La imagen perfecta
La historia cuenta, en forma breve, la eventual cita de una joven y un veterano personaje para una particular sesion.
La imagen perfecta
-¡Oh vamos! ¡No puede ser tan malo! -Amy se rio entre sí, ante el resplandor de la pantalla de su computadora.
-No hay manera en la tierra, en la que yo dormiría con un pervertido de 50 años solo para conseguir mi parte del alquiler ¿de acuerdo?
Sarah había discutido los últimos diez minutos con su compañera de cuarto sobre los peligros de usar Dateslist para hacer el dinero, pero casi siempre con Amy, tenía que sentir que estaba luchando en una batalla perdida.
-Oye, no tienes que dormir con nadie. Puedes hacer lo que yo hago. Salir a cenar o dejar que te lleven de compras. Y al final un buen dinero. Cero compromisos.
Amy era una típica rubia tonta y Sarah no podía evitar imaginarse a sí misma, fingiéndose siempre sonriente, inocente y coqueta, de manera tan fácil como Amy solía acostumbrar a ser, sentarse en una comida con algún desconocido y conseguir $100.
-¿Qué hay de éste? -Amy giró la pantalla de la computadora portátil para mostrar a Sarah otro anuncio. -Es sólo modelar... una hora cuanto mucho y al final ganarías ¡$350! Además, ya has modelado antes.
Era cierto, Sarah había hecho algunos portafolios, pero dudaba de alguno de estos tipos encontrados en Datelist, tendrían algo en común con un fotógrafo profesional, como con los que habían trabajado en esos tiempos en donde había incursionado de manera breve.
Para comenzar, ella imaginaba que, probablemente, la cita tendría lugar en alguna habitación de hotel de mala calidad o en algún desordenado apartamento de un recién divorciado o un soltero de perversas manías.
Sin embargo, modelar era algo que ella podía hacer con naturalidad. A sus 22 años de edad, evidentemente, todavía se las arreglaba para mantener fácilmente su cuerpo de traje de baño, una cara bonita, hermoso cabello castaño y ojos azules ardientes. El sol le había brindado el tono exacto a su clara piel. Tenía el culo redondeado aunque lo sabía ocultar para la mayoría de los hombres. Sus pechos no podían haber sido tan grandes como ella hubiera querido, pero se ajustaban perfectamente a su altura y complexión delgada. A diferencia de su amiga, ella sabía mostrar su sensualidad de forma más discreta y definitivamente eso llamaba la atención.
-Jum... ¿$350 por una hora de modelado?
-¿Y cuál es el problema?
-Bueno. Si está pagando tanto, debe de ser algún loco, un pervertido - Sarah dijo frunciendo su frente.
-¿Por qué no puede existir alguien amable para ti? -exclamó Amy mientras leía en el anuncio, antes de que su cara cayera. -Es modelado de lencería y el tipo está en... sus 48 años... y no planea publicar nada. Todo es privado. Creo que solo está solo y quiere tener algo para poder ver cuando este solo. -Amy simpatizó.
-¿Alguien solo, que se dedica a SACUDIRSELA con fotos de niñas explotadas? -Sarah se rio, pero ella misma no podía negar que a pesar del asombro, si se le pagan $350 sólo por estar de pie delante de una cámara y en lencería, podría permitir que el tipo se masturbara con sus fotos por el resto de su vida, ya que también significaba que podría cubrir el alquiler de este mes.
-Oh, vamos Sarah! No es tan espeluznante. Es solo una hora y se acabó. Luego, el alquiler estará cubierto para este mes, juntando lo mío. Ayer por la noche salí con uno de esos estos tipos 'espeluznantes' y pasamos una cita preciosa
-suplico Amy.
Sarah pensó durante un minuto. No podía pensar en otra alternativa, en ese momento, para aliviar sus problemas financieros, y una hora de su tiempo por $350, tendría esa buena cantidad de dinero.
-Ok, pero si no tengo una experiencia agradable, entonces tendrás que dejar de lado el tema de Datelist.
Amy juntó las manos alegremente y volvió a su computadora portátil para comenzar a formular una respuesta al hombre.
-¡Hablo en serio Amy! Si hace una sola observación espeluznante, no quiero que intentes convencerme de que lo haga de nuevo el próximo mes.
Sarah sintió que sus palabras de advertencia cayeron en oídos sordos pues veía a Amy muy entretenida en el ordenador portátil...
Sarah alargó el brazo y golpeó firmemente la negra puerta de madera.
-¿Sarah? Entre, soy Simón.
El hombre que abrió la puerta decía esto estirando su mano la cual Sarah sacudió muy tibiamente.
La noche oscura y la sensación insoportable de huir quedaban atrás, hallándose en el brillante y cálido apartamento de Simon. A pesar de que el lugar se hallaba condominio, como ella esperaba, el departamento era más ordenado, más moderno y en un vecindario más agradable y más tranquilo de lo que había imaginado. Simon mismo parecía estar no tan desagradable como podría haber imaginado. Se veía en sus iniciales 50 años. Era corto de estatura con poco más de cinco pies. Tenía un escaso pelo muy corto, de color negro a fuerza de tintes y un vientre sobresaliente. Su rostro enmarcaba las naturales arrugas y una notable nariz larga. Sarah, con solo verlo, asumía por qué recurría a este tipo de citas.
A pesar de eso, ella encontraba algo atractivo en él, que seguramente resaltaron en sus años más jóvenes, tal vez era esa voz o sus inmaculados y sobrios dientes.
Simón introdujo a Sarah en la habitación contigua al vestíbulo de entrada, donde encontró un salón con un sofá de cuero negro para tres personas, apoyado contra la pared, frente a un sillón a juego en el otro extremo de la habitación. En medio había una gran área cubierta con una alfombra blanca gruesa. En la esquina de la habitación había un televisor que se había movido para hacer espacio. Un trípode estaba parado con una cámara y una lente larga estaba dando una vista lateral de la habitación, del sofá y de la silla. En el sofá había una cámara más pequeña.
-¿Quieres una copa de vino antes de que comencemos? -preguntó Simon mientras Sarah examinaba la escena.
-Preferiría acabar con esto lo más pronto posible, si no te importa -Sarah rio nerviosamente.
-Está bien. Encontrarás el baño por allí. Puedes colocarte el primer atuendo ¿De acuerdo? Voy a preparar mi equipo.
Simon señaló hacia una puerta al lado del sofá y Sarah camino a través de la habitación hasta llegar a un dormitorio con alfombras crema aún más gruesas y lujosas y una cama king-size cubierta con ostentosas sábanas de lino.
Al otro lado de la habitación había una puerta ligeramente entreabierta, con una luz brillante irradiándola. Ella caminó hacia allí y encontró un cuarto de baño pequeño limpio y ordenado. En una silla delante del fregadero estaban tres conjuntos diferentes de lencería doblada en una pila. Sarah se quitó el abrigo, lo dobló y lo colocó en el alféizar de la ventana. Colocó su bolso, abrió el cierre, sacó su rímel y palillo de labios, antes de dirigirse hacia el espejo junto al fregadero. Aplicó la máscara de color negro oscuro a las pestañas de sus ojos y luego sofocó sus labios con el lápiz de labios rojo oscuro.
Ella se quitó los zapatos, sus jeans y su camiseta para colocarlos encima de su abrigo. Sarah inspeccionó la habitación una última vez para cerciorase de cualquier cámara oculta. Al no hallarla, se tranquilizó, se quitó el sujetador y las bragas y se acercó al espejo una vez más. Sarah agarro el sujetador negro grueso en la cima de la pila y se lo coloco. A pesar de encontrarla apretada y bastante incómoda, tuvo que admirar la forma en que elevaba sus senos, haciéndolos parecer mucho más grandes que un 34B.
El sujetador de encaje se acompañaba por un par de bragas de encaje negro y medias algo transparentes; el conjunto se complementa con un par de tacones de seis pulgadas.
Una vez que se halla completa, Sarah no puede dejar de admirar lo elegante que se mira en el espejo, dejando la sutileza de lado, se sentía sexy.
Dejando el baño, atraviesa la habitación y ahora entra en el salón de nuevo para encontrar las luces ya atenuadas.
-¡Wow, te ves increíble! - remarca Simon mientras sostiene su cámara.
-¿Dónde me quieres? -pregunta Sarah, y Simon responde apuntando hacia la silla.
* Click *
Sarah vuelve la cabeza hacia la cámara en el trípode.
-No te preocupes por eso. Está listo para salir cada treinta segundos, pero tú estarás posando principalmente para esta cámara que tengo aquí.
Simon entonces procede a levantar la cámara en sus manos a su cara, mira a través de la lente y luego toma una foto a Sarah de frente. El segundo fue de lado, y el tercero desde atrás. Luego la instruye a sentarse en el sillón y posar para otro par de fotos. Cuando termina, Simon revisa las tomas en su cámara.
-Esto es genial. Si quieres jovencita, puedes ir a ponerte el segundo conjunto ahora y podemos seguir adelante con la sesión.
Quien sabe, podríamos terminar antes de la hora marcada.
Sarah regresó al baño, satisfecha y ligeramente aliviada de que estuviera funcionando mucho mejor y más rápido de lo que ella había previsto. El traje siguiente era mucho más fino y con mejor ajuste. Se componía de un sostén púrpura y panty a conjunto, pero esta vez sin zapatos o medias. Las bragas se apretaban alrededor de sus nalgas.
Ella vuelve a entrar, una vez vestida, y Simon le pide que se pose de manera similar que hace rato, de nuevo sentada en la silla.
-¿Puedo hacerte una solicitud? -pregunta nerviosamente Simon detrás de su cámara.
-Claro, ¿qué quieres? -atiende Sarah.
-Necesito algo un poco diferente esta vez, algo un poco más sexy. ¿Te doblarías sobre la silla para mí?
Sarah pensó que todo iba tan bien que sería injusto negarse, de hecho se sentía ligeramente sexy en la ropa interior, así que subió sobre sus rodillas, se inclinó sobre la silla, quedando así todo su culo expuesto para la cámara. La tela se apretaba alrededor de su vagina y se aferraba a sus mejillas, aún más cuando ella volteo y le dio una mirada a Simon por encima del hombro. Mientras él, ansioso, saca las fotos más rápido que antes.
Terminando esas tomas, Sarah vuelve al baño para colocarse el último combinado, sintiéndose aún más confiada y relajada, pensando para sí misma que era la mejor y hará que esta última toma valga la pena.
Quitándose el sostén, ella mira sus ahora duros pezones en el espejo. Luego, quitándose las bragas, nota la humedad del refuerzo, humedecida por su propia excitación. De alguna manera, sentirse tan sexy y deseada la había encendido. Ella tomó el traje final y para su sorpresa encontró que era mucho más atrevido que los demás. El sujetador era blanco y escarpado y sus pezones puntiagudos eran claramente visibles a través de él. La bragas esta vez una tanga blanca que cabalgaba hasta su culo y hacía sus mejillones plenamente visibles. Sarah se preguntó si era demasiado tarde para retroceder, pero todavía no le pagaban. Pero pensando que sólo sería tardaría cinco o diez minutos y sólo era para la colección privada de Simon, salió para él.
Tomó más fotos esta vez, obviamente se centró más en la vista frontal en la que sus pezones se podían ver, y, así también, la espalda en la que se remarcaba sus labios vaginales al mostrar el culo.
Sarah sintió un cosquilleo de emoción cuando se subió a sus rodillas en el sillón y miró hacia atrás para ver a Simon, ligeramente encorvado para tratar de ocultar un bulto en sus pantalones.
-De acuerdo, ¿Podrías bajar la tanga ligeramente para mí?
Sarah alargó la mano y colocó su pulgar debajo de la cintura de su tanga y lo bajó a un lado y ligeramente.
* Click * -Un poco más
* Click * -Y un poco más
* Click * -¡Vamos Sarah, no seas tímida!
Sarah ahora tiró del elástico y se deslizó hacia abajo.
* Click *
La cámara captó el momento perfecto del deslizamiento de la íntima prenda de Sarah y luego por el otro lado de sus bragas se deslizaba hacia abajo y entonces ella sintió la brisa fresca en su culo ahora completamente expuesto.
-¡Wow! Supongo que no eras tímida después de todo -comento el perverso sujeto, mientras Sarah tiraba la correa de sus bragas hacia atrás, dándose la vuelta y soltando una risita torpe antes de sentarse en la silla.
-Todavía tenemos algo de tiempo antes de que la hora termine. Si quieres, puedes ganar un poco más de dinero -comento el arrugado hombre, sentándose en el sofá detrás de él.
-¿Más dinero? -replico Sarah intrigada.
-Sí. Veras. Tienes un cuerpo claramente exquisito y además no eres tímida con él. Y viendo que es solamente para mi colección privada... Ese conjunto no deja mucho a la imaginación. Podría pagarte hasta $600 para que liberes unos broches y... -inquirió el hombre tratando de mostrarse sereno pero lo cierto era que su corazón corría a 100 millas por hora.
Sarah tuvo que admitir para sí misma que los $600 sonaban como un buen trato por algunas fotos que nadie más vería, y se sentía cada vez más sugerente y cómoda en torno a Simon, mientras su excitación ante la situación aumentaba. Ella se puso de pie con calma, acercó sus manos a su espalda y con ambas, nerviosamente buscó el broche y dejó caer su sostén al suelo, revelando unos alegres y rozagantes senos, cuyos pezones estaban ya endurecidos, ante la mirada del veterano y percibiendo el aire fresco que reviraba en la habitación.
Simon estaba relativamente calmo e hipnotizado cuando Sarah se acercó a sus panties, enganchando con sus pulgares en la cintura elástica y empujándolos por sus largas, lisas y grandiosas piernas, e inevitablemente, caían sobre el piso. De pie, ella le dio al sujeto una visión completamente desnuda de sí misma. Su vagina era suave y afeitada, pues brillaba su humedad ante la luz.
Había parecido una eternidad el tiempo transcurrido en el que el pervertido fotógrafo se la había pasado contemplando de arriba hacia abajo y viceversa ese cuerpo desnudo. Simon levantó la cámara en su rostro y sacó una primera foto de esa precisa figura desnuda.
Al igual que antes, Simon tomó fotos de ella desde el frente y la espalda, antes de indicarle que se inclinara sobre la silla una vez más.
Sarah mostro en su esplendor el culo hacia la cámara, sintiéndose más expuesta de lo que había hecho antes. Simon sacó más y más fotos de esos agujeros expuestos.
-Maravilloso. Eres genial -hablo con voz entrecortada, prácticamente tragándose las babas -Oye jovencita ¿Podría pedirte algo para que esto se vea de verdad más sexy?
Simon chasqueó y miró a una curiosa Sarah que volteado su cabeza lentamente y asentía.
-¿Puedes poner tus manos debajo de tus piernas y poner una en tu vagina? No necesitas hacer nada con ella, pero en la foto se verá tan sexy, como si estuvieras masturbándote.
El ritmo cardíaco de Sarah aumentó cuando ella se alcanzó debajo de sus piernas y subió a la postura que Simón había descrito. Ella puso su mano sobre su húmeda abertura y apretó un poco, sintiéndose realmente emocionada por la situación.
-¡Gracias! ¡Eso va a parecer algo realmente ardiente! -exclamo excitado el hombre. -Oye si no te importa hacer una última postura, ¿qué tal si te doy $1000 en lugar de $600 y podemos hacer que esto parezca aún más... travieso? En realidad no lo estaríamos haciendo, pero podría parecer que estamos jugando juntos.
Sarah no tuvo que pensar demasiado en ello. $1000 podrían aliviar sus problemas de dinero y mucho más. Estaba claro que, por la forma en que su ingle estaba reaccionando, ella estaba disfrutando la situación.
-Ok, ¿cómo lo hacemos?
Simon le dijo a Sarah que se sentara en la silla y alzara sus pies con sus brazos. Él, mientras, tomo otra foto de ella con las piernas extendidas, antes de ponerse de rodillas delante de ella y colocar su mano en su coño. Sarah se estremeció, pero no dijo nada mientras tomaba una foto de su mano colocada sobre su coño, teniendo que admitir para sí misma que se sentía muy agradable ser tocada después de sentirse caliente durante tanto tiempo.
Simón luego se metió un dedo dentro de ese agujero húmedo, sintiendo el calor interior. Tomo una foto, acercó a su nudillo y luego se lo presento a los labios de Sarah. Ella colocó el dedo en su boca, probando sus jugos mientras Simon volvía a captar esa imagen con su cámara.
Simon, luego se inclinó hacia abajo, hacia su coño como si se lo fuera a comer, pero se detiene justo antes de poner su boca en ella. Mientras, esperaban a que la cámara en la esquina hiciera una toma de ángulo lateral de la pose.
Sarah podía sentir el pesado aliento de Simon en su sensible abertura y la boca de este dispuesto a sacar la lengua y lamerla. Sin embargo, no lo hace. Todo se trata de posar y cuando se toma la foto se levanta y empieza a desabrochar su cinturón. Los ojos de Sarah se ensanchan, ahora en modo de pánico y la incredulidad de cómo se ha metido en esta situación. Simon desabrocha todo lo demás y saca una verga ya muy dura. Aunque sólo tenía una longitud promedio de unas seis pulgadas, Sarah notó que era bastante gruesa, circuncidada, hinchada aunque algo semirasurada.
Simón tomo la mano de Sarah y la guía para envolverla alrededor de su gruesa polla, haciéndola que ella ejerza un broche de fuerza de presión y capturar una foto.
-Abre la boca -le pide Simon, antes de quitarle la verga de la mano de Sarah y guiarla hacia adelante. Sarah lo observa, se encuentra desinhibida y complaciente, pero antes de que el miembro llegue a su boca abierta, el gira a la derecha de ella y coloca el miembro cálido y pulsante en su mejilla, dando la impresión de que está dando una mamada desde la vista de la cámara lateral.
Cierra la boca con ligera decepción por no poder sentir su polla en la garganta, pero no tiene tiempo de sentirse mal cuando le colocan esa erección sobre su barbilla y los labios, tumbándola a lo largo de la cara y hasta su nariz antes de inmortalizar el momento con una enésima fotografía. Simon entonces agarra la base de su polla y se la quita de la cara de Sarah.
-Saca tu lengua para mí -prácticamente ordeno el hombre a Sarah.
A continuación, coloca la punta de su polla en su lengua y la sostiene mientras toma una foto. Sarah puede degustar una mezcla de limpieza y jabón junto con el sabor almizclado y salado de líquidos pre seminales que se escapa de la punta de su polla y caen lentamente sobre su lengua.
Simon colocó su mano en la parte posterior de la cabeza de Sarah y la forza, sutilmente, a poseer su miembro dentro de su ansiosa boca. Sarah mete su lengua dentro de su boca y envolvió únicamente con sus labios alrededor de la polla de Simon, ahora envolviendo la cabeza por completo. El hombre ahora estaba atacando con infinidad de capturas mientras Sarah lentamente desliza su boca por el eje viril del sujeto, tratando de no ahogarse mientras se entierra la nariz con su crespo vello púbico. Mientras Simon soltaba un gemido por detrás de la cámara, Sarah resistió el impulso de chupar o chasquear con su lengua contra el poste que le estaba llenando la boca.
Después de suficientes fotos, Simon se sentía satisfecho, así que quitó su verga ahora toda brillosa por lo mojada que había quedado luego de que Sarah se había encargado de ensalivarla, incluso tenia manchas de su lápiz labial rojo por encima.
-Ok, ponte de cuatro patas allí mirando hacia la cámara.
Simon señaló a la cámara todavía en la esquina y Sarah se puso a cuatro patas sobre la gruesa alfombra mientras Simon se desnudaba completamente detrás de ella. Sintió que Simon colocaba su pene debajo de ella y sus manos en sus caderas, y sintió esa verga empujando contra la parte inferior de su estómago, dando la ilusión frente a la cámara de que estaba dentro de ella. Después de unas cuantas fotos, Simon recogió su cámara de mano y coloca su miembro en la entrada del coño empapado de Sarah y toma una foto aérea de su polla colocada contra esa abertura. Sarah se resiste a la necesidad de empujar su trasero hacia atrás y sentir la verga de Simon envolviéndola y sentir como se desliza dentro de ella.
-¿Puedo obtener un video de mí dentro de ti en el sofá?
El corazón de Sarah se sobresaltó ante la solicitud, estaba ansiosa por sentir algo dentro de ella antes de que acabara esa sesión esta noche.
-Ok, está bien -dijo nerviosamente, tratando de ocultar sus ansias.
Ambos se levantaron y Simon colocó el trípode en la esquina para mirar directamente al sofá antes de encender la cámara en modo de grabación, colocar el disco y luego sentarse en el sofá de cuero y agarrar las caderas de Sarah y guiarla para sentarse en la parte superior de él.
Mientras se sentaba a horcajadas sobre él, colocó su polla en su cálida y húmeda entrada y sintió que sus labios vaginales se envolvían alrededor de la cabeza. Sarah empujó hacia abajo y sintió la polla deslizarse dentro de ella sin resistencia.
Cuando el golpeó hasta donde podía llegar, ella dejó escapar un jadeo de placer, agradecida por finalmente sentir algo tan grueso como esa verga de Simon dentro de ella. Se deslizó por toda la longitud de ese falo y volvió a bajar, antes de acelerar el paso y montar al hombre con fuerza. Fueron pocos pero buenos minutos de intenso placer antes de que Sarah se diera cuenta de las palabras y gemidos que proferían cálidas de su boca.
-¡Oh, maldición! ¡Te sientes tan malditamente bien dentro de mi coño Simon! ¡Si! ¡Hm...!
Antes de que ella pueda alcanzar el orgasmo, sin embargo, Simon agarra sus caderas y le impide abalanzarle en él.
-¡Aguarda! ¿No quieres que termine ya? Necesitamos hacer que esto realmente sea completo... Quiero follarte el culo.
Los ojos azules de Sarah se abrían completamente, con intensidad:
-¡De ninguna manera! Nunca antes he hecho anal. Tienes suerte de haber llegado tan lejos con esto.
Simon frunció el ceño y la miró con ojos de perrito:
-Pero, yo quería obtener un video rápido de tu culo. Eso es lo que pensaba cuando te ofrecí los $1000. Me temo que no puedo darte la cantidad total si no me das lo que yo quiero. -No perdía el humor pero tampoco quería dejar ir tan fácilmente a semejante beldad. -Ok, está bien. Te daré los $1000 completos, si me permites tomar una foto de la cabeza solamente dentro de tu trasero.
Sarah ahora estaba entrando en pánico, se sentía engañada al llegar tan lejos con esto y tal vez no recibir nada a cambio.
Qué mal puede resultar si es sólo la cabeza, pensó para sí misma.
-Ok, ¡pero solo la cabeza!- Dijo, haciendo que Simon se acercara a ella.
Sarah se bajó de Simon y se sentó en el sofá, reclinándose hacia atrás y llevando sus piernas hacia sus lados. Simon se levantó, salió de la habitación y se dirigió hacia el dormitorio. Mientras tanto Sarah alcanzó sus rodillas y extendió la circunferencia de su culo, exponiendo su agujero virgen a la cámara de grabación que estaba delante de ella.
Simón regresó con un tubo corto de lubricante y lo roció por todo su pene, antes de colocarse delante del sofá. Simon entonces lanzó una generosa cantidad sobre su dedo medio y lo colocó a la entrada del culo de Sarah. Ella se estremeció ante el frío líquido que se le estaba aplicando, sintiendo poco a poco ese dedo que se iba resbalando dentro de su trasero. Empezó a estimularse, colocando su otra mano sobre su coño y comenzó a frotar su clítoris con su pulgar mientras intentaba insertar un segundo dedo en su ano.
Sarah se sintió algo incómoda mientras Simon empezaba a meter el dedo en su culo recién abierto, pero no quería que él se detuviera debido al placer que le estaba dando a su clítoris, así que en cambio inclinó la cabeza hacia atrás y cerró los ojos. Sarah sintió entonces que ambas manos de Simon dejaron de tocar su cuerpo, antes de sentir la cálida cabeza de su pene colocado en la entrada de su culo y el inconfundible chasquido de esas tomas fotográficas. Sin pensarlo demasiado, volvió a frotar su clítoris con mayor frecuencia para percibir la sensación detrás de ella.
Apretó los dientes mientras sentía que Simon empujaba más y más fuerte contra su culo, tratando de empalarla contra alguna natural resistencia. Ella deja salir un gemido de dolor, su culo finalmente cedía y Simon lograba deslizar su cabeza dentro de ella. Sintiéndose aliviada, de que esa cabeza esté ahora adentro, escucha otro * click* de la cámara, pero se siente alarmada cuando siente que Simon empuja más y más su miembro dentro de ella.
-¡AY! -exclama inmediatamente y exige -¡La cabeza ya está adentro, sólo toma esa maldita foto!
-La cabeza todavía no está completamente adentro y no se vería bien. -responde un astuto Simón. -Tú relájate ¿ok?
El hombre continúa e introduce, sutilmente, otra pulgada dentro de ella antes de que Sarah abra sus ojos y deje de frotarse, colocando su mano sobre su estómago como tratando de detenerlo y consiga llegar más adentro. Él toma la mano de la chica y saca una foto de la mitad de su polla enterrada dentro del culo de su trasero. Coloca la cámara en el suelo y levanta la vista, todavía dentro de ella para ver a Sarah mirándolo fijamente a los ojos.
Se miran intensamente el uno al otro durante un silencioso minuto, antes de que se inclinen y junten los labios. Sarah puede sentir a Simon empujar más profundamente dentro de ella mientras sus lenguas bailan juguetonas boca del otro.
Simon rompió el apasionado beso y deslizo los últimos centímetros dentro de la cavidad anal de Sarah, exhalando suspiros como si se estuviera quedando sin aliento.
Simon recoge su cámara de nuevo y toma un par de fotos del culo de la mujer engullendo su polla gruesa estirándose completamente alrededor de su eje.
Sarah podía sentir cada milímetro de aquellas seis pulgadas, lentamente es deslizada hacia atrás y forzando el movimiento hacia adelante. Zancadas tras zancadas, su culo dejó de resistir y sufrir: se ha acostumbrado al intruso que se estaba tragando.
Comenzó a jugar con esa polla otra vez, moviéndose acordemente, mientras Simon usaba ese trasero para divertirse propinándole algunas ligera nalgadas. A medida que las arremetidas se hacían más firmes y más rápidas, los dedos de Sarah se frotaban cada vez más fuerte contra su vagina, y de vez en cuando se deslizaba uno dentro de ella para estimularse aún más.
Ella pronto se olvidó de todo lo que estaba sucediendo y sólo podía pensar en la sensación de su clítoris que se hinchaba y descubría puntos muy placenteros. Sus piernas se enderezaron tiesas mientras alcanzaba el clímax. Se mantuvo sin aliento durante unos diez segundos hasta que de repente se dio cuenta de la sensación en su culo, que ahora se sentía más fuerte que nunca.
Esa sensación para Simon era demasiado, sintiendo el ano presionar con fuerza alrededor de su polla, mientras Sarah se retorcía a sí misma a través de un intenso orgasmo. Con cierta renuencia, sacó su miembro de ese suculento trasero, tratando de contenerlo.
-¡Ahora! ¡Ponte de rodillas! -gritó Simon con urgencia.
Sarah se arrojó de rodillas ante la cámara, justo a tiempo para captar el primer chorro que Simon azotaría en su cara. El primer chorro viscoso salpicó diagonalmente a través de sus labios y sobre su mejilla más lejana. Sarah, con los ojos firmemente cerrados, sintió la cálida sensación y no pudo evitar sacudir la lengua hacia su labio inferior, tomando una porción de ese grueso y cremoso globo de salado esperma.
El siguiente chorro golpeó directamente sobre su ojo derecho que afortunadamente estaba cerrado. Un tercer y cuarto chorros aterrizaron a lo largo de su nariz y en su otra mejilla. Una quinta, más líquida, salpicada en la barbilla de Sarah y goteaba sobre sus pechos desnudos. Simon exprimió las últimas gotas que aún quedaban atoradas en su miembro, sobre esa cara extremadamente bonita.
Sarah sentía su rostro completamente cálido y cubierto de espesa leche, mientras escuchaba cómo Simón se movía y el sonido característico de él tomando fotos de su semen salpicado sobre su cara, capturando la imagen perfecta.
-Tal vez quieras limpiar eso en el baño -dijo Simon, mientras Sarah miraba lentamente usando el único ojo capaz de guiarla.
Se puso de pie, tropezó con el dormitorio y una vez más estaba en la brillante luz del cuarto de baño. Tomó una toalla de mano y se secó un grueso cordón de semen que cubría un ojo para que pudiera volver a abrirlo y mirar. De pie frente al espejo, ella mira su cara empapada de leche, ahora goteando por su barbilla, el cuello y en su cuerpo, antes de limpiarse y lavarse la cara en el fregadero.
A pesar de sentirse muy dolorida, se las arregló para ponerse la ropa con la que había entrado. Cojeaba ligeramente. Llegando a la sala pudo ver a Simon sentado, ahora semivestido, en el sofá, con su portátil delante de él.
-Encontrarás el dinero en la silla. He llamado un taxi para que te recoja. No tardará mucho.
Sarah cogió un sobre marrón en el sillón y miró adentro un paquete de billetes de 20 dólares. Lo colocó con seguridad en su bolso, antes de sentarse con cuidado en el sofá frente a Simon.
A pesar de que su culo se sentía dolorido, se sintió aún más incómoda por el hecho de que el Simon estaba viendo la grabación de lo que acababa de suceder en su computadora.
Comenzó a pensar en lo que realmente había hecho, deseando que Simón cumpliera su promesa y guardara todo aquello para su propio deleite.
Ambos hablaron muy poco, durante poco menos de diez de diez minutos, hasta que el taxi finalmente llegó. Como si fueran socios de negocios, se dieron la mano en la puerta, despidiéndose.
No sabía si reírse o llorar, durante el viaje en taxi hasta su apartamento, pero se sabía contenta y segura por estar sentada allí con mil dólares en su bolso.
El subir las escaleras hacia su apartamento le era doloroso. Se sintió contenta de meter su llave en la cerradura y deslizarse dentro de la comodidad y la seguridad de su casa.
Amy se acercó a ella con una amplia y típica sonrisa.
-¿Cómo te fue? ¿Fue tan espeluznante como pensabas? ¿Ah? ¿Cuéntame?
Estaba segura de que Amy tendría cientos de preguntas, pero Sarah simplemente se encogió de hombros y dijo:
-Sí, estuvo bien. Ya sabes, cosas aburridas. Ahora, estoy cansada, creo que iré a la cama.
Ella sonrió con ánimo fingido a Amy, con la esperanza de no darle ningún motivo para preocuparse.
En la cama, la mente de Sarah se dedicaba a cavilar en que debía de dejar de reconstruir los acontecimientos de ese día, encerrarlos y no volver a pensar en ellos, por su propio bien.
Poco a poco su mente se desaceleró al caer más y más en un sueño profundo y necesario.
Un mes más tarde...
Sarah abrió su bandeja de entrada de correo electrónico para encontrar que tenía un mensaje nuevo. Su corazón comenzó a latir rápidamente reconociendo el remitente "Simon" y el asunto de correo electrónico "Datelist".
Quiso omitirlo pero los recuerdos de aquellos mil dólares le hicieron internarse en un remordimiento insano, un recordatorio inexorable.
Abriendo el mensaje, leyó el contenido:
"¡Hey! Gracias por esa maravillosa noche juntos. No creo haber tenido a nadie tan excitante como tú.
PD ¡Gracias por decirle a tu compañera de cuarto que la pasaste bien!"
El corazón de Sarah se le escapó cada vez más rápido. ¿Había estado en contacto con Amy? Si todo lo que le había dicho era que aquello estuvo bien.
Debajo del mensaje ella encontró un enlace a un sitio web que nunca había oído hablar antes. A regañadientes hizo clic en el enlace y una nueva ventana abrió la página de un sitio porno. La parte principal de la página presentaba la foto de una rubia muy bonita desnuda y de rodillas, radiante ante la cámara, con su cara completamente enyesada en semen.
Hay un sofá de cuero negro detrás de ella y alfombras blancas y gruesas por debajo. Era inconfundible para Sarah que se trataba de una foto de su compañera de cuarto Amy en la casa de Simon.
Desplazándose por la página, descubre que fue cargada por un usuario que se llamaba "datelist_creep" así que abre el enlace al perfil del miembro. Encuentra una serie de galerías de diferentes chicas que aparecen en el lado derecho de la pantalla; en la parte superior llama su atención una galería llamada "Amy".
Tres galerías más abajo, sin embargo, Sarah concibe una sensación de hundimiento en el estómago, al notar una etiqueta con el nombre de "Sarah". Ella, dubitativa, hace clic en el enlace para abrir la galería; con asombro, contempla todas las fotos y videos que Simon había tomado de su última noche y para su horror ve que el conteo de visitas en cada uno de estos contenidos son miles y los comentarios de los usuarios son cientos.
Ella navega en esa sección de comentarios para ver por ejemplo: "Que perra más dulce", "¡La más caliente sin duda!", "¿Cómo rayos lo haces datelist_creep? Eres tan afortunado", "¡Maldición! ¡No puedo parar de correrme! ¡Gracias datelist_creep!"...
Sarah se acostó en su cama, en silencio y conmoción, leyendo una avalancha de comentarios de todo tipo. Ella lentamente se agachó debajo de sus sábanas, deslizando su mano sobre sus bragas, para sentir la humedad de su coño filtrándose a través de la delgada tela...