La historia de Rubén (3)

Al día siguiente hice la ruta en coche contento...

Al día siguiente hice la ruta en coche contento de la ostia, conduciendo para ver un posible cliente pensé como era posible que estuviera follando tanto aquellos días, antes jamás se me había presentado la ocasión, incluso en el trabajo, había visitado muchas casas con mujeres de muy buen ver y nunca se me habían insinuado, no sé porque también follé con aquella señora, igual era porque cuando los hombres estábamos en el mercado se nos veía en la frente el cartel de “libre” como a los taxis, yo que sabía, estando en la visita me vibró el teléfono apagándolo rápidamente, cuando salí a la calle vi que me había llamado Aurora, la llamé con el manos libre del coche conduciendo.

AURORA: ¿Te gustaría pasar por mi casa para verme?

YO (riendo): ¿Para verte o para veros?

Se descojonó de risa confirmándome que estarían las dos, aceleré el coche para ver aquel par de hermanas que me tenían loco de lujuria, aparqué dejando la corbata dentro del coche, al entrar, Aurora, o eso me dijo ella, me llevó a la piscina sentándonos en una mesa debajo de un sombrilla enorme amarilla, llegó Anabel con una bandeja con tres cervezas y algo para picar sentándonos los tres, se interesaron por mi trabajo, les expliqué como me había ido el día y conversamos un rato, me enteré que su padre tenía una buena empresa y que aquel día no iría a casa a dormir, que su madre había fallecido hacía unos pocos años, que estaban casi todo el día solas cuando salían de unos cursos que estaban haciendo, para formarse y empezar a trabajar en la empresa de su padre, ellas me miraban riendo, yo empezaba a estar un poco nervioso porque no sabía si lanzarme o no, parecía que perdían el tiempo entrando y saliendo.

AURORA: ¿Te quedas a cenar con nosotras, no?

YO: Pues, no sé, si queréis.

Me pilló por sorpresa el ofrecimiento.

ANABEL: ¿Sabes encender una barbacoa?

YO: Sí claro, para cenar con vosotras enciendo lo que sea.

Ellas reían, me acompañaron para enseñármela y me quité la americana, una de ellas se la llevó adentro, me quedé luchando con la barbacoa para poner el fuego en marcha, al poco rato apareció una de ellas cogiéndome el culo por detrás, juntándose mucho conmigo notando sus tetas en mi espalda, pensé que ya tocaba un poco movimiento, apareció la otra con una bandeja de carne ya preparada para asarla.

Al entrar en casa con la carne hecha ya tenían preparada la mesa y nos sentamos, las tenía a las dos delante mirándolas, intentando ver alguna diferencia entre ellas, pero no encontraba ninguna, tampoco me caracterizaba yo por ser muy observador la verdad, hablaba con una de no me acuerdo qué cuando vi desaparecer por debajo de la mesa a la otra, me quedé extrañado hasta notar su mano encima de mi polla por encima de los pantalones, la otra reía mirándome a ver cómo reaccionaba, me bajó la cremallera metiendo la mano agarrándomela bien agarrada para sacarla y metérsela en la boca, succionando despacio, poniéndomela tiesa en un momento, yo me movía en las silla como si me estuvieran dando calambrazos en el culo, la que tenía delante seguía comiendo con una sonrisa burlona, me la soltó volviendo aparecer, miró a su hermana con la boca húmeda, se pasó el dorso de una mano para limpiarse.

UNA: Ahí debajo la carne es más buena que la que te comes ahora.

Y la otra desapareció por debajo, a mi me dio por reír por el comentario hasta que noté que me la cogían otra vez, me pegó una chupada la bruta que dejé de golpe los cubiertos en el plato apoyando las manos en la mesa, tirando el cuerpo para atrás dejando ir un gemido, la otra hermana se descojonaba mirándome mientras masticaba, me la estaban comiendo bien comida y yo apretaba cada vez más fuerte con mis manos la mesa, se levantó la que tenía delante, dando la vuelta a la mesa metiéndome la lengua hasta la garganta mientras me desabrochaba la camisa, yo pasé una mano de la mesa a su culo cogiéndolo bien fuerte, la que estaba debajo empujó la silla apartándome de la mesa, salió y mientras su hermana se quitaba la camiseta, las mallas y las bragas, ella me besaba cambiando mi mano de culo.

Me levantaron y me llevaron a la alfombra del salón dejando su ropa por el camino, me desnudaron entre las dos en un momento, me estiraron volviéndome a besar una, mientras la otra se entretenía con mi polla en su boca poniéndomela a cien, la que me besaba arrodillada levantó el cuerpo dando unos pasitos con sus rodillas, colocándome el potorro en medio la boca, saqué la lengua, ella empezó a moverse apretándome la cabeza contra el suelo gimiendo, al poco rato cambiaron posiciones, esta no me chafó la cabeza si no que la levantó con sus manos, para que yo lamiera a mi aire por su coño, la otra se sentó a lo bruto metiéndosela de golpe, gemí con un chocho en la boca, otra cosa que no había hecho nunca.

Me cabalgó a lo bruto hasta correrse, estirándose en la alfombra dejando el puesto libre para que me sacaran el chichi de la boca y se la metiera la otra, moviéndose todavía con más fuerza que la primera, corriéndose en un momento sin parar de gritar, me miraron estirado con la polla tiesa.

UNA: ¿Lo dejamos así y que se vaya para casa?

OTRA: ¿Pobrecito no?

YO: Muy mala leche es lo que tenéis vosotras cabronas.

Me levanté tirándome encima de una abriéndole las piernas metiéndosela de golpe, moviendo las caderas lo más rápido que podía haciéndola gritar sin parar, su hermana se puso a mi lado.

UNA: Tranquilo que yo también quiero cuando se corra mi hermanita.

Estaba tan satisfecho sexualmente aquellos días que me controlaba perfectamente, la que tenía debajo se corrió, sin tiempo a más tiré de un brazo de la otra para estirarla y cambiar de chocho, metiéndola toda mojada siguiendo con mi ritmo infernal hasta que se corrió por segunda vez, me hicieron levantarme y se pusieron las dos arrodilladas delante de mi polla, me la chuparon por turnos, la succionaron de arriba abajo, poniéndome cachondo perdido tocándome el culo a la vez, cuando ya gemía bastante seguido pusieron sus caras juntas, abriendo la boca delante de la polla pajeándome a buen ritmo, la excitación se apoderaba de mi pensando cómo les iba soltar toda la leche en sus bocas, me corrí saliendo un disparo que le dio a una en la nariz, un segundo a la otra que se le metió directamente en la boca, a partir de allí se la metieron en la boca, chupando cambiándosela una a la otra dejándome vacio tragándoselo todo, descansamos un rato, nos limpiamos y después de una copa nos despedimos.

Al día siguiente en el trabajo quedé con Juan para tomar una cerveza después, él es un compañero y mi mejor amigo desde hacía varios años, si podía hablar en confianza con alguien era con él, nos sentamos en la terraza de un bar.

JUAN: ¿Cómo llevas el asunto de la separación?

YO: Pues de eso te quería hablar, pasé casi un mes muy mal, encerrado en casa sin poder sacarme de la cabeza a Mónica, pero estos últimos días están pasando cosas que me cuestan entender, primero apareció Vanesa, la amiga, creo que la viste en alguna ocasión, y se enrolló conmigo.

Me miró por encima de la copa levantando las cejas mientras bebía.

JUAN: ¿Pero no era muy amiga suya y  había ido a cenar con vosotros en muchas ocasiones?

YO: Exacto la misma, me la encontré de casualidad, saliendo de una discoteca que había ido con unos cuantos administrativos a tomar algo, de hecho era el primer día que salía de noche después de la separación, y acabamos enrollados, más que enrollados, me pidió para quedarse a dormir y tuvimos sexo del bueno, me llama varios días a la semana para quedar y ya me ha soltado que está enamorada de mí.

JUAN: ¿Pero cómo va estar enamorada tan rápido?

YO: Y yo que sé Juan, según ella hacía mucho tiempo que lo estaba, que por eso venía a cenar a casa, para verme, joder si hasta me ha confesado que se había hecho alguna paja en mi propio baño.

Abrió mucho los ojos y me miró fijamente.

JUAN: No me jodas, y ¿estáis saliendo juntos?

YO: Bueno, nos vamos viendo, yo creo que ella está enamorada y le gustaría que yo también lo estuviera, pero la verdad es que todavía pienso en Mónica y no estoy para enamorarme de nadie, pero su compañía y su cariño me van muy bien, a parte que me está sacando sensaciones que no conocía hasta ahora.

JUAN: ¿Sensaciones?

YO: En el sexo hombre, me pone a cien y me hace sentir cosas que no había sentido antes.

JUAN: Si tú estás contento y te sientes mejor, pues bienvenido sea.

YO: Ya, pero es que no es lo único que me ha pasado.

JUAN: ¿Qué quieres decir?

YO: Fui hacer una visita a una casa muy grande en una urbanización en las afueras, conocí a dos hermanas gemelas, pero gemelas de verdad, de las que no hay cojones de encontrarles una diferencia, curiosamente me las encontré en la discoteca antes de ver a Vanesa, nos dimos los teléfonos y…

JUAN: Sigue hombre, sigue que me tienes en ascuas.

YO: Y me enrollé con ellas, de momento un par de veces, no te puedes imaginar lo buenas que están y lo calientes que son.

JUAN: Ya sabes que en la empresa no está muy bien visto que los comerciales os enrolléis con los clientes.

YO: Sí que lo sé, pero técnicamente nos conocimos en la discoteca, que fue cuando hablamos y nos intercambiamos los teléfonos, lo que pasa es que sí que hubo otro rollo más en casa de una clienta en la primera visita.

JUAN: ¿Pero qué me dices tío?, te los estás inventando todo y me tomas el pelo, no puede ser que te puedan pasar tantas cosas en tan poco tiempo.

YO: Te prometo que es verdad, me agaché un momento para ver un armario y casi me mete el chocho en la boca directamente, no lo sé, me están pasando cosas que jamás me habían pasado, de hecho nadie se me había insinuado y últimamente parece que tengo un imán para las tías.

JUAN: ¿Tú no estarás todavía afectado por la separación y lo estas soñando todo?

Se puso a reír el cabrón dando otro trago de cerveza, en aquel momento me llegó un mensaje de Vanesa.

“Nos podemos ver mañana viernes y quedarme a dormir contigo”

Se lo enseñé a Juan.

YO: Ves lo que te digo.

Se encogió de hombros mientras yo le contestaba a Vanesa.

“Sí claro, ¿te va bien que compre algo para cenar y nos quedemos en casa?”

Respuesta:

“Perfecto, sobre las ocho te va bien”

Mi respuesta:

“Ok”

Acabamos las cervezas y Juan se disculpó diciéndome que no quería llegar tarde a casa, me pedí una segunda y me quedé un rato más, a los cinco minutos me llegó otro mensaje.

AURORA: “Que tal si pasas mañana por la tarde por casa, tenemos ganas de verte”

YO: “No me va muy bien mañana, si queréis nos vemos otro día”

AURORA: “¿Has quedado con alguien cabroncete?”

YO: “No me va bien mañana, eso es todo”

AURORA: “Vale tú te lo pierdes”

Y al momento me envía una foto de ella y de su hermana entre el ombligo y los muslos en tanga, una mirando adelante y la otra atrás, que tipazo y que culo gastaban aquellas chicas, pero después del último encuentro con Vanesa estaba intrigado por ver como se comportaba en la siguiente cita.

El viernes por la tarde estaba comprando la cena y recibí otro mensaje de Anabel, lo abrí y me encontré con una foto de ellas dos sentadas en la cama con las piernas flexionadas de un primer plano de sus coños abiertos, al momento un mensaje.

Anabel: “¿De verdad te lo vas a perder?

Les envié un emoticono riendo y…

YO: “Ya me gustaría, pero tengo un compromiso del que no me puedo escapar”

Ella me envió una cara triste.

ANABEL: “Aurora dice que busquemos a otro esta noche para que nos dé caña, ya te diremos como nos ha ido”

YO: “Que os lo paséis bien cabronas”

Me fui para casa, ducha y me puse algo cómodo esperando a Vanesa, pasaba de las ocho y pensé que si no se presentaba me iba a hacer una buena putada habiendo rechazado el plan de las hermanitas, eran casi y media y yo me estaba cagando en todo cuando llamaron a la puerta, era Vanesa disculpándose por llegar tarde, me miró a la cara.

VANESA: Estás enfadado Rubén, ¿te ha pasado algo?

YO: No, no, pensaba que no te presentarías y me estaba poniendo triste.

Le dije intentando disimular, ella se acercó tocándome la cara cariñosamente.

VANESA: Que majo eres.

Me rodeó el cuello con sus brazos besándome, le respondí con tranquilidad pensando en el día anterior, me metió la lengua buscando la mía, las cruzamos intentando mantener la calma.

VANESA: Muy bien, te veo muy tranquilo hoy cariño.

YO: Claro, algo he aprendido de la última vez.

VANESA (riendo): Llévame a la cama en brazos y cómeme el coño anda.

Me dejó helado de entrada, pero reaccioné rápido levantándola en mis brazos metiéndola en la habitación, ella sonreía sin dejar de mirarme, la dejé suavemente encima de la cama besándola, desabrochándole el botón del pantalón.

VANESA: ¿Te acuerdas de que las prisas no me gustan mucho verdad?

La cabrona me tranquilizó de golpe, la seguí besando sin tener ni puta idea de cómo avanzar en la situación, la besaba con la lengua pero siempre controlado, con mi mano a la altura del ombligo por debajo de su camisa la acariciaba de un lado al otro, nos separamos los labios y con la mirada le preguntaba que tal iba, ella me confirmaba con la cabeza y una sonrisa volviendo a juntar los labios, poco a poco fui subiéndola, llegué justo debajo del sujetador, le acariciaba la piel con un dedo y otro lo pasaba por encima de la banda, ella me confirmó con la mirada que siguiera, le fui pasando los dedos alrededor del sujetador hasta llegar a su espalda soltándoselo, ella gimió un poco, yo entendí que iba por buen camino, me dio respeto entrar a tocarle directamente las tetas, así que por debajo de la camisa seguí recorriendo con los dos dedos desde el ombligo hasta el cuello, pasando por el medio sin tocarlas, al volver a bajar le desabroché el primer botón, gimió, creí que habíamos encontrado una manera de comunicarnos, cuando ella gemía es que todo estaba bien, le fui desabrochando los demás con mucha paciencia siempre besándonos, cuando acabé con el último le besé una mano aprovechando para desabrochar el botón de la muñeca, después la otra, ella sonreía moviendo la cabeza, la había gustado el detalle.

La besé un rato más y al levantar mis labios le puse las manos en la espalda, incorporándola para sacarle la camisa y el sujetador sin dejar de mirarla, teniéndola otra vez estirada y besándola de nuevo, como no me fiaba empecé desde el principio, con la mano en el ombligo subiéndola muy despacio, ganando terreno hasta llegar debajo de sus tetas acariciándole una justo por debajo, gimió, le pasé el dedo por un lado, después por el otro, haciendo circunferencias alrededor cada vez más pequeñas, llegando al pezón que ya lo tenía excitado gimiendo por el camino varias veces, levanté mis labios de los suyos besándole la barbilla, el cuello, bajando hasta poder chupar tranquilamente uno, gemía más fuerte, mi mano volvía a la posición de inicio en el ombligo, ahora bajando en dirección a sus pantalones, paré cuando noté el contacto en mis dedos, pasándolos de un lado al otro mitad de mano por la piel y mitad por el pantalón, ahí me precipité un poco metiéndole los dedos directamente dentro, por debajo del pantalón y las bragas tocándole los pelos del coño, noté una reacción de ella que me hizo retroceder los pasos sacándolos.

La seguí besando y opté por bajarle la cremallera despacio, eso sí tuvo aceptación, el siguiente paso fue moverme para desabrocharle las zapatillas, quitarle los calcetines y quitarle los pantalones, todo ello sin prisas, entonces pensé que en vez de subir a besarla de nuevo en chuparle despacio un dedo de un pie, ella iba a decir algo pero al final sonrió bajando y subiendo la cabeza, de los dedos pasé al pie, al talón, subiendo a la pierna, las rodillas, los muslos, acercándome a la zona peligrosa, le abrí las piernas sin resistencia, le lamía la ingle pudiendo oler su chichi a través de sus bragas que las tenía un poco mojadas, me aceleré y le metí la lengua directamente en medio sin más ostias, estaba como una moto de ir tan despacio, ella avanzó las manos para cogerme la cabeza, yo las paré por el camino con las mías apretando más mi boca contra el clítoris moviendo la cabeza, ella dio un gemido tremendo.

VANESA: Para, para, no tan rápido.

Yo estaba tan hasta los cojones de tardar tanto en llegar que le solté las manos un momento dándole un tirón de las bragas rompiéndoselas sin querer, le metí la lengua en medio del chichi que lo tenía mojado de la ostia, moviéndola de arriba abajo lo más despacio que podía, dejó de hacer fuerzas con las manos llevándoselas a la cabeza del placer que sentía, me estaba dejando el camino libre para hacer lo que quisiera, cuando lo tuve todo bien mojado me concentré en su clítoris, primero dándole vueltas, después chupándolo directamente, si ella gritaba más, yo lo chupaba con más fuerza, cuando creí que estaba muy cerca de correrse le metí un dedo en la vagina follándola despacio, los gritos subieron de volumen y el cuerpo se le empezaba a mover sin control, le metí un segundo dedo y se desencadenó la de Dios, levantó la cabeza mirándome llamándome “cabrón”, empezó a correrse con unos gritos que no había oído a nadie, mientras se cogía con las manos cerradas a las sabana sacándola de su sitio.

VANESA: Eres un cabrón que no ha mantenido la tranquilidad.

Yo me levanté de la cama desnudándome, cogiéndome la polla que la tenía a punto de explotar.

YO: Y ahora te voy a follar hasta que  me dé la gana.

VANESA: Sí, pero despacio por favor.

YO: Estoy hasta los huevos de tú lentitud, ahora me toca a mí con mi ritmo coño.

Me estiré encima levantándole una pierna con mi brazo metiéndole la polla, dio un grito mirándome a los ojos, sin apartarle la mirada la fui follando de menos a más, con la intención de no correrme hasta que ella lo volviera hacer, me pareció que intentaba no excitarse, no gemir, no gritar, yo notaba que su vagina cada vez estaba más mojada, así que no aflojé con mi intención siguiendo mi ritmo, hasta que empezó a excitarse, gemir y gritar como una loca, corriéndose de nuevo agarrándome por la espalda, cerrando las manos haciéndome daño, me corrí hasta dejarlo todo dentro, ella jadeaba sin parar, le hice una sonrisa guiñándole un ojo, me sonrió.

VANESA: Estas hecho un buen cabrón Rubén.

Acerqué mi boca a su oído.

YO: ¿Te vas a quedar a dormir cariño?

VANESA: Si no te importa me gustaría.

YO: Pues mañana por la mañana te voy a follar ese culo tan bonito que tienes.

Puso cara de sorpresa, la misma sorpresa que tuve yo cuando dije aquellas palabras, nunca se me había ocurrido metérsela por el culo a nadie, ni mucho menos lo había hecho claro.

VANESA: Será, si yo te dejo.

YO: Por supuesto, no te voy a forzar, faltaría más, pero te recuerdo que el primer día me dijiste que hiciera contigo lo que quisiera.

Bajó la cabeza sonriendo, la había pillado.

Nos sentamos en la mesa a cenar, ella me preguntó si tenía alguna vela por ahí, se levantó expresamente para encender una y ponerla en medio, se convirtió en una cena romántica, aunque yo fuera con una camiseta y gallumbos y ella con otra camiseta que yo le presté, y las bragas que tuvimos que coser un poco el roto que le había hecho al quitárselas, cada vez que se levantaba para algo me ponía cachondo verle el culo, miramos una película de la tele juntos en el sofá, con su cabeza en mi hombro y cogidos de la mano, que bien se estaba, que tranquilidad y paz, la única pega era que no conseguía sentir por ella lo mismo que sentía ella por mí, pero su presencia me tranquilizaba, en algún momento si se alargaba mucho aquello tendría de ser sincero con ella y decirle toda la verdad.

Al día siguiente me desperté con ella al lado y su brazo por encima de mi cuerpo, le besé suavemente los labios, abrió un ojo regalándome una sonrisa cariñosa volviéndome a besar, me entretuve besándole el cuello por varios sitios, mientras con una mano le levantaba la camiseta por encima de las tetas, bajé la boca lamiéndoselas despacio por todos lados hasta cogerle el pezón con mis labios, gimió suavemente cuando se lo succionaba, se los dejé bien duros y baje lentamente hasta las bragas besándole el chichi por encima, se las quité despacio y subiendo por un muslo pasé por la ingle lamiéndola, le di la vuelta al coño y poco a poco me fui metiendo en medio de la rajita, dándole vueltas a la lengua dejándolo todo muy mojado, entonces le metí la lengua dentro de la vagina haciéndole dar un grito, me apretó la cabeza con sus manos intentando metérsela más adentro, amorrándome la cara en medio de toda aquella humedad que me volvía loco, subí la lengua al clítoris, apretándolo y lamiéndolo con más fuerza, hasta que se corrió dándole el cuerpo unos cuantos espasmos.

La giré boca abajo, le besé toda la espalda bajando desde el cuello hasta repasarle todo el culo, le metí la lengua en el inicio de la raja, allí empecé a lamer de nuevo bajando lentamente hasta el ojete, mojándolo con mi saliva abundantemente, gimió tímidamente sin decirme nada, se lo acariciaba con un dedo apretando poco a poco hasta meterle la punta, gritó un poco mirándome sonriendo, yo seguía besándole el culo y de vez en cuando lamiéndole el ojete para mantenerlo lubricado, mientras le introducía el dedo más profundamente, con la otra mano me iba haciendo una paja lentamente de lo caliente que me estaba poniendo, cuando jugaba con uno con holgura le metí el segundo dedo dando otro grito, volviéndome a mirar mordiéndose el labio inferior, respirando más precipitadamente, jugué con los dos un poco y me puse encima acercando mi boca a su oído.

YO: Si quieres parar me avisas y lo dejo al instante.

Me miró a los ojos animándome a seguir, yo era la primera vez que la metía en semejante sitio y no quería sobre todo hacerle ningún daño, con la mano coloqué la punta de la polla tocándole el agujerito, apreté un poco y le introduje la punta, ella tensó un poco el cuerpo pero no dijo nada, esperé un poco y la metí más adentro volviendo a parar, sus manos cogieron la sabana apretándola, pensé que le estaba haciendo daño y la saqué un poco, ella atrasó una mano apoyándola en mi culo apretando para que la volviera a meter, llegué hasta el final y suspiró, la saqué y volvía a  meter unas cuantas veces muy despacio, su agujero se iba dilatando, entonces me pidió que parara, pensé que le molestaba y querría acabar con aquello, la sorpresa fue que se puso a cuatro patas para que se la volviera a meter, en aquella posición, abriéndole los cachetes para poder meterla hasta el fondo me ponía como una moto, fui aumentando el ritmo hasta correrme como un animal llenándole el culo de semen, cuando me aparté le cayó un chorrito que le salía del agujero, resbalando por su culo pasando por su chocho, llegando hasta los muslos que fue donde lo paré secándolo con una toalla, nos levantamos a limpiarnos y volvimos a la cama.

VANESA: ¿Te ha gustado cariño?

YO: Me ha encantado, sabes que era la primera vez que lo hacía, ¿te he hecho daño?

VANESA: No, lo has hecho muy bien y todo a su tiempo.

Se abrazó a mí y estuvimos hasta media mañana en la cama, me sentía obligado a decirle algo de nuestra relación.

YO: Mira Vanesa, yo siento no poder darte lo mismo que noto que tú me das a mí, no sé si con el tiempo se me despertará algo más por ti.

VANESA: No te preocupes, espero convencerte poco a poco, ¿o todavía piensas en Mónica?

Le dije que no me acordaba de ella, pero lo cierto es que si pensaba en amor quien me venía a la  mente era Mónica, sus ojos preciosos, su pelo, su bonito cuerpo, no quería reconocerlo pero seguía enamorado de ella como un idiota.

Se quedó hasta el domingo por la noche, pasando un fin de semana relajado sin faltar sexo, por la noche dormí a pierna suelta recuperándome.