La historia de Rubén (5)
Me despertó el timbre de la puerta...
Me despertó el timbre de la puerta, pero quien coño llamaba a esas horas tan temprano, miré él despertador y eran casi las nueve, no era tan temprano, pero como yo no tenía nada que hacer tampoco tenía hora de despertarme, me levanté en camiseta y boxes, me rasqué un poco los huevos caminando por el pasillo y abrí la puerta, me encontré con mi cuñada, con un vestido puesto que le llegaba por encima de las rodillas, cómo estaba de buena la cabrona, era la segunda vez que venía a mi casa, la primera fue una cena con mi ex hacía tiempo que nunca más se volvió a repetir, por la cara que tenía la colega toda la noche, ahora entendía por qué, traía un bolsa de papel en las manos, levantó el brazo enseñándomela.
BEATRIZ: ¿Te gustan los cruasanes de chocolate?
Además con la cara simpática, no me lo podía creer, levanté y bajé la cabeza sin poder hablar para confirmarle que me gustaban y la dejé entrar, tragué saliva antes de poder hablar.
YO: Perdona, me voy a lavar la cara por lo menos, me acabo de levantar.
Ella me miraba sonriendo, me parece que fue la primera vez que le había visto sonreír, me fui al baño, me lavé los dientes y la cara, me sequé con la toalla y al quitarla de mi cara me encuentro a Bea mirándome en la puerta.
BEA: ¡Las bragas!
No entendía una mierda de lo que me estaba hablando.
YO: Perdona, ¿las bragas?
BEA (riendo): ¿Me las quieres oler ahora o después de desayunar?
Que cabrona la tía, cada vez que abría la boca me dejaba petrificado, me acerqué a ella sin poder hablar y nos enlazamos en un beso sacando la lengua que me puso caliente al momento, le metí la mano en el chichi por encima del vestido y ella me cogía la polla por encima del calzoncillo pajeándola, la empujé con mi cuerpo sin dejar de besarnos llevándola a la habitación, llegamos al lado de la cama, separamos los labios y tenía una cara de excitación y pasión acojonante, no me extrañaba, porque con mi hermano seguro que no se tocaban ni con un palo hacía un montón de tiempo, me arrodillé metiéndome por debajo de la falda besándole los muslos, al contactar mis labios con su piel gimió con una fuerza que me sorprendió, le fui lamiendo el muslo, subiendo hasta el coño besándolo por encima de las bragas, puso sus manos encima de mi cabeza y me apretó la boca contras sus bragas, abriendo las piernas dando otro gemido, las tenía chorreando y no habíamos empezado hacer nada, se levantó la falda, con una mano se abrió las bragas, con la otra me cogió la cabeza amorrándome la nariz dentro para que las oliera.
BEATRIZ: ¿Te gusta el olor, te gusta?, dime que te pones cachondo.
Le cogí por la cintura estirándola en la cama con las piernas colgando, se las abrí y me tiré de cabeza apartándole las bragas comiéndole el coño, pasándole la lengua de abajo arriba, pegó un grito que se le debió de oír desde el quinto pino, le quité las bragas abriéndole bien las piernas con los pies apoyados en el borde de la cama, ahora sí que lo tenía a huevo delante de mí para comérmelo bien, le pasé la lengua por todos los rincones, lamiéndolo, dejándolo bien mojado, ella no paraba de gritar, acabé chupándole y lamiéndole el clítoris mientras le metía un dedo en la vagina, pegó otro grito enorme, que pedazo de coño tenía aquella mujer, me volvía loco, seguí chupando y succionando con más fuerza, metiéndole un segundo dedo follándola rápido, no paraba de gritar, al poco tiempo paró de golpe, cogió aire y pegó un último grito sostenido corriéndose sin parar de mover todo el cuerpo, saliéndole por el agujero del coño un montón de flujo dejándome los dedos perdidos, cuando acabó se quedó estirada sin decir nada, respirando fuerte, me miró a los ojos.
BEATRIZ: ¿Has visto la falta que me hacía?, cómo no iba a estar de mala leche.
Hice un movimiento con la cabeza dándole la razón, pero yo en ese momento solo estaba pensando en follármela, me subí encima de la cama besándola de nuevo, me pasó un brazo por el cuello ayudándose con la otra mano para colocarse bien subiendo las piernas, nos besamos tranquilamente un rato, con la polla que me explotaba, le quité el vestido, el sujetador y los zapatos dejándola en bolas, que buena estaba la cabrona, me quité la camiseta y los boxes, me miró la polla y me la cogió despacio pajeándola lentamente, se pasó la lengua entre los labios y agachó la cabeza metiéndosela en la boca, empezó con la punta metiéndosela un poco chupándola, fue bajando lentamente hasta metérsela toda entera, succionando fuerte desde abajo, me estaba subiendo un placer por el cuerpo que me hacía gritar sin parar, que gilipollas que era mi hermano perdiéndose aquello, estaba a punto de correrme, le subí la cabeza estirándola, le abrí las piernas con las mías colocándome en medio metiéndosela un poco, estaba chorreando y se la metí de golpe hasta el final pegando un grito a dúo tremendo, la metía con fuerza y la sacaba despacio, después de unos cuantos golpes de caderas.
BEATRIZ: Más rápido Rubén, más rápido, por favor.
Creo que fue la primera vez que le escuché pedir algo por favor, aumenté el ritmo, ella gritó más fuerte, lo aumenté más y subió el volumen del grito, fui acelerando mis caderas hasta que casi no podía más.
BEATRIZ: Así, así, me corro, me voy a correr otra vez, me corro, me corrooooooooooo.
Se corrió con otro grito sostenido que me hizo correrme a mí sacando una cantidad de leche de mi polla que jamás había visto, que barbaridad y como disfruté aquel orgasmo, con sus palabras me puso como una moto la cabrona.
Me estiré a su lado y nos besamos cariñosamente, estuvimos un rato recuperándonos sin decir nada, se levantó metiéndose en el cuarto de baño, después fui yo, al salir me la encontré en bragas.
BEATRIZ: ¿Me dejas una camiseta para estar por tú casa por favor?
Joder, estaba adorable, se la dejé y fuimos a desayunar, nos comimos los cruasán con un café con leche.
BEATRIZ: ¿Tienes algo que hacer hoy?
YO: Sí, ven aquí por favor.
Se levantó sorprendida por la respuesta y rodeo la mesa para ponerse a mi lado, separé la silla donde estaba sentado, me giré mirándole los ojos levantándole la camiseta, le di un beso en el chichi por encima de las bragas, se le escapó una risa, le metí dos dedos entre los muslos frotándole el coño con la tela para que se impregnaran bien de su olor, se las bajé y me las puse en la nariz oliéndolas, dejando que su olor me subiera al cerebro mirándole los ojos, ella sonreía sin decir nada, aparté la taza y el plato de encima de la mesa y cogiéndola por la cintura hice que se sentara, sujetándole las piernas con el coño bien abierto delante de mí, acerqué de nuevo la silla y le besé la rodilla subiendo poco a poco, cuando estuve cerca del objetivo pasé de besar a lamer empezando por la ingle, dándole vueltas a la lengua, Bea gimió y me puso una mano en la cabeza cogiéndome del pelo, mientras se apoyaba con la otra en la mesa, me entretuve en el vello púbico besándolo y lentamente le metí la lengua en la rajita, dio un pequeño grito, con dos dedos le abrí el chichi bajando la lengua por el medio, gritó más fuerte y se giró dando un manotazo por encima de la mesa tirando al suelo su taza y plato, se estiró levantándose la camiseta por encima de las tetas tocándoselas muy excitada gimiendo sin parar, llegué al agujero, le di vueltas con la lengua y se la metí dentro todo le que pude, pegó un buen grito.
BEATRIZ: Métemela, métemela, fóllame por favor, no puedo más.
Me puso caliente de cojones, me levanté, me bajé el calzoncillo y se la metí despacio, ella se apoyó en sus codos para levantar la cabeza y mirar lo que le hacía con una cara de excitación tremenda.
BEATRIZ: Más fuerte cariño, más fuerte.
Se la saqué y metí rápido sonando un golpe al chocar nuestros cuerpos, pegó un grito muy fuerte, animándome a seguir con el ritmo y fuerza, al poco rato se estaba corriendo escandalosamente, se quedó quieta respirando fuerte, se levantó de golpe haciéndome sentar en la silla, se arrodilló delante cogiéndome la polla pegándole unas succiones con la boca que casi me levantan del placer, la cogí de la cabeza besándole en los labios.
YO: ¿Prefieres que me corra en tú boca ahora o lo alargamos toda la mañana sin prisas?
Me miró con una sonrisa cómplice, se levantó cogiéndome de la mano y me llevó para la cama de nuevo, hasta las seis de la tarde sin comer estuvimos dándole, ella se fue destrozada pero yo no sabía ni dónde tenía la polla, se fue diciéndome que no tardaríamos mucho en volvernos a ver, yo le rogué que me dejara un poco de tiempo para recuperarme, se descojonó de risa mientras caminaba para entrar en el ascensor.
Cené y me fui a dormir muy pronto, estaba destrozado por mi cuñada, que cojones tiene la cosa, la de años que no nos podíamos ni ver.
Cuando me desperté llamé a un par de amigos para contarles mi situación laboral, para ver si ellos sabían de alguna cosa, me dijeron que si se enteraban de algo ya me avisarían, vamos, como todos con los que hablaba. Salí de casa para comprar algunas cosas y cuando volvía me llamó una de las gemelas.
AURORA: Hola Rubén, ¿podrás pasar por casa esta tarde cuando acabes de trabajar?
Claro ellas no sabían nada.
YO: Puedo pasar ahora mismo, ¿si os va bien?
Me invitaron a ir por la mañana y comer con ellas, pasé por casa a cambiarme y ponerme algo más decente, tuve que devolver el coche de empresa, así que me puse en camino con mi viejo coche que por suerte no me quité de encima como pensaba hacer hacía un tiempo, me recibieron las dos en la puerta, vestidas iguales con unos vestiditos muy cortos y con él pelo recogido en una cola que les apuntaba al cielo, parecían un par de colegialas viciosas, si ya no había manera de distinguirlas vestidas iguales era un escándalo, me saludaron muy cariñosamente con un beso y un abrazo, nos sentamos en el salón y me invitaron a tomar un zumo mientras hablábamos.
YO: Bueno chicas, yo tenía ganas de hablar con vosotras, resulta que he tenido un problema y es que me han echado del trabajo, creo que están reestructurando la empresa o algo así.
UNA: Ah, pues mejor, así podrás pasar más tiempo con nosotras.
OTRA: Y más descansado, es perfecto.
YO: ¿Pero vosotras estáis bien de la cabeza?, yo necesito trabajar para vivir, si no encuentro trabajo pronto estoy pensando cambiar de aires y buscarlo donde sea, igual me voy del país si hace falta.
UNA: No, no, no, tú no te puedes ir, tenemos que vernos, de irte nada.
OTRA: Nosotras te ayudaremos a buscar un trabajito para que puedas venir a vernos.
YO: Supongo que haréis como todos mis amigos, que si se enteran de algo ya me lo dirán, ¿no?
UNA: No, nosotras te lo vamos a encontrar, no te preocupes, te llamaremos pronto para decirte algo.
Se levantó para recoger los vasos agachándose delante de mí, poniéndome el culo a dos palmos, me dejó la cabrona una visión de las bragas blancas transparentes que me subieron la polla de golpe, mientras se los llevaba a la cocina la otra se arrodilló delante bajándome la cremallera del pantalón, metió la mano mientras me miraba riendo y me cogía la polla sacándola pajeándola, se metió él glande en la boca pasándole la lengua alrededor, yo me desabroché y me bajé el pantalón para estar más cómodo, se la metió hasta el fondo, tocándome con los labios la base succionando con fuerza, me la acabó de poner tiesa a más no poder mientras llegaba la hermana riendo.
HERMANA: Joder hermanita, no pierdes el tiempo nena.
Se puso junto a su hermana.
LA MISMA: Déjame un poco a mí también avariciosa, yo también quiero desayunar polla.
Se apartó riendo y se la metió la otra de golpe hasta la campanilla cerrando la boca, dio una arcada sacándola toda mojada que caían las gotas de saliva a la alfombra, se pasó la mano por la boca para quitarse la saliva que se le escapaba, volvió a metérsela toda subiendo y bajando unas cuantas veces seguidas, empecé a gemir, la hermana se subió al sofá de pie enseñándome las bragas por debajo del vestido, se las apartó y me metió “to” el coño en la boca, saqué la lengua lamiéndoselo de arriba abajo unas cuantas veces gimiendo, de pronto pararon las dos.
UNA: Mejor subimos a nuestra habitación y te hacemos un espectáculo.
YO: ¿Cómo?
OTRA: Ven con nosotras y relájate chavalote.
Me cogieron de la mano y me subieron, me sentaron en un sillón delante de la cama, una de ellas sacó del armario un caja, la dejó encima de la mesita y sacaron un par de consoladores con vibración bastante grandes, a mí me subió por la espalda un cosquilleo tremendo solo de pensar lo que harían aquellas dos con esos aparatos, los pusieron en marcha y empezaron a pasárselos por encima de las bragas, mirándome a mí fijamente a ver lo que hacía, y lo que hice fue liberarme la polla que la tenía apresada entre la ropa a punto de reventar, me la saqué y me la acaricié despacio poniéndome como una moto, pero con cuidado que tampoco era plan de correrme muy pronto y perderme el espectáculo.
Al poco rato de moverse el aparatito por el coño, las bragas las tenían chorreando, yo tenía los ojos abiertos como platos sin perderme detalle, se las quitaron y se besaron entre ellas con lengua, me subió un golpe de placer haciéndome gemir, una se estiró con las piernas muy abiertas, dejándome la visión del chocho abierto a medio metro escaso de donde estaba yo sentado, la otra le pasaba el consolador vibrando de arriba abajo, el ruidito de la humedad con el contacto con el aparato me estaba poniendo enfermo, paró de restregárselo y lo puso de punta en la entrada del agujerito, yo abrí todavía más los ojos sin pestañear, empujó un poco y le metió el capullo de la polla de goma dentro, la hermana dio un grito tremendo de excitación, a mí se me aceleraba la paja sin darme cuenta, y de otro empujón se lo metió entero volviendo a hacerla gritar, alucinaba como se pudo meter aquel cacho de polla tan fácil en el coño, mientras con una mano se lo metía a la hermana con la otra se metió el suyo también dentro, la hermana se lo cogió y se follaban una a la otra, cada vez a más ritmo mirándome riendo y gimiendo sin parar.
Intentaba no acelerar mi mano demasiado porque estaba a punto de correrme, solo mirando aquellos chochos reventándose con una polla tamaño XL disfrutándolo como dos locas, se corrieron dando unos gritos tremendos las dos a la vez como no, me miraron riendo, se miraron entre ellas y sin decir nada se levantaron, me hicieron ponerme de pie para que siguiera con mí paja, ellas se colocaron arrodilladas delante de mi polla con la boca abierta esperando, joder, no tarde nada en empezar a correrme soltándoles los tiros de semen en la boca, en la cara y por todos los lados, ya no controlaba una mierda donde apuntaba de lo que se me movía el cuerpo sin parar, quedaron encantadas de que los tres nos corriéramos sin tocarnos entre nosotros, me invitaron a una cerveza que aproveché para insistirles en que se acordaran de mi trabajo y después de comer y dormir un poco me fui para casa.
Me faltaban uno diez minutos para llegar y me llamaron al teléfono.
YO: Sí.
VANESA: Hola soy Vanesa, ¿vas a tardar mucho en llegar a casa?
YO: Ostia que sorpresa, pensaba que no te volvería ver de la manera que te fuiste el otro día.
VANESA: Ya, bueno, es que me gustaría hablar contigo un rato, ¿vas a tardar mucho o no?
YO: En unos minutos estoy aquí, ¿Dónde estás?
VANESA: En la puerta esperando, pensaba que igual te encontraba en casa y he venido.
En ese momento pasaba por delante del portal, aparqué el coche, nos saludamos con dos besos y subimos a casa, nos sentamos en el sofá, ella me miró a los ojos.
VANESA: Sabes, pensaba que me llamarías para decirme algo y no lo has hecho, tan poco te intereso, tanto pasas de mí.
YO: No mujer, es que te fuiste tan enfadada que pensé que si te llamaba igual me enviabas a la mierda y no quería pasar por ahí, aparte de que he estado muy ocupado buscando trabajo, que por cierto no he encontrado.
VANESA: Ya sé que estás preocupado por el trabajo, y te quiero pedir perdón, creo que no estuve muy acertada el último día.
Me miró fijamente a los ojos acercando su cabeza poco a poco a la mía, a mí me volvieron a la cabeza las imágenes de las dos hermanas follándose con aquella pedazo de polla, me tiré a sus labios comiéndomelos con ganas, empezó a jadear dentro de mi boca poniéndome cachondo perdido, le empecé a desabrochar la camisa, poco a poco, sin prisas, como a ella le gustaba, cuando llevaba tres botones se la quitó de golpe por la cabeza tirándose a mis labios, me estiró en el sofá con ella encima metiéndome mano muy excitada.
VANESA: Fóllame, fóllame de una puta vez que estoy que ardo coño.
Me levanté y la puse a cuatro patas con las manos apoyadas en el respaldo, le desabroché el vaquero bajándoselo hasta las rodillas, me bajé los míos sacándome la polla pajeándola para ponerla a tiesa, le bajé las bragas hasta los muslos y le metí la lengua en el chichi, pegó un grito tremendo, lo tenía empapado, me la cogí y puse la punta en la entrada de su vagina, me miraba girando la cabeza moviendo el culo de un lado al otro impaciente por que se la metiera, empujé fuerte con las caderas metiéndosela hasta el fondo, pegó otro grito terrible que me animó a metérsela y sacársela con toda la fuerza que pude, fue enlazando gritos detrás de gritos sin parar, diciéndome que no parara, hasta correrse de una manera tan escandalosa que me corrí con ella llenándole el chocho, se la saqué de golpe cayéndole todo sobre las bragas, se levantó subiéndoselas manchadas con todo aquello por dentro, se las puso bien, se subió el pantalón abrochándoselo, me miró a los ojos, me besó en los labios y se despidió.
VANESA: Eres un golfo que folla muy bien cabrón.
Y se largó dejándome en medio del salón, con los pantalones y calzoncillos bajados y la polla chorreando, que cojones. Me duché, escuché música un rato relajándome, cené suave por que había comido bien, al entrar en el baño antes de irme a dormir me miré en el espejo y me noté muy flacucho, yo siempre había sido de complexión fuerte y con algún kilillo de más, pero con tanto traqueteo follando últimamente estaba perdiendo peso que daba gusto, me metí en la cama y dormí del tirón.
Me levanté, me duché, pensaba dar otra vuelta por la ciudad buscando trabajo, me estaba secando y llamaron al timbre, salí con la toalla enrollada en la cintura, abrí la puerta y me encontré a mi cuñada, enseñándome la bolsita de los cruasanes, vestida con una minifalda que quitaba el hipo, una camisa que transparentaba el sujetador y unos taconazos acojonantes.
YO (sorprendido): Estás guapísima Bea.
BEA: Tú también cuñado, si el capullo de tú hermano me lo hubiera dicho alguna vez seguro que no estaríamos así, me encanta que me vengas a recibir con la toalla en la cintura, pero si te la quitas todavía estarás más guapo.
Con un dedo estiré un poco y la toalla cayó al suelo, cambió la cara mirándome a los ojos con vicio y entró cerrando la puerta con fuerza, se arrodilló y se la metió en la boca chupando despacio poniéndola a cien, la levanté cogiéndola de la cabeza, la llevé hasta la mesa y la estiré encima, le metí las manos por debajo de la falda agarrándole las bragas y de un tirón se las arranqué, me las puse en la nariz oliéndolas con fuerza.
BEA: Cabrón cómo me pone verte oler mis bragas, el otro día cuando te pillé en casa me dejaste chorreando, si no entra tú hermano te follo allí mismo…
Le metí la lengua directa en el coño, haciéndole pegar un grito no dejándole hablar más, le repasaba con la punta el clítoris, ella no paraba de chillar, le bajé la punta de la lengua al agujero, metiéndosela empujando con toda la cabeza mojándome toda la cara, me cogió la cabeza con las dos manos apretando más casi ahogándome sin poder respirar, me la separó de golpe mirándome.
BEA: Fóllame, por favor, no puedo más.
Se la metí y la levanté cogiéndola por el culo con la polla clavada llevándola al sofá, me senté y la dejé a ella arriba, se empezó a mover como si le hubiera dado un ataque de histeria, con unos golpes de caderas sobre mi polla acompañándolos de unos gritos que se debían de estar enterando todos los vecinos, de nuestro edificio y los del al lado, que bestia, se corrió con la boca muy abierta cayéndole la saliva del descontrol que llevaba encima, cuando acabó me abrazó suavemente, pasando sus brazos alrededor de mi cuello, colocando su cabeza en mi hombro.
YO: Bea cariño, ¿de la manera que eres, como es que con mi hermano os ha ido tan mal?, no lo entiendo.
BEA: Porque es un capullo.
YO: Si algún día quieres hablar te escucharé vale.
BEA: Gracias cariño, si él fuera la mitad de amable que eres tú no habríamos tenido ningún problema.
Desayunamos tranquilamente, ella sin bragas que estaban por el suelo destrozadas y yo en pelotas, cuando acabamos la cogí de la mano llevándola a la cama, Bea me seguía con una sonrisa, paramos al lado de la cama, la desnudé tranquilamente y la besé con cariño.
BEA: ¿Qué me vas a hacer Rubén?
YO: ¿Quieres que te lo explique o directamente te lo hago y tú te dejas hacer?
Me miró con una carita de felicidad que no le había visto en la puta vida, me confirmó con la cabeza.
BEA: Dime qué quieres que haga.
YO: Ponte a cuatro patas en el borde de la cama por favor.
Se puso girando la cabeza mirándome con una sonrisa, le cogí el culo levantándoselo para que sacara hacía fuera él chochete, me agaché y le metí la lengua en el coño pasándosela de una punta a la otra, empezó a gemir, cuando lo tuve muy mojado y yo ya estaba con la polla tiesa me levanté restregándosela por el chichi, ella gemía y me miraba divertida, le puse la punta en el agujero y muy poco a poco la fui introduciendo, dejó de gemir pasando a dar unos grititos continuados por la excitación hasta que llegué al fondo metiéndosela entera, la saqué lentamente con ella jadeando con la cabeza apoyada en la sabana, mirándome con unos ojos brillantes y sedientos de que me la follara, se la metí de nuevo un poco más rápido, los gritos subieron de volumen notándola cada vez más mojada, la saqué y la metí de golpe dando un grito tremendo, cogí un ritmo medio metiéndola todo lo profundamente que podía, me mojé un dedo con saliva y le empecé a lubricar el culo.
Movió una mano hacía atrás intentando pararme, se la paré y la inmovilicé contra la espalda, siguiendo con el dedito mojándolo bien para meterle la punta dentro suavemente, pegó otro grito tremendo mirándome sorprendida por el dedo en el culo, pero no dijo nada, aumenté el ritmo, la polla entraba con una suavidad tremenda de lo mojada que estaba, haciendo el ruidito típico del roce contra las paredes empapadas que me ponía cardiaco perdido, le fui profundizando en el culo dejándole caer saliva directamente de mi boca para lubricarlo, ella cada vez estaba más excitada dando unos gritos tremendos de placer, le metí un segundo dedo en el ojete despacio, dio un grito entre placer y dolor que me hizo parar un poco con los dedos, aumenté el ritmo de la follada todo lo que pude, subiéndole un escalón más en los gritos y en la excitación, relajó el culo y le pude meter el segundo dedo hasta el fondo, follándola por delante y por detrás, estaba a punto de correrse de nuevo y a mí me tenía a punto.
Aguanté como pude hasta que se corrió de manera espectacular, le saqué los dedos del culo, saqué la polla de su coño totalmente mojada por sus flujos que le goteaban por las piernas, se la apunté en el culo metiéndole la punta, me miró jadeando recuperándose del orgasmo levantando las cejas sabiendo lo que le iba a hacer, la polla entraba suave por la lubricación y empujé un poco más metiéndole la mitad, cerró los ojos, supongo que por la impresión, no parecía que le hiciera daño, se la acabé metiendo hasta el fondo, soltando los dos un grito abriendo ella los ojos de nuevo, la saqué despacio y la volví a meter, repetí de nuevo y comprobé que entraba y salía suave aumentando el ritmo, ella empezó a dar pequeños gritos que me pusieron fatal de cachondo, di unos cuantos golpes más de caderas chocando fuerte con su culo, noté como ella tocaba con sus dedos mi polla comprobando que la tenía metida, me corrí pegando unos gritos tremendos dejándole el culo lleno de semen, que al sacársela le resbaló hasta el coño, se estiró en la cama boca abajo, yo me estiré a su lado pasándole una mano por la carita acariciándola.
YO: Te he hecho daño Bea.
Ella me miraba con cariño y sin decir nada, me lo negó con la cabeza.
YO: ¿Estás bien?
Me lo volvió a confirmar con la cabeza, acerqué mi cuerpo al suyo, ella apoyó su cabeza en mi hombro pasándome un brazo por encima de mi cuerpo, estuvimos mucho tiempo así, sin decir nada, de pronto levantó la cabeza me besó con dulzura y me miró a los ojos.
BEA (triste): Rubén creo que será mejor que me marche.
Intentó levantarse pero la cogí de un brazo volviéndola a estira en la cama, puse medio cuerpo encima de ella volviéndola a besar.
YO: Cómo que será mejor que te vayas, ¿qué te pasa Bea?
Me miró a los ojos.
BEA (triste): De verdad Rubén, será mejor para los dos.
YO (enfadado): Me cago en la puta, ¿me quieres decir de una vez que coño te pasa?
Empezó a llorar amargamente.
BEA (gritando): Que me estoy enamorando de ti joder, me estoy enamorando como una niñata de mierda y esto puede acabar muy mal, no quiero que nos hagamos daño.
La abracé, apoyó su cabeza en mi hombro sin dejar de llorar, me rodeó con sus brazos apretándome contra ella con fuerza un buen rato, se separó mirándome a los ojos sin llorar.
BEA: Déjame marchar por favor.
Estaba como muy desorientada, así que pensé que lo mejor sería separarnos un poco para ver las cosas desde la distancia.
YO: De acuerdo, pero dentro de tres días vienes y hablamos con tranquilidad, vale.
BEA: Vale.
Nos besamos suavemente en los labios y Bea se levantó despacio, me miró a los ojos con cariño antes de traspasar la puerta, me quedé en la cama oyendo como se vestía, como se absorbía los mocos haciéndome pensar que lloraba y como se cerró la puerta de la casa, lloré pensando que le estaba haciendo daño cuando yo sabía que también sentía algo por ella.