La historia de Rubén (2)
El sábado nos despertamos tarde...
El sábado nos despertamos tarde, cuando abrió los ojos le quería preguntar que quería para desayunar, no me dejó ni empezar a hablar que se tiró sobre mis labios, cogiéndome de la cabeza besándome con pasión, me sorprendí y ella se dio cuenta.
VANESA: Perdóname, pero es que no saldría de la cama, estoy disfrutando tanto.
La miré levantando una ceja.
YO: ¿Te gustaría pasar el día en la cama sin movernos?
Se le iluminó la cara.
VANESA: Si que me gustaría, pero de movernos nos vamos a mover todo lo que podamos.
La vi tan ilusionada que no aguanté más.
YO: Vanesa, ¿te pasa algo conmigo?
Bajó la cabeza pensando, la volvió a levantar mirándome a los ojos.
VANESA: Estoy loca por ti Rubén, desde hace mucho tiempo, cada vez que cenaba con vosotros me costaba tanto disimularlo, si supieras la de pajas silenciosas que me he hecho en tu cuarto de baño pensando en ti.
Debió de ver la cara de sorpresa y acojonado que se me quedó.
VANESA: No te preocupes que no te voy a pedir ningún tipo de compromiso, solo que salgamos alguna vez, ¿si tu quieres claro?
Me relajé y la besé, en su momento había notado que ella siempre era muy amable conmigo, muchas miradas furtivas a los ojos sonriendo, pero siempre pensé que eran como amiga, que ella era así de simpática y cariñosa, mi ex siempre me había hablado bien de ella y de lo buena amiga que era, me estaban entrando unas ganas de enviarle un mensaje, para decirle que su buena amiga me estaba follando como le daba la gana, con una pasión que en ella jamás había visto, pero pensé que ya era agua pasada y no valía la pena, mejor concentrarme en aquella belleza que tenía en la cama.
YO: Ostia Vanesa, no tenía ni idea.
VANESA: Pensaba en venir a verte un día de estos, quería darte un tiempo para que te olvidaras de ella, pero al encontrarte ayer en la calle lo tuve claro, ya estaba hasta el coño de esperar.
Le pasé un brazo por la espalda, ella se recostó sobre mi pecho besándomelo, aquello tenía pinta de convertirse en otra relación, pero yo no estaba en ese momento muy por la labor, era demasiado reciente mi separación, no me veía metido en otra tan pronto pero tenía que reconocer que aquella chica había despertado algo dentro de mí.
Pasamos un día fabuloso, salimos al salón para desayunar y comer pasando el resto del día estirados uno al lado del otro, abrazados, durmiendo, follando y acariciándonos, al final del día la habitación hacía tanto olor a sexo que tuvimos que abrir todas las ventanas de la casa para ventilarla, nos duchamos y salimos a cenar fuera para airearnos también nosotros, acabamos y fuimos a tomar una copa, cuando salimos del local.
YO: Bueno, ¿y ahora qué?
Me miró enamorada, cruzó sus brazos alrededor de mi cintura apoyando su cara en mi pecho.
VANESA: Lo que tú quieras cariño, si ya te has cansado de mí podemos vernos otro día.
YO: También podríamos empezar de nuevo como ayer.
Levantó la cara ilusionada y nos besamos caminando para casa cogidos.
El domingo por la noche se fue de casa despidiéndonos con unos cuantos besos cariñosos. El lunes empecé otra semana de trabajo, el martes a medio día me llamó Anabel.
YO: Hola, ¿cómo estáis?
ANABEL: Tenemos un problemilla con el agua, ¿podrías pasar esta tarde por casa?
YO: Acabo una visita que me queda esta tarde y paso.
Se despidió, acabé el trabajo y me quité la corbata poniéndome cómodo para ir a ver qué pasaba en casa de las gemelas, me abrió una de ellas, no sé quién era, no tenía cojones de diferenciarlas, me saludó con dos besos y entramos en su casa.
YO: Muy bien, ¿qué os pasa?, ¿tenéis algún problema con el equipo que os instalaron?
Me miraba fijamente a los ojos riendo.
ELLA: Bueno, en realidad no pasa nada con el agua.
La miré sorprendido, se me enganchó en los labios besándome colgándose de mi cuello con sus brazos, le pasé las manos por la cintura, me cogió de la mano y me llevó a su habitación, mientras llegábamos pensé que debía ser Anabel que era quien me había llamado, entramos en su habitación, muy espaciosa con una cama grande, se paró girándose, volviéndome a besar tocándome el culo, me quitó la americana, me desabrochó la camisa quitándomela, le quité su camiseta viéndole unas tetas de buen tamaño, besándola acariciándoselas, me bajó los pantalones y la ropa interior, yo me deshice de los zapatos y calcetines quedándome en bolas, le bajé las mallas dejándola en tanga, que cuerpazo tenía aquella mujer, la cogí estirándola en la cama, quitándole el tanga rápidamente metiéndome de lleno en medio de su coño rubio, chupándolo y lamiéndolo, ella me cogía la cabeza gimiendo, me estaba poniendo cardiaco mojándole el chichi con la lengua, me estiró de la cabeza subiéndose encima metiéndosela de golpe, dio unos cuantos golpes fuertes de cadera y se corrió sorprendiéndome por la rápido que fue, se levantó.
ANABEL: Perdona un momento ahora vuelvo.
Se metió en el cuarto de baño, oía como caía el pipi en la taza del váter, tiró de la cadena y volvió a salir con una sonrisa, me cogió la polla y empezó a chuparla con fuerza con cara de vicio, acariciándome los huevos con la otra mano, gemí un par de veces y volvió a subirse metiéndosela lentamente otra vez, apoyó una mano a cada lado de mi cuerpo en la cama, empezó a moverse de nuevo muy despacio, gimiendo con el pelo tapándole la cara y sus ojos verdes, dio un golpe de cabeza para atrás despejándola pudiendo ver sus ojos cada vez más brillantes, al poco volvió a correrse gritando más que antes, me preguntó como quería hacerlo y la puse a cuatro patas, cuando llevaba un rato chocando con fuerza contra su culo, me dijo que le había entrado algo en el ojo, volvió a entrar al baño abriendo el grifo escuchando como caía el agua, yo estaba con la polla a punto de estallar arrodillado en la cama como un imbécil, salió de nuevo dándome un beso volviendo a colocarse como estaba, empecé de nuevo a coger el ritmo y me corrí como una bestia, se metió de nuevo en el baño tapándose el chichi para que no cayeran los flujos y escuché el bidet, salió estirándose a mi lado.
ANABEL: Me ha gustado mucho Rubén, ¿te podré llamar otro día?
YO: Llámame cuando quieras, seguro que encontraremos algún momento para nosotros.
Estuvimos un ratito y me fui, al salir al jardín en dirección a la puerta de salida, escuché unos golpecitos en un cristal, me giré levantando la cabeza, en la ventana detrás del cristal estaban las dos hermanas desnudas sonriendo despidiéndose con la mano, la madre que las parió, me habían follado las dos sin decir nada, se me empezó a mover la polla de pensarlo, les devolví el saludo poniéndome la mano en la frente soplando, ellas reían y salí a la calle.
Mientras conducía para casa pensé si contaba como una o como dos, eran tan iguales que no supe en ningún momento quien me estaba follando, para mí solo había sido una, es que no les encontré diferencia ni en el chocho.
Llegué a casa, me duché y me senté un rato en el sofá intentando recordar cuando había follado tanto, tuve que reconocer que en mi puta vida, después de un fin de semana muy intensó descansé un día y había vuelto a hacerlo con dos, aunque fueran repetidas, con mi ex teníamos relaciones, pero nunca tuve la sensación de que ella fuera demasiado ardiente, seguramente por el motivo que fuera, yo no era capaz de hacerle vibrar conmigo o el tiempo nos había acomodado, sonó el teléfono y era Vanesa que me pidió para quedar el día siguiente después del trabajo, joder, se me acumulaban las citas, me salió un sonrisilla malévola y me fui a preparar la cena.
Fuimos con Vanesa a tomar algo, ella me cogía la mano encima de la mesa mirándome enamorada, me insistía en que no tenía prisa y que no quería agobiarme, pero que ella sentía algo por mí y no podía remediarlo, yo intentaba no quitarle la ilusión, me gustaba la manera de tratarme y lo cariñosa que era. Después fuimos a casa, solo entrar.
VANESA: Me he comprado algo para ti.
YO: Sí, ¿qué es?
Se desnudó quedándose en sujetador y bragas muy sexis.
VANESA: ¿Qué te parece, me queda bien?
YO: Me parece precioso como tú.
Me sentó en el sofá colocándose con el culo encima de mi paquete, besándome con dulzura mientras me acariciaba la cara, sacaba su lengua jugando con mis labios, me lamia el superior, bajaba al inferior, la metía por el medio buscando la mía, yo me aceleraba y ella separaba sus labios poniéndome un dedo en la boca para calmarme volviendo a empezar, ella jugaba conmigo, me pasaba la mano por la espalda, subía hasta el cuello agarrándomelo, me besaba con más profundida, movía sus caderas frotándose su coño contra mi polla debajo de los pantalones, cada vez que yo quería moverme para acelerar los acontecimientos ella paraba dándome señales que tenía que estar tranquilo y disfrutar.
Me tenía encendido por todas partes y yo estaba de los besos y caricias hasta los cojones, quería cogerla, arrancarle las bragas y follármela como un loco, pero no había nada que hacer, así que me armé de paciencia, le seguí el ritmo a Vanesa, cuando vio que ya estaba relajado siguiéndola con sus caricias y besos cariñosos, fue bajando la mano para quitarme la camisa, dejándome desnudo el torso siguiendo con sus caricias por mi pecho y abdominales, acercándose al borde de los pantalones metiendo un poco algún dedo por dentro, pero sin tocarme nada de nada, me volvían a subir las calenturas temblándome el cuerpo.
Se volvió a separar mirándome con una sonrisa burlona, le hice un gesto de complicidad y intenté volver a calmarme, le intenté quitar el sujetador y me apartó la mano sin dejar de besarme, estuvo un buen rato hasta tenerme acariciándole la espalda, las caderas y los muslos suavemente, entonces se bajó arrodillándose delante, desabrochándome el pantalón, yo me quedaba quieto intentando ocultar lo caliente que estaba, pensé que en algún momento me empezaría a salir humo de las orejas, porque aquella calentura que tenía por dentro por algún lugar tendría que salir.
Me quitó los zapatos y los calcetines, bajándome el pantalón apartándolo a un lado, mi polla miraba para arriba saliéndose la punta por la parte de arriba del calzoncillo, se la miró sonriendo volviéndose a sentar encima, al notar el contacto de su chichi dentro de sus bragas en la punta del ciruelo el cuerpo me dio un espasmo, soltando un gemido, levantó el culo dejando de contactar con mi polla mirándome a la cara, le hice un gesto de confirmación de que me calmaba y poco a poco fue bajando de nuevo, volvimos a besarnos acariciándonos, le pasaba la mano por la espalda tocándole el cierre del sujetador sin atreverme a quitárselo, me miró moviendo la cabeza negándome el permiso, le bajaba las manos pasándoselas por la cintura llegando a los muslos, cuando entraban en contacto con las bragas me temblaban de ganas de arrancárselas, ella sonreía cada vez que yo hacía algún movimiento de descontrol volviéndome a calmar.
Lentamente empezó a mover sus caderas adelante atrás, frotándome la polla, con el roce los calzoncillos se me iban bajando, me dio un espasmo, levantando mis caderas apretando mi polla contra su coño, paró de moverse cogiéndome la cara con una mano apretando, dejándome los labios juntos haciendo morritos, paré de golpe, me volvió a besar soltándome poco a poco la cara, llegué a pensar si no me estaba tomando el pelo. Hasta que no fui capaz de quedarme quieto y controlado mientras ella se frotaba conmigo no me dejó quitarle el sujetador, yo miraba hipnotizado el vaivén de sus tetas delante de mí, me pasó un brazo por detrás del cuello, acercando mi boca a su pezón lentamente, hubo un momento que yo estaba con la boca ya abierta, con la lengua fuera y todavía no había llegado a poder contactar con su piel, la cara de gilipollas que tenía debía ser épica.
Ella reía, al fin pude poner la lengua encima sin hacer ningún movimiento brusco, para que ella no volviera a rebobinar separándose, lamía suavemente el pezón viendo como se le ponía duro, muy duro, tremendamente duro y salido, pudiendo cogerlo entre mis labios succionando suavemente, levantó la cabeza del placer indicándome que le gustaba, acerqué muy despacio una mano a la otra teta acariciándola, agarrándola, me la cogió al momento apartándola cogiendo un dedo de la mano para pasarlo despacio, casi sin tocar la piel por los lados, poniéndose duro el otro pezón, me la soltó y yo seguí pasándolo por los lados y por debajo tocando alrededor del pezón casi sin contacto, le pude oír el primer gemido.
Cambié mis labios de teta, cogiéndole el anterior con dos dedos, acariciándole como si buscara una emisora en una de radio antigua, se frotó conmigo con más fuerza, notando como sus bragas empezaban a estar mojadas, ya no me aceleraba nada, estaba como en trance, después de estar un rato con aquellos movimientos sin dejar de acariciarle y lamerle las tetas, me miró sonriendo volviendo a arrodillarse, me cogió los calzoncillos por los lados estirando, levanté un poco el culo y mi polla por fin pudo respirar aire fresco levantándose para saludarla, me la cogió acercándole sus labios sin dejar de mirar mis reacciones, pensé, estate quieto que esta tía no se tire para atrás.
Se la metió chupando la punta, se la fue introduciendo poco a poco hasta llegar casi a la base, estuvo un momento sin respirar, creo que la tenía en la garganta, la sacó toda mojada de saliva, pajeándola despacio, con el típico ruidito de la humedad al rozar con su mano que me estaba poniendo enfermo, repitió varias veces, resbalando la saliva entre sus manos mojándome hasta los huevos, la tenía a punto de reventar, yo abría la boca a ver si entraba el aire y me refrigeraba un poco, cuando empezó a succionármela no pude aguantarlo levantando el culo del asiento.
Me plantó una mano plana en los muslos aguantándome, presionando despacio para que volviera a apoyar el culo sin sacársela mirándome a los ojos, volvió a hacerlo y me aguanté las ganas de chillar y moverme, lo repitió unas cuantas veces, pensé que allí se acababa todo y me iba a correr sin control, paró del golpe soltándomela, se puso de pie, me puso un dedo en la frente y lo fue bajando sin dejar de mirarme por el centro de mi cara, mi cuello, el pecho llegando hasta casi tocarme la polla apartándolo.
VANESA (seria y excitada): Quítame las bragas despacio.
Las cogí por los lados bajándoselas hasta los pies, las tenía chorreando la cabrona y se controlaba de manera admirable, las apartó, se volvió a sentar encima de mí chafando mi polla debajo, nos besamos de nuevo durante mucho rato sin movernos, de pronto movió las caderas frotándose otra vez, ahora piel contra piel, le pasaba las manos por todos sitios muy despacio, como no queriéndola asustar, ella movía adelante y atrás sus caderas, se levantó apoyándose en sus rodillas, teniendo que levantar la cabeza para mirarla, me cruzó sus brazos por el cuello, me dio un morreo enorme, sin separar sus labios hasta que me hacía daño la mandíbula de tanto moverla, bajó una mano cogiéndomela poniéndola en la entrada de su agujero del coño, fue bajando lentamente metiéndosela hasta el fondo, dando un suspiro grande y yo un gemido.
Se empezó a mover con una tranquilidad y sensualidad que me volvía loco, todo pasaba muy despacio, hasta el reloj parecía que se había parado, notaba el roce suave dentro de ella, que subía el culo hasta casi sacársela y volvía a bajarlo metiéndosela hasta el fondo, jadeaba con más fuerza en cada bajada, yo tenía ganas de ponerme a gritar para dejar escapar toda la tensión y la calentura que tenía dentro, pero no lo hacía por miedo a que me dejara en aquel estado, de golpe paró en el fondo empezando a moverse adelante y atrás, frotándose de una manera que empezó a gritar temblándole el cuerpo, si ella lo hacía supuse que yo también podía, grité un poco que cada vez que ella retrocedía, aumentábamos el volumen los dos hasta que empezó a correrse, con unos movimientos tan exagerados que me reventaron los cojones, soltando toda la leche en su coño mojado, gritando como si me estuvieran matando, no había sentido tanto en mi vida, parecía que la polla no quería relajarse soltando chorros de semen sin parar, noté como bajaban los flujos de los dos por mis huevos y mis piernas, nos quedamos temblando mirándonos, ella se relajó apoyándose en mi pecho poniéndome los labios al lado de mi oreja.
VANESA: Has estado fantástico.
YO: ¿Te ha gustado?
VANESA: Uno de los mejores de mi vida cariño, me has vuelto loca.
Me fui a duchar con el ego por las nubes, era la primera vez que una chica me reconocía haber follado conmigo de puta madre, al salir ella ya estaba vestida, me dio un beso tocándome la cara y se despidió diciéndome que ya volvería a llamarme, me estiré en el sofá otra vez pensando en todo lo que había pasado con una sonrisa, después de cenar me preparé una copa para celebrarlo de lo contento que estaba.