La Historia de Yamileth (3)

Estaba viviendo muchas sensaciones que me parecían maravillosas, realmente creo que empezaba a disfrutar la vida como una chica, parecía que la vida de ahora en adelante me sonreiría, a pesar de estar lejos de mi madre, se compensaba con el cariño de Melvin y el apoyo de mis amigos.

Estaba viviendo muchas sensaciones que me parecían maravillosas, realmente creo que empezaba a disfrutar la vida como una chica, parecía que la vida de ahora en adelante me sonreiría, a pesar de estar lejos de mi madre, se compensaba con el cariño de Melvin y el apoyo de mis amigos.

Desde que tomé la decisión de tomar las hormonas empecé a visualizar la vida desde otros ángulos que no hubiera sospechado antes, a pesar de que ya tenía 17 años, para mí fue como volver a entrar a la pubertad, ya había pasado una etapa de entrada a la adolescencia como un chico pero ahora me estaba re-descubriendo a mi misma como una chica, empecé a sentir esas variaciones de estado de ánimo y la sensibilidad de mis pechos, así como los cambios que mi cuerpo iba teniendo día a día, era un mar de descubrimientos muy excitante para mi, me gustaba mucho sentir todo eso y me imaginaba que algo similar era lo que relataban mis amigas en el colegio cuando yo les escuchaba hablar sobre las cosas que en ellas iban cambiando cuando estaban entrando a su etapa adolescente; para mí esa fue mi verdadera adolescencia, en la que finalmente salía a la calle y no me importaba lo que dijeran o no de mi, no prestaba atención a si las personas se me quedaban viendo con extrañeza o no, esa era yo, Yamileth buscando mi lugar en el mundo y pudiendo expresarme en la forma en que yo quisiera, cada vez más me sentía libre y disfrutaba porque podía ir a probarme toda la ropa que yo quería, iba con mi amiga Flaviana y disfrutábamos como dos amigas de esos paseos en los malls, a la par de mis cambios físicos y psíquicos también cada día iba madurando y asumiendo mi nuevo rol y crecía mi disposición a afrontar los retos con más valor y decisión, porque con cada día iba afirmándome en lo que siempre había querido ser.

Con la ayuda de Flaviana y mis amigos fui adquiriendo pericia en lo referente al tipo de ropa que me quedaba bien, a cómo maquillarme, a combinar colores, me enseñaron sobre perfumes, etc. para mi era increíble poder sentir la enorme satisfacción de probarme faldas, blusas, pantalones ajustados, jeans, ya podía usa brassieres, la lencería, en fin, ser chica es fantástico porque puedes usar pulseras, aretes, labiales, diademas, la verdad es que no terminaría de escribir porque cada cosa por pequeña que fuera para mi era una experiencia única y liberadora, porque cada una de ellas había estado presente en mi soñar y en esos días lo podía experimentar y no me lo terminaba de creer.

Cada vez mas veía a los chicos con una malicia, cuando salía con Flaviana en el día nos sentábamos un rato en alguna banca para ver pasar a los chicos que andaban por allí, algunos se nos quedaban mirando y nosotros les devolvíamos una sonrisa coquetamente y por la noche a veces tomaba valor y si veía alguno que me parecía le coqueteaba o no le negaba si me invitaba a bailar.

Creo que por los chicos disfrutaba mucho el ritual para arreglarme lo mejor posible, porque me imaginaba que ellos me verían con deseo y querrían por lo menos bailar conmigo. Disfrutaba mucho cuando me duchaba antes de salir, aromatizando y consintiendo mi piel, mi cabello, disfrutaba sentir como la delicadeza de mi piel era más palpable, era increíble esa sensación de excitación cuando iniciaba la rutina de depilarme hasta dejar mi cuerpo tan liso y terso, esa es una sensación tan difícil de describir, y disfrutaba tanto decidir qué ropa ponerme para salir, maquillarme, peinarme y sentirme bonita, son sensaciones que las chicas transexuales (creo yo) experimentamos y que provocan un placer indescriptible.

Esa noche era una de esas en que una se siente muy bonita y te da la sensación de que cualquier cosa que te pongas te quedará bien, y decidí que ese Viernes iría muy sexy a la disco, jamás voy a olvidar esa noche: llevaba una blusa muy bonita de tirantes en tono metálico, una falda negra a la mitad de la pierna y unas botas hasta las rodillas, era de las mejores ropas que tenía, que no era mucha tampoco pero era mía.

Llegamos a la disco y nos acomodamos con Flaviana en la barra del bar y al poco rato se nos unieron Vanesa, su novio Rafael, y otros amigos y amigas que habíamos hecho en nuestras visitas y salidas nocturnas de la semana. Un par de chicos me habían invitado a salir, al primero no le acepté la invitación porque me pareció que estaba muy borracho y me dio mala espina, al segundo si le acepté y bailamos un rato aunque no habrán sido más de 4 o 5 canciones y luego regresé a mi lugar en la barra. Estaba refrescándome cuando entró un chico de la mano de su novia (supe después de boca de el que era su novia) esa fue la primera vez que vi a Melvin, la verdad es que no es que sea un chico súper guapo como he escuchado en otras historias, más bien es un tipo que luce muy normal pero que de repente le ves un no se qué, que te llama la atención, no mentiré diciendo que era algo así como Tom Cruise, simplemente que el a mis ojos me resultó simpático. Buscaron mesa y el se acercó a la barra para pedir unas bebidas, en ese momento yo estaba en medio del grupo y estaba sentada justo enfrente del bar así que no tenía otra opción que pasar frente a mi y así fue, yo lo vi y su mirada también chocó con mi vista, le sonreí después de que el me lanzara una sonrisa muy amigable, no cruzamos ninguna palabra, simplemente fue ese instante y nada más.

Cuando el volvió a su mesa yo alcancé a ver que le pidió a su novia que cambiaran de lugar, así que el quedó con su mirada hacia donde yo estaba y prácticamente toda la noche nos hicimos miradas de complicidad, creo que fue una química espontánea entre ambos y eso lo movió a que cuando su novia se levantó para ir al baño el se acercara a mi, me preguntó mi nombre y me propuso vernos en ese mismo lugar la noche siguiente, yo acepté y fue el único crece de palabras que hubo esa vez, pero fue suficiente para ponerme en un estado inalterable de ilusión y ansiedad. A partir de ese momento y el resto de la noche Flaviana y el resto del grupo no pararon de hacerme bromas al respecto, yo no les contradecía ni les contestaba nada, pero en mi corazón me sentía feliz de todo aquello.

La noche siguiente regresé para verlo, realmente no me vestí para impresionarlo, me puse un vestido negro de una sola pieza que me llegaba hasta las rodillas, en realidad no era nada extravagante y más bien sobrio, cuando llegué al local el ya estaba allí, y ya me había pedido una bebida, se puso de pie y me saludó con un beso en la mejilla, desde el inicio fue muy atento, allí estaba el con su cabello liso negro, su piel trigueña, y sus ojos cafés claros hablándome con una soltura y confianza como si ya nos conociéramos desde hace mucho, el me preguntó de todo lo que el tiempo le permitió indagar: mi edad, mi nombre, mi signo zodiacal, comida favorita, qué animales me gustaban, en fin. Melvin era un joven de 20 años estudiante de la universidad, le encanta el fútbol, la gusta ir a los estrenos de cine y de vez en cuando ir a la disco a bailar, realmente es una persona muy amena, de buena plática con mucho sentido del humor y con un gran carisma.

Por mi parte, antes de que el siguiera adelante con cualquier cosa, le hice ver que realmente yo no era una chica por completo (ese fue el mayor consejo de Flaviana, Jaime y Carlos: se honesta contigo misma y con los demás) y que si eso seria un problema para el lo mejor era dejarlo todo en ese buen rato y nada más, pero el fue muy receptivo, me dijo que ya lo había notado y que para el no era problema. Para ese momento pensé que mi suerte no podía ser mejor ya que el chico que me había gustado estaba allí y no tenía ningún inconveniente en estar con una chica transexual!!!

Esa noche hablamos largo rato, el me contó sobre su vida y yo le conté sobre la mía, hubo una química muy especial, el se mostró muy interesado en mi historia y en todo lo que me había pasado, realmente fue muy receptivo a mi relato y en un momento dado me tomó de la mano con fuerza como diciendo "tranquila que yo te apoyo", para mi fue muy especial esa noche con Melvin, realmente supo hacerme sentir como una persona muy importante y especial para él.

Luego de esa larga charla el se ofreció a llevarme hasta donde vivía, al principio yo no quería pero el insistió y al final acepté, camino a la casa el sintonizó la radio y descubrimos que teníamos un gusto muy parecido por la música y eso me pareció súper. Me agradó mucho de Melvin que durante todo el trayecto el no quiso propasarse ni nada, a pesar de que yo iba muy nerviosa aunque creo que lo disimulé bien, al llegar nos despedimos con un beso en la mejilla (no miento solamente fue eso) pero para mí esa noche había sido la mejor en mucho tiempo, quedamos en que nos volveríamos a ver la siguiente semana en el mismo lugar y el se fue. Al entrar me encontré con Flaviana en el sofá viendo T.V. pero ella me dijo que lo había visto todo por la ventana y empezó a bromear con un "Yamileth tiene novio, Yamileth tiene novio, Yamileth tiene novio", yo le dije que parara con eso porque ella sabia que no era así. Ya más en serio ella me pidió que le diera detalles de cómo había estado la velada y qué me había parecido él, yo le conté lo caballeroso y atento que había sido, lo simpático e interesante que era Melvin, ella me abrazó y solo me recomendó que tuviera cuidado y que no le causara problemas a él.

La siguiente semana nos vimos y la siguiente y la siguiente, siempre había algo nuevo de que hablar, siempre había algo nuevo que hacer, fue una noche del inicio de Abril cuando en una de las locuras que hacíamos el me propuso que fuéramos a la playa y ayo acepté ir, a pesar de lo tarde que era, fuimos y escuchamos música en todo el trayecto mientras -como siempre- platicábamos de todo un poco y llegamos al muelle y estuvimos contemplando durante largo rato la luna que había y fue en ese momento que por primera vez nos besamos y esa sensación que experimenté nada ni nadie podrá arrebatármela jamás, porque mi piel se puso eriza y la cálida brisa marina con las olas del mar al fondo eran el telón perfecto para esa ocasión, esa noche lo besé muchas más veces y le dije no se cuántas más que lo quería, y lo feliz que me sentía con él y el me dijo también que se sentía de lo mejor conmigo y que le permitiera poder seguir viviendo todo aquello.

El tiempo no nos era suficiente a Melvin y a mi para poder realizar tantas cosas que hacíamos, al inicio solo nos veíamos las noches de fin de semana pero con el paso del tiempo nos frecuentábamos prácticamente todos los días, en realidad no discutíamos mucho excepto que ya en esos momentos yo le reclamaba porqué seguía viendo a su novia Martha pero el nunca contestaba nada y con paciencia capeaba todos mis berrinches y enojos.

Pero el mundo sigue girando mientras una desee que se pare y la vida seguía con todas las dificultades y situaciones que implica su desarrollo, y es que la situación del país no era tan buena y las ventas en la boutique en que trabajaba se fueron como dicen "para abajo" y doña Carmen ya no tuvo más remedio que despedirme porque ya no tenía los ingresos suficientes para pagarme a pesar de que mi salario no era mucho. Flaviana en ese tiempo también después de pensarlo mucho había decidido abandonar el país y la casa en la que vivíamos quedaría en manos de unos familiares de ella por lo que ya no podría seguir yo allí.

De pronto en cuestión de 20 días me había quedado sin trabajo, sin hogar y sin mi mejor amiga. Mi único consuelo era el apoyo de Melvin que me ayudaba mucho; yo me mudé a un cuarto pequeño que me ofreció Vanesa, sin embargo el asunto era cómo iba a hacerle para poder sobrevivir y fue entonces cuando me estrellé con la realidad que plantea la discriminación de la sociedad a las transexuales: busqué trabajo en otros lugares pero resulta que en ésta ciudad no hay muchas "doña Carmen" que estén dispuestas a entender y tolerar mi situación y toda puerta que tocaba se cerraba porque nadie estaba en disposición de emplear a una transgénero.

Tenía algún dinero guardado pero es que en realidad no era como para vivir de él más que un par de semanas cuando mucho y yo no quería molestar a Melvin pidiéndole que me diera dinero para mantenerme. Entonces, empujada por la situación y con toda la contradicción de mis ideales que eso implicaba busqué a Vanesa para que me ayudara, yo sabía cuál sería el desenlace de aquella decisión pero verdaderamente no podía aspirar a más en ésta sociedad tan cruel. En realidad yo no iba a trabajar para Vanesa pero ella era el contacto que me permitiría entrar al círculo de ese mundo de la prostitución sin tener que pagar –por decirlo así- el derecho de piso ( que en nuestro país implica ser violada, golpeada o extorsionada, entre otras cosas). Esa noche misma, Vanesa me llevó con Paola y Karina que eran dos travestis que se prostituían, yo las había visto un par de veces en la disco y habíamos cruzado un par de palabras pero nada más, ellas me dieron una "inducción" sobre cómo tratar a los clientes y cómo debía portarme con ellos, me dijeron que "nada de besos en la boca" y que no me dejara penetrar, porque eso no era obligación, esa noche "atendí" a 4 clientes, que en verdad no me habían exigido mayor cosa, uno de ellos solo me buscó para que le hiciera compañía a tomarse un par de tragos, a un par de ellos tuve que hacerles sexo oral y realmente para mi fue una situación muy vergonzante de la que sentí asco y no creo que lo haya hecho para nada bien y que solamente el estado de ebriedad de esos dos "clientes" me salvó de su enojo e insatisfacción. A pesar de que había conseguido una buena cantidad de dinero, esa noche regresé a mi nuevo lugar de habitación con un sentimiento de culpa y me sentía sucia y poca cosa.

Con los días me fui dando a conocer con las otras chicas que eran mis "compañeras de esquinas" y me interné en ese oscuro mundo de vicios y peligros al por mayor, al poco tiempo ya había aprendido a fumar y beber (quedó muy bien aquel refrán de que el que en la miel anda algo se le pega), con unas cuantas semanas ya me había hecho de clientes habituales, mis compañeras y los clientes como ya me había pasado en otras ocasiones me decían todos que me veía muy bien de chica, aunque en aquellos momentos esos elogios no me hacían sentir tan bien.

En todo ese tiempo no perdí mi hábito del ahorro aunque no guardaba todo lo que podía ya que ahora destinaba una parte a mis nuevos vicios, también me había alejado de Melvin, el siempre me llegaba a buscar pero yo nunca estaba, el no sabía en el rollo que ahora estaba inmersa y no quería que se enterara, de vez en cuando nos veíamos y yo tontamente intentaba recompensarlo con algún regalo caro sin darme cuenta que el buscaba mi cariño y compañía y no cosas materiales, el empezó a cuestionarme si yo estaba saliendo con alguien más y le respondí que no, además le dije que era el menos indicado para recriminarme algo así aun si fuera cierto ya que el todavía continuaba su relación con Martha, así que esa noche a raíz de esa discusión tan fuerte el se alejó muy triste por mi actitud ya que me dijo que no entendía que me pasaba y que desde un par de meses me sentía extraña y cambiada.

Después de un par de meses de estarme prostituyendo, y ante la insistencia de mis compañeras y clientes, pero sobre todo por mis deseos de realizarme y querer reconquistar a Melvin tomé todo lo que había ahorrado y le pedí a Vanesa que me prestara ella otra cantidad porque quería ponerme unos implantes en los pechos para poder lucir aun más femenina, yo sabía que podía contar con Vanesa y no me equivoqué, ella hizo el contacto con un cirujano en México que me haría la cirugía sin tener que hacer pruebas ni tests de ningún tipo, después de unos días de estar arreglando el papeleo estaba lista para salir rumbo al D.F. para operarme, pero antes busqué a Melvin y me disculpé con el por cómo lo había tratado la última vez, el aceptó mis disculpas y le dije que yo tenía que alejarme un tiempo, no le expliqué porqué pero le pedí que me esperara, que confiara en mi y que a mi regreso le demostraría cuánto lo quería y lo importante que para mi el era.

Al día siguiente, a mediados del mes de Octubre del año 2000 partía con una gran ilusión y ansiedad a México, tenía la esperanza de que a mi regreso podría enrumbar nuevamente mi vida y que podría recuperar todo el tiempo perdido con Melvin.

Cinco días después de mi partida llegaba al D.F. y me esperaban las personas que me servirían de enlace con el médico, me llevaron a una casa en la que me hospedaría durante un par de días antes de ir al hospital ya que yo llegaba en fin de semana y vería al doctor hata el lunes, toda la logística había corrido a cargo de Vanesa que tenía muy buenos contactos por todas partes. Estuve en casa de dos amigas de Vanesa, ellas eran Laura y Carolina, una era transexual (Laura) y la otra una chica biológica, las dos fueron muy lindas personas y me trataron muy bien, aunque no sentí tanta confianza como para pedir más de lo que ellas me proveían.

El lunes temprano me llevaron con el doctor que era el mismo que había tratado a Laura, el me hizo ese mismo día una serie de exámenes, tomó mis datos y medidas de mi cuerpo para poder recomendarme el tipo e talla que debía ponerme de acuerdo a mi complexión física. Los resultados de exámenes de sangre y otros estarían hasta el día siguiente así que tendría que volver para saberlos. Así fue, yo regresé y el me dijo que mis exámenes arrojaban buenos niveles de plaquetas, daban resultado negativo a reacciones alérgicas, no tenía problemas de hemoglobina, etc. en fin que en pocas palabras era apta par someterme a la operación, ese día el me explicó en qué consistiría y algunos efectos como la inflamación, dolor, etc. la operación se llevaría a cabo el día viernes temprano en la mañana y debía ir en ayunas.

El día 02 de Noviembre de 2002 a las 7 de la mañana estaba ingresando a la sala de operaciones de una clínica en el centro del D.F. para afrontar 3 horas de operación y tener los implantes de seno por los que había ido hasta allá. Recuerdo que desperté mareada y con un dolor en mi pecho, tuve un momento de desorientación y por un momento no supe donde estaba, hasta que giré la vista y enfrente tenía a Laura y Carolina junto con la enfermera que me acomodaba el suero que tenía para rehidratarme, al levantarme un poco pude ver las dos protuberancias que tenía en el pecho y supe que ya estaba hecho, en ese momento me sentí realizada, con dolor, pero feliz, había dado un nuevo paso a mi sueño, Laura y Carolina me felicitaron y me preguntaron cómo me sentía, yo les dije que salvo por el dolor me sentía muy feliz, el doctor entró y me dijo que la operación había transcurrido sin problema, que por procedimiento pasaría la noche en la clínica y si todo seguía con normalidad me daría el alta el siguiente día a más tardar mediodía.

Luego de salir del hospital pasé mi convalecencia en casa de Laura y Carolina, allí estuve mientras bajaba la inflamación y pasaba el dolor, por precaución, por si tenía alguna complicación me quedé en su casa un poco más de un mes a pesar de que la convalecencia era solamente de 20 días, en ese tiempo Vanesa estuvo muy pendiente de si yo necesitaba algo y estuvo constantemente en contacto conmigo. Ella me había dado un dinero extra para que pudiera salir y comprarme algo de ropa e México así que mi última semana allá la ocupé para conocer y salir de compras luciendo a mi "nuevo par de amigas" que a mis ojos lucían muy bien y me hacían sentir de maravilla.

Regresé de nuevo a mi país y lo primero que hice fue comunicarme con Melvin, lo cité para vernos de nuevo en nuestro lugar de siempre y el aceptó. Llegué al apartamento y Vanesa me llamó por teléfono para saber cómo me había ido con el viaje, yo le dije que le contaría todo al día siguiente, que necesitaba descansar, en realidad lo que quería era espacio para poder prepararme para ver a Melvin. Mientras me arreglaba, pensaba en que la vida volvería a sonreírme, había regresado con una nueva actitud y estaba convencida de que reconquistaría a mi querido Melvin y que podría buscar un nuevo comienzo como mujer.

Esa noche llegué y el como siempre estaba allí, puntual, al verme noté su cara de sorpresa al ver mi nueva apariencia, ciertamente había yo cambiado mucho desde hace dos meses y el lo notó, le pregunté si le agradaba lo que veía y el me respondió que sí, yo le dije que todo lo que tenía delante de él era suyo y que si quería podía tomarlo esa misma noche, pero su respuesta a eso fue una sonrisa muy forzada y de pena, en ese momento le pregunté que si le pasaba algo o si era por mis senos, el me dijo que no era nada relacionado con mis senos, que de hecho le parecía que me veía espectacular, pero que tenía algo que decirme, al escuchar esas palabras tuve temor de lo que fuera a decirme porque su mirada y gesto serios me indicaban que era algo que no me agradaría, y no me equivoqué, el tomó mi mano y me hizo sentar, de una vez y sin más preámbulo me dijo que Martha –su novia- estaba embarazada y el no podría abandonarla, esas palabras me destrozaron y me sentí una impotencia terrible, en mi garganta se anudaban la palabras que no podía gritar y mis ojos empezaron a humedecerse, aquello no era lo que yo tenía planeado y la vida no podía estar haciéndome esa mala jugada a mi. Pero era cierto y no me quedaron fuerzas para retener mis lágrimas y empecé a derramarlas sin control, el me pedía que me calmara pero sabía al mismo tiempo que eso no era posible, sabía que con sus palabras me rompía el corazón en miles de pedazos y no podía remediarlo, a pesar de aquello en mi desesperación lancé una propuesta inútil y le dije que yo no tendría problema en aceptar que el iba a tener esa responsabilidad de su hijo pero que se quedara conmigo, yo veía sus ojos y sabía que mi batalla estaba perdida, el intentó calmarme una vez más pero yo lo aparté y salí de aquel lugar más rápido de lo que tenía planeado y de una forma totalmente distinta a la que había soñado.

Melvin me siguió hasta afuera de la disco y evitó que siguiera avanzando me abrazó muy fuerte y me dijo con su voz triste que si otra fuera la circunstancia el no dudaría en quedarse e intentar hacer una vida conmigo, el me dijo que se había enamorado de mi y que no importaba si era una chica o un chico, que era yo una persona maravillosa y excelente; pero eso no me servía, yo le volví a suplicar que se quedara conmigo, que yo lo amaba y que lo que había hecho era porque quería ser mejor mujer para el, pero el me pidió que entendiera que ya no estaba en sus manos que no podía dejar a Martha, con una rabia tremenda terminaba de entender las cosas, me callé un momento y lo abracé con todas mis fuerzas, lo besé como nunca antes y le pedí que me soltara, en realidad forcé para que me soltara, di la vuelta y ya sin verlo a la cara le deseé que tuviera mucha suerte, le pedí que no me olvidara por que yo no me olvidaría de él, le dije que si un día cambiaba su suerte y quisiera regresar que me buscara.

Ese diciembre de 2002, con mis 18 años cerraba un año de muchos cambios para mí, en tan poco tiempo Ernesto se iba desvaneciendo a pasos agigantados y Yamileth había vivido con intensidad un año en el que disfruté mis cambios como chica y conocí un bonito amor que al final me dejó un dolor muy grande. Ese año me arrebató mi trabajo digno, se llevó a mis amigos Jaime, Carlos, Flaviana, se llevó mi primer amor, después de eso regresaría a mi andadura iniciada hace un par de meses, ahora mi trabajo estaba en la calle, me esperaban los cigarros y el alcohol me esperaban mis "clientes" y la soledad.