La historia de una dama&su poeta 24
Soy medica amor, se de estas cosas.
Hoy es la noche mas corta del año -le dije abrazandola, tomando su cintura en mis manos acercando nuestro contacto. Estando ya en nuestra habitación-
Nada era suficiente ahora, ella merecia lo mejor. Y por primera vez no me sentia digna de ella. La amaba tanto, vaya que si la amaba, fuese perdido mi vida por ella en ese mismo instante en ese momento sin dudarlo. Fuese dejado que una bala quebrara mi alma y me robase el aliento solo para que ella pudiese seguir con su camino.
Días atras me habia asegurado de que todo quedase perfecto, y asi fue. La habitacion estaba realmente perfecta. La luz tenue, las flores. -Rosas azules- Esas rosas eran tan ella. Tan magicas y sublimes, junto con las rosas blancas, que bastaba verlas y ya me sentia identificada, juntas eramos la union perfecta. Ella era mi certeza.
Para que necesitaba el dinero? Para que queria los lujos? Los bienes materiales?
Nada de eso lo necesitaba! La vida me habia dado justo lo que yo pude desear. Una hermosa mujer que me amaba y daria todo por mi, una hermosa y gran hija. No necesitaba nada mas que a esas dos mujeres observarme para ser tan feliz como me sentia ahora.
La alegria no entraba en mi pecho abandonandome al sentir de lo que era antes de todo esto. La noche mas corta del año, el día mas largo y la felicidad verdadera que ella me entragaba. Fue imposible no dejar una lagrima en mi rostro.
Siempre quise fueses mia, hoy eres mi esposa.
Limpié una lagrima de felicidad que cayo por su cara con los dedos de mi mano y segui el surco que esta iba a trazar por su mejilla.
Soy tuya desde el principio mi amor…. - Ella sonrió y me regalo un suspiro presioso que me lleno con su aliento... -Esta noche yo te haré mia Alexandra Medina.... - Le dije notando el brillo intenso de sus ojos con cada una de mis palabras.
Besando con calma sus labios, sin afan, retire despacio su saco negro, así igual la desprendi de su chaleco gris, Retirando con cautela su ultima piesa superior del conjunto de esmoquin. Fui destrabando con mi mano derecha uno a uno los botones de la camisa. Mientras con la otra me esmeraba en acariciarla. Tocaba todo su cuerpo, su cintura, uno de sus pechos sobre la camisa, y después su rostro.
Con los botones sueltos y la camisa descansando sobre sus hombros y libre al frente, deje de besarla. Ella recuperando el aire se quedo mirándome. Lleve conscientemente mi mirada hacia su bello sostén. Era precioso, muy ella…la cubierta perfecta para ese par de bellas expresiones de su cuerpo. Puse mis manos un poco arriba de ellos y deje que las yemas de mis dedos la tocaran explorando sus hombros mientras que la cabeza iba despejando mas su cuerpo hasta caer por la espalda. Volvi a sus ojos.
Ti amo e non piace a nessuno pensato … - Ella me miro con esa enorme sonrisa de siempre, la misma de la que me había enamorado y que me había hecho volver a sentir años después el mismo amor.
Vuestro amor me revivio… - su ultima palabra terminó justo cuando mis labios buscaron su boca. Para ese momento, yo destrababa el pantalón y lo dejaba caer en el suelo. Acaricie la piel de sus costados sin dejar de mirar como mis manos se deslizaban suavemente. Su preciosa figura era como la recordaba en aquellas noches en las que ella misma había explotado mi instintos. Pero esta noche era diferente, era mi alma y su alma juntas, solitarias en una habitación, volviendose una. Besaba para ese momento su cuello y notaba como intentaba quitarme el vestido de novia.
Dada la singular manera de obstaculizar el momento y su desespero por retirarmelo, le tome las manos y se las bese.
Deja que tu esposa te ayude un poco….- Esa palabra sono en mis oídos de modo increíble. “Tu esposa”. Viéndonos a los ojos, intentando leer la una de la otra lo que esa palabra nos había causado, finalmente, mi vestido delicado cayo al piso.
Al tomar su mano, comencé a dar pasos cortos y suaves hacia la cama sin dejar de verla a los ojos. Una vez sentí el contacto de la cama contra mis piernas, volví a besarla haciéndola recostar suavemente contra el suave colchón. Mientras su cuerpo iba hacia atrás buscando el reposo, destrabé el sostén en su espalda sin abandonar el juego entre nuestras lenguas. Un día me había propuesto que si volvía a ver a Alexandra Medina, iba a hacer lo posible para hacerla feliz, y yo le iba a devolver todo eso que ella me había dado y esta noche era el comienzo.
Con una de las rosas azules que estaban en la mesita de noche acaricié la forma de sus labios, deje que la rosa luego bajara por su pecho y dibujara la forma del sostén.
Voy a besar cada espacio que toque esta rosa… - Fui bajando la rosa por sus muslos y luego por el interior de estos hasta llegar de nuevo a su pubis cubierto aun por la ropa intima. Allí la deje un momento haciendo circulos de modo jugueton. - Aja….. Ahí… - Ella asintió con tal atención que me hizo suspirar. Tenia tanto para darle…
La rosa recorrio el interior de sus muslos, sus costados marcados y perfectos dando forma a la silueta que yo admiraba, luego busco también su cuello, su rostro y finalmente descanso de nuevo en la mesita de noche.
Hasta cuando vais a torturarme… - Gimió mientras comenzaba a besar su cuello dandole besos, lametones y suavisimas mordidas apenas para hacerla sobresaltar. Besándole el rostro y luego los labios mientras sostenia nuestras manos entrelazadas contra la almohada apenas si respondi.
Hasta que el sol comience a salir… - Suspiré comenzando a desesperar un poco por el increíble rozamiento de nuestros vientres, la excitacion despertaba tanto o mas calor que el que yo le causaba con cada beso sobre su piel, mi pierna de vez en cuando rozaba con intencion su sexo cubierto aun por la ropa y ella se estremecia.
Estef…. - Apenas jugueteaba con su pezon que casi atravesaba el sostén. Con mis dientes liberé la tela y deje que mi boca, mis labios y mi lengua juguetearan con el mientras mis manos comenzaban a bajar la otra prenda por su cadera.
Que tenia Alexandra Medina que desde la primera vez que hicimos el amor despertaba en mi tanta pasion, tanto deseo, tanto calor en mi?
Bese con lentitud su vientre y llegando a su preciosa intimidad sentí de nuevo esos suaves gemidos suyos que ya sospechaban lo que yo iba a hacer en su cuerpo. Aparté un poco sus piernas y allí estaba ese precioso botoncito que sobresalia en su sexo impecable… y me sonrojé. Me recorrió una vibración por la espalda que me hizo sobresaltar, mi piel se estremeció. Era la primera vez que yo hacia esto, a nadie nunca yo había accedido a este ese punto, ni siquiera a Alexandra. Ella siempre había tenido la iniciativa. Ahora estaba yo ahí, en la actitud de una amante amateur que jamas había seducido al ser de sus sueños.
No pensé. Me deje llevar por esas ganas que tenia de hacerle el amor..
Besé el interior de sus piernas descenciendo poco a poco dandole besos. Aun recordaba como ella misma había jugado con cada parte de mi cuerpo cuando me había hecho suya, y quería que enloqueciera igual. Deje también pequeños besos en su pubis, que increíblemente tenia olor a perfume. Sonreí… con que esmero Alexandra Medina cuidaba su cuerpo hasta en estos detalles.
Inevitablemente llegué hasta su clitoris y exhale un poco de mi aire sobre ese pequeño espacio de piel, luego lo roce con mis labios como si quisiera besarlo. De inmediato su cuerpo se arqueó. Sus quejidos comenzaron a oirse mas y mas cuando deje que mi lengua rozara sus labios enrojecidos y calientes para luego concentrarse de nuevo en ese espacio de piel que se alzaba para que yo lo tocara con mi boca.
Era yo misma la que estaba allí haciendo esto? Alexandra jadeaba de placer y entre mas la escuchaba mas me encendia por dentro y entre mas placer le daba mas queria que sintiera. Chupaba, lamia, rozaba para lograr que sintiera tanto como me fuera posible.
Estef….ania - Ni siquiera podia pronunciar mi nombre. Su sexo se estremecía y yo ya sabia que sus gemidos sucumbirian en una explosion de placer. Alexandra presiono mi cabeza contra su sexo cuando el orgasmo lo lleno de la humedad, mi boca aun la exploraba con descaro.
Su respiración agitada y su cuerpo tembloroso falleció de placer mientras me reincorporaba. Deje que mi cuerpo se posara parcialmente contra el suyo y busqué sus labios. En su lengua contra la mía se mezclo el sabor a champagne, y al sabor de su sexo, y el resultado era una sustancia mas embriagante que cualquier otra.
Esa noche busqué muchísimos modos de explorar su cuerpo. De recordarle que esa noche era mía, de nadie mas, que la espera para nuestro amor había terminado, que a partir de ese amanecer ella seria Del Castillo y yo seria Medina, unidas para siempre.
Y ella gimio, se revolvió en las sabanas, sucumbió ante mis nuevas habilidades de amante. Aprendi rápido con cada orgasmo a descubrir la caricia que mas la estremecia, el punto que mas rápido la hacia gemir y los cambiaba como si hubiera un universo infinito de posibilidades para regalarle placer. Pero mas que placer me esforzaba en aquella sutilidad, delicadeza y amor que necesitaba su corazón para sanar.
Mi amor…. - Susurré viendo su preciosa manera de dormir. Hacia tan solo unos minutos había cerrado los ojos. Había sido demasiado para una sola noche. Giré mi cabeza hacia la ventana y los rayos de sol comenzaban a salir en el horizonte del mar. A pesar de todo no tenia sueño, quizá porque me sentía viviendo mi propio sueño. Asegurándome de no despertar a Alexandra, tome una sabana y me envolvi en ella, luego abri la ventana y salí a admirar la salida del sol.
Suspire perdida en los recuerdos de esa noche mientras miraba el anillo en mi mano. El sol parecía mostrarse mas claramente y sentí que debía respirar hondamente. Estaba tan feliz…
Por que me habéis dejado sola…. - La voz de Alexandra llego muy cerca a mi oído, mientras que sus brazos me rodearon por la cintura desde atrás.
No podia dormir mi amor…. - Abracé sus brazos con los míos. - Ella puso su menton sobre mi hombro y luego beso mi cuello.
Te amo Estefania…. - Levanté mi rostro hacia ella y sin dudarlo, ella me besó.
Te amo Alexandra…. - Dije después del beso. Durante unos segundos, ambas nos concentramos en la vista hermosa del horizonte con el sol apenas posandose sobre la linea del mar. - Ves el sol que sale mi amor? Así quiero llenarte yo… de luz, de amor, de calor y confianza todos los días por el resto de tu vida.
6 meses despues...
Cuando vi la pizza que Alexandra se estaba comiendo sentí una revoltura en el estómago. Esta era la tercera o cuarta vez que me pasaba. Miré la pizza, tenia hambre, realmente disfrutaba comer pizza con mi esposa, pero me sentía mal.
Sabes mi amor… creo que algo me cayo pesado del almuerzo, me siento indispuesta. - Alexandra me miro con preocupación. - Voy a ir a darme un baño rápido para refrescarme, ha hecho mucho calor estos días.
Estais segura que es solo calor? - Me pregunto como siempre, examinándome a los ojos.
Si mi amor, no te preocupes. - Me puse de pie y vi que Sophia tenia las manos untadas de pizza, iba a manchar el lindo sofa que su madre había escogido con tanta emoción. - Sophie, recuerda lavarte las manos…. - En ese momento, sentí que todo lo que tenia en mi estómago se devolvió por mi garganta.
Mami estais bien? - Me preguntó la niña viéndome correr hacia el baño con urgencia. Tanto Alexandra como Sophie vinieron tras de mi.
Quédaros atras Sophia, ayudaré a vuestra madre.- Escuché que le dijo a nuestra hija mientras yo llegaba imperiosamente al inodoro a dejar lo que había comido. Me sentía mareada. Solo dejar el contenido de mi estomago en el baño sirvio para aliviarme un poco. Pero que os pudo enfermar? - No contesté nada. Realmente en el almuerzo no había comido nada pesado, solamente lo que me gustaba, una ensalada, algo de salmon, un poco de vino, lo usual.
No lo sé… - Dije reincorporarme después de oprimir el botón de vaciado del baño. De inmediato vlvi a sentirme mareada.
Debeis venir a la cama… - Dijo Alexandra ayudándome a caminar, me senti morir cuando supe que había que subir los escalones hasta nuestro dormitorio.
Ay no… - Suspiré sin atreverme a levantar la vista.
Ni lo penseis… Debeis id a descansar - Como solia hacerlo, y tan fácil como siempre le resultaba, ella me levanto del piso y me cargo en sus brazos, luego comienzo a subirme por las escaleras. - Habeis bajado de peso eh mi amor? - No quise decirle nada. Quizá había sido por las veces que había vomitado igual, esta no era la primera vez.
Son imaginaciones tuyas mi vida… - Le dije a ella. Me sentía muy mal.
Luego de unos interminables escalones, Alexandra entro a nuestra habitación y me puso suavemente en la cama. Sophie de inmediato llegó a mi lado.
Como estas mami? - La niña me tomó la mano.
Enfermita mi nena… - Le respondí viéndola para que mi vista huyera a la luz del dormitorio. Sentía aun nauseas. Sophia me tomo la mano y curiosamente lo primero que hizo fue intentar tomarme el pulso. Esa era mi niña, este tipo de cosas se las había enseñado y ahora las practicaba conmigo. - Mi pequeña doctora, no me digas que estas haciendo lo que yo creo…
Es hija de Estefania de Medina… - Dijo Alexandra entrando a la habitación con un paño húmedo. Ambas nos miramos a los ojos con una sonrisa. Sophia era tanto orgullo suyo como mio.
Mamá está sudando frío, creo que tiene la presión baja… - El diagnostico de la niña era acertado, desde luego consecuencia del episodio de vómito. El gesto hermoso de mi esposa se hizo mas notorio.
Que harías en este caso Sophia? - Le dije con voz suave, aun me sentía mareada, pero el prodigio de Sophia en el aprendizaje de pequeños detalles de la medicina era maravilloso. La niña se quedó
Ya se!!! - La cara de Alexandra fue divertida, de seguro no se esperaba que su hija llegara a ese nivel. Luego de poner el paño en mi frente, puso su atención en Sophia.
A ver- susurré sintiéndome cada vez mas orgullosa de mi pequeña doctora-
Levantad los pies un tanto mas arriba del nivel de la cabeza… - Respondió ella con suficiencia.
Eso es cierto mi amor? - Alexandra no podía creerlo. Asentí con la cabeza. - Pero que niña mas inteligente!! - Mi esposa no se midió en cariños con la niña. Me encantaba verlas mimarse la una a la otra, se veían hermosas. - Vamos a seguir las indicaciones de nuestra doctora… - Alex tomo unos cojines de la sala y los puso bajo mis piernas elevándolas suficiente para quedar en la posición correcta.
Así esta bien… - Le dije a ambas, a Alex y a Sophia para que no pusieran mas cojines bajo mis pies.
Sophia anda y busca para mamá una frazada de aquellas que abrigan bastante para darle mas calor… - Obedientemente, la niña salió de la habitación. Alex se sento a mi lado. - De nuevo estais trabajando de mas Estefania, y luego soy yo la obsecionada al trabajo? -No dije nada- por qué no podeis pedir vacaciones… - me pidio ella con un tono de voz suave, En mi mente estaba comenzando a atar cabos por otro lado.
Vacaciones? - Repeti su ultima palabra. - Faltan 4 meses para eso mi amor… - Alex me tomo de la mano, su mirada me expresaba mas preocupación a cada momento. - No te preocupes… - Besé su mano. - Solo es cansancio, tu bien sabes que el organismo no esta todos los días con la misma actitud.
No trateis de tranquilizarme, conozco vuestros trucos... os vi mal. - Replico ella.
Soy medico mi amor, reconozco los síntomas de miles de enfermedades y créeme no tengo mas que un malestar pasajero. - Para mi suerte, intente reincorporarme y no sentí mareo. - Puedes prestarme tu teléfono movil? - Le dije pensando en el calendario.
Soy medico mi amor, sabeis que me jode que me digais eso cada vez que os sentis mal, imaginad que yo me sienta mal y os diga... Soy escritora mi amor, reconozco los sintomas de miles de enfermedades, porque leo hasta la etiqueta de la botella de agua. -suspire, me era casi imposible llevarle la contraria a mi esposa, mas aun cuando se preocupaba tanto por mi, le veía en su rostro. Y la amaba- Para que quereis ver esos aparatos ahora? - Su acento madrileño se acentuó mas y me rei. - Y que os hace tan gracioso? -Se le veia algo enfadada.
Que me encanta ese acento tuyo mi amor… - Le dije como siempre tomándola del rostro. - Tu españolete venezolano… - Ella sonrio y solo le di un pequeño beso en los labios, tenia aun el sabio agreste de la indigestión en mi boca.
Decidme que no habeis considerado eso como un beso, porque sera deprimente… - Dijo ella dándome pequeños besos en los labios.
Acabo de…. - No quise completar. - Sabes como son mis besos… me encantas… - Asi era siempre, este amor nos llenaba a ambas y nos hacia actuar de maneras tan cursis que hasta nosotras mismas nos reíamos.
Te amo… — Sonrei, siempre era el mismo ritual, terminar en besos y varios te amo.
Yo te amo mas…. - Le respondí abrazándola. - No te preocupes amor, no me pasa nada.. - Mantuve en mi mente el calendario, tenia que verlo urgentemente. Necesitaba ver fechas, estaba segura de que mi ciclo mestrual había pasado hacia días y yo estaba demasiado concentrada el Alexandra y Sophie, luego en mi trabajo y luego en casa.
Ya he visto que mamá se recupera fácilmente…. - Dijo Sophia entrando a la habitación con la frazada. Alexandra y yo le extendimos los brazos y la vinculamos al abrazo.
Esa noche, todas fuimos a dormir temprano, el día siguiente era Lunes y Alexandra tendría que hacer un corto viaje, por lo que yo me ocuparía de estar al tanto de Sophia y de las cosas de casa durante el día. Con todo lo que tendría que hacer en mente, me fue imposible conciliar el sueño, mi esposa por supuesto, había quedado fundida luego de sus preocupaciones por mi salud y luego de buscar por la isla un consomé de pollo que fuera decente y que no tuviera cara de caldo de un bar de tapas. Con sigilo, me levanté y busqué mi teléfono móvil y ubique el calendario. Allí tenia las fechas de mi periodo, tanto la de la implantación. Se me congeló la sangre. De inmediato recordé la prueba casera de embarazo que Alexandra y yo guardamos en el tocador del baño. Era el momento de usarla. Me levanté de la cama con cuidado y fui al baño a buscar la caja con la prueba.
Bien…. mañana sera el dia. - El procedimiento mas correcto para este tipo de pruebas era esperar a la mañana, ya que habría mas concentración de la hormona GCH. Estaba ansiosa y mas de saber que no podía sencillamente abrir la caja, hacerme la prueba y saber si estaba o no embarazada. Con frustración volví a la cama.
Mi amor estais bien? - Me pregunto Alex al darse cuenta de que estaba recostándome de nuevo.
Si mi poeta… - Le respondi acostándome a su lado.
Segura? - Replico. - Puedo besaros sin problemas? - Me rei un poco, asenti buscando sus labios con confianza. Poco a poco el beso fue llenando de mas y mas intensidad. Fue inevitable hacer el amor como tantas veces. Cada vez era especial, cada caricia, cada respiración, todo era tan conocido y tan nuevo a la vez, ser su mujer las veces que el aire nos alcanzara hasta terminar agotadas y abrazadas la una a la otra era mi mayor felicidad.
Te amo… - Susurre viendo sus ojos mirarme como siempre, permitiéndole entrelazar los dedos de nuestras manos contra el colchon, sintiendo el sabor mentolado de su aliento caer una y otra vez sobre mi. Mi esposa, ahí sobre mi cuerpo como le gustaba estar, respondió otro te amo mudo con sus labios antes de volverme a besar y hacerme el amor de nuevo.