La inexperta directora

La Dirección de un grupo de personas requiere de "mano dura" y Laura no está aún suficientemente preparada.

¡Por fin estaba sentada en aquel despacho…de Dirección!.

Después de varios años (no muchos, la verdad) ejerciendo de monitora en diferentes proyectos socio-educativos, me había convertido con sólo 29 años en la "mandamás" de mi Proyecto.

Toda la noche anterior estuve pensando en el día de la inauguración. Un equipo de profesionales: docentes, psicólogos, orientadores laborales y administrativos, y un grupo de 22 alumnos bajo mi directa responsabilidad...¡todo un reto!

El Proyecto, con una duración de 2 años, estaba enfocado para jóvenes mayores de 20 años en busca de su primer empleo. Además todos ellos y ellas habían tenido ya algún roce con la justicia por delitos menores; no iba a ser fácil…y por eso me quedé un tanto sorprendida de mi elección ya que mi inexperiencia en la "jefatura" era un hecho, y había otros candidatos que sí la tenían. Precisamente el día que me comunicaron la decisión personalmente, el técnico de selección dijo haber valorado mi buen trabajo como monitora en otros proyectos parecidos y que junto a mis ganas, edad y buena presencia era la candidata ideal para dirigir este nuevo plan.

A decir verdad no soy una sex-símbol ni mucho menos, pero la naturaleza tampoco se ha comportado mal conmigo. Mido 1.66, entradita en carnes…y por esa razón tengo un par de tetas y un culo bastante deseables; y además poseo una cara simpática (según dicen, aunque me veo algo feilla). Así pues y teniendo en cuenta que tendría que tratar con jóvenes alumnos y un pequeño equipo de adultos (8 en total) decidí desde el primer día prestar especial atención a la ropa e intentar no dejar ver muchos mis atributos.

El proyecto comenzó y se desarrolló sin especiales incidentes hasta el segundo mes, momento en el que mis compañeros, me instaron a que le llamara la atención a un alumno polémico que en repetidas ocasiones había metido la pata y que ya empezaba a acumular demasiadas faltas.

Decidí llamarlo al día siguiente y así informarme previamente sobre el chaval.

Jorge, 22 años, de complexión atlética…precisamente su encuentro con la justicia fue en una competición deportiva donde participaba en lanzamiento de pesas. Tras un altercado con otro atleta, Jorge le había propinado una paliza tal en el mismo estadio que el muchacho tuvo que ser ingresado bastante fastidiado…además se resistió a la policía.

Sus faltas en el Proyecto: fumar en el Centro, varias faltas sin justificar y desinterés voluntario y probado.

Inteligente, líder innato y aceptado…¡Todo un elemento!

Al día siguiente me vestí con un pantalón de pana anchito, negro; blusa blanca y un chaleco de lana fina, también negro…intentaba causar el mayor respeto posible desde el principio de la entrevista, y evitar cualquier desviación. Jorge era listo y también podía haber preparado sus argumentos para contrarrestar mi "llamada de atención".

El encuentro iba a ser a primera hora de la mañana, sin embargo por motivos varios, se tuvo que celebrar a mediodía (12.00 h); además, salvo la orientadora que se quedaba en el aula con un grupo de 6, entre ellos Jorge, todos se marcharon a unas Jornadas durante el resto del día.

Había estado muy ajetreada y el calor en el despacho era sofocante por lo que me había quitado el chaleco, cuando de repente llamaron a la puerta. Debía ser él.

"Adelante".- estaba abriendo cuando me percaté de que mi "coraza negra" había sido cambiada por una sensual blusa que apenas podía sujetar los botones, empujados por dos senos voluminosos y altivos.

"¿Me había llamado, no?.- sonó una voz dulce y varonil.

"Sí siéntate".- intentando recomponer mi figura me senté frente a él, con la mesa entre ambos. En pocos minutos le puse las cosas claras respecto a su comportamiento y las medidas a tomar si fueran necesarias.

Mientras hablaba, me miraba con unos ojos negros, bonitos y con una leve sonrisa marcada todo el tiempo en su cara que le hacía dos hoyitos muy sensuales…era bastante guapo; y además sus brazos al descubierto -tenía camisa sin mangas- demostraban perfectamente que el muchacho se dedicaba al lanzamiento de pesas. ¡Un yogurt de niño!

A pesar de haberme mostrado bastante dura con él, nunca cambió su gesto…pero sí sus ojos…me penetraban directamente en mis senos, en mi boca, en mi pelo, en mis ojos.

Ni un solo momento pude dejar de comprobar que me estaba "comiendo" con la mirada.

"Bien…¿tienes algo que decir?".- mi instinto femenino me decía que algo muy fuerte se estaba cociendo en esa mente, y así fue. Su sonrisa creció y suavemente otra vez dijo:

"¿Puedo llamarte por tu nombre, Laura?".

"Sí, por supuesto".- eso siempre acercaría más la relación directora-alumno.

"Perfecto. Laura, mientras me decías todo lo que me tienes que decir, como buena directora…me he fijado que tus tetas son idóneas para hacerme una paja"…me quedé paralizada, fui a hablar, no pude…el continuó.-"y además tus ojos alegres y labios carnosos son ideales para chupar"…¡tenía que hablar, parar lo que estaba ocurriendo pero mi cuerpo y mi mente no se ponían de acuerdo!. Todo era muy rápido y él seguía hablando al mismo tiempo que se levantó de la silla y sorteó la mesa, yo me giré viéndolo venir y sin reaccionar escuchaba.-"Eso, tu ahí sentada…vas a ver algo grande…" y bajándose la cremallera delante de mi cara se la sacó. ¡22 años y 22 centímetros…!

Salvo un novio que había tenido cuando yo contaba 19, y con el que duré un par de años…desde entonces nunca más la había chupado, y ni mucho menos aquel chico tenía las dimensiones que se hallaban a sólo medio metro de mi cara.

Mis ojos no daban crédito a aquel hermoso capullo, brillante, lubricado…el muy cabrón estaba bien cachondo desde un principio. La situación no era clara, todos los principios, ética profesional, deber…se habían ido a tomar por culo; de repente noté su mano apoyándose en mi nuca, quedé electrizada,…me empujó suavemente y sin querer proponérmelo mi boca se fue abriendo para recibir tan aguerrida verga. Sus líquidos preseminales habían lubrificado bien el aparato y éste se fue deslizando lentamente hasta el fondo de mi garganta…me la sacó rápido y volví a hacer lo mismo 3 ó 4 veces más…¡estaba gozando como una perra!.

Sus manos me desabotonaban la blusa y sin mucha dificultad pudo desenganchar el sujetador…mis dos hermosas tetas quedaron al descubierto y sus dos manos me las abarcaron por completo…me apretaba, me pellizcaba…y yo seguía mamando sin cesar, sin dejar un trozo de esa inmensa polla sin lamer.

Mi mano derecha no soltaba la base su polla y con la izquierda, desalmadamente, le tocaba los huevos, el culo, los muslos, los brazos…como una perra.

Después de un buen rato noté como se tensaban sus piernas…"ahora te voy a follar la boca, señora directora".- me puso a cien el comentario y se lo hice saber con una buena lamida de abajo a arriba, volví a juguetear con su capullo en mis labios y de repente me agarró por la cabeza y comenzó suavemente a "follarme" la boca. Estaba quieta recibiendo aquel inmenso palo una y otra vez, cada vez más fuerte, dando vueltas en mi boca. Salía entero y entraba de nuevo…Jorge se tensó y comenzó a correrse en mi interior. Mi boca no daba abastos para tanto semen pero no podía manchar el despacho o los papeles, así que tragué como una ebria empedernida. La saqué hasta quedarme sólo con su capullo en mi boca y siguió manando como si de un manantial se tratara.

"Déjamelo limpio, señora directora,…".- y yo obedecí, porque aquella polla me había hipnotizado, me había abducido completamente. Lamí y lamí

Se colocó bien el pantalón, se dio la vuelta y abriendo la puerta salió del despacho sin decir nada más.

A mí, en cambio, me costó más de media hora volver en mí, degustando aún el semen de un alumno demasiado listo…para una inexperta directora.