La infame vida de una recien casada (Cap 7) FINAL
Tras una serie de años de humillaciones y sufrimientos, Anna, como otras muchas compañeras de amargas visicitudes se enfrenta a un nuevo destino desconocido para ella.
Para poder seguir el filo del relato es aconsejable leer los capitulos anteriores:
Cap 1.- La sorprendente noche de bodas.
Cap 2.- El repugnante regalo de bodas.
Cap 3.- El emputecimiento de la recién casada.
Cap 4.- El ano de Anna es destrozado por el Maestro Manjani.
Cap 5.- La última étapa del viaje de novios.
Cap 6.- La segunda luna de miel.
Capitulo 7.- El viaje sin retorno
Anna, tras aguardar un tiempo ante la puerta cerrada, oyó la voz de Madame diciéndole que esperara para entrar… Asustada, ella lo hizo mientras pensaba… ¿ Quién demonios era el "amigo Persuasor", con quien se iba a encontrar ?
De repente, la puerta se abrió… Los mismos dos guardias negros que vio la primera vez cuando vino con su esposo estaban de pie en la entrada... La agarraron y la arrastraron frente a Madame, que estaba sentada… Ella la miró sonriente y le dijo:
- “El número tatuado en tu mentón se ve muy bien... Me gusta… Es muy erótico… Ahora veremos cómo ha quedado el de tu pubis.”
Los guardias negros desabotonaron los tirantes del caftán que cayó a sus pies... Uno de los guardias tiró de sus muñecas encadenadas hasta colocarlas sobre su cabeza y la arqueó mucho, desde atrás, para que mostrara bien su pubis, obligándola, además, a separar sus piernas y doblar las rodillas… Anna, a pesar de haber pasado mucho, nunca se había sentido tan degradada.
“¡Sí!... ¡Muy bien!.. Se te ve mejor, estando depilada... Tienes unos labios vaginales rosados muy bonitos, y el pubis se nota suave… Ya verás como gustas a los ricos caballeros árabes... Tendremos que prepararte para que tengas tu primer cliente dentro de unos días... ¡Te va a encantar!.. Y me alegra ver que Zaina ya comenzó a dilatarte por detrás... Descubrirás que la mayoría de los clientes que estén interesados contigo será para darte por el culo y sé que querrás ofrecérselo”… Madame se rio de su comentario y continuó hablando:
“Ya verás como pronto te encontrarás desesperada por ofrecerles el ano a tus clientes, una vez que hayas conocido a mi amigo, el Persuasor … E hizo una señal a los guardias negros que la empujaron hacia lo que parecía ser un cepo con dos pequeños agujeros semicirculares, en el centro de la habitación... Anna se preguntó para qué diablos podría ser aquello.
La acostaron sobre su espalda al suelo y sujetaron la cadena de sus esposas, por encima de su cabeza, a una argolla en el suelo... Luego levantaron sus tobillos y los colocaron en los dos agujeros semicirculares del cepo y lo cerraron… Los pies de Anna quedaron muy juntos y elevados del suelo unos sesenta centímetros.
Anna vio a Madame ir a un armario detrás de su escritorio y sacar de él un bastón de punta de plata con un mango curvo… Era el amigo de Madame, el Persuasor .
“¡No!”,… gritó Anna... - “¡No!... ¡Por favor, no!”
“¡Si!”,… respondió Madame, agitando el bastón en el aire... – “Esto es lo que hace que mis hijas quieran complacer a mis clientes, sin importarles si son viejos, gordos o feos.”
“¡No!... ¡Por favor, no!”,… gritó Anna otra vez.
“Sí, hija mía… Es el miedo a esto lo que convierte a una respetable esposa, como tú, en una puta ansiosa y desesperada por ganar grandes sumas de dinero para mí… ¡Porque eso es lo que vas a estar haciendo aquí!”
“¡Oh, no!”,… sollozó Anna.
“Sí… Me vas hacer ganar mucho dinero… Recuerda que le pagué a tu marido una fortuna por ti y tengo que recuperar la inversión... ¿Sabes lo que voy a cobrar por tus servicios, por el uso de tu cuerpo?... ¿Por hacer que una joven francesa se humille ofreciendo su boca, sus manos, su coño y su orificio anal a ricos viejos árabes?... ¡Mil dólares!... ¡Eso es lo que voy a cobrar por ti!... Es una buena cantidad de dinero y los clientes van a esperar muchísimo de ti... Y, recuerda, si alguno de ellos alguna vez siente que no vales todo el dinero que ha pagado, entonces serás enviada aquí nuevamente para tener otra reunión con mi amigo, el Persuasor .”
Nuevamente agitó el bastón en el aire... Anna estaba temblando de miedo y horror.
- “Ya te habrá explicado Ama Zaina que tienes que haber follado con diez clientes antes de que puedas obtener una pequeña manta para tu jaula, y con otros diez clientes más, para obtener una pequeña alfombra o almohada, o un colchón delgado.”
Madame hizo una pausa para dejar que sus palabras se asimilaran.
- “Piensa en eso… Llama la atención de diez clientes para que te elijan, y luego asegúrate de que no se quejen de tus esfuerzos por complacerlos, incluso antes de que ganes una pequeña manta para mantenerte abrigada por la noche… ¡Diez clientes!... Y otros diez antes de obtener otro pequeño objeto… ¿Cómo vas a atraerlos para que te elijan a ti y no a las otras chicas tan bonitas como tú?”
Anna soltó un pequeño gemido de desesperación.
- “Y no lo olvides, que si alguna vez tienes menos de cuatro clientes en una semana, perderás un premio y tendrás que empezar a ganártelo de nuevo... Y si no tiene nada que perder, entonces volverás a visitar a mi amigo, el Persuasor … Debes asegurarte que necesitas ser elegida para ser follada o enculada una vez cada noche, y mejor si son dos veces.”
De nuevo, Madame hizo otra pausa.
- “Pero recuerda que este es un burdel de muy alta categoría… Los clientes vienen sólo con cita previa y cuando lo hacen, esperan que les ofrezcamos una gran variedad de chicas, todas muy hermosas y todas ansiosas por complacer… Es posible que cada noche, varias chicas no serán elegidas… Pronto estarás desesperada por ver de que no estas entre ellas… Y que cuando te elijan, el hombre deberá quedar muy, pero muy satisfecho... ¿Comprendes, Noma?”
Madame agitó el bastón en el aire otra vez, antes de golpear con fuerza sobre su escritorio con un estrépito que hizo que Anna gritara aterrorizada.
“¡Si, Madame!... ¡Sí!... Lo comprendo.”
“¿Y qué es lo que comprendes?”
“Que debo...conseguir...al menos…un cliente…por noche”,… sollozó tartamudeando, Anna.
“¿Y?”,… preguntó Madame.
“Y… si no lo hago.. entonces...tendré el...bastón.”
“¡Lo harás… Ya lo verás!... No me gusta que mis chicas estén marcadas… Si no cumples, lo que obtendrás es un “Bastinado”, es decir, una serie de bastonazos, que es lo que vas a recibir ahora para que sepas lo que es... Y lo vas a recordar por el resto de tu vida, mi niña… ¡Una niña nunca olvida la primera vez que recibe un Bastinado!”
Hizo una pausa para lograr el efecto, contenta de ver que los ojos de la Anna estaban llenas de lágrimas... Y añadió:
- “¡Diez golpes de bastón te voy a dar!... En las plantas de tus pies... ¡Me gusta ahí porque no deja marcas visibles y sin embargo, son golpes muy dolorosos!... Es un gran sitio para pegar… ¡Me gusta mucho.”
Un segundo después, en la sala se escuchó un terrible grito… Nunca en toda su vida Anna había sentido algo así… Ella se retorció desesperadamente, pero tenía las plantas de los pies inmovilizadas y muy bien expuestas al bastón.
“¡Nueve para terminar, mi niña!... ¡Solo piensa en ello!... ¡Nueve más!”
“¡Oh, Dios mío!... ¡No!... ¡No, por favor!... Haré lo que quiera pero no me pegue más, por favor!”
“¡Oh, si… Vas a recibir diez golpes completos, y algunos te los darán mis guardias negros… ¿Te has fijado en sus musculosos brazos?... Pues imagina el dolor que te van a dar… ¡Mucho más que yo!”
Bajó el bastón de nuevo contra las plantas de los pies de Anna... Y, cuando los gritos cesaron, ella continuó hablándole:
- “Nunca olvidarás a mi amigo, el Persuasor … Cómo sucede con las otras chicas, constantemente tu también soñarás con él… Y te despertarás en medio de la noche, gritando de pánico.”
De nuevo, el bastón cayó… Los gritos parecían más fuertes que nunca.
“Y harás cualquier cosa, ¿verdad, mi niña?... Absolutamente todo para evitar volver a verlo, ¿no?... ¿No lo harás?”
“¡Sí!... ¡Sí!,… ¡Haré todo!… ¡Haré todo!”,… gritó Anna.
“Persuasor” el pobre, está muy solo en el armario… No creo que tardes mucho antes de que vuelvas a encontrarte con él de nuevo.”
Segundos después, la habitación se volvió a llenar de nuevo con los gritos de Anna… Justo en el momento en que Anna bramaba, se abrió la puerta y entró la negra Zaina.
“¡Parece que está armando un escándalo!”,… rió, hablando en árabe... – “¡Quizás deberíamos ofrecer este espectaculo a nuestros clientes para que viesen como preparamos a las niñas para que sean dóciles!... ¿Me toca, ya?”, le preguntó a Madame.
“Sí, dale un buen par de golpes, y luego dejaremos que los guardias le peguen otro par, también.”
“Escúchame, Noma”, dijo la negra Zaina, cambiando a francés… - “Si alguna vez veo una pequeña mancha de tus heces en el suelo de tu jaula, entonces esto será lo que te pasará”… Y le lanzó un fuerte golpe, que la hizo aullar de dolor.
El dolor infligido por la joven negra Zaina era mayor que el de Madame... Cuando Anna volvió a calmarse, la negra le dijo:
“Ahora quiero que me contestes a mis preguntas sobre tu higiene... Me gusta mucho pegar con el bastón, ¿sabes?... - A ver, Noma,… ¿dónde harás tus meadas?”
“En el canalón especial, Ama Zaina”,… gritó Anna.
“¿Y tus cagadas?”
“¡En el cuenco con el agua de rosas, Ama Zaina!”
“¿Y cómo lo haces sin derramar nada?”... El duro y degradante interrogatorio parecía interminable, pero estaba teniendo un poderoso efecto mental en Anna... La negra Zaina sabía que esta era la mejor manera de romper el espíritu de una mujer blanca educada.
“Me agacharé con mucho cuidado sobre el cuenco, sin tocarlo, Ama Zaina”,… gritó Anna sin el menor pudor de vergüenza ante el miedo que tenía.
“¿Y cómo te limpias tú misma?”
“Usando mis dedos y el agua en el otro cuenco de rosas, Ama Zaina.”
“Muy bien, porque si derramas algo, volverás a encontrarte con otra vez con el Persuasor .”
“Sí, Ama Zaina… Me esforzaré todo lo posible… Lo prometo”,… sollozó Anna, completamente rota ahora.
Satisfecha, la negra dio el segundo bastonazo a los pies de Anna y mientras esta berreaba de dolor, le lanzó el bastón al más cercano de los guardias negros... Este, lo cogió hábilmente y se detuvo amenazadoramente sobre Anna, diciéndole:
- “Después de esto, vas a tener muchísimo miedo a los guardias, niña.”
El dolor infligido por Madame, o incluso por Ama Zaina, no fue nada en comparación con el de los guardias negros, que tardaron varios minutos en ejecutar sus cuatro golpes.
Terminado los diez golpes, escucho la voz de Madame mientras lloraba desconsoladamente.
- “¡Vete!... ¡Ve de vuelta a tu jaula!”... gritó Madame mientras los guardias negros soltaban las muñeca y los tobillos de Anna... Luego, se volvió hacia la negra Zaina y le dijo: - “¡Asegúrate de que su entrenamiento comience mañana!... ¡Y termina de decorarla!”
La pobre Anna no podía tenerse sobre sus pies magullados, y los guardias la llevaron a rastras hasta su jaula, donde se acurrucó en el suelo, llorando hasta quedarse dormida sobre el duro suelo de su jaula.
“¡ Pierre, te maldigo!... ¿Cómo pudiste hacerme esto con lo que yo te quiero?... ¿A cuántas otras mujeres habrás traído aquí?... Este tratamiento es inhumano”, pensó desconsolada.
Madame, tenía razón, nunca olvidaría su primer encuentro con el Bastinado… Ella haría cualquier cosa para que no le diesen otra paliza con el bastón... Ningún cliente se quejaría de su falta de entusiasmo para complacerlo… ¡Utilizaría la experiencia que tuvo en su primer viaje de novios para ser la mejor puta de todo el burdel!
Mientras intentaba conciliar el sueño, desde su jaula podía oír a otra mujer llorando y llamar a su madre y a otra llamando a su novio… Pero ella no lloraría llamando a su marido Pierre… Él, la había vendido a Madame para que hiciese con ella todo lo que quisiera… ¿ Qué necesidad tenía de llamar a alguien que la había dejado a su suerte?
¡Qué duro y frío era el suelo!... Tendría que esforzarse para ganarse un colchón, algunas mantas, almohadas, y... La lista podría ser interminable… Pero para conseguir cada uno tendría que ser elegida por diez horribles, feos, repulsivo y viejos árabes… ¡Diez!... Y complaciéndolos en todo cuanto deseasen, ofreciéndose a sí misma de la manera más innoble y degradante imaginable… Pero no había otra solución más que esa.
A la mañana siguiente Anna, con gran dificultad al caminar descalza, fue conducida de nuevo a la sala que ya había visitado el día anterior… Le ordenaron subirse a una extraña mesa en forma de Y, tapizada en cuero y con varias correas a los costados.
“Por favor Ama, tenga piedad de…”, intento decir.
“Silencio Noma o te mando de nuevo al despacho de Madame.”
Y Anna calló de inmediato… Y de nuevo vio entrar al árabe vestido con túnica blanca, que impasible le ató fuertemente la cabeza con una correa muy ancha dejándola inmovilizada… Luego, le metió una almohadilla bajo los hombros y le ató las manos a las patas bajas de la extraña mesa, con lo que sus pechos quedaron muy realzados… Otra ancha correa sujetó fuertemente su vientre y finalmente otras correas ataron sus muslos y pies a la mesa en forma de Y, dejándola muy espatarrada… Anna estaba aterrorizada pero no se atrevió a decir nada… Recordaba la paliza que le dieron ayer tarde en las plantas de los pies y que por lo reciente, aún estaba toda dolorida y no podía caminar.
El árabe, durante un tiempo se dedico a apretarle y estirarle sus pezones para conseguir que se pusieran duros… Y una vez logrado, se los atravesó con una gruesa aguja para acto seguido colocarles un aro del que pendía una campanilla… Anna, al tener los pezones muy sensibles, sufrió y retorció mucho con este tratamiento tan salvaje.
“Deberás darle las gracias a Madame por la idea que ha tenido… Ahora cuando corras o bailes, te sonarán deliciosamente las campañitas”, le dijo sonriendo Ama Zaina… - “Y además, te favorecen mucho y tendrás más éxito con ellas puestas”… Esto se lo comentaba sin importarle el daño que estaba sufriendo por hacérselo sin ningún tipo de anestesia… Todo a lo vivo para que sintiera el dolor.
“Y ahora, te van a poner mi capricho… Verás que preciosa quedarás.”
El árabe, con gran precisión, utilizando una remachadora, le taladró el tabique nasal, provocándole tan gran dolor que se desmayó… Cuando despertó de su nariz colgaba un anillo… “ Me están tratando como si fuese un animal ”, pensó llorando por lo denigrante que se veía anillada… Y sintió como, repetidas veces, le limpiaban un poco la sangre de la cara y le ponían crema curativa… Y lo mismo hicieron en sus pechos… ¡Cuanto le había cambiado la vida en 24 horas!
Pero no había terminado todo como Anna creyó… El árabe se sentó entre sus piernas que estaban amarradas a cada brazo de la mesa en forma de Y, metiéndole una gruesa almohadilla bajo sus caderas por lo que su coño quedó bien exhibido… Un pinchazo de aguja y un líquido en vena la dejo atontada.
Anna sintió como le separaban los labios vaginales para dejar al descubierto su clítoris y como Ama Zaina se lo acariciaba hasta que se puso tieso por el placer que, aún estando atontada, le daba… De nuevo sintió ahora, otro pinchazo en la zona y la jeringa le metió otro líquido… La dejaron descansar unos minutos… Luego, Ama Zaina volvió a acariciarme el clítoris pero Anna no sintió nada y sonriendo se lo dijo al árabe.
El hombre cogió un pequeño instrumento quirúrgico que recordaba a una guillotina en miniatura y lo insertó en la base del clítoris… Un pequeño chasquido, una pequeña contracción del cuerpo de Anna y el clítoris fue cortado… Anna había sido capada… Había sufrido una pequeña operación y hubo de cortarle la hemorragia… Nunca más podría correrse a no ser que un pene se la follara y le diera placer desde el interior de su vagina… Su vida a partir de ahora se iba a convertir en un infierno pues debería buscar desesperadamente ser penetrada y los árabes rara vez se la follarían si no estaba fuera de los días de riesgo de ser preñada… Ellos no quieres hijos de esclavas o prostitutas.
Luego, el árabe, al comprobar que su orificio vaginal era muy grande, aconsejó a Ama Zaina que debería cosérselo para hacerlo más pequeño, al igual que venía haciéndoselo al resto de putas, para que el cliente, si le apetecía follársela, al metérsela le provocaría un pequeño desgarro con algo de sangrado y mucho dolor en la chica, lo cual satisfacía mucho al cliente, como siempre sucedía… El permiso fue concedido y Anna fue cosida, también… Llegado el momento le quitarían los puntos pero la carne ya se abría pegado y estaría lista para que, al penetrarla, se volviera abrir, causándole daño.
Todavía atontada fue trasladada a su jaula y atada para que no se tocase… Así permaneció hasta que su cuerpo estuvo totalmente restablecido… Y ella tuvo sobrado tiempo para ver y comprender lo que salvajemente le habían hecho.
Un día la puerta de su jaula se abrió y escuchó la voz de su Ama Zaina.
- “Noma… Sal de inmediato.”
Y ella salió, situándose con la cabeza al frente, las manos esposadas sobre su cabeza, las piernas abiertas y flexionadas, a la espera de inspección, tal y como había visto hacer a sus compañeras.
- “La inspección te la hará Madame… Así que corre a su despacho, llamas a la puerta y esperas a que te de permiso para entrar.”
Y, con toda la rapidez posible, Anna se dirigió de nuevo al despacho de Madame, tocó la puerta, esperó a que le abrieran y por fin, entró… Se colocó ante ella en posición de respeto y sumisión, exactamente igual que momentos antes lo hizo ante Ama Zaina… Y, con la mirada al frente, esperó órdenes.
- “No te puedes imaginar cómo me gusta lo bien que Ama Zaina ha ordenado que te dejasen… Estás impresionante… Los pechos con campanitas siempre me han encantado… A ver, ven aquí y pon la pierna derecha sobre la mesa y dóblate hacia atrás para poder ver bien como quedó tu coño.
Anna, humillada y degradada, fue ayudada por un guardia negro para poder cumplir la orden recibida.
“Qué bien, niña… Ya estás capada… ¿Ves?... Te han cortado el clítoris y con ello te has quitado el problema de intentar masturbarte… Pero podrás tener orgasmos siempre y cuando te follen y ayudes a ello para conseguir correrte, si es que te lo autorizan, claro… Porque si no, mi amigo “Persuasor” tendrá que actuar de nuevo.”
“Muchas gracias, Madame por todo lo que hace por mi”, dijo Anna muy humillada, recordando las palabras que le “aconsejó” Ama Zaina… No quería recibir otro castigo por no haberlo dicho.
“Eso no tiene importancia con todo lo que te espera, niña… Ya verás lo que vas a disfrutar a partir de ahora… Anda, métete bajo de mi caftán y límpiame bien antes de correrme, que llevo días sin lavarme.”
Y con ojos de espanto por lo escuchado, Anna, temblando, se metió bajo la ropa de Madame, que con las piernas abiertas la esperaba… Un tremendo tufo llegó de inmediato a sus fosas nasales pero pensando en un castigo terrible, saco la lengua y comenzó a lamerle el coño, metiéndosela en el orificio vaginal y luego chupándole el clítoris… Puso todo su mayor empeño para que disfrutase al máximo… Y lo consiguió… La salida de una gran cantidad de flujo se lo confirmaba y ella no paró de chupar y lamer hasta que se lo ordenó Madame una hora más tarde… Quedó muy agotada.
- “Muy bien, Noma… Ya puedes salir e ir de nuevo a presentarte a tu Ama Zaina para seguir con tu aprendizaje, que pronto vas a empezar a trabajar duro.”
Y sin más, Anna –ahora, Noma- fue en busca de su Ama Zaina que comenzó con su entrenamiento y preparación… La primera orden fue bailar con el ritmo de una sensual música árabe, bajo la amenaza de un guardián provisto de un látigo… Nerviosa, Anna, trató de seguir el intrincado movimiento oscilante de las otras dos chicas que bailaban, también desnudas, a su lado… Se dio cuenta de que estaba mostrando su cuerpo de una manera provocadora y descarada… Y no pudo evitar sonrojarse.
La segunda orden de la negra Ama Zaina fue la de enseñarse a mostrar sus labios vaginales y su ano lo más abiertos posibles para que el cliente pudiera verlos antes de elegirla… Todo era muy degradante pero de no obedecer, y hacerlo muy bien y con entusiasmo, el látigo o el amigo Persuasor, le estarían esperando... Y a esto hay que añadir, mantener la cabeza erguida, los pechos hacia delante sosteniéndolos con las palmas de sus manos y poner las piernas abiertas y un poco flexionadas mientras el cliente la inspeccionaba mostrándole su deseo de agradar para que él la eligiera a ella y no a sus rivales.
La negra Ama Zaina miró a Anna satisfecha... Gracias al miedo a su látigo y al Bastinado de la Directora, esta joven francesa estaba entrenando bien, como puta... Y pensó dejar para más adelante su entrenamiento con otra chica porque a veces el cliente solicitaba dos putas al mismo tiempo.
“¡Disfruta, Noma!”, escuchó Anna en un momento de su entrenamiento... Sonrojándose, se puso frente a la negra Ama Zaina, y con sus manos separó sus labios vaginales y comenzó a masturbarse... Esto era algo que la negra Ama sabía que los cliente encontraban muy excitante y que tendría que hacer delante de ellos.
"Hazlo bien, Noma", le advirtió el Ama Zaina levantando el látigo... Anna siguió masturbándose lo mejor que sabía, metiéndose dos dedos en el coño… Nunca se hubiese imaginado que se vería obligada a hacer algo tan íntimo y privado frente a una mujer o un rico árabe cuando tuviera que exponerse ante él... Pronto pudo sentir que se estaba volviendo húmeda de excitación pero no podría correrse de otra manera por tener el clítoris cortado.
“¡Para… Las putas nunca se corren masturbándose… No lo olvides… Ahora te dejo con tu supervisor para que practiques la forma de exhibición que debes aprender hacer correctamente”, le dijo antes de retirarse.
La forma de exhibición que el supervisor le enseñó a moverse al son de la música fue increíblemente humillante... Pero la amenaza del bastón fue suficiente para hacerlo de manera perfecta y repugnante… Fue horrible, pero la obligaron a seguir practicándolo una y otra vez hasta que le salió como ellos querían.
Y el primer día de su “trabajo” llegó… Su cliente estaría sentado en un cómodo sillón hasta que ella escuchó el tintineo de una campana que anunciaba su entrada a la zona de exhibición… Las cortinas se apartaron mientras ella se estremecía y las luces se atenuaron dejando sólo iluminada la zona por donde desfilaría totalmente desnuda y lo más provocativa posible para llamar la atención de su cliente y conseguir que la solicitase a ella y no a otra… Todo tremendamente denigrante.
Caminó totalmente erguida balanceándose lo más provocativamente posible llevando en la mano un cartel con su número en árabe para que el cliente recordase sólo eso, el número… Hizo todo tipo de piruetas degradantes, metiéndose dedos en el coño y culo, sonriendo continuamente mientras sus pechos rebotaban… Luego se quedó inmóvil con la cabeza levantada y las manos unidas detrás de su cuello, para mostrar sus firmes senos empujados hacia fuera para que el cliente palpase la mercancía que iba a degustar.
Y en esa misma postura desvergonzante, abrió descaradamente las piernas, flexionándolas, y empujando sus labios vaginales hacia fuera para que se pudiera verse su coño con toda nitidez… Luego, se giró e inclinó hacia delante y, mientras sus pechos colgaban, ofreció una visión muy erótica de su orificio anal y coño desde atrás.
Finalmente, moviendo obcenamente sus nalgas, se enderezó y alzó los brazos, manteniendo los dedos estirados… Y levantando las rodillas a la altura de las caderas, marchó fuera de la zona de exhibición a esperar si tendría la “suerte” de ser elegida o no.
La ‘ suerte ’ representaba para ella una tabla de salvación para evitar al amigo ‘ Persuasor ’ si no era productiva y por contra, sería sometida a todo tipo de aberraciones sexuales que quisieran hacer con su cuerpo… Y encima, recordando que debería esforzarse al máximo para dejar al cliente lo más contento posible porque en caso contrario volvería a visitar al siempre su amigo ‘Persuasor’.
Y así, Anna, estuvo más de cuatro años siendo explotada diariamente e intentando cumplir al máximo para evitar todo tipo de castigos, que no siempre consiguió evitar… Tal era ya su degradación que ni se acordaba que su marido la había dejado allí por cinco años.
Un día Ama Zaina le dijo que se presentase ante Madame… Asustada y tras aguardar un tiempo ante la puerta cerrada, oyó la voz de Madame diciéndole que esperase…
- “Hola Noma, quería comentarte que la semana pasada estuve hablando con tu exmarido porque, aunque tú no lo sepas, él presentó la demanda de divorcio por abandono de hogar”, le dijo sin inmutarse lo más mínimo… - “En la conversación que hemos tenido ha decidido venderte pero a mí no me interesa comprarte, dado que tu rendimiento ha bajado mucho, lo cual es lógico porque ya los clientes empiezan a cansarse de ti… Sin embargo he pensado ayudarte después de la gran cantidad de dinero que me has hecho ganar con tu trabajo y tengo un cliente, que es un anciano muy rico y cruel, que me pidió comprarte para su harén.
Anna, que estaba desnuda, abierta de piernas flexionada y los brazos en la nuca, con la mirada al frente, o sea, en la típica posición de entrega de siempre,
¿Adquirirme para su harén?, preguntó sorprendida.
Sí... ¡Piensa qué vida tan hermosa y lujosa podrías tener allí hasta que te repudie más adelante y termines en un lúgubre lupanar del puerto!... Ese viene a ser el destino final de todas mis chicas.
¡Oooh!... Lo que Madame decida… Yo simplemente soy una esclava y debo obedecer!,… exclamó Anna emocionada… Desde hace tiempo ella sabía que el destino final de cualquiera de sus compañeras de infortunio era ir a un harén de un árabe anciano y cruel, que por mucho que las golpeara, este lugar era más terrible… Sabía que no podía esperar ser liberada en el mundo normal y menos no con esos números tatuados en su barbilla.
“Será nuevo todo lo que te espera, niña… Ya verás lo que vas a disfrutar a partir de ahora… Para que me agradezcas por todo lo que he hecho por ti, Nona, métete por última vez bajo de mi caftán y límpiame bien antes de correrme, que llevo días sin lavarme.”
Y, sin más, Anna, se metió bajo la ropa de Madame, que la esperaba con las piernas abiertas y el tremendo tufo, ya conocido por ella, le llegó de inmediato a sus fosas nasales pero pensando esta sería la última vez, saco la lengua y comenzó a lamerle el coño, metiéndosela en el orificio vaginal y luego chupándole el clítoris… Puso todo su mayor empeño para que disfrutase al máximo… Y lo consiguió… La salida de una gran cantidad de flujo se lo confirmaba y ella no paró de chupar y lamer hasta que se lo ordenó Madame una hora más tarde… Quedó muy agotada.
- “Muy bien, Noma… Ya puedes salir e ir de nuevo a presentarte a tu Ama Zaina que te está esperando para entregarte de inmediato.”
Y sin más, la denigrada y resignada Anna se dirigió en busca del nuevo destino sin saber nada de todo lo que le esperaría pasar en su nuevo destino: el harén.
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