La historia de una dama&su poeta 14
Pero no era materia de volver a vivir. Era materia de volver a sentir algo de mi corazon hacia dentro y de mi corazon hacia afuera, porque hasta donde yo lo entendia, solo ella le daba verdadera significancia a todo. Llorar.... Se me habian acabado las lagrimas.
Hola chicos, buenos dias. - Puse mi mejor sonrisa. Los chicos todos saludaron al unísono. Caminando con tranquilidad, me situé frente a ellos mientras la enfermera dejó el salon. Me pregunté justo en ese momento “Que haría Alexandra Medina en este caso?”
Suspiré con mis propios pensamientos. Ella venia a mi mente por su modo de ser, porque de algun modo, habia dejado enseñanzas en mi mas alla de la historia de amor que habiamos vivido.
Lo primero que vamos a aprender hoy, es a relajarnos. - Sonrei. - Vamos todos a salir de aquí. - Los niños me miraron extrañados.
El grupito de chicos y yo cruzamos el largo corredor hasta una zona despejada dentro del edificio.
Mamá recuerda que hoy no ire a clases.
Como que no ireis a clase Sophia?
Hey ya va mami! -dijo ella dandole una mordida a su tostada- Lo que ocurre es que debemos ir al hospital para las clases de medicina basica.
Amor venid aquí -le dije sentada en el sofa, ella se acerco y se sento en mis piernas- prometedme que no seras... -ni si quiera me dejo concluir la frase
No puedo mami...
Pero ni si quiera sabeis que os voy a pedir. -le reproche-
Que no sea tan yo, tan perfecta. -lleve mi mano derecha a mi frente tenia una gran impresion-
No es posible, que clase de monstruo egocentrico he creado.
Ninguno mami, vos sois unica yo igual. Solo relajaros que esos doctores aprenderan de medicina conmigo.
Sophia, controlaros, el ego de que sepais un poco... -ella me interrumpio enseguida.
Un poco mami? Quisierais vos saber este poco que yo se -Su ego me asombraba-
Pequeña pulga, si todo lo que sabeis lo habeis aprendido de mi.
-ella se acerco por lo bajo hacia mi- lo se mami, solo que algo mi incito a decir esa frase.
Esperemos que a mi nada me insite a dejaros sin salir por un mes.
No seriais capaz de tanto -En realidad ni si quiera pensaba en eso-
Retadme y pasareis un mes sin TV, Radio, consultorio, playa y...
No sigais mas, no mas! Dios, no hagais que mi madre me castigue así! No merezco tanta condena.
Sophia pero que dramatica habeis salido hija mia, vamos, os llevare a vuestra clase de medicina. -Ambas subimos al auto y comenze a manejar, observandola por el retrovisor- y amor por favor Portaros bien por favor, ved que ya estoy harta de que vuestra directora me llame cada semana por los mismos reclamos.
Mami, pero que culpa yo de que ella se equivoque tanto. -dijo Sophi encogiéndose de hombros-
Pero tampoco es para que le digais que le han dado el titulo por lastima y compasion no porque ella se lo gano.
Es que si la escucharais mami todo, todo seria diferente. Que clase de ser humano puede decir algo como Graduandas? Dios, su mala gramatica me enferma! Mami en serio le regalaron el titulo.
Hija! -rei a carcajadas por ese mini ego- como se me ocurre enseñaros cosas como esas teniendo tan solo 7 añitos!
7 años y estoy preparada para darle clases a esa profesora tan insípida.
SOPHIA! -le dije observandola fijamente!
Esta bien, hare lo posible por comportarme! No aseguro dejar de ser yo pero hare el intento de no ofender a nadie con la verdad.
Eso no me convence pero me tranquiliza un poco. -sonrei bajandome del auto con ella- Cuidaros y recordad relajaros! -Ambas movimos la cabeza a descontrol-
Asi bruuuu, ya me relaje. Te amo mami, venis por mi? -pregunto ella tomando mis manos.
No amor, hoy Kelly y Victoria vendran por vos, debo trabajar hasta tarde.
Si como no, trabaja y llevais puesta una pinta de super modelo.
Silencio Sophi y vamos adentro que ya se os hace tarde. -Ella beso mis mejillas y se fue-
Hasta luego super sexy -Le di una pequeña nalgada y entre los niños que entraban le perdi la pista.
Así volvi al estacionamiento subiendo a mi auto camino a la imprenta, eran brisas de otoño. Grandes campañas publicitarias. Sin fin de trabajo que ocupaba mi tiempo como escritora, poeta, fotografa y modelo de pasatiempo.
Todos vamos a sentarnos, vale? - Desde luego, tuve que hacerlo yo primero. Los chicos permanecieron mirándose nerviosamente, a excepcion de una pequeña, que no dudó en sentarse. - Todos sigan el ejemplo de la niña, miren, ya ella se sentó. - Un poco mas confiados, los chicos tomaron asiento. “La niña puede que sea diferente a los demas”
Yo me llamo Estefanía del Castillo. - Les dije tratando de trasmitirles confianza con mi tono de voz para que todo esto no se les volviera demasiado serio. Despues de todo, eran chicos. - Levante la mano el que se ha caido jugando!! - Les dije animada. - Cuando estaba pequeña, eso ya hace mucho tiempo Miren... - Me quité la bata blanca y les mostré las cicatrices de mi viaje a oriente medio en mi brazo. La franja de Gaza habia sido uno de los territorios mas dificiles de mis viajes por el mundo. - Esta cicatriz me la hice jugando. - Si, a correr entre dos bandos que se mataban a tiros. -
Quien de ustedes tiene una de estas? - Los chicos uno a uno fueron mostrando sus pequeñas cicatrices. La niña mostró una en su rodilla. - Bien, y que hacen cuando se lastiman...? - Una de las niñas levanto la mano.
Buscar a mama?... - Sonreí por la simplicidad de la respuesta.
Muy bien, alguien mas? - Pregunté de nuevo.
Para que llamar a mamá si yo me la puedo limpiar sola? - Esa vocecita sonó de algun modo impertinente. No pude dejar de soltar una carcajada.
Bien, chicos, creo que todos saben que hay que hacer... - Expliqué poniendome de nuevo la bata. - Estamos aquí porque vamos a aprender como ayudar a otros cuando se lastiman o estan enfermos, o si no podemos prestar ayuda, saber que hacer. - Sonrei. - Todos ustedes seran mis asistentes. - Los ojos de mas de uno de los chicos se llenaron de emocion y de orgullo. Mas se emocionaron cuando fuí por la bolsa en donde estaban las pequeñas batas de medico. Fuí pasandole a cada chico una bata.
Estefania - La niña me habló como si fuera mucha cosa. - Usted es doctora?
Si pequeña, soy doctora... - Le respondí mientras le pasaba su bata.
Yo tambien quiero ser doctora y ayudar a la gente... - Su carita inocente mostró muchisima seriedad.
Y tu tambien puedes serlo... - Repliqué sintiendo un no sé que de compromiso con ella y con todos los chicos. Yo tambien habia tenido un ejemplo, alguien que me habia mostrado con su ejemplo lo lindo que era la carrera de medicina.
Luego de repartir las batas comencé a hacer pequeños juegos que justo en ese momento se vinieron a mi cabeza y que nada mas tenian la intencion de enseñarle a los chicos algo sobre su salud. Luego de dos horas, los chicos reian y jugaban emocionados al doctor simulando las situaciones en las que yo les habia enseñado como optar.
Doctora del Castillo, los chicos ya deben irse. - Dijo la enfermera tras llegar al lugar en donde estábamos.
Ok, los prepararé. - Haciendo una pausa llamé la atencion de los chicos. - Mis pequeños médicos, creo que por hoy ha sido suficiente. - Todos hicieron muequitas de disgusto en sus caras.
No podemos otro ratito? - Dijo la niña aquella. Un tanto enternecida por su expresion, me le acerqué.
No pequeña... pero la semana proxima volveremos a vernos, no te preocupes. - Sonrei inclinandome hacia ella. - Volverás a ser doctora otra vez... !!! - La niña celebró con euforia y yo me rei por sus gestitos autenticos.
Una vez de que me despedi de los chicos y ellos se fueron con la enfermera, volvi a mi consultorio contagiada de la buena energia que estos me habían trasmitido. El resto de ese dia pareció lleno de la buena atmosfera de la mañana y tras una jornada tranquila, volví a mi piso.
Antes de dormir, quise revisar mi correo electronico. El primer mensaje venia de la directora del colegio de los chicos que en esta mañana fueron a la clínica.
From: Bertac@school.com
To: DelCastilloE@hotmail.com
Estimada Doctora del Castillo.
Queremos recordarle a traves de este medio, tal como lo hablamos, que las proximas clases se harán en las instalaciones del Colegio.
A su disposicion tendrá una oficina que será acondicionada con las comodidades requeridas para que pueda trabajar con nosotros en la capacitacion del personal medico sobre las nuevas enfermedades pulmonares.
Suspiré y cerré la laptop. Miré hacia la cama y descubrí que ya no tenía sueño. Que hacer? Mire hacia la ventana y el viento hacia mover las cortinas en un suave vaiven. Aquella era la atmosfera para mi pequeño momento de ensueño entre mi piano y yo.
Ignorando la botella de brandy sobre la cola del piano, tomé asiento frente a las ocho octavas y miré la partitura. Cerré los ojos y me dejé llevar. Siempre tocaba la misma melodia, Sometimes... Someone, de un pianista asiatico llamado Yiruma. Habia algo en esa melodia que me remontaba a los tiempos en los que era feliz, tambien habia algo en la misma que me hacia recordar los tiempos mas tristes de mi vida. Ahora esos tiempos eran tiempos neutros como tonos apagados dentro del compás, inaudibles, no... sordos.
Finalicé la ultima sintiendo que iba a llorar, pero aquello no era una sorpresa para mi. Me habia acostumbrado a esa sensación dentro de mi, iba conmigo todo el tiempo. La soledad en si misma, se habia convertido en una compañera y ella no me ignoraba, me recordaba a cada dia, cuanto dolía esta existencia vacía.
Y siempre terminaba con el mismo nombre en mi mente... Alexandra...
Nadie respondía. El mismo aire por la ventana, la misma luz que caia tenue por el balcon e iluminaba los espacios, las mismas cosas, un todo sin nada.
Justo en ese momento, en el que mi depresion languidecía titubeante en la cornisa mas alta, decidí ir a la cama.
Estefania Del Castillo... Cuanto amor tengo para darte, cuantos sentimientos para entregarte, y toda una vida para demostrarte que te amo con pasión. Suspire sentada en la orilla del edificio, 15 pisos y se veia el atardecer, en ese pendulo de muerte, en ese fino pedazo de suelo era mi lugar para recordarla.
Te extraño mi amor... Recordaba cada estupidez que hice estando con ella, y las cosas que hacia para encontrarmela, no era por que necesitase algo, yo solo queria hablar con Estefania, me gustaba escuchar su voz y sentir su risa, sus ojos verdes cuando me veian llenos de luz. Ella sin duda alguna me habia robado el corazon.
En mis desesperos por congeniar con ella a la salida del hotel o encontrarmela por las tardes en la plaza, sus ojos iluminados y esa facilidad para hacerme sonreir, jamas tuve que demostrar ser grande, siempre fui digna de todo lo que posei, pero con ella era todo diferente, a ella debia demostrarle de otra forma que me sentia digna de su presencia.
Con eso fui feliz, solo deseaba eso, tener su inocente sonrisa, pasar el tiempo con ella, eso buscaba, y haria cualquier cosa por conseguir.
Te amo... Cuantas veces no le grite eso al viento? Te amo Estefania! Cuanto te amo! Amo tus ojos, esas grandes y hermosas aceitunas que me observaban siempre aun escondiéndose entre las nubes, que son como el sol en primavera... Amo tu cabello, su aroma a lirios, o quizas el delirio que me causaba el olerlo. Y ondeaban con la brisa fresca del otoño y que tanto odiabas en primavera. Amo tus labios, esas curvas preciosas que dan luz a tu cara, ese sabor a cielo que obtuve mientras te besaba, amo tu voz, esa voz melodiosa que resonaba en mi alma y que fuese hecho cualquier cosa por volver a escucharla. Amo tu cuerpo, esa divina silueta regalo del cielo o la naturaleza, esas caderas contundentes y tu fina cintura, por donde deslice mis manos sin dejar ninguna duda, amo tus pechos, expresiones perfectamente formadas, amo las sensaciones que senti mientras mis labios los tocaban, pero Estefania aun no te he mencionado lo he que mas amo de ti. Tu corazon tu alma pura y sensible, ese órgano que late y retumba con los latidos que desbocan mis pensamientos, eso es lo que mas amo de ti y me dejas sin aliento.
Muchas cosas buenas y malas ocurren todo el tiempo pero algo que jamas cambiara es lo que mi corazon siente por ti Estefania.
Y como siempre, los dias pasaban unas veces lentos y otras veces mas rapidos, pero con la misma sensacion de estar haciendo nada, de estar caminando en el vacío y sin sentido.
Que raro es veros a los especialistas trabajando a esta hora... - El jefe de emergencias llego hasta mi consultorio una de esas de esas noches en las que Ibiza parecía normal. Ibiza no es un lugar cualquiera.- Son las diez de la noche. - Mire el reloj.
Sigo el ejemplo de mis colegas de emergencias, que son tan disciplinados para el trabajo. - Respondi con amabilidad, siempre habia respetado mucho la labor en la sala de emergencias, ahi si que se trabajaba.
No creais, la noche está tranquila, los medicos de turno estan durmiendo y no se me ha ocurrido mas que dar un paseo. - Dijo apoyandose sobre el espaldar de la silla.- Y que os tiene por aca doctora del Castillo? - Yo no conocía a este colega, por lo que me sorprendió que yo le fuera familiar.
Solo adelantaba algo de documentacion en el sistema. - Solo en ese momento sentí los efectos de muchas horas sentada. Para mi habia sido un dia tranquilo tambien. - Mañana debo estar en un colegio privado por lo del voluntariado.
Oh si, ya hemos perdido a varios en ello. - Dijo con una risita. - Muy bien doctora, os dejo en vuestros asuntos para que los termineis rapido. - Dijo despidiendose. Suspiré. En serio llevaba muchas horas alli y necesitaba aire.
Tras cerrar la laptop, me quité la bata blanca y la puse en la silla. Al menos lo que era el dia siguiente regresaria un poco mas tarde.
Jueves. Diez y media de la noche. Puerta de la salida de emergencias. Solo se escuchaban a lo lejos algunos bares y antros cercanos con su musica estridente. Depronto el olor de un cigarrillo despertó mi olfato para mal y me hizo girar hacia la derecha como por reflejo. Apoyada en contra la pared, fumando un cigarrillo, estaba la enfermera que de vez en cuanto me apoyaba con algunos pacientes. Al verme se apenó y lanzó el cigarrillo al suelo.
Y por qué lo lanzaste? - Le pregunté abusando de mi poca paciencia hacia los fumadores. De nuevo mi costumbre de comprender a la gente a pesar de mis propios conceptos.
Doctora, me apena fumar delante vosotros. - Respondió aun con el gesto apenado.
No soy doctora cuando me quito la identificacion y la bata blanca... -Repliqué. - Son mentolados, verdad? - Sonrei tratando de mostrar algo de amabilidad.
Si que lo son, doctora del Castillo. - Ella pareció mas tranquila.
Estefania... - Replique.
Ya os vais a casa? - Yo asentí. - Es una lastima estar en un lugar como este y solo poder pensar en los horarios, no es asi?
Y que mas podemos hacer? Somos medicos. - Dije alzando los hombros.
Será que si tendremos derecho a una vida? - Preguntó divertida.
No lo se... que es eso? - Ella soltó una pequeña carcajada.
Si hoy no fuera jueves os invitaría a tomar algun coctelillo por aca cerca. - Soltó depronto. Me quedé impávida unos segundos, hacia tiempo no sabia que era recibir este tipo de invitación de una mujer, usualmente las recibia de los hombres. - Quiza mañana, espero no os moleste.
No me molesta, si mañana te veo por aca nos tomaremos ese coctelillo. - Ella me mostro una amplia sonrisa. Me di cuenta por el reflejo de la luz del estacionamiento de ambulancias que sus ojos eran claros.
Os veré mañana entonces. - Dijo caminando hacia el interior de la sala de emergencias.Vaya. Oficialmente alguien habia flirteado conmigo. Se sintió extraño, demasiado tranquilo, lindo pero sin gracia a la vez.
Caminando por la acerca, llegué hasta el auto y entre en el. Luego de unos veinte minutos estaba de nuevo en mi piso.
Y de nuevo la sensación vacía alli presente. De nuevo el piano en el lugar correcto al lado de mi cama, la ventana abierta e insegura, todo tan sordo y en silencio. Suspiré cerrando la puerta tras de mi y sin pensar fuí hasta el armario a buscar la ropa de dormir.
Una vez con la ropa de dormir, me acerqué hacia el balcón y divisé el mismo escenario de siempre. Que habia de nuevo en todo esto? El mismo dolor de siempre me opacaba el horizonte.
Alexandra... - Cuantos años? Cuantas noches... Cuantas veces repitiendo su nombre al aire que no escucha? Cuandos segundos ocupando mis neuronas con las mismos sentimientos? Comenzaba a perder las esperanzas y por ver primera daba alguna razon a Gabriela.
Deberia intentar volver a vivir. Me dije.
Pero no era materia de volver a vivir. Era materia de volver a sentir algo de mi corazon hacia dentro y de mi corazon hacia afuera, porque hasta donde yo lo entendia, solo ella le daba verdadera significancia a todo.
Llorar.... Se me habian acabado las lagrimas.
Después de una tipica jornada en donde no hubo mayores emociones mas allá de la rutina de insolados, alcoholizados, sobredosis y afectados por los cambios de presión, otro día se terminó sin casi notarlo.
Era un día viernes lo recuerdo bien... porque Sophia estaba haciendo de las suyas en la playa, cuando sentí que mi celular vibro en el fondo de mi bolsillo. Observe la pantalla y el numero era desconocido.
Buenas tardes. -Conteste sonriente mientras Sophi seguía buscando mantenerse de pie en su tabla de surf.
Buenas tarde -El acento no era español, ni mucho menos catalán.
Si, diga quien habla?
-La persona al otro lado del telefono respiro profundo y dejo el aire libre de apoco- Por favor con Alexandra Medina.
Ella habla.
Buenas tardes Alexandra, habla Clara.
Clara? -pregunte, mientras en mi disco duro buscaba su nombre- Un momento... -Mi corazón se detuvo dos segundo- Solo he conocido a una Clara en mi vida. Disculpa de donde me estais llamando? -Una pequeña emocion crecio en mi pecho-
Desde Ojeda. -Dijo la chica al otro lado de la linea, en ese instante solte un pequeño grito-
Clara? Sos Clara, la misma Clara hija de Misael? -Reviví toda la historia en un instante.
Si. Alex no tengo mucho tiempo. -Senti su voz quebrada y de inmediato me preocupe.
Que ocurre Clara? Todos estan bien?
Mi padre ha muerto. -Esta vez tuve que luchar mucho para tragar mas fuerte que antes.
Que ha ocurrido? -Pregunte esta vez con el corazón en la mano.
Mi madre fallecio hace un año, y la tristeza se lo llevo a él igual.