La historia real de Anna Hoyt, parte II

La relación avanza, y se complica

La historia real de Anna Hoyt. Parte II


Título original: The Real Story of Anna Hoyt

Autor: MASTER MICHAEL bondage@abac.com http://home.abac.com/bondage

Traducido por GGG mayo 2001


LO QUE SIGUE ES LA PARTE II DE LA HISTORIA REAL DE ANNA HOYT. POR FAVOR LEE LA PARTE I ANTES DE LEER ESTA ENTREGA.

Después de dejar a anna sola y desnuda en el callejón trasero de las tiendas y almacenes a la luz de la luna, por no mencionar que recientemente azotada con un cinturón de cuero por un extraño que había conocido esa noche, me dirigí a mi coche y conduje hasta el complejo de apartamentos que estaba frente al callejón del que acababa de venir.

Para cuando aparqué ilegalmente en una plaza asignada a un inquilino, con los faros apagados, de cara al campo y al callejón, divisé a anna, completamente vestida, andando hacia su coche. La vi entrar, arrancar y marcharse.

Yo me quedé en mi coche no mucho más.

Me preguntaba quién era, como su mente, sus emociones, sus pensamientos, la llevaron a esta precisa noche en que había puesto su vida en mis manos en condiciones tan precarias. Intenté imaginármela en casa, quitándose la ropa para acostarse, contemplándose en el espejo de una cruda lámpara de baño, mirándose profundamente a los propios ojos de máscara sucia, preguntándose justamente lo mismo.

Me la imaginé volviendo la espalda al espejo, de puntillas para levantar las caderas, girando luego la cabeza para tener acceso a su espalda. Como habría pasado ligeramente las puntas de sus dedos sobre las porciones enrojecidas de la parte baja de su espalda, sobre sus nalgas. Me preguntaba si se detendría a deslizar sus dedos para tapar los pliegues de su coño, provocando que las robustas y delgadas hebras del sexo se pegasen dulcemente a las puntas de sus dedos, luego recorriendo su húmeda, su fría presencia sobre la piel cálida e hinchada. Mientras estaba sentado y pensaba un coche de policía cruzó el camino, en el callejón en que había azotado a anna, solo con las luces de posición. Avanzaba lentamente. Por encima de mí, alguien abrió un refresco - probablemente una cerveza - con el telón de fondo de la lista de los diez mejores de David Letterman. Era uno sobre Mónica Lewinsky: Las 10 mejores Maneras de Saber si tu Interna es un Putón, o algo así. Me esforcé por escuchar la número uno. Apenas escuché el chiste del puro.

No entré en contacto con anna en las siguientes dos semanas. Ella me mandó un correo la noche siguiente, dándome las gracias por la "última noche" y preguntándome si la adiestraría. Unos 7 u 8 días más tarde, sin respuesta por mi parte, me escribió un mensaje muy apasionado, salpicado con indicios de amargura y enfado por mi forma de ignorarla, aunque no lo decía de manera directa. Lo leí varias veces, buscando pistas sobre anna, la persona. En él ponía de manifiesto profusamente su deseo de ser tratada cruelmente si era necesario, azotada como había hecho aquella noche, y sin motivo, si elegía hacerlo. Decía que soñaba con ser suspendida, desnudada, atada con cuerdas gruesas y dolorosas durante grandes periodos de tiempo, días, en posiciones antinaturales. Tobillos detrás de ella atados a sus muñecas, vientre y montículo púbico expuestos a la tortura, al uso.

Aquí es donde explicaba su situación financiera. Su abuela le había dejado un negocio familiar importante. Prometía remodelar su sótano según mis especificaciones, para mi uso, para adiestrarla. Compraría herramientas, ataduras, correas, cuerda, cuero, juguetes - todo.

Mientras veía su mensaje, leyéndolo una y otra vez, parándome de vez en cuando solo para mirar las palabras pero no para leerlas, empecé a entender. anna, con un alma joven, tan independiente, sin tener que dar cuentas a nadie, daba tumbos sin rumbo en su mundo, había encontrado, y ahora se pegaba desesperadamente a ella, una razón para "existir".

Intenté llegar a su alma, sentir su anhelo. La necesidad desesperada y absoluta de ser tomada. Poseída. Cabello, cuello, puntas de los dedos, miembros, ojos, pies, mente. Todo poseído. Ser rápida y fuertemente tirada de espaldas, abierta de piernas y asegurada contra una pared de ladrillo, un caballo de madera, un marco de carteles. Obligada a soportar. Con un collar al cuello, encadenada. Azotada sin piedad hasta los desgarrones por los fallos, recompensada igualmente espléndidamente por su admirable comportamiento.

Que cruda, que básica es esta necesidad. Sentí como se originaba en lo profundo, dentro de su útero y adquiría impulso a través de sus órganos, corría por sus venas, extendiéndose a sus extremidades, y finalmente excitando, extasiando, todo su cuerpo, cargando los folículos de su cerebro en un frenesí alocado y encabritando los dedos de sus pies. Sentí como casi a cada momento un pensamiento formaría volutas en su mente, provocando que el cuerpo reaccionase, anhelando la atención que tan poderosamente la inundaba, empezando de nuevo todo el proceso.

Me di cuenta que vivía en un estado de excitación eterna, buscando el gozo, el alivio, el horrible y divino poder de la sumisión.

Esperé otro día antes de responder. Y otro. Luego le escribí.

"anna," empezaba:

"me has indicado tu deseo genuino de ser privada por completo de tu identidad, expulsada de la sociedad misma, y de que se te dé la oportunidad de vivir en dichosa sumisión, sirviendo por completo a alguien que sea fuerte, cruel, pero justo. No dudo de tu sinceridad ni de tus intenciones, por eso aceptaré tu solicitud y te esbozaré las reglas por las que vivirás desde este mismo momento en adelante.

Para empezar, te prepararás para mí de la forma que describiré ahora, y te mantendrás de la misma forma, siempre.

Hay tres aspectos. Primero, dejar de inmediato de llevar joyas. Quítate ahora toda la joyería, coloca todos los artículos en una bolsa de plástico transparente con cierre y déjala a un lado para que pueda inspeccionarla. A partir de ahora nunca más. Además te recogerás el pelo sobre el cuello. Puedes reunirlo en un moño o una cola de caballo, sujeto de la manera que prefieras. Hazlo ahora.

Finalmente, cuando hayas leído este mensaje, y si no lo has hecho ya, te afeitarás completamente las áreas vaginal y púbica, y así estarán a partir de ahora. anna, la razón por la que he aceptado tu petición es que creo que lo necesitas. Sé que en tu interior anhelas ser controlada, tomada, utilizada por completo. Seguramente haré esto. Pero una vez que tenga tu conformidad, verbalmente, como la he obtenido antes de que te embarques en este viaje, y por escrito, aquí y ahora, no se te permitirá echarte atrás. ESCUCHA CON ATENCIÓN. NO te estará permitido volverte atrás. No mereces otro modo, y sé que en lo profundo de ti, sabes que es así como debe ser. Y así será.

Y no dejes lugar a errores, anna. Entiende esto en tu sumisión. No cometerás equivocaciones. Las equivocaciones se pagan muy, muy caras. Tu vida me pertenecerá, la poseeré, y a ti. De todo lo que poseo, anna, espero - y obtengo - un elevado rendimiento. Te mostraré mis promedios y los superarás. Te lo garantizo. A cambio puedes esperar ser alimentada, hacer ejercicio, follada cuando venga a cuento, y recompensada cuando ganes. Y por detrás de todo esto, aunque no te conozca ahora, y en virtud del muy raro obsequio que me has hecho - y ciertamente lo más importante, serás amada.

Así, antes de que empecemos, debo tener tu consentimiento. Te he mostrado lo que espero, lo que te espera a cambio, y la consecuencia de ambas cosas. Es ahora tu turno de decidir tu destino.

anna, si este es el estilo de vida que eliges, si este acuerdo, contrato, pacto entre una esclava y su Amo, es lo que eliges, contéstame antes de 24 horas de recibir este mensaje con 2 sencillas palabras: 'Tómame Amo'.

Espero tu respuesta."

La respuesta llegó a los 4 minutos de que recibiera el mensaje, el tiempo que aparentemente le llevó leerlo.

Dijo:

"Tómame Amo, por favor."

Y así empezó el viaje.

EL AMO MICHAEL