La historia de Rubén (6)

Pasé los tres días sin que nadie me llamara...

Pasé los tres días sin que nadie me llamara, mirando ofertas de trabajo por internet y saliendo de casa lo justo para comprar algo de comida, y como no pensando en Bea, en las últimas semanas había follado mucho, pero como lo hacía con ella era diferente, lo disfrutaba de otra manera, ella era un poco mayor que yo, siempre había tenido relaciones con chicas menores que yo y con ella parecía que todo era diferente, llegué a la conclusión de que era diferente porque estaba enamorado, solo con verla me ponía a cien, era muy guapa, tenía un tipo genial y conmigo era cariñosa y dulce como ninguna, la única pega, que era la mujer de mi hermano, pero también era consciente de la situación de su matrimonio.

Me levanté temprano, me duché y me puse algo para estar por casa decente, un pantalón corto cómodo y una camiseta chula, arreglé un poco la casa para que se viera ordenada por lo menos, esperé nervioso con la cafetera a punto a que ella llegara, pasaba un poco de la hora habitual que ella llegaba normalmente y yo me estaba poniendo nervioso, tenía el móvil en las manos pensando en enviarle un mensaje o no enviárselo, me levantaba, entraba en la cocina, miraba no sé qué y volvía a salir, entraba en la habitación, no sé a qué coño entraba así que volvía a salir, me sentaba de nuevo intentando tranquilizarme respirando profundamente.

De pronto sonó el timbre de la puerta, pegué un salto del sofá que llegué a la puerta y la abrí de golpe nervioso, y allí estaba ella, preciosa, con un vestidito que le marcaba las curvas de su cuerpo de manera espectacular, mirándome con sus ojazos sonriendo y con la bolsa de cruasanes en alto, me salió un suspiro y me tranquilicé de golpe, entró y no sabía cómo saludarla, le besaba los labios, le daba dos en la cara, la mano, la abrazaba, yo que sé, estaba hecho un lio.

YO: Perdona Bea, pero es qué no sé como saludarte.

BEA: ¿Cómo lo vas a hacer tonto?, cómo siempre coño.

Me pegó un abrazo pasándome sus brazos por la espalda, con la bolsa sujeta en una mano estrujándome, yo le pasé los míos también quedando con los cuerpos muy juntos, inspiré profundamente oliendo su pelo, sintiendo su cuerpazo en contacto con el mío, separó la cabeza mirándome a los ojos, y me dio un beso en la boca que a partir de ese momento hubiera hecho conmigo lo que le saliera del coño, me tenía totalmente entregado, le pedí que se sentara en la mesa que ya la tenía preparada para desayunar, me metí en la cocina a preparar los cafés con leche aprovechando para recomponerme un poco, empezamos a desayunar y nos mirábamos sonriendo sin decir nada, como tontos.

YO: ¿Cómo estás?

Le pregunté un poco nervioso.

BEATRIZ (riendo): Muy bien, ¿y tú?

YO: Me cago en la ostia Bea, que me tienes nervioso perdido, el otro día te fuiste y no tenía nada claro si te volvería a ver joder.

BEATRIZ (cachondeándose): A, es por eso.

YO: Me tomas el pelo, ¿no?

BEATRIZ (descojonándose): Claro tonto, pero me está gustando verte así, ¿de verdad estabas preocupado por si no me volvías a ver?

Me levanté de la silla, di la vuelta a la mesa y le metí la lengua en la boca buscando la suya, la cogí en brazos y me la llevé para la cama.

BEATRIZ (riendo): ¿Pero qué haces?, no he acabado de comerme el cruasán.

YO: Otra cosa te vas a comer ahora mismo tú.

Se descojonaba de risa en mis brazos, la senté en el borde de la cama, me puse delate suyo dejándole mi bragueta a un palmo de su cara, me miró a los ojos con la boca cerrada aguantándose la risa, me bajé el pantalón dejándole la polla medio morcillona delante de la boca, se la miró, la cogió despacio pajeándola lentamente haciéndola crecer, me miró más seria y se la metió en la boca poco a poco hasta el final succionándola, me temblaron las piernas y solté un gemido enorme, la sacó toda mojada siguiendo con la paja mirándome con una sonrisa.

YO: Cómo me pones cariño, cómo me pones…

Se la volvió a meter chupando con fuerza cortándome la frase, le levanté la cabeza besándola con pasión, la subí por los sobacos colocándola más adentro en la cama, le abrí las piernas poniéndome en medio, le besé un muslo y subí acariciándole con la lengua por debajo del vestido, hasta llegarle a las bragas metiéndole la nariz en medio oliéndolas.

BEATRIZ: Por favor, no me las rompas como la última vez que son nuevas.

Le mordí con los labios el chocho, gimió suavemente, le aparté las bragas con tres dedos y le metí la lengua chupando por todos lados haciéndole gemir más fuerte, dejándolo todo muy mojado, me incorporé quitándole las bragas suavemente, le desabroché el vestido quitándoselo y después el sujetador, la dejé solo con los taconazos apoyados en la cama con las piernas muy abiertas, Dios mío como me estaba poniendo verla así, me quité la ropa y me estiré muy despacio encima, la besé con todo mi cariño y le metí la polla en el coño muy despacio, ella dejó ir con una sonrisa todo el aire de sus pulmones, follamos despacio sin dejar de besarnos.

Movía mis caderas penetrándola lo más profundamente que podía, con una mano me apoyaba en la cama y con la otra le acariciaba la cara mirándole a los ojos, mientras sentía como mi cipote rozaba con las paredes de su vagina haciéndola gemir sin parar, se le empezaron a poner los mofletes rojos, aceleró la respiración gimiendo más fuerte, tensó el cuerpo y se empezó a correr en un largo orgasmo, yo la seguí corriéndome disfrutando cada momento, nos quedamos abrazados sin decir nada, le quité los zapatos y estiré de la sabana para taparnos, nos quedamos quietos con su cabeza en mi hombro y una mano sobre mi pecho, yo le pasaba un brazo por la espalda apretándola contra mí.

BEATRIZ: Hay madre mía, como me pones niño.

YO: Por favor Bea, ¿me quieres decir ya que has pensado con respecto a nosotros?

Apoyó sus brazos encima de mi pecho colocando la cabeza delante de la mía.

BEATRIZ: ¿A ti te gustaría que siguiéramos viéndonos?

YO: Joder Bea, claro que quiero seguir viéndote, ¿es que no se nota?

BEATRIZ: Mira, el otro día reconozco que me fui de aquí hecha un lio, pero por la tarde me llamó tú hermano diciéndome que se quedaba a dormir fuera de casa y lo vi todo clarísimo.

YO: Y has estado dejando que me pudriera durante dos días, sin decirme nada, haciéndome sufrir, tú no tienes vergüenza nena.

BEATRIZ: Déjame hablar coño, si tú quieres nos seguimos viendo, no te voy a exigir nada, puedes hacer la vida que quieras, siempre que conmigo estés como estás siempre de adorable.

Respiré tranquilo.

YO: Claro que quiero, me parece genial.

Nos besamos, creo que nos dimos cuenta que algo empezaba a crecer dentro nuestro, jugamos con nuestros labios un buen rato acariciándonos suavemente, tanto nos acariciamos que se me empezó a despertar la polla creciendo, ella en una de sus caricias lo notó y me la agarró con una sonrisa pajeándola, nos estuvimos masturbando uno al otro con tranquilidad, sin dejar de mirarnos a los ojos, cuando noté que el coño estaba mojado de verdad le metí un dedo en la vagina, cambió la cara excitándose de puta madre.

BEATRIZ (muy excitada): Cariño, hazme todo lo que quieras, me tienes loca.

YO (se me entrecortaba la voz): ¿Qué quieres que te haga Bea?

BEATRIZ: Que me lo comas, me folles y te corras en mi culo, lo quiero todo.

Con solo escuchar sus palabras me puse como una moto, me metí por dentro de la sabana y le metí la lengua directamente en el clítoris haciéndola gritar, la fui pasando de arriba abajo varias veces, mojándolo todo más de lo que ya estaba, ella me sujetaba la cabeza cerrando los puños en mi pelo de la excitación, le metí la lengua dentro dando vueltas y ella gemía más fuerte, sin dejar de decirme cosas animándome a seguir, volví a lamerle el clítoris apretando con la lengua y le metí dos dedos en él agujero follándola lentamente, gritó y empezó a moverse como un anguila, corriéndose a gritos apretando con sus manos mi cabeza, que morbosa y excitante era esa mujer por favor, me ponía cachondo por todos los poros de mi piel, me incorporé y apoyándome con una mano en la cama me metí en medio de sus piernas, se la metí de golpe haciéndole pegar otro grito terrible, me la follé a lo bestia, loco perdido por su cuerpo, sus ojos, su carita y todo lo que le acompañaba, abrió mucho los ojos y la boca mirándome.

BEATRIZ: Sigue, sigue, que me corro otra vez para ti, me corro, me corroooooo.

Y lo volvió hacer, moviendo las caderas y todo el cuerpo de una manera tan erótica que me excitó más todavía, como me ponía aquella mujer tan caliente, se giró mojándose dos dedos con su boca, mirándome sensualmente, se los pasó por el culo lubricándolo, yo le abrí los cachetes, dejando caer saliva directamente de mi boca en el ojete, moviéndola con dos dedos metiéndoselos un poco, el agujero se abrió con facilidad y no aguanté más estirándome encima metiéndole el capullo dentro, gritó con una sonrisa mirándome girando la cabeza, se la metí despacio hasta el fondo, se cogió con una mano cada nalga y las abrió para que pudiera meterla más profundamente, me tenía loco, moví mis caderas a buen ritmo follándome su culo, pasó una mano por debajo de su cuerpo tocándome la base de la polla, luego empezó a hacerse una paja que al poco rato le hizo empezar a moverse otra vez como un anguila, gritando, mirándome para indicarme que estaba a punto de correrse de nuevo, cuando dio el primer grito de orgasmo, descargué todo el semen dentro de su culo gritando con ella, al sacarla lo tenía todo dilatado, saliéndole el liquido blanco resbalándole por el coño.

Quedamos uno al lado del otro jadeando sin poder hablar, solo mirándonos y confirmando con la mirada que había estado muy bien la sesión de sexo. Después de descansar un rato, me dio una serie de besos y se despidió de mí porque tenía que hacer algunas cosas aquella mañana, me levanté con ella para ver como se vestía y la volví a despedir en la puerta con unos besos y abrazos, me quedé sentado en la mesa acabando de desayunar comiéndome lo que me faltaba de cruasán mío y el de ella, a los diez minutos más o menos volvieron a llamar, abrí la puerta pensando que era ella.

YO: ¿Te has olvidado algo car…?

Se me cortó la voz de golpe, apoyado con una mano en el marco de la puerta y mirando para el suelo estaba mi hermano Javi, levantó la vista y con verle los ojos supe que me quería calentar a ostias, salí corriendo para ponerme detrás de la mesa, él avanzó hacía mí.

JAVI (cabreado): ¿Tenias que ser tú hijo de puta?

Yo daba vueltas a la mesa poniéndome en el lado contrario de donde él se colocaba.

YO: Te recuerdo por si te has olvidado que mi madre es la misma que la tuya.

Intentó dar un paso largo y rápido para atraparme y yo reaccioné volviendo a poner la mesa por el medio.

JAVI: Sí, pero el único hijo de puta eres tú cabrón, ¿cómo coño has podido follarte a Bea?, más vale que seas rápido porque como te pille te inflo la cara a ostias gilipollas.

YO: ¿Y como coño sabes si me la he follado o no “atontao”?

JAVI: ¿Qué porque lo sé cabrón?, porque la felicidad que desprendía estos últimos días no era normal, yo sabía que alguien se la empotraba, pero que fueras tú, que en la puta vida os habéis podido ver me toca los cojones.

YO: ¿Y tú que sabes si follamos o no?, simplemente hablamos de sus problemas.

Volvió a correr detrás de mí dando los dos varias vueltas a la mesa.

JAVI: Me tratas de gilipollas encima de cornudo, te voy a matar como te pille, ¿no habéis follado? Cabrón, y el olor a sexo que hace esta puta casa de donde ha salido, de vuestras bocas hablando.

YO: Perdona, técnicamente la cornuda es ella, que tú hace tiempo que te trajinas a una compañera de trabajo.

Se cansó de dar vueltas a la mesa sin atraparme y se paró, apoyando las manos mirándome fijamente.

JAVI: Ayer pactamos nuestro divorcio, no me puso ningún problema y eso me convenció de que tenía un rollo, muy bien chaval, ¿la quieres para ti?, pues quédatela, los dos sois iguales de sosos cabrones, ya me imagino cómo debe ser un polvo entre vosotros, como para quedarse durmiendo mirándolo.

El tío se empezó a descojonar de risa.

JAVI: Ah, y si le consigues sacar un gemido me avisas, eso sí que sería una noticia de esa frígida de los cojones.

Estaba a punto de gritarle lo caliente que era su mujer conmigo, lo que llegaba a gritar mientras se corría y como me ponía de cachondo, pero al final pensé que se jodiera y se quedara con aquella imagen de ella, un competidor menos para mí.

YO: ¿Y a ti que te importa como follamos o cómo no?, déjanos tranquilos y lárgate con tú amor a vivir feliz.

JAVI: Mira, en eso tengo que darte la razón, voy a ser mucho más feliz a partir de ahora que me he quitado de encima a la bruja de mi mujer y al cabrón de mi hermano.

Caminó hacia la puerta, girándose cogiéndola con una mano.

JAVI: Que os den mucho por culo a los dos.

Y pegó un portazo al salir que tembló todo el piso.

Me senté en el sofá tranquilizándome, si me llega a atrapar me deja la cara como un mapa, no era bruto el tío ni nada, le había visto de más joven en alguna pelea y perdía la cabeza de una manera que daba miedo, esperaba que se le pasara el “cabreo” y nos dejara tranquilos.

Pasé el día en casa, porque no tenía nada que hacer, y por miedo a que mi hermano me estuviera esperando en la calle y no me librara de una paliza ni la madre que me parió. Estaba anocheciendo y me llamó Bea.

YO: Hola.

BEA: Me he enterado que Javi ha ido a verte, ¿estás bien Rubén?

YO: Joder, sí que estoy bien, porque no me ha atrapado que si no te aseguro que te daría otra respuesta muy diferente, ¿y tú, cómo estás Bea?

BEA: Acaba de recoger dos maletas llenas de ropa y se ha ido de casa.

Se hizo un silencio, oía su respiración alterada al otro lado.

YO: Bea cariño, ¿estás bien?

BEA (voz flojita a punto de llorar): No.

YO: ¿Quieres que venga contigo a hacerte compañía?

BEA: Si no te importa prefiero venir yo a tú casa y salir de esta que se me cae encima.

YO: Vale, te paso a buscar.

Me puse algo rápido por encima y la fui a buscar, al llegar delante de su casa con el coche la llamé por teléfono y bajó con una bolsa colgada del hombro, entró al coche, me miró con cariño y me dio un piquito, conduje hasta casa sin decirnos nada, ya sentados en el sofá más tranquilos.

BEA: Me he traído algunas cosas para quedarme algunos días si no te importa, no puedo entrar en aquella casa, te juro que llevaba no sé cuánto tiempo odiándolo, sabía que me estaba siendo infiel, que me maltrataba psicológicamente, si es cierto que la mano jamás me la ha puesto encima, pero no nos podíamos ni ver, cuando se ha ido esta noche me ha cogido algo por el cuerpo que no sabría cómo explicarte, no podía seguir en mi casa ni un segundo más.

YO: Han sido muchos años Bea, demasiados seguramente, tendríais de haberlo solucionado hace mucho tiempo y no haberos hecho tanto daño uno al otro.

Me miró a los ojos cogiéndome por la barbilla besándome dulcemente.

BEA: Es que sois tan diferentes, tuve la mala suerte de encontrarme con el hermano que no me convenía.

YO: Bueno, de lo malo siempre sale algo bueno, ahora te tendré en casa las veinticuatro horas del día y eso me hace muy feliz cariño.

Nos volvimos a besar cada vez más apasionadamente y acabamos metiéndonos en la cama otra vez.

Al día siguiente desayunando le expliqué como estaba mi vida en esos momentos, no quise ocultarle demasiadas cosas, le expliqué la reacción de Vanesa la amiga de mi ex, y de la extraña amistad con las gemelas.

YO: Te lo explico porque no quiero que tengas sorpresas conmigo, lo que te he explicado es lo que hay en estos momentos.

BEA: Mira Rubén, yo no quiero cambiarte la vida, haz lo que creas en cualquier momento, lo único que si te pediría es que si te tienes que traer a una chica a casa, por favor avísame para que salga antes de que llegues, no me gustaría verte con otra, ¿lo entiendes no?

YO: No te preocupes, no quiero hacerte el más mínimo daño, en casa mientras estés tú no habrá nadie más.

BEA: No quiero incomodarte, si quieres puedo buscar otro apartamento y que tú tengas más libertad.

La besé callándola.

YO: No me incomodas coño, me gusta que estés aquí.

Así que una vez puestas sobre la mesa las normas nos quedamos tranquilos conviviendo los dos, durante dos días salimos poco de casa, solo a comprar algo de comida y volver a encerrarnos, dejando ir nuestra imaginación en el sexo sin darnos mucha tregua entre uno y el otro, parecía que quería recuperar tanto tiempo de sequía.

Al tercer día recibí temprano una llamada de las gemelas para que pasara a verlas, la verdad es que muchas ganas no tenía, intenté darles largas y me dejaron ir que si no iba me podía perder una buena oportunidad para un trabajo, joder, aquello cambiaba las cosas, lo comenté con Bea y ella misma muy tranquila me animó a ir y ver de qué se trataba, les devolví la llamada rápido saliendo para su casa, cuando entré nos sentamos en el sofá.

UNA: ¿Quieres tomar algo guapo?

YO: Antes de nada quiero hablar con vosotras, tenéis que saber que en casa estoy conviviendo con una mujer, de la que me estoy enamorando como un idiota, si no queréis saber nada de mí lo entenderé.

OTRA: ¿Y?

Me miraban esperando una respuesta, yo me había quedado en blanco, no me esperaba aquella pregunta.

YO (dudando): ¿Cómo que “y”?, os da igual lo que acabo de deciros.

UNA: Bueno, algún día esperamos que nos la presentes.

YO: ¿Qué os la presente?

ELLAS: Claro, si está contigo también es amiga nuestra.

Amiga de ellas, la madre que me parió, me explotaba la cabeza dándole vueltas a sus palabras, como no entendía una mierda cambié de conversación.

YO: Mejor hablamos más adelante, por cierto, me habéis llamado para algo, ¿no?

ELLAS: Sí, hemos hablado con papá sobre ti, nos ha dicho que necesitará un hombre de confianza para sus negocios, te hemos recomendado como una persona seria y de muy fiar, suponemos que no nos dejaras mal, ¿eres serio con el trabajo y podrá confiar en ti?

YO: Joder claro, ¿Qué tengo que hacer?

ELLAS: Te llamaremos o enviaremos un mensaje con el día y la hora para entrevistarte con él.

YO: Muy bien, perfecto, muchísimas gracias, habéis sido las únicas que os habéis preocupado de mí.

ELLAS (cachondeándose): Ya sabes que nos preocupamos de ti siempre que quieras, pero me parece que ahora mismo no estás mucho por la labor.

YO: Llevo unos días un poco intensos, si no os importa prefiero no hacer tonterías hoy.

Lo aceptaron muy bien despidiéndonos con unos besos, mientras conducía para casas llamé a Vanesa.

VANESA: Hola Rubén, hacía días que no tenía noticias tuyas.

YO: Hola, quiero hablar contigo, ¿prefieres hacerlo por teléfono o quedamos en algún bar?

VANESA: Huy que voz, ¿pasa algo?

YO: Quiero ser sincero contigo, no es buena idea que nos veamos más.

VANESA: ¿Coño que me estás diciendo?

YO: Que me estoy enamorando de una persona y no quiero que pienses cosas donde no las hay, me caes muy bien y contigo me encuentro a gusto, pero no estoy enamorado.

Se lo tomó mucho mejor de lo que pensaba y seguí el camino para casa, me llamó Bea para preguntarme si iría a comer con ella, por la tarde tenía que trabajar en la tienda de su hermana, le ayudaba sin tener un horario fijo y le gustaba el trabajo, le confirmé que ya estaba en camino, durante la comida le informé de los últimos acontecimientos.

BEA: Si no querías, no tenías porque haber cortado con esa chica, ya te he dicho que yo no quiero meterme en medio de tú vida.

Le cogí una mano mirándole a los ojos.

YO: Bea, estoy enamorado de ti, ahora dime sin ningún compromiso, yo te voy a ayudar igual sea la que sea tú respuesta, ¿tú lo estás de mí?

Se le abrieron los ojos empezando a caerle alguna lágrima por las mejillas.

BEA: Estoy loca por ti cariño, me has dado en pocos días más amor de lo que me han dado en toda mi vida.

Nos levantamos y abrazamos como dos tontos al lado de la mesa, acabamos de comer con una sonrisa sabiendo que no lo podíamos celebrar en ese momento porque ella se tenía que ir a trabajar, quedamos para vernos por la noche, sobre las siete y media se presentó con dos bolsas de la compra, para preparar una buena cena con vino para acompañar y celebrar el comienzo de nuestra vida juntos, recuerdo muy pocos días en mi vida tan feliz como aquella noche, estábamos como dos adolescentes ilusionados con nuestro amor, cuando acabamos de cenar nos besamos dulcemente, nos desnudamos tranquilamente el uno al otro acariciándonos sin parar, nos tumbamos en la cama alargando los preliminares durante mucho tiempo, mirándonos de lado a los ojos besándonos, mientras nuestras manos nos acariciaban la piel suavemente desde los muslos hasta la cabeza recorriendo cada centímetro, sintiendo nuestra piel bajo las yemas de los dedos, jugaba con sus pezones endureciéndolos, sacándole algún pequeño jadeo por su bonita boca medio abierta con su carita excitada, que aprovechaba para sacar un poco la lengua y buscar la suya, para que se acariciaran suavemente mientras con mucha sensibilidad nos masturbábamos el uno al otro, las respiraciones se aceleraban, los pelos se erizaban y las caras demostraban que la excitación iba en aumento, ella se empezó a mover despacio, colocando una pierna por encima de las  mías, yo con una mano seguía haciéndole una paja lenta y con la otra le tocaba el culo apretándolo suavemente, me colocaba boca arriba para que ella pudiera colocar medio cuerpo encima del mío, las lenguas profundizaban más en nuestras bocas entrelazadas, ella acabó de ponerse encima separando las piernas una a cada lado de mi cuerpo recogiendo las rodillas, en mis dedos notaba la humedad de su coño y mi polla totalmente tiesa, con su mano alrededor apretándola, se la dirigió despacio al agujero de su vagina introduciéndola hasta el fondo, gemimos los dos a la vez mirándonos a los ojos, ella con sus dedos jugaba con mis labios y con la otra mano me acariciaba la cara y el cuello, yo le pasaba una mano por el pelo apartándoselo, para verle la cara y con la otra le tocaba su bonito culo, acompañándola en su ritmo de caderas suave y profundo, estaba tan empapada que podíamos escuchar el sonido del roce de mi polla dentro de su vagina excitándonos cada vez más, los gemidos aumentaban manteniendo el mismo ritmo, me pasó una mano por la nuca apretando su cara contra mi cuello, cerrando los ojos iniciando un orgasmo que le hacía temblar todo el cuerpo, haciendo que me corriera con ella apretándola con mis brazos contra mi cuerpo, no paraba de mover sus caderas suavemente alargando nuestra corrida y nuestros gritos, derramándose poco a poco por los lados la mezcla de semen y flujos bajando por mis huevos, siguiendo por los muslos hasta caer encima de la cama.

Nos quedamos en aquella posición un buen rato sin decir nada, con los ojos cerrados, disfrutando de aquel momento tan mágico, cuando levantó su cabeza para mirarnos a los ojos con una sonrisa, sabíamos que él amor estaba creciendo dentro de nosotros de manera irremediable y con fuerza.