La Idea Fija - II Parte
En el hotel, la mariposa finalmente sale del capullo.
El hotel lo había elegido por Internet, no solo por tener buenas instalaciones, sino por estar en una zona apartada de la ciudad, se aseguró que todas las habitaciones tuvieran un espejo de cuerpo completo, y un tocador amplio donde poder producirse con comodidad.
Al ingreso no tuvo problemas, como era de esperar, se acreditó, solicitó la habitación reservada y un botones le acompañó portando su equipaje, dos maletas rosadas, mientras subían en el ascensor pensaba si el botones sentiría curiosidad por esas maletas tan femeninas en poder de un varón, o si quizás el muchacho estuviera acostumbrado a estas situaciones, lo observó disimuladamente y no pudo descifrar el misterio dada la cara neutra que presentaba, en todo caso, pensó, cuando me vea salir del hotel va a salir de dudas, y como para asegurarse que el chico pensara en el asunto, en el momento en que las puertas se abrieron el salió antes que el mucho y caminó unos metros, contoneandose muy sutilmente y mostrando su trasero, sabiendo que bajo su pantalón se marcaba la tanguita que tanto amaba.
Caminaron hasta que el botones se detuvo frente a una puerta:
- Esta es la habitación, señor.
El “Señor” sonó casi como interrogación y los ojos del muchacho lo recorrieron de cabeza a piés.
El muchacho abrió la puerta y entro con las maletas, luego el pudo ver que todo era tal cual lo imaginaba, antes de despedir al muchacho observo el espejo y el tocador, todo estaba en orden. Despidió al muchacho luego de agradecerle y darle una propina.
Una vez solo, se paró frente al espejo, se miró y le tiró un beso de despedida a esa figura semimasculina que lo observaba. Se quitó toda la ropa exterior, quedándose solo con la ropa interior femenina y luego se puso a vaciar las maletas, tratando de colocar todo según sus planes, mientras hacía esto pensó que nunca mas debería pensar en si misma en masculino, desde ahora siempre sería femenina, hasta en sus pensamientos.
Ordeno todo cuidadosamente, puso el estuche de maquillaje sobre el tocador, encendió las luces y probó la silla. Puso la ropa sobre la amplia cama, había traido pantalones, polleras, vestidos, blusas, hasta una capita corta y con flecos, una variedad de ropa interior, pantis enterizas y medias para portaligas con sus ligueros, varios soutiens, dos juegos de prótesis de silicona para los senos, 4 pelucas de distinto de distinto peinado, todas de color castaño, por que era su favorito, una adorable cajita dorada con toda su bijou, 2 pares de zapatos de tacón alto, unas sandalias con taco chino y unas chatitas con adornos, y por supuesto el estuche de sus amados juguetes: consoladores, plugs, cremas, vibradores, preservativos, cinta adhesiva, su chonchero, no faltaba nada.
Luego de ordenar todo meticulosamente, se desnudó y camino descalza contoneandose como una gata en celo hasta el baño, tomó una pera para enemas y se inoculó agua tibia en el trasero hasta sentir que estaba colmada su capacidad, mientras esperaba el efecto se lavó los dientes meticulosamente, cuando la presión del agua comenzó a ser considerable la liberó junto con todo lo que la correntada arrastró, luego procedió a inundarse nuevamente, se metió bajo la ducha y se lavó, nuevamente liberó el tibio líquido, y por tercera vez llenó su trasero pero esta vez agregó un líquido especial para este uso, con aroma a duraznos y que prometía suavizar y proteger de eventuales infecciones internas, se quedó disfrutando el agua tibia que corría por su cuerpo hasta que el tercer tsunami anal se produjo y se aseguró de eliminar hasta la ultima gota, se enjuagó la cola, y finalmente se sintió adecuadamente limpia por fuera y por dentro.
Luego de secarse embadurnó todo su cuerpo con una crema suavizante, esta maniobra de ir untando y acariciando todo su cuerpo la excitó bastante, sobre todo por que lo hizo frente al espejo, observándo su cuerpo totalmente depilado. Tuvo cuidado de no engrasar la zona donde debería aplicar la cinta adhesiva para encerrar sus atributos y tampoco donde se adherían los senos postizos.
A continuación tomó un cateter de recolección de orina, una especie de condon corto con un tubito en la punta y con adhesivo en la base, se lo colocó teniendo especial cuidado que el adhesivo no permitiera pérdidas indeseadas, el tubito de goma era como de 20 cm de largo, estiro su pene hacia atrás y con cuidado marcó con el dedo el lugar en que el tubito llegaba al borde de su ano, luego lo trajo nuevamente hacia delante y lo cortó unos centímetros antes que el lugar indicado. Con trocitos de cinta adhesiva especialmente resistente al agua fue sujetando su pene bien tirante hacia atrás, con delicadeza introdujo sus testículos en el abdomen y sujeto la piel de la bolsita ahora vacía con mas cinta, plegándola hacia adentro de forma de achicar el bultito resultante todo lo posible. Luego de cortar a la medida adecuada y con una forma casi ovaladoa un trozo de cinta adhesiva color piel, la colocó tapando todo lo anterior, logrando de esta forma disimular el pequeño paquetito, se observo en el espejo, su pubis lucía totalmente asexuado, separó sus piernas para observar mejor, era un trabajo perfecto, la cinta no se diferenciaba de su piél. El largo tiempo de práctica rendía ahora sus frutos.
Una vez que terminó la tarea de ocultamiento, tomó un preservativo anal, que es como un preservativo pero algo mas rígido y con forma de fuelle, en la punta cerrada tiene un aro elástico que permite introducirlo deformado y una vez liberado en el interior se expande para evitar que se pueda salir el preservativo, el fuelle es para permitir que este aro pueda internarse en las profundidades y así recibir como corresponde a los invitados. En la parte abierta tiene como una arandela con autoadhesivo para adherirlo en derredor del ano, de esta forma queda adecuadamente sujeto para cumplir su función aún ante los embates mas violentos. En la parte inicial el material es mas fino para no amortiguar las sensaciones del portador y también tiene unos anillos de goma que aprietan a los intrusos de forma de aumentar su placer al vencerlos.
Con cuidado introdujo el aro de la punta en su interior, con mucho cuidado, fue una maniobra complicada por que el preservativo estaba todo lubricado pero debía tratar de no lubricar la zona donde luego pegaría la parte externa, de repente el aro escapó de entre sus dedos y sintió como se perdía en su interior, se fue llevando el fueye hacia las profundidades, pensó que se iría completo, pero pareció llegar a un tope, quedó solo el área con adhesivo fuera. Antes de quitar el papel protector, pasó un algodón con alcohol por la zona para eliminar cualquier tipo de grasitud que inutilizara el adhesivo, tomó un tubito flexible de unos 10 cm que tenía preparado al efecto y lo insertó entre el preservativo y la pared de su ano, dejando afuera unos 4 cm, luego quitó el protector y adhirió el borde del condon alrededor de su ano, dejando la punta del tubito fuera y tratando de seguir todos los pliegues de su florcita, finalmente palpo todo con cuidado y estuvo conforme con el resultado, nuevamente la experiencia y el hecho de que el adminículo estuviera muy bien diseñado ayudaron a este buen resultado.
Para terminar con esta etapa tomó la punta del cateter y le acopló unos tubitos con forma de Y griega, con un botoncito en la intersección, este botón servía para decidir si el fluido originado en el pene salía al exterior o se introducía en el ano, por medio del tubito colocado al efecto, tomó un trocito de cinta adhesiva transparente y sujetó la punta libre del cateter sobre el borde del preservativo. Oprimiendo el botoncito podría decidir si el fluido que expeliera su penecito oculto saldría hacia atrás y empaparía su ano (en ese caso así estaría obligada a orinar sentada y limpiarse la colita luego de hacerlo) o por el contrario todo iría hacia su interior (cuando surgiera su esperma este lo inundaría y además en caso de que se excitara mucho podría evitar manchar su ropa con sus jugos enviandolos tambien hacia adentro, de paso se autolubricaría).
Se puso en pié y se miro en el espejo, realmente no se notaba para nada el sofisticado dispositivo que se había instalado, todo era color piel y de una textura parecida a la piel de la zona, inclusive se puso en puntas de pié y abriendo sus nalgas con sus manos observó su trasero, quedando muy satisfecha con el resultado, mientras hacía esto sentía como la sensación de tener el preservativo insertado se disipaba paulatinamente. Solo palpando con cuidado se notaban los tubos y el borde del preservativo, pues ambos eran muy suaves y flexibles, pensó que si alguien palpara así esa zona sería por que ya había caído en la red o por que sería un médico y en ninguno de los dos casos ella se haría problema.
Llegó el momento clave de toda esta etapa: que ropa luciría en este nacimiento? Se paró frente a la cama cubierta de prendas y trato de imaginarse vestida con cada combinación posible, meditó un rato, sabía que lo mejor era no estar demasiado llamativa, pero tampoco quería parecer una reprimida, necesitaba un equilibrio, sugerente pero no regalada, pensó que ese era una situación muy común para una mujer, y esto la hizo sentirse mas femenina y le ayudo a decidir:
Primero: iría con faldas, por ser la prenda femenina por antonomasia,
Segundo: nada de negro, era un nacimiento, una nueva vida para ella, nada de oscuridad, por mas que ya estaba anocheciendo, iría colorida y con colores femeninos: rosa, lila, suaves, delicados, como ella se sentía.
Tocó el botoncito de control en su trasero para asegurarse que estaba en la posición en que los fluidos que emitiera fueran nuevamente introducidos en su cuerpo, de esta forma evitaría manchar la tanguita blanca que se colocó, le quedaba bien ajustada, con la parte trasera bien calzada en su rayita, luego frente al espejo se colocó las tetas de silicona, cuidando que estén en su lugar correcto y bien simétricas, estas le parecieron algo grandes, pero sabía que así lucírían mas reales y atractivas, tenían unos pezones bien marcados y prominentes, balanceó su torso y observó como se bamboleaban mientras sentía el peso en el pecho, le pareció bastante natural el movimiento, pensó en los dolores de espalda que tendrían las mujeres muy tetonas. Tomó un Soutien en juego con la tanga y se lo colocó, nuevamente observó el espejo y la imagen le resulto satisfactoria.
Se colocó una suave bata de toalla de las que ofrecen en los hoteles y comenzó a pintarse las uñas de los pies, las tenía bien limadas y cuidadas desde antes, eligió un rosa tipo Barbie, algo fuerte, pero eso era lo que quería mostrar: era una mujer, bien femenina. Terminada la tarea en los pies comenzó con las manos, le hubiera gustado lucir uñas largas, las tenía apenas unos milímetros mas que lo normal, pero no sabía trabajar con las postizas y no quería arriesgarse a que quedaran mal, en todo caso ya le crecerían, además con el color elegido se notaría perfectamente que estaban bien esmaltadas y cuidadas. Luego de esperar un rato a que secara la laca rosa, aplicó una segunda capa, esta vez transparente y con delicados tonos iridiscentes blancos, rosas y lila. Se observó y sintió como que algo le estaba creciendo dentro, sintió ganas de llorar, pero se contuvo, sabia que no era momento de emocionarse en demasía, debía ser una mujer suave y delicada, pero fuerte.
Una vez seca esta segunda capa de laca, comenzó la tarea de maquillarse la cara, primero una base, un poco de corrector para disimular alguna sombrita de barba que aunque tenue podría existir, luego los labios, en un rojo vivo de base y sobre este una capa transparente con iridiscencia similar a la de las uñas, los ojos: párpados en rosa y lila, suaves, delineador en las cejas y máscara en las pestañas, con ellas era como con las uñas, le hubiera gustado usar unas espectaculares pestañas postizas, pero como no sabía hacerlo tuvo que conformarse con lo que la naturaleza de diera, de cualquier modo sus pestañas estaban bastante bien y con el maquillaje lucían óptimas. Un poco de rubor, luego con el pincel esfumarlo y observó el conjunto: nuevamente estuvo complacida, no sería una maquilladora profesional pero era un trabajo decente, no quiso tocar nada aunque le pareció que podría mejorar algunos detalles, sabía que era más probable que arruinara todo lo que había logrado.
Poco a poco el espejo le devolvía la imagen de una mujer, una nueva mujer, pero ahora le faltaba algo fundamental: el pelo. Se colocó una media de red con un nudo en la parte alta de la cabeza, el sobrante de las piernas lo pasó alrededor de su cabeza y lo ató detrás, luego colocó la peluca elegida con cuidado y con unas horquillas largas la sujetó firmemente, como aprendiera a hacer viendo páginas de Internet. Nuevamente observó el conjunto, estaba a la altura de las circunstancias, la mujer que la miraba desde el espejo tenía un pelo castaño largo hasta los hombros, con grandes ondas, las orejas algo descubiertas, algo largo en la nuca y una onda que le tapaba parte de la frente, con un cepillo se termino de ordenar el pelo, luego sacudió la cabeza, para asegurarse que no se moviera su peluca y para sentir su melena.
Se tocó el trasero para asegurarse que todo estaba en su lugar, palpó la tanga y corriendo un poco la tirita de la cola pudo tocar el presevativo firmemente adherido a su ano, este se había acostumbrado a ese intruso tan delicado y solo tocándolo podía asegurarse que aún estaba en su lugar.
Luego de acomodarse cuidadosamente la ropa interior tomó un liguero blanco lleno de voladitos y puntillas y se lo colocó en la cintura, luego unas medias de ligas color natural, que se quedaban en su sitio gracias a unas bandas engomadas que tenían en la parte superior, pero igualmente las sujetó con los broches del liguero, luego se contoneó para sentir esas tiras custodiando su tanguita, a continuación una blusa rosa pálido con un cuello grande, que en el frente terminaba cruzando sobre el escote, abrochó trabajosamente los botones forrados en seda, todavía no se acostumbraba al cambio de lado de ojales y botones, luego le tocó el turno a una pollera de un rosa subido, tipo plato, apenas sobre la rodilla, un cinturón blanco, elástico y ajustado sirvió para acentuar y feminizar su figura. Al observarse en el espejo notó que la blusa transparentaba el soutien y dejaba notar los pezones y la pollera no disimulaba las tiras del liguero, lo primero no le pareció mal, pero lo segundo si, así que se quitó la pollera, se puso una enagua, rosada también, que traía por si acaso, luego volvió a colocarse la pollera, y las tiras casi desaparecieron, el efecto era el deseado: había que observar con cuidado para notar que llevaba liguero.
Para calzar eligió unos zapatos blancos, clásicos, con tacón mediano. Una vez calzada ya solo faltaba la bijou: aros, colgante y pulsera en juego dorados con piedritas lila, el anillo matrimonial lo guardo en un estuchecito que introdujo en su cartera.
Estaba lista, por un largo rato observo a esa mujer del espejo, caminó, de frente y de espalda, distintas poses, movimientos, tratando de acostumbrarse a su nueva figura.
Mientras se miraba decidió que era buen momento para probar su voz femenina, carraspeo, se sirvió agua, tomo un par de traguitos, y comenzó a cantar, hace un tiempo había decidido hablar en voz baja para disimular mejor su voz de hombre, que afortunadamente no era particularmente grave, y para practicar cantaba, cantaba canciones tontas, en voz baja, casi inaudible, tratando de impostar una voz lo mas femenina posible: dos elefantes se balanceaban….
Paso otro rato, miró el reloj y no había problema, todavía tenía una hora antes de tener que finalizar esta etapa, y faltaba algo importante.
Tomó el estuche de los juguetes y los desparramó sobre la cama, los miró atentamente y seleccionó un plug mediano, color rojo, inflable, y con una cavidad para el vibrador, tomó el vibrador de control remoto y su control, probó su funcionamiento y luego lo colocó en el orificio destinado a el que había en la base del plug, luego tomo el embolo y lo infló un poco, lo desinflo y volvió a inflarlo pero mas, luego con cuidado desconecto la manguerita del plug mediante una válvula que tenía para este fin, comprobó que no tuviera pérdidas, luego oprimió el centro de la válvula con el dedo y el plug se desinfló, esto era una medida de seguridad para casos de emergencia.
Volvió a conectar la manguerita e inflo el plug lo suficiente para que se mantuviera firme, luego lo unto con lubricante y lo dejó paradito sobre el tocador, listo para cumplir con su deber. Se dio vuelta, subió la parte trasera de su pollera y deslizó hacia un lado la tira de la tanguita, tomo una gota del lubricante y la unto sobre el preservativo que protegía su entrada posterior, luego tomo el plug, y lentamente, sintiéndolo penetrar, lo ubico en su sitio, cuando estuvo clavado a fondo, tomo la perita de goma y comenzó a inflarlo, lo hizo lentamente, sintió como ocupaba su interior, siguió inflando hasta que sintió una leve molestia, entonces desinfló un poco, y así se quedó un momento, acostumbrándose, luego tomo la parte externa del plug y tiro hacia fuera para comprobar si se resistía a abandonar su nido, y así ocurrió, no pudo sacarlo, probó otro tirón, un poco mas fuerte y tampoco salió, decidió que esa presión era la adecuada.
Volvió a acomodar su ropa interior, su enagua, su pollera, y camino unos pasos dentro de la habitación, sintiendo, analizando esa sensación inquietante en su trasero.
Se dirigió al baño y allí realizó la prueba final del plug, se subió la pollera y la enagua, se bajo el portaligas y la tanguita, coloco la válvula del colector de orina en “exterior” y se sentó a orinar en el inodoro, como tenía previsto sintió el tibio líquido dorado mojando su trasero y luego lloviendo desordenadamente, su intestino como es normal en esa situación pujó para expulsar al intruso, pero no pudo, a pesar de que relajó sus esfínteres para que pudiera escapar, el juguete no logró liberarse. Finalizada la expulsión de orina, tomó bastante papel higiénico y se seco el trasero, tratando de que saliera todo el líquido que pudiera quedar en el cañito, luego sentado sobre el bidet se lavó a fondo la zona, incluido el plug, se secó, se untó una crema para evita irritaciones y se amaso el trasero hasta que su piel absorbió toda la crema, luego se echó un poco de talco perfumado a lavanda, quitó el excedente, acomodó toda su ropa, se acercó al espejo, con un cepillo ordenó algunos mechones rebeldes, y luego de mirarse atentamente decidió que estaba lista.
Le tomó un rato controlar su cartera: primero tomó de su pantalón su portadocumentos y su billetera, los vació y los arrojó al cesto de basura, eran de hombre. Tomo documentos y dinero y los puso en una linda billetera rosa, con florcitas, que procedió a guardar en la cartera, luego fue el turno del control remoto del plug, lo probó un par de veces, encendió y su culo vibró, mas potencia, su culo vibró mas violentamente, se escuchaba perfectamente el ruido, bajo el nivel y su culo se relajo mientras ronroneaba, el aparato tenía varios programas, y entre otras cosas podía funcionar siguiendo al sonido, programo ese efecto, aplaudió y su culo vibró, ya estaba pensando en poner música para disfrutar el juguete, pero recapacitó, apago el vibrador y guardó el control en su cartera. Colocó los cosméticos que consideró necesarios tener a mano en otro empalagoso estuche rosado con florcitas y lo guardó, en uno de los bolsillos de la cartera puso dos cajas de preservativos y dos frasquitos de lubricante. Para terminar de completar lo necesario agregó un par de pañuelos, por supuesto rosa y con encajes, y un frasco de su perfume preferido, no sin antes colocarse una buena ración en los lugares claves del cuerpo: tras las orejas, en la nuca, entre sus tetas silicónicas, en los sobacos y muñecas, en el pubis y en la raya de la cola, en rodillas y empeine de sus pies, realmente apestaba con tanto perfume, pero sabía que en un rato esa intensidad decaería.
Con el bolso listo, comenzó la tarea de poner toda la ropa y elementos sobrantes en las valijas, no tenía apuro, así que se tomó el tiempo para doblar y acomodar cada prenda adecuadamente, mientras hacía esto sentía la presencia en su trasero que ya estaba entregado y había decidido dejar de intentar expulsarlo, iba y venía tratando de caminar, contoneándose sobre sus tacos, la cabeza erguida, sacando pecho y con la cola bien parada, un píe delante de otro, tomando las cosas con movimientos delicados, como si sus manos fueran de seda, mirándose al espejo cada vez que podía.
Luego de revisar todos los bolsillos hizo un bollo con toda la ropa que se había quitado y la metió en una bolsa que introdujo en una de las valijas, llevó las toallas al baño y controló que no hubiera olvidado nada, que nada estuviera fuera de lugar. En el momento en que tomaba el teléfono para pedir al botones que viniera en su ayuda y poder retirarse, recordó las llaves del auto, donde estarían?
Comenzó una búsqueda frenética, esta situación bastó para que se desatara una tormenta en su mente. Sería siempre así de estúpida en su nuevo rol de mujer? Por estar pensando en ropa, maquillaje y su culo cometería permanentemente errores tan graves? Casi había salido de la habitación y ni se había acordado de las llaves del auto, algo imprescindible y que era imperdonable olvidar, que podría arruinar todo su plan, o peor que podría hacerla terminar hasta en la carcel si la policía llegara y la viera tratando de abrir un auto sin las llaves así trasvestida, sus pensamientos se hundían cada vez mas profundo…
A pesar de la crisis volvió a mirarse al espejo, ya lo tenía incorporado, era automático, y cuando se vió se asustó, se vio horriblemente fea, esto la aterró mas que la falta de las llaves y se quedó clavada mirándose. Tan automáticamente como se había mirado al espejo, sin pensarlo, cambió la cara, entonces vió una mujer con una cara de alegría simulada, mas fea que la anterior, eso la hizo volver a la realidad y recapacitar: no podía permitirse otra crisis como esta, no quería sufrir ni verse tan horrible, pensó que solo eran unas llaves y que seguramente estaban dentro de la habitación, que no había por que reaccionar con tanta histeria por eso, seguramente era fruto de toda la situación, a pesar de la su calma aparente en el fondo había otra cosa, finalmente el volcán estalló, aún estaba a tiempo de salvar la nave.
Lentamente miró en derredor, no vio las llaves, se agachó lo mas femeninamente que pudo y miró bajo las camas, tampoco, le tocó el turno a las maletas: abrió una y tratando de mantener la calma comenzó a vaciar su contenido y entre su ropa interior estaba el dichoso llavero! Su alma volvió al cuerpo, guardo las llaves en su bolso, y mientras volvía a ordenar todo pensaba que había tenido una buena lección.
Una vez que estuvo todo nuevamente en su lugar, controló maquillaje y vestimenta, arreglo lo necesario y ahora si pudo llamar al botones, con un susurro casi inaudible pidió que viniera en su ayuda pues ya se retiraba. Mientras hablaba por el teléfono notó que su ano apretaba fuerte y soltaba el plug, penso que ese juguete sexual estaba cumpliendo la misma función que el chupete o el dedo de un bebé, estaba calmando su ansiedad, sus nervios, con un objeto metido no en su boca sino en su cola. Pero en todo caso, si bien no era una beba, sintió que era una mujer recién nacida.