La historia de Rubén (8)

El lunes por la mañana me llamó un tal Pedro...

El lunes por la mañana me llamó un tal Pedro, se presentó como el director actual del local, quedamos en una explanada que siempre habían coches aparcados, para que me recogiera a las seis cuarenta de la tarde, me puse un traje y llegué puntual, esperé al lado de la parada de autobús que él me dijo, apareció un coche grande de una buena marca parando a mi lado, bajó la ventanilla del pasajero, dentro había un hombre con la cara bastante arrugada, me preguntó si era Rubén y me dijo que entrara, cuando me senté le extendí la mano, él se la miro como si fuera una cosa muy rara y dudando un momento me la estrechó, arrancó el coche sin decir nada, a los veinte metros paró en un semáforo, me miró.

PEDRO: Lo siento, en este negocio no estamos muy acostumbrados a la buena educación, me ha sorprendido que me dieras la mano, pareces un buen chico, supongo que Vladimir te habrá puesto al día de tú nuevo trabajo.

YO: Bueno, me dijo que era un local de noche, que habían chicas, me dijo lo que esperaba que no hiciera y que tú, perdón, ¿de tú o de usted?

PEDRO: De tú, como trates a la gente de usted te acabaran comiendo.

YO: Vale, pues que tú me explicarías esta semana todo lo demás.

PEDRO: Veo que te has puesto un traje.

YO: Pensé en dar buena imagen.

PEDRO: No te va hacer falta la imagen para nada, a partir de mañana vienes cómodo, fíjate bien en el recorrido del coche que es el que tendrás que hacer tú solo a partir de mañana, abre la guantera y encontrarás un mando de un garaje.

Sujeté el mando en la mano jugando con él mientras me fijaba en el recorrido, pasó varias rotondas, cuando llegó a la última dio media vuelta volviendo a la anterior dando otra vez media vuelta dirigiéndose de nuevo a la última, me lo miré extrañado.

PEDRO: Es por precaución, si alguien nos siguiera lo descubriría de esta manera.

Joder, ya me empecé a acojonar otra vez, precaución de qué nos sigan, ¿pero quien coño iba a seguirnos?

PEDRO: Ahora fíjate bien.

Pasamos por delante del local, esperó a pasar otra manzana y giró volviendo por la calle de atrás, paró delante de una persiana muy grande.

PEDRO: Aprieta el botón del mando majo.

Lo apreté y subió la persiana, era un local bastante grande, entró el coche pidiéndome que la cerrara lo más rápido que pudiera, dio media vuelta dentro dejando el morro del coche apuntando para la persiana.

PEDRO: Mañana tú coche lo dejas aquí al lado también mirando para fuera por si tienes que salir con prisas.

Salir con prisas, ¿pero de que me hablaba ese hombre?, entonces me vino a la cabeza las cantidades que me prometieron que cobraría y entendí que ese dinero no era regalado, algo tenía que haber.

Bajamos del coche, Pedro sacó del maletero un par de maletines y se aseguró mirando por el local que estábamos solos, nos acercamos a una especie de puerta en la pared de metal, yo creía que era un armario de esos grandes que dentro están los cuadros de la electricidad, la abrió con una llave que luego me pasó a mí para que me la quedara, entramos en un pasillo oscuro, una puerta secreta, joder aquello parecía una película de espías o gangsters, de golpe me vino a la cabeza la entrevista con Vladimir, dándome cuenta de lo que iba aquello, dudando de si podría seguir con aquel trabajo, llegamos al final del pasillo, abrió otra puerta con llave que también me pasó después, subiendo los dos unas escaleras llegando a otra puerta, que al abrirla me di cuenta de que era de hierro y muy pesada.

Entramos en una habitación oscura, Pedro le dio a un interruptor iluminándose la estancia, delante habían diez pantallas en filas de cinco, una de mayor tamaño encima de ellas, con una mesa de despacho delante y dos sillones rotatorios, a un lado salía un tubo bastante grueso con un recipiente delante, y encima de la mesa había un aparato muy raro que no sabía lo que era, en el medio lo que parecía un centro de control de alguna cosa y a un lado otra pantalla, las paredes eran lisas pintadas de blanco, tenía una imagen en general muy moderna y muy cerrada, entonces recordé que Vladimir me dijo que no fumara, claro, ahí dentro tan cerrado fumarse un cigarro sería dejar una niebla espesa rápidamente, Pedro dejó los maletines al lado, de uno de ellos sacó un portátil que colocó encima de la mesa, puso en marcha un ordenador encendiéndose todas las pantallas, saliendo imágenes de un local inmenso con poca gente, chicas bailando en diferentes sitios y en cada pantalla salía un lugar diferente.

PEDRO: Te has fijado en todo lo que he hecho.

YO: Sí, no es mucho, abrir la puerta, encender la luz, dejar los maletines al lado de la mesa, sacar el portátil y poner en marcha el ordenador para que salgan las imágenes.

PEDRO: Muy bien, ahora te voy a enseñar cómo funciona esto y quien son las personas con las que puedes hablar.

Nos sentamos cada uno en un sillón delante del centro de control, estaba lleno de botones y una palanca en el centro, sacó de un cajón unos auriculares, como los que llevan las telefonistas enchufándolos a un lado colocándoselos en la cabeza, los botones estaban colocados igual que las pantallas, si apretabas uno se ponía en verde y la imagen de aquella pantalla salía por la  grande viéndose más clara, además, si movías la palanca se movía la cámara pudiendo ver lo que sucedía a su alrededor, me enfocó a un tipo grande en traje con unos auriculares pequeños puestos, me dijo que era el que se cuidaba de la seguridad del local, ese tipo era el único que tenía que saludar cada día para que supiera que todo estaba bien, apretó un botón que ponía “Seguridad” y habló.

PEDRO: Hola Sergio, ya estamos aquí con el nuevo, ¿todo bien?

Sergio levantó una muñeca hablando como si fuera del servicio secreto del presidente de Estados Unidos, le hizo a la cámara un gesto levantando el pulgar, me enseñó otro botón que ponía “Chicas”, y me dijo que con esa persona solo tenía que hablar en caso de que hubiera mucha gente en el local y viera que faltaban chicas para los clientes, me lo enseñó en otra pantalla para que supiera quién era.

PEDRO: No digas nunca tú nombre, ellos solo tienen que oír una voz, a partir de ahora lo dominamos todo desde aquí.

Puso en marcha la pantalla de encima de la mesa y salieron unos cuantos cuadritos de imágenes de las cajas en las barras, me dijo que me relajara que todavía era pronto, por las imágenes se veía como se iba llenando la sala con gente, muy pocos bailaban y la mayoría eran hombres que invitaban a las chicas a tomar algo, él empezó a mirar por todas las pantallas.

PEDRO: Hay que estar atento por si pasa algo, de momento está tranquilo, más tarde cuando la gente ha bebido más siempre hay algún listillo que quiere aprovecharse de alguna chica.

Yo alucinaba mirándolo todo sin tener muy claro si aquello iba conmigo o no, al poco rato se veía casi todo lleno de gente, de golpe escuché un ruido saliendo por el tubo una cosa que cayó en el recipiente, me pegó un susto de la ostia, Pedro lo cogió y me lo enseñó, era un cilindro cerrado.

PEDRO: Tranquilo no pasa nada, estos cilindros que irán apareciendo es dinero, en cada caja cuando tienen mucho efectivo lo guardan aquí dentro, lo meten en el tubo aprietan un botón y por aire comprimido nos llega a nosotros.

Lo abrió y sacó un fajo de billetes de la ostia, los estiró bien, los ordenó por el valor que tenían y los puso en la máquina rara apretando un botón, la maquinita era un cuenta billetes, los paso tres veces apuntando la cantidad en el portátil, dejando el dinero en un fajo dentro de uno de los maletines, al poco rato aparecían cilindros sin parar, entre recoger, contar el dinero y mirar las pantallas no se daba abasto, de golpe Pedro levantó la vista.

PEDRO: Mira, mira aquí.

Se veía en una pantalla un tío discutiendo con una de las chicas, Pedro apretó el botón de seguridad indicándole a Sergio donde había un posible problema, se dirigió hacía allí hablando muy tranquilo con el cliente, el tío cuando vio aquel armario se cortó un poco y rápidamente se fue a otro lado del local.

PEDRO: Cómo hemos visto que este tío puede traer problemas habrá que seguirlo con las cámaras para confirmar que todo está bien.

Acabó aquella caótica noche, a las tres de la mañana ya casi no quedaba nadie, Sergio iba dando vueltas por la sala avisando a los clientes que tenían que marcharse, llegaron los últimos cilindros, Pedro abrió una aplicación en el ordenador, apretó un botón del teclado y salieron todas las cantidades que habían facturado en cada caja, confirmó que el total coincidía con lo que habíamos metido en los maletines.

PEDRO: Muy bien chaval, hemos acabado tú primera noche de trabajo.

YO: En algunos momentos es un poco agobiante, pero ha estado bien.

PEDRO: Cuando cobres todavía te parecerá mejor.

Se hecho unas risas, metió el portátil en un maletín junto con el dinero, los cerró los dos, me los dio a mí, me dio un golpe en el hombro, lo cerró todo, apagó la luz y fuimos a buscar el coche, saliendo del garaje acompañándome a buscar el mío al descampado, cuando llegamos me iba despedir de él.

PEDRO: Espera, espera, los maletines te los llevas tú.

Me puse rojo del susto.

YO (temblándome la voz): Y que hago con ellos Pedro, hay mucho dinero dentro y me acojona llevarlos.

PEDRO: Que vas a hacer hombre, llevárselos a Vladimir mañana cuando te veas con él.

Me dejó al lado de mi coche, abrí el maletero cogiendo los maletines con los brazos temblando, los metí dentro de mi coche y me puse en marcha para llegar a casa, cuando abrí la puerta y entré cerrándola detrás de mí respiré profundamente apoyándome en ella, miré el salón y Bea me estaba esperando sorprendida.

BEA: ¿Todo está bien?, traes una cara de susto terrible.

Me aflojé y tiré la corbata encima de la mesa.

YO: ¿Sabes lo que son estos maletines?

BEA: ¿Necesito saberlo?

YO: Tienes razón cariño, creo que mejor no lo sepas.

Los llevé a la habitación y los escondí dentro del armario de la ropa, entró Bea preocupada.

BEA: ¿Pero te ha ido bien?, dime algo coño.

YO: Sí, sí, perfecto, lo que pasa que no estoy acostumbrado a estas cosas, por cierto, ¿qué haces levantada a estas horas?

BEA: Siendo el primer día me hacía ilusión esperarte mi amor.

Nos besamos y nos fuimos a dormir, estaba reventado de la tensión.

Al día siguiente fui a ver a Vladimir, volví a ver a mis “amigos” los gorilas que siempre iban con él y me acompañaron a su despacho, había otro tipo con él que me cogió los maletines abriéndolos, pasó el portátil a otro maletín que tenía preparado y me lo dio con otro vacio quedándose los llenos, se marchó y nos quedamos solos.

VLADIMIR: ¿Qué tal tú primera noche?

YO: Joder muy intensa, tengo que acostumbrarme a esto.

VLADIMIR: Tú escucha a Pedro que sabe mucho, si haces lo que él te diga no tendrás ningún problema, entiendes ahora porque necesito gente de confianza para este trabajo.

YO: Sí, sí claro, lo que pasa es que me pone un poco nervioso ir con tanto dinero encima.

VLADIMIR (riendo): Ya te acostumbrarás hombre, hoy vas con tú coche puntual y lo pones en marcha todo, Pedro llegará un poco más tarde, mañana nos volvemos a ver aquí, ¿ok?

Nos despedimos y fui a buscar el coche, cuando iba a entrar en él miré para arriba y lo vi mirándome desde la ventana, le hice un gesto con la mano y me devolvió el saludo, me fui para casa sin tener muy claro si él era de fiar o no.

Comiendo con Bea le comenté que no lo veía muy claro todo aquello, hacía un tufillo a mafia que me ponía muy nervioso, ella me apoyó diciéndome que hiciera lo que creyera oportuno, si lo dejaba ya encontraría otra cosa para trabajar, pensé en aguantar un poco de tiempo para ver que tal evolucionaba y si seguía sin convencerme lo dejaba.

Por la tarde agarré los maletines y fui a buscar el coche nervioso perdido, conducía mirando para todos lados, llegué a las rotondas, di media vuelta como Pedro en día anterior, no me fie y lo hice dos veces por si acaso, metí el coche en el garaje, abrí y cerré todas las puertas entrando en la sala, lo puse todo en marcha, busqué a Sergio el jefe de seguridad por las cámaras y le saludé para que supiera que ya estaba allí.

SERGIO: Buenas noches, ¿cómo te llamas?

Le estaba a punto de contestar y me cortó.

SERGIO (riendo): Qué no me lo digas coño, ¿no te lo dijo ayer el abuelo?

YO: ¿El abuelo?, a bueno sí, es que es mi segundo día y estoy un poco nervioso.

Me levantó el pulgar mirando a la cámara y se fue, joder, acababa de llegar y ya casi la cago, repasé cámara por cámara la gente que había por la sala, de paso miré a las chicas que bailaban que estaban de buen ver, enfoqué de cerca el culo de una de ellas en tanga que lo movía con gracia, mirándolo por la pantalla grande, en ese momento entro Pedro pillándome.

PEDRO: ¿Pero qué haces hombre?

Quité rápidamente la imagen de la pantalla.

YO: Lo siento, es que yo…

PEDRO (riendo): No te preocupes hombre, yo también lo hice el primer día.

Segunda cagada, no empezaba mal el primer día yo solo, pensé que igual me echaban a la puta calle y no tenía que preocuparme más, empezó el jaleo, Pedro se quedó en segundo plano indicándome que hacer.

PEDRO: Vamos cuenta rápido el dinero, no dejes de mirar las pantallas, mételo en el maletín, apuntalo, en aquella pantalla parece que pasa algo avisa a Sergio, coge los cilindros que se acumulan, venga hombre espabila.

Me llevaba de culo el hombre, pero pude sacar el trabajo adelante quedando reventado de la tensión, Pedro se quedó mirando como cerraba las cajas y cuadraba los números, me felicitó dándome un golpe en el hombro y me dejó para que lo cerrara todo, marchándose con las manos en los bolsillos, antes de pasar la puerta.

PEDRO: Cuando vuelvas para casa con el dinero extrema las precauciones.

Joder, ya me estaba estresando otra vez, di mil vueltas con el coche antes de llegar y aparcarlo, al verme en la calle decidí que tenía que alquilar una plaza de parking debajo de casa y subir directamente por el ascensor, me estaba acojonando caminando con los dos maletines antes de entrar en casa, los guardé y me metí en la cama, Bea abrió un ojo y me preguntó cómo había ido.

YO: Estresante cariño, estresante, no sé si lo voy a aguantar.

BEA: ¿Quieres que te haga alguna cosilla para relajarte mi amor?

YO: Eres un cielo, pero mejor mañana más tranquilos.

Me dio un beso cariñoso en los  labios y dormimos.

Al día siguiente volvía a aparcar el coche en el parking de la empresa de Vladimir, cogí los maletines y al caminar en dirección a la puerta lo vi mirándome desde su despacho, como tenía las manos ocupadas levanté la cabeza para saludarlo, él me contestó igual, a llegar a la puerta me la abrió uno de los guardaespaldas.

YO: Hola grandullón, ¿cómo estás?

Supongo que no se lo esperaba y puso una cara rara, entré en el despacho y me encontré de nuevo con el tipo aquel que le entregué los maletines, volviendo a entregarme dos vacios marchándose, Vladimir me hizo sentar delante suyo.

VLADIMIR: Me han dicho que ayer fue bastante bien.

YO: Bueno, de aquella manera.

Como no sabía exactamente lo que le habían explicado preferí ser un poco prudente, si sabía lo de la pantalla mirándole el culo a una de las gogos igual no estaba muy contento.

VLADIMIR: Para ser el segundo día y hacerlo todo tú solo salió bastante bien, por cierto.

Ahí me empecé a acojonar.

VLADIMIR: Sería preferible que alquilases un parking debajo de tú casa, más que nada para pasear el dinero el mínimo tiempo posible por la calle.

Pero como coño sabía el tío ese que no tenía parking, me debió de ver la cara que se me quedó.

VLADIMIR: Yo me entero de todo, no te preocupes.

Joder que no me preocupara, me estaba dando a entender que sabía hasta la hora que iba a cagar el cabrón, suerte que no me comentó nada del culo en la pantalla, pensé que Pedro no le debió de dar más importancia.

VLADIMIR: Mañana te enviaran un mensaje con una dirección, te encontraras con una persona para cambiar las maletas, después pasas por aquí para decirme como ha ido, llama hoy mismo para alquilar el parking y si pueden ser dos juntos mejor, los pagaré yo cada mes, ahora ya te puedes ir, nos vemos mañana.

Me dio un abrazo de confianza y me dispuse a salir del despacho, cuando estaba en la puerta a punto de salir.

VLADIMIR (sonriendo): Lo de mirarle el culo a las chicas la primera vez es normal, pero no te distraigas que hay que estar por otras cosas.

Que hijo de puta, estuvo esperando hasta el final para soltármelo, llegué delante de casa, aparqué el coche y miré el teléfono de quien alquilaba los parkings, llamé al momento y a los cinco minutos tenía un tío enseñándome las plazas vacías, escogí dos juntas que estaban bastante cerca del ascensor, fuimos a la oficina a rellenar los papeles y pagué lo que me pidieron, marchándome con dos mandos de la puerta, me subí a mi coche y lo metí dentro, subí en el ascensor y le envié un mensaje a Vladimir.

“Parking ya resuelto, dos plazas juntas”

Entré en casa y me encontré a Bea sentada en el sofá en camiseta y bragas.

BEA: Hola cariño, ¿cómo ha ido?

YO: Bien, tenemos dos plazas de parking para nosotros.

BEA: Pero si yo no tengo coche, ¿para qué dos?

YO: Yo que sé, me lo ha pedido el jefe y así lo he hecho.

BEA: Desde luego que son raritos en tú trabajo.

Buff, no lo sabía bien lo “raritos” que llevaban a ser todos, a todo esto me iba acercando a ella, me paré de pie justo delante.

YO: Anoche me dijiste si quería que me hicieras algo para relajarme, creo que ahora me vendría como anillo al dedo.

BEA (riendo): ¿Estás estresado cariño?

YO: Un montón nena, ni te lo puedes imaginar.

Sacó el culo un poco del sofá acercándose a mi cuerpo, me dio un beso en la polla por encima del pantalón mirándome a los ojos, mientras me desabrochaba el cinturón, el botón y me bajaba la cremallera bajándomelos hasta los tobillos, la besó de nuevo por encima de los calzoncillos, notaba como mi rabo se despertaba, bajó los calzoncillos y sin tocarla con las manos la buscó con la boca y se la metió chupándola, me creció en un momento, se la metía hasta el fondo y la volvía a sacar casi entera, muy despacio pero sin parar, apretando los labios y succionando, cuando la tuvo que ya no podía crecer más me miró sacándosela un momento.

BEA: ¿Te gusta así guapo?

No podía ni hablar, se lo confirmé con la cabeza, ella me dedicó una bonita risa y se la metió de nuevo hasta el fondo, haciéndome gemir de gusto temblándome las piernas, se metió la mano por dentro de las bragas empezando a hacerse una paja, al poco rato estaba gimiendo ahogadamente por tener mi polla ocupándole la boca, no pude más y la levanté besándola y colocándola a cuatro patas encima de sofá, le bajé las bragas y se la metí gimiendo los dos, sacó el culo para que pudiera penetrarla más profundamente, no podía parar de mover mis caderas escuchándola gritar, me aguanté las ganas de correrme esperando que lo hiciera ella primero, cuando pensaba que me corría sin remedio dio un grito muy grande, moviendo el culo sin parar por un orgasmo enorme que le hacía temblar todo el cuerpo, pudiendo dejarme ir llenándole el coño de leche que salía disparada de la punta de mi polla, las piernas no me aguantaban y la saqué viendo como caían los flujos por sus piernas, me senté a su lado y ella se puso encima de mi abrazándome.

BEA (cachondeo): ¿Te he podido relajar mi amor?

YO (riendo): La madre que te pario que a gusto se quedó nena, como me sabes poner al límite, claro que me has relajado, y para varios días.

BEA: Ja, de eso nada guapetón.

Aquella noche repetí lo mismo que la noche anterior saliendo todo un poco mejor, estuve más atento a todo y cerré la noche rápido, llegué a casa más tranquilo, Bea al meterme en la cama me volvió a preguntar qué tal, la abracé dándole un beso y nos dormimos, al día siguiente por la mañana recibí un mensaje en el que venía una dirección, me pedía que llevara un mando del parking, la busqué en él ordenador y no estaba muy lejos de casa, al presentarme vi al tipo que veía en el despacho de Vladimir, me hizo el cambio de maletines y me pidió el mando del parking, se largó sin decir nada, que tío más soso, de allí fui a ver al jefe aparcando de nuevo en medio del parking enorme sin casi coches, subí a su despacho, solo entrar me dio un golpe en el hombro ofreciéndome un chupito, le dije que era muy pronto para empezar a beber, él no me hizo ni puto caso llenando uno para mí, brindamos y me lo tragué de golpe, volviéndome a quemar por dentro haciéndome toser, él me miro riéndose y lo volvió a llenar de nuevo.

VLADIMIR: Para acostumbrarte lo mejor es seguir bebiendo.

Volvió a brindar y me lo tragué cerrando los ojos, fue peor que el primer trago, entró quemando encima de quemado, el estomago me ardía, le pedí un poco de agua y él se descojonó de risa haciéndome levantar para que mirara por el ventanal.

VLADIMIR: Ves tú coche hay en medio.

YO: Sí claro.

En ese momento llegó un cupé guapísimo de una buena marca alemana aparcando al lado del mío.

VLADIMIR: ¿Y ves el que ha aparcado al lado del tuyo?

YO: Sí.

VLADIMIR (riendo): ¿Te gusta más el tuyo o el otro?

YO: Coño Vladimir me estas tratando de gilipollas, ¿Cuál quieres que me guste más?

En ese momento entraba en el despacho el tío que lo conducía.

VLADIMIR: Pues es tuyo.

El tío estiro el brazo y me dio las llaves del coche, me quedé con la mano en alto sujetando las llaves sin moverme.

YO (nervioso): Pero, pero, ¿ya está, así de fácil?

VLADIMIR: Sí, así de fácil, estás trabajando bien y quiero que lleves un buen coche, considéralo el coche de empresa, a partir de ahora los maletines los dejas dentro del maletero, no los subas a tú casa, él te acompañará a casa para que te lleves los dos coches, estoy muy contento de tú trabajo.

Salí de allí alucinando, el tío que llevó el coche me acompañó hasta casa, aparqué el viejo y abrí la puerta para que el tío metiera la otra maravilla en el parking, me estuve mirando el coche un rato alucinando con él, subí a casa y miré por la ventana, el tipo estaba en la acera fumándose un cigarrillo, llegó una furgoneta de color negro con los cristales tintados que paró delante de él, tiró el cigarro y se subió, salió Bea del baño.

BEA: ¿Qué haces mirando por la ventana?

YO: Bea, ya tienes coche.

BEA: ¿Cómo?

YO: Qué me han dado uno de empresa y el mío lo puedes utilizar cuando te haga falta, ¿quieres verlo?

BEA: ¿Está en el parking?, venga enséñamelo cariño.

Cuando lo vio se quedó con la boca abierta.

BEA: ¿Pero esto es normal en esa empresa?

Me encogí de hombros haciéndole una cara como diciendo, no sé pero es así.

Aquella noche después del trabajo dejé los maletines en el maletero y me fui a dormir, al día siguiente recibí el mensaje del recogedor de maletines.

“Cambio hecho”

“Cambio hecho”, qué coño quería decir aquello, entonces pensé y bajé rápido al parking, abrí el maletero y ya estaban los maletines vacios dentro, claro joder, el segundo parking al lado servía para que el tipo aquel raro entrara, aparcara y cambiara los maletines, supongo que debía tener una copia de las llaves del coche, lo vi lógico y después pensé que me estaba acostumbrando demasiado rápido a aquellas cosas tan raras, pero miré el coche de nuevo y se me pasaron las tonterías.

Los últimos días de la semana ya estaba más suelto controlando la sala, recogía y contaba el dinero sin dejar de mirar las cámaras, Pedro movía la cabeza confirmando que estaba haciendo un buen trabajo, con los pies encima de la mesa el cabrón, me acompañó también el viernes y el sábado que fueron días con más gente en la sala y que se recaudó una barbaridad, cuando aparcaba en el parking de casa ya estaba el otro coche esperándome y antes de subir a dormir cambiábamos los maletines, todo iba como la seda, yo por la mañana del lunes volví a ir a ver a Vladimir, me confirmó que todo iba muy bien y que estaba muy contento de cómo llevaba las cosas, me dijo que ya sabía que era duro trabajar todos los días de la semana, que a partir de aquel momento de vez en cuando recibiría un mensaje de alguien que se presentaría en el trabajo, ese tipo me sustituiría cada dos meses más o menos para que yo pudiera hacer una semana de fiesta, en verano también tendría días libres para irme de vacaciones, que a partir de aquel momento no hacía falta que nos viéramos cada día, antes de que me fuera volvió a recordarme que él se enteraba de todo el cabrón.

Se acabó el mes y al ver el ingreso de la nómina pegaba botes de alegría, con aquel trabajo y compartiendo mi vida con Bea no podía ser más feliz.