo Mercedes – aquí no hay ninguna otra dama mas que yo". Dicho esto entre ambos me sujetaron y me recostaron sobre el banco como siempre lo hacía Mercedes. Intenté resistirme, pero Mercedes me sujetó y me ordenó imperativa "Quieta, Malena. Portate como una chica grande…". Una vez mas la voz de mi hermana fue demasiado para una mujer sumisa como yo, no atiné a reaccionar hasta que Diego me había quitado el pantalón. Luego se fue a buscar elementos de higiene mientras Mercedes me quitaba las pantymedias. Finalmente y contra mis quejas entre los dos me quitaron la bombacha. "Por favor –grité yo - soy una mujer y me da verguenza delante de Diego".

El me miró sonriente. Yo estaba tirada sobre el banco en posición fetal, con la concha y el culo al aire como un bebe y oliendo a orines delante de un varón, que para peor una vez fue mi novio. No te preocupes Malena me dijo él, yo no te veo como mujer sinó como a un bebe. La única mujer que quiero es tu hermana." Aquellas palabras terminaron de destrozar mis defensas. A continuación Mercedes y Diego comenzaron a limpiarme al unísono. Me sentí profundamente derrotada destruida. Humillada como mujer y como adulta. Y enormemente exitada. Diego lo comprendió al instante y m siguió el juego. Ambos lo hicieron. Se besaron allí mismo y Mercedes dijo "hay que terminar de cambiar a esta chica, Diego." Yo deseperaba por la verguenza de estar desnuda delante de él. "Ponganme la bombacha, me da verguenza" grité una vez más. "Verguenza debería darte haberte hecho encima" agregó Mercedes.

Diego comenzó a limpiarme la vagina al tiempo que terminó de perderme el respeto allí mismo. "Hay que limpiarte bien ese agujerito con pis que tenés aca entre las piernas antes de vestirse."., me decía.Yo estallé de placer po semejante humillación y comencé alloriquear otra vez desconsoladamente" Que verguenza" seguía diciendo mientras me limpiaba los labios de la concha y me hablaba con su voz de macho "una chica tan madura y aún no sabe usar este agujerito cochino para hacer pichi como una mujer grande. Mirá el olor sucio que tiene tu agujero, Malena" seguía diciendo. Mientras sus dedos de varón me tocaban sin ningún respeto y hacía más comentarios obscenos sobre mi íntimo orificio de mujer, haciendome sentir denigrada al máximo como mujer y como adulta. "mirá que mujer tan cochina sos, dijo finalmente al palpar mi flujo vaginal. Además de haberte hecho pis ahora te estas empapando otra vez el agujero como un bebe" Cuando me dijo esto estallé en el más denigrante y asquroso orgasmo de mi vida. Cuando estaba lista esperé que Mercedes viniese a ponerme la bombacha limpia, pero para mayor sorpresa aún apareció delante mío con un pañal de talla adulta...

II – El contrato: quiero ser la hija de mi hermana

Tres días después Mercedes y Diego me citaron en el estudio para lo que ellos llamaron una charla para el porvenir. Previendo lo que se vendría concurrí a la cita una vez elegantemente vestida. Me puse mis mejores bombachas y pantymedias y un traje muy costoso. Mercedes y Diego me recibieron cortesmente.

Conversamos algunas trivialidades de momento hasta que Mercedes fue al grano. "El asunto es este Malena: vos ya has dado muestras de tus necesidades infantiles, ya sabemos que te guste que te consideremois igual que a un bebe. ¿Cierto?" .

"Así es Mecha, como vos decís" respondí sumisamente.

"Además - añadió Diego – todos sabemos que tu vida adulta ha sido un completo fracaso, tanto en lo profesional como en lo personal. Nadie lo sabe mejor que yo que fui tu novio ¿ cierto Malena ?".

"Si Pablito" respondí muerta de verguenza "Siempre ha sido así para mí".

"Muy bien – agregó Mercedes en un tono mas serio – el punto es que vos te sentís más cómoda actuando como un bebe que como una persona adulta. También es cierto que a Diego y a mí nos gusta mucho coniderarte de este modo. Por otra parte como bien sabés nosotros no hemos podido tener hijos así que es una gran descarga poder colocarte en ese papel".

"Estoy de acuerdo" asentí yo, entendiendo adonde quería ir la conversación de Mercedes y Diego.

"Muy bien hermanita, entonces lo que queremos es legalizar esta situación"

"¿Legalizarla?" pregunté curiosa y confundida

"Así es Malena. Mediante un contrato"

"Un contrato de infantilismo – agregó Diego – mediante el cual se acuerde de ambas partes tu condición infantil y se nos otorgue tu custodia".

"En otras palabras – agregó Mercedes – te adoptaríamos legalmente como a una hija nuestra"

A toda respuesta me abracé a ambos deseperadamente. "¡Mama, papa, si quiero!".

Nos quedamos los tres abrazados durante largo rato.

Finalmente Mercedes rompió el silemcio. "Muy bien, Malena. Sin embargo hay algunas cosas que discutir. Existen cietas condiciones que queremos estipular Diego yo"

"Si por supuesto" respondí exitada

Mercedes tomó de su archivo unos papeles y comenzó a leer.

"Ante todo, Malena. Nosotros vamos a requerir que tu conducta de bebe se completa. No basta con que te hagas pis encima por tu propia voluntad".

La miré extrañada. Mercedes notó un poco de susto en mi expresión y prosigió en un tono mas dulce: "lo que quremos decir, mi amor, es que para ser una mujer bebe vas a tener que volverte realmente incontinente. Necesitamos que pierdas el control de tus esfínteres".

"Pero yo…como…"

"No hay problema – agregó Diego – recordá que nosotros te vamos a cuidar siempre"

"¿Pero como lo vamos a coneguir?"

"Te vas a someter a un tratamiento – agregó Mercedes – mediante hipnósis. Además de tomar cierta medicación. Diego y yo ya hicimos nustra avriguaciones. No preocupes. Te vamos a ayudar a conseguirlo"

"Entiendo, como ustedes digan" respondí cada vez mas sumisa.

"Por otra parte vas a comenzar a usar pañales diariamente, a toda hora"

"Y…como voy a hacer con…lo otro…"

Mercedes y Diego se miraron "quertemos decir que vas a tener que volverte incontinente en todas tus formas Malena" agregó Diego. "Por tu agujerito de hacer pis y por el de hacer caca". La manera infantil en que hablaba Diego sobre mis organos intimos me exitaba terriblemente y me humillaba.

"Para que esto marche bien – agregó Mercedes – deberás acordar en obedecernos siempre como un hijo obedece a sus padres". Yo asentí inmediatamente. Después de todo ya staba acostumbrada a recibir ordenes de mi hermana y de casi todos los demás todo el tiempo.

Luego discutimos varios puntos menores. Debería hacer algunos cambios en mi vestuario, en mi hábitos alimenticios, en mis horarios, etc. Acordamos que me mudaría al día siguiente a su casa para comenzar el tratamiento de inmediato. Luego de unos pocos meses, si todo marchaba bien firmaríamos el contrato formal de adopción. Yo sólo negocié una condición: que ellos deberían hacerse cargo de mí por siempre. De mi mantención, de mi cuidado, de mi higiene, de cambiar mis pañales, de alimentarme y darme todo el cariño que un padre le brinda a sus hijos.

Finalmente Mercedes tocó un punto álgido: "Hay un asunto muy importante en todo esto Malena y creo que debemos decidirlo ahora si queremos seguir adelante". Yo me dispuse a escuchar atentamente.

Mercedes prosiguió: "no se puede firmar un contrato de adopción sobre una persona adulta como en tu caso. Los contratos de este tipo se ejercen sobre menores no emancipados y vos ya tenés 35 años. Excepto bajo ciertas condiciones…"

La miré sorprendida y expectante. Diego entonces me aclaró: "sucede que tenemos que disponer las cosas de modo que no figures como una adulta competente delante un tribunal Malena."

Empecé a entender hacia donde querían llegar. Mercedes fue al punto: "Aquí es donde necesitamos tu aprobación Malena. Necesitamos hacerte pasar por retrasada mental. De este modo conseguiríamos que te retiren tus derechos civiles y te otorguen a nuestro cuidado de por vida"

"Es sólo una formalidad – agregó Diego – pero es un paso muy importante en tu vida. A partir de allí no hay retorno. Por eso tenés que decidir por vos misma ahora".

Me recosté sobre la falda de Mercedes mientras me chupaba el dedo. "¿Que tengo que hacer, mama?"

"Simplemente hay que someterte a un examen picofísico unos días antes de firmar el contrato" me explicó Diego. "Vas a tener que convencerlos de tu condición, para lo cual vas a tener que esforzarte un poco. Ya que vos no sos una retrasada mental genuina, hay cosas que van a tener que simularse. Por otra parte nunca fuiste demasiado inteligente lo cual va a jugar en tu favor, pero vamos a tener que corregir algunas cosas más".

"No te preocupes agregó Mercedes, para ese entonces creo que ya vas a ser realmente incontinente y esto va a ayudar mucho. Por lo demás te vamos a hacer un tratamiento para ayudarte a disminuir lo mas posible tus facultades mentales mas avanzadas". "Aunque no vas a dejar de tener la consciencia de una mujer adulta vamos a intentar que te vuelvas un poco mas tonta de lo que ya sos, querida hermanita"

"Gracias mamá" fue todo lo que atiné a decir mientras me acurrucaba en sus brazos muerta de placer por lo humillante de aquellas palabras. Luego de unos instantes comencé a orinarme encima como las veces anteriores. De inmediato Diego y Mercedes me llevaron al toilet, m limpiaron y me pusieron en pañales. Luego los tres volviomos al estudio a celebrar nuestro acuerdo. Mecha y su marido destaparon una botella de champagne y brindaron por su nueva bebe. Yo por mi parte quise sumarme a su brindis pero no me lo permitieron. A cambio Diego puso a calentar leche y Mecha tomó un biberón de su bolso. Me sentó en su falda y comenzó a darme el biberón.

Continuará

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