La historia de una dama&su poeta 25
Segura? - Replico. - Puedo besaros sin problemas? - Me rei un poco, asenti buscando sus labios con confianza. Poco a poco el beso fue llenando de mas y mas intensidad. Fue inevitable hacer el amor como tantas veces
Esa noche, todas fuimos a dormir temprano, el día siguiente era Lunes y Alexandra tendría que hacer un corto viaje, por lo que yo me ocuparía de estar al tanto de Sophia y de las cosas de casa durante el día. Con todo lo que tendría que hacer en mente, me fue imposible conciliar el sueño, mi esposa por supuesto, había quedado fundida luego de sus preocupaciones por mi salud y luego de buscar por la isla un consomé de pollo que fuera decente y que no tuviera cara de caldo de un bar de tapas. Con sigilo, me levanté y busqué mi teléfono móvil y ubique el calendario. Allí tenia las fechas de mi periodo, tanto la de la implantación. Se me congeló la sangre. De inmediato recordé la prueba casera de embarazo que Alexandra y yo guardamos en el tocador del baño. Era el momento de usarla. Me levanté de la cama con cuidado y fui al baño a buscar la caja con la prueba.
Bien…. mañana sera el dia. - El procedimiento mas correcto para este tipo de pruebas era esperar a la mañana, ya que habría mas concentración de la hormona GCH. Estaba ansiosa y mas de saber que no podía sencillamente abrir la caja, hacerme la prueba y saber si estaba o no embarazada. Con frustración volví a la cama.
Mi amor estais bien? - Me pregunto Alex al darse cuenta de que estaba recostándome de nuevo.
Si mi poeta… - Le respondi acostándome a su lado.
Segura? - Replico. - Puedo besaros sin problemas? - Me rei un poco, asenti buscando sus labios con confianza. Poco a poco el beso fue llenando de mas y mas intensidad. Fue inevitable hacer el amor como tantas veces. Cada vez era especial, cada caricia, cada respiración, todo era tan conocido y tan nuevo a la vez, ser su mujer las veces que el aire nos alcanzara hasta terminar agotadas y abrazadas la una a la otra era mi mayor felicidad.
Te amo… - Susurre viendo sus ojos mirarme como siempre, permitiéndole entrelazar los dedos de nuestras manos contra el colchon, sintiendo el sabor mentolado de su aliento caer una y otra vez sobre mi. Mi esposa, ahí sobre mi cuerpo como le gustaba estar, respondió otro te amo mudo con sus labios antes de volverme a besar y hacerme el amor de nuevo.
Cansadas, con la piel humedecida varias veces por los mismos deseos expuestos sobre la cama, nos quedamos inmóviles y casi sin aire. Boca abajo, con su cabeza sobre mi pecho sentí la mano de mi esposa sobre mi vientre y pensé… “Es posible mi amor…. que estés acariciando a tu bebe en este mismo momento”. Cerré los ojos sin antes contemplar la silueta de mi esposa que se iluminaba con la luz que entraba por la ventana.
Cuando me desperté, como siempre, había una pequeña carta de mi poeta sobre la cama y una rosa azul.
Al leerla una pequeña lagrima salió de mis ojos. Ella siempre lograba conmoverme. Como amaba a Alexandra Medina… Quiza para mucho era una falla en el amor propio la de decir que cuando te casabas con alguien eras “De fulano”, que una no era de nadie. Pero para mi nota había nada en eso de decir que yo era Estefania De Medina.
Alexandra había salido muy temprano, incluso quizá después de la noche que habíamos pasado era posible que estuviera aun cansada y eso me preocupaba. No había tenido tiempo de prepararle algo de comer, o quizá lo había preparado ella con afán. Miré el reloj y era hora de despertar a nuestra hija. Con agilidad me levanté de la cama y fui a la habitación de Sophie.
Mi pequeña doctora…. - Le susurré moviendola suavemente. La niña despertó y como siempre me dio los buenos días abrazándome. Adoraba estas cosas de ser mamá, porque lo era, sentía a Sophie como mi hija así no tuviera mi sangre.
Luego de arreglarme, alistar el desayuno para Sophia y para mi, ambas subimos al auto y fuimos al colegio.
Mama te extraño en las clases de medicina… cuando vas a volver? - Que dejo la niña de que yo hubiera abandonado el curso que le daba hacia tiempo.
Hija pero hablamos de medicina todo el tiempo, hasta tu mama se aburre con nosotras ya! - Le dije acariciando la mejilla. - Anda ya… vas a llegar tarde! - Sophie me abrazo y me luego salio del auto hacia la entrada del colegio. Puse en marcha el auto con direccion hacia la clínica.
Cuando pasaba por los corredores de la clínica, pase por el laboratorio clínico y de inmediato se vino de golpe a mi cabeza que había olvidado hacerme la prueba casera de embarazo.
Oh doctora una prueba de embarazo? - Asenti - Acaso tenéis sospechas?
Me temo que si… - Dije con cierto cosquilleo en el estomago y una enorme sonrisa.
Os haré la prueba ya mismo… - Dijo alistando una jeringa. Luego de tomar la muestra de sangre, la asistente de laboratorio se la llevo a analizar.
Unos quince minutos después, la asistente volvió con gesto neutro.
Y? - Su expresion no me gustaba. Había alcanzado a ilusionarme con estar embarazada.
No hay nada anormal…. - Dijo sin mayor sorpresa. Por alguna motivo me sentí muy triste y los ojos se me humedecieron. - Doctora… creo que no me he hecho entender… - Dijo sonriendo. - No hay nada anormal en 229000 miliunidades por mililitro…
Como? - No podia creerlo…
Estais tan embarazada que ya podeis ir comprando ropa de maternidad. - Si los ojos se me había humedecido de tristeza hacia tan solo un segundo antes, ahora se me humedecían de alegría. Me lleve las manos al vientre… Estaba embarazada.
Ese dia no hice otra cosa mas que acariciar mi vientre una y otra vez. Me parecía increíble que una pequeña vida estuviera creciendo dentro de mi, que mi cuerpo estuviera cambiando segundo a segundo para adaptarse a la función mas perfecta de la naturaleza que era la de ser madre. No se ni como atendí todos los pacientes y asuntos de la jornada, me sentía volar como en una nube.
Debía darle la noticia a Alexandra, íbamos a tener un bebe!!!
Ya por la tarde tenia pensado un plan. Iba a hacer de esta sorpresa la mas bonita de todas. Sali de la clínica y busque una tienda de bebes, Compre un par de zapatitos de bebe de color blanco y un pequeño biberón. Sin querer contarle nada incluso a Sophie después de buscarla en el colegio, llegue a casa a esperar a que Alexandra llegara.
Mama puedo apostar a que tenéis algo… - Dijo Sophie viendo mi impaciencia. - Estais preocupada por mama?
No pequeña, es algo muy importante, es una sorpresa que les voy a dar a las dos… - Dije guiñandole un ojo.
Para mi también? - Dijo ella con su carrita muy sorprendida.
Si mi amor, ahora come antes de que se te haga tarde, recuerda que a mama no le gusta que comas a deshoras. - Sophia obedientemente siguió con su cena mientras yo seguía a la expectativa de la llegada de mi esposa.
Dos horas despues senti pasos por la escalera.
Mis amores, ya estoy en casa… - Sonreí desde mi estudio pude oir su voz. Mi corazón comenzo a latir con fuerza.
Estaba tan agotaba, quizas con solo dos horas de sueño en mi cuerpo, y bien que habia valido la pena el desvelo. Despues de tanto tiempo con Estefania y aun el idilio seguia siendo igual de placentero. Pero ignore todo eso al entrar al departamento y sentir el olor de mis mujeres en el aire... -Mi amor? -llame mientras subia por las escaleras, me extrañe mucho al no ver a Sophia salir a recibirme, o escuchar el tipico aquí de Estef, sin embargo la recibida de Tobby me reconforto un poco.- Hey holis pequeño perrote, como estais. -el san bernardo lamio mi cara y yo sonrei- Por lo menos vos me recibis, eso es bueno. Donde estan nuestros amores? -El perro me ladro como si quisiera darme a entender algo que no entendi.- Vamos a buscarlas.- Tobby me siguio por el pasillo echandose en la puerta de nuestra habitación... Al verlo solo sonrei. -Descansa amiguito- y entre. Su perfume de invierno estaba en el aire, que exquisito era llegar a casa y quizas no ver su presencia pero saber que ya su aroma no era un simple sueño sino una realidad. Bajo la luz tenue de la habitación camine hacia la cama y el espacio de ella estaba vacio. Encendí la luz, ya me estaba preocupando su ausencia, que olvide al instante cuando mis ojos miel se posaron sobre unos pequeños escarpines y un biberón... -Dios -Musite suavemente dejandome caer sobre la cama. En seguida tome la pequeña notita en un papel corrugado de color lila que mantenia ese olor de mi amada. -Nella mia pancia, cresce una nuova luce. Siamo incinta- Que? Esto era acaso lo que yo creia que era? Tuve que volver a leer y respirar profundo y volvi a tomar los pequeños zapatitos en mis manos, las cuales quedaban realmente grandes para tal prenda. Y observe con desden el biberon, imposible no dejar una lagrima en libertad. -Dios, esta vez sera verdad?- Le pregunte en un susurro a ese diosito en el que siempre habia mandado mis oraciones. -Una pequeña o un pequeño?- Mi voz se quebro la felicidad no entraba en mi pecho, queria ver a Estefania comerla a besos llevarla al espacio, bajar una estrella y colocarla en su vientre, pero eso ya no seria necesario... ya habia una estrella en su vientre iluminando nuestro sendero. -Crece una nueva luz!- UNA NUEVA LUZ! Lave mi cara con abundante agua para disimular el cansancio casi innotable que tenia mi rostro. Mi sonrisa era tan grande que mi cara se volvia pequeña delante de todo lo que yo queria decirle. Luego de un par de minutos entro Estefania a la habitación, ella me sonreia igual con esa grandeza, y los luceros de sus ojos. Era ese momento uno de los top diez mas felices de toda mi vida. Su mirada de ojos verdes me aseguraban que nuestra felicidad no podria ser mayor. Sus lagrimas se hacian notar mientras cada emocion era contenia en mis pupilas, siempre le demostre todo en una mirada. Y ahora solo tenia para darle todo este amor y esta alegria que se salia de mi corazon.
Su cara tenia todos los matices juntos.
Esto… es lo que yo creo. - Asenti con lagrimas.
Estoy embarazada mi amor!!! - Susurré llorando de alegría. Ambas nos abrazamos y nos besamos conmovidas por la emoción.
No puedo creerlo… - Susurro abrazándome fuerte. - Ahora tenéis que dejar de comer todas vuestras hierbas de conejo, y teneis que comer mas comida normal no lo que vos llamais comida.
Aishhhhh tonta… - Sonrei dandole besitos en toda la cara.
Mama que pasa? - Cuando escuchamos la voz de Sophie, Alexandra y yo nos miramos con enormes sonrisas.
Le decis vos o yo le digo? - Hice una seña con mi gesto que Alexandra entendió de inmediato.
Hija es que… - Dijo ella acercándose a la niña. - Tenemos una noticia que daros… - Sophia escuchó atentamente. - Vais a tener un hermanito o una hermanita… - La niña me miró a mi y luego a su mamá.
Pero claro!! - Alexandra y yo nos volvimos a mirar esta vez con curiosidad.
Eso que quiere decir? - Replico Alexandra.
Por eso mama estaba con esos síntomas. - No pude evitar reírme por el análisis de la niña. Estas cosas solo pasaba con Sophia.
Pero te gusta tener un hermanita o hermanita mi amor? - Le dije acercándome a ella. Ella me abrazo por la cintura.
Siempre y cuando yo sea la preferida… - Alexandra nos miraba.
Ven acá mi amor… la familia se va a multiplicar!! - Le dije a Alex invitándola al abrazo. De esta manera celebrábamos los mejores momentos de la familia Medina Del Castillo.
Luego de enterarnos que íbamos a ser madres esta vez las dos, Alexandra se convirtió en mi guardaespaldas y protectora personal. Tuvo que duplicar su saldo disponible para llamadas para el teléfono movil porque donde estuviera, en cualquier parte del mundo donde se encontrara, ella me llamaba. Todos los días me miraba al espejo y no veía ese pequeño ser estaba creciendo dentro de mi, solo era mi vientre, pero en mi corazón había esa conexión, ese sentimiento de entender que estaba ahí.
Sophia, mi pequeña doctora ahora parecía enfocarse crudamente en los temas de la ginecología, quería saber de la maternidad, de la concepción, incluso, a marchas forzadas tuvimos que explicarle del tema de como se hacia los bebes, y mas crudo aun, del por qué sus madres no habían podido concebir este bebe de la manera tradicional por obvios motivos. La niña, increíblemente inteligente, nos dio una bella lección de aceptación comprendiendo todo sin ningun misterio, solo asimilando y preguntando lo que para ella era difícil de entender. Esa niña estaba haciéndome pensar cada vez mas que no era como los demás, que tenia un destello diferente de inteligencia, solo que para no agrandar mas los egos Medina de mi hogar, me reserve la manera de comprobarlo, ademas, mi preocupación principal, en ese momento, era el de cuidar la gestación del bebe.
Finalmente el la fecha de los primero chequeos se aproximo. Alexandra me propuso viajar a Madrid para contactar a Francisco Najera, que se había hecho a un buen renombre como especialista en Gineco-Obstetra.
Vaya no podia creer cuando lo leí en la documentación, pero si es la famosa Estefania de Medina… - Dijo Najera permitiéndonos entrar a su consultorio. - Y acompañada de su esposa, quien iba a decirlo.
Acá estamos… - Alexandra me tomaba de la mano con fuerza. La sentía tensionada.
La ultima vez que nos vimos las cosas eran bien distintas. - Dijo comenzando a mirar mi historia clinica. - Me alegra veros alegre Estefania, y desde luego, ambas os veis asi.
No quiero ser grosera Francisco, pero quiero que comencemos de inmediato… - Apuró Alexandra. Le dí un suave apretón en la mano y una mirada de “no seas grosera mi amor”.
No cambiais ni un poco Alexandra… - Dijo Najera tomando algunos apuntes en su laptop. - Veamos, tres meses de gestacion… como os sentís?
Bien Francisco, las nauseas han mermado mucho, quizá siento uno que otro mareo, pero ya sabemos que es normal. - Acaricié mi vientre con suavidad. - Mi bebe se porta bien…
Creo que ya os podéis hacer un ultrasonido… - Dijo Najera. - Ya debería verse el bebe en vuestro vientre.
De verdad? - Alexandra casi da un salto en su asiento.
Si amor, ya deberíamos poder verlo o verla acá dentro. - Najera se levanto del asiento.
Como ya sabeis cuento con el equipo en mi consultorio, así que una vez os cambiáis de ropas, podéis venir acá al lado.
Bien!! - Dije poniéndome de pie.
Luego del cambio de ropas, Najera me llevo a la sala donde tenia el equipo de ultrasonido. Luego de recostarme en la camilla, Alexandra se situó a un lado y Francisco al otro. Luego de descubrir mi vientre, me puso el gel.
Huy esta frioo… - Dije un tanto sobresaltada.
No os lo dije porque supuse que como colega lo sabriais… - Dijo Najera divertido.
Gracias eh! - Protesto Alexandra.
Esta bien mi amor… - Le sonreí para darle tranquilidad. - No pasa nada.
Observen la pantalla… - Alexandra apretó mi mano un poco mas y yo me quede sin habla. Ahí estaba…. - Creo que debo daros una noticia, hay dos fetos y no uno.
Dos? - Repliqué alarmada y mire a Alexandra. Ella me miro a mi.
Dos? - Alexandra volvió a preguntar.
Ven acá? - Najera se acerco a la pantalla en la que se veian las imágenes de los fetos. - Este es el primer feto y este es el segundo. De inmediato sentí que las lagrimas salieron de mis ojos…
Son preciosos… - Dijo Alexandra acercándose a mi rostro en la camilla. - Y son nuestros mi amor… - Giré para verla y no me cabía mas la felicidad, su cara expresaba la misma felicidad de otros momentos nuestros. - Os amo Estefania…
Ay mi amor… - Tome su cara y la acerqué hacia mi para besarla. - Yo te amo mas mi poeta… - Najera aclaro su voz.
Aun no podemos ver el sexo de los bebes, pero al menos por el momento esta es la vista que teneis.. Os gustaría tener una imagen o un video?
Los dos…!- Dijo Alexandra - Quisiéramos los dos.
Estoy de acuerdo… -Dije apoyando a Alexandra, lo primero que pensé fue en Sophia, a quien mostraríamos sus hermanitos o hermanitas y luego en las familias, se sorprenderían muchísimo.
Bien, voy a salir para que os podais ir a cambiar, preparare los medios para daros el video y la imagen y os los podáis llevar. - Najera salir de la habitación dejándonos a Alexandra y a mi en tremendo jubilo.
Vamos a tener dos bebes mi amor, podéis creerlo? - Alexandra tenia los ojos humedecidos, no resistí la tentación de bajar de la camilla y abrazarla.
Si mi amor…. - ella me abrazo con fuerza. - Dos… tuyos y míos mi amor…. - Estuvimos allí mimándonos la una a la otra hasta que Najera tuvo que llamarnos la atención para ir a su consultorio de nuevo.
Luego de finalizar los términos del seguimiento del embarazo, Franciso nos dio los medios en los que estaba grabado el examen para poder verlo en casa. Alex y yo salimos del consultorio y subimos al auto que habíamos alquilado mientras estábamos en Madrid.