La historia de una dama&su poeta 26

Me tomaba muy en serio el papel de narradora

Debemos pensar en los nombres… - Dijo Alexandra antes de poner en marcha el auto.

Pero si no sabemos los sexos de los bebes! - Replique ante su premura. - Pueden ser dos bebitas, o dos besitos o una bebida y un besito.

Pero es bueno planearlo… - Dijo tomándome la mano y besándomela. Durante unos segundos me quede pensando sin quitarle la vista.

Creo que tengo un par de ideas… - Alexandra puso en marcha el auto y sin querer darle aun cuales eran los nombres que tenia en mente, ambas comenzamos a hacer una tormenta de ideas para definir los nombres.

Natasha Andreina y Erik Santiago… - Dijimos luego de concluir con la probabilidad de que fueran niño y niña.

Bueno… y si las dos son niñas…. - Dije triunfal, tenia la intuición de que ese era el caso. - Laura Camila.

Natasha Andreina Medina Del Castillo, Erik Santiago Medina del Castillo, Laura Camila Medina del Castillo… - Repitio mi esposa con una sonrisa de satisfacción en su cara. - Me gustan!!! - Luego de celebrar el feliz hallazgo de los nombres, fuimos camino al hotel para cambiarnos.

Esa tarde, Alexandra no permitió que la velada terminara sin algun tipo de sorpresa. De nuevo se las ingenió para pedir reservaciones en uno de esos restaurantes caros en los que los Medina tenia alguna influencia. De nuevo la velada perfecta, sus sorpresas, sus detalles, la atmósfera perfecta, su compañía, la vida a su lado era un sueño.

Estoy satisfecha mi amor… - Dije luego de finalizar el postre.

No quereis nada mas mi amor? Recuerda que teneis que comer por tres… - Dijo acariciando el vientre.

Quieres hacer que engorde mi amor? - Le dije besando su mejilla. Adoraba que se preocupara por mi y por nuestros bebes.

Haréis ejercicio conmigo… - Me susurró al oído. - Mucho mí amor… - Su tono de voz de volvio tan sexy que me hizo erizar la piel.

Hummmm… - Temblé un poco. - Hay mi amor… - ALEXANDRA MEDINA!! NO AQUI…!! Con descaro, Alexandra comenzo a acariciar la parte interna de mi pierna mientras mordida con suavidad la piel cerca a mi oído. Ella sabia como enloquecerme.

Os haria mia aqui mismo… - Susurro con ese aliento caliente que le daba el vino tinto. Intentaba concentrarme en que nadie viniera, en guardar algo de pudor en un lugar como ese, pero era imposible.

Por… favor…. - Y allí íbamos de nuevo, haciendo lo que nos daba la gana en el lugar que nos daba la gana. Ya sus dedos habían pasado la barrera de mi ropa interior y me tocaban con toda la intención de hacerme gritar. - Me vas hacer gritar…

Podeis hacer lo que querais… - Cerre mis ojos con fuerza y trate de no gemir.

No…. - Me mordi el labio ahogandome en respiraciones sin aire.

Déjaros llevar… - Tantos años y las mismas frases de la misma boca. Y el mismo resultado… Una experiencia delirante, inesperada y llena de pasión.

Cuando el temblor de mi cuerpo termino y mi cabeza pudo finalmente descansar en su hombro,

levante mi vista y la miré a los ojos.

Uno de estos dias, vas a matarme… - Ella callo mis palabras con un beso mientras seguía acariciando suavemente la pierna a traves de la cual me había seducido.

Nadie ha muerto de un polvo amada mia. - Me hizo reír. Justo en ese momento llego el camarero con el pedido que habíamos hecho. Ambas nos miramos con complicidad. Si tan solo hubiera llegado cinco minutos antes, hubiéramos tenido una escena muy pero muy bochornosa

Esa unica noche en Madrid fue especial. Alexandra se encargo de pedir los detalles mas hermosos para asegurarse de que nuestra estadía fuera relajada y placentera. Algo me decía que este embarazo iba a ser la experiencia mas memorable de mi vida, que afortunados eran estos bebes que llevaba en el vientre de tener una madre como Alexandra.

Podría oír algo? - Pregunto mi esposa curiosa poniendo el oído sobre mi vientre desnudo.

No mi amor, aun no. - Me enternecido la imagen. Mi esposa se posaba suavemente sobre mi vientre que apenas si mostraba alguna clase de abultamiento y podía apostar que había sido por la cena, mas no propiamente por el embarazo.

Os amo mis bebes…. - Susurro dejando dos besos en mi piel, luego levanto la vista y me miro. - Puedo dormir con ellos?

Y eso como seria mi amor?

Asi… - Puso de nuevo la cabeza en mi vientre. De mis ojos salieron lagrimas de felicidad. Esto era un sueño?

Si mi amor… - Le respondi limpiando las lagrimas rapidamente. Pero antes… - De nuevo ella se reincorporo y me beso con ese mismo toque de amor y pasión del beso de las buenas noches que siempre me daba. - Te amo…

Y yo te amo a ti… - Le di un beso mas acariciando su mejilla.

Buenas noches… - Dijo volviendo a poner la cabeza en mi vientre. -Buenas noches mi amor. Buenas noches mis bebes… - Susurro Alexandra a mi vientre y de nuevo otra lagrima salio de mis ojos. Nunca en mi vida olvidaría este momento. Jamas.

Luego de volver de Madrid, la vida retorno a un ritmo mas o menos normal. Lo único que no fue normal a partir de ese momento fue el crecimiento de mi vientre. Comencé literalmente a ver como crecía mi vientre con cada semana, podía percibirlo, podía sentirlo, incluso tuve que comprar ropa para poder adaptarme a los cambios que estaba experimentando mi cuerpo. Alexandra y Sophia, felices, se encargaban de hacer de asesoras de modas y nada mas de verles las caritas de felicidad, yo honestamente, las dejaba que buscaran para mi el tipo de vestir adecuado. Si yo las veía felices a ellas, sencillamente, yo era feliz. Fue un delirio sentir a nuestros bebes por primera vez en mi vientre. Se movían!! Si!! Realmente se movían!! Cada noche era habitual que Sophia y Alexandra jugaran a sentirlos en mi vientre.

Esa semana me olvide de mi celular por una vez, y me dedique solo a mi esposa, mi hija, y los futuros retoños que vendrian, era jueves por la noche, NOCHE DE CUENTOS! Eligieron ellas, me gustaba leerles, porque solia tomarme a pecho el papel como narradora de cualquier historia donde las ensimismaba a ellas.

Todas juntas nos recostamos sobre el colchon de agua que habia en el zotano, el cual estaba muy bien equipado, como salon de juego. Me habia esmerado para que ese fuese el salon de juego de los futuros bebes.

Allí estaba Sophia adormitandose en mi pecho... Su carita soñolienta era realmente maravillosa, siempre lograba robarme una sonrisa, Estefania con su mirada fija en mi, como si todos sus sentidos estuviesen desactivados a cualquier cosa que fuese a ocurrir excepto yo. Ella sonreia y yo la veia de reojo mientras continuaba con la lectura. Al terminar de leer Estefania suspiro hondo y me observo, limpie la lagrima furtiva que corria por su mejilla.

Esta historia siempre me hace llorar. -Dijo ella acariciando su vientre-

Se ha vuelvo vuestra historia favorita no?

Me recuerda tanto a ti... -Sonrei por eso-

Yo no morire amor, no ahora, sabiendo que estais esperando dos hermosos bebes, unos pequeños Medinitas -Ella solto una pequeña risita-

Espero no sean tan egocentricos como tu, ya vez como es Sophie...

Es perfecta, igual que su madre, nosotras poseemos la imperfeccion mas perfecta -Ella suspiro como rindiendose- Verdad pequeños que sereis vosostros todo un orgullo, un perfecto orgullo! -Hable a su vientre acariciandolo sobre su gran remera rosada, que cubria un poco mas abajo de su trasero.- Mis bebes -suspire colocando mi oido sobre su barriga descubierta, ya habia levantado toda su remera- Sabeis bebes... Yo los amo... Los amo con todas las fuerzas de mi corazon y mi alma. -Acaricie toda su panza con mi mano derecha sin apartar mi oido de ella- Ya quiero nazcan, muero por teneros en mis brazos, y sujetar vuestras manitas, ver vuestros ojos y darme cuenta con son el vivo retrato de la mujer que amo. -Tome la mano de Estefania pasandola al rededor de mi cuello.- Dare todo para que tengais lo mejor, no quiero jamas os falte nada, ni si quiera un gramo de mi amor, ni a vosotros, ni a su hermanita, ni a vuestra madre. -Mi voz se quebro, al recordar todas aquellas veces cuando era solo una niña y vivia escondida tras un contenedor de desechos, huyendole a los hombres que siempre querian hacerme daño, suspire profundo, prometiendome a mi misma que sin importar nada yo haria todo para que mis futuros bebes, no vivieran ni un solo segundo ese infierno terrenal que hizo desaparecer Estefania con su bello amor. Ella era sin duda alguna mi salvación- Sophi su hermanita mayor ya los quiere conocer, no se conforma simplemente con las fotos donde todo se ve borroso, y para serles sincera yo tampoco... Se que aun les queda una larga temporada en este comodo lugar, el vientre de mamá, pero en definitiva ya quiero escuchar vuestro llanto -Mis ojos se humedecieron pero solo era mera felicidad- no dormir durante los 3 primeros meses preocupandome por como esteis, y como este vuestra madre. Por que sabeis algo? Desde que su mami acepto ser mi esposa no tengo vida sino es atravez de los latidos de su corazon -suspire, estaba siendo honesta, estaba dejando mi caparazón aun lado para hablarles a mis niños- Y luego habeis llegado vosotros y mi felicidad crecio, que mas le puedo pedir a la vida? Tengo tantas cosas que jamas imagine ni en mis mejores pesadillas. -La risita de Estefania erizo los vellos de mi espalda- No saben lo feliz que soy ahora -En eso senti un leve movimiento- Hey, se movieron -Le dije a Estef asombrada, ella me sonrio, y volvi a colocar mi oido sobre su vientre- Mis bebes, pareceis jugadores de futbol -Su risita coqueta me hizo sonreir- Pero por lo menos vosotros pateais a vuestra madre, pero su madre no patea ni el viento -Una carcajada salio de mi-

Hey no te burles, no pateo el viento pero soy buena en el salto bongie.

Amor la unica vez que habeis saltado en cuerda bongie jumpy fue en el lago de Maracaibo y si bien recuerdo habeis gritado como una nena mamá mamá -Ella dio un suave golpe en mi brazo- Hey pero si es la verdad. -me volvi acomodar sobre su vientre- Mis pequeños, vosotros no vais hacer asi de aburridos... Sophi les enseñara a montar en tabla de Surf mientras yo os enseñare a saltar en paracaidas. -Comence a sentirme comoda sobre su vientre y me abrase mas a ella con suavidad- Si mis amores vosotros sois la luz de mi alma -Bostece sintiendome adormitada mientras Estefania acariciaba mi cabello- Podre perder cualquier cosa en la vida, pero creedme que luchare para que jamas os falte nada, ni a mis hijos ni a mi esposa. Porque de todo lo que podria perder juro que ustedes sereis la excepción de todo lo que dejaria ir sin luchar.

Y un par de segundo despues me dormi sintiendo como los bebes se tranquilizaban y se dormian de igual forma, los habia acostumbrado al sonido de mi voz, el cual Estefania solia utilizar para calmarlos cuando en esas noches de madrugada no la dejaban dormir.

El cuarto mes de embarazo fue relativamente normal, salvo la pequeña dificultad de reconocer el sexo de los bebes en la revisión con Francisco. Con cierta frustracion tuvimos que volver de Madrid sin saber ese pequeño pero importante dato. Con el quinto mes, comenzaron los pequeños cambios de humor. El peso de mi vientre aumentaba, sentía algunos calambres en las piernas, el dolor de espalda empezaba a afectarme y para acabar de ajustar, tenia que soportar Alexandra estaba comenzando a tener mas y mas éxito en sus negocios, lo que la obligaba a dejarme con mas frecuencia a solas. Sophia tampoco se sentía muy cómoda teniendo a su madre con frecuencia fuera de casa, pero así tenia que ser.

Mama… - Cerre el libro que leía. Sophia entro a mi habitacion hacia las 10 de la noche.

Que pasa cariño… ? - Le pregunté reincorporandome con cuidado. - Ven acá… - La niña se acerco hasta la cama y se sentó en el lugar donde su madre.

Hoy mama no vendra a casa? - Me pregunto con la expresión de su carita triste.

No mi amor… - Me enterneció. - Ven acá mi pequeña… - Le ofrecí mis brazos y ella con su ternura habitual vino hasta mi y se refugio en mi abrazo.

Es que extraño que me lea libros… - Suspiré. Alexandra tenia ese acento particular que hacia que una lectura fuera mágica.

Si mi amor, yo también extraño a tu mami… - La niña permaneció abrazada a mi hasta que vio el pequeño cubo rubik que tenia sobre la mesita de noche.

Mama y ese cubo para que lo usais? - Tuve una idea en ese momento, tenia que retar a la niña, desde hacia rato que tenia una sospecha en mi cabeza y quería validarla. Tome el cubo que tenia los colores desordenados.

Sophie, la idea es que organices el cubo para que cada lado tenga un solo color… - La niña miro con curiosidad. Comencé a mover las partes del cubo para mostrarle.

Que bonito! - Dijo con ese instinto jugueton de los niños de su edad. - Puedo jugar?

Claro mi amor… - Le entregue el cubo y me quede observándola. Al principio la niña tanteo el cubo y aprendio como mover las partes… Cual fue mi sorpresa cuando unos minutos después el cubo ya estaba ordenado. UN MOMENTO. LLEVABA DIAS LUCHANDO CONTRA EL INFELIZ CUBO!!!

Ay mami que aburrido… - Y de nuevo salia el pequeño gran ego de Sophia Medina. Ya estaba acostumbrada a estos pequeños rayos de egolatría de las Medina.

De que quieres que te enseñe…? - Pase aquello del cubo como si no hubiera sido la gran cosa. Había aprendido a conocer muy bien a Sophia.

Los pulmones!!!! - Respondio la niña animada. Por un segundo pasaron por mi cabeza un montón de recuerdos.

  • Mama…? - Sophie tuvo que sacarme de mis pensamientos.

Si mi amor… - Dije poniéndome de pie con cuidado, luego fui hasta la biblioteca y busqué uno de los libros de medicina de mi especialización, luego volvi a sentarme en la cama. - Mira… - Abri el libro y la niña de inmediato puso sus ojos en los contenidos. Ambas comenzamos a estudiar detalladamente el contenido del libro tal como yo lo hice en mis años de especialización. Estaba segura que esta niña iba a heredar el amor por la medicina tal como yo lo sentía.

Con la inquietud sobre Sophie y su inteligencia y los retos de un nuevo puesto en el hospital como jefe de cirugia llego el sexto mes de embarazo en la familia Medina del Castillo. Para mi fortuna, durante este mes de gestación los viajes de Alexandra dejaron de ser tan frecuentes y pudo pasar un poco mas en casa. Mi esposa buscaba fomentar en casa el lado light de las cosas, era habitual verla correr con Sophia jugando a las escondidas o jugando con nuestro perro en el jardín. De manera cauta yo solo me quedaba viéndolas y divirtiendome con las bromas de ambas al jugar. Esos días terminaban usualmente con unos vasos con helado, chocolate, palomitas de maíz y una película. Comencé a experimentar pequeñas contracciones y era cada vez mas incomodo dormir. Alexandra cada vez era mas paciente con mis cambios de humor y sola procurar para mi el amor y la compresion necesarios antes mis cambios de humor. Mi único temor y quiza por motivos obvios era nuestra vida sexual, desde luego para ambas era un poco intimidante hacer el amor a sabiendas de que nuestros bebes estaban allí, incluso se sentían y se movian cuando ambas intentábamos darnos cariño. Aquella manera intensa y apasionada de entregarnos se transformo en un ritual en donde nuestro principal cuidado era para los bebes, pero terminabamos experimentandonos la una a la otra con el mismo amor de siempre. En el ultrasonido con Francisco, nuestros bebes tampoco nos permitieron ver su sexo. Era como si se ocultaran el uno con el otro o se divirtieran con ello. De nuevo nos habíamos quedado sin saber de que color comprar todas las cosas de los bebes. Desde luego mi esposa, que ya estaba impaciente tomo la decisión de usar colores neutros y comenzó la odisea de compras en Madrid y de algun modo se las arreglo para enviar todo a nuestro hogar en Ibiza. En el septimo mes las cosas se sintieron mas pesadas. Mis pies se comenzaron a inflamar y aunque trataba todo el tiempo de ignorar el dolor de espalda, la verdad es que mantenia dolida todo el tiempo. En la clínica el trabajo no era benevolente con mi estado y apenar de tener un pesado vientre y muchísimos motivos para pedir vacaciones, continuaba trabajando. Mis colegas, concientes del asunto, procuraban arreglárselas para nos sobrecargar mi trabajo, sin embargo, en aquellos procedimientos en los que debía permanecer de pie, era prácticamente un sacrificio estar en ellos.

Doctora del Castillo, excelente procedimiento, ese transplante de pulmones y corazón fue impecable… - Dijo el anestesiologo mientras ambos procurábamos lavarnos las manos luego de la intervención. Me sentía agotada, tenia hambre, estaba sedienta y mis bebes parecían tener una fiesta privada dentro de mi vientre.

Cada vez es mas dificil doctor… - Dije acariciando mi vientre. - Creo que este será el ultimo procedimiento de transplante que haré antes de la fecha de parto.

Os ha sentado bien la maternidad - Comentó con una sonrisa pícara - Es lo que todos dicen…

Lo que todos dicen? - Pregunté curiosa mirándolo con mirada de sospecha.

Ya os lo puedo decir porque estas casada y todo eso. - Dijo el colega aclarando la voz. Arquee una ceja. - Durante un buen tiempo fuisteis la soltera mas codiciada del staff de especialistas. - Me sonrojé un tanto. No hubiera querido imaginarme la cara de mi esposa ante semejante comentario.

Menos mal que eso ya paso al olvido, verdad? - Dije caminando con el hacia el corredor. Miré la hora era casi de madrugada, Alexandra estaba por venirme a buscar, ella sabia que mi intervención duraría un tiempo considerable y desde luego mis cálculos para decirle la hora de recogerme habían sido precisos.

Aun varios os miran y nada mas de recordar a Alexandra Medina, rapidamente se olvidan de sus ambiciones. - Eso me hizo reír mas.

Que tiene que ver mi esposa? - La curiosidad iba en aumento.

Su apellido de renombre. - Negue con la cabeza. Vaya tonterías. Las Medina eran ositas de peluche, incluyendo mi esposa.

Hay no, gente loca… - Le dije buscando mi consultorio. - El único motivo es que en ese entonces era soltera y ya soy casada, y amo a mi esposa. -Dije con tranquilidad. - Antes de abrir la puerta me despedí del colega con un gesto muy de Alexandra. Una vez ya en la tranquilidad de mi consultorio tome asiento frente a mi escritorio y comencé a acariciar mi vientre. - Mis bebes… eso fue un transplante bipulmonar con corazón… - Exhale cansada. En ese momento sono mi teléfono. Se me olvido el cansancio. Era mi esposa. - Ya mismo bajo! - Tomando mi cartera y una que otra cosa, salí del consultorio, tome el ascensor y luego de salir a las afuera de la clínica ahí estaba mi poeta esperándome en el auto. - Mi amor…. - Todo el día se reducía a eso, a verla y sentir sus labios para yo sentir que cualquier esfuerzo valia la pena.