La historia de Vanessa (1): Recuerdos de mi niñez.
¿Por qué Vanessa quiere ser una linda y puta mujer?
Puntos a aclarar:
-Es mi primer relato (espero que les guste).
-La historia no es real (aunque me gustaría que si lo fuera), es mera fantasía mía. Así que es muy probable que algunas partes suenen muy fantasiosas.
-No en todos los capítulos habrá sexo transexual, pero lo seguiré subiendo en esta categoría porque la protagonista es transexual.
Protagonista: Diego él llegara a ser Vanessa.
Madre del protagonista: Verónica
(Pongo los nombres aquí, porque no encontré un momento para incluirlos en la historia).
Me llamo Vanessa, soy trans, si me preguntaran porque lo soy, con certeza podría decir que me convertí en “mujer” por mi madre. Los primeros recuerdos que tengo son sobre ella, pues no conocí a mi padre, según mi madre porque este había huido cuando se enteró del embarazo. Recuerdo a mi madre siempre sonriente, optimista y amable, además de ser extremadamente hermosa, sexi y (ahora lo sé) candente; ella vestía siempre con ropa muy pegada que remarcaba su figura: sus senos perfectos, su trasero muy marcado, su abdomen plano, sus piernas largas y sus bien formadas caderas.
Durante mi niñez todo era tranquilo y normal, para un niño que vive con su querida mamá. Hasta que una noche, escuche “aplausos” y gritos que provenían del cuarto de mi madre, yo sin saber lo que estaba ocurriendo no hice otra cosa que taparme los oídos con una almohada y esperar a que todo pasara. Al otro día me desperté y corrí rápido a la cocina (donde todos los días estaba mi madre durante la mañana), ahí es donde la encontré con una sonrisa mucho más grande que la de otros días. Le dije sobre lo que escuche la noche anterior y ella me abrazo y me dijo “Tranquilo cariño, solo fue una horrible pesadilla”.
Durante varios meses escuche los ruidos y gritos de mi madre, con miedo y tapándome los oídos. Hasta que un día me arme de valor y fui a ver que sucedía. Camine lentamente, por el pasillo que conducía a su habitación, al llegar a su puerta note que esta estaba entreabierta así que me di a la tarea de observar. Pude ver a mi madre desnuda boca abajo mientras un hombre, también desnudo, estaba detrás y golpeaba el trasero de mi madre con la parte que está debajo del abdomen, provocando el ruido que yo creía que eran aplausos.
Estando tan cerca, escuchaba más fuertes los quejidos de mi madre, así que estaba dispuesto a entrar para que ese hombre “malo” dejara en paz a mi madre. Pero antes de que entrará, mi mamá volteo en dirección donde yo me encontraba y pude ver su rostro, ella no me vio a mí porque tenía sus ojos cerrados. Además de sus ojos cerrados, pude notar que se estaba mordiendo los labios y que estaba empapada de sudor. Entonces abrió sus labios y dijo “Que rico, dame más Papi”.
¿Qué rico? ¿Había escuchado “que rico”? Mi mente estaba confusa, es ahí donde escuche mejor sus “quejidos” y algo dentro de mí me dijo que ella no estaba sufriendo, sino disfrutando y su cara no decía lo contrario. Estuve varios minutos viendo aquella escena, no sabía porque pero mi “pajarito” (como le decía a mi pene de niño) se había puesto duro, seguí viendo lo que ocurría y me parecía algo simplemente perfecto y fantástico. El cuerpo de mi madre y el de aquel hombre se movían con perfecta sincronía, mientras los dos tenían caras que reflejaban el placer que estaban sintiendo.
De pronto el hombre dijo “me voy a correr”, mi madre se levantó rápidamente de la cama y procedió a hincarse delante de él, mientras decía “dámelo todo, estoy hambrienta”. Pude ver como del “pajarito” (más bien dicho águila) de ese hombre, salía un líquido blanco el cual cayó en la cara y en los senos de mi madre, un poco de ese líquido también cayó en el suelo. Mi madre se limpió con los dedos el líquido de su cara y senos, y se lo empezó a comer, sorpresa fue la mía cuando vi como ella empezó a lamer las partes del suelo donde había caído ese misterioso líquido.
Cuando termino de lamer el piso, se hinco y comenzó a lamer el “águila*” de aquel hombre. Pasados algunos minutos ella se levantó y se besó con el hombre de una forma lenta y apasionada, mientras el hombre apretaba sus manos en el culo de mi madre. Después se separaron y se acostaron en la cama, mi madre se recostó en el hombro de ese sujeto y le dijo “gracias, me encanto”. Mi madre apagó la lámpara de su habitación y ya no pude ver nada, así que me regrese a mi cuarto para seguir durmiendo.
No dormí casi nada durante esa noche, mi cabeza estaba llena de dudas. Pero si sabía algo, en caso de estar en una situación semejante a la que había sido testigo yo quería estar en el lugar de mi madre. Porque había visto que los dos disfrutaban, pero mi mamá lo hacía más, sus “quejidos” (gemidos) y su cara eran prueba de ello. Además de que mi mamá era bonita y yo quería ser como ella, tan linda, tan amable. Creía que era posible, porque de ella había heredado algunas características, como sus ojos verdes, su piel blanca, sus labios y, mucho después me di cuenta, su trasero.
Lo anterior sucedió cuando estaba por salir de la primaria, pasó el tiempo y en la secundaria me dieron clases de sexualidad y biología. Es ahí donde mis sueños se destrozaron, al saber que no podía ser como mi madre (en ese entonces no sabía de la cirugía plástica), además de que no tenía vagina una parte fundamental para el sexo.
Estaba resignado, pero eso no impedía que cada que escuchaba un gemido de la habitación de mi madre fuera a espiar de aquello que ya no veía posible disfrutar. En una ocasión pude ver como mi madre era penetrada por el ano, me sorprendió y me entusiasmo así que decidí experimentar y me metí algunos dedos pero la sensación no era la esperada, mi ano solo me termino doliendo así que decidí no intentarlo de nuevo.
Derrotado por la cruel realidad, decidí dejar que las cosas pasaran. Cuando entre en la preparatoria conocí a una chica muy linda llamada Maribel, solo puedo decir que era PERFECTA. Me hice amigo de ella y después su novio, solía observarla mucho pero no porque me atrajera sexualmente, sino porque quería ser ella y tener ese cuerpo increíble, que todas las chicas y yo envidiábamos.
¿Quieres saber que sucedió entre Maribel y Diego (Vanessa)? Esto lo contare en el siguiente capítulo.
*Durante este capítulo le llame al pene con sobrenombres, lo hice como referencia a la forma en que los llamamos, algunos, cuando éramos niños.