La increíble historia de Mandy y su locura felina
GataColorada resume así su segundo relato para el ejercicio psiquiátrico: Relato en seis escenas, donde se mezcla el incesto con el sadismo y la orgía.
La increíble historia de Mandy y su locura felina.
- La razón de ser internada.
" La pequeña ala en la que va a estar ,es la de los mitómanos. A ninguno le da por ser una persona normal, todos son ilustres. La ventaja es que cada uno es un personaje, si tuviéramos dos Napoleones sería la guerra."- comenta con una sonrisa el Dr. Waldemar , el Director del Hospital psiquiátrico, mientras devora con los ojos, cargados de lascivia, a la mujer sentada frente a él . Es una morena en los treinta, el cabello a lo paje, de hermosas facciones en las que destacan unos labios mullidos y sensuales, la blusa entreabierta deja ver el canal de sus turgentes pechos y la pollera, por encima de las rodillas, muestra unas piernas escultóricas.
" Son tranquilos, mientras no se les lleva la contraria. Como ve, el ala del sanatorio es limpia y bien ventilada, tiene un buen jardín para pasear. Para lo que usted quiere es lo más adecuado. En otros pabellones sería un riesgo que no podemos asumir, pese a la recomendación del señor Freedman. Y más como quiere, que sólo yo sepa que su internamiento es voluntario, para escribir una novela. Es lo que le puedo ofrecer, y sin estar de acuerdo. Pero su hermano ha sido muy persuasivo y además usted va a pagar como cliente de lujo."
Mandy le mira satisfecha. Le va a permitir escribir ese libro, que espera sea un best seller como los tres anteriores. Siempre ha investigado sus novelas, viviendo lo que cuenta, ésta sobre la locura y el sexo en los manicómios, quiere que sea igual, por eso le ha pedido a su hermano Nestor, financiero del psiquiátrico, que le ayude.
"Estoy de acuerdo con Usted. Pero cuénteme, ¿cuántos serán mis compañeros? ¿ cómo son?."- pregunta Mandy , curiosa y con ganas de saber.
"Tenemos un Julio César y un Luis XIV, esos son a los que les va la historia. De la ficción: Tarzán y el Hombre Invisible. Mujeres, María Magdalena, que se cree la esposa de Jesucristo, el Código da Vinci, ha hecho mucho daño e Isabel la Católica. Como ve a nadie le ha dado por ser el vecino o la vecina de al lado. Usted, ¿quién va a querer ser?"
" Usted, ¿quién me aconseja? No se me ocurre nadie, así de pronto."
"Mañana cuando la traigan a las 10, me lo comunica. Y traiga ropa para vivir el personaje, todos van de acuerdo con sus manías"
- El personaje.
Mandy desnuda, tumbada en el lecho deshecho tras el coito apasionado, mira la tele.
Ha pagado el favor a su hermano con sexo. Siempre ha sido así, desde que niños ambos jugaban a médicos, cuando uno necesitaba algo del otro sabía que tenía que darle placer. Era un acuerdo no escrito pero de obligado cumplimiento.
Recuerda la primera vez que vio saltar el semen de Nestor, tras manipular su pija con su manita inexperta y cómo aprendió a chupar vergas practicando con él. Debutó con su primo Peter, tras la fiesta de 15, pero luego había cogido regularmente con su hermano, descubriendo sus gustos y sus ritmos.
Al llegar a casa y verle esperando, sólo cubierto con un albornoz, sabía lo que quería. Su cuñada sólo le permite el sexo misionero, así que se va desnudando ante la mirada cargada de vicio del hombre, mientras cuenta la entrevista.
Abre la cama, como una perrita expone su cola redondeada y firme a su hermano. Él ensaliva el camino oscuro. Mandy se apoya en los almohadones dejando las manos libres para acariciarse. Nota el glande enfundado en el condón apretando la puerta trasera, despacio va entrando en su cuerpo. Se toca el sexo vacío mientras las embestidas aumentan la profundidad y el ritmo.
Nota como se retira, sabe el juego, se arrodilla ante él y sin dejar de masturbarse, ahora rápido el clítoris, espera que la verga palpitante llegue a la boca. Los labios acolchan el miembro, succiona, lame, chupa , mama hasta que liba la leche viril. Apenas unos segundos más alcanza su orgasmo, sigue con el hombre en su boca, hasta acabar sus espasmos.
" Si tú eres Lucrecia Borgia, yo entonces seré tu Cesar. El modelo de Maquiavelo. Cuídate y no hagas locuras"- le dice mientras acaba de vestirse.- "Hoy tengo una cena aburrida pero importante. Chao, hermanita"
Zapeando, medio adormilada, piensa en la hija del Papa Alejandro, no es un mal personaje. Ante sus ojos surge la belleza de Halle Berry enfundada en cuero negro, es como la caída del caballo de San Pablo, sigue viendo el film y sabe que ha decido quién va a ser: GATUBELA.
- Conociendo a sus compañeros.
Mandy lleva cuatro días viviendo experiencias para su libro, sus compañeros de manicomio le proporcionan desde cultura a placer. Como todos van vestidos de su personaje, la pequeña ala parece una fiesta de disfraces.
Los personajes históricos le han impresionado, son una lección de época cuando habla con ellos.
Julio César y Luis XIV le han contado sus vidas, sus anhelos, y ha revivido con ellos desde el Senado Romano a las intrigas de Versalles. Y no son malos amantes, un poco dominantes pero incansables. El romano cree que es una esclava persa y el francés una de sus favoritas, y entre discurso y discurso se daban unas buenas cogidas.
Tuvo un problema inicial con Isabel la Católica, no se lavaba ni se cambiaba hasta que conquistase Granada. Con habilidad y un poco de ayuda de Luís XIV, lograron convencerla de que la batalla había acabado y lo que le tocaba vivir era el Descubrimiento de América. Pasada por el agua, resultó una hermosa pelirroja en los finales de los cuarenta, con espíritu libidinoso que Mandy encauzó hacia el francés. La unión entre las dos potencias se había convertido en una cuestión de Estado que necesitaba aceitarse en el lecho. La castellana sostenía que los Trastamara eran sexualmente hiperactivos, así que el rey Sol debía cumplir las expectativas de aquella hembra ansiosa. Mandy perdió un amante pues el pobre hombre apenas era capaz de satisfacer a la reina ardorosa.
María Magdalena era una morocha de pelo largo y enrulado que cuidaba a todos como una madre. Sobre todo en la comida, magnífica cocinera preparaba auténticos festines, manteniendo que no todos los días su esposo Jesús iba a hacer los milagros de los panes y los peces o del vino de Caná. Mandy descubrió que si estaban solas y se paraba de espaldas a la luz, la mujer la tomaba por su divino marido y le lamía los pies, limpiándolos y después secándolos con sus largos cabellos. Era un acto fetichista que la ponía caliente, nunca lo había practicado y aquel chupeteo de sus dedos la excitaba, le apetecía hacerla el amor, Mandy era bi y disfrutaba tanto de mujeres como con hombres, pero cuando le insinuó a la Magdalena el tema, ella le explicó que era fiel a su esposo, que se calmara como hacía ella, y sin mas preámbulos comenzó a masturbarse frente a Mandy. Y así comenzó una rutina en la que tras el lavado bucal de pies, las dos mujeres se pajeaban una frente a la otra.
Tarzán y el Hombre Invisible debían haber intercambiado de locura.
El primero era un gordito de apenas 1,50 que la seguía a todas horas, insistiendo que era el rey de la selva y que Mandy, una gatita o panterita, tenía que obedecerle y darle satisfacción. Ella se negó al principio, con el romano y el francés tenía cubierta su líbido, pero cuando éste se dedicó a la española, cedió a sus pretensiones. No es malo tener dos amantes. Y ahí se llevó la gran sorpresa, el miembro de Tarzán más que de hombre o mono parecía de elefante. Nunca en su vida le habían llenado la vagina con un instrumento similar, al punto que para coger, al principio sólo podía adoptar la postura del hombre tumbado y ella cabalgarle, pero dejando más de media verga fuera. Pero Tarzán quería ponerse encima, así que idearon un sistema en que Mandy le ponía las dos manos en la pija, reduciendo el tamaño del órgano penetrador. No les iba mal, y el hombre mono gozaba como un loco al tener toda la manguera apretada.
El Hombre Invisible era un caso aparte, cuando se lo presentaron vestía un piloto largo, sombrero, y gafas de sol. Según él, era la única forma de que supieran donde estaba. Muy alto y muy fuerte, pasaría de los 2 metros, y de los 120 kilos, pero todos de músculo, impresionaba cuando se paraba desnudo ante Mandy y se masturbaba. Entraba en su habitación, la seguía cuando estaba con María Magdalena y sin ropa (según él nadie le veía) se pajeaba con total tranquilidad. Al principio se asustó, pero una vez acostumbrada, el tener un espía viéndola añadía un punto importante de excitación.
Mandy tomaba notas y disfrutaba de su estancia en la clínica.
- La terrible verdad.
Mandy acude al despacho del Dr. Waldemar vestida de Selina Kely, tiene ganas de no usar el disfraz de Gatubela , el cuero o el látex, tiene un doble juego, le hacen sudar.
La conversación transcurre tranquila, pese que a la mujer le da la impresión que el médico sabe todo lo que ha hecho. No sospecha cuando entra la enfermera, sólo siente un pinchazo en el hombro.
Se despierta desnuda y amordazada, atada en aspa a una mesa de madera. Una luz fuerte la ilumina, en la penumbra ve al Dr. y la enfermera , ambos sólo llevan una bata blanca.
"Ya se ha despertado nuestra gatita. Le gusta mucho coger, es una viciosa, y va a disfrutar con los juegos que tenemos para ella."- dice el médico con voz ronca.
" ¿ Le importa que me la coma mientras Ud. prepara el material?- la enfermera se ha desnudado. Es una rubia grande, de casi 1,80, con pechos operados que pasan de los 100 y que mira con lujuria. No espera la respuesta del hombre para lanzarse entre las piernas de Mandy y comenzar a chuparle el sexo.
Le repugna la situación, no aguanta que la violenten, es lujuriosa pero cuando ella quiere. No soporta ser forzada a hacer nada que ella no decida como y con quien.
No goza con la lamida de sexo, la humedad es de las babas de la enfermera.
"Esta niña no es buena, se resiste al placer"
" No se preocupe ahora corregiremos sus malos hábitos"
Le pone una inyección en el muslo, no sabe qué es, pero a los pocos minutos siente una calor por todo el cuerpo, y cuando le ponen las pinzas en los pezones y en el clítoris está cachonda.
Las corrientes eléctricas no son fuertes, la excitan , y sin querer se va. Y vuelve a irse.
" Ahora penétrela"- Mandy mira asustada a la enfermera que se puesto un arnés con un falo negro enorme.
La coge durante un largo período, en el que la paciente va de orgasmo en orgasmo.
La sueltan los tobillos, está exhausta, no tiene fuerzas, la droga que le han dado, la ha convertido en un juguete erótico. Le alzan las piernas, el médico se aproxima y le clava su arma en el ano. Enculada sigue gozando, no necesita acariciarse, la electricidad sirve de afrodisíaco. El semen la inunda.
"Quita la mordaza, para oírla chillar. Después del placer viene el dolor"
Al poder hablar Mandy les amenaza con su hermano.
Se queda helada con el comentario del Dr. Waldemar.
" Ya me dijo el señor Freedman que te creías su hermana, una novelista en busca de experiencias. Te vas a quedar acá para siempre, así que ya puedes aprender a obedecer. Cuando te afees , o dejemos de cobrar nuestros honorarios, veremos que hacemos contigo, podemos venderte a una productora de esas que filman asesinatos rituales. Así que haznos gozar para que llegue lo más tarde posible. Y ahora aumentemos la potencia"
La mujer nota el incremento de la energía, el placer se convierte en un terrible dolor. Al cabo de unos minutos se desmaya.
- La fuga.
El Dr. Waldemar mira a través en la pantalla lo que hacen los internados, a su lado, Inge, la enfermera, se masturba.
" Es buena la gatita, muy puta, en tres sesiones ha aprendido. Chupa bien y le gusta que la cojan, todo por reducir el dolor. Mira que cariñosa está con el Hombre Invisible. Cuando le hemos explicado que todo se graba, está montándonos buenos espectáculos"
Mandy tapada por la gabardina del hombre, le recuerda lo que debe hacer.
" Si, si , lo haré pero ahora chúpamela, que me da mucho gustito"
Gatubela , enfundada en cuero negro, logra la descarga de leche.
Tarzán y Julio César la esperan, se quita los pantalones, en corpiño y antifaz, va dejando que la enorme verga del hombre mono la penetre. Las dos manos que agarran el pene impiden que la destroce. Levanta las nalgas, el romano abre la túnica para sacar su miembro erecto, que aproxima al ano de la mujer, y sin miramientos lo introduce.
Mandy sabe que sus cuidadores la espían, y que graban el show que se enriquece con los locos reyes cogiendo excitados por el espectáculo. María Magdalena reza, el Hombre Invisible, satisfecho sexualmente, mira.
Empieza a caer la noche, no han encendido todavía las luces, la sala está en penumbra, los pacientes han acabado la actividad sexual, vueltos a vestir esperan la cena.
Mandy, mimosa, se acerca al Hombre Invisible: "Nadie te puede ver"- le murmura mientras él se desnuda.
Inge entra con la bandeja cargada de los tranquilizantes que han de tomar los pacientes, le acompaña un cuidador con una picana por si hay algún problema. No se dan cuenta de la presencia del Hombre Invisible, desnudo junto a la puerta. En silencio golpea a al enfermero que cae redondo, antes que la rubia pueda gritar, entre Julio César y Luis XIV la inmovilizan, tapándole la boca.
Ahora son los dueños de la situación, los atan, dejándolos al cuidado de la Reina Católica, no se fían de la bondad de María Magdalena, Julio César y Mandy se visten con las batas de Inge y del cuidador y con los otros cuatro compañeros salen de su ala , dispuestos a controlar el Psiquiátrico.
En menos de media hora han reducido a los tres guardianes restantes, queda el Dr. Waldemar. Al tercer guantazo del Hombre Invisible, uno de los prisioneros les indica donde descansa.
La puerta cae ante el golpe combinado del Hombre Invisible, Luís XIV y Julio César, el sádico está sentado en un sillón, mientras una hermosa muchacha, arrodillada ante él, le chupa el miembro , no tiene tiempo de reaccionar cuando ya está atado.
Ahora si son dueños absolutos del hospital.
"Antes el cruzar el Rubicón, debemos saber a donde vamos"- plantea el romano-" y hay que obtener información de los prisioneros"
" Waldemar nos dirá todo"- dice la Reina Católica que se ha incorporado en la sala de experimentos cuando llevaron a Inge a la misma.
" A los galos les ablandaba que un legionario les sodomizara, creo que podemos empezar por ahí. Tarzán ¿ no te importa encular al Dr.?"
"Gracias, en la selva jugaba mucho con otros monitos a esas cositas"
Colocan al malvado Waldemar en posición de perro y tras él, la selva poderosa enchufa su enorme aparato al pequeño esfínter. A medida que la inmensa arma empala al médico, este pasa de las lágrimas a los gritos, y de los de los gritos a los aullidos. Se desmaya.
Lo despiertan con un balde de agua fría, está temblando, de su ano desgarrado sale una mezcla de sangre, mierda y semen.
" Creo que son mejores los procedimientos de mi Torquemada"- sostiene la pelirroja, que excitada se ha levantado la falda para masturbarse frenéticamente- " Antes usábamos el fuego, ahora podemos utilizar la electricidad.
El Hombre Invisible, que como es bien sabido había sido un gran científico, es el que pone las pinzas en el pene del perverso Waldemar. Da al interruptor, y quizás por la potencia excesiva o el estar mojado el médico, se produce un chisporroteo en la carne que pasa a negra y que cae carbonizada. Un grito desgarrador es la expresión del paro cardíaco del médico.
" Se nos ha muerto"- comenta Luis XIV- " ahora la gente no aguanta nada. Habrá que interrogar a la enfermera"
Inge les mira con ojos aterrados, cuando el grupo se acerca a ella. Y empieza a dar toda la información que necesitan para el éxito de su fuga.
- El placer de la victoria.
Mandy escribe en la notebook su novela. Por el enorme ventanal de la casa se ve el océano. Desnuda , con un falo de alabastro , regalo de César , en su vagina , meciéndose para gozarlo más, avanza en su narración.
Enciende un Camel, y mirando las volutas de humo piensa que fue fácil lograr el paraíso que ahora disfruta.
Salieron del hospital en una ambulancia, Tarzán, Luís XIV, Julio César y ella, con Inge de prisionera. Llegaron a la gran residencia donde vivía su hermano, no les esperaban, en pocos minutos se hicieron dueños de la situación.
Todo fue sobre ruedas, el Rey Sol, decidió que Néstor, el hermano de Mandy, era su gemelo Felipe y le puso una mascara , al principio de tela, pero luego de hierro. El pobrecito confesó la terrible maquinación, aprovechando la propuesta de Mandy , pensó que podría quedarse con la casa y la herencia, no sólo de los padres ya fallecidos, sino de la tía Enriqueta, multimillonaria, que acababa de morir, algo que desconocía la intrépida escritora que fue la que pasó a disfrutar de vivienda y dinero.
En muy pocas horas organizaron el sistema.
El hospital lo dirigía el Hombre Invisible. De vez en cuando había algún problema, pues recibía a la gente siempre con gafas de sol , bata, pantalones, zapatos y guantes, pero era un buen científico y algunos enfermos mejoraron, pudiendo salir al considerarlos cuerdos
María Magdalena se encargaba de la comida, nunca hubo locos mejor alimentados.
La administración en manos del César y el Rey iba perfecta, si bien Mandy debía controlar su afición a hacer obras, y convencerles para que no se vistieran de acuerdo con sus personajes.
Tarzán e Isabel disfrutaban de la casa.
El lector o la lectora , curios@s, querrá saber cómo era la vida sexual de nuestros héroes.
María y el Invisible seguían con sus masturbaciones.
Julio César y Tarzán solían sodomizar a Néstor para que recordarle que estaba preso.
La Reina Católica había ampliado el círculo de sus aliados, disfrutando no sólo del francés sino también del romano. El Rey Sol, de esa manera, podía llevar una vida más promiscua.
Las prisioneras Inge y Michele, su cuñada, servían de esparcimiento a hombres y mujeres, las dos han demostrado una enorme afición al sexo duro. De vez en cuando se las azota y tortura.
Mandy escribe tranquila, está segura de que la novela va ser otro bestseller. Con la concha llena de alabastro, meciéndose para gozar, piensa que tiene cuatro hombres y tres mujeres para darle placer. Gatubela pasa la lengua por sus labios carnosos como una felina satisfecha.